Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

A través de tus ojos por Shamita

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno yo otra vez por aquí, se que tengo pendiente la historia de "La luz de mi vida" pero realmente tenia muchas ganas de escribir esta historia además de que tengo unos cuantos avances pues es una idea que lleva meses rondandome la cabeza jijiji
Esperaba subirla hasta el final de mi otro fic pero no me pude resistir más. Ojo que si subire capitulos de esta historia es porque puedo y estan casi listos para ser leidos eso no quiere decir que dejare de lado mi primer bebé (así les digo a mis fic xD) en cuanto a mi pareja favorita que por sobre todo son los trifectos pero bueno ahora que estoy un poco sobre pasada por las cosas me parecio conveniente subirla (por que no tengo nada más escrito xD... u.u) y auqnue pensandolo ahora tal vez no sea tan conveniente xD yo sola me pongo en duda pero ya bueno lo hare despues vere que hago xD como todo en mi vida lo haré después vere que sucede xD.

Notas del capitulo:

Bueno yo otra vez por aquí, se que tengo pendiente la historia de "La luz de mi vida" pero realmente tenia muchas ganas de escribir esta historia además de que tengo unos cuantos avances pues es una idea que lleva meses rondandome la cabeza jijiji
Esperaba subirla hasta el final de mi otro fic pero no me pude resistir más. Ojo que si subire capitulos de esta historia es porque puedo y estan casi listos para ser leidos eso no quiere decir que dejare de lado mi primer bebé (así les digo a mis fic xD) en cuanto a mi pareja favorita que por sobre todo son los trifectos pero bueno ahora que estoy un poco sobre pasada por las cosas me parecio conveniente subirla (por que no tengo nada más escrito xD... u.u) y auqnue pensandolo ahora tal vez no sea tan conveniente xD yo sola me pongo en duda pero ya bueno lo hare despues vere que hago xD como todo en mi vida lo haré después vere que sucede xD.

 

 

Bueno creo que me he explayado un poco así que sin más les dejo el primer capitulo de esta nueva historia

CAPÍTULO 1

 


Habían llegado a ese bar para esperar a Onodera pero de eso casi una hora y del castaño ni sus luces, y él ya se había cansado de estar esperando sin poder siquiera pararse de su asiento porque su “querido” primo no lo dejaba ni ponerse de pie debido a que muchos de los hombre que se encontraban ahí no paraban de verlos, lo que no sabía es si los miraban porque no los querían ahí o porque les agradaba en demasía su presencia en el lugar.


–     ¿Cuánto falta para que llegue Onodera? –cuestionaba por cuarta vez en la noche un peli azul de ojos de igual color, tez blanca que iba vestido con unos pantalones desgastados, una camiseta blanca y unos tenis blancos– ¡Ya tenemos más de media hora aquí!


–     Me mandó un mensaje diciéndome que en pocos minutos llega –contesto un joven de tez blanca, cabellos azabache, ojos color avellana de veinticuatro años, el cual vestía unos vaqueros, una camisa negra arremangada hasta los codos y unos tenis negros–. No desesperes.


–     No, que va –dijo con notorio sarcasmo el peli azul en respuesta –. Como crees que dudaría de su palabra.


–     ¡Takafumi, ya verás que pronto llega! –hablo el otro un poco molesto– Sino se queda sin novio –termino por lo bajo, él también estaba molesto mira que hacerlo esperar.


–     Por lo menos, ¿podría tomar algo? – pregunto el de cabellera azul.


–     No, tu eres muy chico aún –dijo el otro volteando a verlo y tomar una botella de agua cerrada que estaba aún lado del otro– ¿Quieres tomar algo? Toma agua.


–     ¡Ash! Soy menor que tú por seis años –hablo el de cabellos azules–. Y si mal no recuerdo a mi edad ya llegabas a casa todo borracho.


–     Esos eran otros tiempos, además yo solo lo hacía con mis amigos –se explicó Takano, mientras por milésima vez veía su celular–. Buenas noticias Takafumi, Onodera está a unos pocos minutos de aquí.


–     ¡Vaya ya era hora! –dijo mientras se levantaba de su asiento– Empezaba a entumirme de estar tanto rato sentado.


–     Yokozawa siéntate –dijo el mayor en tono serio mientras veía como los demás presentes en el bar fijaban su mirada en su primo–, estoy empezando a creer que fue un error dejarte que me acompañaras.


–     ¿Por qué? Si no he hecho nada malo –cuestiono el menor confundido por lo dicho por el otro.


–     Pues, porque este lugar no es bueno para ti –respondió el otro, después desvió su mirada hacia su celular y volvió la vista hacia su primo–. Takafumi espera aquí iré a ver qué pasa con Onodera.


–     Está bien –contesto el otro resignado a quedarse allí sentado.


–     No te muevas ni le hables a nadie ¿entendiste? –hablo el mayor antes de ir hacia la salida, mientras el otro asentía con la cabeza del menor que ahora mostraba un rostro molesto por el constante cuidado de su primo.


Toda la escena había sido vista por distintos pares de ojos, entre los cuales estaban unos color miel que no se despegaban del peli azul que se había quedado solo en la mesa pero pronto vio como unos hombres comenzaron a acercarse y por extraño que le pareciera eso le molesto así que él también se acercó sabiendo que el de ojos azules necesitaría ayuda para que no lo molestaran.


–     Pero miren nada más lo que nos dejaron aquí –decía un hombre mientras se acomodaba en la mesa junto al chico recién dejado solo–. Dime bonito, ¿Cuál es tu nombre?


Yokozawa frunció el entrecejo molesto por lo que le habían dicho, odiaba que lo abordarán de esa manera –era una de las cosas que le molestaban de ser doncel, muchos “varones” trataban a los donceles como menos que ellos o como si solo pudieran ser un objeto para engendrar hijos– pero se limitó a tomar su botella de agua abrirla y tomar un poco, no es que no quisiera enfrentarse a los otros pero la voz de esos hombres no le daban buena espina así que prefirió guardar silencio y tal vez así lo dejasen en paz.


–     Parece que a alguien le comieron la lengua los ratones –hablo otro hombre que se sentó frente al peli azul, pero al ver que este no tenía intenciones de hablarles golpeo con una de sus manos la mesa– ¡Doncelito aquí no hay quien te proteja!


Como respuesta solo obtuvo que Yokozawa frunciera más el entrecejo y se levantase de su asiento además de que retrocediera pero fue sostenido por unos brazos, que hicieron que este se detuviese y girase su rostro –aunque la poca luz del lugar no permitía que los otros se dieran cuenta de su condición– hacia  aquel que había detenido su avance.


–     Déjenlo en paz –hablo firmemente un varón de cabellos castaños ondulados, ojos color miel y piel blanca que vestía unos pantalones ajustados en color negro deslavado, una camiseta con un diseño gris y unos botines negros, quien había sujetado al peli azul–. Él está conmigo y eso es todo lo que tienen que saber –y volviendo su voz más ronca y fría se inclinó un poco entrecerrando los ojos para decir–, así que ahuecando el ala.


–     ¡A ti quien te hablo! –contesto el hombre que estaba frente a la mesa– Nosotros solo queremos conocer a este doncel.


–     Pues se quedaran con las ganas –dijo el castaño, mientras sujetaba de la cintura al menor para que no se moviera ya que lo sentía temblar–, él está conmigo y ustedes solo están sobrando aquí.


Los hombres de mala gana se fueron yendo dejando a los dos más jóvenes solos, el más alto aun sostenía aun cabizbajo peli azul –que se encontraba sonrojado y avergonzado por la posición en la que se encontraba además de molesto por no poder hacerle frente a los otros– atrapado de la cintura, se mantuvieron en esa posición por unos segundos hasta que el de ojos azules hablo desde que se había quedado solo dentro del bar.


–     Gracias –mascullo pues no le gustaba depender de nadie y mucho menos le agradaba que alguien extraño se tuviera esas confianzas con él.


–     No hay de que –contesto el otro mientras que soltaba al más bajo–, pero Masamune no debería dejar a tan hermoso doncel solo –continuo mientras se sentaba en la mesa.


–     ¿Tú conoces a Masamune? –pregunto sorprendido el oji azul levantando la mirada dejando pasar el comentario del otro para después tanteando regreso a su asiento– Ese tonto me dejo sólo en este sitio, ya me las pagara –dijo por lo bajo recordando a su primo acomodándose en su lugar.


–     ¿Que si lo conozco? –hablo el otro viendo fijamente al más joven pero no podía percibir su rostro del todo– Se podría decir que hasta vivimos juntos.


–     ¡Ah! pero si nunca te vi… bueno es decir… –hablo Yokozawa tratando de darse a comprender, mirando hacia el frente pues con todo el ruido no podía percibir donde estaba quien lo había ayudado, aunque el otro no se dio cuenta pues el lugar estaba muy oscuro– ¿Fueron novios?


–     ¡Oh no! Yo soy varón, no doncel –contesto el otro sonriendo– ¿No me digas que tú eres el novio en turno?


–     ¡Claro que no! –exclamo el peli azul sonrojado a más no poder– De hecho estábamos esperando a Onodera.


–     Así que aún sigue con Ritsu –comento el de cabellos castaños apoyando su rostro en su mano y sonriendo de medio lado–, vaya que han durado esos dos.


–     Supongo –hablo mirando al  frente donde se encontraba el de ojos miel–, disculpa pero a todo esto ¿tú quién eres?


–     Ah pues yo soy…


–     Te dije que no hablaras con nadie –interrumpió la voz de un Takano sumamente molesto con su primo ya que expresamente le había dicho que no hablase con nadie.


–     Pero…


–     Pero nada –interrumpió ahora al menor–, ya llego Ritsu así que es hora de irnos.


–     Está bien –contesto el otro para después levantarse y tomar el brazo de su primo, antes de irse volteo hacia donde suponía que se encontraba el  joven que lo había ayudado–. Adiós y gracias por la ayuda –se despidió por educación


–     De nada –dijo el otro mientras veía como los otros dos se perdían en la puerta, aunque se le hacía raro ver al que era su amigo molesto con el más joven sobre todo si no eran pareja–. Masamune molesto por alguien más que no sea Ritsu eso sí que es extraño, lástima que no supe cómo se llamaba el doncel.


Los primos se encontraron a las afueras del bar con un joven mediano de piel blanca, cabellos castaños y ojos color verde, de algunos 23 años –aunque aún conservaba facciones un poco infantiles– el cual vestía unos pantalones de mezclilla y una camisa color borgoña  con un suéter café sobre esta y unos zapatos negras, que estaba recargado en el BMW negro de Takano.


–     Con que tú eres el famoso Yokozawa –decía el de cabellos castaños mientras estiraba la mano hacia el menor.


–     ¿Famoso? Supongo –contesto Takafumi mientras correspondía al saludo, con ayuda de su primo, con su semblante serio–. Me da mucho gusto conocerte por fin Onodera, Takano me ha hablado mucho de ti.


–     Lo mismo digo –hablo Ritsu con una sonrisa– ¿Y a dónde iremos?


–     Pues  podemos ir al cine y después a cenar –comento Takano a los otros dos.


–     Por mi está bien –dijo Yokozawa–, no sé ustedes.


–     Por mí también amor –contesto el oji verde un poco dudoso–, pero ¿no habrá problema para Yokozawa?


–     Yo me adapto muy bien para ir a un cine –respondió el peli azul–. Además Takano me puede ayudar en ciertas cosas.


–     Está bien, si para ti está bien –hablo Onodera– ¿Alcanzaremos función?


–     Si, la última pero si –dijo Masamune–. Entonces está decidido al cine y a cenar.


Los primos y Onodera se subieron al BMW de Takano rumbo al cine que se encontraba en el interior del shopping mall, tardaron unos minutos para llegar y encontrar un lugar en el estacionamiento después de bajar de su transporte los tres se dirigieron hacia la entrada del edificio y subieron dos pisos hasta llegar al cine –Yokozawa siendo ayudado siempre por Takano– donde pudieron checar la cartelera para después decidirse por una película de terror.


Después de disfrutar de la película salieron del cine hacia  un restaurante buffet  que también se encontraba dentro del shopping mall donde comieron de todo un poco sobre todo Masamune que parecía que lo habían tenido atado durante mucho tiempo sin comer nada, los otros dos comieron menos que él. Más tarde y antes de que los del restaurante los corrieran por todo lo que el mayor comió decidieron que era hora de irse, y se dirigieron a la casa de este donde se hospedaba Takafumi y que ahora recibiría por esa noche a Ritsu.


A la mañana siguiente en la casa que compartían los primos Hatori Yoshiyuki y Takano Masamuse, las cosas estaban un poco movidas debido a que el mayor de los primos un varón de veintisiete años alto de cabellos castaño oscuro, ojos color azul, piel aperlada había decidido acomodar algunas cosas en la casa debido mayormente a la reciente mudanza de su querido primo. Además que tenía planeado hacer una parrillada con sus amigos y los de Takano para celebrar anticipadamente su cumpleaños y de paso celebrar que su primito se encontraba con ellos.


En cuanto a los otros tres que habían salido la noche pasada y que se habían quedado hasta altas horas de la madrugada platicando fueron despertando debido al ruido que hacia el mayor de la casa y poco a poco fueron apareciendo en la sala, los cuatro almorzaron para posteriormente ponerse a platicar sobre lo que harían.


–     ¿En qué quieres que te ayude Hatori? –pregunto Takafumi a su primo mayor antes de que se levantara de la mesa pues no le gustaba estar sin hacer nada.


–     No es necesario que me ayudes, Takafumi –contesto el de cabellos castaños oscuros–. Para eso esta Takano.


–     ¿Eh? Escuchaste algo Ritsu –comento el otro haciéndose el desentendido–, porque yo no escuche nada.


–     ¡Takano! –gruño Hatori– No te hagas el loco tu prometiste ayudarme a arreglar el cuarto que ocupa Yokozawa y a acomodar las cosas en la casa.


–     Si no me queda de otra –dijo el peli azabache mientras dejaba su plato en el lavaplatos– ¿Ritsu tu no querrías ayudar a tu querido novio?


–     Lo siento –hablo el aludido cerrándole un ojo a su pareja–, pero ayer Yokozawa me pidió ayuda para algo así que hoy te quedas por tu cuenta.


–     ¿Cómo? Ya me cambiaste por él –dijo el otro haciendo un puchero–. Y eso que apenas lo acabas de conocer.


–     Tranquilo Masamune –hablo el menor–, Onodera solamente me ayudara a prepararles un pastel por el cumpleaños de Hatori y para agradecerles su hospitalidad.


–     ¿Pastel? –cuestiono el peli oscuro menor– ¿Yo puedo ayudarte?


–     ¡No! –dijo rotundamente el menor– La última vez que intentaste ayudarme casi haces que la casa se incendie, ¿lo olvidaste?


–     Pero si solo se prendió una llamita insignificante y eso no fue mi culpa –se defendió el otro–. Además Ritsu es peor que yo en la cocina.


–     ¿Insignificante? –hablo Hatori– Le prendiste fuego a un sartén y la llama activo el sistema antiincendios y todos los muebles se mojaron –se quejó el mayor de los cuatro–. Y todo por estarle viendo el trasero a cierta mujer.


–     Y no olvides la ves que quemaste el pastel que le estábamos haciendo a Tori hace como seis años –comento como si nada el menor de la casa– esta vez por estar coqueteando con un doncel y no prestar atención al horno, y no creo que nadie sea peor que tú.


–     No, tu definitivamente no te acercaras a la cocina hoy –hablo el mayor de los primos–. No quiero un incendio hoy.


Aunque ninguno de los tres primos vio como un aura negra comenzaba a aparecer alrededor de Ritsu que se había quedado callado escuchando todo lo que su ahora novio había hecho años atrás antes de conocerse.


–     ¡Exagerados! –dijo por lo bajo Masamune– Bien, ¿por dónde empezamos a arreglar la casa?


–     Comencemos por acomodar los muebles del cuarto de Takafumi –dijo Hatori mientras se adelantaba hacia la segunda planta de la casa para ir hacia la habitación del más joven–. Después de todo ya moví algunas cosas aquí en la sala.


–     Bien –hablo el peli azul mientras se levantaba para lavar los trastes con ayuda del oji verde–, mientras ustedes hacen eso Onodera y yo iremos a comprar lo que se ocupara para el pastel.


–     Ok, pero vayan en el auto –comento Masamune– será más fácil para Takafumi. Nada de andar en autobuses o en el metro.


–     Como digas Masamune –hablo Ritsu, que se había mantenido callado escuchando discutir a los tres primos mientras ayudaba al peli azul con los platos, con una voz un tanto fría pues no le agrado lo que escucho de su amante– ¿Nos vamos Yokozawa? –cuestiono cuando terminaron un poco más relajado.


Mientras que estos dos se dirigieron hacia al supermercado para comprar todo lo que necesitarían para elaborar el postre, en la casa los otros a pesar de tener algunas disputas acerca de donde colocarían los muebles o quien los cargaba pudieron por fin terminar con su tarea.


Posteriormente a esto Hatori se dispuso a ver si no faltaba nada para la parrillada que haría más tarde mientras que por su parte Masamune se dedicó a descansar después del arduo esfuerzo se merecía un descanso, por esto se puso a ver en la televisión una película pero cuando está iba a la mitad llamaron a la puerta de su casa.


–     ¡Ya van! –grito Takano mientras que se levantaba con toda la pereza del mundo de su sofá– No me digas Takafumi, ¿se te olvidaron las llaves? –pregunto pero al abrir la puerta se topó con la mirada confundida de un castaño de piel blanca y ojos color miel.


–     Lo siento, pero nunca me diste llaves –contesto el joven frente al azabache con una sonrisa–. A demás que yo recuerde mi nombre es Zen.


–     ¡Zen! –dijo sorprendido el de ojos avellanas– Pero que grata sorpresa, no pensé que te animarías a venir al festejo de Hatori –comento mientras se hacía a un lado para dejar pasar a su amigo–, aunque debo decir que aún es muy temprano, ¿no crees?


–     Solo un poco –rio el otro quitándose sus zapatos para entrar al lugar–, espero no te moleste que haya venido a estas horas –siguió contando el castaño mientras se acomodaba en el sofá.


–     No hay problema además sirve que me haces compañía mientras que Takafumi y Ritsu regresan –hablo Takano mientras se sentaba en un sofá individual quedando frente a Zen.


–     ¿Y a todo esto quien es el famoso Takafumi? –pregunto Kirishima curioso.


–     Takafumi es mi primo –comento el otro–, se está quedando aquí –hizo una pausa recordando algo–, lo que me recuerda ayer ya ni te dije nada pero muchas gracias por haberlo protegido.


–     ¡AH! Con que ese doncel es Takafumi – dijo interesado Zen quien recordó al peli azul de la noche pasada–. Es muy hermoso para estar solo en un bar.


–     Por eso le dije que no se moviera ni hablara con nadie –comento el otro, un poco molesto por el interés que mostraba su amigo por su primo– además de que por su condición es peligroso estar en ese lugar.


–     Pues si estabas consciente de eso, ¿Por qué lo llevaste? –dijo Zen mientras veía la televisión despreocupadamente.


–     Quería conocer a Ritsu y yo no me puedo negar es muy testarudo –contesto Takano viendo también el televisor.


Ambos amigos siguieron platicando de cosas triviales, varios minutos después se escuchó llegar el auto de Masamune este al escuchar las puertas del auto cerrarse se puso de pie e inmediatamente salió a ayudar con las cosas que traían.


Cuando Takafumi entro a la casa, quien traía puesto unos lentes de sol –para que las personas no se le quedaran mirando, ya que eso lo ponía de mal humor, como si de un fenómeno se tratase–, cargando una bolsa de mandado, se quedó parado por unos segundos hasta que desde atrás de él apareció Onodera el cual le susurro algo al oído causando que Yokozawa asintiera con la cabeza para a continuación tomar el brazo del peli azul y enlazarlo al suyo para caminar hacia la cocina, todo esto ante la atenta mirada castaña.


–     Hola Ritsu –saludo Zen–, un gusto volver a verte.


–     Hola Zen –contesto el mencionado iba a avanzar más pero la mano de Yokozawa lo detuvo.


–     ¿Quién es? –cuestiono el oji azul– ¿Te conozco?


–     Takafumi –llamo Masamune que entraba por la puerta con algunas bolsas más–, el que está aquí es Zen Kirishima un amigo mío y fue quien te ayudo ayer en el bar.


–     Muchas gracias –dijo el más joven mientras guiaba su mirada hacia donde Ritsu le había susurrado se encontraba el de ojos color miel–. Mucho gusto soy Takafumi Yokozawa.


–     El gusto es mío Takafumi, mi nombre es Zen –contesto el otro– como ya te dijo Masamune.


–     Preferiría que me llamaras Yokozawa –dijo serio el peli azul–, por mi nombre solo me llama mi familia.


–     Comprendo –concedió el castaño.


–     Bueno nosotros nos vamos a la cocina –comento Onodera–, verdad Yokozawa.


–     Si vamos o no terminaremos a tiempo –hablo el peli azul tranquilamente mientras se dejaba llevar por el otro.


–     Ahora regreso Zen –dijo Masamune mientras se dirigía a la cocina con las bolsas.


Pasados algunos minutos después Masamune regreso y se sentó a conversar con el de cabellos castaños claro, pronto se escucharon ruidos provenientes de la cocina causando que los que se encontraban en la sala miraran un tanto preocupados hacia el lugar.


–     ¿Quieres ver que están haciendo? –pregunto el de ojos avellana con una sonrisa de medio lado a su amigo recibiendo como respuesta otra sonrisa.


Ambos jóvenes se acercaron a la puerta de la cocina y primero la entreabrieron pero como no alcanzaban a observar bien la terminaron abriendo por completo, claro con todo el cuidado del mundo para que esta no rechinase y les avisase a los otros que los estaban espiando.


Cuando por fin abrieron la puerta pudieron ver como Ritsu se encontraba ensuciado de un extraño batido mientras Yokozawa se encontraba sonriendo mientras batía –con un batidor de globo– otra mezcla, este último sintió una fuerte mirada sobre él así que volteo hacia donde sentía aquella mirada, y eso era según su propio mapa mental hacia la puerta que conectaba la cocina y la sala con la confusión pintada en su rostro.


–     ¿Hatori? ¿Masamune? –pregunto Takafumi, quien ya se había quitado sus lentes pues no quería que se ensuciaran, haciendo que toda la atención fuese puesta en él.


–     Jejeje –rio nervioso el aludido viéndose descubierto por su primo– Nunca se cómo le haces para darte cuenta cuando hay alguien más.


–     ¡Masamune! –grito un abochornado Ritsu – Te dije que no quería que espiaras.


–     Si pero…


–     Onodera –interrumpió el menor de los primos–, ¿ya tienes lista tu mezcla?


–     Jejeje –fue turno de Ritsu de reír nervioso– Si sobre eso Yokozawa pues veras…


–     ¿Qué no ves? –comento un intrigado Zen que se había quedado al margen de la conversación.

Notas finales:

 

Espero les haya gustado!!
En caso de lo contrario y querer asesinarme solo dire: ¡TENGAN PIEDAD DE MI!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).