Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The eye in the sky. por Antares_No_Cynth

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Qué decir... Este ha sido el segundo fic que he escrito y el primero que publico aquí... Dioses, y espero que ahora sí se pueda, porque hace tiempo que lo intenté y les cuento que la web me mandó al mismísimo carajo.

Y bueh, ha sido para mí un placer escribirlo... Qué diré, si realmente me gusta escribir y cuando publico lo hago cuando me siento a gusto con mis tonterías y siempre espero que a ustedes también les guste aunque mis fics siempre estén todos fumados.

Termino con mis cosas locas y las dejo con el fic...

ººº THE EYE IN THE SKY ººº
           
           

-Ésta es la última, Milo, ¡no pienso aguantarte ni una más!

           

Camus gritaba. Como casi siempre que reñían, se trataba de infidelidad por parte de Milo.

           

-Pero, Camie hermoso, si no pasó nada…

           

-¿Nada? ¿Y qué hacías en su cama completamente desnudo?

           

-¡Él me sedujo! Déjame explicarte, cariño…

           

            -¡No me llames cariño! ¡Yo no soy tu cariño! Lo único que represento para ti es una diversión continua, una que puedes manejar a tu antojo y que sabes que no te dañará, no como los demás que… -Acuario apretó los puños.

           

            -No es verdad, Camus, no es verdad.

           

            -¿No es verdad qué? ¿Qué eso es lo que piensas de mí y nuestra relación? ¿Qué los demás te hacen cientos de porquerías que me hacen enojar como nunca antes? Te he visto, Milo, sé cómo te comportas con ellos, y cómo te comportas conmigo después.

           

            -Yo… Oh, Camie, lo siento mucho, por favor perdóname, te juro que…

           

            -No me jures nada, porque no vas a cumplirlo, como siempre. Tú ruegas y pides perdón sin comprender el significado verdadero de la palabra, sin ser sincero, sabiendo tú mismo que es una falacia, porque volverás a caer, porque volverás a dañarme; Milo, no puedes engañarte a ti mismo, por más que quieras, eso es imposible, aunque te creas tus propias mentiras, en tu subconsciente sabes a la perfección que no eres honesto.

           

            -¡No me vengas con eso ahora, Camus, tú también te has equivocado! ¿O es que no recuerdas ya a tu queridísimo Mu y la “amistad” que le diste? ¿O las veces que me has tratado de lastimar diciéndome que no…?

           

            -¿Qué no qué? –Camus volvió a su estado frío, mirando a Milo sin expresión alguna- Conozco a la perfección ese juego, Milo, siempre lo usas cuando quieres que te perdone y salirte con la tuya, pero ya estoy harto de mi indulgencia, no pienso volver a caer.

           

            -¿Juego? ¿De qué maldito juego hablas? Lo que pasa es que no confías en mí, Camus –empezaba a sollozar, y aunque Acuario quería consolarlo, estaba seguro que era otra treta más desesperada-. Siempre piensas que yo soy el malo y que tengo la culpa de todo, pero el culpable fue Shura, estoy seguro que hasta me puso algo en la comida y… –se echó a llorar, cubriéndose el rostro con sus manos. Escuchó suspirar a Camus y pensó que lo abrazaría, pero las palabras del Maestro de los Hielos lo sorprendieron:

           

            -No funcionará más, Milo -Escorpio, llorando aún, se hincó frente a Camus y abrazó sus rodillas-. Te digo que no, Milo, te pido que me sueltes.

           

            -Dame otra oportunidad, Camus, he cometido errores, pero ya no, será diferente…

           

            -“…De ahora en adelante” –completó Camus, alejándose del cuerpo bronceado de Milo-. Ya no lo intentes, no te perdonaré; sé que volverás a engañarme y a humillarme con esa sola acción, ¿creías que no me daba cuenta? ¿Creías que era tan estúpido?

           

            Camus salió del Templo de Escorpio, con el corazón en la garganta, sentía que estaba a punto de caer muerto, pero con la satisfacción de hacerlo con honor, porque nunca, nunca más, Milo lo engañaría otra vez. Ya no.

           

           

Don’t think sorry is easily to said
Don’t try turning tables instead
You’ve taken lots of chances before
but I don’t gonna give anymore
Don’t ask me
that’s how it goes
cause part of me knows what you’re thinking.
           
           
            Camus fue el primero en llegar al Coliseo a entrenar, sentía que con el trabajo podía olvidar al menos por un rato. Así fue. Acuario se concentró solamente en el entrenamiento hasta que levantó la vista del suelo para encontrase a unos ojos turquesas frente a sí.
           
            -¿Podemos hablar, Camus?
           
            -Claro, aunque no encuentro el motivo.
           
            -Es uno muy poderoso.
           
            -¿Enserio? ¿Y cuál?
           
            -Que te amo.
           
            Camus sonrió y miró sobre el hombro de Milo a sus compañeros de armas mientras se entrenaban.
           
            -Eso… No es cierto, Milo, sabes que no es cierto.
           
            -¡Claro que es cierto! Yo te amo con toda mi alma, por eso he venido a pedirte perdón; si no me importaras, ni siquiera me daría cuenta que ya no estás a mi lado.
           
            -Milo, ya deja eso… -Escorpio comenzó a enfurecerse otra vez, ¿era tan difícil que Camus comprendiera?
           
            -Escúchame, Camus, yo te amo como a nadie más en el mundo, eres lo más importante y maravilloso que tengo, pero no entiendes nada de lo que digo, ¿y sabes por qué? Porque eres frío y nunca me demuestras que me amas; y es cierto, te engañé, pero te engañé por eso, porque no creo que sea tan difícil decirme que me amas, o darme un abrazo, o un beso cuando me despierto, así como yo te los daba a ti…
           
            -Espera, espera, Milo, tengo que preguntarte algo. ¿Por qué ayer me dijiste que Shura te sedujo y que tú no tenías nada que ver? Incluso tratabas de contarme una loca historia de drogas en tu comida o lo que fuera. Quiero que te pienses bien lo que dices, porque tus excusas no son las mismas, lo que te resta muchísimos puntos.
            “Y con respecto a mi frialdad, te diré así soy siempre, aunque contigo traté de cambiar lo más que pude, traté de ser el mejor para ti, de darte todo lo que tengo y aun más, pero nunca apreciaste el esfuerzo, lo único que te importaba eran los frutos que conseguías de mí, la cosecha, pero nunca el trabajo que hice para dártelos, para hacerte lo más feliz que podía.
           
            -¡Pero si te la pasabas lastimándome! Yo te daba regalitos a cada semana que seguíamos juntos y tú nunca me devolviste nada, y tampoco me dabas las gracias o algo. ¿Y qué tal los desayunos o comidas o cenas que te preparaba? ¿Te molestaste en hacer algo así por mí? Y hay más, Camus de Acuario, ¿quieres que te las diga?
           
            -Te repito, Milo, no caeré en tus juegos otra vez; sé que lo dices por hacerme sentir mal, pero ya no lo conseguirás. Además, Milo de Escorpio, tú también tienes muchos defectos y errores, uno de los cuales es darme excusas diferentes a las que me diste ayer con respecto a tu infidelidad… ¿Debo pensar que eres, por lo tanto, un mentiroso? Antes te creía absolutamente todo, incluso las excusas más descabelladas e inverosímiles, ¿y sabes por qué? Porque te amaba, y como estaba tan, pero tan enamorado, también estaba idiotizado.
           
            -Por favor, Camus, no me digas eso, yo cambiaré, lo juro.
           
            -Lo siento, Milo, ya no te creo nada.
           
           
Don’t say words you’re gonna regret
Don’t let the fire rush your head
I’ve heard the accusation before
and I ain’t gonna take any more
Believe me
the sun in your eyes
made some of the lies worth believing.
           
           
            Milo se frotaba las manos, sentado en la cama: sentía que alguien estaba observándolo. Bueno, no un simple “alguien”. Camus.
           
            Se levantó de donde estaba, todavía frotándose las manos, nervioso. Se puso a dar vueltas por toda su habitación, pero pronto se sintió como un estúpido, sobre todo porque sentía que los zafiros de Camus se posaban en él. Marchó a la cocina a prepararse un té, escuchó un ruido y dejó caer su taza vacía.
           
            Sabía que Camus no se hallaba en el mismo lugar, lo había visto hace sólo unos minutos sentado en el bosque que rodeaba al Santuario. Camus no podría observarlo. Pero eso sentía el escorpión. Sentía que Camus era un semi dios, que adivinaba y/o sabía con exactitud todo lo que hacía y pensaba Escorpio.
           
            -Pasamos buenos momentos, ¿eh, Camie? –susurró a nadie y sorbió un poco de la infusión.
           
            Y eso sí era cierto. En los recuerdos de Milo pasaban como fotografías varias imágenes de él y de su ex amante. Besándose la primera vez, en el bosque, abrazados como nunca antes; el día en que Milo se le declaró con una rosa blanca en la mano; anunciando su relación a sus amigos Caballeros, escuchando sus felicitaciones y agradeciéndoles, pasando a ser de las parejas formales del Santuario; todas las veces que salían en las mañanas para correr juntos; la primera vez que hicieron el amor… Camus era virgen, y le concedió al experto escorpión su primera vez.
           
            Sí, fueron momentos bastante agradables y maravillosos, y ahora… Miró a su alrededor. Ahora estaba solo, y todo por su estupidez, por su maldito egoísmo, su vanidad y esa creencia por demás idiota de que Camus permanecería toda la vida a su costado. Él tiene la culpa de todo y lo reconoce; él, Milo de Escorpio, cargaría toda su vida el dolor que en ese momento sentía, el dolor de estar sin el ser amado después de pasar los mejores momentos a su lado. Una idea se le cruzó de golpe y arrastró a los pensamientos tristes. Se levantó rápidamente.
           
            -Perdóname, Camus, pero te voy a reconquistar.
           
            Y bajó al pueblo a comprar flores.
           
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
           
-Son para ti, Camus –alargó el ramo de rosas blancas.
           
            -Gracias, Milo- Camus tomó el regalo fríamente y con desconfianza.
           
            -Bueno, dime si te han gustado.
           
            -Sí, gracias.
           
            Camus seguía sin expresión cuando regresó a su Templo, suponiendo que Escorpio no se daría por vencido así de fácil.
           
            +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
           
            -¿Y a poco no te gustó que tu cuarto estuviera más alegre?
           
            -Milo, lo siento, pero tuve que quitarlos.
           
            -¡¿Pero por qué?!
           
            -Pues… No iba conmigo.
           
            Milo apretó los puños. Se pasó toda la tarde y noche anterior dibujando y recortando corazones hecho de hojas de color rojo para la habitación de Camus. Intentaría algo más.
           
            +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
           
            -¿Estuvo rico el pastel?
           
            -Ah, ¿era tuyo?
           
            -Pues sí, ¿de quién más?
           
            -Creí que era de Death Mask; le he hecho enojar y dijo que se vengaría, así que lo tiré. Lo siento –Camus se encogió de hombros y se apartó de un anonadado Milo.
           
            Claro que sabía que Milo lo había preparado, pero no tenía intenciones de regresar con él, por nada del mundo. Seguro estaba que lo volvería a engañar.
           
           
I am the eye in the sky
looking at you
I can read your mind
I am the maker of rules
dealing with fools
I can cheat you blind
And I don’t need to see anymore
to know that
I can read your mind; I can read your mind.
           
           
            Se hallaba exhausto. No física, el entrenamiento no importaba, sino mentalmente, psicológicamente, anímicamente. Ya no sabía qué más hacer para regresar con Camus, éste parecía totalmente campante, incluso, suponía Milo, ya lo había olvidado. Ya no tenía más ánimos para seguir rogando. Una lágrima se asomó y el chico de cabellos azules se levantó de donde estaba acostado: el suelo del Coliseo. Giró su cabeza y se encontró a Camus, solo, haciendo abdominales. Se acercó a él, era la última oportunidad que tendría antes de intentarlo otra vez después de varios años lejos…
           
            -Camus –susurró-, yo te amo, quiero estar contigo.
           
            Acuario se levantó y le sonrió levemente. Una chispa se encendió en Escorpio.
           
            -Lo siento, Milo, pero no volveré contigo.
           
            El mundo del escorpión cayó frente a sus ojos, sintió como si alguien le propinará una tremenda patada en el vientre. Casi se doblaba por el dolor, pero se obligó a resistir, al menos un poco más.
           
            -No caeré de nuevo –continuó Camus, a sabiendas que estaba dañando a muerte a Milo-, no importa cuánto lo intentes, o con cuánta intensidad, ya no volveré a creerte nada, nunca más.
           
            -Pero, Camus, tú… -la voz de Milo, quebrada, casi conmueve a Onceavo Custodio- Tú eres el amor de mi vida…
           
            -No, Milo, yo no soy el amor de tu vida, yo soy, yo fui, uno de los tantos amantes que tuviste y que quizá tendrás antes de encontrar al verdadero amor, a tu verdadero dueño, a aquel que sepa domarte como nunca hemos podido nadie. No has debido insistir, Milo, fue tiempo perdido, en lo único que debiste concentrarte era en olvidarme. Así como yo ya te olvidé –colocó su mano sobre el hombro de Milo-. Te deseo suerte, Milo; tengo que irme ya.
           
            -¿A dónde marcharás? –preguntó mientras gruesas lágrimas salían de sus ojos.
           
            -A Siberia, Milo.
           
            Y se marchó.
           
           
Don’t leave false illusions behind
Don’t cry cause I ain’t changing my mind
So find another fool like before
Cause I ain’t gonna live anymore believing
some of the lies while all of the signs are deceiving.
           
           
           
°°° FIN °°°

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).