Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Viernes noche [Jin Akanishi & Yamapi] por TenshiNoTsubasa

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola a todos! Espero que os guste y podaís disfrutar. Lo escribí hace un tiempo pero nunca me animé a compartirlo.

Jin Akanishi & Yamapi

NR-16

Lemon

3 capítulos

¡Gracias por leer!

Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

Primer capítulo de esta historia.

Narrado por Yamapi.

Espero que os guste y podaís disfrutar de la calurosa escena ^^

Gracias por leer, de verdad.

Acababa de terminar todo el trabajo que tenía hoy. Había estado un largo tiempo en el estudio, grabando una de las nuevas canciones para mi nuevo single. Las fans estaban ya deseosas por volver a escucharme, así que como les prometí, Yamapi sacaría un nuevo single.

Como solía hacer todos los viernes por la noche, envíe un mensaje a Jin Akanishi para quedar y tomarnos algunas copas. Siempre que terminaba el trabajo salía con él ya que me ayudaba a despejarme un poco. Éramos amigos desde hacía mucho tiempo y nunca fallaba nuestro día de locura, donde los dos podíamos beber sin parar y contarnos cualquier cosa. Sin embargo, el mensaje que recibí como su respuesta me desanimó un poco.

No puedo salir de casa... Hoy me toca quedarme cuidando a la niña.

Cuando lo di todo por perdido otro mensaje apareció en mi pantalla.

Pero ella ya está durmiendo, si quieres puedes venir y bebemos un poco aquí.

Guardé todo lo que había traído en la mochila y con una sonrisa puse rumbo a casa de Jin. Tuve que coger un tren para llegar y después de un cuarto de hora más o menos caminando llegué a su casa. Toqué al timbre y subí el camino que ya me era habitual, muchas veces iba a su casa a visitarle, no tan tarde por supuesto, pero aquel día era una excepción.

Una vez estuve frente a la puerta del piso esperé a que me abriera. Tardó un poco y supuse que sería porque estaría mirando si su hija estaba bien durmiendo. Al abrirse la puerta sonreí y le saludé como siempre, chocando nuestras manos.

—Buenas noches, tío. ¿Qué tal todo? —Pregunté curioso, porque  normalmente su mujer solía estar en casa esos días.

—Nada, que hoy me ha tocado a mí. Sabes que siempre salimos los viernes pero hoy mi mujer no podía cancelar sus planes y no se iba a quedar sola la niña —suspiró mientras se dirigía al comedor, recogiendo un poco las cosas que se iba encontrando por el camino.

—Si es que no sé para que te metes en todo el embrollo de tener una hija —bromeé, dejando la mochila donde me viniera bien después de quitarme los zapatos.

Pasé al comedor y le miré curioso, esperando que me diera alguna indicación. Me señaló el sofá con una sonrisa.

—Siéntate ahí, voy a por la bebidas y nos las tomamos ahí en la mesa.

Obedecí y me senté de forma cómoda y confiada en el sofá, mientras apoyé un pie en la mesa y fijé mis ojos a la tele que estaba puesta. Un programa habitual de la noche, la verdad es que no era muy divertido.

Al rato volvió Jin con el alcohol, poniéndolo todo en la mesa. Colocó dos copas y empezó a llenarlas.

—¿Has salido? —Pregunté ya que iba vestido con una sudadera y un chándal. Yo en cambio llevaba una camiseta normal y unos pantalones vaqueros.

—Sí, tuve que ir a comprar unas cosas. ¿Y qué tal te ha ido la grabación? —Dejó la botella en el centro y me pasó la copa, cogiendo después la suya.

Di un trago antes de hablar. Sentí el calor por mi garganta y de alguna forma fue placentero, tenía la voz ya un poco tocada del estudio—. Bastante bien, ya está completamente grabada y no tendré que volver —le dije con ánimos, a veces una grabación se hacía muy tediosa.

—Me alegro entonces —después de darle un gran trago a la bebida cogió el mando y comenzó a cambiar de canal—. ¿Qué te apetece ver?

La verdad es que no tenía ningún interés en ver nada—. Me da igual, sigue pasando y lo que sea.

Durante el zapping apareció sin quererlo un canal para adultos, en el cual se podía ver a una mujer quitándose la ropa y enseñando sus voluminosos senos al hombre que tenía en frente. En cuanto percibimos la escena rompimos a reír y nos miramos.

—¿Pero qué clase de canales tienes Jin? —Fingí que me tapaba los ojos con inocencia mientras me reía.

—¡Yo que sé! Es la primera vez que lo veo —se reía nervioso mientras bebía otro trago. Por inercia, hice yo lo mismo.

—¿Lo vas a dejar? —Pregunté aún con la risa floja al ver que no lo quitaba.

Sonrió un poco pícaro y me miró—. ¿Por qué no? Estamos bebiendo, mi hija está durmiendo y la escena parece interesante —me guiñó un ojo cómplice y dejó el mando en la mesa, fijando su atención a la tele.

La verdad es que me resultaba de cierta forma excitante, ver una película porno en esa situación. ¿Qué mejor forma para desestresarte un viernes por la noche? Así que decidí ponerme a verla yo también.

La escena había continuado y el hombre ya sin camiseta estaba lamiéndole uno de los senos a la mujer. Jin daba otro trago terminándose su copa y después la llenaba sin dejar de ver la televisión.

Yo también bebí y me la terminé, pasándole la copa para que la llenara de nuevo. Aprovechó ese momento para hablarme.

—Qué buenas tetas tiene —me sonrió con chulería y las miré. La verdad es que sí, eran muy sensuales. Pero no quería darle el placer de que supiera que era un pervertido como él.

—¿Qué pasa? ¿Qué hace mucho que no tienes nada? —No pude evitar reírme ante la pulla que le había lanzado. Bebí mirándole, expectante a su respuesta.

Suspiró a la vez que sonreía y me respondió—. Pues sí, cosas de tener niños en casa —volvió a mirar a la tele.

El hombre había colocado a la chica contra la pared y le subía poco a poco la falda, mientras se sacaba el miembro por la bragueta.

—Joder, que intensidad ¿No? —Dije un poco acalorado, apartando un poco el cuello de mi camiseta de la piel.

Jin asintió a la vez que se relamía los labios.

La película seguía y el hombre ya había empezado a penetrarla de una forma muy brusca y dura, mientras ella gemía bastante fuerte. Sentí que mi parte intima crecía, notando la presión de la ropa en ella.

—Dios, como le da... —Me dijo Jin con una voz muy baja. Él no apartó la mirada de la televisión, en cambio yo le miraba. Se llevó la copa a sus labios mientras que con la mano que tenía libre bajaba hasta el ligero bulto en su pantalón de chándal. Supuse que aún no estaba duro, pero empezó a acariciarse. Aparté la vista un poco incomodo y miré la televisión. No debería de haberlo hecho, porque el hombre estaba dándole aún más fuerte mientras agarraba los senos de ella. No pude aguantarme mucho más y se me puso bastante dura, sintiendo un poco de molestia por la presión de los vaqueros.

Mi mirada volvió a ponerse en el contrario, que se acariciaba con más habitualidad un  bulto más grande. Cuando alcé la vista me di cuenta de que me había pillado mirándole. Sonrió de lado y abrió sus labios para dedicarme unas palabras.

—¿Estoy poniéndome duro eh? —Vi como bajaba su mirada y veía mi bulto—. No soy el único —rió y siguió bebiendo mientras que no detenía su mano. Tenía la mirada puesta en Jin, al igual que él en mí—. Desabróchate el botón o te va a explotar —me reí y obedecí.

Con una mano lo desabroché y se abrió la bragueta por la presión. Se podía ver sobresaliendo un poco mi miembro duro por el pantalón. Jin seguía observándome y eso me ponía nervioso.

—Ahora mejor... —Dije, para tratar la situación con más normalidad.

Desvié mi mirada a sus partes y ahora sí la vi completamente dura. Se marcaba completamente el grosor en el chándal. Su miembro era muy grande, unos cinco centímetros más que el mío diría a ojo, así que supuse que le mediría unos veinte. Con sutileza la mano de Jin comenzó a acariciarlo de arriba abajo, haciendo un suave movimiento de masturbación sobre la ropa.

—Estoy muy cachondo... —Sus palabras me sacaron de mi ensimismamiento y le miré.

—Y yo... —Ya ni si quiera sabía cómo iba la escena en la televisión, sólo escuchaba los gritos de la pareja de placer. Nada más que tenía atención para Jin, que se me tornaba demasiado sensual en aquella posición. Abierto de piernas en el sofá, sentado, acariciándose su miembro y mirándome con los labios entre abiertos. Estiró su mano para dejar la copa en la mesa y después cogió la mía sin pedirme permiso, dejándola también. Se volvió a apoyar, mirándome de nuevo y me habló—. ¿Tócate un poco no? Disfruta como yo —él seguía con aquel movimiento suave.

Tragué saliva, un poco tenso y llevé una mano a mi miembro palpitante bajo la ropa interior. Hice el mismo movimiento que él y le miré a los ojos. El sonrió, sin dejar de prestarme atención y no sé en qué momento sucedió ni que fue lo que nos motivó, pero los dos nos hicimos hacia delante y juntamos nuestros labios en un beso.

Al principio se sintió suave y fresco, pero en unos segundos que nuestros labios estaban juntos se tornaron muy cálidos. El lideró el ritmo, moviéndolos sobre los míos, y me dejé hacer, sintiendo la humedad se su boca sobre la mía. Nos juntamos un poco más y la presión aumentó, sentí nuestros alientos de olor alcohol mezclados y me resultó embriagador. Nuestros labios se abrían más para dar paso a las lenguas que no dudaron en encontrarse de forma apasionada. Recorrí todo el interior de su boca y él hizo lo mismo con la mía. Me mordió ligeramente y me separé un poco jadeante. Después me di cuenta de lo que había sucedido y me alejé un poco.

—Jin... —No encontraba las palabras. Cerré mis ojos y llevé mi mano a la frente, de un momento a otro un dolor de cabeza había aparecido—. Tú mujer... Y tú hija está en el cuarto.

—Calla —sólo pude oír eso, porque cuando abrí los ojos me encontró con Jin volviendo a besarme. Su mano me agarró del peló y me aprisionó más. La fuerza me hizo echarme atrás y terminé tumbado en el sofá con él encima. Por inercia abrí mis piernas para hacerle hueco y sentí como nuestros miembros se juntaban a la vez que seguía besándome con pasión. Mandé cualquier pensamiento a la basura y me dejé llevar, correspondiendo con una fiereza en mi boca desconocida en mí. No sé si fue por eso o por la fricción de su gran miembro contra el mío, pero liberó un gemido sobre mis labios. Yo estaba a punto de hacerlo también, completamente acalorado por toda la situación.  

Se quitó de encima mía para arrebatarse la sudadera. Al hacerlo se despeinó completamente, dejando varios mechones por su rostro. Eso me excitó más, sentí un pinchazo en mi miembro. Estaba más sexy que nunca. Me levantó un poco con sus brazos y me besó, hice un ademán de abrazarme a él, pero me quitó la camiseta. Su pecho era perfecto, fijé mi vista en sus dos pezones que debido al roce estaban puntiagudos. Supuse que él hizo lo mismo con mi cuerpo de gimnasio, porque sin previo aviso se abalanzó sobre uno de mis pezones comenzando a lamerlo. No pude aguantarme el gemido. Los brazos de Jin me rodeaban por la espalda y me aprisionaban más a él, a la vez que no detenía su lengua, succionando mi pezón. Puse mi mano en su cabeza y le apreté, dándole a entender que no quería que se separara. Pero aún así lo hizo, para volver a besarme y robarme mis labios entre los suyos. Después aproveché yo la situación para lanzarme a su cuello y dejar unos cuantos besos ahí al igual que lamidas. Le oí suspirar y eso me llenó. Descendí hasta su pezón y con mis labios lo aprisioné, mordiendo con cuidado para calmar después con mi lengua, jugueteando con la aureola. Le debía de gustar, porque sus manos perdieron fuerza cayendo por mi espalda. Una vez pensé que era suficiente, subí de nuevo y busqué sus besos. Al separarnos él me habló con la respiración entrecortada.

—Yamapi... —Suspiró y sus manos subieron por mi espalda hasta mis hombros—. Hagamos un sesenta y nueve —una pequeña sonrisa se me escapó. Tenía aquello como una piedra y él más, necesitaba que me calmara pero a la vez yo probarle. Los dos habíamos tenido ya alguna relación con un hombre, al igual que con mujeres, pero nunca juntos. El tamaño de su miembro era desconocido para mí hasta ese momento y ahora más que nunca quería sentirlo en mi boca.

Me tumbé y me quitó los pantalones, dejando toda mi zona intima al descubierto. Se mordió el labio y con una mano lo acarició, deseoso por comérselo ya. Se quitó el pantalón del chándal a la vez que la ropa interior y lo tiró al suelo. Ahora lo tenía frente a mí, aquel grandísimo miembro que parecía pedirme que lo lamiera. Se dio la vuelta para tumbarse sobre mí de forma que quedara su pelvis sobre mi rostro y él pudiera atacar mi zona. Los dos nos metimos el pene del otro en la boca al mismo tiempo. Sentí el placer de forma doble, una en mi lengua, que húmeda, sentía el calor del miembro emocionado de Jin y la otra, al sentir como su lengua jugaba con mi glande.

Me centré más en él, abarcando con mi boca la mitad de su miembro con los ojos cerrados. Mi lengua recorría su grosor a la vez que volvía a descender para juguetear con el extremo, pasando la punta por el orificio de la uretra. Lo noté gemir sobre mí. Subí mis manos por sus muslos hasta llegar a sus nalgas, perfectamente tonificadas y apreté hacia abajo, para que entrara entero en mi boca. Sentí los testículos en mi frente y me calenté más, comenzando a chupar de forma más rápida. Con mis manos dirigía el vaivén, mitad de su miembro salía de mi boca y después volvía a entrar. Al principio empecé con lentitud, pero poco a poco fui aumentando la velocidad a la vez que la de mi lengua, hasta tal punto que sus testículos  chocaban con fuerza contra mi frente cada segundo. Sabía que eso le gustaba porque dejó de chupármela para gemir. Un chorro caliente de liquido preseminal salió disparando hacia mi lengua y él se levantó un poco para sacarla. Me miró por abajo de su cuerpo.

—Uff, calma o me correré —sonrió y después se apartó para colocarse bien, sentado sobre el sofá. Yo también me senté, a regañadientes, ya que quería seguir sintiéndola en mi boca. Se acercó a mí y me volvió a besar, introduciendo su lengua para que los dos pudiéramos sentir el sabor del otro.

—Yamapi —susurró de nuevo con una voz inocente a la vez que suplicante. Me encantaba oír mi nombre a través de sus labios—. Ponte a cuatro patas —ahora el tono era pícaro y con una sonrisa.

—No sé si debería —le dije también sonriendo con bravuconería mientras rozaba mis labios con los de él.

Jin se colocó de rodillas sobre el sofá, muy cerca mía. Se agarró el miembro y me golpeó con él en el mío propio—. ¿Seguro que no quieres sentirla dentro de ti?

Me costó tragar, sentí una gota de sudor por mi sien. Claro que quería, así que obedecí y me puse a cuatro patas como me pidió.

—Buen chico... —Susurró de forma muy sensual.

Miré hacia delante y cerré mis ojos, sintiendo como sus manos acariciaban mis nalgas y me las apartaba para poder ver mi entrada.

—Es perfecta —afirmó, riendo suavemente después.

Esperé a sentir sus dedos o tal vez su lengua si mis sueños se hacían realidad ahí, pero directamente noté un liquido sobre mi orifico y supe que era su glande goteando. Sentí la presión y cerré mis ojos intentando relajarme. Con todo lo que estaba chorreando tal vez sería suficiente para la lubricación, pero aún así me iba a doler. Igualmente, no iba a ser mi primera vez, así que ya estaba acostumbrado.

Fruncí mi ceño al sentir como el glande se hacía hueco poco a poco, Jin gimió ligeramente y una vez lo introdujo lo volvió a sacar. No quería hacerme daño, pero yo ya no aguantaba más sin tenerle dentro.

—No te preocupes, sigue.

Me hizo caso, metiendo ahora el glande de una y con lentitud dejando que todo aquel gran cuerpo entrara poco a poco. Me quejé un poco y apreté mis ojos. Me sujeté como pude en el sofá para no caerme hacia delante y relajarme.

Cuando Jin llevaba ya más o menos la mitad dentro se echó hacia delante, para abrazarme un poco y dejar unos besos en mi espalda—. Shh... No te preocupes, soy tu amigo, no voy a hacerte daño.

Aquello me sirvió para calmarme y sentí como entraba más a la vez que un punzante placer me hacía gemir. En unos segundos consiguió meterla entera y sentí mi interior, desbordante intentando adecuarse a aquello. Mis paredes le presionaban con mucha fuerza y eso le hacía sentirse muy a gusto. Una vez sentí más placer que dolor le avisé para que me hiciera suyo. Porque en ese momento, sólo quería ser suyo.

—Muévete... —Supliqué con la voz entrecortada.

Jin empezó a sacarla un poco y a volver a meterla para prepararme. La sentía muy grande, saliendo y entrando con suavidad, a la vez que me calmaba, volviendo hacia delante para darme más besos. Poco a poco fue aumentando el ritmo y aquel dolor se empezó a convertir en gloria. Un placer que hubiera deseado sentirlo hace muchos años atrás. Me besó el cuello mientras su pelvis se movía de forma hábil, sacando el miembro hasta la mitad y volviéndolo a meter. Poco a poco las embestidas se iban tornando un poco más fuerte. Sentía mi entrada cerrarse sobre el cuerpo de su pene cuando la sacaba y después abrirse cuando embestía y golpeaba mi interior.

—Más.

Le pedí y se separó de mi espalda, sintiendo como nuestras pieles sudorosas se despegaban. Se puso firme y me cogió de la cintura, llevando él el ritmo. Me movía hacia afuera y después hacia dentro, para que toda su envergadura entrara y saliera. En unos segundos la velocidad había aumentado y mis gemidos habían comenzado con ello. Sus manos me aprisionaban con fuerza y su miembro entraba y salía con más ritmo.

Jin echó la cabeza hacia atrás ante el placer tan puro que estaba sintiendo. Debía de notar la presión en todo él a la vez que me poseía de esa forma, entrando y saliendo sin ya ningún permiso. A mí me encantaba sentirle chorrear dentro, eso significaba que mi interior le gustaba.

—Joder... —Dije lleno de gusto y pedí más—. Dame más duro, Jin.

Empezó a mover su pelvis en un vaivén mucho más fuerte mientras me sujetaba de la cintura para que no me cayera. Al escucharme gemir de esa forma se calentó más y más. Soltó sus manos y dejó que tan sólo su movimiento de cadera influyendo, penetrando con bastante fuerza y velocidad. Escuchaba su pelvis chocar contra mis nalgas y aquel sonido era más que excitante. El cómo se movía dentro mía me hacía entrar en una exaltación que no había conocido antes.

Llevó sus manos a mis hombros y me dio aún más fuerte si era posible. El sonido aumentó y sus testículos chocaban contra mí. Incluso dolía un poco, pero eso daba igual—. Quiero más, joder. Dame por todo lo que no me has dado en el tiempo que nos conocemos.

Le oí rugir de alguna manera y sentí como me penetraba de una forma bestial. Soltó sus manos y llevó una a mi pelo dejando la otra libre. Me agarró y con fuerza tiró a la vez que me metía hasta el fondo su polla con mucha fogosidad. Mis nalgas se movían en ondas ante la fuerza. Esos veinte centímetros estaban destrozando mi culo al igual que mi voz ya que no podía dejar de gritar. Joder, su hija debería de estar despierta ya.

Jin también gemía con fuerza y sin soltarme del pelo y frenar un poco aquella brutalidad me dio un azote con fogosidad. Aquello fue lo mejor que podía haber hecho. Estaba más excitado que ninguna otra vez en mi vida. Sentí otra palmada, y otra, el sonido de los azotes, de su pelvis contra mi culo, de sus gemidos, era todo música para mis oídos.

Volvió a darme con más fuerza aún y gritó él, avisándome.

—Dios, me voy a correr —se movió de forma más hábil y con su polla abarcó todo mi interior, tocando cualquier punto que pudiera hacerme gritar. No quería que terminara, aquello no podía terminar, pero los dos estábamos demasiado calientes ya.

Llevó la mano libre con la que me había azotado a mi miembro y lo empezó a masturbar, buscando con ello que me corriera junto a él. No lo consiguió, porque yo lo hice bastante antes. En un efímero orgasmo, solté todo un chorro de semen contra el sofá. Jin no cesó sus embestidas y al cabo de medio minuto, con un ronco gemido sentí que su miembro abría mi interior para palpitar y liberar ahí todo lo que había estado guardando durante mucho tiempo. Me abrigué en la gloria. El liquido caliente en mi interior me transportaba a un sueño.

Lleno de sudor y agotado me dejé caer en el sofá rendido y Jin se quedó ahí, quieto, estupefacto mientras aún gemía un poco y algún que otro ligero hilillo caía de su miembro al sofá.

Sus manos me abrieron de nuevo las nalgas y observó con orgullo salir todo su semen de mi interior. Después me acarició la espalda y la besó con mucho cuidado.

Me di la vuelta, con todo mi semen por la barriga debido a que me había tumbado sobre él. Jin se echó sobre mí y me abrazo, besando mis labios con cuidado. Correspondí con una cariño que no me esperaba y se separó para mirarme a los ojos.

—¿Por qué no habíamos hecho esto antes? —Sonrió de forma bastante tierna y me besó la mejilla.

—No lo sé la verdad... —No encontraba mi voz, ni el oxigeno.

—A partir de ahora creo que tenemos nuevo plan para los viernes —se rió, yo con él y nos volvimos a unir en un beso lleno de un afecto que sólo dos amigos como yo y él se podían tener.

Notas finales:

En cuanto pueda publicaré la segunda parte, esta vez ¡Narrada por Jin!

Gracias de nuevo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).