۞ Olvido ۞
Es el adiós, mi adorado. Aun yo no puedo olvidarme de ti. Es el adiós, como todo termina. Con una sola palabra… Es tan triste.
(Sayonara/Yuria Yato. Saikano Ending)
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¿Quién eres tú?
Es la pregunta que retumba en mi mente cada mañana que te veo posar tus hermosos plomos en la ventana de la habitación tratando de vislumbrar más allá de lo que aparenta, después de mirarme detenidamente para hacerme esa misma pregunta.
De las muchas cosas de las que me he arrepentido durante toda mi vida es el haber comenzado a alejarte, a ti, la única persona que por cuenta propia ha querido estar a mi lado. Siempre con tu sonrisa brillante, la cual iluminaba la habitación cada vez que la mostrabas, siempre tan brillante, aun a pesar de que ahora casi no me la muestras, es algo etéreo; mi mayor tesoro.
El olvido, el aislamiento de la soledad; es algo que no fue voluntario para nosotros, pero que está presente en nuestra historia, en nuestra vida.
El momento en el que me enamore de ti fue una revelación, ¿Cómo alguien tsundere como yo podía estar enamorado de alguien como tú? Enamorado de alguien tan brillante como el cielo, tan limpio y tan puro. Tu no me pedias nada a cambio más que mi presencia y yo lo sabía, es por ello que me aproveche de eso, de tu amor indispensable hacia mí. Desde ese momento fue nuestra perdición.
Tu mirada sigue en la lejanía de esa ventana; tanta paz desprendes de tus ojos que me hace esbozar una pequeña sonrisa, como aquellas sonrisas escondidas que siempre lograbas desprender de mis labios cuando no me mirabas, pero eso ya es parte del pasado, de nuestra juventud… de algo que no volverá jamás.
Ojala recordaras nuestro primer beso, fue como una tempestad que hizo rugir todo mi interior, no importaba en ese momento la lluvia que arreciaba, lo único que importaba era la tibieza de tus labios, el calor de nuestros cuerpos.
Pero nuestra triste realidad es que ya han pasado muchos años de eso. Mis manos arrugadas se pasean tranquilas por tu cabello, masajeando tus hebras plateadas. Ambos estamos sumergidos en nuestros pensamientos, lo sé porque no apartas tu cabeza de mis manos como cientos de veces has hecho. Nunca antes te había hecho este tipo de caricias, tú eras quien provocabas estremecimientos en mí cada vez que hacías esto, pero ahora no importa quién es el que da las caricias, solamente importa la intención con las que se dan mientras me aferro a un milagro.
Te lo digo a diario, lo sé, pero necesito que puedas entender mi sufrimiento, el perdón no sé cómo pedirlo, no sé si bajarte las estrellas o regalarte el amanecer, ya que lo único que querías de mí era mi amor, mi atención… y lo último jamás te lo pude dar. Mi carrera fue mucho más importante, no importaba que estuviéramos en el mismo lugar trabajando. Siempre fui un egoísta porque sabía que ambos nos necesitamos el uno al otro, no sabía que poco a poco se formaba un vacío en tu corazón, lo único que necesitabas era tener sueños, sueños propios, no solo los míos que no podían mantenernos para siempre. Lo sé, sé que fui una enorme decepción; un mal compañero, un mal padre y un mal marido, aunque ahora me digan que no hay nadie como yo que te demuestro mi amor, aunque tú ya no sepas quien soy yo. Lo sé, te debí haber protegido de todos, incluso de mí mismo. Pero lo único que hice fue ponerte en una jaula y cortarte las alas que necesitabas para ser libre, para seguir siendo tú, la persona de quien me enamore… Takao Kazunari, mi complemento.
Y con esa vida ambos envejecimos, las enfermedades se apoderaron de nuestros cuerpos y tu poco a poco te empezaste a olvidar de mí, de que me amabas. Y como si una gran venda cayera de mis ojos… te vi por primera vez después de tanto tiempo, observe el sufrimiento que había provocado en ti, fue tanto dolor que ni siquiera nuestros hijos lograron sobrevivir a la desdicha de pertenecer a nuestra familia ya que no tuvimos mucho tiempo con ellos, más que para tenerlos entre nuestros brazos.
Mi condena a fallarte es el suspirar solo todas las noches por ti, hasta que llega el amanecer, no importándome que la enfermedad arrecie en mi cuerpo ya que lo único que me interesa es poder cuidarte aunque tú ya no sepas quien soy yo. Que la única vez en la que pueda escuchar tu voz dirigiéndose a mi es cada mañana cuando te veo abrir los ojos y preguntarme:
-¿Quién eres tú?
Y después de eso el silencio cuando tú te giras hacia la ventana como esperando algo.
La calidez que emanas me sigue siendo reconfortante y es por ello que el silencio después de esa breve conversación me es suficiente para el resto del día, hasta el amanecer siguiente.
A través del reflejo del cristal de la ventana puedo ver como lo opaco de tus ojos se llenan de una brillantes hermosa, una mirada que hace tiempo no veía; no es melancólica, no es de desesperación, sino de reconocimiento, paz y… amor, es como ver el cielo, solamente no quiero hacerme esperanzas para después mirar nuevamente el suelo decepcionado.
Si, lo sé, estoy siendo egoísta nuevamente, pero ya me he cansado de que estés en la oscuridad en la cual has estado por mucho tiempo, no te quiero ver vagando en tus pensamientos. Quiero saber hoy y mañana todo de ti, tus miedos, tus vacíos, no me importa que tenga que ser yo quien los cargue por los dos, no me importa dejar al orgulloso Midorima atrás, ya que tú eres mi cielo y mi única alegría.
Vas volteando lentamente, mientras una radiante sonrisa se va desprendiendo de tus labios, ese brillo especial sigue en tus ojos.
-Shin-chan-
Tu voz, tu voz… oh, tu voz es un melifluo, mi ser se ha estremecido con solo haberte escuchado.
Tus brazos se extienden lentamente y atrapan mi cuello. Un instante, tan solo eso para darme cuenta de esa sorpresiva revelación. Eres la luz que aparta las tinieblas. Lo único que deseaba era este efímero momento, el saber que tú me amas, aun a pesar de todo lo que he hecho, a pesar de que me he vuelto viejo.
Las lágrimas sigilosas recorren mis mejillas rogando tu perdón y tu como perdonándome me regalas nuevamente esa sonrisa incandescente para secar esos pedacitos de debilidad. Lo sabía, sabía que esto pasaría al final de nuestras vidas ya que a pesar del tiempo nuestro amor no puede marchitarse.
Antes de saberlo llegó el desenlace. La noche en la que sabemos que ya no existirá mañana en las que nuestros cuerpos abrirán los ojos para ver un nuevo amanecer, es el decirle adiós a este mundo, pero abrirle los brazos a uno nuevo donde no habrá más olvido ni miedo, solo queda amarte lo que me quede de eternidad ya que la vida no me basto para abrazarte, hacerte feliz y cuidar tu hermosa sonrisa.
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