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El Último Zorro por HarukaChan

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Notas del fanfic:

*Los personajes no me pertenecen, son creación de Masashi Kishimoto; pertenecen al manga/anime Naruto/Naruto Shippuden.

 

*La trama es original, AU. No contiene spoiler ni datos relacionados a la historia del anime/manga. 

 

*La pareja principal está en discusión (?) ok no, pero sería aburrido definirla desde el principio (?)

 

*Es la primera vez que escribo de esta pareja, por eso me encantaría leer sus recomendaciones. 

 

*Sin más que agregar, esperare ansiosa sus reviews. 

Notas del capitulo:

*Es apenas el prólogo, es como un pequeño flashback. Lo estuve haciendo y deshaciendo como si no hubiese mañana (?)

 

*De antemano, gracias por leer~ 

Ese día  no había muchos clientes, casi lo daría por perdido. Era sábado y el mediodía acababa de pasar. Solamente habían salido dos pedidos, gracias al cielo bastante grandes o hubiese tenido que ir a hacer propaganda, cosa que el rubio odiaba más que nada. A parte de eso no podía quejarse, la paga era buena y no era un trabajo demasiado pesado. Al contrario de lo que había creído en un principio.

La floristería estaba ubicada en una calle transcurrida, ya que estaba en una zona residencial. A ambos lados de la tienda había casas de color blanco y techos de madera, bastante aburridas pero que ayudaban a que la tienda se viera aún más llamativa y bonita. El lugar en donde trabajaba posiblemente había sido una de esas aburridas casas de molde en algún momento en el pasado, pero actualmente era todo lo contrario: Tenía dos pisos, con un par de ventanas cada uno. El techo aún de madera estaba adornado con una especie de enredadera de color verde oscuro, traída específicamente para ese lugar.

Así mismo las paredes de color rosa pastel, estaban cubiertas en algunas zonas por la misma variedad de planta que caía desde el techo y llegaba casi al suelo. Casi siempre se encargaba de recortarlas para evitar que alcanzaran el suelo y fueran pisadas. Habían puesto un pequeño toldo justo afuera de la entrada principal para proteger las plantas en exhibición del sol.

Los materos estaban delicadamente ordenados uno al lado del otro en filas debajo de las ventanas, también habían varias mesas donde ponían las flores destinadas a los arreglos florales y los bonsáis. Al ojiceleste no le desagradaban las flores, al contrario, le gustaban. Por eso prestaba muchísima atención a la mujer que le había dado el trabajo; a pesar de que era una anciana le había enseñado muchas cosas e incluso de vez en cuando le prestaba algún libro que pudiese interesarle. Era justamente en ese lugar donde había conocido a Gaara, un chico pelirrojo de una familia rica que de vez en cuando se paseaba por allí, siempre le pedía un ramo enorme de lirios. Y a pesar de que poco hablaban, se sentía de alguna manera “atraído” hacia el aura que emanaba de él.

 

—Pareces distraído, Naruto. ¿Pasa algo? —preguntó la anciana con voz afable mientras acomodaba una vasija con rosas rojas cerca de las blancas. Agradecía en demasía la ayuda que le proporcionaba el joven hijo del monje, lo conocía desde pequeño y siempre había sido un niño animado, amable, incluso a veces llegaba a ser tan enérgico que sentía envidia de su juventud.

—¿Ah? No, nada, abuela. Estaba pensando en que Gaara no ha venido últimamente por aquí. —normalmente el pelirrojo pasaba por la tienda una o dos veces al mes. Por lo que estaba extrañado de que no apareciera por los alrededores desde hacía varias semanas. Tampoco era algo que debiera preocuparle, después de todo solamente habían intercambiado algunas conversaciones como cliente-vendedor.

—Oh, el joven Gaara… Ahora que lo pienso no ha venido en 3 semanas o un poco más. Pero no es tan raro, cada cierto tiempo él desaparece, luego vuelve como si nada y compra sus lirios. Es un buen chico, me alegra que se lleven bien. —era bueno ver que el rubio seguía siendo tan amistoso como en tiempos antiguos. Para una persona de su edad no había mejor regalo que ver a las nuevas generaciones hacer sus vidas de manera correcta.

—¿En serio? Creo que no me había fijado, jejejeje —una risa nerviosa salió de sus labios. Tampoco podía decir que se llevaba “bien” con ese chico pelirrojo de orbes azules. A veces le parecía que era un tanto inaccesible y otras creía fielmente que era una persona sumamente amable e incomprendida. Suspiró suavemente al ver la sonrisa sincera en el rostro de la mujer, la abuela siempre había sido muy amable.

—Eres muy despistado, Naruto. —una pequeña risa con voz suave salió de los labios de la anciana que empezaba a acomodar un ramo de rosas rojas junto con algunas campanillas blancas. —Un cliente vendrá por algunos ramos, así que cuento contigo para atenderlo como es debido. Por lo que me dijeron por teléfono es un joven de una familia poderosa. Así que encárgate de atenderlo como es debido. ¿Bien? —

—¿Ah? Sí, lo haré, abuela. No te preocupes por ello, me encargaré de atenderlo como es debido. ¿Te ayudo a hacer alguno? —ante la afirmación de la mujer empezó a tomar de una a una las rosas de color blanco, acompañándolas de algunas hojas largas de helechos. Normalmente no recibían muchos pedidos grandes, mucho menos tratándose de varios ramos para una sola persona.

—Lo estás haciendo muy bien, por favor, encárgate de hacer el de lirios con violetas por favor. Iré a comprar algunos bocadillos para beber con té antes de cerrar. —no le molestaba dejar al joven solo, pues casi siempre  lo hacía. Nunca había habido problemas, tampoco creía que lo hubiese. Naruto podía apañárselas muy bien solo. De eso estaba segura.

—Entendido, muchas gracias, abuela. —estaba completamente tranquilo. Siempre se quedaba a cargo del local y nunca había nada interesante o problemático. Apenas terminó con el arreglo de rosas blancas, empezó con el de los lirios, poniendo algunas violetas y hojas de helecho. Le gustaba mucho como el color verde oscuro hacía resaltar el blanco y el violeta de las flores.

 

 

Al otro lado de la ciudad estaba ocurriendo algo rara vez visto: una reunión entre los ancianos restantes de los “Beast”. Las familias principales se reunían una vez cada cierto tiempo para asegurarse de no perderle el rastro a los herederos que mantendrían latente el poder en su venas.

Como siempre el silencio reinaba entre los 4 ancianos, ninguno daba el primer paso, hasta que la cabeza del clan de la serpiente fue el primero en hablar.

 

—Ya va siendo hora de recoger al zorro; los herederos principales de todos los clanes están en edad reproductiva y mejor aún, algunos están en celo. ¿Cómo podríamos posponerlo por más tiempo?. —el hombre de orbes afilados de color amarillo y cabellos largos negros era conocido como Orochimaru. Siempre iba directo a la hora de hablar sobre temas que les incumbían a todos los presentes.

—Yo también estoy de acuerdo. Lo mejor sería retirar lo que dejamos hace demasiado tiempo. Ya han pasado casi 19 años, nos atrasamos mejor dicho. —la voz del mayor del clan del Lobo. Itachi Uchiha era un hombre de orbes negros y cabellos de igual color que llevaba atado en una cola baja. Era actualmente  uno de los dos descendientes del clan, más precisamente uno de los dos únicos sobrevivientes.

—Pienso que no deberíamos precipitarnos. Ese joven ha sido criado como un humano normal, no va a estar familiarizado con nuestras reglas. Si lo traemos a la fuerza posiblemente terminemos en una mala posición. —Tsunade la preciosa rubia, líder del clan de los grandes felinos y por cuyas venas corría la sangre del rey de la sábana, hablo con calma. Ella representaba a las subespecies de su raza, y como una de las más antiguas tenía un carácter majestuoso. Sus orbes castaños y su cabello rubio eran rasgos llamativos entre los antiguos.

—Aun así sería un desperdicio dejar que siga de esa manera tan aburrida. Estamos desperdiciando tiempo cuando necesitamos pronto nuevas adquisiciones. —el cuarto anciano se había mantenido callado hasta ahora. Como siempre dejaba que todos los demás pelearan mientras él mantenía silencio absoluto. La sonrisa. Suigetsu era un hombre albino de orbes violetas, él era el menos interesado en el zorro, después de todo era el líder del clan de los acuáticos, y por su sangre corría el ADN de las mantarayas.

—Ja… No sé para qué te molestas en opinar, desde el principio renunciaste a cualquier derecho sobre el huérfano. Aunque no entiendo tus razones. —comentó Orochimaru con tranquilidad. “No quiero manchar mi sangre con la de un ser terrestre”, aquella respuesta hizo que la serpiente se encogiera de hombros con una sonrisa. —Puedes hacer lo que quieras. —

—Entonces creo que hemos llegado a una decisión ¿O no? —la voz de la única mujer allí presente se elevó por encima de las demás, y ante la afirmación de los demás, sonrió complacida. —Como se había dicho antes, lo mejor será que vaya con los lobos, son los más cercanos a la familia de los caninos y seguramente será bien recibido por el heredero ¿No, Itachi?. —

—Puedes contar con ello. Sasuke se disponía a pasar a conocerlo justamente el día de hoy. Quiere ver con sus propios ojos qué tan fuerte es la sangre del último zorro. Aunque verdaderamente hay que felicitar al monje oso, se ha comportado como todo un mentiroso engañando por tanto tiempo al joven. —el lobo no se iba con rodeos.

—Pero sabemos que hay alguien merodeando al chico. El joven Gaara, se ha mostrado muy interesado en el zorro. ¿Qué vamos a hacer con eso? —preguntó la mujer de rubios cabellos con una pequeña sonrisa.  En realidad no importaba mucho, pero simplemente prefería poner todas las cartas sobre la mesa.

—Nada, de todas formas cualquier pareja para el zorro valdrá. Necesitamos su sangre para seguir trasmitiendo la de los demás. Eso es todo. Aunque sigo pensando que sería mejor mantener la línea de los caninos con él. —por supuesto el líder de los lobos prefería tenerlo para su familia, era lo mejor para la pureza de las especies.

—Simplemente déjenlo a la suerte, será mejor si ese chico decide con quién estar por cuenta propia. De esa manera no se opondrá cuando llegue el mejor momento. ¿No es mejor? —Suigetsu se abstenía de comentar demasiado sobre el asunto, pero simplemente era mejor dar su opinión. Para eso se había citado la reunión de todas maneras.

 —Oh, eso podría funcionar aún mejor. —el de orbes alargados soltó un siseo alegre. Era mejor no tener que lidiar con actitudes negativas por partes del zorro. Contaba con el apoyo total del monje que se había encargado de criarlo. —Aunque no creo que Gaara sea la mejor opción. Claro que estamos al tanto de su poderosa situación pero… —

—Es un renegado. Todos estamos conscientes, el tigre de Tasmania una especie extinta entre los mortales sigue viva entre nosotros. Incluso siendo tan peligroso como es, debemos admitir que sus genes son poderosos. Así que esperar es lo más sabio que podemos hacer. Los hilos se moverán solos. —Tsunade se dedicaría a observar en silencio lo que se estaba formando.

—De todas formas, hemos jugado con él por bastante tiempo. Simplemente  veamos en que se desencadena todo. —con tranquilidad Itachi Uchiha se cruzó de brazos con una sonrisa satisfecha y cerró sus orbes. Definitivamente no iba a comentar los planes que tenía para el avance de su familia. Posiblemente tener una pareja masculina no era lo más apropiado para su hermano, pero siempre y cuando pudiese obtener un hijo con la sangre del lobo no le importaba.

—Bueno, ya lo hemos decidido. La próxima vez que nos reunamos espero que sea para decidir el destino de los descendientes de ese zorro. Hay que asegurarnos de conseguir varios cachorros para la próxima. —Tsunade sonreía calmadamente. La familia de los zorros siempre había sido altamente solicitada por la gran capacidad de adaptación que tenían. En la antigüedad los usaban para procrear hijos de diferentes razas, manteniendo siempre la sangre más fuerte en los cachorros.

 

Con esas palabras la reunión fue levantada, los cuatro ancianos se levantaron de sus puestos. Se despidieron entre ellos y abandonaron el templo del dragón, que año tras año recibía al consejo entre sus paredes.

Por el resto del año era habitado por los monjes con sangre reptil que vigilaban y cuidaban del antiguo palacio. Después de todo había existido una época en la que el rey dragón había reinado con amabilidad y cariño sobre las demás especies, manteniendo el orden. Pero el tiempo pasó, y el antiguo rey perdió a la única mujer que era merecedora de sus genes. Debido a ello se llevó a la tumba el futuro de su especie, sepultándolo al igual que su amor por una de las primeras líderes del clan zorro.

Desde entonces los descendientes de ese poderoso clan fueron usados por muchos, algunos de buena manera y otros de mala. Algunos de ellos llegaron al límite y terminaron cometiendo suicidio. El pasado de los caninos tenía manchas de sangre por doquier, pero incluso así a nadie le importaba. “Todo será por la sangre y para la sangre” habían grabado a fuego los ancianos en tiempos pasados.

 

 

Ignorante a todo eso estaba Sasuke Uchiha, que iba en camino a recoger algunas flores que había encargado como excusa para ver con sus propios orbes azabaches al objeto de los murmullos en el mundo de los Beast. El ser que causaba tanto revuelto en su mundo era nada más y nada menos que él último zorro entre las bestias. Sabía de antemano por su hermano que en cuanto se lo ordenaran, iría a vivir con ellos y por eso vio necesario conocerlo antes.

 Por fin se encontró frente al lugar en el cual había hecho el pedido. No era una tienda grande, es más, era minúsculas a comparación con las que visitaba normalmente. Pero de alguna manera el aire alrededor del lugar era tranquilo y daba una sensación extraña de comodidad. Le molestaba en demasía eso.

“Buenas tardes, ¿Se le ofrece algo?”. Escuchó decir y se volteó casi de inmediato, encontrándose con un chico rubio, por supuesto que fueron los orbes celestes lo que llamó su atención de sobremanera. —Buenas tardes. He venido a ver los arreglos florales que pedí esta mañana. ¿Están listos? —preguntó con voz suave, sonriendo levemente.

—Ah, disculpe. Sí, sí, están por aquí. Pasa por favor… —anunció, dirigiéndose al interior de la tienda. Ese hombre era bastante atractivo, sus cabellos negros al igual que sus orbes eran de alguna manera atractivos. ¡…! <<¿Qué rayos estoy pensando? Es un chico…>> el pensamiento lo sorprendió, causando un leve sonrojo en sus mejillas.

—Bien… —mientras caminaba no pudo evitar olfatear el aire casi por instinto, y un olor dulzón se filtró por sus fosas nasales. Era obvio para él que estaba en presencia de otro Beast. Incluso cuando aparentemente el contrario no había notado su olor… Aunque no era tan extraño, pues por lo que sabía el rubio intentaba vivir una vida “normal” queriendo mantenerse como un humano. Cosa que a su parecer era absurda.

—Son estos ¿No? —con una mano señaló los arreglos florales dispuestos ordenadamente sobre una mesa. Todos envueltos y arreglados con una cinta de colores. Había algo en ese hombre que lo estaba atrayendo, no entendía, no había una razón en particular, pero hasta el olor a bosque lo hacía mantener la mirada sobre él.

—Ah, sí, son estos. ¿Los hiciste tú? Quedaron justamente como quería. —una sonrisa amplia y levemente ladina se formó en sus labios. Con simplemente estar cerca de él podía entender por qué los ancianos se volvían tan locos por llevarlo de regreso al mundo de las bestias. Sencillamente era la presa perfecta para los grandes como él.

—¡¿En serio?! ¡Eso me hace feliz, de verdad! —un pequeño sonrojo se extendió por las mejillas del rubio, que se debatía sobre las emociones en su interior. Por alguna razón le vino a la mente el pelirrojo que solía ir a su tienda. Ah… Era eso, la presencia de ese hombre de cabellos azabaches le recordaba a Gaara en cierta forma… —Usted… No es humano ¿Verdad? —

Había mantenido su sonrisa en todo momento, parecía tranquilo, relajado pero eso cambió ante la mención de los Beast. —Justamente ¿Pensabas huir eternamente de lo que eres? —la sonrisa amable ahora parecía una mueca de arrogancia y prepotencia. Después de todo él era un lobo, ¿por qué debería mostrarse menos fuerte que un pequeño zorro? No había ninguna razón.

—¿Eh…? Yo no estoy huyendo… Tengo una buena vida, no quiero cambiarla por algo que es desconocido para mí. —Naruto estaba más que seguro de no querer relacionarse con las bestias. No podía catalogarlos como seres malvados, porque no había vivido con ellos y aun así el rostro de ese chico creaba una sensación de incomodidad enorme. ¿Cómo podía una persona mostrar dos caras tan diferentes?

—No es como si tuvieses elección de todas formas. —con su diestra tomó la muñeca del menor, fijando sus orbes azabaches en él. Solamente lo había tocado y ya quería morderlo, marcarlo… El instinto era una cosa increíble y se estaba dando cuenta de ello. —¿Cuál es tu nombre, Zorro? —preguntó con voz ronca el lobo. Ya estaba decidido a no dejar escapar a ese chico de sus garras. “Pobre, pobre caperucita roja. Nunca más podrás escapar del lobo.”

Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir el tacto ajeno sobre su cuerpo. Fue como si su mente se nublase por unos momentos, pero sencillamente sacudió su cabeza, volviendo al mundo real. —Naruto Uzumaki… ¿Y usted? ¿Podría no llamarme de esa manera? Y suélteme… —movió su brazo, soltando el suave agarre que tenía el azabache sobre él.

—Sasuke Uchiha, recuerda muy bien este nombre. Porque yo soy parte de tu destino, fue estirando su mano hacia el rostro del ojiceleste, pero cuando ya casi rozaba con la yema de sus dedos el rostro ajeno, un manotazo lo apartó. —¡Grr! —un gruñido fuerte y sonoro se alzó de los labios del ojinegro, que de inmediato se volteó hacia el objeto de su ira.

—Deja de incomodarlo en su trabajo, perro. —el pelirrojo tenía el ceño fruncido, y su rostro se mantenía totalmente indiferente. No odiaba a los beast, él era uno, pero sí que odiaba cuando los viejos querían jugar a dioses del destino con los demás. Por eso cuando sus días monótonos fueron iluminados por un “sol”, simplemente no pudo dejarlo a merced de los demás. Los lobos eran poderoso, pero incluso él tenía sus buenos aliados y una fortuna que no envidiaba la de los caninos.

—¡Gaara!... —el rubio no pudo contener su sorpresa. No se esperaba que el pelirrojo apareciera de la nada y mucho menos que lo defendiera de esa manera ante el azabache. De alguna manera se estaba sintiendo ¿feliz? Posiblemente, porque incluso cuando sus padres no estaban con él, no estaba solo. Tenía conocidos que le daban la mano de vez en cuando. Justo como en esos momentos.

—Deberías cortarte las garras, cosa estúpida. —odiaba ser interrumpido, y más cuando sabía muy bien que el intento de “tigre” le había lanzado una mirada al zorro. Además parecía que el rubio lo conocía. ¿Cuál era su relación? No le importaba, ya estaba decidido que ese pequeño canino le daría los herederos necesarios. Así de simple eran las cosas. —Bien, mandaré a buscar los ramos después. No lo olvides, Naruto. Yo soy parte de tu destino, no tienes más opciones. —ya hablaría con su hermano para conseguir lo que quería pronto.

 

El rubio no pudo evitar mantener la mirada sobre la ancha espalda del azabache que se alejaba paso a paso de la tienda. Un pequeño suspiro salió de sus labios, por lo menos se había evitado más problemas dentro de la tienda.  —Muchas gracias… Lamento causarte problemas. —finalmente decidió voltearse hacia el pelirrojo que lo miraba expectante.

—De nada. Lamentablemente tengo que concordar con ese rabioso en una cosa: Las bestias no podemos vivir siempre con los humanos, lo siento. Eso es algo que está escrito desde hace miles de años. Nosotros y ellos, tenemos reglas diferentes, por lo tanto no podemos caminar por el mismo sendero sin entorpecer la vida de los otros. —esa era la manera en la que lo veía. No tenía razón para mentirle al chico.

—Es bueno ser sincero con lo que piensas, eso es lo que siempre me ha gustado de ti, Gaara. —una sonrisa sincera fue todo lo que mostró el ojiceleste. De verdad agradecía que no le mintiera. Odiaba más que nada el engaño, por eso aunque no fuese a su gusto tomaría lo que le dijeran con madurez. —¿Siempre has sabido lo que soy? ¿Te acercaste a mí por eso? —.

Se cruzó de brazos con tranquilidad, ese chico parecía saber lo que él quería escuchar y lo decía sin ninguna vergüenza. —Inconscientemente tú también sabías que yo no era humano. La atracción irresistible que hay entre los beast es algo tan natural como el instinto. Sin darnos cuentas somos atraídos él uno al otro por la sangre. Recuerda esto Naruto: Nada hay más fuerte que la sangre.

—No comprendo eso demasiado bien, pero no importa. Si es como dices, seguramente lo entenderé tarde o temprano… —si fuese por él hubiese preferido mantener un perfil bajo como un humano normal. Incluso en esos momentos se negaba a aceptar por completo el hecho de que debía abandonar lo que había construido con esfuerzo. Pero cuando lo pensaba mejor… ¿Sus padres estarían orgullosos de que rechazara su naturaleza? No quería que su egoísmo afectara a las personas que habían muerto por protegerlo.

—Sí. Sé que encontraras sentido en mis palabras en un futuro. No olvides que las flores siempre crecen en dirección al sol. —una suave palmada sobre la cabeza del contrario le bastó para sentirse conforme por un rato. Ese chico siempre era de esa manera… Tan extrañamente radiante que a veces lo cegaba. No entendía del todo la naturaleza del zorro, pero eso era lo que más le atraía de él.

—Por cierto. ¿Somos amigos? Lo estuve pensando todo este tiempo… —dirigió sus orbes celestes a los más claros del contrario, y simplemente no pudo evitar reír cuando éste asintió con una muy leve sonrisa. Lo consideraba todo un logro, después de todo el pelirrojo siempre parecía mantener una mueca neutral. —Bien~ ¡Cuenta conmigo para lo que sea! —.

—Ya que tú lo has dicho, me tomaré el atrevimiento de pedirte ayuda en otra ocasión ¿Bien? Tengo que irme a casa ahora, ten cuidado… No caigas en ninguna trampa, pequeño zorro. —volvió a palmear la cabeza del contrario, y después le dejó un papel en la mano. No tenía más tiempo para su diversión, manejar negocios teniendo 24 años era algo más complicado de lo que pensaba.

—¿Ah? ¡Sí, está bien! —mientras el mayor se alejaba con los brazos cruzados como siempre, el rubio simplemente sonreía. Poco después cayó en cuenta sobre el papel que estaba en su mano. Cuando lo revisó se trataba de una dirección, la cual imaginó pertenecía al pelirrojo. Definitivamente pasaría algún día por allí a hacerle una visita. Ahora su curiosidad hacia el mundo que había ignorado estaba empezando a florecer.

 

 

Lo que el rubio no imaginaba es que ese sería su último día en la floristería.

 

Poco a poco las máscaras de las mentiras van cayendo, dejando únicamente la verdad a la vista.

¿Será la realidad soportable o corromperá la sonrisa llena de esperanza?

Así fue como la historia de El último zorro dio comienzo.

 

 

 

 

Notas finales:

*Espero ansiosa sus reviews~ <3


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