Me llamo Naruto, y estoy en 4ºEso, mi vida ha dado un giro de 180º al conocer a Gaara, el hermano de Temari, una de mis compañeras de clase. Siempre me fijaba mucho en él, intentaba hacerlo de forma cuidadosa para que él no se diera cuenta.
Ahora me encontraba de novio de Gaara, pero en secreto pues ni yo ni él deseamos que se sepa que somos gays.
Todo comenzó en mi instituto. Durante el recreo me fijaba en que siempre por donde yo estaba. No quise hacerme muchas ilusiones. Todo esto ocurrió en el verano anterior es decir, en 3ºEso. Al año siguiente, es decir, este, por diversas causas nos fuimos conociendo poco a poco hasta llegar a ser conocidos, amigos y finalmente, enamorados.
Me encontraba en una plaza del centro de la ciudad esperando a que llegase Gaara. Cuando por fin le vi acercarse no hice ningún gesto instintivo, ni el pelirrojo tampoco. Separados por una distancia de metros llegamos a una tetería y, vigilando que nadie nos observara subimos a la segunda planta para que nadie nos molestase.
-¿Por qué tardaste tanto?-
-No pude venir antes. Estaba con los otros-dijo refiriéndose a sus amigos del instituto.
-Bueno eso ya da igual ¿no?-dije abrazándome a él.
En ese preciso instante se escucho los pasos en las escalera. Seguramente de la camarera, instintivamente nos separamos.
-¿Qué queréis?-nos pregunto.
-Una granizada de limón-pedí yo.
-Un Caribe-pidió Gaara.
Al momento la chica se fue.
-¿Un Caribe? Eso qué es-
-Pues no se, es una granizada pero no se de que, me gusta probar cosas nuevas-dijo rozando mi mano con la suya.
Se acerco a mi y acaricio mis labios lentamente y luego hundió su lengua en mi boca , recorriéndola, al igual que hice yo. Comenzó a acariciar mi espalda y yo la suya. De nuevo se escucharon los pasos en la escalera y nos separamos.
Al irse de nuevo la mujer mire a Gaara de forma ausente.
-Estoy cansado de que siempre tengamos que ocultarnos-
-Pero...-
-Ya lo se... simplemente es que me molesta. No podemos ni siquiera cogernos la mano en la calle-
-Bueno, pero eso hace que cuando lo hacemos sea más especial ¿no?-dijo besándome de nuevo.
-Bueno, si tienes razón. En fin, este ya es tu último año. Cada vez te veré menos, por eso deseo que aprovechemos el tiempo que nos resta-
-Comprende que los estudios son muy importante pero para mi, tu lo eres más-
-¿No es algo raro que estando en Octubre nos estemos tomando una granizada?-
-Tengo calor, ¿que pasa? Es que cuando estoy cerca de ti me enciendo como una bombilla-me dijo seductoramente.
-Ten cuidado a ver si un día te fundes-le acaricie parte del torso bajando hacía su entrepierna y parándome ahí. Me encantaba hacerle eso pues luego se me echaba encima y me pedía que siguiera. Todavía no habíamos mantenido ninguna relación sexual. En cierto modo se podría decir que tenía algo de miedo al sexo pues temía que no diera la talla, que no fuera lo que él esperase.
Cuando salimos de la tetería ya era de noche. Eran las nueve y media y yo tenía que irme ya.
-¿Por qué tan pronto?-me decía siempre.
-Pues porque si llego más tarde no me dejaran salir más así que mejor me voy ya. Adiós-le dije y le bese en la boca. Después fui andando rápidamente al lugar donde me recogerían.
Cuando llegue a mi casa y me duche, no podía parar de pensar en él. Las cosas habían cambiado mucho con respecto al curso anterior. Yo me encontraba a gusto conmigo mismo, parecía tener las cosas más claras con respecto a mis amigos, en lo referente a los estudios iba bien y encima estaba con la persona que amaba ¿Qué mas podía pedir?.
Por una vez en mi vida era completamente feliz y pensaba aprovechar aquello.
Durante el verano había estado haciendo ejercicio continuo más que cualquier otra cosa y conseguí quedarme en el cuerpo que tanto ansiaba. Mi cara era suave como una sabana y mi vida era perfecta a todos los niveles.
Era de noche y me encontraba de nuevo con Gaara dando un paseo hacía la parada del autobús. Había luna llena y continuamente la observaba.
-¿Qué pasa?-me preguntó algo extrañado.
-Nada-dije con una sonrisa. Pero un recuerdo vagaba por mi cabeza aquella noche debido a la luna.
Todo era una tontería pero ocurrió un par de semanas antes de acabar el curso, es decir, en junio. Era una noche calurosa y me encontraba en mi cuarto arreglando las cosas. Era sábado, o mas bien domingo pues me acosté a las dos de la madrugada. cuando me disponía a acostarme ya observe por mi ventana un instante y observe la luna. Nunca antes lo había hecho pero aquella noche estaba especialmente hermosa.
Me acerque a la ventana y comencé a observarla notando la refrescante brisa acariciándome el rostro. Mientras la observaba a mi mente venían imágenes de yo y Gaara sentados en un banco a la luz de la luna compartiendo aquella noche.
Finalmente salí de mi habitación y salí al balcón, desde allí se veía mejor. Nunca le contaría a nadie eso porque una de mis aficiones no era contarle a nadie lo que sentía. Ni cosas como la que estaba haciendo ahora mismo y yo denominaba como tonterías cuando las veía por la tele. Al fin, me metí en mi casa y la observe un último instante admirando su belleza.
Cuando llegamos a la parada del autobús nos despedimos simplemente con un movimiento de las manos.
Durante aquel día había notado demasiado cariñoso a Gaara. Y pensé en lo que aquello significaba, el quería que ya, nosotros....