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Navidad es . . . [One-shot] por LeonSmith

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Notas del fanfic:

¡Hola! Les traigo éste one-shot navideño con mucho cariño. Lo escribí por dos razones; primero, amo la navidad, y segundo, es para un concurso de la temporada.

Un gran saludo a los y las miembros del mejor grupo de Facebook . . .

Ben 10 Fanfic's  

Notas del capitulo:

Espero les guste mucho. 

 

Ben 10 Fanfic's  

Rook llevaba unos días con esa expresión, no entendía por qué la gente estaba tan contenta. Todas las calles adornadas, las familias cantando por las calles, la inexplicable sonrisa de Ben, todo lo confundía más y más.

Pero hoy, todo era más evidente; después de su patrullaje, regresaron bastante temprano a la estación, todos parecían estar preparándose para algo, ¿pero qué?

 — Viejo, ¿estás bien? – Ben salía del camión y observaba con detenimiento a su compañero, le preocupaba esa expresión de intriga en su rostro.

 — Afirmativo – su socio lo sacó de sus pensamientos, ni siquiera lo miró a los ojos.

 — ¿Seguro?, pareces preocupado – caminaban hacia el ascensor.

 — Sí, es sólo que no comprendo qué es lo que sucede.

 — ¿De qué hablas?

 — De la gran cantidad de árboles mutilados y de gorros afelpados – el héroe lo observó con una ceja levantada, tardó bastante en comprender las palabras del revoniano.

 — ¡Ah!, hablas de la Navidad – sonreía sin saberlo.

 — ¿Navidad? – entraron al ascensor, Ben lo vuelve a ver extraño.

 — Sí, Navidad. ¿No conoces la Navidad?

 — He leído un poco sobre ella, pero no sé lo que es.

 — Eso es muy fácil, la Navidad es . . .

Su charla fue interrumpida al llegar a la superficie, el abuelo Max los esperaba con una gran sonrisa y un viejo disfraz de Santa. Ben lo abrazó y le recordó la cena que tendrían en unas horas, Rook observaba la escena con detalle. Al salir de la plomería, el joven plomero esperaba la continuación de la explicación del chico, pero no decía una sola palabra, tuvo que presionar un poco.

 — Decías . . .

 — ¿Qué? – lo miró confundido, se le había olvidado la conversación por completo.

 — Me ibas a explicar el significado de la Navidad – a veces su socio lo exasperaba.

 — ¡Claro . . .! – mientras caminaban por las calles, los adornos cubrían todo el panorama – La Navidad es . . . pues . . . – rascó su cabeza - ¿Ves esos adornos?

 — Sí. ¿Eso es la Navidad?

 — En parte, la gente adorna sus casas y trabajos para poder sentir el calor de la temporada.

 — Pero, estamos en invierno . . . – el revonnahgander seguía sin entender nada, rascaba su mentón para poder deducir la misteriosa festividad – A menos que, ¿los adornos generan radiación?

 — No, el calor del que hablo es algo más emocional. Cómo te explico . . .

Ben continuó pensando una manera más práctica de explicar la Navidad. Caminaron hasta un pequeño restaurant, era la hora del almuerzo. Al entrar, Rook observó todos los adornos, las flores de Nochebuena, los cascabeles. Le parecían lindos, pero no le daban ninguna pista sobre su incógnita. Los chicos tomaron la única mesa vacía, ordenaron el especial de Nochebuena y continuaron un tanto pensativos.

 — ¡Ya sé, la cena! – el ojiverde había tenido una pequeña epifanía.

 — Es la hora del almuerzo, socio – Rook dejó de leer el menú para ver la radiante sonrisa del chico.

 — No, me refiero a la cena de Nochebuena.

 — ¿Qué hay con ella?

 — Todo. Es el ejemplo perfecto del significado de la Navidad – su compañero alzó la ceja, esperando una explicación – Vamos Rook, las familias y amigos se juntan para cenar y conversar.

 — ¿Eso es la Navidad?

 — Sí. Bueno, en parte . . . también hay abrazos y momentos incómodos – maldijo por no poder explicarle a su socio. No era posible, la Navidad es de sus fechas favoritas, desde niño.

 — Me gustan los abrazos - el buen Rook le sonrió amistosamente. Ben sonrojó un poco.

“Hablando de momentos incómodos . . .”

Tomaron su almuerzo en silencio, Ben no permitiría que su amigo tuviera una duda de ese tamaño. Además, tenía planeado llevarlo con su familia en unas horas, no sería divertido sino entendía la fiesta que celebraban.

Un rato después, se encontraban de vuelta en las calles. Varios sujetos vestidos de santa Claus agitaban sus campanas y felicitaban a toda la gente. Rook quiso preguntarle sobre ellos a su socio, pero se encontraba perdido en los aparadores de las tiendas de juguetes y regalos (las cuales estaban atiborradas de familias peleándose por los mejores productos).

 — Son objetos muy bonitos – decidió romper la concentración del héroe, se acerco a su lado y quedo viendo el aparador.

 — Sí, siempre me han gustado los regalos de Navidad – su voz era nostálgica.

 — ¿Regalos?

 — Sí. En Navidad, si quieres mucho a alguien, le regalas algo que le guste.

 — . . . – le agradó bastante el concepto de regalo, aunque ahora se sentía culpable por no haber conseguido nada para Ben – Suena divertido, socio.

 — Lo es . . .

 — ¿Es eso la Navidad?

 — Pues, sí. Pero, no es sólo eso . . . no se trata sólo de regalar, sino del por qué lo haces.

 — Los humanos tienen festividades muy complicadas. En Revonnah, todas giran alrededor de la cosecha.

 — Y que lo digas . . . – parecía un tanto triste.

Rook notó su tristeza, no quiso agobiarlo con más preguntas. Comenzaba a nevar en Bellwood, los chicos se dirigieron a un Mr. Smoothy para refugiarse de la nieve. Pidieron un chocolate caliente (pues nadie compraba bebidas frías con ese clima) y se sentaron cerca de la ventana.

«¿Por qué no puedo explicarle lo que es la Navidad? ¡Yo amo la Navidad! Quisiera que a él le gustara tanto como a mí, pero nunca pasará si ni siquiera sabe lo que es . . . Ni siquiera sé si yo lo entiendo.»

 — ¿Te encuentras bien? – tomó la mano de su amigo (la cual se encontraba sobre la pequeña mesa) y buscó su mirada.

 — Rook, creo que ya no sé lo que significa la Navidad – estaba tan triste que no notó el firme agarre del mayor.

 — Lo siento . . . – soltó su mano y se encogió en su asiento, con la mirada baja.

 — No tienes la culpa, creo que nunca he sabido lo que es. Creo que sólo lo hacía por . . . diversión.

Todo iba de mal en peor, Rook se sentía muy mal por haberle arruinado la bonita sonrisa a su socio. Quiso alegrarlo con algunas bromas, usando sus bebidas, pero nada funcionaba, Ben había perdido esa chispa.

Casi una hora después, el portador del omnitrix se levantó y le explicó que tenía que ir a comprar algunas cosas para la cena. Rook se ofreció a acompañarlo, no lo dejaría salir sólo con ese ánimo y el clima que azotaba la ciudad.

Tomaron sus abrigos y caminaron hasta la tienda del Sr. Baumann. Entraron con cautela, para que el gruñón no los corriera de improviso. Ben caminó por los pasillos, mientras su socio vigilaba que no fueran descubiertos. Casi había completado sus compras, sólo le faltaba una lata de arándanos.

La última lata, se encontraba sobre la parte más alta de uno de los estantes. El joven héroe estiró sus pies para poder alcanzarla, pero, al tomarla, derribó una pequeña lata de piña . . .

 — ¡Tennyson! – el fúrico dueño salió desde la parte trasera de la tienda. Ben cayó al suelo y alzó sus manos en señal de rendición.

 — Hola, Sr. Baumann – sonrió inocente, Rook se divertía con la escena.

 — ¡¿Ni siquiera hoy me puedes dejar tranquilo?!

 — Sólo vine por unas cosas, es para la cena de mi familia – se levantó del suelo y sacudió su ropa.

 — Sí claro, eso dices siempre . . .

 — Vamos, Sr. Baumann. ¡Es Navidad! ¿No podría ser un poco más . . .?

 — Condescendiente – agrega Rook para salvar a su amigo.

 — . . . – el anciano los observa con seriedad y luego suspira, un tanto derrotado – Está bien, sólo no toques nada.

Los chicos terminan sus compras y se disponen a salir, pero de pronto, comienza a caer nieve desde el techo de la tienda. Se quedan viendo con sorpresa, mientras Baumann regresa a escena con una cara de disgusto.

 — ¡Ben!

 — No fui yo, Sr. Baumann – agitó sus brazos para “defenderse” de la acusación.

 — Entonces, ¡¿por qué está nevando dentro de mi tienda?! – mientras discutían, Rook analizaba la situación.

 — Parece ser nieve natural pero, es imposible. Una tienda no puede tener su propio clima . . .

Antes de que pudieran seguir averiguando el origen de la nieve, se sintió una fuerte ráfaga de viento que convertía la tienda en una zona de tormenta. La ventisca tiraba todos los productos de Baumann al suelo. De pronto, el viento cesó y dejo ver una extraña figura que aparecía frente a ellos.

Ben se preparó para luchar, mientras Rook alistaba su proto-herramienta. Pero, al despejarse toda la tormenta, notaron  a un gracioso ser que les pedía que no lo atacaran.

 — ¡Esperen! – un elegante muñeco de nieve se rendía ante ellos – No soy un chico malo.

 — ¿Un . . . muñeco de nieve? – la vida de Ben era rara, pero eso ya era ridículo.

 — ¿La nieve tiene vida? – Rook bajó su arma y rascó su mejilla.

 — ¡¿Qué significa esto, Tennyson?! – Baumann, apuntó hacia el ojiverde con un semblante histérico.

 — ¿Tú eres Ben Tennyson? – el muñeco se acercó al aludido con curiosidad.

 — Si, ¿y tú eres Frosty? – no dejará pasar la oportunidad de hacer esa broma.

 — ¿Cómo sabes mi . . .? Olvídalo, necesito tu ayuda – acercó su brazo de rama y estrujó la mano del héroe, jalándolo hacia el lugar en que había aparecido.

 — ¡Espera! ¡¿Qué sucede?! – trató de zafarse, pero era bastante fuerte. Rook se preocupó y se acercó a ellos.

 — ¡Es una emergencia! No hay tiempo para explicar . . .

La ráfaga de nieve volvía y, ante la mirada atónita de Baumann, Frosty y los chicos desaparecían entre la ventisca y un brillo azulado. Se quedó inerte, observando su tienda totalmente destruida, de nuevo . . .

 — ¡Tennyson! – fue lo último que alcanzó a pronunciar, antes de caer desmayado sobre la nieve.

En otro lugar del planeta, los chicos aparecían junto al mágico ser. Un paraje helado e invernal, la nieve caía con facilidad sobre sus rostros. Se abrazaron entre ellos y observaron todo a su alrededor.

Ben se levantó de una enorme capa de nieve, miro a todos lados y no pudo ver otra cosa que no fuera hielo. Ayudó a Rook a levantarse y se acercaron a su invernal captor.

 — ¡¿A dónde diablos nos trajiste, helado mutante?! – Ben no aguantaba todo ese frío, se sentía como vegetal congelado.

 — Mi localizador dice que estamos en el Polo Norte – tartamudeó Rook mientras observaba sus sensores.

 — ¡¿Polo Norte?!

 — ¡Así es! ¡Bienvenidos al hermoso Polo Norte! – Frosty alzaba sus brazos de rama mientras los chicos abrían su boca sin poder creer todo lo que pasaba.

 — ¿Por qué nos trajo a ésta zona del globo, señor muñeco de nieve? – el buen plomero no perdía la cortesía.

 — ¡Sí! ¡¿Acaso quieres matarnos de frío?!

Antes de que pudieran seguir discutiendo, desde un portal invisible, salieron dos enormes y grotescas criaturas. Su forma recordaba a una especie de caballo o animal de carga, pero sus ojos eran púrpuras, sus pieles grises y tenían atemorizantes cuernos metálicos.

Las amenazantes bestias atacaron a los chicos con una especie de rayo que salía desde sus cuernos, Ben esquivó los ataques y se transformó en Frío. Rook trataba de dispararles, pero parecían estar protegidos por un campo de fuerza, les lanzó un dispositivo para adormecerlos, pero lo atacaron con sus rayos. Para sorpresa de ambos, el rayo convirtió el arma en una pequeña pieza de carbón.

Antes de que las criaturas atacaran al revonnahgander y lo convirtieran en carbón, Ben lo toma a él y a Frosty y se vuelve intangible. El muñeco de nieve le pide que vuele hacia el portal de donde salieron las bestias. Frío atiende la petición y, al atravesarlo, se encuentra en un lugar totalmente diferente.

Habían aparecido en la Villa Navideña de Santa Claus; las calles eran de piedra y estaban cubiertas de nieve, había pequeñas casas adornadas con series y escarcha. Frío se escabulle hasta uno de los tantos callejones de la Villa, y regresa a su forma humana, esperando que los animales no los hayan seguido hasta ahí.

 — Muy bien, Sr. Napolitano. ¿Qué demonios sucede aquí? – Ben necesitaba respuestas, casi eran acabados por los monstruos invernales.

 — Primero, ¡mi nombre es Frosty! F – R – O – S . . .

 — Señor Frosty, lo que mi socio quiere decir es, ¿ésta es la emergencia a la que se refería hace unos minutos? – Rook evitó un altercado que podría haberlos delatado.

 — Así es, el Sr. Claus en persona, me ordenó buscar a éste mocoso . . . – Ben frunció aún más el ceño, Rook le pidió con la mirada que no interviniera.

 — ¿El Sr. Claus? – por alguna razón, ese apellido le sonaba al revoniano.

 — Santa Claus . . . – contestó Ben de mala gana.

 — Así es, necesitamos derrotar al lunático con lentes y a la gótica.

 — ¿Lunático de lentes? – eso sonaba demasiado familiar para Rook.

 — ¿Gótica . . .? – Ben miró a su compañero y sé dio cuenta que ambos habían llegado a la misma conclusión - ¡Charmcaster!

 — Y Ánimo . . .

 — ¿Los conocen? – Frosty sintió una mezcla de curiosidad y alivio por la racionalización de los héroes.

 — Sí, hemos pateado sus traseros un montón de veces . . .

 — Es un alivio . . . ellos transformaron a los renos de Papá Noel y los volvieron esas horribles criaturas.

 — Eso explicaría el por qué no pude dispararles, y por qué transforman a los objetos en carbón. Charmcaster debe haberlos hechizado.

 — Sí, y Ánimo debió atacarlos con su rayo de mutación . . . ¿Qué hacemos, Rook?

 — Mmm . . . Señor Frosty, ¿sabe usted dónde se encuentran los villanos?

 — Sí, se encerraron en el Taller de Santa, ¡lo tienen prisionero en víspera de Navidad! – el pobre muñeco estaba a punto de un colapso nervioso.

 — Relájate, Escarchy, nos haremos cargo de esto . . . ¿No es así, Rook? – Ben volteó hacia donde estaba su compañero, pero no encontró lo que esperaba - ¡Rook!

 — No puedo creer que todo sea real . . . – el joven revonnahgander miraba a todos lados, con una enorme sonrisa dibujada sobre su rostro.

 — Estamos perdidos . . . – Frosty cayó al suelo mientras Ben hacía que su socio volviera a la realidad.

Después de alistarse para su plan, los chicos (junto con Frosty) caminaron con cautela por las calles de la Villa. Era un lugar bastante hermoso, sin embargo, era muy triste ver a cientos de duendes vueltos carbón. Parecía que toda la población había sido afectada por el extraño plan de Ánimo y Charmcaster.

Lograron acercarse hasta el taller de Santa, pero estaba resguardado por el más fuerte de los renos, Rodolfo, quien tenía el mayor poder mágico de los nueve. Decidieron entrar por uno de los flancos, pero cuando estaban a punto de irrumpir el lugar, una estruendosa alarma comenzó a sonar.

 — ¡¿Qué sucede?! – preguntaron los chicos a su guía de turistas.

 — ¡No lo sé!

 — Vemos qué tenemos aquí . . . el despreciable Ben y su novia – Charmcaster apareció de la nada y los miró de forma burlona.

 — ¡Nos es mi novia! – un intenso rubor apareció en las mejillas de ambos.

 — ¡Libera al Sr. Claus, de inmediato, villana! – Rook le apuntó con su proto-herramienta.

 — ¿Y quién va a obligarme, ustedes? – comenzó a reír abiertamente.

 — No hagamos esto más difícil, loca. Sabes que no sería la primera vez que pateamos tu mágico trasero – Ben estaba listo para transformarse.

 — ¡Qué no estoy loca! – fúrica, lanzó decenas de monstruos de piedra desde su bolso y desapareció.

Ben se convirtió en Shocksquatch y destruyó a la mayoría de las criaturas con sus puñetazos eléctricos, Rook acabó con las demás con la función de espada de la proto-herramienta. Frosty estaba a punto de convertirse en escarcha pero, para sorpresa de los chicos, tenía sus propios trucos . . . Desde su nariz hecha de zanahoria, lanzó un brillante rayo azulado que congeló por completo a su agresor.

El ojiverde destruyó una de las paredes del taller y lograron entrar para seguir a la hechicera. Pero, en su lugar, se encuentran con los duendes sobrevivientes, esclavizados mágicamente para crear armas, en vez de los juguetes que los niños esperan.

 — ¿No son lindos? – de nuevo, la villana aparece de la nada – Mientras Ánimo recibe cientos de armas para mutar, yo me vuelvo mucho más poderosa por la magia del lugar.

 — ¡¿Estás enferma?! ¡Es Navidad! – puede que Ben ya no recordará muy bien el significado de la fiesta, pero esto era demasiado para su nostálgico ser.

El joven héroe se transforma en Bloxx e intenta atacar a Charmcaster, pero es interceptado por Relámpago y Cometa, junto con el mismísimo Ánimo.

 — ¡Tennyson! ¡Ésta vez no podrás detenerme, molestia alien!

Los renos mutantes parecían ser más pequeños que los otros, así que Bloxx los derribó con facilidad. Intentó volver a atacar a los villanos pero, los mismo renos se lo impidieron. Luchó con todas sus fuerzas contra ellos pero, entre más los lastimaba, más fuertes y grandes se hacían. Pronto, los pequeños renos se transformaron en enormes bestias mutantes, tal y como los que los recibieron minutos antes.

Rook decide aprovechar el caos para salvar a Santa. Corrió hacia la escalera más cercana, con la intención de llegar a la oficina principal. Pero, Charmcaster lo interceptó y comenzó a atacarlo con sus hechizos de agua.

En ese momento, el alegre Frosty se unió a la batalla con Rook. Atacó a la joven villana con filosos chuzos de hielo y bolas de nieve, las cuales fueron suficientes para distraerla.

 — ¡Salva a Papá Noel, yo la detengo! – Rook asintió y corrió hacia su destino original.

 — ¡Endemoniada plasta de helado! – ataca al muñeco con sus murciélagos de roca.

 — Mi nombre es, ¡Frosty . . .!

Mientras los villanos eran distraídos, el revonnahgander deambuló por los pasillos de la zona alta del taller. Investigó por todas las puertas hasta que encontró una adornada con la más grande corona navideña del taller.

Entró de prisa y se encontró con Santa, quien estaba encerrado en una cápsula de hibernación. Buscó el panel de control del aparato y lo hackeó para desactivarlo. La cápsula se abrió y el robusto anciano casi cae al suelo, pero el buen plomero detuvo su caída.

 — ¿Se encuentra bien, Sr. Claus? – ayudó al rechoncho hombre a sentarse en su escritorio, parecía muy lastimado.

 — Mi magia . . . – pronunció con dificultad – mi magia desaparece . . .

 — Se pondrá bien, nos haremos cargo de los villanos – lo arropó con una pequeña manta que encontró en el suelo.

 — No . . . ¡la Navidad corre peligro!

 — ¿Por qué lo dice?

 — La chica gótica . . . ella robó mi cascabel  helado . . .la fuente de toda mi magia. Sin el cascabel, no puede existir la Navidad . . . – tosió con fuerza.

 — Debo arrebatárselo, le prometo que todo saldrá bien, Sr. Claus – se disponía a retirarse, pero el mágico ser lo tomó del brazo para detenerlo.

 — No dejes que drene todo el poder del cascabel . . . – continuaba tosiendo, en agonía – Sí lo hace, todos los regalos del mundo . . . se volverán carbón – el pobre anciano cedió ante el dolor y cayó desmayado sobre su asiento.

 — Se lo prometo . . . – contestó serio mientras acomodaba la débil mano de Santa por debajo de la manta.

Con gran coraje, Rook corrió hasta la zona de la batalla. Se encuentra con agotado Gravattack, tratando de detener a los 9 renos mutantes y a Ánimo. Por su parte, Frosty era superado en número por las criaturas de Charmcaster, parecía que era su fin.

El revoniano apunta con su proto-herramienta y dispara una red de energía a la hechicera, dándoles tiempo para destruir a los murciélagos pétreos.

Cuando estaban a punto de derrotar a todos, Charmcaster logra liberarse y dispara un hechizo explosivo hacia Rook, quien cae inmediatamente al suelo. Estaba a punto de acertarle el golpe fatal, pero Frosty sacó su último gramo de magia y la atacó con un potente rayo congelante, dejándola hecha un enorme cubo de hielo.

 — Muchas gracias, Sr. Frosty – Rook sonrió mientras se levantaba del suelo.

 — No es nada, ahora deberías ayudar a tu compañero, no se las ve fáciles . . .

 — Primero debo quitarle el cascabel – buscó por cada centímetro de la hechicera congelada, pero no había rastro alguno del instrumento mágico - ¡Donde ésta!

 — ¿Buscabas esto? – sonrió Ánimo mientras sostenía el cascabel – Se lo quité con el pretexto de usarlo para mejorar su magia, pobre niña tonta.

 — ¡Olvida esa cosa, Rook! ¡Ayúdame con éstos chicos! – Ben lanzaba los renos por los aires.

 — ¡No, necesitamos el cascabel para poder terminar la misión!

El ojiverde dudó de la lógica de su socio pero, el nunca se equivocaba. Así que, intentó acercarse a Ánimo para arrebatarle el cascabel, pero los nueve renos formaron una muralla entre él y el villano.

Frosty y los chicos se miraron con seriedad y complicidad, se pusieron en guardia y Ben se transformó en Atomix. La batalla inició con el ojiverde, quien lanzó rayos de energía hacia dos de los renos. Frosty creaba una pista de hielo para hacer resbalar a los demás, mientras Rook intentaba neutralizarlos con su proto -herramienta.

El muñeco de nieve se deslizaba por todo el lugar, evitando los rayos mágicos de las bestias. Rook tenía problemas con uno de ellos, casi era aplastado por uno de los renos, pero logró amarrarle las patas con un cable energético.

Atomix noqueó a uno de los mutantes de un solo golpe, los demás fueron cayendo uno por uno con sus ataques nucleares. Los nueve renos habían sido derrotados, pero olvidaron la habilidad de los mutantes.

 — ¡¿Creen que ganaron?! – Ánimo comenzó a reír victorioso – Mientras más luchen, más fuertes se vuelven mis criaturas. ¡Todo gracias al cascabel helado!

Los chicos observaron a los monstruos invernales, levantándose y volviéndose aún más grandes y atemorizantes. Todo se había complicado. Ahora, Rook y Frosty batallaban para poder derrotar a uno sólo de ellos, fueron fácilmente derrotados y noqueados.

Atomix luchaba con toda su energía, pero los rayos les hacían menos daño, al igual que sus poderosos golpes. Los 9 lo atacaron con sus rayos mágicos, rápidamente contraatacó con una esfera de energía nuclear, la cual creció y creció hasta llegar a un nivel crítico.

Hubo una enrome explosión que noqueó a los 9 renos, pero que también logró sobrecalentar el omnitrix. Mientras los renovados mosntruos se hacían aún más fuertes, Ben yacía tirado en el suelo, sin poder transformarse de nuevo. Ánimo aprovecharía la oportunidad. Tomó el cascabel y lo implantó en una de sus armas, apuntó al ojiverde y se dispuso a disparar . . .

 — ¡Despídete de todo, Tennyson! – entre risas, disparó su arma y lanzó un potente rayo hacia el indefenso chico. Sin poder moverse, sólo cerro sus ojos, esperando el inminente fin, pero . . .

 — ¡No! – refutó Ánimo con molestia.

 — . . . – Ben abrió sus ojos con cautela, y observó con tristeza a su compañero, siendo convertido en carbón - ¡Rook!

 — No podía dejar que te hicieran daño, viejo – sonrió preocupado mientras sus extremidades se oscurecían por la magia.

 — ¡Ánimo! – el omnitrix estaba listo para ser utilizado, estaba a punto de transformarse y vengarse, pero . . .

 — No, Ben. Creo que ya entiendo el significado de la Navidad . . . – su voz se hacía más débil.

 — Rook, estarás bien, Ánimo me las pagará . . . – sin saberlo, sus ojos se llenaron de lágrimas, y su voz se entrecortaba por el dolor que sentía en ese momento.

 — Ben, no lo hagas. La Navidad no se trata de los adornos, la cena o los regalos. La Navidad se trata de celebrar la alegría de vivir, la alegría de convivir con la gente que amas – el proceso estaba casi listo, el carbón cubría su pecho sin clemencia.

 — Rook, no te mueras, socio – Ben se abrazó a su amado amigo, quien estaba casi completamente transformado. No podía contener su tristeza y sus lágrimas.

 — Ben, no dejes que el dolor te impida ser un héroe, que te impida sentir el espíritu navideño . . .Me alegro de haber podido ser tu socio, te amo, Ben . . .

 — ¡¡¡Nooo!!!

Ben se desploma sobre el cuerpo inerte de so socio, quien se había ido con una tierna sonrisa sobre su carbonizado rostro. Santa apreció desde su despacho y observó con tristeza la escena. Frosty se retiró su sombrero en señal de respeto y dolor.

De pronto, los renos comenzaron a volver a su forma natural. Ánimo vio con sorpresa la transformación, creyó que los renos estaban bajo su completo poder.

 — ¡¿Qué demonios sucede?! – trató de mutarlos con su casco, pero éste explotó de forma misteriosa.

 — Se terminó, villano – con energías nuevas, Santa logró tirar a Ánimo al suelo.

 — ¡No, yo tengo todo el poder del cascabel!

 — No es así, y la muestra es que tu endemoniada máquina ya no funciona sobre mis queridos renos – los aludidos, corrieron a saludar a su amo, quien los recibió con los brazos abiertos.

 — Esto . . . ¡no tiene sentido!

 — Claro que lo tiene. Verás, el cascabel fue corrompido por la magia de la gótica extravagante. Pero, el noble acto del heroico jovencito, logró purificarlo por completo. Ese fue el mayor acto de espíritu navideño que he visto en siglos . . . – Ben escuchaba con atención, sin soltar el cuerpo de su amigo – Ahora, sí me disculpas . . . – Santa propinó un gran puñetazo al rostro del científico y lo noqueó por completo. Tomó el cascabel y se acercó a Ben y a Frosty.

 — ¡Señor Claus, está bien! – el muñeco de nieve abrazó a su jefe con alegría.

 — Fuiste muy valiente, Frosty – sonrió brevemente, luego se inclinó a hablar con el desconsolado héroe – Ben, muchas gracias por ayudarnos a terminar con los planes de éstos lunáticos.

 — . . . – no podía pronunciar palabra, sus sollozos no se lo permitían.

 — Tu amigo es un joven muy valiente, un gran portador del espíritu navideño, igual que tú – tomó su hombro para consolarlo.

 — Pero, ahora está . . .- se abrazó al pecho de su socio y continuó llorando sin poder contenerse. No se dio cuenta que el duro carbón iba siendo reemplazado por una suave y afelpada piel, junto con una fría armadura.

 — Nunca te vi llorar así, viejo – Ben abrió sus ojos con rapidez, alzó la mirada y observó el cálido rostro de Rook, quien le regalaba una hermosa sonrisa.

 — ¡Rook! – lo tomó del cuello y clavó su mentón en su pecho, sin querer despegarse de él. Una sonora risa salía de ambos, sin poder contener la alegría y la emoción por reencontrarse - ¿Cómo es que . . .?

 — Es muy sencillo . . . – aclaró Santa – en el momento en el que el villano perdió el control del cascabel, los daños hechos con él, se revirtieron.

 — ¡Toda la villa vuelve a la normalidad! – agregó Frosty.

Los chicos se miraron y sonrieron, se volvieron a abrazar y sintieron el cariño que ambos sentían. Ayudaron a Santa con las reparaciones del taller y a terminar algunos de los juguetes. Rook activó un dispositivo de contención y aprisionó a los villanos.

Santa se ofreció a llevarlos al cuartel de los plomeros, sería una entrega especial. Se despidieron de sus nuevos amigos, les regalaron varias galletas de jengibre y se alistaron para ser transportados de nuevo a Bellwood.

Frosty tomó su sombrero y apareció una ráfaga de nieve que los cubrió a los tres. En un abrir y cerrar de ojos, aparecieron en frente de la casa de Ben, ya era de noche.

 — De nuevo, gracias, chicos – los abrazó el muñeco de nieve.

 — No hay de qué, fue un honor ayudarlos – agregó Rook.

 — Sí, no hay problema . . . Frosty – sonrió burlón.

 — ¡Mí nombre es . . .! – Ben lo miró con gracia mientras se daba cuenta de su error.

Frosty desapareció del mismo modo en que lo conocieron. Los chicos se quedaron viendo con una sonrisa y caminaron hasta la casa del menor. Al entrar, toda su familia y algunos amigos se encontraban reunidos en la sala.

 — ¡¿Dónde estaban?! – replicó su preocupada madre.

 — No lo creerían . . . – contestó Ben, mientras le guiñaba un ojo a Rook.

 — Siempre causando desastres, ¿verdad, Tennyson?

 — ¡¿Señor Baumann?! – Ben se rascó la cabeza y el aludido sólo sonrió con una extraña alegría.

 — Relájate, Ben. Tú lo dijiste, es Navidad.

 — Sí, Tennyson, relájate. Hoy ni tú podrías arruinarlo . . . – Kevin se acercó con Gwen a abrazarlo.

 — Me da mucho gusto verte, Ben – Gwen se colgó del ojiverde.

 — Me alegra verte, Gwen . . .

 — ¿Me hablabas? – de pronto, otra Gwen salió desde la cocina, Ben y Rook se quedaron sorprendidos, mientras todos los demás reían a carcajadas. La Gwen que tenía entre sus brazos, se transformaba a su forma original . . .

 — ¡Lucy! – ambos sonrieron mientras volvían a abrazarse.

Rook se sentía un tanto excluido, pero Ben lo invitó a saludar a todos. La abuela Verdona, la tía Vera, los padres de Gwen, de Lucy, el primo Ken, incluso el raro primo Clyde, todo habían sido muy amables con Rook.

La cena llegó con ansias, una deliciosa comida preparada por . . .un servicio de banquetes, puesto que nadie se atrevía a probar las delicias naturistas de la mamá de Ben. Todos reunidos alrededor del comedor, riendo y bromeando sobre las ocurrencias de Lucy, escuchando con atención las historias de Max. Rook observaba con atención y admiración, en verdad le gustaba la Navidad.

Llegó la hora de los regalos, Gwen recibió una novela en su edición original, de parte de la mamá de Ben. Kevin recibió una célula de poder nivel 14, cortesía de Max. A Ben, la prima Lucy, le regaló una nueva consola de videojuegos. Y Rook, recibió un extraño paquete de parte de su socio.

 — Ábrelo – pidió el ojiverde con una gran sonrisa. Rook obedeció y se encontró con algo que le dibujó una enorme sonrisa y un brillo en sus ojos.

 — Son . . . comics, películas, series . . . música – revolvía toda la caja para ver cada uno de los empaques de cultura terrestre – Muchas gracias, socio . . .

 — No digas nada – ambos se abrazaron, por poco tiempo pues Kevin los molestó, diciéndoles “tórtolos”. Gwen no tardó en reprimirlo.

La noche pasó rápido, muchos ya se habían retirado a sus casas, otros ya estaban dormidos en las pocas habitaciones de huéspedes o en la sala sobre los sillones, acompañados por las hermosas luces que adornaban el frondoso árbol de la familia Tennyson.

Ben y Rook decidieron salir para jugar con la nieve que se había acumulado en su jardín. Se recostaron sobre la nieve y dibujaron ángeles con ella. Después varias risas y miradas, Ben se quedó pensativo, recordó las palabras de su socio al momento de ser atacado por el rayo de Ánimo. Su piel se tornó roja por aquella declaración, sí así se le podía llamar.

Rook lo observaba curioso, su socio evitaba su mirada. Antes de que pudiera interrogarlo, del cielo, cayó un rojo paquete a un lado de ellos. Se miraron con curiosidad y voltearon la mirada al cielo, donde su nuevo amigo los saludaba con su peculiar risa.

Tomaron el regalo y en la etiqueta indicaba el destinatario, Rook. El revonnahgander lo abrió y se encontró con un par de gorros navideños y una pequeña nota:

Nunca pierdas el espíritu. Aprovecha cada momento, nunca es tarde para . . .

 — . . . - Rook quedó pensativo, mientras Ben parecía un tanto molesto.

 — ¡¿Y mi regalo?! – se cruzó de brazos e hizo un puchero. De pronto, una péquela nota apareció en sus manos . . .

Para Ben . . .

Alzó su ceja y buscó su regalo por todos lados, intentó levantarse, pero Rook se lo impidió. Tomó los gorros y los colocó en las cabezas de ambos. Agarró la nota que había recibido, se la enseñó de nuevo y lo sujetó del mentón. Acercó con lentitud su rastro al del chico, quien estaba sumamente nervioso. Lo miró a los ojos y le dijo . . .

 — Feliz Navidad, socio . . .

Y sin pensarlo más, besó a su ojiverde con dulzura y lentitud. Ben no supo que hacer, su sorpresa no lo dejaba reaccionar. Poco a poco, su tensión disminuyo, sus labios respondían a los del revoniano. Cerró sus ojos y se dejó llevar por las delicadas caricias que le regalaba, abrazó el cuello del mayor y se sujetó con firmeza.

Se separaron sin decir nada, se miraron con miedo y ternura y luego sonrieron con complicidad. Rook lo abrazó y se volvieron a recostar en la nieve. Se tomaron de las manos y se acurrucaron, observando el cielo estrellado, el único testigo del mejor regalo que habían recibido aquella fría y hermosa Nochebuena . . .

Notas finales:

En verdad disfruté mucho escribir esto, espero ustedes hayan disfrutado al leerlo. Si aún o se unen al grupo de Benficker’s, no duden en hacerlo. Es una pequeña comunidad en la cual compartimos nuestro gusto por la serie, y por sus fics.

Soy León Smith, les deseo una agradable cena en familia y/o amigos, pláticas tontas e incómodas con sus seres queridos, muchos regalos, abrazos sinceros, un nuevo inicio en su vida y, sobre todo, una muy, muy feliz Navidad y un más próspero Año Nuevo. 

 

Ben 10 Fanfic's  


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