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Ancient Egipt por desire nemesis

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Notas del fanfic:

 

 

Los personajes no me pertenecen sino a los creadores de Card Ccaptor Sakura y Yugioh! los uso a modo de entretenimiento sin fines de lucro.

Notas del capitulo:

Seth Kaiba miró el grupo de gente reunida en el gran salón. Todos comían sentados en los almohadones de finas telas traídas de oriente. Él se sentaba frente al gran muro donde se narraba la historia de la dinastía que jamás moriría, los descendientes directos de Ra.

 

Se sentía feliz. A sus veintidós años era el más aplaudido de los faraones en la historia. Su padre había muerto cuando él solo tenía doce y no recordaba mucho de ese hombre. Muchas personas intentaron desviarlo del mal camino pero él solo confiaba en una. Su mirada era suave y su voz como la brisa. Siempre había cuidado de él gentilmente y era la única persona que conocía el lado amable del hijo de Ra. Era descendiente de una noble estirpe de sacerdotes y su nombre evocaba a la luna de la que guardaba sacerdocio. Era Yukito Tsukishiro.

Seth Kaiba miró el grupo de gente reunida en el gran salón. Todos comían sentados en los almohadones de finas telas traídas de oriente. Él se sentaba frente al gran muro donde se narraba la historia de la dinastía que jamás moriría, los descendientes directos de Ra.

 

Se sentía feliz. A sus veintidós años era el más aplaudido de los faraones en la historia. Su padre había muerto cuando él solo tenía doce y no recordaba mucho de ese hombre. Muchas personas intentaron desviarlo del mal camino pero él solo confiaba en una. Su mirada era suave y su voz como la brisa. Siempre había cuidado de él gentilmente y era la única persona que conocía el lado amable del hijo de Ra. Era descendiente de una noble estirpe de sacerdotes y su nombre evocaba a la luna de la que guardaba sacerdocio. Era Yukito Tsukishiro.

 

Seth era el primogénito de Tutmosis II el primer faraón que logró unir bajo su imperio al alto y bajo Egipto pero su hijo había logrado extender su imperio al desolado desierto del Sahara y al temible Kalahari. Si bien sus predecesores contaron con el poder sagrado él había demostrado a los quince años su valía saliendo a cazar él solo a un león en esa infernal sabana de lo cual era testigo una cicatriz en su pierna derecha.

 

Junto a él se sentaba un antiguo conocido de su padre que le había traído los más excelsos presentes de oriente. Era un tipo de mirar astuta y sonrisa ladina llamado Maximiliam Pegasus. Pegasus hablaba de sus experiencias en el exterior y él lo escuchaba con medio oído pues no estaba muy interesado en la vida de ese hombre

 

Más bien le intrigaba porque su noble amigo aún no había acudido a la fiesta. Tenía que venir ya que él era el faraón y tan tremenda descortesía era impensable. Aunque sabía bien que era imposible que él no viniera. Aunque estaba molesto pues a Seth nunca se le había dado el esperar por algo. Siempre ese algo debía venir rápido.

 

…fue muy difícil conseguirlo—oyó decir al mercader.

 

Kaiba se sorprendió preguntando--¿El que?—

 

-¿Cómo?—preguntó el peliplateado.

 

¿Qué fue difícil de conseguir?—preguntó el castaño con impaciencia. Odiaba repetir una pregunta.

 

-¡Pues a él!—dijo el pelilargo.

 

-¿A él quien?—preguntó con la paciencia perdida el ojos azules.

 

El otro se percató de que no lo había estado oyendo, que la mente del soberano de Egipto estaba en otro lado pero no dijo nada para no caer de su gracia y ser degollado--¡Pues le hablaba de mi nuevo esclavo, un doncel finísimo traído de lejanas tierras. Su hermosura me ha costado un ojo de la cara pero lo vale. Sus ojos son como la miel y su pelo como el trigo dorado. Es tan valioso como el sol mismo en realidad—dijo el mercader casi suspirando--¡Allá puede verlo! ¿No luce magníficamente? Su sangre es casi real, un digno miembro de una familia noble apresado en una guerra extraña y hecho mercancía por sus captores. Se que cualquiera daría mucho por tenerlo entre sus sábanas—agregó luego.

 

El joven que se erguía al otro lado de la sala y que el dedo del mercader estaba apuntando era sin duda un apuesto joven. Llevaba solo una ligera túnica blanca y unos dorados brazaletes en lo alto de sus brazos, su esbelto cuerpo y sus largas piernas lo hacían exquisito a la vista.

 

-¡Lo quiero!—dijo tan solo el faraón.

 

-¡Pero mi faraón…!—dijo el mercader sabiendo lo que esas palabras querían decir en la fiesta de cumpleaños.

 

-¡Dije que lo quiero! ¿Hay necesidad de que lo repita?—preguntaron unos ojos azules que poseían el filo de la obsidiana—Después de todo es mi cumpleaños. ¿No es así? Será un regalo más que adecuado para mí. ¿Tiene alguna objeción?—algo le dijo a Pegasus que de contestar que sí su cabeza rodaría.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Seth reposaba tranquilamente en un diván traído de las tierras griegas, llevaba una túnica larga y azul con diseños grandes de alas doradas abierta en el pecho, tenía un pie arriba de la cama bien enfundado en una dorada sandalia.

 

El joven de exóticos ojos melados lo miró con ojos grandes al entrar, estaba escoltado por un guardia que no levantó la vista al entrar junto a él y que en silencio se retiró cuando el Faraón lo indicó.

 

Seth lo miró de arriba abajo y luego le hizo señas de que se acercara pero el joven permaneció en su lugar. El castaño arrugó el entrecejo y repitió la acción. El muchacho siguió en el lugar—Te he indicado que vengas—le dijo.

 

-¡Y yo respetuosamente te mando al infierno mequetrefe!—le contestó el otro con mucha autosuficiencia.

Notas finales:

Espero les agrade mi nueva locura

n.n


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