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Tan Frío Como El Invierno por shawol_elf

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Notas del fanfic:

Hecho de la vida real, es una historia con tintes amargos, donde la mayoría de los capitulos tienen más lagrimas que momentos divertidos. Donde el amor puede más que todo.

Reflexión hacia como vemos algunas cosas. 

Por que apesar de las adversidades no puede haber persona tan fría como el invierno o tan amorosa como la primavera, tan opaca como el otoño o tan caliente como el verano...

Notas del capitulo:

Holaaaa, bueno volvemos, ah, si ya sabemos aun no actualizamos ninguno de los otros fics, y ya estamos publicando otro, bueno la cosa es que a mi me esta fallando el word de la computadora y teniamos miedo de perder el avance que teniamos osea, el prefacio y el capitulo uno, y por eso lo publicamos por que no queremos perderlo y así. Por los mismos motivos de que a mi computadora le anda fallando el word y apenas voy a ver por que y así. 

Queremos decirles que nos ausentaremos y si, ya se que dije que y ano lo hariamos, pero lamentablemente la abuelita de nuestra Marlyne (Jo) fallecio hace poco y bueno, como sabran no tiene ganas de nada y la verdad es que, por respeto a ella y a su abuelita que por cierto era un pancito de persona, no escribire, bueno, pues lean y asi.

Hare lo que pueda por actualizar el fanfic de wattpad y el ultimo capitulo del shot que tenemos pendiente por ahí, pero no prometo nada, en open your heart, asi que. ESO.

Era una tarde de noviembre, una tarde muy fría.

Ya se sentía los estragos de ese invierno que azotaba Seúl.

Caminaba lo más rápido posible, intercalando con su rostro una rápida mirada hacia el cielo, empuñaba sus manos a las bolsas del enorme abrigo que traía puesto. Sentía el frio hasta los huesos. Apresuro un poco más su paso.

Llego a la estación del tren, se acercó al pequeño puesto que ahí había y compro (sin dudarlo) un enorme vaso de chocolate caliente. Sus entumecidas manos lo tomaron y se empezaron a restregar contra este, en modo de darse calor en ellas.

Soplo y dio unos pequeños sorbos, alzaba la mirada y observaba, soplaba y otros pequeños sorbos, mirada arriba y así sucesivamente. El metro se había retasado por los menos 3 minutos y eso, para toda la ciudad era la muerte y colapso total para todos. Se terminó ese chocolate caliente y el envase vacío lo deposito en el basurero, regreso a su puesto a la espera de ese metro que estaba tardando tanto.

Esa tarde era diferente a todas, desde hace 3 años, esa sería la primera tarde diferente.

Lee Jung Eun, su compañera de vida, su amiga, su cómplice, su aventurera favorita, su prima favorita (de hecho, la única que tenía, más bien el único familiar que le quedaba). Su hermosa Lee Jung Eun, su preciosa Jung, por fin sería sometida a esa operación que por tantos años habían estado buscado. Ella desde hace 4 años le habían detectado cáncer, desde hace aproximadamente 3, juntos lo estaban combatiendo. La solución era una operación, riesgosa pero que la ayudaría muchísimo para su salud, una operación que haría que el cáncer desapareciera definitivamente de su cuerpo.

Hoy esa tarde de noviembre sería el gran día que por tantos años ellos habían estado buscando, Lee Jung Eun sería intervenida a las 18 horas en punto, para la extirpación de aquel tumor que tanta lata les había dado a los dos.

Él había salido desde temprano de su trabajo para acompañar a su prima en este paso tan importante, pero al parecer el metro hoy no estaba de su lado. Estuvo a punto de abandonar la estación y tomar un taxi, cuando el metro de 5 minutos tarde ya había llegado.

Su lugar favorito en los asientos era el del lado de la ventanilla, le gustaba ver el paisaje, las casas, las personas, en realidad le gustaba ver todo y pensar, imaginar y poder desahogarse un buen rato, entre distancia y distancia.

El metro parecía ir más lento que de costumbre, más lento que cuando era día de visita al hospital.

Miraba por las ventanas, absorto en sus propios pensamientos con su reloj de mano marcando 5 minutos para las 17 horas.

El metro por fin llego a esa estación que él veía muy lejana. Bajo y comenzó a caminar esas 6 cuadras que separaban la estación del metro del hospital, el frio cada vez se colaba más por los pequeños espacios de su abrigo. Se trató de proteger más, encogiéndose en su enorme abrigo.

Llego a la entrada y saludo a la recepcionista en turno, camino ese pasillo enorme (a sus ojos) blanco y solitario, se subió en el elevador y marco el número de piso que se había aprendido de memoria. Piso 6, ya ni siquiera buscaba el número de puerta o el nombre del paciente pues con el tiempo ya se lo había aprendido, bajando del elevador, cuatro puertas a la derecha, habitación 560 paciente Lee Jung Eun.

Abrió la puerta y esa sonrisa que siempre admiraba porque nunca abandonaba el rostro de su prima apareció y le sonreía solo a él. En aproximadamente 40 minutos, esa sonrisa y esa persona estaría en el quirófano, y cuando regresara, sería una mujer nueva, diferente y libre de esa mala y horrible enfermedad que la había logrado consumir de poco en poco.

7 minutos para las 18 horas y no podía estar más ansioso, Lee Jung Eun estaba sonriente, radiante y muy platicadora, le estaba comentando todo lo que había ocurrido en su día número 16 desde que la hubo tenido que internar de urgencia, ella no se angustiaba, ella no estaba nerviosa y mucho menos preocupada. Lee Jung Eun con 25 años de edad, estatura mediana, tez muy blanca y un hermoso cabello chocolate, de mirada dulce y comprensiva, una sonrisa radiante y muy brillante, una Lee Jung Eun que tenía un hijo de 4 años, estaba tan normal que no aparentaba que en 35 minutos su vida estaría en juego, que su futuro estaba a dos pisos de distancia y que de aquí a 33 minutos se decidiera si continuaba o no con la enfermedad que tanto les había hecho sufrir.

Con 30 minutos, él comenzó a besar las mejillas, ya no tan redondas de su prima, comenzó a decirle lo mucho que la amaba y todos los dibujos que el pequeño Lee Tae Sun había hecho para ella, lo mucho que su pequeño la necesitaba y la quería. Le converso lo bien que le iba como asesor financiero y que al paso que iba en poco le darían el puesto gordo, el de gerente y con el dinero que ganaría en dos pagos compraría la enorme casa que tanto había deseado ella.

Con 28 minutos él le mostraba fotos del pequeño Lee Tae Sun, que ella no veía desde hace 16 días. Le mostraba todo con detalle sin saltarse nada, le dijo que el desaparecido padre del niño había reaparecido hacía apenas 4 días y nunca había olvidado a su hijo, le dijo que llego con muchos regalos y que llego preguntando por ella, que estaba avergonzado del tiempo que se había marchado para nunca regresar (dos años para ser precisos) pero que la conciencia le había pesado mucho.

Con 25 minutos ella comenzó a reír por aquella historia que él le había contado acerca de su ex esposo y padre de su hijo. Donde Lee Jin Ki no salía precisamente como el héroe de la historia, una historia tan chusca que hasta lagrimas le hizo botar.

Con 20 minutos ella le dijo que estaba muy agradecida de que Lee Jin Ki hubiese reaparecido y así el no cargase con su hijo él solo, mientras ella estaba ahí. Él le dijo que no era nada y que eso es lo que más le gustaba pasar tiempo con el pequeño.

Con apenas 23 minutos una enferma había llegado para revisar que la paciente estuviera bien pata la intervención. Así como llego si se fue.

–No espero para que entres y salgas como nueva, querida prima –hablo en un susurro, un susurro alegre.

–Que prisa tienes, por dios, tan desesperado como siempre. –ella le sonrió y tomo su mano –ya sé que esto no te gusta nada, pero espero entiendas que para mí es muy necesario –ella miro ambas manos y sonrió aún más –si no llegase a salir del quirófano y a salir me refiero a viva –el abrió la boca para pelear, ella le detuvo enseguida –por favor escúchame, es algo así como mi último anhelo. Sino llego a salir viva, por favor quiero que me prometas que serás feliz a pesar de cualquier circunstancia, que velaras por el futuro de mi pequeño y que sin importar que tú, lograras todas tus metas –las lágrimas comenzaban a salir de los ojos de ambos.

Esa tarde de noviembre sería diferente a todas, sin duda alguna.

–y la más importante mi querido primo, mi pequeño primo, es que, si yo llego a morir, quiero que no llores y que no estés triste por mi partida, después de todo si feliz y si llego a morir me moriré feliz de la vida que me tocó vivir, y de la hermosa familia que tuve y que llevare siempre en mi corazón, te quiero mucho.

Él se acercó y le dio un largo beso en la frente, mientras le susurraba lo mucho que la quería y que a pesar de todas las cosas y de lo que pasara en 18 minutos, él le prometía cumplir cada cosa que ella le hubiese pedido.

Con 15 minutos los médicos y enfermeras comenzaron a desfilar en la habitación de su prima, preparándola para cambiarla de cama y poder transportarla al quirófano, él tomo su mano y ella se la estrecho.

Le miro y le sonrió, él como pudo se la regreso y la estrecho aún más.

Se miraron y con la mirada se prometieron más cosas aún.

Porque tal vez esa pudiese ser su última mirada, su última sonrisa compartida, su último momento juntos.

Notas finales:

¿Quiénes creen que sean los principales?, quien adivine decide si quiere actualización y decide de cual de todos nuestros inconclusos trabajos. (eso no me alegra mucho que digamos). 

 

Saludos, Krys.

 


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