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Es una Promesa por LadyDeltaPhantomhive

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Notas del fanfic:

Los personajes son pertenencia de su respectiva creadora, yo solo los uso como entretención y sin fines de lucro.

Notas del capitulo: Hola :D yo aquí presentandome con otra historia, aunque creo que es un One-Shot...bueno no importa, estaba escuchando música hasta que me tope con una peculiar y como andaba pensando en una trama para escribir algo de esta parejita, a pedido de alguien, no pude evitar comenzar a inspirarme con la canción...aunque esto, pues..resulto en algo que ni yo misma pense escribir alguna vez...eeen fin, espero les guste, en especial a: Yazumi Hatake, chica, esto es para ti y como vez, escribí de estos dos aunque...bueno, ya me diras que tal jeje...sin más, a leer!
Pesado. Esa era la sensación que tenia en todo el cuerpo, se sentia cansado, en verdad cansado y muy agotado, hacia mucho frío y a pesar de saber que la calefacción del lugar estaba funcionando, él no sentia calor y sabia muy bien el por qué.

Suspiró y volvió a mirar a la ventana a su lado derecho, el cielo estaba nublado, por la forma en que se movian las ramas de los árboles, sabia que habia mucho viento. Se llegó a preguntar cuanto más durarian las pequeñas ramas antes de ceder ante la ventizca, antes de irremediablemente separarse de alguna de las ramas del árbol al que estaban sujetas, y si eso llegaría a durar él, aun que eso no era mucho, y según lo que sentia, presentia que ya faltaba poco. Cáncer, enfermedad que le fue diagnosticada cuando, para él...ya era imposible siquiera hacer algo, ahora estaba en fase terminal. Sin duda dolió el saberlo y aún más para él, el hombre de su vida, su adoración, su más grande amor, su esposo.

Lamentaba el hecho, oh en verdad lo hacia, comenzó con dolores agudos en el pecho, desmayos, dolores constantes de todo el cuerpo pero lo pasaba por alto, pensando que dada su condición, eso era normal. Se casó hace dos años, él fue muy romantico al proponerselo, su vida era una vez mas dichosa, el enterarse de su embarazo fue otra dicha añadida, claro, hasta que descubrieron junto a esa noticia, su enfermedad. Le dijeron que era riesgoso, que podrian hacer algo por él.

No quiso, se negó en rotundo, hubiese aceptado si esa solución no implicara el perder a su bebé. Como era de esperarse, su marido se enojó, desesperado trataba de hacerlo ver que podrian salvarlo, que era lo que se debia hacer. Llegaron hasta los gritos y no dió su brazo a torcer, no importaba, él no haria semejante cosa, y dolia el saber que el otro padre de su hijo, siquiera considerara aquello, aun si él solo tendria que seguir con aquello, lo haria. No se hablaron por semanas, lo ayudaba con los chequeos y demas pero eso solamente, era triste, su corazón dolia y era aparte al dolor que le ocasionaba la enfermedad.

Pasaron cinco meses, su embarazo avanzó y con él la enfermedad. No podia arriesgarse a las quimios, pensaba sólo en su hijo y no deseaba dañarlo; él pidió perdón, dijo entender su punto de vista, lloró y se arrodillo ante él, aquella tarde nublada y lluviosa, pidió comprensión de su parte también.

— “ Te amo tanto y no deseo perderte, no quiero perderte, eres mi vida, eres mi mundo, eres mi todo...nunca he sido feliz, hasta que te conocí y lo iluminaste todo con tu presencia."

Lloraron los dos, abrazados y a pesar de todo, le dió su apoyo, aun renuente lo hizo. El resto de los meses pasó y fueron más difíciles, pero ambos buscaban ver siempre el lado positivo de las cosas, sin pensar en lo que pasaria al final, ninguno deseaba hacerlo, aunque tenian conciencia del desenlace. Llegó al octavo mes, casi finalizándolo, durante el inició de la última semana de aquel septiembre, colapsó. Su esposo preocupado y tremendamente asustado lo llevó al hospital, su cuerpo ya no resistiría más, la cesárea de emergencia mantuvo todo el tiempo inquieto a su marido, que solo resaba por que saliera todo bien.

Un niño, un hermoso niño, se parecía a él, su cabelló negro y piel blanca, sacó la nariz y los hermosos ojos azules de su esposo, Akira, así lo llamaron. Ahora después de un mes en el que fué internado en el hospital, sólo aguardaba al inminente momento, a pesar de eso estaba tranquilo, su niño habia nacido sano y eso era un enorme y gran alivio; no heredó aquel mal que ahora lo aquejaba y que poco a poco lo habia estado consumiendo.

Escuchó la puerta y giró la cabeza, allí estaba él, gallardo y hermoso, suspiró, deseó hablar pero descubrió que no podia, no tenia las fuerzas. Sólo pudo sonreirle en cuanto se le acercó, le sonreía cálidamente, pero esa sonrisa no llegaba a sus ojos, estaban acuosos e irradiaban dolor y desesperanza. Sintió tristeza y dolor embargar a su corazón, le dolia, nunca deseó o pensó que fuera a pasar algo como esto, imaginó algo distinto, muy distinto.

— Hola amor -dijo Bankotsu, la voz casi se quebró y sus pies flaquearon por unos segundos.

Y no era para menos, verlo allí, pálido, ojeroso, sin aquel hermoso brillo en sus ojos negros, conectado a esas máquinas, tan desgastado, tan cansado. ¡Dios! Esto era difícil, muy difícil, se sentía morir, desesperado, triste, desolado...no queria esto, no lo queria, deseaba despertar y encontrarse en su habitación, en su casa, con él entre sus brazos y caer en la cuenta de que habia sido una pesadilla, una simple y horrenda pesadilla. Una que fue producto del cansancio y el estrés de otro arduo día de trabajo.

Pero esto no era así, no era un sueño, era la realidad, una tan cruda y cruel y de la cual queria y deseaba escapar, alejarse, la situación lo habia superado; la rabia también lo invadia, rabia al no poder hacer nada, al no poder ayudarlo de alguna manera y salvarlo, evitar que se alejara, que se fuera a algun lugar muy lejano, uno al que no podria seguirlo; no, hasta dentro de algunos años más.

Le sonreía, pero esa no era una sonrisa alegre, una de las que amaba y a las que se habia acostumbrado, esa era una triste, una dulce y triste sonrisa; sus ojos reflejaban cariño y amor, compación y comprensión...suspiró y cerró los ojos fuertemente, sus manos a los costados, apretaba los puños con tal fuerza que comenzaba a lastimarse con las uñas; no le importaba, su dolor, el de su corazón lo desmoronaba, quiso verse fuerte frente a él, no quiso que lo viera débil, queria transmitirle seguridad.

Con pasos lentos se fue acercando a la cama, sentia los pies de plomo, tan pesados que habia sentido que habia durado horas en llegar a esa cama y sentarse a su lado. Alzó su mano y con todo el amor que sentia, acarició sus cabellos negros, él le sonrió de nuevo y sintió su cuerpo temblar, inspiró hondo para evitar que el llanto lo invadiera, para evitar llorar y gritar por todo el dolor que estaba sintiendo.

Rogándole una vez más que no se fuera, que no lo dejara, que lo nesecitaba tanto como el aire al respirar, abrazarlo con todas sus fuerzas y llorar en su regazo como si de un niño se tratara; volvió a suspirar y acunó su mejilla con su mano, aquella que nunca avandonó sus cabellos, se inclinó y con suavidad y dulzura, beso sus labios, cerró fuertemente sus ojos y unas traviesas y traicioneras lágrimas cayeron sin su permiso.

Se derrumbó, se separó lentamente y enterró su rostro en su pecho, sollozó y su cuerpo entero comenzó a temblar debido a su llanto, sintió como despacio y con suavidad lo abrazaba y le acariciaba el cabello, consolandolo. Se abrazó un poco más a ese menudo cuerpo, ese que tuvo tantas veces en sus brazos, tantas noches compartidas entre risas, caricias y besos apasionados, noches que ya no volverian.

— Perdóname Jako, amor...no queria llorar, deseaba ser fuerte pero...no...no pude...lo siento -dijo entrecortado, su voz sonó ahogada porque aún seguia con el rostro contra su pecho.

Jakotsu trató de hacer más presión en su abrazo, aun que sólo fue un poco, escuchó el llanto de su pareja y su corazón volvió a doler, comenzó a llorar y besó la cabeza de su amado; respiró profundo un par de veces y reuniendo un poco de fuerza trató de hablarle, de consolarlo con palabras, deseaba decirle cuanto lo amaba antes de partir.

— Tranquilo cielo...está...bien -hizo una pausa para volver a tomar aire y continuó- esto es...muy difícil pa...para ti y...lo entiendo...des...cuida -terminó en un susurro bajo pero que el otro lograba escuchar al estar cerca suyo.

Bankotsu levantó un poco la cabeza y miró a los ojos a su amado esposo, este le devolvió la mirada con una sonrisa llena de amor, entonces se dió cuenta, también estaba llorando.

— Amor...nuestro hijo...nuestro niño...pro-prometeme que...lo cuidaras ¿sí? -volvió a decir, sin dejar de sonreirle a su esposo- cuidalo mucho...te nes...nesecita y sé que...serás un magnífico padre -volvió a realizar una pausa para respirar, cada vez se le hacia un poco más difícil, pero no se rendiría, aún tenia que decir- ...es un pedacito de...de mí...y que sé...te amará tanto...como yo -dijo mientras la sonrisa flaqueaba un poco y más lágrimas salieron de sus ojos.

— Te amo, mi vida...te amo mucho y eso nunca cambiará, nadie ocupará tu lugar -dijo Bankotsu con voz quebrada y lágrimas en el rostro, volvió a darle un dulce beso y juntó sus frentes- lo prometo, cuidare mucho de nuestro hijo, lo apoyare y amare mucho...porque es tuyo y mío...porque es de los dos.

Un sollozo lastimero brotó de ambos, era doloroso, despedirte de la persona a la que más amabas, sabiendo que nunca más volverás a verla, a escuchar su voz, sentir su presencia, compartir risas y llantos, buenos y malos momentos pero siempre juntos. El dolor te desgarraba el alma y el corazón.

— Ban...no quiero...que te cierres al amor...a la felicidad...quiero que...seas feliz...que ames de...nuevo -dijo vieldolo a los ojos, su esposo negaba con la cabeza pero él insistió- no deseo que...estes solo...piensa en la...felicidad de nuestro hijo...pe...ro...también en...en la tuya...prometemelo...por favor...-terminó con voz quebrada, lo vió cerrar los ojos con fuerza por unos segundos que se le hicieron interminables.

Comenzó a sentirlo, una sensación inexplicable en palabras, y lo entendió, esto era lo último, hasta allí llegaban sus fuerzas. A pesar de todo lo que hubiese pensado antes, no sentia miedo, más bien era paz, tranquilidad, era como empezar a tener sueño, uno muy pesado como cuando te desvelas toda una noche. Pero queria escucharlo antes, deseaba que le diera su respuesta para poder estar tranquilo.

— Ban...amor...por favor -susurró su suplica, su respiración estaba dificultándose enormemente- cielo...ne...nesecito que...me lo...pro...metas.

Bankotsu se paralizó un momento al escuchar el sonido de aquella máquina, la que indicaba los latidos de su corazón, eran más lentos, más pausados.

Ahogó el alarido de dolor que quiso salir desde lo más hondo de su pecho, abrió los ojos y supo que ya no tenia tiempo, su amado lo veía y en sus ojos vió su suplica, suspiró y sin fiarse de su voz, asintió con la cabeza.

— Gra...gracias -susurró aliviado, ya podria estar tranquilo- tran...quilo mi amor...esto no...será por mucho...tiempo...nos volveremos a...ver...algun día...estaremos...juntos o...otra vez.

— Lo sé, esperame entonces cariño, donde sea que estes, donde te encuentres...esperame...y estaremos juntos de nuevo -dijo con voz rota, mientras las lágrimas descendian por sus mejillas.

— ¿Es...una...promesa? -preguntó en voz baja, casi como un suspiro, empezó a sentirse invadido por el sueño, los sonidos ya casi no le llegaban claros y su visión comenzó a oscurecerse.

— Es una promesa -afirmó con seguridad y una sonrisa que fué debilmente correspondida, besó una vez más aquellos suaves labios- Te amo.

— Te...amo -dijo en otro suspiro mientras cerraba sus ojos, dejándose llevar por el sueño.

Bankotsu abrazó fuertemente a su amado, lo sostuvo contra su pecho mientras lloraba dejando salir todo el dolor que lo desgarraba por dentro, se habia ido, se habia marchado, lo habia perdido.

Dos horas después, y luego de que les diera una batalla titánica a las enfermeras y médicos por negarse a soltar el cuerpo de su esposo, se encontraba sentado y ya más calmado en uno de los pasillos, sostenia entre sus brazos a su pequeño hijo, tan idéntico a su amor, lo miraba con ternura mientras dormia. Recordó la promesa que le habia hecho a su dulce ángel y volvió a afirmarla viendo a su pequeño, estaria para él siempre, nunca lo dejaría de lado y le daria todo el amor que su Jako le hubiese dado; hasta el día en que volvieran a encontrarse, en el más allá, viendo a su pequeño y dejando un pequeño beso en su cabecita, volvió a pensar de manera firme y decidida:

— “Es una promesa".
Notas finales: Y bien....¿qué les pareció?...dejenme saberlo con sua lindos comentarios :3 agradezco que hayan leido esto, y pues espero les haya gustado, jeje lo sé, esto no era lo que pensaba de escribir con esta parejita pero...no dejó la idea mi cabeza despues de escuchar esa canción jeje...bien, los quiero y espero saber que les pareció...sayonara!

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