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Quiero perder la virginidad contigo, otra vez. por Himiko Hirisashi

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen sino a nuestra loca y amada autora Nakamura!! Love you baby bitch!!!

Notas del capitulo:

Bien comenzaré diciendo que esta es una hermosa y mpreg-bella versión de qué pasaría si… Hiroki se hubiera embarazado la única vez que lo hizo con Akihiko n.n ok la mención del mpreg ya dice mucho y el resumen da un poco la idea de qué haría nuestro bello peliblanco xD

En fin chicas las dejó leer no sin antes mencionar dos cositas! 1.  Es idea de Helenhades y un regalo para ella por su cumple!!! Que Diosito te bendiga muchísisisismo neni!!! :3 love you nena!!! Y 2.  Para mis adoradas (porque en verdad las re quiero chicas) lectoras que me siguen con todo mi rollo de hilo conductor de todos mis fics; esta es una excepción que no va concatenada con ninguno de mis anteriores trabajos (ya saben donde me estreso porque las fechas coincidan y mis fics coincidan entre sí y con el manga y bla bla bla…)

Sin más las dejó con su lectura para averiguar qué hacía Akihiko a las dos de la mañana con Isaka en un hospital (?)… besos!!!

BTW! Todo el fic se desarrolla en dos días:  Jueves y Viernes J

 

—Fui yo el que lo invitó— “Solo necesitas tapar tus ojos… haré que imagines a tu amado Takahiro” fue lo que le había dicho antes de besarlo.  Fue una inocencia egoísta.

Las frías manos de Akihiko habían pasado por su cabello y aquel sonido gutural que exhaló el peliplata al entrar en Hiroki lo habían hecho sentirse la persona más feliz del Mundo entero.  Ese pequeñito momento, en que nada estaba mal, en que por fin había sido uno con la persona que secretamente amó por tanto tiempo, ese pequeñito momento en que sus esperanzas vívidas le indicaban que Akihiko lograría entender sus sentimientos al hacer aquel acto tan sublime al cual el moreno se entregaba completamente; ese ínfimo y pequeño momento que desapareció en cuanto Akihiko pronunció aquel nombre que tanto odiaba, que lo separaba a un millón de kilómetros de distancia del peliplata, que lo hacía volver a la realidad.  Takahiro.

—Lo único que quedó fue el toque de tus manos… mis sentimientos no fueron correspondidos…—

Abrió sus achocolatados ojos rápidamente y la náusea de la mañana le hizo levantarse inmediatamente de la cama para vomitar el poco contenido de la cena de la noche pasada.  Y con ésa, era oficialmente la tercera vez en la semana que le pasaba lo mismo y ni siquiera había llegado el fin de semana; sí, demasiado estrés por la próxima graduación era lo que lo tenía así; o al menos eso pensaba el moreno.

—Maldición, la pesadilla empeoró la náusea de hoy— se dijo a sí mismo mientras llevaba una de sus manos a su vientre sintiéndose extraño, definitivamente algo no andaba bien consigo pero él era el principal coordinador de llevar a cabo la ceremonia de graduación y no podía darse el lujo de ir a un hospital ni nada, por lo que simplemente se tomó un par de pastillas para el dolor estomacal que no sentía y salió rumbo a la universidad; el tiempo con que contaba era oro.

Hacía una semana había comenzado a vivir con Nowaki, pero éste siempre se levantaba mucho más temprano para ir a uno de sus tantos trabajos antes de comenzar a estudiar en la escuela central de medicina.

—Estúpido Nowaki, me esforcé para que entrará a esta universidad para estudiar Servicios Sociales y terminó yendo a la de Medicina— refunfuñó el moreno mientras caminaba dentro del campus de la Universidad de Tokio, tratando de distraer su mente del entero dolor de cabeza que sentía y que no lo dejaba tranquilo. Su cabeza cabizbaja con vista fija en el suelo, enumerando uno a uno los detalles para la ceremonia de graduación que debía coordinar, recordando las correcciones de fondo de su tesis que había sido revisada, y más que nada volviendo de vez en vez a recordar esos ojos azulados que ahora cada vez miraba menos por falta de tiempo de ambos. 

—Nowaki— y aquel nombre, que irónicamente significaba “tifón”, hacía que su mente se pusiera en blanco y centrara toda su atención en aquella persona que en apenas dos meses de haberlo conocido ya le había puesto el mundo de cabeza.  Los mismos dos meses habían pasado desde que descubrió que jamás alcanzaría aquellos sentimientos por Akihiko, tan arraigados a su ser desde los diez años y que estuvieron con él hasta los veintidós; ¿era posible que Nowaki en dos meses los hubiera quitado?  Hiroki sabía de antemano esa respuesta…

—Hiroki—y como si el karma quisiera pasarle una mala jugada, detuvo sus pasos en seco y dejó caer los libros que llevaba en sus brazos, al percatarse de la persona que tenía enfrente, cuyos ojos violáceos fijos en él lo miraban preocupado.  Ocultó la vista y se maldijo interiormente porque también habían pasado exactamente dos meses desde la última vez que le habló; cuando Akihiko había llegado a su casa y lo había visto con Nowaki cerrándole la puerta principal. 

Desde ese entonces había hecho hasta lo imposible por no toparse con él en la universidad… hasta ahora.

—Umm, voy apurado— se excusó dejando de verlo inmediatamente para bajar a recoger los libros que se habían caído a sus pies, cortesía del ojivioleta que tenía enfrente.

—Te ayudo entonces— respondió cortante Usami con el ceño fruncido ante la frialdad del moreno a quien no había visto en tanto tiempo.  Era su mejor amigo, creía que si así era, al menos debía hablarle y no mostrar esa fría actitud hacia él; iba a reclamarle cuando vio algo anormal en Hiroki que le bajaba la mirada con las mejillas sonrosadas —¿te encuentras bien?— inquirió Usami tratando de encontrar esos ojos canela que se ocultaban bajo su flequillo.

¿Era posible que Nowaki en dos meses hubiera quitado los sentimientos que tenía por Akihiko?  El tiempo se detuvo, no escuchaba nada más que el rápido sonido de su palpitar, estaba agachado en el suelo intentando recoger los libros que se le habían caído pero su cuerpo no reaccionaba y en cambió en su mente solo había una palabra; una respuesta.  No. 

Había evitado a Akihiko todo ese tiempo por una sencilla razón, y esa razón era el nudo que ahora se formaba en su garganta al sentir la presencia del ojivioleta frente a él, tragó e intentó respirar más hondo pero cuando la mano de Akihiko tocó la suya al intentar recoger un libro, no pudo evitar sentir un escalofrío por toda la columna vertebral que lo hizo temblar inevitablemente y voltearlo a ver.  Su amor platónico lo estaba viendo de frente, preocupado, con la misma expresión con que lo vio en su apartamento hace mes y medio.  “Tu amabilidad me lastima” pensó desviando la mirada al sentir cómo se aguadaban sus ojos.

—¿Hiroki?— preguntó de inmediato el ojivioleta al ver a Hiroki sonrojado y con la mirada triste, cristalina, extendió su mano para tocarlo y sintió cómo Hiroki abruptamente se levantaba arrebatándole los libros que Akihiko había recogido.  Frunció el ceño nuevamente mientras se levantaba también, algo andaba mal con él.  —Oye Hiroki, no me has respondido, tú…— y las palabras murieron en su boca al sentir como Hiroki había dado un paso al frente de él  y posado sus manos en el pecho de Akihiko para después desplomarse sobre él.  —¡Hiroki!— lo detuvo abrazándolo por la espalda mientras su enojo desaparecía por un claro semblante de preocupación y sin perder mucho tiempo lo llevaba a la enfermería.

Dos horas luego de aquel desmayo y Hiroki se hallaba dormido en la cama de la enfermería de la universidad, con suero en el brazo y siendo acompañado de Akihiko cuya mirada violeta no se había despegado del moreno desde que lo había visto al fin, después de que el ojiazul le cerrara la puerta en la cara…

Pasó su fría mano por las hebras suaves del moreno que se encontraba durmiendo mientras su pecho se oprimía poco a poco. 

Ese hermoso y largo cabello, su cálido cuerpo, el peso de su cuerpo, incluso el sonido de su respiración; aquella noche no había hecho el amor con Takahiro; de eso estaba completamente seguro y aunque una venda hubiese cubierto sus ojos, todo el tiempo estuvo consciente que con quien estaba teniendo sexo era con Hiroki, el mismo castaño que voluntariamente se había ofrecido a ser substituto de Takahiro; y él estuvo de acuerdo con esa idea, al principio. 

Había cerrado ambos ojos en aquel entonces y había evocado la imagen de Takahiro pero a penas Hiroki se había empezado a mover suavemente aquel pensamiento se desvió inevitablemente hacia su mejor amigo, ¿por qué Hiroki había accedido a ser el sustituto de Takahiro? Aún no sabía aquella respuesta pero podía asegurar que desde aquella noche últimamente había dejado de pensar en el chico de lentes para enfocarse en la ausencia de Hiroki… jamás habían estado tan alejados como aquellos dos meses desde que hicieron el amor y eso lo tenía desconcertado.

Posó su fría mano sobre las hebras de Hiroki quien seguía dormido, repasando con cuidado su cabello desde la raíz, deslizando sus dedos hacia las puntas del castaño, para serse sincero ahora que había estado tan lejos de él no había podido concentrarse ni siquiera en escribir ninguna de sus novelas, simplemente las palabras no fluían con la facilidad que lo hacían antes, era como si Hiroki fuera una especie de musa que hasta ese momento Usami se había dado cuenta que necesitaba, volvió a acariciar los cabellos de su amigo cuando vio que, con cuidado, se movía para levantarse.

—Nowaki—susurró y la mirada violácea de Akihiko se agrandó al ser confundido de aquella manera, recordaba que siempre desde que eran pequeños Akihiko le acariciaba la cabeza para que Hiroki se despertara, y ahora… ahora mencionaba a otro al despertar.  Un extraño escalofrío recorrió al peliplateado mientras sus cejas se fruncían inevitablemente.

—Hiroki—

—Aki… ¡Akihiko!—se levantó de golpe pero de inmediato un dolor de cabeza intenso se apoderó de él haciéndole cerrar sus ojos por inercia.  Por su parte Akihiko se guardó las quejas para después al contemplar a su amigo.

—Shh no grites, es la enfermería… ¿estás bien?—

—¿La enfermería?—

—Sí, te desmayaste hace poco— comentó Akihiko preocupado mientras Hiroki palidecía al oír eso.  Últimamente había estado muy cansado y sin apetito alguno al punto que casi todo le daba náuseas, el dolor de cabeza lo atacaba casi a diario y el estrés lo había hecho bajar de peso considerablemente; pero de eso a desmayarse había una gran diferencia; sin embargo, no podía decírselo a Akihiko; después de todo, él tenía a Takahiro.

—No fue nada, solo estrés—mintió

—Mientes—

—¿Eh?—

—Haces esa mueca cuando mientes y bajas la mirada—

—No es cierto—

—Lo haces desde los diez—

—Yo…—

—Te conozco—  Hiroki se quedó callado viendo cómo Akihiko inmediatamente pasaba su mano fría por la mejilla contraria “si me conocieras sabría de mis sentimientos” pensó fugazmente, “pero jamás llegarán a ti, nee?”.  Suspiró audiblemente mientras quitaba la mano de Akihiko de su mejilla.  Lo sabía, y verlo nuevamente se lo confirmaba, no lo había olvidado, ni porque Nowaki le ofreciera mar, cielo y tierra podría olvidarse de quien estuvo enamorado por más de diez años.  Simplemente el ver esos ojos violetas que lo miraban profundamente y esa preocupación hacia él solo lo hacían sentirse miserable… “debo olvidarlo porque por mucho que lo quiera mis sentimientos jamás serán correspondidos…”.

—En serio estoy bien, oye… ¿me quieres hacer un favor?—

—Dime—

—Yo… los libros que llevaban son para llevarlos al Consejo de la Facultad de Literatura, está al otro lado del campus, ¿podrías llevarlos por mí? creo que descansaré un poco más— forzó su mirada en Akihiko y se obligó a no hacer ese pequeño puchero en los labios que lo delataban como mentiroso.

—Bien, no hay problema Hiroki, solo… no te vayas— comentó Akihiko viendo su reloj y pensando en lo que tardaría en ir y volver.  Algo en su interior le decía que ahora que volvía a toparse con Hiroki no quería dejarlo ir, y menos con ese hombre que había mencionado al despertar.

Veinte minutos, fue lo que se tardó en ir y regresar.  Frunció sus cejas y chasqueó la lengua molesto, Hiroki ya no estaba en la enfermería; lo había vuelto a hacer, Hiroki había huido.

Supuso había vuelto a sus clases; después de todo era temporada de exámenes así que regresó a su aula y, a penas terminó la última de sus clases, volvió a caminar hasta el apartamento del moreno, como hacía un par de meses lo había hecho, cuando Hiroki no aparecía por ninguna parte.  “Cierra los ojos, haré que imagines a tu amado Takahiro” eran las palabras que le había dicho aquella vez y después de esa noche no lo había vuelto a ver por una semana, lo había buscado y llamado incansablemente hasta decidir irlo a ver a su apartamento donde aquel tosco novio de Hiroki lo había apartado de él cerrando bruscamente la puerta.

Chasqueó la lengua de nueva cuenta mientras sus pasos eran cada vez más acelerados hacia donde vivía su mejor amigo, al apenas recordar a ese tipo de ojos azules apresando a Hiroki cual presa, le daban ganas de querer golpearlo lo suficiente para que lo dejara de abrazar. Su corazón comenzó a latir aceleradamente, otra vez volvían aquellos sentimientos que no comprendía…

Por un lado sentía una terrible frustración y enojo hacia Hiroki, ¿cómo putas no le dijo quién era el tipo? ¡¿acaso no era su mejor amigo?!, ¡¿acaso no se conocían prácticamente de toda la vida?!, ¡si él le había contado de sus sentimientos por Takahiro y eso que no era correspondido!.  —No lo entiendo…— susurró mientras seguía caminando por las calles de Tokio.  ¿Por qué Hiroki había decidido no contarle sobre su novio? O mejor dicho, ¿por qué jamás le contó que era gay? Si a los diecisiete Akihiko se lo había confesado.  No podía creer aún Hiroki le guardara tantos secretos.

Pero ese sentimiento desapareció con haberlo visto hoy, su hermosa mirada chocolate, sus hebras caoba finas que se movían con el viento, su mirada concentrada cuando analizaba algo, hasta la forma de caminar tan esbelta y con gracia, notando el porte de familia adinerada a la cual pertenecía, todo en el exhalaba un aire de suma delicadeza y sus pucheros infantiles, sus gritos, sus enojos, sus aserciones a la hora de hablar, debía admitir que Hiroki en sí era único, era igual a él y a la vez tan diferente, y cuando estaba con él simplemente se le olvidaba lo malo de su Mundo, el rechazo de Takahiro, el abandono de su familia, el estrés de publicar sus libros… hasta se le olvidaba estar enojado con el castaño pues esta única vez que lo había visto ni siquiera se le pasó por la mente preguntarle por su novio, ni siquiera el porqué había decidido huir de él…

Y finalmente ese sentimiento que dejaba aquella huida, Hiroki había estado con él todo el tiempo, desde pequeños, compartiendo absolutamente todo y aunque él hubiera decidido estudiar Derecho y Hiroki Literatura eso no los había separado tanto, inclusive a pesar de todas las obligaciones que ahora como adultos tenían que soportar; estaba seguro que no podía imaginar una vida sin Hiroki, o algún recuerdo en donde él no estuviera, Hiroki había sido su estandarte, su fuerza de apoyo y la única persona que lo comprendía en su totalidad, ni siquiera Takahiro sabía todo de él, no de la forma que Hiroki lo hacía pues había vivido con él siempre, y ahora que no estaba…

—Hiroki…—el solo exhalar ese nombre de sus labios le provocaba calor en los mismos.   Su celular sonó desconcentrándolo de los pensamientos del moreno, pero dibujó una sonrisa en el semblante de su rostro al notar el mensaje 

De:  Takahiro

Espero verte hoy en la noche como acordamos, pedí permiso y puedo salir antes del trabajo. ¡te veo en dos horas!.

Akihiko guardó el celular suspirando al recordar que había olvidado la invitación que le había hecho a Takahiro hace un par de días de ir a comer; desde hacía  mes y medio cuando Hiroki había desaparecido de su vista, cortesía de su novio ojiazul, Akihiko había decidido pasar más tiempo con Takahiro, invitándolo a salir para rellenar los vacíos que Hiroki había dejado… podría decir que aquello había comenzado bien pero eso sería mentirse, pues desde el momento en que vio a Hiroki ser abrazado por ese pelinegro simplemente sus pensamientos se habían centrado en esos sentimientos que no lo dejaban tranquilo y que Takahiro no podía hacer olvidarlos.   Su mirada violácea entonces volvió hacia el enorme edificio universitario frente a él, ahora las ganas de ver a Takahiro disminuían mientras las ganas de ver a Hiroki aumentaban considerablemente.

Un toquido, dos, tres y nadie llegaba a abrir.  Conocía a perfección el horario de clases de Hiroki y sabía que a esta hora debería estar en casa, ya habían cerrado la biblioteca y las dos tesis en las que el moreno estaba trabajando le impedían salir a divertirse aunque sabía que Hiroki no era de esa clase de persona. A su memoria volvió aquel chico alto que le había arrebatado a Hiroki ¿y si le estaba impidiendo abrir? Si ese tipo se atrevía siquiera a mirar mal a Hiroki podía jurar que le partiría el rostro allí mismo, aunque el tipo fuera su novio y Akihiko solo un amigo porque podía asegurar que Hiroki se merecía a alguien mejor que el ojiazul, es más no había nadie que pudiera ser merecedor de… Hiroki.

Celos.

Se detuvo de tocar, como lo había hecho incesantemente, sin haberse dado cuenta su corazón estaba acelerado y sus cejas se fruncían en demasía. Relajó la expresión y luego una pequeña sonrisa dibujó su rostro.  No era simplemente haber visto a Hiroki con alguien más, era el solo pensar que Hiroki no iba a estar sólo para él, que alguien más estaría allí ocupando el corazón de Hiroki, su atención, sus cariños, todo él… tragó en seco, bien sabía que la amistad con Hiroki jamás había sido normal, no cuando pasaba casi las veinticuatro horas del día con esa persona, no cuando esa persona ocupaba la mayoría de sus pensamientos, no cuando había decidido seguir besando a Hiroki a pesar de saber que no eran conjuros y denominarlos como tal, no cuando… no cuando habías hecho el amor con esa persona aún si ambos se mentían haciéndole creer al otro que Hiroki era Takahiro.

—No lo quiero como amigo…— “no desde que estoy aquí” pensó para sus adentros al notar todo el tiempo que había pasado y él seguía esperando como perro tras esa puerta con la determinación de no volver dejar escapar a Hiroki aunque este tuviera novio y no quisiera verlo.  Sabía que si lo miraba de nuevo, aquel sentimiento que estaba tomando forma podría adecuarlo a la palabra “gustar” que tanto usaba con Takahiro y que al final parecía utilizar la palabra con la persona inadecuada.

—¿Estas buscando a Kamijou-san?—  Escuchó de pronto una voz que lo hizo voltear a ver hacia su izquierda.

—Sí—

—El se mudó esta mañana— respondió quedamente el joven viendo cómo la cara del escritor delataba sorpresa.

—¿Se mudo?, ¿ a dónde?—

—No lo sé, solo vi que vino un camión de mudanza—comentó nuevamente el chico notando ahora la expresión de confusión de Usami… ¿oi, estás bien?

—Yo… tengo que irme— susurró para sí dando la vuelta y yéndose mientras su entrecejo se fruncía ligeramente.  Tragó en seco, aunque sabía que mañana lo vería pues el moreno debía ir a la Universidad por exámenes, algo le decía que esa vez que estuvo en la enfermería con Hiroki sería la última vez que lo vería…

 

Notas finales:

Nena linda espero te haya gustado!!! Con mucho amor en serio neni!!! :)

Gracias chicas por su tiempo para leer y espero las haya dejado con la intriga de saber qué pasará en el segundo cap de este Two o Three-shot :3 las adoooro 

Hasta más minimum no tan minimum n.n


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