“El linaje que fue borrado.”
Retumbaban los gritos del adolescente en el siempre elegante despacho de Seto Kaiba. Desde el sillón, Joey rodaba los ojos y seguía pensando en un argumento para poder calmar a su hijo antes de que hiciera enojar a Seto ya que él mejor que nadie conocía el temperamento de su esposo.
— No quiero ir — replicó Judai furioso—. Es estúpido, primero me obligan a esconderme todo el tiempo, a mezclarme como si fuera hijo de Mokuba y ahora quieres que me aparezca en tu academia con el orgulloso apellido Kaiba. ¡Claro!
— Estoy dispuesto a decir toda la verdad — Dijo Seto tranquilamente.
— ¡Ese no es el problema! No entiendes lo incómodo que será ser el centro de atención.
— Esa es tu arma principal, toda la atención será tuya por el hecho de ser el hijo del dueño — dijo el ojiazul triunfante —. Es tu oportunidad para mostrar tus habilidades.
— No quiero que sea de ese modo, no me gusta—Dijo Judai haciendo un puchero.
— ¿Por qué no? ¿No estás seguro de tus habilidades? ¡Tienes que ser el mejor!
Las palabras de su padre lo hicieron enfadar mucho. Era un gran peso el que estaba poniendo sobre él y si no era capaz de cumplir no quería sentirse como imbécil fanfarrón, él sólo quería disfrutar de los juegos y, como siempre, con su papá no se podía hablar. No podía decirle a su orgulloso padre que su meta en la vida no era coronarse como el rey de los duelos.
Judai apretó los puños, miró a su padre con impotencia, ahogando sus palabras dio media vuelta y azotó la puerta al salir.
Joey intentó detenerlo inútilmente, le cerraron la puerta en la cara. Suspiró cansado y se frotó la frente.
— Seto — habló Joey con delicadeza, haciendo uso de toda la paciencia que tenía—, creo que no comprendes los sentimientos de Judai.
— ¿Sentimientos? Él tiene un deber.
— Es justo eso. Él quiere disfrutar su vida, lo acostumbramos a vivir en el anonimato, él no conoce de presiones sociales, nunca ha tenido problemas graves y no tiene grandes deseos en la vida, él sólo quiere ser feliz y vivir una tranquila vida haciendo lo que le gusta.
— ¿Estás diciéndome que Judai Kaiba es un conformista, un mediocre? — espetó Seto con incordio.
— No estoy diciendo eso — se acercó al castaño y lo tomó por los hombros—. Simplemente digo que él quiere alcanzar sus propias metas, no las que “debe” cumplir.
— Me parece una tontería, detestaría que fuera el último de su clase.
El comentario de Seto pareció caerle como balde agua fría al rubio.
— ¿Estás diciendo que soy un mediocre por ser el tercer mejor duelista? — dijo Joey gruñendo.
— No te lo tomes personal pero la verdad es que nunca creí que fueras si quiera un duelista.
— ¡Oh! Disculpe usted señor segundo lugar.
— ¿Qué dijiste?
— El señor engreído está molesto ¡uy! Quizá debamos arreglar esto con un duelo.
Las provocaciones e insultos continuaron como hace muchos ayeres de preparatoria y así un interesante duelo se llevó a cabo mientras un molesto Judai escapaba de casa.
Mientras tanto en la academia de duelos se preparaban para la recta final del torneo realizado cada fin de clases para elegir al mejor de cada dormitorio.
Yusei Fudo era el alumno genio al parecer, nada muy impresionante pero era el mejor en clases y durante todo el torneo había demostrado tener un desempeño impecable y ahora era el finalista y debía enfrentarse al mejor del segundo grado, obelisco azul también, Zane Truesdale.
Fue una batalla difícil que obligó a Yusei a usar sus mejores estrategias pero Zane era un duelista implacable, calmado e inteligente, eran muy similares sin embargo la victoria fue para el veterano Zane Truesdale.
— Bien jugado — Zane le tendió la mano y la estrechó sin rencores.
— Igualmente, fue muy ilustrativo para mí llegar hasta aquí — dijo Yusei calmadamente—. Gracias por el duelo.
— Para ser tu primer año lo has hecho muy bien, espero volver a enfrentarme a ti pronto.
Yusei sonrió y asintió. Recordaba siempre las palabras de sus padres que le habían enseñado a ser humilde en la victoria y digno en la derrota. Eso era una cualidad que Zane apreciaba mucho en Yusei. Sus amigos, Jack Atlas (a quién venció en la semifinal), Cuervo Hogan y Akiza corrieron a felicitarlo. Todos estaban impactados por el increíble desempeño del reservado Yusei y su reputación iba en aumento.
Durante la noche, recostado en su cama trataba de encontrar su fallo en la partida, sintió que algo le faltó, estaba concentrado pero hubo algo que le parecía “forzado” y por más que pensaba y pensaba no encontraba el error. Su celular sonó, sacándolo de su ensoñación.
— Diga.
— Soy yo.
— ¡Padre! — dijo Yusei, incorporándose de inmediato.
— ¿No interrumpo nada? Ya sabes…
— No, no. Estoy en mi habitación a solas.
— Quería felicitarte por tu anterior duelo ¡fue increíble! —felicitó Yugi lleno de euforia desde el otro lado de la bocina.
— Gracias— aceptó Yusei y al instante se puso algo sombrío—, pero no logré ganar.
— ¡No tienes por qué reprocharte! Fue un duelo espectacular, bien jugado, no esperábamos menos de ti.
— Aún me queda mucho por aprender.
— Así es — aceptó Yugi de lo más tranquilo—, y es por eso que estás en esa academia.
— Lo sé, me seguiré esforzando.
— Yami y yo estamos muy felices, lo estas logrando— Yugi sonrió casi a punto de llorar—, ese segundo lugar es completamente tuyo, limpio, con tus méritos. Nos alegra mucho el camino que has tomado y estamos orgullosos, sigue así por favor que no importa lo que pase, nosotros siempre te apoyaremos.
— Padre, por favor…— Tranquilizó Yusei al notar la voz entrecortada de Yugi—, gracias.
— Lo siento— se disculpó Yami tomando la bocina—, está muy emocionado, ya sabes lo que ha sido para él. No te preocupes en cuanto regreses estas vacaciones pasaremos tiempo juntos para celebrar.
Yusei se sintió reconfortado al instante, al terminar la llamada sonrió y pensó que era triste no poder revelar quienes eran sus verdaderos padres pero aun así seguiría sus sueños y sería un duelista profesional, el mejor. Con esa imagen en su mente tuvo un sueño de aquel día en el que sus amigos Jack y Cuervo le habían mostrado lo que era el duelo de monstruos, ellos le habían enseñado a jugar y juntos habían recopilado muchas cartas que siempre intercambiaban en el patio del colegio, también había revivido aquella sensación que tuvo cuando todos le hablaron del impresionante rey de los duelos Yugi Motou y cuando se dio cuenta de que él era su padre, más bien sus padres, ese día lloró de la emoción.
En algún lugar de ciudad Domino, Yami dejaba la bocina del teléfono, disimulando una risita miró a su esposo.
— No te rías— ordenó Yugi tratando de esconder sus lágrimas.
— Lo siento — Yami se acercó y lo abrazó—, es sólo que no es para tanto pero yo también estoy muy orgulloso de él.
— ¿No es para tanto? ¡Sólo de recordar ese día me siento mal!
Ambos hicieron un rápido viaje mental al pasado, al día en el que Yugi le había informado a Yami que estaba embarazado.
— ¿Qué? — preguntó Yami por tercera vez, dejó caer su maleta y se acercó impaciente a Yugi.
— Estoy embarazado.
Declaró Yugi una vez más, sonrojándose. Yami sonrió ampliamente y lo cargó, lo llenó de besos, le dijo que lo amaba una y otra vez y expresó su felicidad tanto como pudo. De inmediato hicieron planes, no podían esperar más, hicieron su agenda y planearon todo lo que necesitaría su bebé, estaban eufóricos. Yugi llamó a todos sus amigos, incluso a Pegasus, y organizaron una fiesta para la familia, todos asistieron, excepto Seto que seguía sin aceptar su relación con Joey y no podía pedirle que ya vivieran juntos. Pegasus se ofreció a ser el padrino y durante la fiesta todos hablaban de los increíbles planes que tenían para el futuro duelista, el hijo del rey de los duelos.
Conforme pasaba el tiempo la agenda de Yami y Yugi se llenaba más y más, todos estaban interesados en el hijo de la pareja y ya querían empezar a firmar contratos por las exclusivas, aquella presión comenzó a preocupar a Yugi que tuvo un sueño en donde veía a su pequeño feto encadenado y llorando, siendo destrozado por cámaras, personas y monstruos de duelo, él veía como todo aquello mutilaba a su no nacido hijo y ese sueño fue tan aterrador que despertó gritando y comentó sus inquietudes con su amor. Después de mucho pensarlo supieron que estaban atando a su hijo a una vida que podía ser prometedora pero difícil, compartir su felicidad quizá había sido contraproducente, todavía no nacía y ya tenía altas expectativas respecto a los duelos, tenía una corona que quizá él no merecería jamás. Y así el día del parto Yami arregló todo para que se dijera que el pequeño había nacido muerto, fingieron un funeral y después Yugi escapó varios años a esconderse con su hijo que fue ayudado por una señora llamada Martha, quién fue como una madre para Yusei cuando la pareja lo dejaba solo por largas temporadas. A pesar de todo Yusei creció con mucho amor, libertad y sobre todo tranquilamente. Yusei decidió su futuro por él mismo, avanzó sus estudios en ingeniería mecánica, química, física, matemáticas, tenía una gran habilidad para trabajar con máquinas pero aun así, con su sobrada inteligencia, optó por completar su vida con los duelos.
— Sabes lo difícil que fue— susurró Yugi entre los brazos de Yami.
— Tienes razón, fueron épocas difíciles pero todo va bien ¿no es así?
Yugi sonrió y se abrazó con más fuerza a Yami, buscando sus labios. Se besaron por un largo rato, sus manos se deslizaron ansiosas, a pesar de tantos años seguían manteniendo viva la pasión como el primer día.
De vuelta a la mansión Kaiba. Seto buscaba en el piso su corbata, mientras tanto desde el sillón y con el torso desnudo, Joey le observaba burlón.
— A la próxima que yo este por ganar apostaremos algo más interesante— exclamó el rubio divertido.
— ¿No me digas que no te gustó pagar tu apuesta? Fue legal, yo gané.
— Perdí a propósito, que te quede claro engreído.
— Lo que tú digas “cachorro”.
Antes de que el ojimiel volviera a protestar el teléfono de Kaiba sonó y este se alejó un poco para atenderlo. Al regresar le informó la mala noticia a su esposo.
— Judai escapó.
— ¡¿Cómo dices?!
— Los guardias lo vieron salir con muchas cosas, usó sus tarjetas para comprar “víveres” y al parecer está quedándose en un hotel.
— Sólo está enojado, regresará en cuanto se le pase.
Seto ignoró lo dicho por el rubio y comenzó a hacer llamadas, una vez que terminó le informó el plan a Joey.
— Cancelé todas sus tarjetas y borré los archivos, pedí su baja en la escuela y le mandé un mensaje de que no lo presionaré más, si esta fuera de esta casa hará lo que quiera.
— ¿Y qué lograrás con eso?
— No tiene dinero y no vivirá por siempre así, su única opción será ir a la academia, si no quiere ir con alfombra roja entonces que vaya como pordiosero y que se gane su fama por sí mismo, claro, sí quiere, si no puede venir y pedir disculpas.
— No te permitiré…
— Tranquilo — interrumpió Kaiba—, dirás que no lo conozco pero sé que él ama los duelos, esta es su oportunidad.