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TRAICIÓN por GaaNasu17

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Notas del capitulo:

Ésta es la segunda parte de la serie.

CAPÍTULO ¿?

TRAICIÓN

 

-          ¡Oye, Deidara!

-          ¿Meh?

-          ¿Ya te enteraste de que…?

El chico que se encontraba detrás de Deidara –rubio, cabello largo, ojos azules y buen cuerpo- fue interrumpido por la mirada de su profesor; un hombre alto, de cabello mediano y negro, ojos carmesí y cuerpo formado.

-          ¿Es que acaso ustedes dos jamás se aplacarán? Tobi, ya comienza a hacer tu trabajo y rápido. –Ordenó con una mirada fulminante. Y tú, Deidara…

-          ¿Ahora qué? Yo ni siquiera estaba hablando, Itachi.

-          ¡Ya te he dicho que aunque seas hijo del director Minato no me puedes hablar de esa manera! Para ti soy el profesor, ¿entendiste?

-          No. Ya cállate, molestas… -Respondió el rubio indiferente ante la situación.

-          No podemos seguir con esta situación –Dijo suspirando. Rápido, ve a la dirección.

-          ¿Otra vez?

-          Sí, otra vez.

Acabó de hablar el profesor y, Deidara muy enojado tomó su mochila y salió caminando rápidamente, dejando a las chicas suspirando al ver su pecho descubierto ligeramente, su flequillo que lo hacía ver ardiente y esos ojos delineados que le daban personalidad. El profesor, enojado como siempre, fue detrás de él.

Llegaron a la dirección y, como siempre, su padre regañó a Deidara porque no se comportaba así sólo con el profesor Itachi, sino que mostraba esa actitud con todos los maestros. Al salir de la dirección Deidara se fue caminando a la entrada de la escuela para dejar las clases, pero el profesor lo detuvo.

-          ¿Qué es lo que intentas hacer?

-          No te interesa. Tan sólo quiero un descanso.

-          Suspiró-. Deidara, ¿qué es lo qué te pasa? No entiendo por qué te comportas así. Eres un chico demasiado inteligente y capaz, tienes todo y a todos a tus pies.

-          No es tu problema. Déjame en paz, ¿quieres? –Dijo sin mirarle a los ojos, tratando de soltarse.

El profesor Itachi lo tomó de la muñeca, lo sacó de las aulas y lo llevó al hermoso jardín de la extravagante escuela.

-          Ahora dime que es lo que…

No pudo decir nada más, el chico rubio recargó su rostro en su pecho, derramando lágrimas en silencio. Itachi lo abrazó lentamente tomándolo como una muñeca y consolándole como a un bebé. El rubio colocó ligeramente sus manos en el pecho del azabache y alzó su mirada hasta toparse con los ojos de su profesor.

-          ¿Dices que tengo a todos a mis pies? Entonces… ¿por qué no me correspondes?

-          ¿P… pero qué dices…?

-          Me… gustas… -Confesó el rubio escondiendo al instante su sonrojado rostro en el pecho de Itachi.

-          Pero… -Dijo sin pronunciar ni una palabra más.

Aun sabiendo que estaba mal, llevó al chico al lugar más apartado de la escuela. Al llegar ahí, lo comenzó a besar salvajemente. A él también le causaba emociones ese chico, pero le detenía que era el hijo del director. El socio de su padre.

Le comenzó a desabrochar la camisa rápidamente mientras bajaba al cuello del rubio dándole pequeñas mordidas y besos para después bajar dejando un camino de saliva en el cuerpo de Deidara hasta llegar a sus pezones, donde comenzó a lamer uno de ellos mientras que con la otra mano le masajeaba el otro, provocando gemidos en el chico que no podía contener su excitación. Al sentir esa adrenalina tan grande, su miembro se fue endureciendo, así que apresuró la acción y comenzó a masturbar el pene del rubio metiendo su mano dentro de su ropa interior mientras seguía haciendo la acción ya mencionada en sus pezones.

Al instante, bajó la bragueta de los pantalones del rubio que no paraba de gemir y sonrojarse debido a la excitación que invadía su cuerpo. Su miembro comenzó a endurecerse, lo cual excitó a Itachi que empezó a lamer el pene erecto de Deidara, comenzando con la punta y adentrando más su boca mordiendo y lamiendo al mismo tiempo. Lo hacía lentamente, porque le causaba placer el ver el rostro de desesperación del rubio por querer más, hasta que decidió incrementar la velocidad metiendo el enorme pene erecto del chico en su boca continuamente ahogándose con toda la saliva producida. Sin aguantar más las ganas, arrinconó a Deidara a la pared, metiendo sus dedos para que éste los lamiera y sirviera como lubricante.

Después de ésta acción bajó sus dedos hasta la entrada de Deidara y comenzó a meter uno haciendo un movimiento circular; provocando que el rubio gimiera del dolor y rasguñara su cuerpo, para después meter dos y comenzar a abrirlos y cerrarlos y, así finalizar con la preparación para la penetración.

Tomó las dos piernas de Deidara y las colocó a los lados de su cintura, sujetándolas con sus brazos. Besó profundamente a Deidara mientras comenzaba a meter su erecto y grande pene en la entrada del rubio, provocándole gemidos y gritos de dolor, los cuales callaba con besos apasionados.

-          I… Itachi… me du… duele…ah… -Dijo el rubio completamente excitado.

-          Estoy a punto de encontrar tu punto, Dei, aguanta. ¡Ah! Y recuerda que para ti soy “profesor Itachi”, eso me excita. –Dijo con una sonrisa pervertida.

El azabache siguió con sus movimientos mientras el rubio no dejaba de decir “profesor Itachi, ah…” entre gemidos. Hasta que Itachi logró encontrar el punto de Deidara, sonriendo por su victoria, comenzando a dar embestidas leves y lentas, para después ir subiendo de nivel a tal grado de hacer gritar a Deidara. La excitación, la adrenalina y el amor entre ellos dos mezclaban un clímax perfecto para tener sexo en un día común y corriente para los demás estudiantes.

Las embestidas seguían una y otra vez, una y otra vez. Los gemidos de Deidara y de Itachi eran continuos y fuertes. Pero no tan sólo era eso, el azabache le masajeaba rápidamente el pene a Deidara causándole mayor excitación.

Pronto, Itachi dejó regar su esencia dentro de Deidara, mientras el rubio también lo hacía en el estómago del azabache. Al acabar, Itachi ayudó a Dei a vestirse nuevamente y lo cargó hasta el jardín, donde lo bajó para que no sospecharan.

Tocaron la campana para la salida de los chicos. Sin esperar más todos se retiraron rápidamente. Deidara intentó caminar poco a poco hasta que se encontró a Tobi.

-          Dei, ¿qué te pasa? –Preguntó Tobi angustiado.

-          Nada…me lastimé mientras corría para olvidar el coraje que me hizo pasar el profesor. –Dijo excusándose.

-          Hablando de eso… ¿supiste que lo van a cambiar de escuela? –Dijo Tobi mientras ayudaba a Dei a llegar a su carro.

-          ¿Q… qué? –Preguntó Dei sorprendido.

-          Sí, como se acaba de casar se va a ir a otro lugar, te traté de contar pero muchas chicas te estaban pidiendo tu número y no me escuchaste.

-          Pero…

Dei volteó a todos lados buscando a su querido profesor, encontrándolo al fin. Estaba en frente de su coche, junto con el director, abrazando a una chica de su cintura. De repente, los tres se voltearon y caminaron hacia él.

-          Deidara. Sé que eres un chico difícil y más cuando se trata del profesor Itachi. Pero creo que debes pedirle una disculpa por todas las ocasiones en que le has causado un mal momento. Él se irá pronto y como mi hijo quiero que…

-          No me voy a disculpar, padre. –Contestó el rubio mirando fijamente a Itachi.

-          ¡Deidara! –Gritó enojado su padre, un señor de unos 35 años, de cabello rubio corto y ojos azules.

-          Oh, no hay problema, Sr. Namikaze. No necesito una disculpa y… -Dijo Itachi sonriendo.

-          No, Itachi. Te la mereces. Deidara, ¡rápido! –Dijo enojado.

-          Profesor, por favor, discúlpeme por todo. –Dijo el rubio haciendo una reverencia mientras dos lágrimas traicioneras salían de sus ojos recorriendo sus mejillas. Sé que no he sido un buen alumno, pero más bien creo que… no he sido un buen acompañante, yo… a decir verdad… usted… es una persona a la que aprecio por tanta paciencia.

-          ¿Por qué lloras, hijo? –Preguntó angustiado su padre.

-          Él… se lastimó y le duele mucho, lo llevaré a la enfermería. –Dijo Tobi dándose cuenta de la verdadera situación.

-          Deidara… -Susurró Itachi.

-          Es muy bonita tu esposa, Itachi. Seguro que será una buena acompañante para el resto de tus días y… noches. –Dijo lanzando una indirecta al azabache, mientras la chica de cabello azul sonreía sin darse cuenta de la situación.

Sin decir nada más, Deidara subió al auto con ayuda de Tobi dejando atrás al profesor que lo había traicionado.

“Me gustaste desde el principio, Itachi… que lástima que me hayas utilizado para tu última satisfacción y locura. Pero yo no olvido, me las pagarás con la maldita misma estrategia”.

Notas finales:

Gracias, por leer, hermosas♥.


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