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Cool por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Hola~

Después de mucho tiempo sin vacaciones al fin tengo un tiempo para respirar y escribir un poco.

La historia está inspirada en el video de Gwen Stefani- Cool. Amo totalmente la canción y el video y decidí escribir algo sobre esto, si aún no han escuchado esa maravillosa canción, háganlo y ámenla como yo.

En fin, es algo corto, dedidi experimentar con la escritura en primera persona y salio esto, espero que les guste.

Espero leerles pronto de nuevo, también.

Saludos~

Mientras le miraba charlar con mi esposo y su pareja, le recordé, como en los viejos tiempos.

Minho tenía esa clase de sonrisa cínica que en el pasado me hizo suspirar, tenía los ojos brillantes y su risa resonaba en toda la habitación, logrando que mi corazón se acelerara como hacía mucho tiempo no lo hacía.

Jonghyun podía ser mi esposo, podía hacerme sonreír y reír, pero entonces Minho era el único que lograba sacar suspiros de mí, sonrisas tontas y enamoradas y estremecimientos en mi cuerpo como si miles de hormigas recorrieran mi piel.

Yo me sentía un maldito y desgraciado, por supuesto yo no tenía que pensar de esa manera con Minho, Jonghyun era el que dormía a mi lado cada noche, sin embargo, yo era un chico malo de corazón.

Y Minho… Minho era mi maldita historia cursi.

—¿Taemin, no?—Pregunté, fingiendo una sonrisa a la nueva pareja de Minho.

Taemin era el chico que mis deseos pasados querían ser. Taemin era el que había atrapado al chico malo, él que había hecho caer fuertemente a Choi Minho. O eso es lo que decían, pero yo sabía otra historia.

—Me alegro que tuvieras tiempo de verme, Bum. —Minho dijo, llamándome por ese nombre cariñoso que él usaba hacía unos años atrás, mientras que mi esposo fruncía levemente el ceño.

Yo sabía porque lo hacía. Jonghyun había tratado los últimos años de llamarme de esa manera, pero siempre le negaba el gusto. No podía permitirlo, y es que nunca sonaba igual que como Choi Minho lo decía.

Y era un bonito recuerdo, que yo no quería estropear. Quería ser egoísta con esa parte de mi vida, y con todo lo que tenía el nombre de Choi Minho en ella.

—Minho ha hablado mucho de ti, —Taemin sonrió, sus pequeños ojos iluminándose. Parecía tan inocente y pequeño y me pregunté qué era lo que Minho había visto en él. —tenía tantas ganas de conocerte al fin.

—Nosotros también, ¿no es así, Jonghyun? —Mi esposo asintió y de pronto la conversación se encaminó hacía lo que Taemin hacía para vivir.

Después de un tiempo llegué a la conclusión que tal vez Minho buscaba siempre alguien diferente a mí. Yo era negro y Taemin blanco, yo reía fuertemente y Taemin sonreía tímido y cubriéndose la boca. Yo era más atrevido y Taemin parecía tan tranquilo. Tal vez Minho quería un respiro, algo diferente.

Sentí unos ojos sobre mí y su mirada golpeó la mía. Era esos mismos ojos con los que soñaba, los mismos que se dilataban cuando yacíamos en la cama enredados entre sabanas y piernas. Eran los mismos que me sonreían, brillaban y me decían lo mucho que me quería.

No habían cambiado, en lo absoluto.

Humedecí mis labios y su mirada cayó en ellos, por un momento sentí como si sólo estuviéramos nosotros dos. Por un momento mi mente viajó a los días en que Minho llegaba en su motocicleta con esa chaqueta negra de piel que le hacía parecer un delicioso pecado.

Por un escaso momento de tiempo yo era un rebelde, y Minho era el chico malo del drama, el perfecto chico para pecar y ser condenado.

—Iré por café. —Anuncié, porque de pronto necesitaba escapar y respirar un poco de aire que no estuviera contaminado por Minho.

—Yo te ayudo. —La voz de grave de Minho sonó detrás de mío y escuché sus pasos sólo segundos después.

Mi corazón comenzó a latir frenéticamente y agradecí que la cocina estuviera alejada de la sala. Tenía algún tiempo para calmar a mi corazón y despejar la mente de mis recuerdos sobre Minho.

—Está bien, Minho. —Dije cuando llegué a la cocina y comencé a mover tazas sin hacer nada en realidad. —No tienes por qué ayudar.

Decidí mirarle y mi corazón se detuvo un momento mientras observaba su mirada. Era como en el pasado, como cuando me veía a los ojos y susurraba ‘te amo’ con tanta seguridad. Me miró durante un momento, primero perdido en sus pensamientos y después como si algo le hubiera golpeado de pronto.

—Yo siempre tuve este sueño… —Él murmuró, cruzando los brazos sobre su pecho y recostándose contra el marco de la puerta. —pensaba que llegaría a casa y tú estarías en casa, esperando por mí.

—Minho. —Repliqué y negué con la cabeza, sin embargo, una suave sonrisa cruzó por mis labios y el rió suavemente mientras se acercaba un poco más. —No digas eso.

—¿Por qué no? —Él se encogió de hombros. —Yo sólo estoy diciendo lo que me hubiera gustado.

Traté de dejar el pasado atrás por un momento, y negué con la cabeza también, mientras ponía agua a hervir.

—Sólo… por favor.

Él entendió porque asintió y sus pasos se detuvieron detrás de la pequeña isla en la cocina.

—¿Cómo estás?—Preguntó y la punta de sus dedos dibujaron figuras amorfas sobre el mármol. —¿Cómo están Jonghyun y tú? ¿Cómo es la vida de casados?

Suspiré, mientras quedaba frente a él. Mis dedos picaron por tocarle, pero me detuve justo a tiempo de hacerlo. Mi esposo estaba a sólo unos pasos de distancia y aunque yo había sido un chico malo y rebelde en el pasado, quería dejar eso atrás.

—¿Estás por arrepentirte?—Él alcanzó mi mirada y sus labios se curvaron rápidamente. —Taemin podría estar destrozado. Él te ama, demasiado, me atrevo a decir.

—¿Cómo lo sabes? A penas le conoces.

—Es su mirada. —Confesé. —Te mira y sus ojos brillan, ese niño te ama, Minho.

Y era verdad, podía verlo. Taemin tenía esos ojos sonrientes, y brillantes y golpeaban de amor a Minho cada que le miraban. Me recordó a mi hasta un punto, como cuando miraba al mismo hombre sólo que en diferentes tiempos.

—¿Sabes? Veo lo mismo en Jonghyun. —Su dedo índice recorrió el dorso de mi mano y su mirada atrapó la mía. —¿Pero qué hay de ti?

—Le quiero, Minho. —Y le amaba a mi manera, pero no como lo amé a él, pero omití esa parte porque Minho no tenía por qué saberlo. —Y es maravilloso, el esposo que cualquiera quisiera tener.

—Taemin también.

Asentí y me moví apagando el fuego.

Era lo correcto, ¿no es así? Nosotros teníamos las parejas perfectas, las que todos deseaban, esos que aman incondicionalmente y que miraban a los ojos perdidamente enamorados.

Estaba  bien, se suponía que debía estar bien.

Entonces me pregunté porque algo golpeaba dentro de mí al pensarle casado y atado por siempre a una misma persona. Yo tenía esposo, yo debía estar enamorado, yo no debía pensar en Minho y otra persona y mi corazón, por supuesto, no debía doler. Pero se siente extraño, porque si pienso en matrimonio, siempre termino pensando en Minho.

 

Pero lo hacía, lo hacía terriblemente. Dolía.

Caí entonces en la realidad. Siempre había tenido la esperanza de Minho llegando a mis brazos de nuevo, de regresar a ese tiempo en donde sólo éramos nosotros dos. Pero tal vez fuimos muy jóvenes e inmaduros cuando todo termino y tal vez nunca habíamos madurado del todo para enfrentar nuestros problemas.

—Bum. —Llamó suavemente y yo giré para encontrarlo justo frente a mí. El calor que irradiaba su cuerpo me golpeaba, sus brazos fuertes me llamaban para abrazarlo y sostenernos juntos.

Minho y yo habíamos pasado nuestros años juntos uno sobre el otro, como si no pudiéramos tener suficiente el uno del otro. Pasábamos el invierno en la cama, con largas noches hablando, otras con nuestros cuerpos encontrándose y algunas otras solo tumbados con nuestras respiraciones mezclándose.

Minho y yo terminamos nuestra relación después de casi dos años. Yo había encontrado a Jonghyun y él nunca había vuelto a mí. El resto era historia.

Ahora él había encontrado a Taemin y me daba cuenta que él nunca seria mío de nuevo. No como en el pasado.

—¿Qué sucede?—Pregunté, mis dedos se cerraron contra la encimera que tenía detrás, y sentí mi corazón acelerarse por la cercanía.

—Siento no haber regresado antes.

Él no tenía que decir más, porque yo sabía a lo que se refería.

Suspiré mientras negaba con la cabeza y murmuré un suave: —Está bien.

—¿Estamos bien?—Él preguntó, su mano cayendo a mi costado y tomando la mía entre la suya. —Después de todo, estamos bien, ¿no es así?

Yo quería decirle no, no lo estamos. No porque aún logras mi corazón acelerarse y aún quiero besarte hasta dejarte los labios rojos e hinchados. Aún quiero escuchar tus susurros contra mi oreja, tu suave risa, y tus ‘te quiero’ por las noches.

Aún quiero sostenerte y dormir a tu lado, verte por las mañanas y reír por sólo cosas que nosotros entendemos. Aún quería muchas cosas, pero ahora yo tenía un nuevo apellido, y estaba conociendo a su nuevo novio.

—Estamos bien. —Dije, y asentí. —Estamos bien. —Una vez más para creérmelo del todo.

—Bien. —Él sonrió, su mirada golpeándome. Estábamos cerca, realmente cerca, y podía sentir su respiración mezclándose con la mía.

Mis brazos morían por tomarle y atraerlo hacía mí para besarle. Quería duramente hacerlo, pero me detuve.

Sin embargo, él no lo hizo. Su brazo cayó a mi cintura y me atrajo hacía él. Quise resistirme, en verdad quería, pero me era imposible. El aroma de Minho me inundó y me atrapó, y quería quedarme de esa manera algún tiempo más.

La risa de Taemin me atrajo de vuelta a la realidad y le miré a los ojos, mientras negaba con la cabeza.

—No podemos.

Pero él tenía otras ideas.

—Por los viejos tiempos. —Él susurró y antes de que pudiera replicar estrelló sus labios contra los míos.

Minho sabía a miel, a dulce, a delicioso, era el sabor que nunca quería olvidar. Me supo ha pasado y al futuro que nunca tendríamos, y sin embargo, le besé como si fuera el último día. 

No lo era, pero sí nuestro último beso.

Sonrió contra mis labios y a mí no me importo nada más.

—Es mejor de lo que recordaba. —Separó nuestros labios, pero seguía sosteniéndome. —Siempre me han gustado los chicos malos de nombre Kibum.

Y yo necesitaba al chico malo de nombre Choi Minho.

Tal vez era eso. Tal vez era porque ambos éramos rebeldes, y atrevidos. Tal vez yo necesitaba alguien como Jonghyun y Minho necesitaba la calma de Taemin. Tal vez eso era porque nuestros destinos no eran tomados de la mano.

Tomé su rostro entre mis manos como hacía mucho tiempo no lo hacía y mis dedos recorrieron sus mejillas. Minho tenía una cicatriz bajo uno de sus ojos, se la hizo cuando cayó después de andar en bicicleta. A veces cuando nos recostábamos por las noches me gustaba sentirla bajo mis dedos, y besarle justo ahí.

—Estamos bien. —Murmuré, bajando mis manos de su rostro y guardando en mi memoria lo que era sentir su piel bajo la mía.

Minho sonrió y asintió antes de dejarme ir.

Regresamos con humeante café y muchos minutos después. Mi esposo no dijo nada y Taemin mucho menos sobre nuestro retardo. Jonghyun sabía que Minho era mi mejor amigo, pero nunca que tuvimos una relación. Él sabía que Minho había estado a mi lado cuando mi abuela murió y en cada momento importante de mi vida, para él no era extraño que estuviéramos en contacto a pesar de los años. Pero no sabía si Taemin sentía lo mismo.

—Oye, Minho. —Jonghyun dijo. —Taemin dijo…

Entonces la conversación continuó como si nada.

Mis manos tomaron la taza de café y la lleve a mis labios, justo en ese momento Minho me miró y me regaló esa sonrisa que sólo era mía y de nadie más y recordé nuestro reciente beso en la cocina.

Fue en ese momento también que la mano de Taemin envolvió la de Minho.

Mi corazón recibió un golpe de realidad y fruncí el ceño, mientras trataba de alejar el dolor completamente de mí. Dolía recordar a veces y dolía ahora que miraba a Taemin tomarle de la mano.

Era esa clase de dolor que me traía a la vez bonitos recuerdos. Qué ironía.

Minho me miró, sus grandes ojos brillantes, profundos, con miles de historias detrás de ellos.

Yo era un chico malo, mi corazón aún lo susurraba mientras Minho y yo nos mirábamos. Pero Minho era el pasado, yo tenía un nuevo hombre y Minho alguien nuevo y ahora después de un tiempo, estábamos bien.   

 

 


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