Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fragmentos por hela_24

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Drabbles "atemporales" que siguen la misma historia.

 

 

 

 

Me dolió en el alma escribir Reituki.

–Maldito bastardo. – Me abalanzó sobre Shiroyama a pesar de saber que no lograré nada, alguien del staff me detiene, Yutaka interviene con ojos llenos de frustración y coraje.

–Takanori, no eres el único que…

–Jódanse. –De un portazo doy acabada la reunión, ¿cuánto tiempo llevamos en esta misma rutina? Gruño mientras salgo del edificio, recuerdo su sonrisa despreocupada y reprimo un grito. Todo es culpa de ese idiota. Hoy caminaré a casa.

Las decoraciones en las calles me hablan de una celebración que prefiero ignorar, del imbécil que no desearía haber conocido, recuerdo a the GazettE y el coraje aumenta, ¿para qué avanzamos tanto si iba a terminar así? ¿Tan frágiles eran nuestros sueños? ­

 “Pero él te estaba buscando.”

Bastardos, Kouyou también, él sobre todo ¿no era mi amigo?, su voz se repite en mi cabeza.

“Te estaba buscando. Te estaba buscando.” Me estaba buscando.

–Maldición. – Empujo a un par de personas en mi camino, el frío no me está tranquilizando y empieza a oscurecer.

No fue mi culpa.

Recuerdo su mirada y aprieto los puños, acelero mis pasos.

++++

 

– ¿Estás seguro que se le hecha sal?

–Sí.

–Tal vez debamos ver la receta Taka.

–Y por un demonio, te he dicho que así las hacía cuando era pequeño. – Lo miro con coraje anticipando su respuesta y él se queda en silencio, desvía la vista hacia la masa grumosa con duda.

–Tal vez si le aumentamos leche…

–¡No puedes confiar un poco más en mí! – Lanzo la espátula de madera contra el suelo enojado, ese bastardo nunca se puede quedar callado.

–Confío en ti.

–Entonces continuemos.

–Pero esa masa no tiene buen aspecto.

Me lanzo contra él e intento golpearlo, él me esquiva y retrocede, a nuestro alrededor está el desastre que es su cocina, sobre la mesa tres pasteles que nos salieron mal.

–Si hacemos lo mismo varias veces entonces seguiremos fallando.

–¡Qué te calles maldita sea!

Esta vez logro alcanzarlo, tiemblo al verlo sangrar, ¿en qué me he equivocado? Solo quiero una cena tranquila de navidad, solo quiero quedarme junto a él disfrutando esta noche, las lágrimas caen por mis ojos y empiezo a gritar, Akira me abraza y yo lo golpeo una vez más. Entramos en un baile ridículo que apabulla mi razón, me rindo a su abrazo y él me susurra en el oído una tonta canción.

–Lo hice de nuevo, lo siento. – Estoy avergonzado, lo sé, soy alguien patético.

–No te preocupes.

–Estás sangrando.

–Lo sé.

–Déjame solo.

–No quiero.

–Por favor.

–Jamás.

–Eres un idiota.

–Eso dicen.

–Salgamos a comprar algo.

–Es una buena idea.

–Tú limpiarás luego.

–Ni loco.

–Bastardo.

Lo empujo al escuchar su risa sintiendo de nuevo la tranquilidad, ¿cómo logras aguantarme? ¿Cómo logras calmarme? Ahora siento que quiero llorar, voy a correr.

–Te amo.

–No es nada romántico si lo dices con una nariz sangrante.

Sonríe mientras camina al baño, hasta que regrese limpiaré el lugar.

++++

 

Alzo la mirada para encontrar al imbécil de Takashima sentado frente a mi departamento, no me siento con ganas de conversar pero sé que no lo podré evitar.

–Lárgate.

–Siempre tan cálido.

Lo escucho entrar atrás mío, enciendo las luces de mi vacío hogar esperando algo. Soy un idiota lo sé.

–Lo de hoy no estuvo bien.

–No me interesa.

–Aunque Yuu se portó como un imbécil no debiste reaccionar así.

– ¿Qué querías que hiciera? Sabes que esto ya no funcionará.

–Podemos intentarlo.

–No funcionará.

Suspira frustrado lanzándose sobre el mueble, dejo las cosas en mi habitación y no tengo ganas de salir nuevamente. Podría encerrarme aquí hasta que muera. Podría morir hoy.

–¿No es hora de seguir adelante?

–¿Eso en que te afecta?

–En todo, Akira también es mi amigo y con tu comportamiento lo haces sufrir.

–¿Y cómo mierda sabes eso eh?

Avanzo hacia él dispuesto a golpearlo pero sus palabras me frenan.

–Yo también lo amaba.

–Cállate.

–Pero él sólo tuvo ojos para ti, desde siempre ¿sabes lo estúpido que me siento cuando actúas así? He perdido contra un cobarde.

Bajo la mirada, siempre lo supe pero el confirmarlo sólo lo hace más triste. Si sólo lo hubiese elegido tal vez ahora no estuviésemos así.

He recordado el calor de sus manos y duele aún más.

–Quiero evitar la idea de que es tu culpa porque él me odiará pero no me la estás poniendo fácil, por favor regresa a la normalidad.

–¿Quieres que lo olvide?

–No, sólo perdónate.

–¿No estabas evitando culparme?

Desvía la mirada hacia la ventana, me estoy empezando a enojar.

–Todo fue tu culpa.

No puedo, no lo voy a aguantar. Lo tomo por el brazo y no freno hasta verlo fuera de mi hogar.

No fue mi culpa.

Lanzo nuestras fotografías al suelo antes de empezar a llorar.

++++

 

Las manos me tiemblan y las ganas de encender un cigarro aumentan, miro al suelo, a la pared, al reloj y por último a él, su ropa está manchada de sangre y quiero de nuevo llorar.

–Tranquilo.

Me sonríe mientras acaricia mi cabello pero no puedo, no puedo y no podré. Quiero abrazarlo, ¿cómo fue que ocurrió? Su cadena era casi nueva, nunca antes había pasado, debí asegurarla, maldición, debí hacerlo.

–Todo estará bien.

Mis pensamientos deben leerse en mi rostro así como yo puedo leer los de él, tampoco lo crees probable, ¿por qué me estás mintiendo ahora? ¡Por lo menos tú deberías tener fe! Me remuevo intranquilo, no puedo culparlo, él lo ayudó mientras yo me quedé paralizado, recuerdo su chillido y al auto parar, la sangre manchaba la pista, y sus ojos… Estoy llorando de nuevo.

Me abraza ensuciándome en el proceso, siento el olor y quiero vomitar. No hay más palabras, no me vuelvo a mover de mi lugar.

El veterinario aparece y dejo de respirar.

–Lo siento, las costillas atravesaron su estómago, perdió mucha sangre y…

Lo dejo de escuchar, todo se pone negro. Korón… ¡Korón! No hay forma de que lo pueda aceptar, hoy debe pasear por el parque, ayer compré su comida especial, esta mañana me gruñía juguetonamente, él es mi familia, ¿por qué ya no va a estar? ¿Quién me esperará todas las noches? ¡No es justo! ¡No lo es! Grito, grito sin parar, siento el frío del suelo y no me detengo, Korón, mi Korón ya no va a regresar, ¡lo quiero aquí ahora! Me estoy quedando sin aire, pero él ya no está, quiero verlo, quiero verlo y quiero correr hacia donde esté, pero no veo nada, no entiendo nada en mi entorno, me desespero aún más.

–¡Tranquilízate Takanori!

Siento unos brazos alrededor de mi cuerpo, siento su calor. Me remuevo, quiero verlo, quiero verlo, quiero verlo.

–Amor, cálmate.

Siento una mano acariciarme la espalda, empiezo a respirar, empiezo a temblar.

–Korón…

–Estará bien, el reencarnará y volverá a encontrarte.

–¡Pero yo lo quiero ahora!­

Me abraza más fuerte y nos quedamos en silencio, su respiración está agitada, la mía aún más, de a pocos me siento adormilado y me calmo, ¿cuánto tiempo ha pasado ya?

–Korón está muerto.

Asiente lentamente y reprimo un grito contra su pecho, empiezo a recordarlo, termino de a pocos de llorar, alguien nos alcanza un poco de agua y me siento avergonzado, las personas nos observan, me separo para comenzar a beber, mis manos aún tiemblan pero ya puedo levantarme.

–Lo siento mucho señor Matsumoto.

No puedo responder y Akira toma mi mano, continúa la conversación en mi lugar y no puedo estar más agradecido.

++++

 

–Debes de tomar un descanso.

Gruño como respuesta a su comentario.

–Ya vas tres días sin dormir, necesitas hacerlo.

–No necesito dormir, necesito acabar esta jodida canción.

–No lo lograrás en ese estado, ven, descansa un rato y luego continúa.

Me enoja, me enoja mucho. Me enoja su sonrisa y esa mirada llena de lástima que me dirige.

–Vete a la mierda Akira, no estorbes.

Gruño una última vez para observar el papel lleno de borrones, nada es bueno, nada viene, todo lo que escribo es pura porquería.

–Por lo menos come algo.

–¡Que no me jodas!

Le lanzo el borrador, cae en algún lugar de la pared lejos de él, me enojo más ¿es que nada puede salir cómo debe?

–Oye, me preocupas, en serio.

–No  me interesa tu preocupación, lárgate.

Lo escucho acercarse a mí, siento su brazo apoyarse sobre mi hombro.

–Takanori…

–¡Que te largues!

Lanzo un manotazo al aire que le hace retroceder dos pasos, observo con coraje como cierra los ojos, como hace más lenta su respiración, ¿estás contando hasta diez?

–Si tanto te molesto puedes irte, nadie te necesita aquí.

Sigue con los ojos cerrados.

–No me ignores cuando te hablo imbécil.

Nada, me levanto de mi sitio para darte un empujón, reacciona y toma mis brazos.

–¡Largo!

–Tranquilízate, mira, estás frustrado ahora, así no podrás escribir nada, descansa y luego podrás terminar.

–¿Es que eres un puto psicólogo ahora? Vete de mi departamento.

Me mira fijamente, intento zafarme de su agarre sin éxito.

–¿Y si te ayudo a escribirla?

Lo miro desencajado, ¿he escuchado bien? No puedo evitar reír.

–¿Y en qué podrías ayudar tú? No me hagas reír Akira.

Cierra nuevamente los ojos, me empieza a enojar.

–¡Vete!

–¡No hasta que duermas!

–¡A ti que mierda te importa eso!

Lo empujó con todas mis fuerzas, sus brazos me sueltan y retrocedo hasta toparme con un estante. Su ceño empieza a fruncirse.

–¡Si tanto te molesto lárgate!

–¡Por favor Takanori! Mira, sólo duerme dos horas ¿bien?

Lo observo con recelo, la cabeza empieza a palpitarme, tal vez si debo descansar.

– Te amo y me preocupa verte en ese estado.

Un escalofrío me recorre el cuerpo, ¿cómo ama a un imbécil como yo? He perdido la cuenta de cuántas veces lo he dañado con mi egoísmo.

–Eres un idiota por amarme.

–Lo soy.

Me enojo nuevamente.

–¿Así que es una idiotez amarme?

–Taka, no me refería a eso.

–¡¿Entonces a qué?!

–A… Mira… Ehhh… Sólo descansa, hay que hablarlo luego.

–¡Responde!

–Takanori, tranquilo.

–¡Qué respondas!

Lo siguiente que veo es una cerámica estrellarse contra él, su rostro lleno de dolor, la sangre cae de los cortes en su brazo, el brazo derecho con el que se protegió, el brazo con el que toca el bajo.

¿Qué mierda he hecho?

–Akira… Yo…

–Tuve suficiente de tu mierda Takanori, llevo todos estos años intentándolo pero me cansé. Haz lo que quieras.

Me quedo en blanco mientras lo escucho salir, me quedo en blanco aún algunas horas después. Lo he herido, él no va a volver y no lo puedo culpar. Soy un imbécil. Salgo corriendo de mi hogar, debería desaparecer después de todo.

++++

 

Escucho la discusión sin atreverme a dar algún comentario, por un lado los ejecutivos presionan por encontrar un nuevo miembro, por el otro Yutaka pide un poco de tiempo más. Nadie defiende la idea de que sin él no seríamos the GazettE.

–Creo que esperar es en vano, ya llevamos mucho tiempo sin actividad.

Shiroyama habla por primera vez en la noche, en sí por primera vez desde que todo ocurrió.

–Sé que todos estamos tristes por lo ocurrido, pero la vida debe continuar, a él no le gustaría vernos estancados.

–¿Y tú que mierda sabes de lo que a él le gustaría?

Mi voz sale sin permiso, todos saben lo que pienso pero nadie lo quiere respetar, no quiero estar aquí, no quiero esto.

–¿Y qué mierda sabes tú? ¿Sabes? Hemos sido muy condescendientes contigo porque entendemos como debes de sentirte pero the GazettE es mi vida y no pienso tirar el esfuerzo de estos años por la borda.

–Sólo eres un egoísta.

–Es gracioso que tú me lo vengas a decir.

–Shiroyama basta.

El manager interfiere mirándonos con reproche. Me siento en silencio.

La reunión continúa, las discusiones igual, ¿cuántas veces hemos tenido otras similares? Pero esta se está tornando distinta, Yutaka empieza a ceder, Takashima igual, es un traidor.

–No pienso continuar en the GazettE.

Por fin lo he dicho, lo siento, no tiene ningún sentido ya, él no está conmigo, él ya no está más. Escucho el revuelo, comienzan a gritar y prefiero ignorarlos, ya tomé mi decisión.

–Hijo de puta, en primer lugar fue tu culpa que Akira muriera y ahora también te piensas largar.

–No sabes de qué estás hablando.

La ira me recorre al ver el rostro de Yuu al igual que la vergüenza, no fue mi culpa, no pienso aceptarlo.

–Claro que lo sé, ¡todos lo sabemos!

–Aoi, cállate.

Kouyou intenta meterse pero es ignorado, todos los demás lo son.

–Tú y tu estúpida llamada fueron las causantes de todo, dramático egoísta. Akira realmente fue un imbécil por amarte.

Y llego a mi límite, no soportaré que lo insulten, a él jamás. Mi visión se torna borrosa de la ira.

–Maldito bastardo.

++++

 

Aló ¿Yukata?

¿Takanori? ¿Dónde carajos haz estado? Hemos intentado contactarte desde hace días.

Lo siento.

No te preocupes, sólo regresa.

¿Akira sigue enojado?

Si pero hablaremos con él.

Dile que lo siento.

Díselo tú mismo.

 Yo ya no pienso volver.

¿Qué?

Adiós.

++++

 

Observo a mi alrededor, mi departamento está destruido pero aún no me puedo calmar. Intento levantarme pero la fuerza me falla. No me voy a levantar nunca más. Ya no está su calidez cerca, no tendré sus abrazos, sus susurros, sus risas… Me arrastro lentamente hasta su altar y observo en silencio su foto.

Lo sé, lo supe desde que escuche lo que te había pasado, lo supe desde que fui a confirmarlo a tu hogar, fue mi culpa, maldición, sé que el que murieras fue mi culpa, si no te hubiera lastimado tanto, si no me hubieses amado no me habrías salido a buscar.

–Lo siento, Akira, realmente lo siento.

Me permito llorar por primera vez desde que te fuiste de mi lado, me arrepiento de todo lo que no puedo cambiar.

–No me lo voy a perdonar nunca pero por favor…

Ahogo un sollozo, ¿por favor qué? Si ya no estás y nunca vas a regresar, golpeo el suelo enojado, debería morir, solo debería morir y ya.

Lo he decidido, moriré.

Camino en silencio hasta el baño, con manos temblorosas encuentro la navaja, las lágrimas siguen cayendo de mis ojos, sólo así puedo pagar mi culpa. Un tajo limpio en la muñeca y la sangre empieza a emanar.

–¡¿Qué mierda estás haciendo?!

–Tú…

Te veo a través del espejo, estás horrorizado, ya debo estar muriendo para poderte ver.

–Demonios Takanori, ¡demonios!

Te acercas por mi espalda, volteo y te intento abrazar, tu calidez, la estoy sintiendo ¿qué?

–Akira, estás aquí, Akira.

Mis manos se pasean por tu rostro manchándote de mi sangre, aún me miras preocupado.

–Lo siento, lo siento, no me dejes, lo siento, te amo, lo siento…

Me trabo con mis propias palabras y no puedo dejar de llorar, alcanzas una toalla y envuelves mi muñeca.

–No sé de qué demonios hablas pero cálmate, debemos curarte esto.

–Tú… Tú estás muerto.

Mi voz es titubeante, espero que niegues eso, lo espero tanto que tiemblo. Veo tristeza en tus ojos.

–¿Te hiciste esto porque estoy muerto?

–Lo hice porque fue mi culpa.

No lo has negado y lloro, me abrazas fuertemente.

–No fue tu culpa.

–Estás muerto…

Susurro sin creerlo, asientes con una sonrisa.

–Pero no fue tu culpa.

–¡Pero yo llamé! ¡Yo te he herido! ¡Yo...!

Me das un beso suave para callarme y las lágrimas caen aún más.

–Escucha, hubo un accidente ¿entiendes? No fue tu culpa, esas cosas sólo pasan. Momento y lugar equivocado y nada más.

–Estuviste ahí porque yo me fui.

–Estuve ahí porque yo quise.

–No es cierto, es mi culpa.

Acaricias mi espalda intentando calmarme.

–No te culpo de nada, nunca lo hice. Escucha, ese día sólo estaba enojado ¿bien? Es cierto que siempre has sido un caprichoso, y que tus ataques eras imposibles, pero eso lo sabía muy bien desde que nos conocimos y así te he amado.

–Pero…

–Y si te sigues culpando no podré descansar en paz.

Siento el reproche en su mirada y sonrisa, esas con las que bromea sobre lo que siente. ¿Soy un egoísta aún ahora?

–Jamás podré perdonarme.

–Penaré por siempre entonces y algún día me convertiré en un espíritu vengativo, un monje me exorcizará y no seré capaz de reencarnar y reencontrarme contigo.

Te observo en silencio y sé que hablas seriamente.

–Sigues siendo un idiota.

–Eso dicen.

Te sonrío y te abrazo, pierdo la noción del tiempo que estamos así, empiezo a sentir frío, la luz empieza a colarse por las ventanas.

–Entonces ¿te perdonas?

–Nunca.

Te observo cerrar los ojos, ¿aún cuentas hasta diez?

–Pero voy a levantarme porque te quiero volver a encontrar.

Abres los ojos sorprendido y sonríes, me besas nuevamente, tal vez por última vez, tu toque se hace más lejano mis ojos se empiezan a cerrar.

Escucho la puerta abrirse y unos gritos acercándose seguido de un sollozo.

–Maldición Takanori, ¿qué ha pasado?

–Oye Kouyou, no vamos a renunciar.

Notas finales:

No me pegues Kiharu, sé que tu petición iba por algo más alegre pero soy yo, no puedo vivir sin hacer sufrir a mis protagonistas, lo siento, lo siento m(_ _)m

En mi defensa cumplí ambos puntos, o por lo menos traté... Lo mío tampoco son los fics de más de 800 palabras así que si está muy forzada la narrativa pido disculpas.

Espero que te haya gustado.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).