¿Te acuerdas en aquel tiempo donde estábamos enamorados?, ¿Aquel día en donde salimos juntos?
Recuerdo que ponían excusas para irnos, pero no podíamos, porque no nos queríamos ir. Recuerdo en ese entonces tu sonrisa, tus ojos, tu forma de expresarte. Vivíamos tan bien en ese entonces.
Me acuerdo que tenías frío, tanto frío que te congelabas, temblabas y tratabas de disimular que estabas bien, que no tenías frío y que solo es un escalofrío. Te di mi abrigo ya con mi calor, te lo coloque y nos abrazamos para combatir el poco frío que nos invadía.
Nos reíamos, cantábamos como si fuéramos las únicas personas en el mundo, pero no nos importó. Gastábamos nuestro tiempo como si fuéramos millonarios, reíamos y paseábamos por aquel parque que actualmente yace cerrado.
Cuando te conocí yo era un don nadie, perdí mi corazón y sentía que nadie la reemplazaría a ella, pero llegaste a mi vida como una estrella fugaz. Tu no fuiste un reemplazo, tú fuiste algo más que actualmente ya no lo eres más.
Nuestro tiempo pasaba volando hasta que el sol iluminó el parque, en ese momento nos dimos cuenta de que estuvimos despiertos toda la noche.
En ese momento recuerdo que había pensado en que si Dios apareciera y me sacara de tu vida, no lo haría por el amor que nos teníamos. Aunque tú lo niegues, siempre te amaré y nunca me olvidaré.
Recuerdo una promesa en ese momento, una promesa que juré no romper “Siempre estar juntos”, que tonta promesa…
Seguro que en este momento no lo recuerda, seguro que no recuerda esa noche en aquel parque donde el frío New York era cálido por nuestro amor.
Me habría gustado pensar eso toda mi vida.
Recuerdo que estábamos parados, aun con el amanecer, gastábamos nuestra voz y nuestro tiempo como si fuésemos millonarios.
Tu sonrisa que alegraba mi día, tus ojos color chocolate que iluminaba mi día de la nada.
En ese momento eran las 6 de la mañana, las personas salían a trabajar, nos miraban de forma extraña, pero los ignorábamos.
“Si el tiempo fuese dinero, tendríamos una fortuna”, habré dicho en aquel entonces, te habías reído. Una sonrisa que en este momento ya no existe, una sonrisa que desapareció con el paso de los años. Sigo preguntándome que hice para que me hicieras esto.
Mientras cantábamos nuevamente nos equivocábamos la letra, pero no nos importó, seguimos cantando hasta quedar afónicos. Nuestros pies dolían, nuestras gargantas yacieron secas, los autos que estaban en silencio por culpa de la noche suenan de nuevo haciendo que no nos escuchemos, pero ese ruido ocasiono que gritáramos más.
El sueño intentaba separarnos, pero ni el mismísimo Zeus podría hacer tal acto.
Nuestros corazones estaban sincronizados en ese momento, pero ahora un corazón se encuentra roto, y es el mío.
Sigo vivo, sigo respirando, siento dolor como todo humano, pero apenas respiro, apenas siento dolor.
Antes creía en un Dios todo poderoso, pero ahora ya no creo, no creo en nada, ya no sé que es verdad y que no. Ya no se en que pensar. Ya no sé si hago lo correcto. Yo tengo tiempo, pero él tiene libertad, porque cuando un corazón se rompe, ya no queda igual.
Él, quien tiene nombre, rompió mi corazón hasta tal mundo de no querer vivir. Sus mejores días, serán los peores para mí. Él encontró a una persona que ahora ilumina su vida, que lo hace sonreír.
Sigo preguntándome el porque me hizo esto, el porque me rompió de esta forma.
Mientras yo sigo despierto, él está dormido con su pareja, cómodamente, sin preocuparse por las demás personas.
Ahora más preguntas invaden mi mente, preguntándome cosas que ni yo se la respuesta. ¿Qué se supone que tengo que hacer cuando mi vida fuiste tú?, mis mejores días los escribió él, mis peores días los escribió él. Todo, absolutamente todo, lo escribió él.
Creo que es injusto hacerle esto a una persona, creo que cuando me dijo aquellas palabras las decía enserio.
¿Qué se supone que debo hacer cuando yo me estoy ahogando, cuando no tengo aire que respirar, mientras que tú respiras aire puro? Tú estás bien, pero yo… estoy roto, una grieta que no se puede reparar.
Anthony robó algo más que alientos, risas, palabras, robó mi corazón, algo que destrozó aquel día hace meses.
Soy como una flor, caigo en pedazos hasta ya no tener pétalos, pero al contrario de crecer, me marchito.
Dicen que las cosas malas pasan por una razón, pero ninguna palabra puede detener el dolor que ciento en estos momentos. Porque él sigue delante, mientras que yo quede atrás, sin ayuda para avanzar, sigo sufriendo.
Él tiene mi corazón, un corazón robado, pero aunque se haya robado mi corazón, yo sigo con dolor, un dolor que ni el tiempo puede reparar.
Si mi dolor fuese dinero, seria millonario…
Y aunque ahora trato de encontrarle sentido a lo poco que me queda, es imposible. Uno sigue enamorado cuando el otro se marcha.
Ahora, mis lágrimas caen junto con mi llanto, rezándole a un Dios que no existe. Aun con la esperanza de que tu, Anthony, vengas nuevamente a mi vida y digas las palabras mágicas: “Te amo”