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DESESPERACIÓN por Amaya Kurau

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Notas del fanfic:

Vampire Knight y sus personajes son propiedad de Matsuri Hino.

 

 

 

One Shot KxZ

Notas del capitulo:

Éste es un One Shot KXZ especial, escrito como regalo de navidad y año nuevo para ustedes. No es uno muy elaborado, sólo surgió repentinamente. Disfrutenlo por favor.

Feliz Año Nuevo.

DESESPERACIÓN

 

Un manto blanco se extendía alrededor de la mansión. Las copas de los arboles estaban cubiertas de gruesas capas de nieve y un sutil viento arrastraba delicados copos de un lado a otro. Dentro, en el vestíbulo la chimenea encendida caldeaba el ambiente y el alto árbol de navidad con luces y grandes esferas y ángeles que lo adornaban, brindaba un toque cálido y de cierta forma hogareño al lugar.

Sin embargo a él, las notas procedentes del piano, las voces y risas de los nobles y el tintineo suave de las copas de champán; que en otro momento le hubiesen hecho feliz, ahora lo estaban comenzando a hartar.

Apretó con fuerza su copa, tanto que ésta estuvo a punto de romperse. No podía dejar de mirar la escena frente a sus ojos que le oprimía a cada segundo el corazón. Ella en medio de todos, ella allí sentada con esa expresión alegre y el rostro radiante. Su pelo castaño volvía a estar largo, su figura pequeña y esbelta seguía siendo la misma; y Zero, Zero la observaba atentamente, hablaba con ella con cariño y consideración; pero la mirada que le dirigía, a él lo molestaba, ¿Por qué no dejaba de verla?,  ¿Por qué ella había regresado justo ahora?

Todos, absolutamente todos habían estado seguros e incluso él con todo su poder y toda su experiencia también la había dado por muerta. El ataque a la finca había sido brutal en esa ocasión. Cuando se enteró, desesperado se dirigió allá seguido de sus nobles; y al llegar, Zero ya se encontraba en el lugar acompañado de varios cazadores. La finca estaba devastada, el fuego la consumía por completo y había rastros claros de lucha.

No había podido evitar sentirse culpable por no acompañarla. Yuuki había ido allí para preparar la recepción que brindarían con motivo de su aniversario y quien quiera que fuera aquel que deseaba hacerles daño, lo supo. La finca fue atacada de manera sorpresiva, los nobles que la cuidaban y ella desaparecieron; y lo único que él y los cazadores encontraron al llegar, fueron simplemente cenizas. De ella no se sentía el más mínimo rastro y aunque la buscaron con la esperanza de que estuviera viva, no dieron con ella.

Tanto él como Zero hicieron todo lo posible para averiguar qué era lo que había sucedido y quien había realizado u ordenado el ataque, pero incluso hasta hoy eso seguía siendo un completo misterio.

Ese día él se había enfurecido tanto que juró que arrasaría con todos los sangrepura y lo hubiera hecho si Zero no le hubiese hecho desistir. Zero que también sufría la pérdida de Yuuki; quizá más que él porque en verdad la amaba y tan grande era su amor que aceptó que ella deseara estar con otro; no quería que una guerra se desatase y por eso lo buscó para hacerlo desistir y le ofreció a cambió su apoyo y lo que estuviese en sus manos como cazador y vampiro para investigar lo sucedido y encontrar a los responsables, únicamente a ellos y hacerlos pagar; y él aceptó.

Desde ese momento sus encuentros se volvieron constantes; dejaron de verse como enemigos y comenzaron a trabajar por un objetivo en común. Y ¿cuándo exactamente fue que sucedió?, no tenía idea; quizá lo había olvidado o talvez  nunca se dio cuenta, pero en algún momento se enamoró de Zero. Primero fue ese esbelto y tentador cuerpo, ese pelo plateado y esos hermosos ojos amatista; luego su mirada, su sonrisa, cada gesto, cada palabra; su atrayente voz, su agradable aroma. Todo se fue gravando a fuego en su mente y en su alma; y finalmente lo amó.

Quinientos años tuvieron que transcurrir, quinientos años y sólo hasta hacía casi un año que Zero finalmente había cedido. Desde entonces todo se había vuelto increíblemente maravilloso para él. Si bien muchas personas importantes se habían marchado en todo ese tiempo como Kaien y Sayori; también otras habían llegado como los hijos de Akatsuki y Ruka, y los hijos y posteriormente los nietos y bisnietos de Aidou. Él nunca había sido tan feliz como estos últimos meses, y cada rincón de ésta mansión había sido testigo de su amor por Zero.  En el vestíbulo, en el despacho sobre el escritorio, frente a la chimenea, en las escaleras, la recamara, el baño; incluso en la cocina, en el jardín y las caballerizas. En todos había tomado a Zero como el primer día y como si fuera el último.

Pero ahora ella había vuelto, estaba frente a todos alegando que un ataque la dejó muy débil y quien quiera que se la haya llevado, la mantuvo en un sueño profundo. Decía no saber nada más, y que al despertar, para escapar eliminó a sus guardianes y luego simplemente había decidido regresar. Pero a él eso le tenía sin cuidado, lo que le molestaba era el hecho de que precisamente hubiese vuelto ahora.

-   Tsk

Molesto dejó la copa a un lado. Ya no lo resistía; Zero estaba tan cerca de ella y no dejaba de mirarla. Parecía feliz de verla de regreso, sus ojos tenían un brillo de ternura. La sensación que esa escena le producía, en verdad le desagradaba. No, definitivamente no la quería cerca de él.

Sin importarle nada, se acercó lentamente a Zero.

-   Ven conmigo – le ordenó en un susurro mientras sujetaba sutilmente de su manga. Zero se volvió hacia él desconcertado.

-   ¿Qué sucede? – preguntó suavemente pero el vampiro no respondió. Kaname tenía ligeramente fruncido el ceño y lo miraba con seriedad.

Zero volvió a mirar hacia donde se encontraba Yuuki. En ese momento ella estaba atenta a los pequeños niños, por lo que se dejó llevar por él.

Una vez afuera Kaname lo sujetó firmemente de la muñeca y lo condujo por el jardín. Las lámparas iluminaban todo a su alrededor y las luces de adorno se encendían y apagaban incesantemente. Era una vista muy linda; pero Kaname no pudo evitar sentir una punzada en el pecho al recordar que entre los dos habían elegido los adornos y los regalos, que los dos habían colocado el árbol, las velas, los muérdagos y también que juntos habían elegido la cena que se serviría tanto para navidad como para año nuevo, ya que Zero se había empecinado en cocinar ambas. 

Recordaba el desastre que fue como ayudante de cocina para la cena de navidad, Zero no paraba de reírse de él y aun así terminaron justo a tiempo como para hacer el amor de manera deliciosa, justo allí, en la cocina; y estaba seguro que si ella no hubiese aparecido, la cena de hoy la hubiese preparado nuevamente Zero y quizá, hubiesen vuelto a hacer el amor allí.

-   ¿Kaname?... ¿Qué sucede?

Escuchó a Zero con claridad y también distinguió la aprensión que impregnaba su voz;  pero no le respondió, sólo siguió caminado aun sujetándolo fuertemente de la muñeca.

Avanzaron por los senderos del jardín en silencio; pero sólo hasta que llegaron a unas escaleras en específico y comenzaron a descender por ellas, Zero supo a donde lo llevaba Kaname. La mansión poco a poco fue quedando atrás y nuevas sutiles luces se comenzaron a vislumbrar entre los árboles; luego su pequeño Chalet apareció frente a ellos.

También estaba adornado alusivamente a la temporada. Desde hacía días Kaname tenía pensado secretamente, secuestrar a Zero en medio de la cena y llevarlo allí para recibir el año nuevo sólo los dos, viendo los fuegos artificiales lanzados en el pueblo y escuchando las campanadas; y por supuesto, haciendo el amor. Recordarlo aumentaba sus celos. Ya faltaba muy poco para la media noche y las cosas no habían ido como deseaba.

Una vez llegaron al Chalet; uno de los sirvientes ya los esperaba. Al verlos hizo una pronunciada reverencia y abrió la puerta.

-   Retírate - Fue la única y fría orden que dio Kaname y ese joven, que era también un vampiro, desapareció.

Apenas cerraron la puerta tras de sí, Kaname se arrojó sobre él y lo aprisionó contra la puerta y lo besó.

-   Espera, Kaname.

-   No… no quiero esperar… -  el vampiro volvió a besarlo, ahora en el cuello y a acariciarlo por encima de la ropa mientras intentaba desabotonar su camisa.

-   Pero…

-   ¿Estás feliz de que haya regresado, cierto? – su voz sonaba áspera, fría.

-   ¿Yuuki?... Por supuesto… la creíamos muerta – Kaname se alejó un poco de él y lo miró con el ceño fruncido.

-   Pues yo no estoy feliz, no la quiero cerca de ti.

-   ¿De qué rayos hablas?

-   ¿Aún la amas?

-   ¿Qué?

-   ¿La amas, cierto?...

-   ¡Kaname, tranquilízate!

-   Yo a pesar de que debería estar feliz también… no lo estoy… no puedo… en éste momento yo… quisiera desaparecerla de nuevo…

Apenas dijo esto, una fuerte bofetada le fue propinada por Zero; su mejilla se enrojeció al instante y sintió que su corazón se partía en dos. Miró el piso con frustración sin atreverse a levantar la mirada.

-   ¿Por qué rayos haz dicho eso?, ella es tu hermana… ¿Cómo puedes siquiera pensarlo?

-   Sabes bien que no lo es… ella no es mi hermana… y no la quiero cerca de ti….

Sin mirarlo, Kaname volvió a sujetarlo del brazo y prácticamente lo arrastró escaleras arriba.

-   Kaname… detente… espera…

-   Desde que apareció no hemos podido estar a solas, no he podido besarte, no he podido tocarte, ni hacerte el amor…

-   Pero es que ella…

-   No me importa… yo te quiero a ti… te amo a ti… te necesito a ti...

No se detuvo ni un momento, llegó a la siguiente planta y jalo a Zero por el pasillo hacia su habitación.

Éste era su chalet, era de los dos. El lugar que había mandado a construir porque a Zero le molestaba la enorme mansión y decía odiar tanto lujo. Era el lugar donde solían pasar las noches, donde podían estar juntos alejados de miradas indiscretas y donde Zero realmente se veía relajado. Ella había llegado a  manchar con su presencia la mansión, pero no lo haría aquí.

Entraron en la habitación y al instante Kaname se giró y volvió a abrazar a Zero y lo besó con ansiedad introduciendo su lengua en su boca para tocar la suya, pero el joven se resistió y lo alejó con fuerza por los hombros.

-   Detente Kaname… hablemos.

El vampiro lo miró con los ojos llenos de tristeza y una expresión de desesperación en el rostro.

-   No… ¿No lo entiendes?…. Tú eres mío… mío… no quiero, no pienso perderte.

Dicho esto volvió a besar a Zero con fuerza y comenzó a desnudarlo de manera atropellada. La chimenea en la habitación se encontraba encendida por lo que el ambiente estaba cálido pero eso no evitó que Zero se estremeciera cuando las frías manos del vampiro tocaron su piel.

Apenas Kaname retiró su  camisa, comenzó a besarlo en el cuello y a acariciarlo. Zero suspiró y entonces dejó de oponer resistencia. De pronto las manos del vampiro parecían hierro candente y su cuerpo suplicaba por ellas como cada dia; suplicaba por todo el cuerpo del sangrepura y también comenzó a buscarlo.

 En un momento dado, ambos, totalmente desnudos, cayeron sobre la cama entrelazados.

-   Te amo Zero, te amo tanto…- dijo el vampiro después de un largo beso, mientras estiraba una mano, abría un cajón de la cómoda y extraía un pequeño frasco.

-   Ka… Kaname.

-   Zero, voy a hacerte el amor como nunca… ¿Estás listo para quedarte sin voz?

Zero lo miró sorprendido con las mejillas arreboladas. Kaname sólo sonrió y volvió a besarlo.

 

[...]

 

¿A dónde se habrían metido?, ya casi era media noche,  ¿Por qué nadie había reparado en que habían desaparecido?...

Kaname estaba molesto, eso había sido demasiado evidente incluso para ella… Pero, ¿Por qué se llevó a Zero consigo?. Una sensación de temor la invadió. ¿Estarían discutiendo?, ¿Después de tanto tiempo seguían con lo mismo?, ¿En todos esos años no habían sido capaces de llevarse bien?…

Salió al jardín, pues era obvio que no estaban dentro de la casa, y miró a su alrededor, estos se encontraban desolados. Bajó lentamente la escalinata y se arrebujo en sus brazos; si bien era una sangrepura, eso no evitaba que sintiera frio; debió traer consigo su abrigo, pero si la veían tomarlo, seguro la cuestionarían.

Dejando eso de lado, avanzó lentamente por las veredas del enorme jardín, pero no veía a nadie. Tampoco conocía el lugar; hacía quinientos años Kaname no tenía ésta propiedad. ¿Dónde rayos estaban?, ¿Habrían dejado la finca?, no, ellos deberían estar en algún lugar cerca; aunque sus sentidos estaban algo atontados, podía sentir apenas perceptiblemente su presencia.

Siguió andando un rato más intentando averiguar de dónde provenía la sensación de su presencia, hasta que a lo lejos pudo distinguir una luz apenas visible a través de las ramas de árboles y arbustos. Al acercase un poco pudo reconocer una pequeña construcción, un chalet.

Las luces de la planta baja y de una de las habitaciones de la planta superior estaban encendidas. ¿Estarían allí?; mientras se preguntaba eso, un repentino y fugaz flash del aura de Zero acudió a ella, también sintió la de Kaname; efectivamente, ambos sin duda deberían estar allá. Decididamente se dirigió hacia ese lugar; sin embargo, estando a unos metros de distancia, alguien apareció frente a ella repentinamente. Eso la hizo tambalear ligeramente por la sorpresa.

-   ¿Seiren?- Era la guardaespaldas de Kaname, llevaba un abrigo, una gruesa bufanda y el cabello ahora largo, sujeto en la nuca.

-   Lo siento Yuuki-sama, pero no puede pasar.

-  ¿Por qué?, allá están Kaname y Zero… ¿Están discutiendo no es así?

La mujer guardó silencio. Ante eso ella frunciendo el ceño pasó a su lado.  No comprendía por qué motivo estarían discutiendo esos dos. Cuando apareció en la finca hacía un par de días, extrañamente los dos estaban allí y ambos se sorprendieron al verla; pero fue Zero quien casi al instante se lanzó hacia ella y la abrazó con fuerza. Kaname fue quien más tardó en asimilar su regreso; aun cuando ella les contó lo sucedido; y aunque se mostró cálido y atento después, ella sabía que algo no estaba bien.

Durante esos días Kaname no provocó ni buscó ningún acercamiento íntimo con ella e incluso hoy cuando llegaron las visitas, estuvo disperso y no parecía prestar mucha atención a lo que ella decía, sólo respondía sus preguntas. Pensaba que estaría feliz de tenerla de vuelta. Ella había creído que su regreso sería un bonito regalo para ambos ; y sin embargo, aunque Zero si estaba feliz, de eso no cabía duda, de a momentos también podía ver un atisbo de confusión en su rostro; y Kaname era el que más raro actuaba.

-   ¿Yuuki-sama?... – Seiren volvió a llamarla pero ella no se detuvo – Yuuki-sama,  Kaname-sama ni Kiryuu-sama quieren ser molestados…

¿Kiryuu-sama?... ¿desde cuándo  llama a Zero de esa manera?…

-   ¿Por qué no?... soy yo… así que ellos no se molestaran…

-   Yuuki-sama.

-   ¿Se te olvida cual es mi posición y cual es la tuya, Seiren?... no puedes decirme que puedo y que no  puedo hacer.

Yuuki molesta avanzó por el sendero sin detenerse a escuchar lo que la vampiro fuese a replicar; sin embargo, cuando estuvo frente a la escalinata, a sus oídos llegó un sonido extraño y apenas perceptible. Se concentró para escuchar mejor y entonces por alguna razón se ruborizó. ¿Esos eran gemidos?... sí, lo eran… pero…

Retrocedió unos pasos y levantó la vista hacia la ventana por cuyos cristales emanaba una tenue luz. Apretó los puños y no supo que hacer… su mente le decía que no podía ser lo que pensaba; pero su corazón ya comenzaba a latir aprisa con temor.

Frunció entonces el ceño y levantando la mano al frente, hizo aparecer en la palma una mariposa nocturna negra. Ésta agitó sus alas;  luego con suaves aleteos ascendió hasta llegar a aquella ventana y posarse en el marco. Ella cerró los ojos temerosa.

Lo que vio la impactó dejándola helada en su sitio incapaz de moverse; Kaname y Zero, ambos se encontraban completamente desnudos en la cama.

Zero estaba bajo el cuerpo de Kaname y la cortina superior del dosel ocultaba  parte de su rostro; pero aun así podía ver su boca abierta con sus colmillos ligeramente extendidos y de la que surgían esos sonidos sensualmente morbosos. Además, estaba aferrado a los brazos de Kaname y sus dedos oprimían con fuerza contra su piel. Sus piernas estaban rodeando las caderas del castaño, quien apoyado en ambos brazos lo embestía con fuerza.

A sus ojos, el rostro de Kaname parecía expresar dolor, pero en el fondo ella sabía que en realidad era placer. Tenía los ojos cerrados con fuerza, los labios entreabiertos dejando ver la punta de sus colmillos;  su pelo húmedo se adhería a su piel y con cada embestida que daba, jadeos brotaban de sus labios.

En una de esas embestidas, Kaname se inclinó hacia Zero y rodeándolo con uno de sus brazos lo atrajo más hacia sí. Entonces ella pudo ver el rostro del joven por completo. Sus mejillas estaban arreboladas y al igual que Kaname, las puntas de su pelo se adherían a su piel; y sus ojos, su ojos estaban en un intenso carmesí con un velo cristalino que en vez de opacarlos los hacía relucir más; pero fue la manera en que miraba a Kaname lo que le causó un estremecimiento clavándola definitivamente  en su sitio, y cuando Kaname, que abrió los ojos, le dedicó también aquella mirada a Zero, supo entonces que estaba perdida. Aquella era una mirada que reflejaba placer y deseo, pero también algo más, algo más profundo.

-   Hugg... ahh… ahhh… Kaname…

-   Zero… mi Zero…

Kaname continuó embistiéndolo y Zero continuó jadeando y gimiendo para él; y eso parecía gustarle al castaño pues se inclinó y lo besó con fuerza. Zero en respuesta se aferró a las sabanas.

-   Eres mío Zero… - le escuchó de pronto decir a Kaname en un tono jadeante – Eres mío y aun… no es suficiente

-   Kaname… ¿Qué… haces?... ahh…

Kaname volvió a besarlo, ésta vez de manera arrebatadora; y luego, casi bruscamente se incorporó atrayéndolo consigo; quedando de rodillas con el joven sobre su regazo. Ante la repentina y nueva posición Zero gritó, e incluso ese grito la estremeció a ella. Posteriormente y sin aguardar, Kaname comenzó a embestirlo con fuerza, con aun más fuerza que antes. En un principio Zero se contenía, pero luego en verdad comenzó a gritar de placer.

-   No tan… rápido… aaahh

-   Eres mío Zero… no voy a perderte… eres mío… y, escúchame… nadie, ni siquiera ella… podría hacer tu cuerpo vibrar como yo… nadie te hará el amor como yo… con nadie tocaras el cielo como con migo… eres mío Zero… mío…

-   Tuyo… si… ahhh…

Kaname sonrió y siguió golpeando con fuerza. Desde esa nueva posición ella podía ver como el miembro de Kaname entraba y salía del interior del otro vampiro. Zero se aferraba con fuerza a sus hombros y Kaname golpeaba incesante. A esas alturas ambos ya tenían el cuerpo perlado en sudor.

-   Eres perfecto… eres lo único… sólo contigo… quiero estar… Zero…

Mientras decía esto último, por un instante a Yuuki le pareció que Kaname la miraba y sonreía con cierta satisfacción, pero eso no duró mucho. El castaño volvió a besar a Zero y luego lo miró  con devoción antes de recostarlo de nuevo sobre la cama para llevar sus piernas sobre sus hombros y seguir embistiéndolo con más descaro que antes, con fuerza, casi con locura, ninguno de los dos reparaba en nada, ni en sus gemidos, ni en que estaban expuestos totalmente. Después de unos segundos más, ambos arquearon la espalda y Zero gritó de placer mientras en su rostro se reflejaba un profundo éxtasis. Con Kaname sucedió lo mismo.

Aquella última imagen le provocó un nuevo estremecimiento a ella y la mariposa que había creado se disolvió en el aire. Entonces se llevó una mano a la cabeza y se tambaleó pero no sé cayó.

¿Qué era todo eso? ¿Por qué?...

Dio varios pasos hacia atrás para alejarse, pero de pronto el sutil aroma a sangre invadió sus sentidos, era la sangre de Kaname y Zero que se había derramado casi al mismo tiempo. Una sensación de nauseas se apoderó de ella. Kaname era su pareja y Zero, él la amaba… apretó los puños con fuerza mientras lagrimas querían brotar de sus ojos…

-   ¿Por qué?

-   Yuuki-sama.

-  ¿Por qué?... él me vio… sabía que vendría… él sabía que me di cuenta cuando sacó a Zero de la reunión… sabía que los buscaría… ¿Por qué lo hizo?

¿Por qué a nadie de los demás pareció importarle? ¿acaso lo sabían?

-   Yuuki-sama… debería volver a la mansión…

-   Seiren… ¿Por qué lo hizo?

-   Quizá…

-   ¿Quizá?... habla… - la guardaespaldas fría como era su costumbre miró hacia la ventana iluminada con el rostro inexpresivo.

-   Por qué está desesperado…

-   ¿Qué?

-   Kaname-sama lo ama demasiado, lo ama como nunca a amado a nadie, lo ama incluso más que su propia vida y… tiene miedo de perderlo… la desesperación se ha apoderado de él a tal punto que sería capaz de destruir al mundo entero con tal de estar con Zero-sama.

Yuuki abrió los ojos horrorizada y le dio la espalda y comenzó a correr de regreso a la mansión mientras las lágrimas brotaban incontenibles de sus ojos. No sabía si lloraba por darse cuenta de que los había perdido a ambos o por su orgullo herido… Después de todo, cada cual es responsable de sus propias decisiones y ella por escapar había tomado una muy mala en el pasado.

 

[....]

 

-    ¿Y bien?

-   ¿Y bien qué?

-   Ya cumpliste tu capricho y ella nos vio…

-   ¿Lo sabías? – Kaname lo miró sorprendido.

-   Por supuesto.

-    ¿Por qué no me paraste entonces? –. Zero sonrió.

-   Vamos a dormir – dijo como respuesta - después de todo la cena ya debió concluir. Fue esa tu órden si no me equivoco…

-   Hmmp… Claro, que terminaran sin nosotros.

Kaname se abrazó a él y besó su nuca. En ese instante a través de una de las ventanas se vio a lo lejos el cielo cubrirse con luces de diferentes colores y casi al mismo tiempo, las campanadas comenzaron a sonar una tras otra.

-   Se supone que debemos pedir varios deseos ¿no?

-   No me hacen falta,  ya estoy al lado del único que me importa.

-   Hmmp… Entonces, feliz año nuevo Zero.

-   Feliz año nuevo Kaname. 

 


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