¡CRASK!
Abrí los ojos en cuanto escuche aquello ¿fue parte de mis sueños? ¿Fueron mis padres? ¿Mi perro?
¡CRASK!
Mierda, yo no tengo perro…- que soy gilipollas…- bufé con la voz algo adormilada al darme cuenta de lo que estaba pensando, mis padres se habían ido hace horas a la cena familiar, lugar a donde no quise asistir porque iría mi familia… si… me desagrada mi familia ¿y qué? Fruncí el ceño al recordar la pelea que había tenido con mis padres por ello ¿pero que esperaban de mí? ¿Qué les hiciera buena cara y que fuese feliz por saludar a gente que me desagrada? No seños, no soy ningún hipócrita además me sentiría como ratón entre gato…
¡CRASK!
Me cago en la puta, me levante de la cama por fin, sintiendo frio en seguida, bueno… ¿quién no sentiría frio si solo duerme en calzoncillos en pleno invierno? Gire los ojos al recordar a mi madre diciendo que hacia aquello para enfermarme… pero yo nunca enfermaba y –joder, concéntrate- despabile por fin, me acerque a la puerta de mi habitación con precaución asomándome para asegurarme de que no hubiese…. ¿algo?
Bajé lentamente las escaleras hasta llegar a la planta de abajo, una de las ventanas estaba quebrada y me había dado cuenta de ello al pisar uno de los putos cristales -¡me cago en toda la puta madre del cabrón a quien se le ocurrió romper la puta ventana!- vale… merezco el premio por idiota, obviamente habían quebrado aquella ventana para abrir la puerta y yo acababa de anunciar donde coño estaba.
-vaya, ¿ya tenemos la suficiente confianza como para insultar a nuestras madres?- me quede estático cuando escuche aquella voz a mi izquierda, era la voz barítono de un hombre que se veía jodidamente espeluznante desde las sombras y algo panzón…
-¿Santa?- ok, sentí mis mejillas sonrojarse al pensar aquello en voz alta y el muy cabrón se soltó riendo… vale yo me hubiese reído también si no fuese porque me sangraba un pie y porque había un gordo en la oscuridad de mi casa y clara, recordemos que estoy en ropa interior.
-un poco grande para creer en Santa ¿no crees?- dijo aun burlón antes de encender la luz del pasillo, ni siquiera podía verlo bien de aquella manera pues la luz estaba a su espalda y su gran cuerpo se veía como una sombre pero extrañamente ese tipo si iba de traje rojo y lo que llevaba -¿pero quién soy yo para romperle las fantasías a un crio? Te daré tu regalote- ronroneo acercándome y obviamente retrocedí cuando todo aquello parecía un dialogo de una película porno de los ochentas – espero que no te moleste que no esté envuelto pero así lo disfrutaras más.
Vale, definitivamente era un dialogo de una película porno de los ochentas pero, recapitulemos, ese tipo entro a mi casa y me ofrece un regalo, estoy en calzoncillos… -¡mierda!- grite mandando todo la mierda, dándome la vuelta dispuesto a correr por mi vida… bueno, ese fue el plan porque el muy cabrón me arrojo lo que llevaba dentro de la ropa, aquello que le hacía ver que tenía una panza enorme y… ¿cuadrada? Parpadee sintiéndome confundido al darme cuenta de que estaba en el piso y que aquello que me había aventado era la caja de herramientas que tenía el vecino, la recuerdo porque se la presto a papá y él nunca la regreso, sentí un peso sobre mi estómago y unas palmaditas en los cachetes.
-vega, despierta de una vez- cuando por fin pude enfocar, me di cuenta de que un hombre con barba de candado, cabello negro y unos hipnóticos ojos de psicópata de color café claro me miraban con una sonrisa en los labios – abre bien la boca que te voy a dar tu regalo- dijo burlón y como aún estaba algo jodido por semejante golpe no entendía a que se refería hasta subió aún más su cuerpo sobre el mío dejándome tremenda polla enfrente de mi rostro.
-¡aparta esa cosa de mi cara!- grite tratando de apartarme, pero era jodidamente pesado, y no porque fuese gordo…- ¡quitat…- la palabra se quedó a la mitad cuando metió sus dedos a mi boca.
-dejemos algo en claro ¿vale? Si me muerdes te arranco la polla ¿vale?- pregunto con una sonrisa en los labios antes de meterme de un solo movimiento todo su miembro a la boca y no tardo en moverse, obviamente ignorando todas mis protestas y los inútiles intentos por apartarlo, cuando metía su polla por completo se quedaba algunos segundos sin moverse, asfixiándome solo para empezar a moverse otra vez, cuando se apartó no pude evitar girarme y moverme, alejándome de él mientras tosía tratando de que mi respiración regresase a la normalidad -¿no te gusto? Mmm tal y pueda darte otra cosa- dijo juguetón antes de tomarme de los tobillos atrayéndome nuevamente hacia su cuerpo pero esta vez quede boca abajo, abrí los ojos al darme cuenta de la postura en la que estaba, no tarde ni 3 segundos en entender a que se refería.
-no, no, por favor, llévate lo quieras ¿vale? Solo tómalo y vete- empecé a rogar inútilmente desesperándome porque él no se movía en lo más mínimo pero seguía sin soltarme.
-y eso es lo que pienso hacer- dijo con voz ronca antes de arrancarme la ropa interior – si cooperas te dolerá menos- advirtió.
-¡NO, NO, NO! por favor, quítate, déjame- le ignore tratando de moverme, me tomo de las caderas colocándome de rodillas y fue cuando entro en mi, grite de dolor, en mi cabeza no cabía ningún pensamiento, estaba bloqueado por aquel malestar.
-joder mocoso, estas muy apretado- le escuche gemir roncamente a mi espalda- y solo ha entrado la cabeza- dijo solo para volver a embestir entrando por completo en esta ocasión, sentía sangre entre mis piernas, el sudor del cuerpo de aquel hombre, ya que mientras había estado tratando de huir antes él había aprovechado para desnudarse, no tardo en empezar a moverse, tenía una de sus manos sobre mi nuca haciéndome permanecer con la cabeza pegada al piso y su otra mano en mi cadera me hacía quedar con el culo hacia arriba- jo, jo, jo Feliz.. Navidad niño- murmuro entre gemidos siguiendo con lo suyo. No había parado de llorar a pesar de que ya no ponía resistencia, mi cuerpo no daba para ello –te daré otro regalito- dijo mordiéndome el hombro con fuerza solo para después empezar a masajear mi polla.
-no… déjame…- dije inútilmente al empezar a sentirme excitado, aquello me hacía sentir más sucio, mi cuerpo respondía a las caricias de aquel maldito, me estaba obligando a sentir algo que no quería, un orgasmo que solo me hizo sentir peor y más porque cuando termine de llenar su mano de semen, él me lleno con el suyo.
-vaya… pero si es 29… vale, error mío- le escuche decir, no sabía si me había desmayado o que había pasado pero el nuevamente estaba vestido y me miraba, estaba sentado en el piso enfrente de mi –y como dijiste antes, tomare lo que quiera y me iré- solo cerré los ojos, no quería hablar con él después de todo aquello, sentía miedo y no pude evitar exclamar cuando sentí que me echaba sobre su hombro como si fuese un costal de papas.
-¿qué haces?- me atreví a preguntar cuando le vi abrir la puerta de la casa como si nada.
-lo que dijiste, tomo lo que quiero- palmeo mi culo – y me lo llevo-
-no me refería a mi…- murmuré temblando por el frio ya que estaba desnudo.
-y tampoco tiene sentido que yo ande de Santa Claus un 29 de diciembre ¿cierto?- se encogió de hombros después de arrojarme dentro de un coche y luego subió al asiento del conductor –no tiene sentido así que… resígnate o te matare-