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Niji no paradox. por Akudo

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Notas del fanfic:

Los personajes son de Fujimaki Tadatoshi.

Notas del capitulo:

Mi primer fic del año.

Me encanta esta pareja, se ha convertido en otra de mis adoradas otp y ya moría por hacer algo de ellos ♥

La primera vez que lo intentó sus párpados apenas temblaron.

Lo volvió a hacer y esta vez se entreabrieron un poco, aunque siguió atrapado en oscuridad. Sabía que estaba despierto, pero no entendía por qué le costaba tanto moverse.

Sus pulmones se expandieron en un desfallecido resoplo de frustración, y finalmente obligó a sus ojos a abrirse frente a un mundo de manchas que lo enceguecieron. Se tomó su tiempo para acostumbrar su vista estrecha, sin recuperar aún la periférica, por eso tuvo que acercar su débil mano frente a su cara para asegurarse de que estaba ahí. Le dio vuelta observando el dispositivo enganchado en uno de sus dedos que lo unía a una máquina, y la ligera bata de color verde tenue que estaba usando en esa cama impersonal empezó a darle sentido a todo.

Su cerebro seguía atrapado en el letargo, muy lejos de sus óptimas condiciones, así que esa enorme curva pesada que sobresalía en las sábanas frente a él estuvo bastante fuera de su entendimiento. Bajaba y se elevaba al mismo ritmo que sus respiraciones, adherida a la parte media de su cuerpo, y sintió que algo se movió adentro. Fue por menos de un segundo pero estuvo seguro de que pasó, adentro de eso, dentro de él, y abrió sus labios con horror.

Quiso llevar su mano ahí pero otra más grande se lo impidió, siguió la línea de ese brazo con un patrón de marcas negras en su piel que se perdían bajo la manga de su camisa y volvían a asomarse hasta su cuello. Vio una silueta borrosa, un rostro que lo miró indiferente hasta que un médico y dos enfermeras entraron a tomar sus signos con prisa.

Las voces poco a poco estimulaban su sentido auditivo, sin embargo no lograba distinguirlas, y entre toda la confusión la luz de una pequeña linterna se le incrustó en la pupila.

 

 

La paradoja del arcoíris, capítulo uno.

“Sólo eres un medio.”

 

— ¿Va a seguir durmiendo? —su voz no salió enojada, pero sí estaba bastante fastidiado ya.

— A pesar de llevar tanto tiempo en cama está agotado, si se duerme por su cuenta hay que dejarlo. Mientras lo examinábamos preguntó por su familia, en japonés. Físicamente parece que se encuentra bien, pero su cabeza no está del todo estable todavía.

— Él es japonés, ¿o no?

Hasta donde ellos sabían el paciente se manejaba con el inglés, no obstante se había mostrado muy confundido cuando le hablaron en ese idioma, probablemente sin entenderles. No es raro saliendo recién de un estado vegetativo, y sería genial que sólo se presentara como un síntoma pasajero.

— Qué tiene que preguntara eso, ¿acaso no es normal?

El médico encargado dejó de mirar por las persianas abiertas del ventanal que daba a la habitación de su paciente para observar al hombre a su lado, ligeramente sorprendido.

— Creí que una de las enfermeras se lo habría informado. La familia de ese muchacho murió.

El rubio no mostró señal alguna, mirando de vuelta a donde aquel chico dormía. Sí, la enfermera pelirroja con bonitas curvas le quiso contar sobre ese sujeto, pero la calló diciéndole que no le interesaba saber.

Escuchó el pasar de algunas hojas hasta que el de bata se detuvo en la información que deseaba ver.

— Su padre murió hace cinco años esperando un trasplante de ambos riñones que nunca llegó, y hace casi dos años su madre y hermanos fallecieron en un accidente vial en Tokio.

— Eso está muy lejos.

— Ciertamente, y la mala racha lo siguió hasta aquí. Según el informe el edificio vecino se vino en llamas y él entró para ayudar a las personas, sin embargo una explosión de gas lo dejó fuera de combate. Lo trataron lo suficiente para mantenerlo con vida, pero cuando llegó aquí ya no pudimos hacer mucho más por retener su consciencia en la realidad.

El blondo de los tatuajes juntó sus cejas contrariado y quiso decirle que parara, que ninguno de esos cuentos trágicos era de su incumbencia, pero sus labios no se movieron para eso.

— Y nadie se hizo cargo de él.

— No supimos contactarnos con otro pariente o alguien cercano, ni siquiera en el banco donde trabajaba. Parece que no llevaba mucho tiempo aquí y no se había dado a la labor de hacer amigos.

‘Es un pobre diablo entonces’ pensó tensando sus brazos cruzados y en el momento en que sus ojos azules viraron con molestia vio el expediente en las manos del doctor Keller, aquejadas por las arrugas que lo alejaban de la madurez adulta y lo empujaban a los inicios de la vejez. “Shuuzou Nijimura” leyó al lado de la foto de aquel bien parecido pelinegro que lucía muy lejano al aspecto de a quien había visto despertar.

— Como sea, ¿no ha dormido ya lo suficiente?

— No hay que ser impacientes. Estar en coma no es lo mismo que dormir así que necesita ir con calma y recobrarse, soñar, que sus pensamientos, recuerdos y facultades vuelvan a su cauce natural. Sobre todo en el estado en el que está ahora.

Salir de un coma en perfectas condiciones no era más que una concurrente y falsa ilusión, más después de transcurrir tanto tiempo. Fue hace unas semanas que Nijimura empezó a dar muestras de mejoría y pudieron dejarlo respirar por su cuenta, también observaron ciclos de vigilia en los que abría los ojos y movía apenas sus dedos; también sus pupilas se contraían con la luz y reaccionaba a estímulos de dolor como una aguja pinchando en su pie. Era una consciencia parcial basada en reflejos básicos, pero no dejaban de ser buenas noticias.

Le administraron medicamentos para acelerar su despertar y gradualmente es que empezó a recuperar una mayor consciencia, logrando estar verdaderamente presente, hablar y moverse por voluntad.

— El resto depende de él ahora, en nosotros sólo queda esperar que no hayan quedado secuelas graves.

¿A quién le importaba eso? Su madre tuvo razón cuando se lo dijo por teléfono, que no le prestara atención a la vida de ese simple mono, esos detalles no tenían ninguna relevancia ni propósito más que nadar sin salida dentro de su cabeza como lo estaban haciendo ahora, y era sumamente engorroso. Después de todo él no tenía asuntos con Shuuzou Nijimura, ninguno más allá de su hijo en aquel vientre.

♦♦♦

Ese mono era en realidad una marmota de mierda, y no fue hasta un día entero después que volvió a despegar los ojos. A pesar de ello no dejaron que lo viera, tampoco es que tuviese ganas; al parecer Shuuzou aún no recuperaba sus funciones y seguía desorientado, sin comunicarse bien a pesar de que una de las ayudantes tuviera nociones básicas del japonés y lo haya intentado.

Al menos pudieron hacerle entender que estaba en un hospital reponiéndose. Transcurrió el tiempo, Shuuzou mejoraba más rápido de lo que estimaron y eso era perfecto, aun así le insistían mucho para que no se forzara, ayudándolo a volver a familiarizarse con palabras, lugares, objetos y cómo éstos funcionaban. Todos los días le mostraban libros diferentes.

Parte de la rehabilitación también era llevarlo a caminar, despacio y tramos cortos, mientras todavía necesitara ayuda para hacerlo. Fue después del mes y medio cuando pudieron hablar con Nijimura en mejores condiciones.

El Dr. Keller le hizo una nueva revisión de rutina donde su visión respondió correctamente, movía manos, pies y dedos como el mayor le indicaba y contestó tanto a las preguntas en japonés como en inglés. Sus tiempos de respuesta estaban algo ralentizados y tenía problemas para recordar lo acontecido antes del incidente, pero todo normal.

— Muy bien. —terminó de hacer las anotaciones y cerró la carpeta para mirar a Nijimura, quien empezaba a recuperar su apariencia de antaño luego de un buen corte de cabello, rasuradas semanales y volver a comer alimentos sólidos— Todo marcha sobre ruedas así que no te angusties porque las cosas vayan algo lento. Las quemaduras y huesos fracturados sanaron hace tiempo y no tienes nada fuera de su lugar, ¿te acuerdas cómo te heriste?

El pelinegro cerró los ojos tratando de buscar esos recuerdos, pero finalmente frunció el ceño negando con la cabeza.

— Sólo hay… como un ruido ahogado, una explosión dentro de mi cabeza.

— No te preocupes por intentar rescatar detalles, probablemente prefieras no hacerlo luego de una experiencia así. Lamentablemente la fuerte explosión te dañó el tímpano, y aunque no haya quedado sordo no podrás escuchar bien por tu oído izquierdo.

— Entiendo.

Nijimura estaba tan calmado que el doctor no sabía si es que no estaba asimilando las cosas o en realidad se resignó y no le importaba.

— De todas formas, actualmente existen muchos dispositivos para reestablecer la audición, fáciles de manejar y tan pequeños que caben en tu oído y no te harán sentir acomplejado. —recibió un leve asentimiento y entonces suspiró, buscando su mirada grisácea— ¿Y recuerdas cuando me preguntaste por tu familia? —el joven rostro mostró su pesar, volviendo a asentir— Ya descubriste la respuesta por ti mismo, ¿cierto?

— … Sí.

— ¿Hay alguien con quien te quieras contactar? Algún conocido u otro familiar en tu país.

— No lo sé… supongo que debo tener algún número en mi casa.

— Entonces te ayudaremos con eso después.

El pelinegro le agradeció y cuando Keller le preguntó si quería saber algo más cruzó las manos sobre su pecho, bajándolas hasta donde se topó con el inició de su abdomen que había crecido más desde la primera vez que lo notó. Se quedó mirando ahí fijamente, trayendo de vuelta sus manos sin querer tocarlo.

— ¿Me violaron…? Mientras estaba inconsciente.

— No sexualmente, si a eso te refieres. Nos comunicamos con el padre biológico hasta Nueva York en cuanto descubrimos tu estado.

— ¿Ese hombre? El que a veces está mirando por el cristal. Él es… ¿entonces cómo? —miró a esa dirección y a pesar de que ya no lo veía desde hace varios días esta vez estaba ahí, observándolo con sus ojos fríos antes de entrar con ellos por la puerta que estuvo abierta en todo momento y tiró unos documentos junto a él en la cama.

— Señor Gold, por favor, todavía no es momento…

— Pues yo lo veo muy bien, ya he esperado bastante. —interrumpió, mirando a Shuuzou con el mentón elevado para responderle— En resumidas palabras, mi desquiciada ex te inseminó con mi esperma para intentar hacerlo pasar por un niño suyo y mío después, así que descuida, no soy de andar follando vegetales.

El médico le insistió en que sería delicado presionarlo tan pronto y que además, aunque hubiese sido sin su consentimiento, Nijimura seguía teniendo derechos sobre ese bebé. Nash se rió en su cara, tan sutil como mezquino, y le contestó como si el pelinegro no estuviese ahí.

— ¿Derechos? Ese tipo no es más que un medio para que el crío nazca, y aún si tuviera algo que objetar al respecto no podría lograr nada así que es mucho mejor que acepte lo que le ofrezco por las buenas. —esta vez sí se dirigió a Shuuzou, sin el más mínimo gesto de compasión— Pagaré todo lo que haga falta mientras debas permanecer hospitalizado, incluso te daré un cheque por las molestias, así que simplemente te olvidarás de todo en cuanto des a luz.

El de mirada plomiza lo observó con la misma inmutabilidad, tanto que Nash se cabreó preguntándole si acaso había entendido, lanzando una fina pluma que cayó sobre los papeles con un ruido sordo para que firmara. Shuuzou se incorporó con lentitud tomando el documento que tuvo problemas para leer, sin embargo a grandes rasgos se trataba de firmar un acuerdo en el que se desligaba completamente de la criatura que estaba albergando.

— No tienes que apresurar nada, tu juicio es muy vulnerable ahora.

Comprendía las palabras de Keller, pero sabía también que él no había deseado un bebé, menos de esta forma; ni siquiera tuvo oportunidad alguna de decir sí o no a la posibilidad de una interrupción temprana del embarazo. Era difícil alojar algún sentimiento maternal, y a pesar de que ese niño o niña estuviera adentro suyo lo sentía tan ajeno que no se veía con la voluntad de aferrarse a esa pequeña vida.

Tomó la pluma que brillaba como plata, tan elegante y seguramente costosa, apropiada para alguien como el rubio. No vestía ropas de gala pero bastaba con una mirada para saber que era alguien con poder, así que decirle que no probablemente sería una pérdida de tiempo. Presionó para que saliera la punta y la guió sobre la línea donde debía firmar.

Fue cuando soltó un repentino gemido tocándose el costado con la mano libre y Keller se apresuró a preguntarle si se encontraba bien. Respiró gimiendo más suavemente y mirando su barriga aseguró que no pasaba nada malo, sólo fue un movimiento algo brusco en su interior, una dulce patada que le preguntaba si estaba realmente seguro de tomar la decisión correcta.

Notas finales:

Feliz inicio de 2016, nos veeemos en el siguiente.


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