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An entire month with you (& ur luv) por BombayLove

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Notas del capitulo:

La edad no importa cuando hay que vivir cosas completamente nuevas. Y Ryuhei estaba plenamente consciente de eso cuando debió besar a Shota en el juego de la botella. Pero no sabía que una inesperada tos y un arriesgado consejo mejorarían su noche.

Día 12: Besuqueándose.

¿Es necesario leer el capítulo anterior?: No.

Nota: Ryo llama ouji-chan a Tatsu. Básicamente, le está diciendo principito xD

 

La puerta de la habitación se abrió y cerró de la misma forma, abruptamente, trayendo consigo a un alegre Ryo, que no pudo evitar sonreír ante el crimen realizado.

— ¿Lo lograste? — Le preguntó You, sentado en el suelo entre dos camas pequeñas. Como respuesta, el aludido asintió con la cabeza efusivamente, antes de acercarse al grupo de niños dispersos por toda la habitación.

— Yo les dije que sólo él lo lograría — Dijo Subaru, desenredando los cabellos del aludido, quien se zafó de Subaru y se sentó en el suelo.

— ¿Qué esperan? — Les dijo al resto de sus compañeros, mirándolos a todos. El resto de los presentes, y algunos no del todo convencidos, le hicieron caso, sentándose alrededor suyo hasta terminar formando un círculo completo —. Muy bien... Empiezo yo.

— ¿A qué vamos a jugar? — Preguntó Tadayoshi, volviéndose el centro de las miradas y haciendo sonreír a Ryo una vez más.

— Cállate y verás, ouji-chan.

— Ya te dije que no me llames así, Ryo-chan.

— ¿Tú puedes llamarme Ryo-chan, pero yo no puedo llamarte cómo se me pegue la gana? Olvídalo, para mí siempre serás ouji-chan en vez de Okura — Le dijo el más bajo del grupo, girando la botella una y otra vez —. Muy bien, que empiece el juego.

No importaba las veces que aquella botella de vidrio (la cual dejaba una fragancia a detergente en el aire) girara, Ryuhei nunca lograba que se detuviera frente a la persona que a él tanta curiosidad le daba: Shota. Cuando por algún motivo llegó a la conclusión de a quién besaría si sólo fueran dos los últimos sobrevivientes de una catástrofe mundial, el primero que se le cruzó por la cabeza, había sido él.

Durante la vuelta número veinte del juego, se demostró frustrado, de brazos cruzados y levemente apoyado sobre uno de los laterales de la cama.

— Me avisan cuando sea mi turno, ¿está bien? — Les pidió a sus compañeros, apoyando su cabeza sobre el colchón.

— Oye, Maru — Lo llamó Subaru, segundos más tarde —. Maru, Maru, Maru — El aludido chistó, sin siquiera abrir los ojos.

— ¡Maru! ¡Despierta! — Lo llamó You.

— ¡¿Qué?! — Exclamó, sabiendo de antemano que aún faltaban varias personas para que su turno llegara. Cuando se dio cuenta de la razón, parpadeó varias veces: lo que él tanto había deseado, se estaba haciendo realidad, aunque a la inversa.

— ¿Qué beso vas a darle al bello durmiente, Yasu? — Le preguntó Ryo.

— ¿Cómo que qué beso? — Repreguntó Shota, acercándose a Ryuhei pasando sobre la botella y sentándose sobre sus piernas cuando llegó frente a él —. Sólo conozco dos formas de hacerlo.

— Entre Dokkun y Okura ya nos dimos cuenta de las variadas formas de dar beso que hay —Reconoció You.

— Y todavía faltan más — Dijo Ryo, jactándose de sus conocimientos en el arte de besar. Cuando dirigió la vista a Tadayoshi, a Ryuhei le pareció que un tomate había reemplazado la cabeza de su compañero, pero no, aunque estaba terriblemente avergonzado de ser el conejillo de Indias de Ryo, seguía ahí.

— ¿Y bien? — Preguntó Shota con una fingida y a la vez exagerada pose de sensualidad.

Ryuhei lo miró, suspiró y volvió su vista al resto de sus compañeros.

— Está bien — Dijo, finalmente, cerrando los ojos y frunciendo sus labios. Aunque no lo demostrara, internamente tenía una mezcla de sentimientos imposibles de describir. Dio un respingo al sentir el roce de las yemas de los dedos de Shota sobre una de sus mejillas, oyendo luego, las risitas de sus amigos. Lo siguiente que sintió fueron las palmas de Shota sobre sus mejillas, y sus labios posándose sobre los suyos. Aún mantenía el dulce sabor de lo que estaba bebiendo, por lo que sonrió durante el beso. Apenas se separaron, Shota volvió a acaparar los labios de Ryuhei, esta vez, para darle un corto, pero sonoro beso. Cuando abrió los ojos, encontró a su amigo sonriendo y con las mejillas teñidas de un suave color rojo.

— ¿Chicos? ¿Por qué siguen despiertos? — Al otro lado de la puerta,  el instructor llamó su atención, pero al intentar abrir la puerta, se dio cuenta que ésta se encontraba cerrada —. ¿Qué están haciendo ahí adentro?

La segunda llamada de atención hizo que el grupo se levantara de un salto y escondieran la botella que, pese a estar vacía, se suponía que no debía estar bajo el poder de ninguno de los presentes. Cuando estuvo todo medianamente presentable, You se acercó y abrió la puerta.

— Hola — Lo saludó el mayor de aquel grupo. El adulto encargado de los más pequeños entró a la habitación sin decir nada y miró a todos y cada uno de los presentes.

— Vayan a dormir. Todos — Pidió finalmente.

— ¡Yo voy a dormir  con ouji-chan! — Exclamó Ryo, pasando ambos brazos por sobre los hombros de Tadayoshi para juntar sus manos justo frente a él.

— Yo duermo en su habitación — Dijo Shota.

— Bueno, te lo cambio por Maru, ¿qué más da? — Le dijo, sin soltar a Tadayoshi —. ¡Buenas noches, chicos! — Exclamó, llevándose al aludido casi a la rastra de la habitación, aún cuando era Tadayoshi quien iba caminando al frente.

— ¡Ya, Ryo-chan! ¡Suéltame! — Le pidió Tadayoshi, al mismo tiempo en que lograba escapar de su agarre. El aludido lo miró de soslayo y con  pasos fuertes entró a la habitación que hasta hacía unos pocos minutos, Tadayoshi compartía con Shota —. ¿Por qué hiciste eso? — Le preguntó a Ryo que, dándole la espalda, se lanzó sobre una de las dos camas de la habitación.

— ¿Qué cosa? — Le preguntó de mala gana el aludido, sin siquiera girarse para mirarlo.

— Decirle a Yassan que se quede en el cuarto con Maru.

— Maru quería.

—  ¿Cómo sabes eso?

Ryo se giró para mirarlo con una pícara sonrisa.

— Porque lo sé.

Su oyente sonrió y se acostó en su correspondiente cama.

 

Cuando el resto de sus compañeros regresaron, bajo supervisión adulta, cada uno a su habitación, Ryuhei y Shota se dispusieron a dormir. A diferencia de Ryuhei que sólo se lanzó a la cama y literalmente quedó enredado entre las sábanas, Shota acomodó cada una de las cosas que estaban encima suyo para abrigarlo, generando la mirada de ignorancia del mayor.

— ¿Sucede algo? — Le preguntó su nuevo compañero de cuarto, con una sonrisa.

— Para nada. ¿Por qué lo preguntas? — Dijo Ryuhei, sin poder evitar la sonrisa que estaba decorando su rostro.

— Por esa forma de mirarme...

— ¡Ah! Es que... No, no es nada, Sho-chan. Que descanses.

— Gracias. Que descanses tú también, Maru.

 

Por más que las luces ya estaban apagadas, Ryuhei no podía conciliar el sueño. Cuando se  giró sobre su espalda, vio a Shota profundamente dormido a su lado, en la misma cama donde él estaba acostado. Los ojos del muchacho se abrieron como dos platos, y sintió un sudor frío recorriéndole la espalda. Tragó saliva en seco, pero eso sólo lo hizo toser hasta el punto de sentir que sus ojos se llenaban de agua.

— ¿Estás bien?

Cuando levantó la cabeza vio a un Shota entre sorprendido y preocupado por él.

— Ehh... Sí, sí, sí, estoy bien — Reconoció Ryuhei rápidamente, volviendo a toser segundos después de terminar de hablar.

— Siéntate — Le pidió Shota, haciendo él lo mismo.

— ¿Para qué? No, olvídalo.

— Ninguno de los dos va a poder dormirse si sigues con esa tos — Lo siguiente que oyeron fue la potente voz de Shingo y unos golpes contra la pared —... Y tampoco los demás — Pese a su resistencia, Ryuhei se sentó sobre el borde de la cama y, encorvado un poco hacia adelante, dejó que una de las manos de Shota acariciara su espalda de arriba abajo —. ¿Habrás tomado frío en algún lado? — Le preguntó, empezando a preocuparse.

— ¡Ya bésalo Yasu a ver si se le pasa! — Exclamó You, oyéndose luego la risa de Subaru y, una vez más, los gritos de Shingo pidiendo silencio.

— ¿Será…?  — Preguntó Shota en voz baja.

— ¿Eh? --- Cuestionó Ryuhei, mirándolo.

— ¿Será que con un beso se te pasará?

— No creerás en las palabras de Yoko…, ¿o sí?

— Sólo será un beso…

— Pero…

Antes de poder hacer que su compañero de habitación cambiara su opinión, Ryuhei sintió los labios de Shota una vez más sobre los suyos. A diferencia del beso que había experimentado anteriormente, esta vez, Shota estuvo bastante más tiempo sobre sus labios, con una fuerza posesiva.

— Se los dije — Se oyó la voz de You al otro lado de la pared.

— ¡Cállate de una maldita vez! — Vociferó Shingo, lanzando algo contra la pared contigua a la suya. A lo lejos, se oyó la voz de Ryo pidiendo lo mismo que Shingo había venido exigiendo desde que Ryuhei empezó a toser sin poder humano que pudiera detenerlo.

Cuando Shota se alejó de Ryuhei, se dio cuenta que lo que había aconsejado You había surtido efecto.

— Funcionó — Susurró Shota, sin poder creerlo.

— Creo que todavía me pica la garganta — Le dijo Ryuhei, rascándose.

— No vale si es mentira, Maru — Dijo el aludido, volviendo a acostarse sobre la cama, sonriendo.

— No… ¡En serio tengo tos! ¡Escucha! — Se quedó Ryuhei, acostándose en sentido perpendicular a él, tosiendo luego de una forma más que fingida.

— Maru, ¡ya! ¡Acuéstate! — Le dijo Shota.

Cuando tuvo a su compañero de cuarto a su lado, ambos frente a frente, el más bajo lo abrazó, atrayéndolo hacia él.

— ¿Cuántos besos podrías darme hasta que me quede dormido, Sho-chan?

— Seguro que estaríamos besándonos hasta la mañana…

— ¿Lo intentamos? — El aludido frunció sus labios y cerró los ojos, esperando la respuesta de su acompañante.

— Uno — Dijo Shota, besando sus labios —… Dos…


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