Prólogo.
Volver de Londres a Japón era algo totalmente agotador, y más cuando eres padre de un niño de seis años super charlatan y competidor. Mi bebé, al nacer en país extranjero, tuvo que adaptarse a ese ambiente, siendo mitad japones. Me vi obligado a ponerle un nombre de un significado fuerte, fui muy orgulloso de darle a luz, lastima que su padre no estuvo ahí para verlo, pero tampoco supo de su existencia. No piensen mal, yo se que hubiera querido saber del pequeño Nowaki* pero como eh perdido contacto con casi toda la Kiseki, él ya no sabrá de la existencia de este pequeño ser de luz. Pero no todo es color de rosa, y nunca había creído en los horóscopos -maldito Midorima- no tuve en cuenta que al llegar, todo se pondría patas para arriba
Primera parte
de Londres a Japón
285 un brindis, por las largas noches en las que me dormí llorando.
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Para el rubio, era un martirio volver a empezar todo de nuevo, su pequeño hijo quería conocer sus raíces y como regalo de cumpleaños, sus padres le regalaron el viaje a su nieto y a su hijo, las hermanas del rubio prácticamente mimaron a su sobrino por las dudas de que ya no quisieran regresar a Londres. El niño cumplía exactamente seis años, y estaba muy orgulloso de su papá, pero Kise, en cambio, se estaba carcomiendo la cabeza pensando en que pasaría si se encontrará al otro sujeto con el que engendro a Nowaki.
Pisaron tierras japonesas la madrugada del 19 de diciembre, con pasos firmes se fueron a uno de los lugares que les daría alojamiento, al menos, por una semana.
Se dirigió a la casa de Tetsuya, era uno de los pocos que sabía de la existencia de Nowaki (además de Midorima y Kagami) y por esa misma razón los dejo alojarse en su hogar, entraron sacudiéndose un poco la nieve que caía apenas, y saludaron a todos los presentes. Si bien, Kuroko no tenía hijos, aún, tenía una sobrina por parte de el hermano de Taiga, Himuro, la azabache se acerco al rubio y lo miro por un largo rato y al cabo dijo
— Mh, se parece al tío Aomine — la cara de Kise fue de espanto, y el pequeño no se preocupo, pensando que quizás la niña estaba confundida, ambos se fueron a jugar a la habitación de huéspedes, mientras el rubio caía libremente en el sofá
— ¿aún no le dices, Kise-kun? — miro a su amigo sin presencia que se sentaba a su lado con dos tazas de café, el niega mientras toma una de las tazas — ¿Aomine-kun tampoco sabe de su existencia?
— No, aominecchi no sabe nada, cuando mis padres se enteraron fue cuando me dijeron de irme a vivir a Londres — respondió dándole un sorbo al café
— Aomine-kun al principio se enojo, diciendo que eras un cobarde, pero después se resigno y no hablo más del tema, después solamente buscaba chicas por diversión
— Ja, tan característico de él
— Kise-kun, ¿sufriste mucho? — el rubio miro a su amigo, pensando realmente en mentirle o decirle la verdad
— Sufrí como nunca, imagínate tener a un hijo y que su padre no este presente, por sobre todas las cosas de que también fue una noche de alcohol y no por que hayamos tenido sentimientos — bufó, se sentía cansado, siempre era lo mismo, recordar todo de esa noche, para después amanecer sabiendo que esperas un hijo de tu ex mejor amigo, el amor de tu vida y rival — pero amo demasiado a Nowaki, créeme que por nada del mundo se me ocurrió en quitarle la vida
— Lo creo, eres muy bueno y por lo visto, Nowaki-kun también te tiene mucho apreció
— Soy su padre, es lógico
Siguieron platicando un largo rato hasta que la puerta se abrió dejando ver a un cansado bombero y su jugador de basquet profesional, Midorima y Kagami entraron para poder saludar a su amigo rubio, decidieron cenar todos juntos, incluyendo a Dara, la hija de Himuro. La platica fue amena, bastante bien para un mini reencuentro, Kise quería reencontrarse con toda la GoM pero eso significaría ver al moreno y aún, a pesar de todo, no estaba preparado. Cada quién se fue a su casa y Himuro vino a buscar a su pequeña (que nadie sabe quién la tuvo por nueve meses en su panza), el rubio se fue con su hijo a la habitación de huéspedes para poder descansar. A eso de las cuatro de la mañana un sollozo se hizo escuchar, Kise ya sabía que se trababa de su hijo
— Ne ne, Nowakicchi, ¿que sucede? ¿tuviste una pesadilla? — acaricio el cabello de su pequeño, este se removió abrazándose más a Kise
— mami, no dejes a papi — murmuro entre sueños, y al rubio pareció haberse-le congelado la sangre
Era la primera vez que sucedía tal cosa