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OBSECRO por Karenlauren

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- Hey, ¿estás bien?

Cada vez que recuerdo ese día, me da fuerza…

 

La odio, contemplé su pequeño cuerpecito a medida que avanzaba hacia las puertas de la escuela.

- ¡Enana! – grité mientras se giraba mirándome con su expresión exageradamente calmada y gentil.

“Siempre tengo una sonrisa, hasta en los tiempos duros”, dijo una voz muy molesta en mi mente mientras le miraba con molestia, parecía una buena chica. Todo. Ella parece el “personaje calmado y hermoso”, o al menos eso piensas de ella al mirarla… En conclusión, Todo. Si tuviera que decir qué odio de ella… diría que TODO.

- mmm… Buenos días Zero-kun… - dijo mientras se medio encogía en su sitio al verme con la mirada clavada en sus ojos molestamente tranquilos y marrones… eran preciosos, en cambio los míos eran de un asqueroso tono lila… - …Bueno… Et-to…

Empezó a girarse con sumo cuidado, como si tuviera miedo de despertar a una bestia.

- ¡No huyas! – grité pateándole la espalda. - ¡Ho, vaya, lo siento… te estoy pisando!

Ignoré sus molestas palabras para hacerme entrar en razón y seguí pisoteando su espalda a medida que esta se encogía, haciéndola caer de rodillas.

- Eres tan pequeña que apenas te puedo ver.

- Pero… aún así soy un año mayor que tú, ¿no? – dijo su tierna vocecilla, era como una ovejita siendo mordida por un perro callejero. Un aura amenazadora emanó del peli plata mientras veía a la chica con enfado…

¿Acaso se estaba burlando de él?

¿¡POR QUÉ!?

La odio. La odio.

¡¡¡ La odio tanto!!!

¡¡¡OJALÁ DESAPARECIERA!!!

- Oye. – Una mano en mi cabeza hizo que detuviera el pisoteo como si se tratara de arte de magia. Me giré para encontrarme con unos ojos oscuros como el chocolate y una tez fría semejante al hielo. - ¿Otra vez tú, primer año?

Nuestros ojos se encontraron… me sentí hechizado…

Hasta que ella se puso en medio de nuevo.

- ¿Estás bien, Yuuki?

- ¡Wa… Uwa! – con la mano que tenía en mi cabeza, me empujó hacia atrás, separándome de la chica y poniéndose en medio… como si la estuviera protegiendo.

- ah… buenos días, Kaname…

- Tu espalda está horrible…  - ella soltó una risa tonta… será pánfila…

Apreté los puños clavándome las uñas en las palmas… a mi no me dejaba llamarle por su nombre… Ni tan siquiera…

- Deberías parar de hacer estas cosas… Zero…

¡SABE MI NOMBRE!

- ¿Acaso eres un niño pequeño? – me miró aún más fríamente, su voz cortaba la tensión que él mismo creaba, aún así mi rostro estaba sonrojado por la sorpresa… - Deja a Yuuki en paz.

- Uh… ¡Calla! – me puse muy nervioso de golpe y sentí como mi rostro se encendía por la emoción. – Tú… vosotros… uh…

Salí corriendo antes que la cara me fuera a explotar y fui a una zona con más privacidad para desahogarme.

Apenas podía respirar de la emoción, me temblaban las manos y sus palabras resonaban en mi cabeza una y otra y otra y otra y otra vez…

 “Deberías parar de hacer estas cosas… Zero…

Por… por primera vez, él… ¡me ha llamado por mi nombre!

Mi rostro se ilumino mientras golpeaba la pared para aliviar la vergüenza, felicidad y nerviosismo del momento.

¡Él sabía mi nombre, lo había recordado!

Woaaaah, estaba taaaaan feliz…

- Él también está muy guapo hoy… mi héroe…

Hace tiempo, cuando estaba en la escuela media, él me ayudó cuando unos idiotas se metieron conmigo… aún me acuerdo de lo asustado que estaba, a pesar que les había plantado cara yo era el que más golpes recibió… y no solo eso, mi uniforme quedó hecho un asco. Él asustó a los chicos y les hizo huir, después me tendió su pañuelo y, con amabilidad en sus ojos, me preguntó si estaba bien…

Él me salvó, es mi héroe…

Pero no sonríe para mí.

¿Por qué Yuuki tiene que estar siempre a su lado?

¿Por qué se cree que tiene que protegerla a todas las horas del día?

¿Por qué tengo que ser yo  el  chico malo siempre…?

¡Ella es una molestia!

¡Él también tendría que protegerme!

Me apoyé contra la pared mientras lágrimas de frustración bajaban por mi rostro sin saber que estaba siendo observado.

- Yo también quiero que se fije en mí… - La odio.

 

EN LA HORA DE LA COMIDA, TEJADO.

 

- Uwaaaaa, esa caja de comida parece asquerosa – dije mientras miraba con desprecio a esa peli castaña que tan solo atinó a mirarme nerviosa.

Ambos me ignoraron.

- Deja a Yuuki en paz.

- Aquí tienes, la tuya. – Dijo la peli castaña mientras le daba una caja de comida a Kaname… ¿Por qué compartía la comida con ella?

- Para de meterte en medio y lárgate idiota. – Miré a los ojos del  hablante y enseguida volví a quedar hechizado… tenía una capacidad para llevarme a otro lugar que no alcanzaba a comprender, aún si sus palabras me dañaban como cuchillas.

Miré al suelo, mientras me contenía… No tenía por qué decirlo así… Yo… yo solo quería… estar a su lado… solos… Eso era todo.

- Ah, aquí tienes, Kaname… - dijo Yuuki dándole de comer al castaño mientras Zero se quedaba parado en su sitio… era el tercero en discordia, pero aún no se rendiría… no perdería ante la chica que se giró con un poco de comida en su tenedor. - ¡Zero! ¿Quieres un poco también? Lo ha hecho mi abuela y no es bonito pero si delicioso…

- ¿Quién demonios querría comer eso? Parece asqueroso.

- ¿D-de verdad…? Lo siento… - dijo bajando la mirada.

- ¿¡Acaso eres idiota?! – gritó Kaname mientras se levantaba enfadado y me tomaba violentamente por el cuello de la camisa, su mirada me provocaba pavor en esos momentos.

Pero no pude evitar pensar que esa mirada era preciosa.

- Tú, ven conmigo.

Le seguí hasta el baño ya que él no soltó mi mano… mi corazón latía muy deprisa y mis manos sudaban…

Nada más entrar, me estampó contra la pared.

- En serio, deja a Yuuki en paz. – Enseguida pude notar que estaba terriblemente enfadado a pesar que su rostro mantenía una calma espeluznante.- ¿Qué pasa contigo?

- ¿E-estás enfadado? - ¿Por qué temblaba mi voz? ¿Por qué mi corazón se oprimía al ver esa mirada rabiosa clavada en mí? ¿Por qué en esos momentos luchaba por que mis lágrimas no salieran a flote?

- Yuuki es demasiado buena para su propio bien, hay muchas personas como tú metiéndose con ella por eso… - Las siguientes palabras destrozaron mi corazón - … Siempre la protegeré.

Su brazo aplastó mi cuello contra la pared, apenas podía respirar.

- Si no eres capaz de entenderlo, te haré comprenderlo.

Apenas podía respirar, quería toser, mi garganta me molestaba… Para él era el villano de todo esto, el malo pero… estaba perdido… No sabía qué hacer… No tenía ni idea de qué debía hacer para que él me mirase, como la primera vez… Ya no quería volver a ver su rostro de desprecio, enfado o ira… quería volver a ver su amable rostro… sus preciosos ojos dejando ver gentileza solo para mí…

Anhelando su reconocimiento con miradas. Queriendo estar a su lado. Persiguiéndole.

Todo esto ha hecho que la persona a la que amo con todo mi corazón me odie.

No pude evitar que una lágrima escapara.

De repente, él me soltó.

- Tú… no podrá ser…

- ¿Eh? – me sequé rápidamente los ojos con la manga del jersey.

- ¿Te gusta Yuuki?

Me quedé de piedra. Empecé a balbucear como un idiota.

- ¿¡QUÉ?! – él me miró con su inusual inexpresividad pero esta vez denotaba interés… ¿sería el único en saber sus estados de humor? - ¿¡Es una broma!? ¡NO ES ÉL, ERES…!

Cerré la boca antes de decir cualquier estupidez y mi cara se volvió roja de golpe. Él apartó la mirada y no pude evitar pensar… ¡¡¡ERES TÚ PEDAZO DE IMBÉCIL!!!

Creo que acabo de perder la única oportunidad para confesarme.

Bajé la mirada de nuevo, avergonzado…

- Ya veo…

- ¿Ehm?

- No, nada, olvídalo… Zero. – Levanté mi cabeza de nuevo para afrontar esa achocolatada mirada… me había vuelto a llamar por mi nombre… - Si quieres que te preste atención, entonces dímelo… - me acorraló contra la pared pasando los brazos por los lados y juntó nuestros rostros - … por qué entonces te la daré…

- N-no yo no… q-quiero… no… - ¿¡COMO HEMOS LLEGADO A ESTA SITUACIÓN!? Soy tan feliz que no me importaría morir en estos momentos mientras sentía cómo sus labios se acercaban a mi oído.

- …así que deja de meterte con Yuuki de una maldita vez.

¿Qué?

Me quedé helado en mi sitio y mi rostro pasó de rojo pasión a blanco, más que el papel.

Después de todo, por supuesto, todo lo que he hecho… es en vano.

- No.

Él se apartó.

- ¿cómo?

- No pararé, al contrario… me voy a meter aún más con él… Y no me importa si me prestas atención o no, yo… ¡La odio!

- Bueno, si dices que va a continuar, no me queda más opción… - me agarró del cuello volviéndome a aplastar contra la pared. -…tendré que castigarte…

Cerré los ojos esperando que me golpeara pero no esperé que me mordiera el labio chupándolo un poco para aliviar el dolor y se fuera.

Eso… no era un castigo… era una recompensa…

Me quedé allí de pie, sin saber qué hacer.

Hasta que unos compañeros de mi clase entraron en el baño. Nos peleamos de nuevo, empezaron ellos. Habían apostado que no eran capaces de pegarme y salir ilesos. Se equivocaron. Acabaron ellos peor que yo, alguno tuvo que visitar el hospital por contusiones leves.

Pero lo que más me hizo daño de todo fue que mi precioso pelo, largo hasta la cintura y suave como el algodón… lo cortaron, en un momento me sujetaron entre todos, unos se separó, cogió unas tijeras y me lo arrebataron.

Al día siguiente estaba colgado en el tablero de la entrada de la escuela junto con una foto mía mostrando la pelea con esos parásitos de la sociedad.

- ¡Ey, enana! – a la salida me encontré a Yuuki con un amigo suyo. - ¿Has vuelto a traer ese paraguas hecho polvo? ¡Ja, está lleno de agujeros!

- ¿Eh? ¡No puede ser! – gritó su amigo revisando el paraguas de la morena mientras reía alegremente, no sabía por qué pero, en el fondo, no quería hacerle daño a Yuuki y, en cierta manera, ella lo sabía. Por eso no le importaba que me metiera con ella de forma tan descarada.

Enseguida busqué con la mirada pero no le encontré… ¿Dónde estaba?

- Ey, enana…

- ¿Si?

- …

- Kaname hoy se ha ido antes.

-  ¿Eh? Oh, ya veo… - enseguida me di cuenta que se me estaba viendo el plumero, me sonrojé y grité alterado - ¡No es como si hubiera preguntado por él o algo!

- Siempre se va antes los días que llueve ayudar en la cafetería de su abuela, es como un trabajo a medio tiempo.

Enseguida un aura oscura empezó a empanar del peli plata, apuntó con el paraguas hacia Yuuki y empezó a abrirlo y cerrarlo para mojarla:

- ¡Te he dicho que no he preguntado!

- ¡Que fría, pero parecía que realmente querías saberlo!

- ¡Cállate! ¡¿Por qué dices cosas tan molestas?!

Cuando pararon, la mirada de Zero era sombría y perdida.

- Tú… ¿solo sois amigos, verdad?- Yuuki no era tonta pero enseguida comprendió que estaba pasando, los sentimientos de Zero hacia Kaname… Y también sabía que este se había pasado…

- Sí, es como un hermano para mí… - me miró preocupada – Por cierto, ayer él estaba bastante molesto… tu pelo…

Zero soltó una risa nerviosa al recordar lo sucedido la tarde anterior.

- No, - aclaró – no ha sido él…

Yuuki asintió y se disponía a irse cuando una mano le detuvo.

- ¿…está…?

- ¿qué?

- ¿Dónde está Kaname? – Yuuki se le quedó mirando con una sonrisita.

- ¿Por qué no se lo preguntas a él?

- No tengo su teléfono…

- De acuerdo, te diré dónde trabaja con una condición [… ]

 - De acuerdo, gracias! – Yuuki vio al chico salir disparado siguiendo el mapa de su móvil dirección a la cafetería de la abuela de Kaname… y no pudo evitar pensar que había alguien a quién Kaname debía proteger más que él. Y le estaba dañado sin darse cuenta.

 

 

Mierda de móvil, se me ha acabado la batería y no sé dónde estoy… pronto va a oscurecer…

 Miré a mí alrededor…

¿Dónde diablos estoy?

Enseguida vi una pared con unos conos de tráfico… se parecía al lugar dónde nos vimos por primera vez…

Él me pareció tan fuerte y hermoso… des de ese momento le he anhelado, pensé que podría ser como él…

Me arrodillé delante de ese lugar tan especial.

Quería estar a su lado.

- Quiero que me vuelva a castigar…

Sentí una puerta abrirse tras de mi y una voz que me desnudaba en mis mejores sueños.

- ¿Eso es todo? – otra voz le respondió des del interior del edificio.

- Si…

Nuestras miradas sorprendidas se encontraron.

- ¿Qué haces aquí? – aunque la suya volvió a su rutinaria inexpresividad, que hombre más cabezota.

Me sentí en las nubes… ¡Le había encontrado!

- ¿Qué haces aquí? - me repitió, enseguida me puse en pie sujetando fuerte mi paraguas y tratando de no sonrojarme más.

- Yo… ¡Me he vuelto a meter con la enana!

- ¿Te lo ha dicho Yuuki?

- ¿eh?

- Así qué, ¿has venido a decírmelo?

- ¡S-sí! – dije idiotamente feliz y emocionado.

- ¿Qué diablos? – me quedé parado en el sitio, su voz… sonaba más fría que de costumbre… - Estúpido.

Me sentí mal, me sentí engañado, me sentí un auténtico gilipollas.

- Ah, ya veo… - su mano volvió a acercarse a mi cuello – Quieres que te vuelva a castigar, ¿verdad?

Sus pulgares acariciaron mis labios suavemente.

- ¿Tanto te gustó?

Se acercó a mi, me dio la impresión que realmente iba a volver a hacerlo pero se apartó sin decir nada y se metió en el portal de nuevo.

- ¡Kuran! – él se detuvo - ¡Kaname!

Ni tan siquiera se giró, des de su sitio y de espaldas me dijo:

- No me llames por mi nombre, de hecho, no me llames.

Entró en el lugar sin mirar atrás. Mi pecho dolía, mucho, tanto que no pude contener un sollozo que él oyó.

Se giró, me tomó del brazo, me llevó dentro y dijo señalándome:

- Voy a acompañar a esto a la estación, ahora vuelvo.

Mientras caminábamos, él no me había soltado…

No pude evitar recordar más de aquél momento que tuvimos a solas, por primera vez:

“- ¿Cuánto tiempo vas a estar ahí sentado?” me preguntó después de dejarme su pañuelo.

Aunque no lo recuerde… Aunque no le guste… aún así… es mi héroe, le amo. 


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