El profesor Membrana no podría estar mas enojado; movía sus manos incesantemente, iba de un lado a otro, no paraba de gritar y gritar -¡¿que has hecho hijo?!, ¡¿QUE HAS HECHO EN NOMBRE DE LA CIENCIA-REAL?!- repetía alterado, mientras que miraba como la tragedia pasaba frente a sus ojos.
-Lo...lo siento mucho papá, yo...yo solo- mientras que Dib, el chico amante de lo paranormal, no sabia si quiera como disculparse por lo que había echo -yo no tuve la culpa, fue...fue ZIM, EL LO HIZO- enfatizo el chico mientras apuntaba directamente al de piel verde.
-¡Mientes!, ¡MIENTES!- dijo en defensa propia el “chico-verde”, mientras veía una escena, que a su parecer, no era para que el humano se enfureciera; era solo un simple incendio, que amenazaba con cobrar el laboratorio mas importante de la ciudad, además de explotar casas, autos, entre otras inutilidades terrícolas por los químicos que contenía...fuera de eso, nada.
Membrana simplemente volteo la mirada y se encontró con su hijo, condenándose a saber que lo que apreciaba poco a poco se le iba de las manos, se acerco al chico y lo miro a los ojos; por que ya no era un infante: era un adolescente de 17 años de edad, que había crecido a casi la altura de su padre, y aunque no había cambiado de sobremanera, se notaba la madures del joven; membrana recordaba cuantas peleas había tenido con el desde que era pequeño, desde que...desde que Zim llego a la vida del chico, entonces, los miro a los dos, e instintivamente le dijo al joven -hijo, tu tienes una gran mente, y tengo...tenia esperanzas de que la utilizaras, pero...es una lastima que prefieras lo paranormal que a tu propio padre- se fue, sin dirigirle algo mas a su hijo, sin importarle que el laboratorio había consumido una parte de la ciudad, sin importarle su hijo.
Dib solo se alejo unos pasos del fuego y se sentó en el suelo; ¿que le ocurría?, ¿por que nunca podría complacer a su padre?, por mas que lo intentaba...no, realmente no lo intento, simplemente jugueteaba a ser el héroe del universo, cuando en realidad a los ojos del mundo no seria mas que un chico raro; se puso a sollozar, cubriendo su cara con sus brazos, ignorando que Zim aun estaba al lado de el, simplemente observando la escena y apretando los puños...el oji-ambar no quería ver al humano-apestoso llorar, pero no sabia porque; corrió a su base, sin saber por que algo apretaba su squeedly spooch.
Al llegar a la base, simplemente se quito el molesto disfraz, que aunque no había cambiado nada con los años, el portador de eso si: tal vez seria por los años de la tierra, pero Zim había alcanzado una buena altura, casi igual a la del humano-cabezón (ni tan cabezón), aunque a pesar de eso, no era muy diferente al anterior, solo que se ajustaba mejor a su tamaño; -¡Gir, ven aquí en este instante!- grito el oji-ambar, esperando que su torpe robot no llegara con-¡TRAJE WAFFLES!- con waffles, claramente.
El robot simplemente corría en círculos, iba de arriba a abajo, hasta desesperar al piel-verde -¡basta Gir!, hoy trabajaremos toda la noche- ante esto, el robo-perro empezó a llorar y a quejarse, hasta que muy repentinamente paro y pregunto -¡¿habrá taquitos?!- -si Gir, habrá taquitos-, ante la respuesta, Gir muy animadamente fue con su amo directamente al laboratorio; no iba a dejar que un simple dolor en su squeedly spooch lo detenga en sus planes contra la tierra...pero eso no evitaba el tener el constante recuerdo de Dib-larva.
Gaz no había alejado sus ojos ni un segundo de su consola; había alcanzado grandes niveles y, aparentemente, nadie la detendría, hasta que escucha la puerta, y entonces su estúpido hermano iba a llegar y arruinarlo todo...pero, ¿simplemente se fue a la cocina?, ¿que le habrá pasado para ni siquiera decirle un “hola”?, y lo mas importante ¡¿agarrara alguna de sus sodas?!; en cuanto la peli-violeta iba a revisar, su hermano estiro su mano para acercarle una lata de soda, sin siquiera mirarle a los ojos. Gaz había crecido bastante, aunque aun le ganaba por casi una cabeza, había cambiado mucho en estos años, pero solo en apariencia, por que para Dib seguiría siendo su pequeña hermanita un POCO excéntrica.
-¡¿Que quieres?!- las sospechas se incrementaron cuando su hermano le trajo una soda, no dudaba que fuera por mero ofrecimiento, pero después de todo, era su hermana y debía averiguar que le sucedía, *aunque la verdad me importa un carajo*; -solo quería sentarme en el sofá...es todo- hizo lo que dijo y, en vez de encender la televisión en su programa favorito “misterios misteriosos”, simplemente agacho la mirada y recargo su barbilla en la mano, pensando *¿que debería hacer para recuperar a mi padre?*, aunque realmente sabia lo que debía hacer, el echo de mostrarle a su padre otro error, hacia que recordara sus cortantes palabras y comenzar abrazar sus piernas. La oji-amarillo simplemente no podía jugar más, su hermano estaba demasiado deprimido y sus vibras la hacían perder en el juego -¡Dib, por tu culpa voy a perder en (inserte nombre del juego)!--¿pe-pero yo que hice?- -CALLATE Y DIME LO QUE TE OCURRE- -¡¿que te sucede?!- Gaz había empezado a agitar fuertemente a su hermano, empezando una “pelea” por no comunicarse muy bien -Gaz, basta...¡Gaz, suéltame...GAZ- grito el ojinegro mientras tomaba a su hermana de los hombros, tranquilizándola -eh...eh decepcionado a papá...- Gaz casi lo mata, ¿solo era eso?, pero si todo el tiempo lo “decepciona”, se lo gana a pulsos ese chico; pero entonces noto como su hermano abrazaba sus rodillas y apenas podía decir -ya no se que hacer- mientras su hermana daba pequeños golpes en su espalda, era mala hermana, pero no tanto -haz lo que siempre quiso, idiota- el pelinegro volteo a verla -olvida lo paranormal y haz alguna estupidez científica- vio como su hermano asentía ante la idea -y lo mas importante: aléjate de tu novio Zim-.