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La tortura Eterna por Ayumi Kuran

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Notas del fanfic:

Hola a todos y todas, este short esta dedicado a alguien muy especial para mi, esa persona es Witch Miz. Espero que te guste la historia y que la disfrutes tanto como yo la disfruto con las tuyas.

PD: ¡Feliz dia de reyes!

Notas del capitulo:

Hola, bueno lo he dicho todo en las notas del fic, asi que os dejo directamente disfrutar de la historia jeje, Espero poder veros al finald e las notas.

La vida es un hermoso regalo que te dan al nacer, la muestra de que dos personas que se amaban o en algunos casos, querían pasar un buen rato creaban otra vida, dándole al mundo un nuevo ser que podría causar grandes cosas ya que todos somos importantes y tenemos un papel fundamental en el mundo.

Eso fue lo que pensó un joven de cabellos azabaches, piel pálida y ojos verde esmeralda realmente hermosos hasta hace apenas una semana. Él ya no creía en ello, había comprobado a lo largo de su vida que no tenía la mejor de las suertes pero aún así siempre conservaba la esperanza de que las cosas fueran a mejor, hasta hace una mera semana donde se demostró que las palabras “esperanza”, “Libertada” y “Felicidad” no estaban incluidas en su vocabulario.

Flash back

Un joven de cabello azabache iba corriendo lo más rápido que le daban sus piernas, dentro de poco iban a ser las siete de la tarde y a esa hora justa cerraban las puertas, sino llegaba antes de esa hora no le dejarían entrar.

Ante ese pensamiento aumento la velocidad todo lo que pudo sin importarle que su cuerpo se resintiera ante ello, esto era más importante. Podía visualizar a lo lejos el edificio lo que ocasiono que una sonrisa y el alivio empezaran a invadirlo antes de que la desesperación lo dominara. Estaban empezando a cerrar las puertas y todavía estaba lo bastante lejos como para llegar a esa velocidad. Se mordió los labios con nerviosismo, procurando mantener el ritmo y con la desesperación a flor de piel cogió un monopatín que pertenecía a un chico menor que él. Se impulso y solo a unos centímetros de que la cerraran consiguió pasar, destrozando el objeto antes usado y estampándose contra una de las paredes pero lo importante es que lo consiguió.

Se sobo la cabeza que le sangraba levemente ante el golpe recibido pero la sonrisa invadiendo su rostro. Estaba a punto de gritar de felicidad cuando vio el rostro serio de su acompañante, al parecer Bianchi no estaba nada feliz con la acción realizada.

Gruñó al ver la sonrisa del joven y agarrándolo del brozo le dio un fuerte tirón para que comenzará a caminar, sin escuchar las quejas del joven. Cruzaron varios pasillos donde se podían escuchar las quejas y risas de niños. Al fin y al cabo es algo normal que se escuchen ese tipo de cosas en un orfanato. La peli rosa tiro de un golpe al joven sobre uno de los sillones, mirándole de forma seria y dura.

- Lambo ¿otra vez? Creí haberte dicho que no quería que volvieras a llegar tarde o te quedarías fuera del orfanato.

- No llegue tarde, llegue justo antes de que cerrarán las puertas.

- ¡Cállate!- El joven ante ese grito no pudo evitar encogerse sobre sí mismo- Has llegado tarde, pasaron de las siete y llegaste de puro milagro pero ya no ¡¿me oyes?! Ya no. Hoy cumples los quince años, edad más que suficiente como para que te marches del orfanato y empieces tu vida lejos de aquí, de nosotros.

- Pe…pero

- Nada. Ahora mismo recoges tus cosas, si es que tienes alguna, y te vas, no quiero verte por aquí más.

- ¡¿A dónde iré a estas horas de la noche?!- saltó enfadado y preocupado.

- ¡Me da igual! ¡Vete de una puta vez! Solo eres una molestia, un maldito engendro al que ni siquiera sus padres querían, sino fuera así no estarías aquí y yo no habría tenido que aguantarte durante los últimos ¡QUINCE AÑOS!

- ¡Yo tampoco te hubiera aguantado durante tiempo sino hubiera tenido de otra, al fin y al cabo ¿quién quiere aguantar a una estúpida solterona como tú?! ¡eres virgen, idiota, que hasta tu novio se mato solo por no aguantarte!

- ¡Maldito niñato!

Lambo esquivo la cachetada por muy poco, encogiéndose pero eso no evito que la encargada del lugar le diera una patada en el estomago, quitándole todo el aire y haciendo que se encogiera de dolor.

- Jaja la verdad duele ¿no? Sobretodo sabiendo que no puedes negarlo.- Lambo la vio de manera altiva, enderezando su cuerpo y haciendo como si el golpe no le hubiera afectado.

Bianchi entrecerró los ojos, apretando con fuerza sus puños y sin querer retener un grito de ira se lanzo sobre el otro, golpeándole sin cesar, Lambo conseguía esquivar algunos golpes y los que le llegaban no le importaba, reía mostrándole a la otra que no le afectaba, que no le importaba aunque otra cosa distinta era lo que sentía por dentro.

Al cabo de media hora la paliza había terminado y a pesar de que Lambo estaba herido y sangrante seguía riendo, enfureciendo más a la otra pero estaba sin fuerzas para seguir golpeándolo, los músculos de sus brazos ya se habían entumecido a causa de todas las veces que había golpeado al otro.

- Recoge tus cosas y márchate de una puñetera vez.

- Lo hare encantado, de esa forma no tendré que volver a ver tu horrible rostro NUNCA.

El de ojos verdes se levanto de la forma más digna del suelo, mandándole una mirada de burla a la mujer mientras caminaba a paso tranquilo hacía su cuarto donde se encontró a su hermano gemelo, Romeo.

Suspiro en resignación al verlo cómodamente sobre las sábanas, sin duda su hermano tenía más suerte que él. Siempre fue tratado de manera más dulce y gentil, comía mejor, no tenía que recaudar dinero, tenía amigos (algo que él no poseía), no recibía palizas, si… definitivamente tenía una mejor vida. Claro que luego pensaba que se veía obligado a tener una “relación” con la bruja de Bianchi y ahí compadecía a su pobre hermano.

Se acerco hasta el escritorio del lugar y con cuidado cogió un bolígrafo y papel para escribirle una nota de despedida, no se veía con fuerzas para despedirse de él en ese estado y menos como estaba. Cuando terminó la doblo y coloco en un lugar que sabría la vería nada más despertar y dándole un beso en la frente se despidió de él.

Sobra decir que no se llevo nada del lugar, quería borrar su pasado y no pensaba llevarse nada que lo atará a él, excepto el collar de plata que llevaba oculto entre sus ropas, el único indicio que mostraba que pertenecía a la familia Bovino y que fue esta misma la que lo traicionó.

Salió del orfanato con su orgullo cubriéndolo, mandándole a Bianchi una última mirada de desprecio antes de llamarla “Puta” y caminar lejos de allí. Sus pasos le llevaron hasta un albergue, donde unos indigentes se peleaban por un trozo de pan.

Al azabache eso no le importo y solo se sentó cerca del fuego, pensando en cómo haría de ahora en adelante para poder ganarse la vida, su torpeza lo había hecho llamar “inútil” en tantas ocasiones que le era hasta difícil conseguir trabajo cerca de allí.

Soltó un suspiro y resignado comenzó a buscar algo con lo que tapase, un trozo de cartón estaría bien. Encontró trozos de periódico que le podrían servir, lo curioso es que algunos eran de hace unos días, con anuncios de trabajo. Los abrió y comenzó a echarles un vistazo, buscando algo que le sirviera para poder vivir de manera digna, al menos algún tiempo. Encontró varias ofertas que podrían agradarle y en cuanto saliera el sol comenzaría con las entrevistas de trabajo.

Fin flash Back

Sobra decir que con su suerte todas las entrevistas fueron de mal en peor, lo que consiguió que aparte de perder el trabajo se ganará algunos enemigos. Y ahora se encontraba en el último autobús disponible, viajando hacía el único lugar que le quedaba por visitar y obviamente el último en el que podría encontrar algo de trabajo.

- Atención pasajeros, atención parada “Shibuki”, repito, parada “Shibuki”

Sus pensamientos fueron dejados de lado ante la mención de la parada, era la suya. Con un suspiro se levanto del asiento camino a la salida cuando sintió como alguien le daba una nalgada. Al girar su cabeza pudo ver a un hombre de unos sesenta años, pelo canoso y las arrugas siendo presentes en su piel mirarle con lujuria. La ira le empezó a invadir y sin importarle nada le dio un puñetazo en el rostro antes de bajar, oyendo los quejidos de ese viejo verde que se quiso propasar con él.

La parada estaba casi desierta, al parecer a la gente no le gustaba ese lugar, o simplemente él era el único que se atrevía ir al hogar del demonio, porque siendo sinceros, nadie más se acercaría a ese lugar a menos que fuera un suicida o un desesperado. En su caso era la segunda opción.

Sus pasos resonaban por las desiertas calles, observando el mapa que llevaba consigo, buscando el hogar maldito antes de que anocheciera y tuviera que estar esa noche por ese lugar. Después de varias confusiones y algún que otro consiguió llegar a su destino, una gran mansión que se veía descuidada por el paso del tiempo y los inadecuados cuidados de su anterior dueño.

Los jardines estaban repletos de malas hiervas, incluso las enredaderas subían por la mansión dándole un toque escalofriante y que hubiera estatuas de demonios devorando a sus víctimas tampoco ayudaba mucho. La puerta era de madera de roble, grande y fuerte pero estaba descolorida incluso un poco maltratado, necesitarían un buen tiempo para arreglarla.

Llevo sus manos hasta la puerta del lugar pero antes de tocar esta se abría con un chirrido que más bien parecía los lamentos de un muerto, clamando por la liberación y la sed de sangre que en su tiempo tomaron con él.

Sonrió de medio lado viendo esto, el lugar era cada vez más escalofriante y eso le gustaba, era un punto a favor del dueño, a este paso era probable que se decidiera a trabajar ahí, aunque todavía quedaba mucho para saber la verdadera respuesta.

Entro en la casa observando los rasgados cuadros, los arañazos en las paredes y las salpicaduras de sangre, el lugar era tétrico sin duda alguna. Cuanto más avanzaba más se preguntaba cuanto tiempo había estado abandonada la casa.

- ¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien?!

Nadie respondió a su llamado pero pudo oír el crujido de las lamas del fuego, por lo que supuso que el dueño del lugar estaría allí. Sus pasos sonaban tranquilos mientras admiraba el lugar, pensando en las reparaciones pertinentes en él.

<<Eres tonto Lambo, deja de pensar como si fuera tuya la mansión. Solo serás un siervo, no eres el dueño>>

Se lo estuvo repitiendo durante todo el camino, esperando que eso no se le fuera de la mente. Al llegar al salón pudo ver que estaba todavía peor que la parte principal lo que le hizo fruncir el ceño. Sus ojos recorrían cada rincón con la desaprobación pintada en sus facciones hasta que llegó al borde de la habitación donde se encontraba un hombre.

Era un hombre mayor que él, de eso no tenía dudas pero era realmente apuesto. Su cabello era azabache, sus ojos eran negros y su rostro estaba enmarcado por unas curiosas patillas. Sus facciones eran maduras pero sensuales y su cuerpo podía decir sin duda alguna que era uno que muchos hombres desearían tener y las mujeres querrían tener junto a ellas incluso algún hombre también.

- Has tardado en llegar estúpido.

Lambo salió de su ensoñación al oír esa voz pero la ira le inundo al poco tiempo, ¡¿cómo se atrevía a llamarle estúpido sin conocerlo?!

- ¿Disculpe?

- Estúpido y sordo, che, creo que va a ser una pérdida de tiempo si quiera hacerte la entrevista, se nota que has venido por el trabajo. Simplemente lárgate, no tengo ganas de escuchar a un imbécil.

<<Se acabó>>

Hacía mucho que Lambo había perdida su vergüenza, miedo y tranquilidad, ahora no consentía que le insultaran ni tratarán de manera inferior y estaba claro que no iba a permitir que ese hombre lo hiciera.

- Lleva razón, aquí hay un estúpido con el que no vale la pena hablar pero obviamente no soy yo.

El de patillas empezó a girar su cuello como si fuera una película de miedo, mirando a Lambo de manera fija y con una furia indescriptible en sus orbes negras.

- ¿Qué has dicho mocoso?

- ¡Wuo! Si que te describiste bien, estúpido y sordo, definitivamente necesita algo para sus oídos, ya sabe, ser tan viejo afecta a los sentidos y la auditiva parece ser la primera.

Con furia el mayor se levanto de un salto mirando al más joven de manera asesina. Definitivamente no se iban a llevar bien, eso estaba comprobado.

- No sabes dónde te estás metiendo. Será mejor que te disculpes antes de que te mate aquí y ahora.

- Mira que curioso, no se me da la gana de retirarlo. VIEJO.

Antes de que el más joven pudiera darse cuenta tenía una mano en su cuello y la espalda estaba picante del golpe que recibió después de que le chocará contra la pared. Sus ojos mostraron durante un breve instante el dolor que sintió pero pronto lo oculto y le mostró una sonrisa de prepotencia.

- Vaya parece que el viejo tiene algo de fuerza.

- Hump.- Vio como en le rostro del otro se dibujaba una sonrisa mientras apretaba su agarre en su cuello.- eres en verdad estúpido, nadie se atreve a retarme y salir vivo de aquí.- Acercó su rostro al ajeno.- Sin embargo tú vas a ser la excepción pero procura que no se repita o la próxima vez será bastante peor.

Retiro de golpe su mano del cuello ajeno permitiendo que el aire pasara por sus pulmones. Nunca antes había sentido que estaba tan cerca de la muerte como en ese momento, ese hombre definitivamente era peligroso.

- Trae tus cosas, trabajarás aquí.

- No tengo nada.

- Hump.- Se encogió de hombros.- Me da igual. Vivirás aquí, tu cuarto estará en el segundo piso. A las 05:00 A.m tienes que estar levantado preparándome el desayuno y limpiando. Por cierto tu uniforme lo tienes en tu habitación.

Lambo miró de manera desconfiada al otro, levantándose del piso pero sin moverse del lugar.

- ¿Quién eres?

- Tu nuevo amo.

- ¿Perdón?-Su ceja tembló ante esa contestación y más al ver la sonrisa daleada del otro.

- El señor de esta mansión y tu nuevo dueño, su el amo Reborn.

- No eres mi amo.

- Desde que trabajas para mí sí.

- ¿Cuántos años tienes?

- ¿Te interesa vaca estúpida?

- Tendré que saber como de viejo es mi estúpido “amo”- Dijo la última palabra con burla.

- EL doble de mayor que tú por lo mismo con mayor fuerza, vaca.

Lambo apretó los puños mientras maldecía al estúpido de su jefe. Vaca, ¡Le había llamado vaca! Y no conforme con eso se la había pasado insultándolo sin parar pero si pensaba que se iba a quedar atrás, que iba a permitir que le insultará todo lo que quisiera y se iba a salir con la suya estaba equivocado, MUY equivocado.

Subió los escalones renegando por su suerte, buscando el lugar exacto donde estaba el ático y nueva habitación, o al menos el lugar que lo iba a intoxicar porque según como esta la casa lo iba a hacer seguro. Estaba tan concentrado renegando de su suerte que no se dio cuenta de un escalón que había suerte y le hizo caer.

Al levantar su mirada choco con unas verdes iris que le dejaron hipnotizado, eran más hermosas que las suyas propias. Con dificultad pudo apartar sus ojos de los contrarios para observar su rostro, era igual que el suyo propio pero su cabello era verde.

- ¿Quién eres?

- Solo alguien que vive aquí.

- Yo….

- Deberías de marcharte. Este no es tu sitio.

Lambo frunció el ceño, mirando al otro de mala manera. No le gustaba que le ordenarán y menos alguien como él que ni siquiera se conocían.

- ¿Quién te crees para darme ordenes?

El otro joven le ignoro caminando hacía la oscuridad del pasillo, dejando la advertencia en el aire. Lambo se levanto lo más rápido que pudo y se acercó hasta donde estaba el otro pero ya era tarde, el joven se había marchado. Era extraño la rapidez con la que había aparecido y desaparecido, y siendo sincero consigo mismo estaba enojado con aquel extraño, solo acababa de llegar y ni siquiera se habían visto antes y ya le estaba intentando echar.

Soltó un suspiro al ver que sería difícil encajar en aquel lugar pero si pensaban que se iba a rendir fácilmente estaban perdiendo el tiempo, no era un chico débil y cobarde que se rinda a la primera.

Levanto la vista solo unos segundos y fue en ese momento que vio una cuerda colgando del techo. Acercó su mano hasta ella y tiró de ella para bajarla, al hacerlo una escalera se mostro en su campo de visión. Empezó a subir por ella y al hacerlo llegó hasta el desván.

- Bueno el cuarto y desván es lo mismo.- Se encogió de hombros.- Y de esta manera no me encontrará tan fácil.

Asintió ante su idea y sin esperar un segundo comenzó limpiar un poco el lugar, al menos tenía que quitar el polvo que allí había o de esa noche no iba a pasar. Aunque si era sincero consigo mismo tampoco es que tuviera tiempo de hacerle un fregado a fondo teniendo en cuenta la hora que era. Ante eso miró fijamente la habitación antes de decidir lo que haría.

Busco por todo el lugar algo que le pudiera servir para poder dormir esa noche pero nada no había nada. Solo había relojes antiguos, muebles rotos, utensilios de jardinería oxidados y más objetos inutilizables, pero nada que le pudiera servir.

Soltó un suspiro, dándose por vencido. Parecía que en ese lugar había de todo menos lo que él necesitaba, o esos fueron sus pensamientos hasta que entre tantos objetos pudo percibir algo que sobresalía un poco. Curioso fue hasta allí y empezó a desenterrarlo, encontrando a su paso un enorme y mullido colchón.

Ante esto sus ojos brillaron y solo por unos segundos se permitió volver a ser infantil, saltando de alegría y permitiendo que una pequeña carcajada de triunfo saliera de sus labios. Por suerte nadie le había visto hacer eso, o la imagen que pretendía mantener se hubiera visto destruida.

Con toda su fuerza cogió el colchón y lo llevo hasta el gran ventanal del lugar, abriéndolo y permitiendo que el aire invadiera el lugar. Puso el pesado objeto en el borde y sin más remedio se quito la chaqueta que llevaba y la uso para sacudir el polvo que allí se había acumulado. Para su mala suerte gran parte del polvo había ido a parar a sus ojos pero a pesar de ello estaba bien, o al menos en una mayor medida.

Al terminar de sacudir el colchón lo dejo caer en el suelo, cerca de la ventana. Soltó un suspiro agotado pero todavía no podía dormirse, tenía que ir a por su nuevo uniforme. Sin embargo no pudo aguantar más, cayo dormido en el colchón.

Lo que él no sabía es que alguien había entrado en la habitación dejándole el uniforme en la entrada y viéndolo detalladamente, relamiéndose los labios ante la suculenta vista que se le presentaba.

<< Vas a ser mío>>

Todo esto fue observado por unos ojos verdes que miraban con curiosidad lo que rodeaba al joven que había llamado su atención, una que jamás debió sentir hacía él.

Soltó un imperceptible suspiro al ver como todo por lo que había luchado ese tiempo se iba al garete, sabía que todo cambiaría por culpa de ese niño que había llamado su atención, al que no le podía quitar los ojos de encima y que muy a su pesar había despertado reacciones que creía olvidadas con una sola mirada. Lo peo de todo es que no parecía hacerle caso a su advertencia, decidiendo quedarse en el lugar y haciendo que su estancia sea de esa manera más difícil, y todo por unas hormonas que ya deberían de haber desaparecido.

Los apenas perceptibles rayos del sol llegaron a través de la ventana, chocando con un cuerpo envuelto entre las sabanas que al parecer no tenía la intención de levantarse.

- Maldito viejo pervertido.

Un poco más alejado del lugar donde paso la noche cierto chico se encontraba el mismo renegando con un aura oscura rodeándolo al ver el traje que tendría que usar a partir de ahora, bueno, decir traje seria decir mucho.

Su nuevo uniforme consistía en una falda que le llegaba a duras penas hasta los glúteos, un delantal de vaca todavía más corto que la falda, tenía un escote que le cubría lo justo y necesario el pecho, en la cabeza tenía una diadema con estampado de vaca. La parte baja consistía en unas botas que le llegaban hasta un poco más debajo de las rodillas y al parecer también había una liga blanca.

- Maldito viejo verde.

No había hecho nada más que levantarse y ya estaba furioso. Ese maldito desgraciado pretendía que se pudiera ropa de mujer, que le enseñara prácticamente todo y que encima fuera ¿su objeto de deseo? No sabía si era eso lo que pretendía lo iba a tener. Una sonrisa maliciosa surco sus labios ante la idea y cogiendo unas tijeras que había tiradas y la ropa se puso hacerle unos toques personales.

Cuando termino de hacerlos se puso su uniforme y con paso seguro comenzó a bajar las escaleras, dejando que los pasos de sus tacones resonarán por todo el lugar. A paso seguro llegó hasta la cocina una vez allí miro un breve segundo la lista de los alimentos para a continuación ponerse a prepararlos.

A la media hora tenía el desayuno preparado y la mesa preparada, solo faltaba que su nuevo “amo” entrará para poder comer, bueno, él ya había desayunado unas deliciosas tostadas con mermelada de fresa, pero vamos, cuanto antes desayunara antes acabaría con esa parte.

Con la decisión pintada en sus facciones camino por los pasillos, abriendo todas las habitaciones, buscando la de su nuevo amo. Estaba empezando a enojarse la no poder encontrarlo por ningún lado al menos eso fue hasta que cuando estaba por pegar le portazo final y gritar como un poseso lo encontró en la cama, con el pecho desnudo.

Levanto una ceja ante ello pero su vena maliciosa no pudo evitar saltar ante esto, hoy estaba travieso y parecía que no iba a ser capaz de contenerse, y siendo sincero consigo mismo, no quería hacerlo.

Con movimientos felinos se movió por el lugar, siendo indetectable su presencia por donde quiera que caminará hasta llegar a la cama contaría. Un ronroneo se escapó de sus labios mientras ponía cada una de sus piernas en la cadera contraria, apoyándose en el regazo del otro.

- Levante.- Le susurro

- Hum.

- es hora de que te levantes, amo.- había acercado su rostro al contrario, susurrándolo en su odio.

Los parpados del dormido empezaron a abrirse, mostrándole unos ojos negros que le miraron con sorpresa durante unos breves instaste antes de ser reemplazados por lujuria. Lambo sonrio ante ello y con una sonrisa se mordió el labio inferior, haciendo un gesto jodidamente erótico para muchos mientras movía sus caderas, logrando que choquen con las contrarias.

- Ya son las cinco y media, amo.

No espero por la reacción del contrario cuando ya se había bajado de su regazo y se había dirigido hacía la puerta, enviándole una divertida mirada al otro, claro, sin que él se diera cuenta.

No supo cómo pero fue capaz de aguantar la carcajada hasta que llegó al salón, done ya no se pudo contener más y rió, rió como no lo hacía en años. En verdad fue divertido calentar aunque fuera mínimamente a ese bastardo que se creía su dueño.

- Quizás debería de hacerlo más seguido.

- Yo si fuera tú no lo haría.

El más joven pegó un salto al oír una voz a sus espaldas, se giró de forma violenta y allí estaba, el que se creía con derecho a mandarle. Su ceño se frunció y le mando una mala mirada mientras se acercaba a él, esta vez no podría huir sin que antes le dijera un par de cosas.

- Tú no eres nadie para mandarme y menos para decirme lo que debería o no hacer.

- Yare yare en verdad es inútil hablar con un mocoso como tú.- Dijo el otro encogiéndose de hombros.- Pero hay algo claro, y es que tu necedad te saldrá cara.

- ¡¿Me estas amenazando?!

- No, solo estoy diciendo algo que es obvio.

- ahí te equivocas.- Le puso un dedo en el pecho.- El único que no ve lo obvio eres tú.

- ¿Y qué es lo que no veo según tú?

- Lo ridículo que eres.- le dio una sonrisa daleada.- Me da igual si te gusta o no pero yo voy a trabajar aquí, me tendrás que aguantar cada día y durante todo ese tiempo te diré una y otra vez lo estúpido que fuiste al intentar echarme nada más verme.

- Y yo cada día te diré lo insensato que eres y lo poco que durarás.

- Yare yare parece que no lo pillas. Me vas a tener que aguantar el resto de tu vida

- Oh, ¿en serio?- El otro le mostró una ladea sonrisa, divertido.- Pues me parece que entonces no será mucho.

- ¿Te vas a morir pronto?

- No, lo harás tú. Es más que obvio que no vas a ser capaz de sobrevivir aquí.

- No tienes ni idea de cómo soy, pero ya verás de lo que soy capaz.

- Capaz, claro, pero de durar muy poquito.

- ¿Cómo te llamas?

- ¿Perdón?- Levantó una ceja ante el abrupto cambio de tema.

- No te perdono.- le sonrió con chulería.- Solo quiero saber el nombre del hombre que tanto intenta sacarme de aquí.

- Pues apréndetelo bien, si tu cerebro es capaz de aguantarlo. Soy el gran Lampo.

- Wuau me copiaste el nombre. Yo soy Lambo.

- Me lo copiaste tú, soy mayor que tú.

- ¿A sí?- Le dijo con un tic en el ojo.- ¡Cuántos tienes?

- Veintiséis, así que TÚ me lo copiaste.

<< vamos lambo, respira hondo y cuenta hasta diez, es nuestro primer día y ya hemos causado bastante estropicio no hace falta hacer más>>

- ¿Trabajas aquí?

- ¿Importa?

- Tengo derecho a saber si tendré un compañero de trabajo.

- Digamos que me verás mucho por aquí, así que se podría decir que soy tu compañero de trabajo.

- Que mala suerte, algo me dice que no va a ser fácil aguantarte.

- Lo mismo digo.

- ¡¡¡VACA ESTÚPIDA VEN AQUÍ AHORA MISMO!!!

Lambo saltó en su lugar ante semejante grito, nunca se lo espero. A los pocos segundos fue capaz de tranquilizarse y rodando los ojos se dispuso ir hasta su nuevo amo, solo dando le un cabeceo a su nuevo compañero antes de desaparecer para complacer a su nuevo amo.

- ¿Qué?

- No me hables así.- Le fulmino con la mirada.- ¿Por qué no llevas el uniforme?

- Lo llevo puesto. Esta tela era parte de él ¿no te gusta?

Lambo dio una vuelta sobre sus talones, mostrando su redondeado trasero ser apretado por la tela de la ropa, esa que antes era una cortísima falda se había transformado en un short que no dejaba nada a la imaginación, la parte de arriba la había dejado casi igual con la única diferencia de que ahora estaba por encima del obligo y el resto del uniforme estaba exactamente igual.

Y por mucho que se quejará Reborn o por mucho que quisiera matarlo, Lambo se había dado cuenta de que el otro le miraba con deseo y lujuria, queriendo arrancarle la ropa, bueno, ese fue su objetivo desde un inicio.

- Bueno si solo iba a quejarse por mi uniforme ¿me puedo ir ya?

Lambo se apoyo en la mesa, dejando que la tela de la ropa escurriera por sus hombros y viera trozos de piel, sabiendo que eso volvería loco a su compañero, no se equivoco con ello pero tampoco fue algo fácil de advertir, el tipo sabía esconder bien lo que sentía.

- Lárgate de una vez maldito inútil y haz algo bien.

- ¿No hago nada bien?- Puso cara entristecida.- al menos no soy tan inútil como tú que necesitas criados para que te hagan las cosas.

- ¡¿Cómo te atreves?!

- ¿Qué? No he dicho nada malo.- Puso cara inocente.- No me digas que… ¿te ofendí? Bueno dicen que las verdades ofenden así que me acabas de dar la razón con todo lo que dije.

- V-E-T-É A L-I-M-P-I-A-R T-O-D-A L-A M-A-N-S-I-Ó-N

- Sí, amo

La última palabra lo había dicho de forma ronronean te antes de alejarse contoneando las caderas. Definitivamente no era bueno cuando le salía su vena traviesa, sobre todo con un hombre que parecía tan peligroso.

<< ¡Oh, bueno! Tampoco es que me importe mucho lo que haga o deje de hacer>>

Con ello se puso a limpiar la mansión siendo vigilado por unos ojos que le ponían los pelos de punta, eso y que lo hacían enojar mucho.

- Oye Lampo, ¿no se supone que deberías de ayudarme a limpiar?

- No. Yo no limpio

- ¡Es tu trabajo!

- Es el tuyo. Yo no limpio ni trabajo, soy un señor no un sirviente.

- ¡deja de inventarte cosas!- le tiro una cuchara a la cabeza.- Trabajas en esta mansión igual que yo, y a este paso te echarán de aquí.

- No lo harán.

- ¿Cómo puedes estar tan seguro?

- Porque aquí está mi condena. Aunque quieran jamás me marcharé.

- ¿Tu condena?- Lo vio curioso

- Si.- Se encogió de hombros.- mi familia quiso que viniera aquí y ahora me tienen que aguantar hasta que me marché.

- Lo dices como si fueras un invitado.

- No, yo lo llamaría mejor… acoplado.

- Pues que suerte tienes.

- Lo sé.

- Era una irónica.

- Yare yare estas insoportable. Mira dejes molo claro, ni me voy ni me iré y aunque te cueste toda una vida aceptarlo aquí me quedaré, molestándote y haciéndote la vida imposible.

- Cada vez te ganas más golpes.

- ¿Golpes?

- Sí. Tengo una lista en la que pongo un tic cada vez que me cabreas y según ella te tengo que dar una buena paliza.

- Bueno.- Sonrió divertido.- Me parece que vas a tener que hacer cola.

- Wuau ¿tantos enemigos tienes?

- Hum.- Se encogió de hombros.- ¿Quién sabe?

De esa forma paso el primer día y los siguientes fueron muy parecidos con una única diferencia, Lambo ya se había cansado de provocar al que era su jefe, era aburrido y le parecía más interesante verlo con sus conquistas, las mismas que creían que Reborn sentía algo por ellas cuando era justo lo contrario.

En más de una vez había hecho apuestas con lampo a ver cuántas mujeres estarían en la cama del contrario y para su frustración, la mayoría de las veces acababa perdiendo lo que le ocasionaba una perdida monetaria y las burlas del otro junto a sus “El gran Lampo-sama lo sabe todo, deberías de aprender de mi plebeyo” que tanto lo enojaban, pero al menos recuperaba algo cuando era él el que ganaba,

Lo malo de todo el asunto es que hace una semana atrás el muy desgraciado que pretendía ser su nuevo dueño, su ”amo” como le gustaba decir en forma de burla, el que le pagaba el sueldo que por cierto podría ser mayor teniendo en cuenta todo lo que hacía, le estaba acosando.

Sí, le acosaba sexualmente y él siendo un débil muchacho se dejaba hacer mientras huía, esperando cualquier oportunidad para poder cambiar de trabajo. Pues mira tú que eso no era justamente lo que hacía, en su lugar iba y se defendía por muy extraño que pareciese, tenía pruebas de ello, claro que tenía, al fin y al cabo habían sido muchas las veces que se había defendido de ese hombre.

Flash back en la cocina

Estaba el sirviente de la casa (el único que trabajaba) limpiando los utensilios usados para hacer un pastel, algo extraño teniendo en cuenta que el dueño del lugar los odiaba pero su linda ahijada, Yuni, iba a visitarlo así que en su honor le hizo un pastel de fresas.

Estaba limpiando la chuchara que uso en la elaboración de tan exquisito manjar cuando sintió unas manos rodearle las caderas, apretando su cuerpo contra uno más fuerte y musculoso. Al principio saltó un poco pero cuando se dio cuenta de que los brazos pertenecían a su jefe la cosa cambio completamente

Sus manos bajaron despacio por su cuerpo y aún húmedas cogieron las contrarias mientras que imprimiendo lago de fuerza las apartaba de su cuerpo aunque eso no le duro mucho cuando le dieron la vuelta en un brusco movimiento y lo estampo con la encimera, colándose entre sus piernas y besándolo.

Las manos del más joven recorrieron el pecho contrario disfrutando del beso cuando de repente y sin más aviso el más alto retrocedió sintiendo un fuerte dolor en su parte baja, tan baja que se trataba del pobre mini Reborn que había sufrido un pequeño accidente, uno que tal vez fuera una fuerte patada o quizás golpeado con el mazó que tenía cogido en una de sus manos, mano ue bajo cuando el otro no se dio cuenta. La cuestión es que uno de los dos había sido la causa de la futura muerte del mini.

- No vuelvas a tocarme pervertido.

La furia impregnada en dichas palabras asustaría a cualquiera, claro, menos a Reborn ahí presente. Lambo solo le dio un puñetazo en la mandíbula mientras salía casi corriendo, cerrando el ático con llave, bueno, lo bloqueaba mientras esperaba que el otro reaccionará e intentará matarlo, al fin y al cabo le había dado un golpe bajo.

Fin Flash Back

Eso fue una de las veces que le ataco, también estaban las nalgadas que le daba seguidas del consecuente puñetazo de dicha acción, las miradas lujuriosas siendo correspondidas por miradas de asco, palabras obscenas siendo correspondidas por insultos.

Si esa había sido la forma en la que se habían tratado ambos durante el último tiempo pero ya no podía más, estaba alto de tanto acoso y sentía que quería matar al otro, de hecho ya estaba buscando formas de hacerlo.

- Lampo ¿degollamiento?

- No, tendrías que hacerlo cuando este dormido, sería trasnochar mucho.

- ¿Muerte por incendio?

- ¿Prender en fuego la casa? No, gracias. Es demasiado hermosa para sufrir ese destino.

- ¿Ahogamiento?

- No puedes ahogarlo en la bañera, así que tendrías que ir al lago y de todas formas tiene más fuerza que tú.

- ¿Atropellamiento?

- No tienes coche.

- ¿Envenenamiento?

- No puedes conseguir veneno sin parecer sospechoso

- ¿Le golpeo con un martillo?

- Te da antes de que tú le des, incluso suena indecente eso.

- …. Muérete

- YA lo estoy.- Lambo le miro sorprendido.- Por ti.

Lambo le miro sorprendido y si te fijas bien hasta un poco sonrojado claro que no dejo que el otro se diera cuenta al apartar de repente el rostro y tirarle una silla a la cabeza.

- Cállate.

- Yare yare encima que te hago un cumplido

- Pues no lo hagas.

- Igualmente te hare otro.- Lo mira fijamente.- me gusta tu carácter.

- ¿Te gusta que te golpeen e insulten? Eres masoquista.

- Jajajaja tal vez.

- Idiota

- Sí, sí lo que tú digas.

Lampo miro como Lambo seguía investigando las formas precisas de matar a Reborn, eso le hacía gracia sin embargo no podía quejarse, él mismo estaba por matar al otro. Lo cierto es que desde que vio al otro sintió algo crecer en él y tratarlo…. Fue un error. Lo único que había conseguido es que su tortura fuera a mayores incluso que se sintiera atraído por él, algo que jamás debió ocurrir. Por si fuera poco su tormento de querer sexo con Lambo ahora Reborn también lo quería y como que no era algo muy factible, a menos de que hicieran un trió y la verdad pasaba de esa idea.

 

Sintió unas manos recorrer su cintura y un cálido vapor cerca de su cuello. Se removió inquieto durante unos instantes hasta que sintió como algo se metía por dentro de sus pantalones. Sus ojos se abrieron de golpe ante ello, localizando a su agresor resultando ser… Reborn. Trago el nudo que se le formo en la garganta al verse bajo el cuerpo contrario, completamente desnudo y siendo devorado por la mirada del otro.

- Ya era hora de que despertarás vaquita.

- ¿Qué haces?

- ¿Tú qué crees?

Una sonrisa burlona se poso sobre los labios contrarios mientras sus manos volvían al ataque, recorriendo la piel contraria. Sintió asco de si mismo al ver como hacía eso y sin poder aguantarlo empezó a alejar el cuerpo contrario del suyo sin éxito. Ante esto la desesperación comenzó a invadirlo y se removió en su contra, usando las piernas para patearlo lejos y las manos para golpearle el pecho, rostro y el resto de su cuerpo. En lugar de alejarlo de él como deseaba desde un inició solo consiguió enfurecerlo más, ganando un fuerte puñetazo en el abdomen que le saco todo el aliento.

Los pocos segadnos que tardó en recuperarse de ese golpe le bastaron al otro para poder ponerse en la posición adecuada del otro y sin ningún tipo de protección alinear su pene con el ano contrario, listo para adentrarse en esa cueva cálida. Lambo se mordió el labio inferior nervioso y aterrorizado ante la idea, pero sin importarle su estado físico volvió a golpear al otro tanto como pudo, partiéndole el labio en el proceso, logrando que la furia del otro aumentará. Vio levantar su brazo y ponerlo en su cuello apretándolo con fuerza y quitándole todo el oxigeno de sus pulmones y ahora sí, sin ningún tipo de interrupciones se preparó para poseer ese cuerpo que le volvía loco.

El bovino cerró sus ojos esperando que todo pasará cuanto antes, sintiendo un fuerte dolor en su parte baja y en su cuello pero a los pocos segundos no sintió ninguno de los dos, descubriendo que Reborn estaba contra la pared de la otra parte de la habitación, Lampo mirando mal al que hasta hace unos segundos era su violador. Reborn comenzó a abrir los ojos cuando lamo levanto su mano y de un solo movimiento hizo que una viga se le cayera en la cabeza, dejándolo inconsciente pues sabía que ese golpe no había sido tan fuerte como para matar a un hombre como él.

Lampo dirigió su furiosa mirada al joven que estaba en el suelo, pudo observar el vaho de esos carnosos labios, las mejillas sonrojadas y unas pequeñas lágrimas en esas esmeraldas que tanto le llamaban. Durante un instante su mirada se dirigió hasta el pecho del joven, que subía y bajaba de forma irregular por la experiencia a penas vivida y él, sin poder evitarlo, se relamió los labios ante la escena.

Dirigió sus ojos hasta unas cadenas cercanas y con una sonrisa malévola las hizo volar hasta la otra punta donde se encontraba Lambo. Las cadenas se enrollaron en sus muñecas, torso y tobillos, asegurándose de que su presa no escapará, importándole la mirada incrédula e iracunda del otro.

- Se puede saber ¡qué coño haces?

- Darte tu castigo.

- ¿Castigo?

- Por dejar que te toque.

El odio impregnado en esas palabras estremeció al otro, quién miro algo asustado a su compañero.

- No lo harás, no te atreverás.

- Pruébame.

Solo hizo falta eso para que el peli verde volviera a sonreír mientras se acercaba al otro, demostrándole quién era su dueño. Sus manos pasaron por las caderas ajenas, rozando las cadenas y removiéndolas, causándole al cuerpo bajo él escalofríos a causa del frio tacto. Antes de que el más joven se diera cuenta había unos suaves labios besándole el cuello, recorriéndolo con ansias y hasta cierto punto con desesperación. Las manos comenzaron a moverse, ondeando por la piel y retirando las pesadas cadenas que le retenían, haciendo el tacto con la piel más fácil.

Lambo arqueo su espalda hacía el frente cuando noto como una mano le tocaba el pene, jugueteando con él y sus testículos, enviándole descargas eléctricas por toda la piel, encendiéndolo en llamas y resultándole inútil contenerse los gemidos que escapaban de su boca entreabierta. Estaba a punto de acabar cuando dejo de sentir el tacto en él. Abrió sus ojos despacio y vio a su compañero, con el deseo gravado en sus pupilas pero con una sonrisa daleada.

- Vaya, eres fácil de excitar.

- Ca-Cállate.

- Está bien, me callaré al fin y al cabo me tengo que ir.

- ¿Có-cómo que irte?

- ¿Te gustaba lo que te hacía?-Una sonrisa burlona se poso en los labios contrarios.- Parece que sí, lástima que tengas que acabar tú solo.

- N-no puedes dejarme así.

- Sí que puedo, de hecho lo estoy haciendo. Intenta liberarte antes de que Reborn despierte o la tendrá muy fácil contigo.

Lampo camino hacia la puerta de la habitación con pasos decididos, ignorando al chico que estaba en el suelo y jadeante, todo por su causa. Sonrió ante ello mientras marchaba del lugar, tenía que bajar lo que se había formado entre sus piernas y no pensaba hacerlo con Lambo, ¡oh, no! Se lo merecía por dejar que el otro lo tocará.

Después de eso pasaron unos días en los que Lambo aún seguía pensando en todo lo ocurrido, Lambo aún intentaba asimilar todo lo ocurrido y el hecho de que fuera capaz de liberarse de las cadenas, una verdadera sorpresa.

Después de aquello había estado buscando a Lampo por todos los recovecos del lugar pero había sido inútil, parecía que se lo había tragado la tierra. Soltó un suspiro cansado mientras caminaba por los pasillos, a lo lejos vio una habitación que hizo que su cuerpo se estremeciera. Era el lugar en el que lo habían mantenido “secuestrado” y casi violado. No supo cuándo fue pero sus pies comenzaron a moverse, dirigiéndose a ese lugar. Abrió la puerta despacio, rememorando lo ocurrido cuando lo vio, a la maldita persona que llevaba buscando durante días.

- Lampo

La furia se notaba en sus palabras y sus fuertes pisadas lo confirmaban pero cuando iba a pegarle un puñetazo vio los ojos vacíos del otro y toda su ira se esfumo de la misma manera que llegó. Soltó un suspiro inquieto mientras se sentaba a su lado, en el mismo lugar en el que casi es violado.

- Lampo…

- ¿Sabes? Fue aquí donde empezó todo.

- ¿Qué quieres decir?

- Fue aquí donde te conocí.

- Lampo ¿cómo hiciste eso?

- ¿El qué?

- no te hagas el tonto. Lo de las cadenas, la viga… todo eso.

- Es parte de mi.- Se encogió de hombros.- es parte de mis poderes.

- ¿Poderes?

- Sí, unos que obtuve hace unos años atrás.

- ¿Qué paso?

- Cometí un error. Solo tenía veintiséis años y deje que pasará. Solo necesitaron provocarme, llevarme hasta esta habitación y que estuviera desprevenido. Me llevaron hasta la locura, un segundo nada más y un disparo. Después todo fue negro y dolor.

- ¿Qué tratas decirme?

- Estoy muerto. Morí hace cuatrocientos años Lambo, yo no soy como tú.

Lambo miro al otro no le temía pero si tenía curiosidad, no podía evitarlo siempre fue alguien muy curioso la verdad.

- ¿Por qué sigues aquí?

- Hump.- Sonrió.- ¿Conoces a las almas en pena? Son las que no se pueden ir hasta resolver sus deudas pendientes, yo aún no resolví la mía y debo quedarme aquí hasta poder hacerlo.

- ¿Tu deuda? ¿Cuál es?

- No tiene importancia.

- Bueno.

Decidió no seguir con lo mismo y directamente se subió en el regazo ajeno, chocando ambas pelvis ante la mirada del otro. Sus labios se encontraron con los contrarios, sintiendo la suave textura de los otros y sus lenguas chocando, jugando e incitando al otro.

- ¿Me estas atacando?

- Me dejaste con las ganas, es hora de que me recompenses.

No dijo más, no se necesitaron más palabras solo un fuerte golpe y un beso devastador. Ya no importo nada excepto las manos que recorrían la piel ajena, los gemidos que salían de sus labios, sus erecciones chocándose las unas contra las otras, dándole al cuerpo contrario escalofríos de placer. Las manos buscaban la piel contraria, recorriéndola con placer y gula, deseosas de poder acariciarse y recorrerse, marcarse.

Las manos del menor arañaban la piel contraria, al menos eso intentaba, sintiendo como las fuertes manos del otro rasgaban su piel, viendo como lo maltrataba y eos le encantaba le excitaba hasta límites insospechados. El peli verde cogió las caderas contrarias y de una sola envestida se adentro en él, logrando tocar un punto que lo hizo gritar deseoso mientras su pequeño ano sangraba. Las envestidas no se hicieron esperar, siendo rudas y profundas desde el primer instante, causando gritos de placer y deseo en el otro, oyéndole rogar porque aumentará el vaivén en su interior algo que se le negaba, haciendo que las envestidas fueran más lentas y tortuosas. Lambo soltó un gemido de reproche y decidido enredo sus piernas en las caderas contrarias, sus manos enredadas en el cuello contrario e impulsándose se envistió a si mismo, logrando que fuera más placentero para los dos, logrando llegar al éxtasis en un verdadero mar de placer.

Después de ese día todo cambió para ambos, bueno no mucho. Siempre que se veían discutían como antes solo que ahora se perdonaban teniendo excitantes y maravillosas sesiones de sexo que les llevaba hasta la gloria. Lambo recibió mejores ofertas de trabajo, ofertas que rechazó. Nadie le iba a sacar de es mansión, mansión en la que residía su fantasmita y no pensaba abandonarlo por nada del mundo.

Lo que ninguno de los dos sabían es que Reborn había descubierto la relación que mantenían ambos y furioso al ver que otro hombre se había llevado lo que era suyo decidió que si él no lo tenía no lo tendría nadie. Por esa misma razón había decidido cortar el problema de raíz.

En la noche entro en el ático sin que el otro hombre se diera cuenta, podía observarlo moverse de un lugar a otro preparando su ropa para el invierno que estaba a punto de asomar y en las noches ya empezaba a refrescar mas. Se acercó por la espalda notando que él otro no se había dado cuenta e su presencia, se puso tras su espalda y acerco su rostro a la oreja del otro.

- Buuu

Noto como el cuerpo contrario se tensaba y giraba de forma brusca, haciendo que sus rostros estuvieran de frente y sus ojos chocaron. Reborn le dio una sonrisa ladeada mientras levantaba su mano y le dio un fuerte puñetazo en el estomago, haciendo que se le fuera el oxigeno de los pulmones. Observo con satisfacción como se sujetaba el estomago intentando disminuir el dolor pero ese simple golpe no le satisfacía. Le pateo fuertemente en el rostro, logrando que se diera una vuelta cayendo al suelo, oyendo un fuerte crujido que le hizo sentir un escalofrió de satisfacción. Puso su pie en el brazo contrario y le ejerció fuerza, notando la mueca de dolor del otro pero nada se igualo a al fuerte grito que pego al sentir su brazo romperse, a la expresión de dolor que cruzaba el rostro contrario, causándole gran satisfacción ante ello.

Lo cogió del cuello y lo apretó con fuerza, ejerciendo mayor presión cuanto más tiempo pasaba hasta que vio el rostro azul del otro y solo en ese momento dejo de apretarlo notando las grandes bocanadas de aire que volvían a él para al poco tiempo volver a sentir un fuerte dolor al verse sus pulmones una vez más privados de oxigeno. Su cuerpo no pudo resistirlo y se desmayo, aliviándose así del dolor y de su posible muerte, que iluso.

Le cogió de uno de sus pies y lo arrastro por todo el lugar, importándole poco los fuertes golpes que se daba contra los muebles, escalones e incluso contra las esquinas de las paredes, causándoles fuertes heridas en el cuerpo, incluso en su cabeza. De esa manera lo llevo hasta la cocina donde lo puso en la mesa con un fuerte golpe, atándolo y asegurándose de que tuviera una buena vista hacía los fogones.

Le tiro agua encima logrando que abriera sus ojos. De esa manera pudo ver esas hermosas esmeraldas que tanto le gustaban, esmeraldas que le miraban aterrorizado. Le mostró una sádica sonrisa mientras le mostraba un cuchillo que paso por su piel de forma delicada hasta que decidió que era hora de jugar. Paso su cuchillo por el cuerpo contrario apretándolo y haciendo que sangrará mientras las lágrimas surcaban del rostro contrario junto a sus gritos de dolor.

Al pasar un tiempo le dio una fuerte puñalada en el rostro haciendo que la sangre brotará de forma deliciosa, al verla escurrir acerco una jarra en la que empezó a recoger toda esa sangre que escurría de forma tentadora. Mientras dejaba que el tarro recogiera esa vital esencia él se acerco hasta la encimera y de ahí cogió un hacha. Se acercó hasta el otro y de un golpe le dio al brazo, empezando a cortarlo de forma descuidada pues le daba varios golpes al no conseguir cortarlo de una, claro que lo hacía apropósito. Cuando lo tuvo en sus manos acerco otro tarro al lugar donde antes estaba el brazo, recogiendo esa dulce esencia.

Se acercó hasta la encimera y allí coloco el brazo para que viera como lo deshuesaba y aprovechaba la carne, friéndola y cocinándola. De es forma siguió con el resto de su cuerpo oyendo sus fuertes gritos, pero cuando llego a las piernas se aseguro de cortar a partir de la rodilla para guardar los muslos en la despensa como si fueran jamones.

Al terminar con ello se volvió a acercar al otro viendo como apenas podía mantenerse despierto. Le dedico una enferma sonrisa hasta llevar sus manos hasta los ojos contrarios arrancándolos de un golpe, oyendo sus gritos que eran música para sus oídos. Los coloco en un tarro cerca de allí y al volver su vista hasta el otro pudo comprobar cómo había muerto de desangramiento pero eso no le bastaba. Le abrió en canal y empezó a sacarle sus órganos vitales, colocándolos en la mesa, desechando los que podría utilizar y los que no. Los que consideraba inútiles los hecho en un recipiente donde apareció sui camaleón león que camia lo que su dueño le dejaba.

Con el resto del cuerpo inútil, incluido los huesos los llevo hasta el jardín personal de León para que pudiera jugar con él, incluso comérselo si lo deseaba.

Una vez hecho esto volvió a la cocina y se puso a prepara arroz con el resto del cuerpo de aquel joven, asegurándose de sazonar y arreglar la carne para que fuera deliciosa. Al terminar de arreglarlo todo llego su ahijada Yuni con una gran sonrisa, él se la correspondió mientras colocaba los platos en la mesa.

Yuni se puso triste al saber que Lambo se había marchado para trabajar en otro lugar pero feliz por la delicia de arroz que le daba su padrino.

- Padrino ¡esta carne esta deliciosa!

- Lo sé, a mí también me gusta.

- ¿De qué es?

- De vaca

La pequeña no comprendió la sonrisa retorcida del mayor pero tampoco le importo demasiado disfrutando de los pulmones,  hígado y corazón que le daban, quedándose satisfecha ante el gran plato que le habían dado.

 

Lo que nadie sabía es que unos ojos lo miraban todo desde la distancia, viendo como algunos de sus restos eran devorados por ambos familiares. En ese momento se encontraba con sentimientos contradictorios, por un lado feliz de poder estar con lampo, por otro furioso con ese malnacido, adolorido por todo lo sentido, en paz con que todo hubiera acabado y lo más importante de todo se sentía furioso.

Sintió unos brazos rodearle la cintura y un cálido aliento cerca de su rostro. Se apoyo en el cuerpo contrario sintiéndose a un enfadado y sabía que su compañero lo podía sentir también.

- Quiero que pague.

- No te preocupes.- Le mordisqueo la oreja.- Le haremos pagar por tu muerte, ambos le haremos sufrir de la peor manera posible.

- Sí, lo quiero hundido, destrozado y muerto.

Ambos sonrieron con maldad y gracias a las ventajas de ser un fantasma consiguieron que ciertos  seres sobrenaturales como lo son fácilmente unos diablo aparecieran en el lugar.

- Hump ¿qué queréis herbívoros?

- Alaude, Kyoya necesitamos un favor.

- No nos interesa

Ambos hombres comenzaron a caminar hacía las puertas del inframundo cuando Lambo hablo.

- ¿No os interesaría hacer que un hombre dominante y considerado como un demonio mordiera el polvo, o en este caso la almohada?

Ambos se miraron entre sí un segundo, lo cierto es que no es algo que les interesará en lo más mínimo y estaban a punto de negarse cuando vieron la figura de ese hombre. Sería interesante y divertido acabar con él. Una sonrisa maliciosa les hizo saber que así sería.

Esa misma noche ambos estaban en el lugar del asesinato del más joven, oyendo la hermosa melodía de golpes, objetos destruidos y destrucción, la amada destrucción. Sabían que Reborn era fuerte e incluso casi un demonio pero dos demonios contra un humano, por muy fuerte que fuera no podría contra ellos y demostraron llevar la razón cuando lo oyeron caer.

Ambos se levantaron con pereza y con un tierno beso se dirigieron al lugar donde se encontraba aquel hombre, encontrándolo ensangrentado, con varios golpes e indicios de haber sido violado, sabían que eso no bastaría para que muriera pero llevaba incrustado en su cuerpo uno de los signos demoniacos más poderosos que existían, por muy fuerte que fuera no sería capaz de sobrevivir.

Despidieron a los demonios prometiendo ir a pagarles pronto y sin ningún tipo de consideración lambo se colocó sobre el otro cuerpo, abriéndose de piernas para su amado. En ese mismo instante tuvieron la más maravillosa sesión de sexo al verse unidos mientras más rudo fuera Lampo más sufriría Reborn y por eso en todo el acto fue lo más rudo que sus poderes le permitían,  llenando de placer a su amante y de dolor al maldito asesino.

Ese fue un maravilloso día, sin duda alguna lo fue para ellos que disfrutaron como nunca lo hicieron, mataron como jamás soñaron y consiguieron que la tortura de Reborn fuera eterna ya que al parecer los amantes de los demonios los habían convencido de que hicieran un hechizo con el que Reborn podría vivir eternamente pero sufriendo lo que ambos fantasmas desearán, hasta que permitieran que el otro muriera.

Queda destacar que no lo permitirían JAMÁS, esa sería la tortura eterna.

Notas finales:

Bueno, espero poder ver a muchos valeintes que hayan llegado hasta aqui. Es la primera vez que hago algo asi y como te dije Witch miz, voy a sacar toda mi maldad en él, como habéis podido comprobar no es mucha.

Espero que os haya gustado y que dejeis un comentario queriendo matarme o no, aunque sinceramente espero que no me queráis matar.

también le digo hola a el resto de personas que els dije que les escribira un short para este dia que los tengo en proceso y que los publicaré lo antes que pueda aún con un poquito de retraso. en fin me despido ya, ¡hasta pronto!


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