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Nueva vida por khr

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Notas del fanfic:

Narrado desde tercera persona. Nunca había intentado este tipo de narración, asi que he decidido practicar. 

No sé cuantos capitulos tendrá el fic, dependera de mi inspiración y esas cosas.

 

Lo que esté así: "kahjfahf" serán los pensamientos del personaje desde el que se centre el capitulo (Roxas la mayoría de las veces, yo avisaré en caso de cambio)

Notas del capitulo:

Todo dicho en las notas del fanfic

-Su solicitud al internado Kingdom Hearts ha sido aceptada. Le pedimos encarecidamente que acuda cuanto antes a la dirección de la institución para cumplimentar el ingreso. Os deseo una buena salida de año.

Fdo.: Xemnas Nanimo, Director y responsable de las residencias-terminó de leer una mujer con pelo rubio y ojos azul cielo-¿no es fantástico, Roxas?

 

-Sí, mamá-respondió cansado Roxas. Un chico con el pelo rubio (más oscuro que el de su madre) pero con los mismos ojos azules-lleva siendo fantástico desde la primera vez que lo leiste-contestó, para después girarse y continuar mirando por la ventana del tren.

 

Así llevaban desde hacia una semana. Su madre no paraba de leer una  y otra vez la carta y de decir lo orgullosa que estaba de semejante honor (según ella). Ni tan siquiera habían podido celebrar apropiadamente el día de reyes. Bastante que había esperado una semana antes de decidir coger el primer tren para ir directos al internado para ultimarlo todo. “No se aguanta las ganas de librarse de mí” pensó Roxas. El día se le estaba haciendo demasiado aburrido. Se habían levantado con la salida del sol y llevaba tres horas metido en el tren. “¿A quién se le ocurre construir un internado en el culo del mundo? Por suerte ya estamos llegando…”

 

-No seas tan gruñón hijo-se quejó su madre-cualquiera pensaría que no te hace ilusión.

 

-Vaya, ¿en serio cualquiera se daría cuenta de eso menos tú madre?-la miró con el ceño fruncido. Enfadado-si quieres te repito lo mismo que te dije cuando leiste la puñetera carta por primera vez-gritó airado, para acto seguido ponerse en pie e irse por el pasillo.

 

-¿A dónde crees que vas hijo? No te voy a permitir que me hables en ese tono y que me dejes con la palabra en la boca.

 

-Voy al baño gran señora-ironizó el rubio con una graciosa sugerencia-¿o tampoco puedo opinar sobre cuando vaciar mi vejiga?

 

Ni siquiera esperó contestación de su madre. Continuó su camino. Aunque a sus oidos llegaron algunas quejas de su madre acompañadas de algunos pasajeros también, pidiéndola que baje la voz. “Esto me costará algún golpe seguro” pensó mientras se reía internamente. Llegó al baño y tras aliviar su vejiga se empezó a echar agua en la cara. Para despertarse del todo e intentar apagar sus humos.

No lo podía evitar. Le había pedido, rogado, e incluso suplicado por quedarse en casa. Le daba igual cambiarse de vecindario, no se acordaba nunca de las caras de sus vecinos. Le daba igual cambiarse de instituto, total, no tenía algo a lo que se pudiese llamar amigo. Pero si había algo por lo que no podía pasar, era por abandonar su espacio personal. No podía imaginarse el no tener un sitio donde solo pudiese estar él con sus pensamientos. Siempre ha sido así, una persona solitaria e independiente que necesita su rinconcito para lamerse las heridas, escuchar música o simplemente no hacer nada. Y eso, en un internado, sería difícil de encontrar. Profesores en cada esquina. Alumnos en las esquinas sin profesores. Y lo peor de todo, lo que más le pateaba: habitaciones compartidas. Eso sería lo peor. Ni tan siquiera dormir solo.

Resignado, decidió salir del baño y dirigirse a su asiento para escuchar la bronca de su madre. Pero al llegar y ver a su madre en un completo silencio y con la mirada perdida, hizo que se le removiese algo por dentro. Conocía bastante bien a su madre y sus formas de actuar en función del grado de cabreo. El primer nivel, era con gritos. Eso era lo más fácil. El segundo nivel, era con voz calmada y sonrisa angelical. Ese daba miedo, porque le amenazaba pero como si te estuviese contando un chiste, con una sonrisa a lo Joker (el villano de batman). Y el tercer y último nivel (el peor de todos) era este. Esto solo presagiaba una charla emotiva cargada de sentimientos que harían que a Roxas se le enrojeciesen los ojos por no llorar.

 

-Roxas-fue apenas un susurro, pero lo bastante audible como para que su hijo lo escuchase y se girase a verla-¿entiendes por qué hago todo esto verdad?

 

-Sí mamá-respondió desviando la mirada para no ver como amenazaban por salir lágrimas por los ojos de su madre.

 

-Lo menos que quiero en estos momentos es alejarte de mí. Me encantaría tenerte encerrado en casa y cuidarte yo misma pero…cariño-dijo mientras tomaba una de las manos del rubio entre las suyas-todas las precauciones son pocas. No creas que para mí ha sido fácil dejar todo atrás…nuestra casa de siempre, mi trabajo, el resto de la familia…

 

-Mamá detente por favor-pidió Roxas sintiendo como lágrimas amenazaban con salir ahora de sus ojos.

 

-No quiero perderte también a ti…-terminó su madre. Eso fue el detonante que necesitaba Roxas agachar la cabeza y llorar…su madre al verlo solo se acercó y le abrazó. Abrazo que Roxas en un instante correspondió, mojando el hombro de su madre con sus lágrimas-Sé que para ti es muy duro…solo tienes dieciseis años.

 

-Y medio…-corrigió en un sonido apenas audible el rubio.

 

-Jaja-rió amargamente su madre-sí…y medio. El caso es hijo, que no solo para ti es duro. Entiéndeme a mí un poco. Ponme las cosas fáciles por favor.

 

-Pero quiero habitación para mí solo…-pidió como un niño, obteniendo un leve intento de risa de parte de su madre.

 

Ambos dieron por finalizada la conversación. Su madre no tenía más que decir y Roxas tampoco. Tras serenarse se separó de los brazos de su madre y volvió a recostarse sobre su asiento para mirar por la ventana. No había pensado en lo duro que estaría siendo para su madre…o bueno, mejor dicho, había preferido no pensar en ello. Sí, era egoista y lo sabía, pero le daba igual…o eso pensaba hasta oir el discurso de su madre. “Ventus siempre fue el mejor de los dos…”.

 

Xxxx

Tras una hora más de tren, por fin llegaron a su destino. Se bajaron del tren cargando con todo el equipaje de Roxas y salieron de la estación. Estaba lloviendo a mares. Roxas se quedó asombrado observando las grandiosas construcciones que conformaban la ciudad. Eran en su inmensa mayoría rascacielos, de un color gris oscuro…a juego con el cielo. “Es como verme por dentro…tan deprimente…”

Anduvieron por un par de calles hasta que se dieron cuenta que estaban perdidos. Trataron inutilmente en buscar algún establecimiento abierto, pero no encontraron nada. “¿Qué se esperaba mi madre un día como hoy siendo fiesta nacional?”. Y por si fuera poco estaban calados hasta los huesos de tanto llover. No se habían traído ningún paraguas de Vergel Radiante, su ciudad natal, pues en estas fechas hace lo que se podría catalogar como buen tiempo.

 

-¿No has pensado en llamar a alguien Mamá?-preguntó Roxas tiritando de frío bajo un portal.

 

-No tengo su teléfono hijo…solo la carta que nos mandaron.

 

-A bueno, perfecto entonces-ironizó cabreado-mandales una carta, ¿su dirección la tienes verdad? Con un poco de suerte cuando mañana la reciban vengan a buscarnos.

 

-¡Basta ya!-gritó encolerizada su madre-deja de ser tan sumamente insoportable por favor.

 

-De acuerdo no pasa nada entonces-habló metiéndose las manos en los bolsillos y poniéndose una capucha para volver a salir a la calle.

 

-¿A dónde vas?-dijo alarmada su madre.

 

-A pasear, hace muy bien día-comentó sarcástico el rubio-pues a buscar a alguien que me diga donde está el internado. Paso de que mis cosas se sigan mojando, quédate con ellas.

 

-No me gusta que vayas solo, iremos los..

 

-Mamá por si no te has dado cuenta me vas a dejar solo en el internado también-dijo cortante su hijo para proseguir la marcha. Su madre no parecía tener nada más que decir.

 

“Esto es insoportable. Me quiere aparcar en un internado de una ciudad fea, sin consultarme y encima no sabe exactamente donde está. Si esta es su idea de tenerme controlado vamos bien” pensaba Roxas hasta que un flamante coche negro con las lunas traseras tintadas le cortó el paso. Apenas había recorrido un par de pasos. Se tensó en el sitio…no le gustaban esos coches. La puerta del copiloto se abrió dejando salir a un hombre con rasgos asiáticos enfundado en un traje negro y con camisa blanca. Le miró de arriba abajo  antes de preguntarle…

 

-¿Te llamas Roxas verdad?

 

-Depende de para qué-respondió receloso, listo para correr en caso de necesitarlo.

 

-Mi nombre es Tseng, de protección de testigos. Hace como una hora que tendríais que haber llegado al internado y dada vuestra tardanza hemos venido a buscaros.

 

Tras esa breve pero clara explicación Roxas se relajó. Accedió a subir al coche y esperó a que el tal Tseng volviese con su madre y sus cosas del portal donde la había dejado. “No pensé que estos tipos estuviesen aquí. Me imaginaba que no se meterían tanto en nuestras cosas”…Al poco tiempo llegaron su madre y Tseng. Nada más cargarlo todo en el maletero se pusieron en marcha ahora sí directos al internado. No hacía caso a la conversación de su madre con el asiático que les había encontrado. Se dedicaba a su pasatiempo favorito recién descubierto: mirar por la ventana y dejar la mente en blanco. Ese era su plan hasta que escuchó parte de la conversación…

 

-Entonces estais aquí porque el director se enteró de esto-decía su madre.

 

-Así es. Nos ha extrañado que llegase hasta tan lejos para comprobar la veracidad de la historia que les dimos, pero teniendo en cuenta el prestigio de la institución es normal que haya llegado a estos extremos.

 

-Mamá me prometiste que nadie sabría mi historia-reclamó Roxas entrando de lleno en la conversación-no quiero que nadie me mire con lástima por los pasillos.

 

-No creas que esto entraba en los planes hijo, me hace hasta dudar de la competencia de estos señores-dijo malhumarada su madre-¿acaso no dijisteis que lo más seguro era que nadie se enterase de a dónde venimos? ¿Y ahora resulta que cualquiera con un par de búsquedas por internet nos encuentra? Están trabajando con la vida de mi familia, les pido que se tomen en serio su trabajo.

 

-Señora comprendo su frustración-se empezó a excusar Tseng-pero ya les avisamos de lo difícil que sería dado el parecido de Roxas con su hermano…

 

-¿Acaso me tendré que ir más lejos? Porque creo que esto ya es el quinto pino la verdad-Roxas estaba cabreado. Y su tono de voz lo decía todo.

 

-A ese hecho súmale la influencia que tiene el señor Xemnas-prosiguió Tseng ignorando el comentario de Roxas-conoce a altos cargos de la policía de varias ciudades, políticos y gente de influencia. Habrá tenido que remover cielo y tierra hasta encontrar la verdad-hubo un silencio tras aquello-Y señorito Roxas, no se preocupe que el señor director no le mirará con pena. No es un hombre con corazón blando.

 

Nadia volvio a hablar hasta llegar al internado. Cuando llegaron, Roxas se quedó boquiabierto. Era un enorme castillo blanco… ¿o gris? No lo podía asegurar. Pero era una impresionante construcción. Tenía hasta un foso bordeando el castillo. Solo se podía acceder a los terrenos del colegio mediante un puente que en cuanto bajaron del coche se extendió desde la puerta. No era para nada un puente medieval, si no uno de metal extensible.

Según se acercaban, Roxas apreció que el castillo no era tan antiguo como parecía…es más, contaba con bastantes cosas modernas tales como faroles en cada pared, en vez de estar hecho con paredes de piedra lo estaba con planchas de acero, etc. Cuando accedieron al interior el asombro de Roxas tampoco cesó. Los pasillos eran en su mayoría de un blanco impoluto, con toques de negro en las lámparas, algunas armaduras, una alfombra gris…todo muy luminoso. Y como no, con cámaras por doquier. “Ahora entiendo por qué mi madre quería mandarme aquí…es como una prisión”. Subieron en un ascensor moderno hasta la última planta, donde en teoría tenía que estar el despacho del director. Y nada más abrirse las puertas del ascensor estaba un despacho con un ventanal enorme que daba directo al cielo. Estanterías por todos lados con libros gordísimos, unos sofás con una mesita pequeña en una esquina y frente al ventanal una enorme mesa de escritorio con un ordenador en la esquina y diversos papeles. Todo pulcramente ordenado, con el tal Xemnas sentado tras el escritorio, enfrascado en el ordenador.

 

-Les agradecería que se retirasen ya de la institución, señores-comentó Xemnas sin levantar la vista del ordenador.

 

-Sí, señor. Cualquier cosa..

 

-Tengo su número, sí. Ahora déjenme con la familia… ¿Strife? ¿O debería decir Mukeino?-le cortó Xemnas a Tseng. El asiático sin un semblante en específico volvió junto con su compañero al ascensor y desaparecieron de la estancia.

 

-Señor Xemnas-comenzó a decir la madre del rubio-le agradecería que no volviese a comentar el apellido Strife…hasta que no se solucione todo es arriesgado para mi hijo.

 

-Lo comprendo señora, y en el acto y todos los documentos oficiales aparecerá el apellido Mukeino, que os dieron en protección de testigos debido a ese fatídico accidente…

 

-Asesinato-dijo Roxas mirando al suelo…no le gustaban los ojos ambarinos del director…con esa melena gris ceniza-fue un asesinato, señor.

 

-Roxas, compórtate-regañó su madre-discúlpele señor, no está muy conforme con esto de estudiar aquí.

 

-No pasa nada, señora Mukeino-respondió Xemnas haciendo énfasis en el apellido-estoy de acuerdo, es un asesinato, no un accidente el motivo que os ha traido aquí. Pero señor Roxas, no consentiré que mencione nada de ese asunto con sus compañeros de clase.

 

-No se preocupe, soy el que menos desea hablar de este tema-dijo el rubio con desinterés mientras tomaba asiento en las sillas frente a la mesa, al igual que su madre.

 

-Bien. Pasemos a lo que nos ocupa, mañana llegarán los estudiantes y hay muchas cosas que hacer-dijo Xemnas con prisa mientras sacaba algunos papeles de un cajón-necesitaré que firme aquí, aquí y aquí. Una vez hecho esto, tendrá que abonarme en metálico inmediatamente el precio del uniforme como se le comentó por correo. ¿Alguna pregunta?

 

-Emmm sí-respondió la madre tras leer por encima la matrícula-aquí pone que le autorizo a salir del internado… ¿a qué se refiere?

 

-Dos sábados al mes les damos permiso para visitar Villa Crepúsculo, un pueblo encantador situado a dos paradas de tren. Yo no estaba conforme al principio, pero un estudio mostró que el que estuvieran constantemente encerrrados en el internado no ayudaba a su rendimiento académico.

 

-Bien, le agradecería que Roxas no participase en estas salidas.

 

-¡Mamá!-se quejó el rubio girándose a verla.

 

-Lo comprendo perfectamente señora, no es seguro.

 

-¿Quién diablos me buscaría en esta maldita cárcel?-estalló el rubio.

 

-Roxas Strife-le llamó Xemnas, haciendo que el aludido respondiese a la llamada centrando su mirada iracunda en el director-tu hermano ha sido asesinado hace tres semanas-Roxas se quedó pálido. ¿Cómo podía decir eso tan tranquilo?-asi que haz el favor de comportarte con cautela. No saldrás de aquí, así lo ha decidido tu madre y así se lo iba a recomendar.

 

Resignado, el rubio se sentó apretando los puños. Le escocían los ojos…iba a volver a llorar. “¿Por qué me sigue afectando tanto? No puedo ser tan débil…”. Su madre le intentó pasar el brazo por los hombros pero el rubio rechazó el contacto alejando la silla de la suya. Todo bajo la atenta mirada del director.

 

-Una cosa más, señor Xemnas-continuó su madre, que parecía que el comentario del director también le había afectado-Roxas le agradecería el tener una habitación individual, si pudiera ser.

 

-¿Por qué, chico?-preguntó el director a Roxas.

 

-Porque como usted ha dicho mi hermano fue asesinado hace tres semanas. No me siento cómodo con alguien durmiendo a mi lado-respondió cortante el rubio mirándole con desprecio. Ante esto el director sonrió, como complacido por la reacción del menor.

 

-De acuerdo, tenía una habitación individual aquí preparada para ti-dijo sacando una llave con un llavero con un número-verá, solo disponemos de catorce habitaciones individuales. Solo las damos en circunstancias especiales…problemas de sueño, gente extremadamente rica, gente tan inteligente que se les premia…creo que usted puede tener una por..

 

-Mi hermano muerto, sí-respondió Roxas cogiendo la llave, viendo como en el llavero ponía un XIII.

 

-¡Roxas para ya!-le regañó de nuevo su madre con voz quebrada. Al director no le dio ninguna pena ese tono de voz, o eso pareció por la forma indiferente en que veía a la madre de Roxas.

 

-No obstante, hay una condición para esto Roxas-dijo el director. Roxas le miró de forma inquisitiva-en primer lugar, una vez a la semana te someterás a terapia. Tenemos un buen psicólogo en la institución al que ya le han pasado tus informes.

 

El rubio no respondió. Se quedó callado y volvió a bajar la mirada. Se había negado a someterse a tratamiento psiquiátrico. Los médicos coincidían en que después de lo vivido le venía bien, aunque fuese para recordar todo lo pasado con exactitud, para encontrar al culpable. Pero no quería, para él eso era de locos. “Y yo no estoy loco…”. Levantó la mirada y asintió con la cabeza, dando conformidad a la condición del director.

 

-Y por último, también tendrás que tener un tutor.

 

-¿Un tutor?-al rubio le extrañaba aquello.

 

-Sí. Alguien de un curso superior que te ayude no solo en los estudios si no a adaptarte y todo eso-dijo sin más Xemnas.

 

-No necesito ayuda en los estudios-respondió con suficiencia el rubio.

 

-Reconozco que tus notas del instituto son buenas…sin embargo, nuestro nivel aquí es ligeramente superior al convencional-dijo con suficiencia Xemnas-te hemos hecho el favor de convalidarte las notas del primer trimestre con las obtenidas en tu anterior instituto, pero no será fácil coger el ritmo en las clases.

 

Tras aquello el rubio abandonó completamente la conversación, ya no le interesaba nada más. Lo que quería, que era tener habitación propia, lo ha conseguido. El resto le era indiferente. Podría soportar a un loquero una vez a la semana. Y a ese tutor de un curso superior…en fin, no le sería difícil alejarlo con su simpatía natural, por decirlo de algún modo. “Si alejo a la gente sin querer, queriendo será aun más fácil”.

Tras un poco más de charla Xemnas les hechó de su despacho. No sin antes indicarle a Roxas cómo encontrar su habitación. Todas sus cosas ya estarían ahí le aseguró el director.

Bajó con su madre al vestíbulo principal. Ambos iban en silencio. Al rubio no le salían las palabras. Llevaba cabreado con ella desde que dijo que le metería aquí. Pero ahora que se iban a separar…todo se hacía más difícil. No se paraba de rascar los ojos…para evitar que las lágrimas cayeran por sus ojos. Esto pareció no pasar desapercibido para su madre pues inmediatamente le abrazó. Roxas no pudiendo evitarlo más también la abrazó de vuelta.

 

-Pórtate bien hijo…-le susurró en el oido-ya verás como pronto termina todo esto-y después de darle a un beso a su hijo en la frente, salió del internado.

 

Todo bajo la atenta mirada de un rubio que seguía tratando de aguantar las lágrimas. “Será difícil…al menos tengo un día entero para prepararme una nueva vida”.


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