Abrió los ojos lento, se sentía cálido entre sus brazos, recordó que lo que había hecho la noche anterior no era correcto, de hecho era el peor pecado que pudo haber cometido desde su punto de vista pero no pudo evitarlo, se sentía tan atraído hacia él desde hace tanto tiempo que a la mínima muestra de interés por su parte mandó todo al diablo, por ello se encontraba desnudo en esa casa, en ese cama y en esos brazos.
El pelirrojo a su lado se remueve, Sakurai se levanta antes de que despierte, todo el valor que el alcohol le había dado la noche anterior se ha disuelto con la entrada de la mañana que cuela su luz por entre las cortinas.
Se viste tan rápido como puede y se mueve tan silencioso como le es posible, debe darse prisa ya que por la tarde debe tomar un vuelo a Francia donde estudiará los próximos cuatro años para convertirse en chef. Toma su pequeño morral. Mira al chico con el cual compartía la cama, no quiere irse, pero no tiene nada por lo cual quedarse, ese chico tiene pareja y fue estúpido del castaño haber permitido que la noche anterior llegaran tan lejos pero... solo por esa vez, se permitió ser egoísta.
Se acerca de nuevo al chico en la cama, su cara tranquila, casi sonriente, profundamente dormido estirado a todo lo largo que puede su cuerpo — solo ésta por vez — piensa de nuevo dejando un suave beso en sus labios, y alejándose cuanto antes. Susurrando mientras cierra la puerta una disculpa de esas que tanto lo caracteriza pero que en esta ocasión si se amerita.
— Lo siento Kagami-san — cierra la habitación y la puerta principal del apartamento cuando sale sintiendo que no lo volverá a ver, y sin embargo, el mundo es redondo y la vida le da muchas vueltas.
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Siete años después...
Una fuga de gas, una pequeña chispa y todo por lo que había trabajado los últimos dos años y medio se había esfumado, reducido a cenizas en un parpadeo, pensó que tenía mala suerte ya que por más que los bomberos hicieron no hubo nada rescatable ni de su pequeño restaurante que inauguró hace apenas seis meses, ni de apartamento que se situaba justo en el piso de arriba de la pequeña construcción.
Culpaba una y otra vez a su suerte pero cuando lo vio dejo de hacerlo y la única palabra que pudo venir a su cabeza fue: Karma
— Lo-lo lamento mucho — le dijo al bombero que enarcó una ceja era él quien había ido a disculparse por no haber podido hacer nada para rescatar el edificio de dos plantas.
Reaccionó una vez Sakurai levantó la cabeza tras una de sus numerosas disculpas
— Ryou.
— Lo siento Kagami-san.
— Hicimos todo lo posible pero...
— Lo-lo siento debí ser más cuidadoso.
El pelirrojo había notado la planta alta y se le escapó de los labios antes de siquiera pensarlo.
— ¿Tienes donde quedarte?