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La Tregua por sue

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Notas del fanfic:

 

Declaración: Los personajes aquí mencionados pertenecen a Jared Bush y Sam Levine, lo demás son puras invenciones de una fujoshi en plan creativo xD

 

 

Notas del capitulo:

 

Hola! Sue por acá ^O^0

 

Explicación de todo esto: Soy fanática de ésta serie y de su humor lleno de juegos de palabras n___n He buscado fanfics yaoi como loca y dado que no encontré nada, decidí escribirlo xD Espero que otros se animen a escribir de ésta serie luego de leer ésta locura je je  

 

 

 

 

 

- ¿Ya pensaste en qué le vas a regalar a tu padre en su día? – Preguntaba el regordete pelicastaño.

 

- No sé… detesto esos días. No son más que una terrible manera de frustrar a la gente – Mencionaba Sashi con el ceño fruncido.

 

- ¿Por qué lo dices? – No comprendiendo a su amiga del todo… o nada, para variar.

 

- ¿Te imaginas lo qué es tener un padre exigente que no se conforma con lo mediocre? Imagínate también qué clase de regalos se le puede dar a un padre así – Hablando de su propia frustración.

 

- Si que suena complicado – Convino Boone – Pero estoy seguro de que tu padre se pondrá feliz con cualquier cosa que le regales.

 

- Como sea…

 

- Hey chicos ¿Qué tal? – Penn Zero se acercaba hasta dónde se encontraban sus amigos - ¿De qué hablaban?

 

- Pues, hablábamos sobre lo que le vamos a dar a nuestros pa…

 

Pero el pelilargo no pudo terminar su oración, ya que Sashi le propinó un codazo.

 

- ¿Por qué me golpeas Sashi? – Se quejó abiertamente para luego agregar - ¿No ves qué le decía a Penn que estábamos hablando sobre los regalos del día del padre?

 

Ante lo emitido, se produjo un breve silencio. La chica entrecerró la mirada, resignada. Ya el mal estaba hecho. Boone se dio cuenta de su metida de pata y se apresuró a colocar su mano en el hombro del pelirrojo.

 

- Lo siento Penn… no quería ser tan insensible…

 

- Tranquilo Boone – Penn se mostró relajado – No tienes porqué disculparte… estoy bien, en serio – Sonrió buscando de convencerlos.

 

- Penn… - Sashi suavizó la expresión de su rostro – No siempre tienes que ser fuerte.

 

- Oh, esperen – El chico hizo un gesto con una de sus manos – En verdad, de verdad, verdad, verdad… - Una breve pausa y agregó – En verdad estoy bien. Puedo hablar con mi padre al menos… luego veo que puedo regalarle que no tenga que usarse, nada que sea físico… por lo visto, las corbatas están descartadas éste año – Pensó mientras se rascaba la nuca – Tal vez le componga un poema o una canción ¿Creen qué eso se vea bien? Porque parece más el regalo que le darías a una madre… - Comentó luego de llevarse la mano a la nuca.

 

- Pienso que algo tan emotivo como una canción o un poema, es un regalo increíble, sin importar para quién sea – Comunicó Boone, muy seguro de sus palabras.

 

- Tienes razón. Gracias Boone – Penn sonrió. Se dio cuenta de que Sashi no hacía más que contemplarlo luego de su casi teatral elocución. Claramente lo estaba analizando… eso le incomodó, por lo que buscó de dirigir el tema a las futuras misiones que podrían surgir en lo que quedaba de semana - ¿Y bien? ¿Ideas nuevas para patearle el trasero a Rippen?

 

Era una buena manera de apartarse de los problemas de la vida diaria. Imaginarse qué cosas podrían llegar a encontrarse en aquellos inhóspitos lugares.

 

Aquella noche, el pelirrojo se acostó tarde – después de que sus tíos lo dejaran supuestamente dormido en su cama -, escribiendo la canción/poema para su venerable padre.

 

Se sentó emocionado frente al escritorio, pensando que escribiría la mejor redacción del mundo. Pero con el pasar de los minutos y con la hoja completamente en blanco, se daba cuenta de que escribir no era tan fácil como creía.

 

- ¿Cómo puede ser tan complicado? – Resopló para enseguida, enfocar su vista azulada al techo.

 

Fue en ese silencio que es otorgado por la soledad, que Penn tuvo la oportunidad de ir más allá de sus pensamientos superfluos.

 

Extrañaba mucho a sus padres.  Mientras que por un lado, le hacían falta los mimos y atenciones de la progenitora, por el otro necesitaba con suma urgencia, los momentos que sólo un padre puede tener con un hijo.

 

Deseaba poder tener una charla con su padre, ya fuera de temas amorosos, de deportes, de cosas que involucrarán el heroísmo… incluso, el pelirrojo anhelaba que en algún momento lo retara, porque ¿Qué caso tenía portarse mal cuando no estaban tus padres para corregirte?

 

Estaba sumamente agradecido con sus tíos por hacerse cargo de él… pero aquel no era su hogar – aunque esa fuera realmente su casa -, porque un hogar es su sitio en dónde te sientes a gusto, comprendido, a salvo, cálido… amado.

 

La escritura fue olvidada cuando una sensación de aflicción lo cubrió. La melancolía llegó en forma de lágrimas y por más que se mordiera los labios, sus mejillas, ahora rojizas, continuaron mojándose.

 

Finalmente, Penn se levantó y se acostó en el solitario colchón. Sorbió un rato por los sollozos, gimiendo por debajito… en un murmullo descorazonador.

 

Tuvo que auto abrazarse para tranquilizarse, al darse cuenta de que, no podía ir hasta la cama de papá y mamá con la excusa de que había tenido una pesadilla. 

 

No por vergüenza o porque estaba convencido de que ya era demasiado grande para comportarse de esa manera…

 

…sino porque no los encontraría allí.

 

***

 

Al día siguiente, sus compañeros notaron la angustia en su rostro.

 

- ¿Estás bien Penn? Luces algo demacrado.

 

- Igual que un espectro.

 

- Si… - Boone examinó una vez más su apariencia, ésta vez con la opinión de Sashi en mente – No lo hubiera dicho mejor.

 

- Ya chicos… no pude dormir muy bien anoche eso es todo – Anunció para cambiar de tema – Vayamos a clase antes de que se nos haga tarde… Por cierto ¿Qué toca ver primero?

 

- Arte.

 

- Tu favorita – Con algo de sarcasmo, made in Sashi.

 

- … Lo que faltaba, a primera hora de la mañana – Espetó el pelirrojo con desgano.

 

En el camino al salón, Penn trató de recuperar su temple habitual, tenía que estar lo más repuesto que le fuera posible para poder responder a las provocaciones de Rippen de la manera más adecuada… porque, ese hombre, si se daba cuenta de que estaba con los ánimos bajos ¡Haría picadillo con él! Estaba seguro de ello como que se llamaba Penn Zero, pues el salón de clase era el territorio de Rippen, su sala de tortura, su mundillo privado… en dónde se desquitaba con mano dura, por todas las derrotas experimentadas en cada una de las dimensiones en las que habían batallado tan cruentamente y sin piedad con el otro.

 

Y por estas cavilaciones, fue un alivio que les avisaran que no tendrían clase de arte esa mañana, pues el profesor se hallaba en una reunión con el director.

 

- Oye Penn ¿Crees qué estén en una clase de reunión de villanos secreta, en dónde están planeando lo que harán con nosotros en futuras misiones? – Dijo Boone.

 

- Poco importa – El pelirrojo se encogió de hombros.

 

- Igualmente les patearemos el trasero – Dijo Sashi.

 

Sashi y Penn chocaron las manos, dando seguridad de que así sería.

 

- Aunque apuesto más que Larry le hace perder el tiempo a Rippen con alguna de sus absurdas remembranzas.

 

Al terminar las clases, Rippen se preparaba para volver a casa. La reunión con Larry para hablar sobre el presupuesto para la próxima exposición de arte del estudiantado, se convirtió en un tedioso conversatorio/monólogo del director, que francamente, no los llevó a nada productivo –lo que significaba que Rippen de nuevo tendría que sentarse a hablar con él hombrecillo a ver si llegaban a algo –… Como fuera, el pelinegro estaba desesperado por sacarse de la cabeza cada una de las palabras del director… tal vez con un poco del licor que tenía guardado en la despensa para días “especiales” – como el día en que por fin se volviera un villano de tiempo completo -, días que venían a paso de tortuga...

 

El hombre fue hasta el salón con completo desgano y mientras se disponía a revisar su escritorio, se percató de que no estaba solo.

 

Ambos subieron la mirada al mismo tiempo, pues habían estado tan inmersos en sus asuntos, que no se percataron de la presencia del otro… rojo y azul chocaron, como siempre lo hacían, en aquella y muchas otras dimensiones…

 

- ¿Qué haces ahí Penn Zero?–  Espetó con una mueca de puro desprecio - ¿Acaso estás preparándome una trampa? Porque de ser así, prepárate para una venganza proporcional al daño ocasionado… - Detuvo su alegato lleno de dramatismo tras una nueva idea del porqué de su presencia en el recinto. Alzó las cejas de inmediato, sumamente alarmado – Espera… No estarás masturbándote en mi salón ¿O si?

 

- ¿Pero qué dices? ¡Por supuesto que la respuesta es un NO rotundo! – Penn se puso de colores – Además ¡¿Quién haría semejante cosa en un salón de clase donde alguien puede verte?!

 

- ¿Y yo que sé? Sólo soy realista. Los adolescentes de hoy en día tienen la cabeza y las hormonas revueltas y muy poco sentido de la razón – Mencionó. Tomó uno de los pinceles más largos que tenía y con la punta del mismo, empezó a levantar y arrastrar cosas, inspeccionando - Te descuidas y luego los ves en una esquina haciendo sus porquerías… solos o en algunos casos… acompañados  - Suspiró, una vez más convencido del decaimiento de la sociedad. 

 

El pelirrojo le afiló la mirada.

 

- Pues lamento decepcionarte Rip. No estaba aquí para “ensuciarte” tu templo, mucho menos para dejarte una trampa… - Desvió el rostro – Vine aquí porque oí… que no había nadie y quería estar solo. Créeme, lo menos que esperaba era encontrarme contigo.

 

- ¿Lo ves? Me estás dando la razón ¿Por qué otro motivo querrías estar solo sino para hacer obscenidades? – Sonrió, evidentemente, con desprecio.

 

- ¡Ush! – Apretó los puños y los alzó un poco - ¡Quería estar solo para pensar! No hice nada, ni tenía pensado hacer nada obsceno – Exclamó, al borde - Ni me acordaba de que existías ¿Bien?

 

Rippen analizó la reacción del muchacho, era la primera vez que lo veía de aquella manera tan exaltada. Decidió entonces, ponerse en modo “profesor” de instituto y obviar por una vez en la vida que el muchacho era su enemigo mortal. De lo contrario, no irían a ninguna parte.

 

- Deberías irte a casa – Mencionó, presto a dar por terminada la disputa con el chicuelo.

 

- No tengo deseos de ir allá ahora…

 

- Pues, aquí no te puedes quedar y lo sabes. Si quieres sumirte en tú dramático aislamiento, tendrás que hacerlo en un lugar que no me vincule. Aquí yo mando, que no se te olvide - Tomó su maletín y se acercó a la puerta – Vamos, o te dejo encerrado – Pensó y habló de inmediato - Si eso pasara, me pregunto si aquella chicuela tonta o el chico de la fea nariz, podrían encargarse solos de una misión…

 

Al darse cuenta de que el chico no se movía de su sitio, el pelinegro viró sus ojos rojos para seguidamente acercarse hasta él.

 

- ¿Es ésta una nueva forma de sacarme de quicio? Realmente te gusta hacerme enfadar ¿Verdad? – Le miró y se dio cuenta de los ojos acuosos – Un momento… ¿Estás llorando? – Preguntó, sin ninguna clase de turbación en su voz.

 

- No… claro que no… - Se limpiaba con las mangas. Había querido aguantarse, pero le fue imposible.

 

- Por favor, por supuesto que lo haces… - Al principio le observó con desdén, más luego algo le hizo suavizar el rostro – No puedo creer que un par de palabras hirientes te pongan de esa manera. Hay que ver que realmente eres un crío – Se rió abiertamente, a carcajadas.

 

- No es por eso… - Sin dejar de llorar.

 

- A ver ¿Por qué lloras entonces? ¿Es un anticipo de tu derrota? – Su sonrisa no podía ser más grande – Es muy dulce, en serio.

 

- ¡No tiene nada que ver contigo ni con las misiones! – Exclamó con el rubor en todo el rostro – No todo lo que me pasa tiene que ver con tus agresiones ni con salvar el mundo… - Chistó – Pero ¿Por qué te digo todo esto? Está claro que no lo entenderías…

 

El hombre tuvo curiosidad, demasiada.

 

Apretó los labios, como quién se contiene. El pelinegro contenía esa parte suya que quería molestar al niño hasta que estuviera completamente satisfecho con su miseria. Finalmente, Rippen suspiró y se sentó al lado del ojiazul que continuaba llorando, aunque por lo bajo.

 

Al menos estando perpendicularmente, los orgullos de ambos parecían aplacarse, manteniéndose al margen.

 

El breve silencio fue interrumpido por un fuerte suspiro por parte del mayor, ante lo que el pelirrojo, se mantuvo expectante.

 

- Hagamos una tregua, por los momentos – Comentó Rippen por fin – No tiene caso vencerte si andas por ahí como una niña llorona. No es para nada divertido – Sonrió con levedad, más luego apartó el rostro. Verlo llorar tan de cerca… le afectaba de una manera que lo desconcertaba - Puedes hablar, si es lo que quieres. No te preocupes, estoy tan acostumbrado a oír a Larry que a veces me cuestiono el porqué no estudié psicología.

 

Una fugaz sonrisa se dibujó por unos momentos en el rostro de Zero.

 

¿Tenía caso contarle su preocupación a aquel hombre? ¿Al que supuestamente era su archienemigo y que anhelaba vencerlo día tras día? 

 

Penn deseaba tanto desahogarse y no sabía con quién. No quería importunar a sus amigos – sus tíos prácticamente no contaban como confidentes - y quizás, era probable que el asunto a Rippen le diera gracia y simplemente lo olvidara al salir del salón.

 

- ¿De verdad puedo contarte?

 

- Por supuesto – Sonrió con un deje de amabilidad – Soy tu profesor después de todo. Me pagan por fingir que me interesan los alumnos y sus problemas.

 

 

Ante su sinceridad, Penn estaba convencido de que no le importaría mucho menos que le contara cualquier cosa. Lo único importante era que acabara aquella conversación cuanto antes, para poder ambos salir del recinto escolar y volver a sus ataques habituales.

 

Las palabras del mayor no fueron muy alentadoras ciertamente, pero el corazón angustiado del niño no reparó en nada más que en expresarse.

 

- Verás…es que… - Dudó un poco, más se animó a proseguir - …Éste será el primer día del padre que no tendré… al mío cerca – Sus ojos se aguaron una vez más al confirmarlo – Sé que se supone que debo ser fuerte… pero… lo extraño de verdad… ¿Y si nunca regresa?

 

¿Realmente estaba pasando? Rippen no se lo creía, el arrogante pelirrojo que siempre lo humillaba, estaba frente a él sumido en una enorme tristeza que no lo dejaba ni ver, con quién se estaba confesando… tanta ingenuidad le pareció encantadora ¡Sublime!… sumamente deleitable.

 

- A veces no sé… qué pueda hacer… y sólo quisiera que alguien, me dijera que todo está bien… pero se supone que soy el héroe… y los héroes no deben sentirse así… rayos…

 

La parte vil del ojirojo disfrutó de aquel momento de ver vencido a su rival, más otra, se conmovió un poco por su dolor.

 

- Oye, deja de llorar Penn– Mencionó el pelinegro, con tono serio – Tú mismo lo dijiste, los héroes no deben comportarse de un modo tan patético ¿No te da pena contarme todo esto a mí?

 

- ¿Pero qué dices si tú mismo me animaste a hablar? – Con tono indignado.

 

- Si, pero no me imaginé que llorarías tanto. Te vas a deshidratar si sigues haciéndolo.

 

- ¡Pues, disculpa! ¡No puedo evitarlo! – Las lágrimas salían a borbotones de sus ojos azulados – Una vez que comienzo no puedo detenerme… además… no hay nada de malo en llorar… ¡¡Los hombres también lloramos!!

 

Al verlo así, con las mejillas totalmente ruborizadas, Rippen no pudo resistirse.

 

Tomó al pelirrojo del mentón y sin ninguna clase de delicadeza, lo obligó a que le mirase.

 

- Escúchame Penn Zero: Vas a dejar de llorar ahora mismo si no quieres que cometa una locura – Y mientras lo decía, ponía mayor presión en su agarre.

 

Pero las lágrimas continuaron apareciendo en aquel rostro lleno de confusión.

 

- Bien…

 

Rippen atrajo al pelirrojo para darle un beso en los labios.

 

Penn abrió los ojos desmesuradamente, completamente impresionado. El contacto continuó unos segundos más, hasta que el pelinegro se apartó, dejando a un pelirrojo completamente ensimismado.

 

- ¿Lo ves? Problema resuelto – Mencionó en un susurro Rippen, para luego sonreír.

 

Era cierto, ni una sola lágrima se asomaba de aquellos ojos azules abiertos de par en par. Sin embargo, Penn no se sentía mejor luego de la intervención del hombre. Se sentía confundido… muy confundido.

 

- … ¿Por qué…? ¿Por qué hiciste eso? – Sus labios… aún podía sentir el vestigio del beso en ellos.

 

- Fue lo primero que me vino a la mente. Nada como un pequeño shock para desenfocarse. Si antes estabas pensando en que no tendrías a tu padre contigo, ahora éste trauma no te dejará dormir – Confesó – Aunque me hubiese gustado que el trauma hubiese sido provocado por tu inminente derrota… pero bueno, otro día será… - Se dio cuenta de que el chico continuaba con signos de melancolía. Miró a los lados, como quién verifica que no hay testigos – Ahora, si lo que necesitas para sentirte mejor es un abrazo... También podría hacer el “sacrificio” de dártelo. Tómalo como parte de la tregua.

 

- Dices tonterías - Se sonrojó ante lo mencionado. Un abrazo era lo que más deseaba desde hacía tiempo – Te burlas de mí…

 

- Para nada. Hablo en serio – Y en su voz había sinceridad.

 

- ¿Por qué buscas de ayudarme? – Desvió el rostro mientras demostraba vulnerabilidad - …Eres un villano.

 

El hombre sonrió para luego atraer el chico y rodearlo con sus brazos.

 

- Es verdad. Soy un villano… - Susurró mientras lo estrechaba – Pero verás, los villanos también nos conmovemos, queramos o no… eso y porque en parte soy culpable de que no tengas a tu padre en estos momentos contigo. Es lo mínimo que puedo hacer - Continuó – Si te parece un incordio todo esto, imagínate en otra situación, en otro mundo, con otra persona… yo también lo haré… no somos héroe y villano, sino alguien que necesita ser consolado y el que le está haciendo el favor… - Agregó en un hilillo de voz - Sin ganadores, ni perdedores…

 

- … - Motivado por las palabras del pelinegro, Penn cerró los ojos y se dejó llevar por el bienestar que le generaba el ser abrazado más allá de una imagen holográfica.

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

*w* ok, adoro a Rippen, por eso me encanta referirme a él como un villano que desprende cierta “sensualidad” xD (inner: O_O) Bien! A todos gracias por haber leído el capi y si se animan a dejar rr, su opinión es muy importante para mí n_n besos y abrazos!! Hasta el siguiente capitulo!! Bye Bye!!

 

 

 


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