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Lidiando con el Padre de mi Chico por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Hooooola mi gente ¿qué tal estais? Bienvenidos a un nuevo fic  de mi loca creación. Esta vez es un AU Tendershipping. Espero que lo disfruten. Advertencia: se menciona violencia intrafamiliar.

.

Yugioh! no me pertenece... sino, no sería una serie apta para menores ¬w¬

─Los chicos te irán a fastidiar un buen rato ¿eh Bakura? ─le molestó su hermano mayor, Akefia, mientras conducía de regreso a casa ─has quedado morenito luego de nuestras vacaciones ─se burló, con una clara exageración.

Bakura, quien venía tumbado en los asientos traseros, escuchando música con un audífono, bufó por lo alto al escucharlo ─sueñas hermano, tu sí que estás moreno, yo apenas si me bronceé ─le respondió, estirando su brazo hacia arriba. Su piel, habitualmente blanca había adquirido un liguero tono trigueño, gracias a la semana que se habían ido de vacaciones a la playa.

Kisara, la novia de Akefia, que los había acompañado en el viaje, ahogó unas risillas ante la típica escena de su pareja y su cuñado.

─Me imagino que, desempacar, será lo último que quieras hacer al llegar a casa ─dijo con su dulce la dama de ojos azules.

─Desde luego ─Bakura se estiró en su lugar con pereza ─creo que iré a ver a Ryou ─comentó, como restándole importancia, pero por dentro se moría de impaciencia “ya quiero verte Ryou, una semana lejos de ti es un milenio de agonía” pensaba el peliblanco.

─ ¿Solo a Ryou? ─comentó Akefia, pícaramente ─ ¿por qué no se reúnen todos?

─No he hablado con ninguno en los últimos días así que no sé si están ocupados, pero Ryou me dijo que estaría hoy en casa todo el día por si quería llamarlo o algo ─comentó con los ojos cerrados ─y, de todos, es el que me queda más cerca ─sonrió apenas.

─Hummm ─Kisara y Akefia intercambiaron unas miradas que decían ‘sí, aja, como no’

─Además… Ryou es una de esas personas que, cuando le cuentas algo, te escuchan con una sonrisa, atentamente y sin interrumpir ─comentó ─Yami y Marik por el contrario esperan la mínima oportunidad para fastidiar o decir alguna tontería. Ya me los aguantaré el lunes, hoy no quiero ─se removió en su lugar “ya quiero ver la hermosa sonrisa de tus dulces labios, mi niño” pensó, esbozando sin querer una sonrisa enamorada, al evocar el rostro del chico en sus recuerdos.

Akefia y Kisara compartieron miradas cómplices.

─Pues ayúdame a entrar las cosas antes de irte, si eres tan amable ─dijo con ironía el de ojos lavanda, un minuto después, al frenar el auto ─llegamos ─anunció.

Bakura se sentó en su lugar algo sorprendido, mirando por la ventana el frente de su casa, había pensado que aún faltaba un rato ─de acuerdo ─accedió, abriendo la puerta del auto.

Akefia abrió la cajuela del mismo y junto al menor bajó todas las maletas que se habían llevado, Kisara abrió la puerta de la casa para que ambos hermanos pudieran entrar todo, entonces Bakura tomó sus pertenencias y las subió a su habitación donde las dejó desperdigadas sin cuidado alguno, a excepción de una mochila de la que extrajo una cajita celeste, que guardó en su bolsillo. Dejó también sus audífonos, tomó una chaqueta negra que se había dejado en casa, se la encimó y con las mismas bajó de regreso al primer piso.

─Nos vemos luego ─se despidió con prisas, yendo directo a la puerta principal.

─Pórtate bien Baku ─lo molestó su hermano.

─Cállate torpe ─respondió, abriendo la puerta y saliendo

─Saluda a Ryou de nuestra parte, Bakura ─dijo Kisara con una sonrisa, parándose en el marco de la puerta.

Bakura asintió ─ ¿por qué no lo invitas a cenar? ─ofreció Akefia a sabiendas que su hermano iría a pasarse un buen rato con el de tiernos ojos cafés, pasando un brazo por los hombros de Kisara ─ordenaremos una pizza XL ─sonrió de lado.

A Bakura le brillaron los ojos y asintió con una sonrisa ─ ¡Sin piña! ─gritó mientras echaba a correr por la acera.

Los mayores emitieron unas risillas ante el entusiasmo del menor ─ ¿Cuánto más crees que se demorará en admitir que está enamorado? ─le preguntó la mujer.

─No lo sé, Bakura a veces es demasiado tonto ─negó con la cabeza con resignación.

─Oh, cariño ─ella se empinó para darle un beso en la boca.

-o-

Bakura corrió unas cuatro cuadras antes de parar en una tienda, donde compró un paquete de galletas de vainilla, sonriendo al pensar en la sonrisa de Ryou cuando se las diera. Realmente lo extrañaba.

Luego de comprar el bocadillo retomó su carrera por otras cuatro o cinco calles hasta llegar a una casa de dos pisos de color celeste con algunos detalles blancos, el bonito jardín de tulipanes azules y blancos que Ryou tanto cuidaba y una silla-columpio en el pórtico.
Se voló de un salto la pequeña cerca de la casa y fue derecho a la puerta, se arregló un poco el pelo con las manos, rectificó la presencia de la cajita en su bolsillo y luego tocó un par de veces. Al no recibir respuesta volvió a tocar, pero consiguió el mismo resultado.

─ ¿Habrá salido? ─musitó para sí ─Ryou ─susurró con tristeza.

Al pronunciar su nombre sintió un ligero pálpito en su corazón y lo embargó un mal presentimiento, por lo que se hizo para atrás y rodeó la casa para poder ver el balcón de la habitación del menor.

Las cortinas decorativas se movían al son de la brisa que soplaba y apenas si pudo notar -también por la claridad que aún había- que la luz de la habitación estaba encendida gracias a que la misma iluminaba parte del tronco de un árbol medianamente alto del patio trasero que daba al balcón.

Sin pensárselo mucho guardó la galleta en el bolsillo de su chaqueta y empezó a trepar el árbol, como más de una vez había hecho. Al llegar a las ramas bajas empezó a subir y balancearse entre las mismas hasta que llegó a la que daba al balcón. Se bajó con cuidado, se acercó tímidamente entre las cortinas y se asomó a ver al interior, por suerte las persianas de dentro estaba recogidas.

La bombilla estaba encendida, una lámpara también lo cual se le hizo extraño dado que todavía estaba claro. No alcanzaba a ver a Ryou por lo que golpeó con ligereza la ventana.

─Ryou… Ryou… ¿estás ahí? ─preguntó con suavidad. Esperó unos segundos a ver si escuchaba algo o su amigo venía… pero nada ─Ryou… soy yo, Bakura… ¿Ryou? ─escuchó entonces un sonido muy tenue y luego un chasquido en la ventana, indicando que le habían quitado el seguro, así que la deslizó hacia un lado y entró.

Sus ojos se abrieron como platos.

Ryou estaba parado al costado de la ventana, su rostro estaba algo colorado, pero sospechosamente más del lado derecho, incluso se notaba algo inflamado si prestabas la suficiente atención; sus ojos estaban rojos y cristalinos, con lágrimas acumuladas en los mismos; caminos mal secados del mismo líquido mojaban las mejillas el chico y su nariz también estaba enrojecida. Su cuerpo temblaba levemente en sollozos erráticos que el chico se esforzaba por contener y su camisa estaba arrugada y maltratada.

Era más que obvio que el albino menor había estado llorando.

Bakura se tomó unos segundos en procesar lo que veía antes de hacer algo.

─Ryou, pero qué… ─intentó preguntar, estirando un brazo hacia él.

Pero el menor no reaccionó muy bien, negó levemente con la cabeza mientras retrocedía torpemente hasta que chocó con su mesita de noche a lo que se dejó caer de sentón al piso con las piernas flexionadas cerca de su pecho.

A Bakura le dolió el corazón al ver a Ryou así tan… quebrado.

Bajó su brazo y empezó a acercársele lentamente, inclinándose para estar a su altura, como si se tratara de un pequeño gatito asustado.

─Tranquilo Ryou, soy yo, no te haré daño ─le dijo con voz suave mientras se arrodillaba a su lado, Ryou no volteaba a verlo ─mírame, soy Bakura ─insistió.

El menor tembló en su lugar antes de girar lentamente la cabeza hacia él, mirándole con sus grandes ojos, ahora opacos y atemorizados. A Bakura se le contrajo el corazón.

─Ba-Bakura ─musitó apenas, con la voz casi inaudible y algo ronca, seguramente por haber llorado largo rato. El mayor asintió y Ryou se mordió los labios ─ ¡Bakura! ─sin mediarlo se lanzó a ocultar su rostro en el pecho del mayor, apretando sus puños contra la camisa de él, aun tratando de contener sus sollozos.

Bakura solo se quedó allí, impresionado con la acción del menor. Quiso abrazarlo pero recordó que antes Ryou no había querido que lo tocara por lo que dejó sus brazos tensos en sus costados y le permitió a Ryou quedarse así un rato. Solo recostó un poco su cabeza contra la del menor, conformándose con aspirar el dulce aroma que tanto había extrañado en sus vacaciones.

Ryou se quedó así casi cinco minutos, hasta que notó que Bakura no lo abrazaba y pensó que tal vez estuviera incomodando a su amigo, por lo que se apartó de él y regresó a su posición original ─lo siento ─murmuró.

─Nada de eso ─Bakura sacó un pañuelo del bolsillo que no traía la cajita y se lo tendió. Ryou lo tomó agradecido y se limpió los ojos. Bakura notó que el menor apenas se tocaba cuidadosamente el lado derecho de su rostro al limpiarse ─ ¿mejor?

─Un poco sí… gracias ─intentó forzar una sonrisa pero solo le salió una fugaz mueca desganada.

─A ver ─Bakura se pasó lentamente uno de los brazos de Ryou por sus hombros y lo obligó a levantarse, lo acercó a su cama y lo hizo sentarse entre los almohadones a la cabecera; luego se sentó de lado en el borde de la misma, mirándolo de frente ─ahora sí… ¿quieres decirme qué pasó?

Ryou agachó la mirada ─bueno… ─alargó la palabra ─etto… yo ─un ligero gruñido interrumpió, Bakura bajó la vista al vientre de Ryou, quien de inmediato se lo cubrió con sus brazos, mostrando un cara avergonzada ─lo siento.

─ ¿Tienes hambre? ─preguntó lo obvio, mientras llevaba una mano a su chaqueta ─traje estas… si quieres ─le tendió el paquete de galletas que le había comprado de camino.

A Ryou se le iluminaron un poco los ojos al ver sus galletas favoritas, no había comido nada desde el desayuno y ya siendo las 4:00 pm (16:00) tenía mucha hambre ─ ¡gracias! ─tomó el paquete y lo abrió para empezar a comer.

Bakura desvió la mirada ─No es nada, las había comprado para el viaje de regreso pero no me dio hambre ─mintió.

─Lo siento ¿no quieres? ─le ofreció una galleta.

─No, tranquilo. Come tu ─negó.

─Por cierto ¿qué tal el viaje? ─le dijo ya con una pequeña sonrisa.

─Bueno, fue divertido yo… ─agitó la cabeza al darse cuenta de que se estaba olvidando de lo importante ─eso lo hablamos después, lo importante ahora es ¡¿qué fue lo que pasó a ti?! ─preguntó, inclinándose un poco hacia él.

─Yo… es que… amm ─vaciló sus ojos por la habitación ─es que… ya sabes lo torpe que soy y yo… me resbalé y caí por las escaleras ─respondió.

Bakura frunció el ceño ─ ¿por qué me mientes? ─Ryou se sobresaltó ─ ¿No confías en mí? ─le cuestionó ─Ryou le miró de una forma que no supo descifrar ¿preocupación? ¿culpa talvez? ─ ¿es por qué no soy Yugi o Malik? ─preguntó ahora decaído. Todo el mundo sabía de la excelente relación que tenían los tres adolescentes. Mejores amigos de toda la vida ─creí que tu y yo podíamos hablar de lo que fuera.

─No es eso ─intervino el menor ─no es que te tenga más o menos confianza que a ellos… es solo que… ─agachó la cabeza ─n-no debo decírselo a nadie ─dijo en voz baja, más como reafirmándoselo a sí mismo que excusándose con el otro.

─Pero… ─Bakura quiso levantarle la cara, pero al tocar el lado derecho de su rostro Ryou se apartó casi con violencia, ahogando una exclamación de dolor. Bakura entonces frunció el ceño, harto de tanto misterio. Tomó al menor por el mentón y le ladeó la cabeza, moviéndole el cabello con la mano libre para exponer su rostro. El enrojecimiento ahora comenzaba a ser un moretón y la hinchazón era notoria ─ ¡Ryou! tu carita está lastimada ─exclamó preocupado, sin embargo, la forma en que lo dijo logró apenar el menor ─dime por favor ¿quién te hizo esto? ─observó la zona más afectada, justo en la cien del menor ─ ¿quién se atrevió a hacerte daño? ─dijo con ira contenida en su voz. El menor se quedó callado ─ ¿por favor? ─insistió.

Ryou solo se llevó la última galleta a la boca ─…no insistas ─musitó con ruego ─ ¿por qué…? ─preguntó.

─Porque me preocupas ─le respondió. Ryou le miró algo sorprendido, Bakura suspiró, mirando hacia otro lado hasta que dio con varias fotografías fijadas a una pizarra en la pared contraria; allí estaba Ryou con sus dos mejores amigos, una foto con todo el curso en una salida del colegio, una foto con toda la pandilla y luego había una foto de ambos: se las habían tomado sin aviso pues el mayor se encontraba mirando a Ryou y este, algo apenado parecía decirle algo. No sabía quién les había tomado esa foto… pero la quería ─escucha ─le llamó, llevando su mano al bolsillo ─te traje esto de mis vacaciones en Miyakojima* ─sacó la cajita celeste ─espero que te guste… o al menos te suba un poco el ánimo ─se encogió un poco de hombros, sin verlo.

Sorprendido, Ryou observó la cajita celeste en su regazo, miró a Bakura y luego la tomó para abrirla. Sus ojos y boca se abrieron como platos. Dentro había una cadena plateada cuyo dije era su nombre en plata, adornado con dos pequeños caparazones celestes con un diseño de estrella en ellos. Totalmente impresionado, el menor se llevó una mano a la boca mientras con la otra sostenía el obsequio frente a su rostro.

─Ba-Bakura es… precioso ─dijo al fin ─no debiste… cielos, no puedo aceptarlo.

─Ni hablar, tiene tu nombre en él, no puedes regresarlo ─estableció, cruzando los brazos ─lo traje para ti ¿acaso vas rechazármelo?

A Ryou le brillaron los ojos ─muchas gracias, me encanta, prometo que lo cuidaré mucho y lo usaré siempre ─le dijo, aun conmocionado, mientras se lo colocaba alrededor del cuello y regalándole una sonrisa.

─Tampoco es para tanto ─musitó avergonzado.

─Para mí lo es ─susurró el menor, agachando la cabeza mientras tocaba el dije. Bakura lo miró ─porque tú eres importante para mi ─el mayor se sonrojó un poco.

─Entonces… ─Bakura se movió hacia adelante en la cama, acercándose al menor ─dime por favor qué fue lo que te pasó ─suplicó, apresando entre sus manos una de las manos de Ryou.

Ryou lo miró apenado, pero la preocupación y sinceridad en los ojos de Bakura pudo con él.

─Bueno… es que… ─Ryou respiró profundo ─me golpeó aquí ─señaló su sien lastimada ─con el palo de la escoba.

Bakura podía jurar haber visto rojo de la ira ─ ¿quién? ─gruñó bajo ─ ¡¿quién fue el desgraciado que se atrevió a…?! ─fue interrumpido.

─Mi padre ─soltó al fin, cerrándolo los ojos                  

Continuará…

 

Notas finales:

*La playa Yonaha Maehama, Isla de Miyako, Okinawa: esta clasificada entre las 20 mejores playas de Japón.

¿Qué tal? Eh. Los dejé con la intriga muajajajajaja que malota soy.

Okey no. Si quieres saber la historia completa de lo que pasó con Ryou, los espero en el siguiente capítulo.

Saludos, mis nekitos. Que mi Ra los guarde y tengan un excelente día lleno de amorsh y yaoi n.n

¡Ja ne~nya!


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