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Giros por Aphrodita

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Notas del capitulo: Contenido Hetero y mencion de Yaoi
Giros
 
 
Aphrodita
 
 
  One Shoot / Lemon:
 
 
  Cada recuerdo en su memoria estaban impresos, tan latentes, como si todo hubiese ocurrido ayer. Cada dialogo, cada palabra, cada gesto guardaba con recelo no solo en su mente sino también en su agrietado corazón.
  Desde su llegada a la Isla Death Queen, desde que vio por primera vez aquellos cabellos dorados, sucios por cuya tierra que no opacaba su natural belleza, desde que vio aquella sonrisa infantil, desde que oyó aquella voz melódica, Ikki supo que las cosas no serian tan terribles después de todo... Una flor había florecido en esas tierras desoladas y ásperas, esa flor, poco tiempo después supo que tenia un nombre: Esmeralda... Un bello nombre para una bella niña.
La primera vez que la vio, ella le sonrió, el niño que entrenaba en esa isla para conseguir la armadura del Phoenix no supo que motivó a la pequeña para que le sonriera... El peliazul se miró como si así descifrase ese gran enigma, pero jamas supo que fue... La rubia solo intuyó que ese niño seria su salvación, sin saber que ella ya lo era para él.
  Paso bastante tiempo hasta que por fin cruzaron unas palabras, y eso fue suficiente para saberse amigos, confidentes, y mucho más... Serian inseparables, ambos supieron que podrían apoyarse mutuamente, y así lo hizo Esmeralda, fue el sustento principal de aquel joven japonés que comenzaba a convertirse en un hombre.
  Los entrenamientos con su maestro, los castigos y los trabajos eran menos pesados, eran más llevaderos, si Ikki en su interior estaba seguro que más tarde, antes de caer el sol, vería a su querida Esmeralda.
  La niña muchas veces no podía escapar de su Dueño, el cual la había comprado a su familia por tres míseras bolsas de harina... Pero cuando lo hacia, sabia donde buscar al futuro Phoenix, si... Futuro Phoenix, ella estaba mas que segura que algún día el peliazul lo seria, se convertiría en el Phoenix y juntos marcharían de ese lugar, Ikki la salvaría y le daría una vida mejor.
  La niña siempre lo encontraba en su pequeña cabaña hecha de piedra, malherido y a veces agonizante. Mas allá que la medicina en ese lugar no era la adecuada, Esmeralda había aprendido a sacar provecho de las pocas plantas y líquidos medicinales que se encontraban en esa isla, y muchas veces, gracias a ello y a su buena voluntad, no solo alivianaba el dolor físico de Ikki, sino también el sentimental.
  El niño varias veces, en aquellas noches de fiebre alta y dolores desgarradores, pronunciaba un cálido nombre, y debido a ello no tuvo mas opciones que explicarle a Esmeralda quien era Shun... Con mas razón, penso la rubia, Ikki debía ser el Santo del Phoenix, solo así podría salir de allí y reencontrarse con su querido hermano. Esmeralda no tenía mucho por contar, lo poco, el Phoenix había visto con sus propios ojos... Ella tenia tan solo un hermano mayor y un padre, que la habían vendido para poder sobrevivir, algo que se acostumbraba a hacer en esa isla: A una determinada edad, las niñas eran vendidas. De mas esta decir las condiciones en las que se encontraba la niña emocional y físicamente, y aunque el peliazul era aun muy pequeño para entender algunas cosas, con el tiempo empezó a comprender porque esperaban a que las niñas se convirtieran en mujeres para poder venderlas... Solo así, los hombres las compraban, cuando ya estaba capacitadas por lo menos físicamente para procrear, desde ya que no psíquicamente.
  Ikki era un niño, pero un niño para nada normal, ya que tuvo que crecer de manera brusca, viendo la realidad de la vida, y el aspecto más cruel de los humanos... Un niño normal a los trece años va a la escuela, juega a la pelota con sus amigos, vuelve a su casa para cenar con su familia, y quizás tenga alguna novia con la que experimentar los primeros pasos del amor... Pero el peliazul no era un niño normal, el tuvo que aprender que muchas veces el amor, no se hace precisamente por amor, sino por placer, necesidad o conveniencia... Que las mujeres eran menos que los hombres, desde ya que el no pensaba así, pero la mayoría de los hombres en esa isla lo creían fervientemente demostrándolo con sus actos denigrantes... Aprendió a no Tener amigos, a no tener con quien jugar a la pelota, su único deporte o recreación era el entrenamiento, era soportar los latigazos de su Maestro y sus insultos... Y aunque quiso aferrarse a la imagen de Shun, le fue difícil mantener vivo ese recuerdo, le fue difícil recordar los momentos vividos junto a su otouto con una sonrisa... Y en cambio, buscó aferrarse a su pequeña Esmeralda, ella, quien estaba a su lado, en aquel infierno, soportando con él, la perra vida que llevaban, y quizás... No, quizás no... Esmeralda era mucho mas fuerte que Ikki, ya que ella conseguía sonreír a pesar de todas las desgracias, haciendo brillar esa luz que acompañaba y guiaba al futuro Phoenix.
 
 
nnnnnn
 
 
  Ikki secó sus lagrimas, y dejó de lado aquellos dolorosos recuerdos, supo que si seguía mas adelante, se encontraría con la fatídica muerte de aquella joven... Y no podría con ese recuerdo, su corazón no lo soportaría.
  Acostado sobre su cama, elevó su brazo hacia su cabeza, tapándose en gran parte su rostro... Era algo común para él llorar en silencio y resguardado de ojos curiosos e inquisidores.
  Se quedó unos instantes en esa posición, buscando la compostura total, pero la clara presencia de alguien en aquel cuarto, haciéndole compañía, observándolo llorar, le llamo inevitablemente la atención.
  El Phoenix corrió sutilmente su brazo y pudo ver claramente a una persona de pie... Una persona que él recordaba perfectamente, de hecho sus más recientes pensamientos la habían evocado... Pero ¿Era acaso una mala broma de la vida? ¿Se estaba volviendo loco?.
  Lentamente, con el corazón latiendo furioso, se incorporó en la cama, escudriñando con la mirada a aquella muchacha que se parecía tanto a su querida Esmeralda...  ¡Lo era! ¡Maldición, lo era! Pero no, estaba cambiada, estaba distinta, como si la vida hubiese seguido su camino marcando en su cuerpo el paso del tiempo, la niña que él conoció hacia ya siete años era toda una mujer, pero no por eso había perdido aquel inusual brillo infantil.
 
--Es... Meralda... –Pronunció el peliazul cuando el nudo de su garganta se lo permitió.
  La muchacha sonrió, y el muchacho sonrió... El silencio se hizo presente, un silencio sobrenatural y desconcertante.
--No hagas preguntas Ikki... No puedo responderlas... –Habló finalmente la joven.
  Ikki frunció su frente confundido ¿Era aquello real o solo una visión, una mala jugada de su mente y sus más recónditos deseos?
--No entiendo... –El Phoenix intentó manifestar su desconcierto.
Esmeralda rió, motivada por el estado confuso del otro.
--He venido para darte aquella oportunidad que siempre le reclamas a los Dioses...
 
  Se produjo unos segundos de silencio, en donde el peliazul reconoció que su tristeza no estaba ligada completamente a la perdida de aquella niña, sino, aun peor, de las oportunidades perdidas... No poder decirle en vida cuanto la amaba, aunque claro, ni siquiera el mismo Ikki supo que era amor hasta que la perdió, hasta que los agonizantes días sin ella, sin su cálida presencia, se lo demostraron... No poder agradecerle, no poder darle aquel mundo mejor, sacarla de ese tétrico lugar y llevársela consigo... No haber podido evitar su muerte... Tantas cosas por decir y tantas cosas por hacer. No le dolió al Phoenix la muerte de Esmeralda, mas que la necesidad de hacerle saber aquello que sintió por ella con reales gestos... Por eso el peliazul comprendió porque aquella muchacha estaba de pie en el cuarto... Y la sangre se le helo por un instante...
  La rubia tomó la iniciativa de acercarse a un dudoso Ikki, se paró frente a él y como impulsado por esa actitud, el Phoenix la imitó, temblando de pie a cabeza. Una duda carcomió la mente del peliazul, e intentó despejarla y lo logró cuando una mano se posó sutilmente sobre el hombro de Esmeralda.
 
--¿Recuerdas nuestro primer y único beso?... –Preguntó Ikki con las pupilas temblorosas.
--Shhh... –Lo silenció –No me esta permitido hablarte... No puedo decir mas de lo necesario...
 
  Y sinceramente no necesitaban las palabras, en esos casos el tiempo apremia y nada mejor que decir con gesto algo tan cálido como: Te amo, nada mejor que hacer el amor que decirlo. El Phoenix resumió todo con un anhelante beso, un beso por demás extraño ya que el peliazul se sintió en el aire, todo era tan irreal, tan mágico, pero no intentó cuestionar él porque de semejante visita, ni lo relacionado a ello, se dejó llevar por el cálido momento y abrazado a la estrecha cintura de la rubia, profundizo el beso, sintiéndose un poco culpable al principio... Al hundir su lengua en la cálida boca de su niña sintió que profanaba algo sagrado, jamas la había besado de aquella forma, lejos era parecido al beso primero que surgió con vergüenza cuando eran unos niños... Desde ya, eran adultos.
  Esmeralda en ningún momento manifestó sentirse incomoda o arrepentida, por el contrario, sus hábiles manos iban de un lado al otro por la espalda de su hombre, palpando por encima de la fina tela la formada figura de Ikki.
  El Phoenix no pudo ni quiso evitar lo inevitable, él también recorrió mas osado, el cuerpo de la rubia, hurgando por debajo del vestido hasta llegar a sus glúteos en donde, por parecerle en su momento demasiado precipitado y desesperado, optó por seguir camino y acaricia la tersa y suave piel de su espalda.
  La muchacha se distanció un poco del peliazul, quien se sintió abrumado por la interrupción y hasta un poco enojado consigo mismo por creerse culpable de aquel distanciamiento, sin embargo, lejos de ofenderse, con una sonrisa, Esmeralda levantó la falda de su vestido floreado para quitárselo por encima de su cabeza. Ikki no pudo contra esa imagen, lejos de sentirse simplemente excitado al ver los pequeños y redondeados senos de su niña, su triángulo cubierto de un pelo algo más obscuro que sus cabellos, se sintió maravillado y agraciado.
  Esmeralda se acercó nuevamente y levantando los brazos de su hombre se deshizo de la camiseta, para luego seguir con los pantalones... El Phoenix pareció debutar por primera vez, así lo sintió aunque no lo era, claro que en el terreno del amor, era la primera vez que lo hacia... Nada se comparaba, ningún amante, hombre o mujer se comparaba a poseer entre sus manos esa pequeña esmeralda que brillaba con refulgencia.
  Aun de pie, torpemente el peliazul guió su mano ansioso por tocar aquella piel, la sintió fría y muy ajena, pero eso no lo detuvo para investigar con caricias cada recoveco.
  Un nuevo abrazo y un nuevo beso apasionado consiguió encenderlos por completo. Ikki aferraba por la cintura a Esmeralda, haciéndole sentir en su intimidad, su miembro erecto y palpitante que insistió que ingresar solo y sin ayuda en aquella cálida y aterciopelada cavidad.
  Con mas confianza en sí mismo y en la extraña situación, Ikki acostó sobre la cama la espalda de la rubia con suavidad y delicadeza, recorrió con su boca su cuello, su brazos, sus senos, cuyos pezones se irguieron por completo... El Phoenix buscó no entretenerse demasiado con esos botones ásperos de carne y siguió su camino, deteniéndose inevitablemente en su ombligo para jugar un rato allí como si de un niño se tratase... La muchacha rió, motivada por la tenue cosquillas y el peliazul abandono la tierra por un segundo, perdiéndose por completo en aquella melódica voz, se quedó observándola, un instante, deteniendo en su memoria esa magnifica vista que los Dioses le habían permitido tener.
  Ikki volvió a la carga, descendiendo cada vez mas hasta toparse con la mata de vello, jugó un rato hasta que su lengua apareció en escena saboreando con insistencia la pequeña protuberancia, consiguiendo los primeros reales gemidos de su amante, que se retorció presa de un placer sobrenatural, la lengua de su hombre y sus labios apresaban su clítoris llevándola al borde del éxtasis.
  El muchacho hurgó con su dedo, abriendo con su mano e investigando con sus ojos... Todos los sentidos del Phoenix estaban puestos en esa cavidad rosada y muy apetitosa, que se abrió de manera sugestiva invitando al gozo desmedido.
  Esmeralda no lo soportó mas, y tomando ella el mando, se incorporó en la cama hasta quedar de rodillas, el peliazul la imitó algo desconcertado pero anhelante por el próximo movimiento, supo que algo interesante haría su pequeña y así fue. La rubia se agachó hasta poder engullir con placer y amor el tremendo pedazo de su amante que pidió desde un principio a gritos atención.
  Nuevamente Ikki se dejoó llevar, y para nada le pareció morboso todo lo que estaba ocurriendo ¿Cómo iba a ser morboso si la amaba? ¿Si se amaban? Recién en ese momento comprendió que el sexo con amor era mucho más excitante que el sexo sin compromiso.
  Maravillado por las sensaciones nuevas y desconocidas, el Phoenix pronto estuvo a punto de acabar, pero la muchacha, comprendiendo el violento palpitar del pene en su boca, separo el miembro de sus labios... Y acariciando amorosamente sus testículos lo invitó a acostarse boca arriba.
  Ikki solo podía mirarla y mirarla, era tan única, tan especial, tan lejana... Suspiró profundo cuando su pedazo comenzó a adentrarse en el interior de Esmeralda, no reprimió su estrepitoso gemido nacido desde lo mas profundo de su ser, cuando la cavidad calurosa de su niña atrapó por completo su miembro, llevándolo al borde de la locura... Ni precauciones habían tomado ¿Y que importaba? Si todo era tan irreal que de seguro, pensó el Phoenix, todo era un sueño... Un simple sueño vivido, y cuando despertaría sentiría en su corazón esa tristeza y soledad que se negaba a abandonarlo volviendo sus días, su vida, un real infierno... Sintió una desolación en su pecho que desapareció cuando escuchó los gemidos de Esmeralda.
  El peliazul aferró con delicadeza, evitando lastimar, las finas y torneadas caderas de la rubia, quien solo se limitó a moverse acompasadamente. Una mano de Ikki navego por su mar, llegando hasta la pequeña isla, nuevamente esa mata de pelo que el Phoenix acarició como la posición se lo permitió, sin mas su mano siguió camino recorriendo su blanco vientre hasta llegar a los pechos que se bamboleaban de un lado al otro de una manera cuasi graciosa.
  La expresión en el rostro de Esmeralda, mezcla de dolor con placer, contagió al peliazul. La rubia mantuvo sus ojos abiertos mirando fijamente a su hombre, unos gemidos escaparon de su boca entreabierta, en donde Ikki aprovechó para hundir de nuevo su lengua, ahogando un gemido en la boca de ella... Cuando el Phoenix quiso darse cuenta, su néctar había surgido desde el fondo de sus emociones, desbordando por completo la sagrada cavidad de Esmeralda.
  El peliazul quiso llorar, quiso reír, quiso gritar, pero tan solo pudo quedarse acostado, boca arriba, acariciando la espalda de su niña. Su corazón latió a mil, emocionado, maravillado, desconcertado. Supo que no podía hablar, y en parte ya no le importaba, había podido decirle a su querida Esmeralda con gestos todo lo que no pudo decirle en vida... En vida.
  La rubia se puso de pie y buscó las ropas, se vistió tranquilamente y le acercó a Ikki su pijama completamente blanco que se encontraba desperdigado por el suelo... El Phoenix se vistió obediente, sumiso, y aquello le supo a despedida. Se quedo recostando en la cama observándola, como queriendo retener en su mente su imagen.
 
--Esmeralda... Quiero estar contigo... –Fue lo mas sincero que el peliazul pudo decir en toda su vida.
--No puedes Ikki... –Negó la muchacha con una sonrisa.
--Pero... –Quiso objetar Ikki pero en su interior intuyó que era en vano.
--Ya no me duelen todas las cosas que antes me solían molestar... –Citó Esmeralda con una melancólica sonrisa en sus labios.
--¿Por qué no puedo estar contigo... –Insistió el Phoenix intentando salir de la cama, pero no pudo, algo invisible, una fuerza desconocida se lo impidió.
--Son cajones que se cierran, para que nadie los vea... –Ahora, la sonrisa de la rubia era una sonrisa de completa felicidad --Son palabras que no pude decir...
  El peliazul frunció su frente aun más confundido que al principio, no comprendió las palabras de la muchacha.
--No entiendo... –Se animó a expresar Ikki, volvió a insistir, pero por mas fuerza que empleó no consiguió incorporarse, ¡Dioses! Era tan desesperante, querer tocarla una vez mas, abrazarla, besarla, retenerla y no poder hacerlo.
--Yo te sigo esperando porque nada me apura y algún día todos vienen para acá...
--¡Espera! ¡Por favor! ¡Quiero ir contigo! ¡Adónde vayas!... ¡No me importa!...
--No Ikki... –Negó Esmeralda dando la vuelta... Hay alguien que te espera.
 
  El Phoenix se desconcertó por completo, intentó seguir investigando, descifrar las ultimas palabras pero no pudo, pues todo a su alrededor se tornó obscuro y muy frío, un ambiente gélido contagiado de un sentimiento abrumador y desolador.
 
 
mmmmmm
 
 
  La vista, poco a poco comenzó a aclararse, y sus nublados ojos pudieron apreciar un rostro, un contorno demasiado familia, solo pudo pronunciar su nombre con debilidad:
 
--¿Esmeralda?...
--Niisan... –Sollozó Shun y recién ahí comprendió el peliazul, que no se trataba de la rubia, pudo ver las esmeraldas verdes de su otouto destilar tristeza, enojo, reproche y lagrimas.
--Otouto... No llores... –Pidió Ikki con dificultad y su mano se posó sobre la verde melena de su niño.
--Ikki niisan... No vuelvas a hacer algo semejante... No lo soportare... No me dejes solo...
  Y nuevamente el Phoenix comprendió todo, absolutamente todo. Una voz grave y masculina resonó en su cabeza:
--Buenas noches Señor Kido... Yo soy el doctor Yoshimbo... Usted a tenido una sobredosis, quizás por eso no recuerde...
 
  Pero el peliazul no escuchó las palabras de ese hombre, se quedó perdido en sus pensamientos, observando el rostro acongojado de Andrómeda y comprendió por que estaba ahí y como había llegado, y una nueva promesa, muy secreta se hizo Ikki... Así, observando a su otouto: Que jamas volvería a cometer una estupidez semejante.
  En su egoísmo había lastimado al único ser que lograba siempre arrancarlo de las garras de la muerte, soportando sus arrebatos y sus fantasmas, sus escapes y sus aislamientos, quien lo acompañó durante toda su vida haciendo mas dulces sus días y más llevaderos.
  Total, ya no necesitaba ir con Esmeralda para decirle todo aquello que no había podido decir en su momento... Los Dioses le habían concedido esa posibilidad, y dentro de todo estaba satisfecho, a pesar de no comprender si fue todo real o no, no le importo... Ya que su corazón, extrañamente estaba tranquilo y sereno. el Phoenix sonrió cálidamente al mismo tiempo que pronunció:
 
--Lo siento Shun... Aunque ahora no me creas... Te juro que jamas volveré a hacerlo... Ya no tengo motivos para irme, son mas los que tengo para quedarme a tu lado...
 
  En las orbes grises del tiempo de su niisan, el peliverde vio que estaba siendo sincero, vio la verdad, pero ¿Cuántas veces le había prometido lo mismo? ¿Y cuantas veces había estado ya en el hospital por los mismos motivos? Sin embargo Shun sonrió, quizás esta vez iba en serio... Desde ya que no supo las razones de tan firme decisión en el peliazul, pero le conformó el brillo en su mirada y la ternura en sus palabras... No paso mucho tiempo hasta que los demás jóvenes, compañeros de armas, llegaran alarmados al hospital para hacerle compañía a aquel que se empecinaba con dejar el mundo.
  Por primera vez, en mucho tiempo, en compañía de sus amigos y hermano, Ikki pudo ver la vida brillar con refulgencia, esa luz por primera vez estaba muy cerca, creciendo con fuerza en su corazón, alivianando sus recuerdos y sanando las heridas.
 
 
,,, FIN ,,,                       
 
 

  Bueno, fue mi primer Lemon Hetero o Hentai, como quieran llamarlo, así que agradecería enormemente comentarios para esta mediocre escritora.

  Lo que dice Esmeralda a lo ultimo, son pequeñas partes de una canción titulada “El fantasma” De la banda argentina: “Arbol”.

 
 
  Les dejo una curiosidad, la cancion de donde saque el titulo para este fic, propiedad integra de Fito Paez, quisas no tengo mucho que vcer on la historia pero a mi me gusta la letra y la musica:
 
 
Giros  
 
Existe un cielo y un estado de coma
Cambia el entorno de persona en persona.
Giros
Dar media vuelta y ver que pasa allá afuera
No todo el mundo tiene primaveras
Flaco ¿donde estás?
Estoy imaginándome otro lugar
Estoy juntando información
Estoy queriendo ser otro (otro tipo)
Mi necesidad se va modificando con las demás
Así mi luna llega a vos
Así yo llego a tu luna.
 
Giros
Todo da vueltas como una gran pelota
Todo da vueltas casi ni se nota.
Giros
Fotografías de distintos lugares
Fotográficamente tan distantes
Suena un bandoneón
Parece el de otro tipo pero soy yo
Que sigo caminando igual
Silbando un tango oxidado.
Giros...
 
 
  ¡Rosas!... Nos vemos con la continuación de “¿Qué he hecho yo para merecer esto?” Y sino, no sé si hacer un Shiryu x Kiki o continuar con el pedido de un Muu x Shaka / Shaka x Muu. Nos leemos pronto... Creo que más seguro con un Shiryu x Kiki.
 
 
  06/07/2006 02:55 a.m. Argentina, San Luis, Villa de Merlo.
 
 
  exclamaciondeathena@hotmail.com
  kurumadasama@gmail.com
 

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