Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Rebanadas de Pastel por Ari_123_love

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es una historia corta, basada en lo mucho que batallo para despertarme en las mañanas; supongo que después de tres años durmiéndome a las dos de la mañana y levantándome a las cinco y media, tengo una convincente excusa de por qué siempre estoy cansada.

Notas del capitulo:

Es algo corto, lo sé. Estoy pasando por un momento de estrés así que no tuve cabeza para continuar con Ojos Bonitos, en cambio les escribí esta corta historia rosa.

Minho le dio un sorbo a su café mientras observaba a su pequeño pastelito bajar bostezando de la habitación. Miró el reloj, once y media, era tarde y Taemin no parecía tener prisa por terminar de bajar las escaleras.

 

-Buenos días, pastelito.- Comentó observando ese gesto gracioso que Taemin hacía cada vez que le llamaba pastelito. -Es tarde...

 

-Lo sé...- Volvió a bostezar, sentándose a lado de Minho, quien rápidamente se levantó para servirle lo que le había preparado para desayunar. -Es tan sólo que ahora me cansa más levantarme temprano, que irme a dormir tarde...- Volvió a bostezar.

 

-Tae, tus horarios deben de estar otra vez movidos.- Minho le regañó, dejándole el plato enfrente. -Debes intentar dormir temprano, para volver a acostumbrarte a levantarte temprano.

 

-Tal vez...- Suspiró, dejando de lado su plato.

 

-¿Qué pasa, pastelito?- Le cuestionó.

 

-Pastelito...- Taemin rio, mientras con una mirada algo somnolienta y traviesa buscaba advertir a su novio. -Hyung, quiero pastel.

 

-Debí haberlo previsto.- Minho puso los ojos en blanco, recargándose en el respaldo de su silla. -Déjame ver si aún tenemos pastel.

 

Se levantó, dirigiéndose a la nevera. Taemin últimamente había estado comprando pastel en cuanto el que había comprado una semana antes se terminaba. Era raro, ya que no solían comer pastel, a menos que fuera por alguna celebración, pero ahora tenían todo el tiempo, y más que nada, Taemin lo comía a todas horas. Se preocupaba, más que nada por la salud de su novio, a pesar de saber que el metabolismo de Taemin era exageradamente rápido.

 

-Tienes suerte, nos queda una rebanada.- Sacó el pastel y buscó un tenedor para poder dárselo al menor. -Pero deberías probar mi desayuno, lo hice pensando en ti.- Insistió por que Taemin comiera el desayuno.

 

-Minho...- Rio. -Me gusta tu comida, pero quiero pastel.- Se levantó para tomar un vaso y servirse un poco de leche. -Comer azúcar, o cosas dulces en el desayuno es bueno, dan energía. Tal vez así pueda mantenerme despierto.- Hizo un puchero.

 

-Si tú lo dices, pastelito...- Suspiró. -Pero esta noche nos iremos a dormir temprano, no dejaré que sigas acostándote tan tarde.- Le advirtió.

 

-De acuerdo.- Accedió el menor. -Si es que llego temprano a casa...- Obviamente era una provocación.

 

Minho entornó los ojos, sabía que Taemin era capaz de quedarse horas extra en el trabajo con tal de darle la contraria. Jadeó, Taemin era como un niño pequeño, al que tienes que perseguir para llevarlo a la cama, o darle medicinas, o incluso obligarlo a comer algo saludable. ¿En qué momento se fue a enamorar de alguien así? Siempre se preguntaba, aunque su respuesta siempre llegaba con sólo mirarle una fracción de segundo. Taemin era maravilloso, siempre buscaba el lado divertido de las cosas, conseguía que todos voltearan a verle con ternura. Era quizás algo mal educado, pero sólo cuando se encariñaba demasiado con alguien, ya que era bastante educado cuando la situación lo ameritaba. Además, no podía dejar de lado que Taemin era un niño bonito, sin importar su edad, Taemin parecía muy joven, y por más que se esforzara, no dejaría de verse como un niño bonito, algo que le podía llegar a fastidiar.  

 

-Debo de ir a trabajar.- Le besó en la frente, de manera sobreprotectora. Desde que se conocieron, estar juntos había sido un acto de proeza, puesto que sus horarios raramente coincidían, Minho trabajaba en la mañana, hasta pasadas las tres, Taemin por su parte iba a la oficina de dos a ocho. Si podían verse, eran esas cortas horas de la mañana, y ya en la noche, procurando siempre desayunar y cenar juntos. Quizás, el que ambos no pudiesen convivir tanto, hacía que el amor que se tenían fuera más intenso, pues cada vez que coincidían en días libres, se acurrucaban juntos sin hacer nada, solo disfrutándose el uno al otro.

 

-No te vayas, Minho…- Hizo un puchero, animoso de llorar. –No me gusta cuando te vas.

 

-A mí tampoco me gusta dejarte.- Sonrió, acariciándole la mejilla. –Pero, si te portas bien y vienes a casa temprano, entonces te llevaré a un restaurante a cenar, ¿ok?

 

-¡Neh!- Taemin sonrió, colgándose del cuello del mayor. –Ten un buen día, hyung yeobeo.

 

-Ay, pastelito…- Puso los ojos en blanco, soltándose del chico travieso que le abrazaba con entusiasmo. –Te veo a la noche.

♥♥♥♥♥~*~♥♥♥♥♥

-Cariño, pastelito~- Minho susurró al oído del menor, que seguía durmiendo, a pesar de que era un día en que ambos estaban libres de algún compromiso. Era desesperante, últimamente lo único que Taemin quería hacer era dormir, y eso ya le había preocupado de sobre manera. –Tae, despierta.

 

-¿Qué es lo que pasa, hyung?- Taemin se giró, para así abrir un ojo y poder ver al mayor que le sonreía tiernamente.

 

-Vamos al doctor, puse una cita para que te dé un chequeo.- Sobreprotegerlo era lo que mejor sabía hacer.

 

-Y ¿por qué tan temprano?- Se quejó, girándose boca abajo para esconder la cabeza debajo de la almohada.

 

-…Tu doctor consulta en las mañanas.- Minho sonrió. –Anda, pastelito, nos daremos una ducha juntos, ¿neh?

 

Taemin se levantó de mala gana, pero nunca dejaría escapar una oportunidad para bañarse con Minho, ese hombre siempre le mimaba y le hacía reír. Probablemente esa era la razón por la que se había enamorado de él, Minho siempre le hacía reír y le amaba como nunca nadie le amo. Además, le gustaba besarse con él debajo de las gotas de agua que la regadera les proporcionaba, creando ese escenario dulce y romántico que tanto le gustaba.

 

Sin embargo, el aire de ciudad tan temprano le mataba. Estaba enojado, tenía sueño, demasiado, y Minho no le había dejado desayunar nada. Se cruzó de brazos, odiaba ir al doctor, a pesar de que le conociera por tanto tiempo, al menos aún no odiaba al pobre hombre. Se emberrinchó en el auto, negándose a salir, a pesar de que faltara poco menos de quince minutos para su cita. ¡No iba a ir!

 

Minho puso los ojos en blanco, abriendo la puerta del menor, le desabrochó el cinturón, y ceñido sobre él, mirándole a los ojos le besó en la frente. No necesitaba más, podía chantajear tan fácilmente a ese niño que tanto le hacía sufrir con sus actitudes malcriadas. Taemin se sonrojó, a pesar de no quitar su ceño fruncido, ni de descruzar sus brazos. Lentamente se bajó del auto, aunque fuera solo para molestar al mayor, sabiendo que de cualquier forma tenía que ir al médico. Después de todo, ya estaba despierto, no había vuelta atrás.

 

Esperaron a que los quince minutos pasaran, y que la enfermera de siempre les indicara que podían pasar. Taemin le sonrió, preguntándose como ella podría levantarse tan temprano todos los días laborales. Entraron al consultorio, ahí estaba su doctor favorito, y a quien no quería ver en este momento, Choi Siwon. Él había sido su doctor desde que su pediatra ya no pudo hacer nada por él. De cierto modo, Siwon también le trataba como un niño, así que no hubo mucha diferencia.

 

-Buenos días, Taemin.- Siwon le saludó grato, indicándoles que tomaran asiento. -Dime Tae, ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué viniste?

 

-Porque mi novio es asfixiante.- Comentó malhumorado.

 

-Yah.- Entonces Minho se quejó. -Lo que pasa, seonsaengnim es que me preocupa Taemin.- Empezó a explicar. -Últimamente Taemin está más cansado de lo normal, le cuesta mucho levantarse.

 

Sólo para confirmar lo dicho, Taemin bostezó al momento de que su novio terminó de hablar.

 

-¿Lo ve? Está exagerando.- Taemin se frotó el rostro con la manga de su camisa.

 

-Es normal, está preocupado por ti.- Rio. -Entonces dime, ¿has hecho algo que te canse últimamente? ¿Tal vez un ejercicio nuevo?

 

Taemin rio, parecido a lo que un niño travieso haría. Cubría su boca para evitar ser tan grosero, pero eso no cambiaba las cosas.

 

-Seonsaengnim, lo dice como si no supiera que por nada del mundo yo haría ejercicio.

 

-Cierto.- Era esa complicidad de doctor paciente entre ellos que se daba natural.

 

Pero sacaba de quicio a Minho, ya que no le estaban dando la adecuada importancia a lo que estaba pasando con Taemin.

 

-Seonsaengnim, creo que es anemia.- Minho sugirió, para regresarles a la situación.

 

-¿Por qué sospechas eso, Minho ssi?- Tomó seriedad. No era usual que los familiares de los pacientes acertaran, pero tampoco podía negarle la opinión, al menos eso le daría una idea de dónde empezar el diagnóstico.

 

-Taemin...- Le señaló con cuidado de no ser irrespetuoso. -No ha estado comiendo bien, casi nada de hecho. Sólo come algunas cosas, como pastel, pero las suele repetir...- Suspiró. -Y sé que dicen que cuando hay deficiencia de algo, el cuerpo trata de recuperarlo, provocando que tengas deseos de comer esa cosa o algún sustituto.

 

Siwon lo meditó, Minho no había dicho algo tan descabellado después de todo. Taemin tenía síntomas de cansancio crónico y deseos de comer cosas dulces.

 

-Esos síntomas no se dan sólo con la anemia.- Explicó. -Realmente hay varias enfermedades que causan eso, pero no estaría mal que Taemin se hiciera unas pruebas de sangre, para poder descargar cualquier cosa. Podría ser sólo fatiga, sé que Taemin no toma vacaciones muy seguido.

 

Empezó a escribir la nota, mientras el menor de los tres los miraba horrorizado. ¿Pruebas de sangre? ¿Introducirían una aguja en su brazo, en busca de una vena para poder extraer el líquido que le mantiene con vida? Palideció.

 

-Erm...sigo aquí.- Musitó. -No quiero hacerme pruebas de sangre, sólo necesito que me dejen dormir.- Comentó, mirando algo molesto a Minho.

 

-Taemin, no seas terco.- Siwon le entregó la receta. -Ve a los laboratorios, ¿entendido?

 

Taemin asintió desgañitado, odiaba los exámenes de sangre. Se puso en pie, esperando a que Minho le siguiera de cerca, pero en realidad no lo hizo.

 

-¿Min...?- Le miró cuestionándolo.

 

-Lo siento, Tae, deberás de ir tú solo.- Le pidió perdón con la mirada. -En lo que estás en los laboratorios yo pagaré la cuenta y te esperaré en la sala.

 

Taemin frunció los labios, si había estado enojado con Minho en la mañana por llevarle al médico, ahora lo estaba más. Sostenía una mota de algodón sobre su brazo flexionado, para evitar el sangrado. Minho manejaba, llevándole a casa. No, no escuchaba lo que el mayor decía, así era más fácil no contestarle. No quería hablar con Minho; entraría a la cama y dormiría por un rato, después vería cuántos días estaría sin hablarle al chico alto.

 

-Vamos, Tae, no seas berrinchudo.- Trató de hacerle hablar, pero el menor se arellanó más en el asiento, cerrando los ojos. -Sé que te fastidia que te trate como a un niño, pero me preocupa tu salud, quiero que estés bien y así poder saber que estarás más días conmigo.

 

Taemin no respondió. Minho exhaló, valía la pena, si con eso lograba evitar alguna enfermedad grave, entonces no le importaría si Taemin pasaba una semana entera sin hablarle.

 

Taemin corrió a su cama y se recostó, sintiendo como cada uno de sus músculos se destensaban. Se sentía mucho mejor cuando cerraba los ojos y se iba progresivamente quedando dormido. Al despertar tenía un ligero dolor de cabeza, y el escozor en los ojos estaba presente. Sin embargo, ya no estaba molesto con Minho. Se levantó de la cama, haciendo el menor ruido posible con sus pies descalzos, ¿dónde estaba Minho? Sonrió, caminando de puntillas, para así llegar al estudio, donde el mayor se encontraba leyendo.

 

Entró a escondidas, deslizándose con simplicidad mientras su novio se encontraba distraído. Se colocó atrás de él, cubriéndole los ojos. Le besó en la mejilla, mientras susurraba un juguetón ¿quién soy?

 

-¿Quién podrá ser?- Minho rio. -No lo sé...Fue un beso tibio, y estas son manos pequeñas.- Acarició los dedos que cubrían sus ojos. -Tan suaves que podría morderlos, pastelito.

 

-No hagas eso, Minho...- Taemin quitó sus manos rápidamente, riendo.

 

-Ven aquí.- Minho se giró en la silla, tomando al chico por la cintura, para así poder sentarlo en sus piernas. -¿No estás enojado ya, verdad?

 

-No...- Lo dijo en arrullo. -Me quieres mucho, y haces todo por cuidarme. -Le acarició la mejilla. -Pero a veces es asfixiante...

 

-Perdóname.- Minho sonrió. -Me aterra pensar que algo malo te pase.

 

-Prométeme que tratarás de ser menos sobreprotector.- Una promesa que se repetía desde el día que se conocieron, y que nunca se terminaba por cumplir.

 

-Lo prometo.

 

♥♥♥♥♥~*~♥♥♥♥♥

 

Minho contestó el celular, era extraño que le llamaran a esa hora, faltaban menos de treinta minutos para que saliera de trabajar. Frunció el ceño al ver el identificador de llamadas. Era de la oficina de Taemin...Pero no era Taemin.

 

-¿Bueno?- Trató de no sonar preocupado.

 

-Minho, soy Jinki...

 

Oh no. ¿Qué había pasado? Jinki era buen amigo de Taemin, pero no era usual que le llamase. Taemin solía llevarle a casa sin avisar, y pasaban horas trabajando. Esa llamada le preocupaba demasiado.

 

-¿Qué pasó?- Ahogó el miedo en su voz.

 

-Minho, no te preocupes, pero Taemin tuvo un desmayo.- Sus palabras fueron pronunciadas con cuidado.

 

-¿Está bien? ¿Lo llevaron a algún hospital? ¡Maldición! Taemin no quiere entender...

 

-Minho, tranquilízate.- Le calmó. -Él ya está bien, está en el área de descanso.- Explicó. -Se desmayó al llegar. Probablemente fue el calor, o no comió antes de venir, ya sabes cómo es...

 

-Sí, sí...- Cerró los ojos, suspirando, mientras trataba de no perder los estribos.

 

-Minho, ¿sabes algo de lo que le pasó?- Él también se notaba preocupado.

 

-Ha estado enfermo últimamente...Fuimos al médico hace poco, le pidieron exámenes de sangre...- Necesitaba saber los resultados de esos exámenes. Le preocupaba no saber qué le pasaba a su novio.

 

-Entiendo...Llamé para informarte del desmayo, sé que Taemin no te lo diría.

 

-Gracias...- Sí, conocía a Taemin, jamás le contaría sobre el desmayo.

 

♥♥♥♥♥~*~♥♥♥♥♥

 

-Taemin.- Minho le llamó de nuevo, el chico se encontraba enojado por nada. -¿Pastelito?

 

El menor se había levantado temprano ese día, pero con un pésimo humor. Suspiró, cada día se preocupaba más por él. Taemin en efecto no le había dicho nada del desmayo, y su humor estaba pésimo cada día.

 

-Cariño...- Apenas y le tocó.

 

-¡No me toques!- Se arrebató.

 

-Pastelito, dime, ¿pasó algo? ¿Estás molesto?- Esta situación era desesperante y rayaba en lo absurdo.

 

-No lo estoy.- Fue cortante. -Sólo no me toques.- Se cruzó de brazos.

 

-Pero...

 

-Vete, Minho.

 

El mayor rodó los ojos. Taemin estaba de mírame y no me toques. Se arrodilló enfrente de él, no soportaba más la situación. Primero, el chico sólo dormía, y si no lo hacía, su humor era del infierno, tampoco comía, por preferir dormir, y en general quería estar solo, para que de ese modo nada le molestara por el mal humor que se cargaba.

 

-Pastelito…- Comenzó. –Mírame, por favor, me harás sentir mal.- Hablarle como a un niño pequeño le llevaba a dos desenlaces, o hacía enojar más a Taemin, o lograba calmarle un poco. –Taemin, cariño, sé que te sientes mal.

 

-Me siento horrible, Minho.- Dijo exasperado, girándose a ver a su novio. –Tengo sueño, y no me dejas dormir.

 

-Me gusta cuando me llamas hyung.- Parecía cambiar el tema, pero calmarle y regresar al chico bonito, en vez del malcriado era la prioridad. –Es como cuando yo te llamo pastelito.

 

-Estoy cansado, hyung.- Fue sarcástico.

 

-Pastelito.- Le tomó de las manos. –No debí haberte despertado.- Se disculpó. –Ya era tarde, y me preocupé.- Admitió. –No has comido bien, y te han aparecido moretones…

 

-¿Tanto te preocupo?- Entonces el niño lindo dentro de él despertó. –Lo siento…

 

-Ven aquí.- Le abrazó. –Lo único que hago es pensar en ti. Me preocupo hasta cuando sé que no debo de preocuparme. Pero ahora sí hay que preocuparnos.- Le acarició el cabello.

 

Taemin asintió lentamente, mientras sus ojos se empezaban a llenar de lágrimas. Se abrazó al cuello de Minho, lloriqueando suavemente sobre su hombro. Minho se crispo, ¿por qué Taemin lloraba?

 

-Lo siento, hyung...- Jadeó. -Siempre te preocupo, y sé que me comporto grosero contigo.

 

-Pero te molesta como te trato.- Le acarició en la espalda, calmándole. -Sé que no eres un niño, y que puedes cuidarte solo, pero ¿qué hago yo con todos mis sentimientos por ti?

 

Taemin rio entre lágrimas, alzando un poco el rostro. Le besó la mejilla. Eran una pareja desastrosa, y más porque casi todas sus acciones se debían y se excusaban tras sus sentimientos. Bostezó, cubriendo su boca. Llorar sólo le cansaba y le causaba más sueño.

 

-Sé que te despertará.- Minho le puso en pie. -Es hora que desayunemos.

 

Taemin infló las mejillas, no es que no tuviese hambre, pero no se le antojaba comer un desayuno salado...Sin embargo, tampoco quería decirle al mayor que lo que quería para desayunar era tan sólo una rebanada de pastel. Estaba cansado del regaño acerca de dormir hasta tarde, pero aún más cansado de que Minho le recalcara sus malos hábitos alimenticios.

 

No obstante, se llevó una grata sorpresa al ver que, después de tomar su propio asiento en la mesa, y que Minho se dirigiera a la nevera, lo que el mayor traía como desayuno era pastel. Sonrió, emocionado, y no tanto por el pastel, sino porque Minho estaba consintiéndole una vez más. Esa acción sólo le provocaba ser más malcriado con él, pero no podía evitarlo, esa era su extraña manera de decirle que le quería y de rogarle que nunca le dejara. Se regocijó en su lugar, mientras observaba el trozo, esta vez era de queso y chocolate.

 

-¿M-minho hyung?- Titubeó, tal vez pensando en primero pedir permiso para poder comerle.

 

-Sabía que no ibas a comer otra cosa.- Minho rio. -Desayunemos.- Se sentó a su lado y picó el pastel, para así darle el primer bocado en la boca a su novio.

 

♥♥♥♥♥~*~♥♥♥♥♥

 

Minho observó a Taemin vestirse con ropa para salir. No estaba de acuerdo con eso. Taemin seguía sin contarle acerca del desmayo que había tenido semanas atrás. Tampoco se lo había echado en cara, para no hacerle enojar. De unos pocos días hacia acá, Taemin tenía mejor humor, sin importar a qué hora se levantase, a pesar de seguir prefiriendo dormir.

 

-Hace mucho que no visito a los hyungs.- Taemin se veía feliz. Minho no quiso tener que volverle a poner de mal humor. -Realmente me alegro de que ya estén de regreso en la ciudad.

 

-Tae, pastelito, estoy seguro que Kibum no se molestará si no vamos a comer con ellos, hoy.- Minho se acercó, sentándole en la cama.

 

-¿Qué? Hyung, no diga tonterías, quiero ir a comer con Key hyung y Jonghyun hyung.

 

Minho suspiró frustrado. Tendría que decirle que sabía lo del desmayo. Y es que Taemin no se había fijado que en las semanas pasadas no habían salido a ningún lugar. Todo porque Minho se aterraba de que algo volviera a pasarle. Tocó la mejilla del menor, él se encontraba de mejor humor, pero ahora se veía algo pálido, como si se estuviera acostumbrando a la anemia que tal vez pudiera tener. Le urgía que le llamaran del hospital diciéndole que ya tenían los resultados, y que le dieran una solución a lo que pasaba con Taemin.

 

-No creo que debamos salir hasta que sepamos los resultados de tus exámenes...

 

Taemin puso los ojos en blanco, esto iba a terminar como todas sus discusiones últimamente. Se levantó dejando atrás a Minho, procurando no enojarse tan fácilmente.

 

-Por favor dime que no estás hablando de nuevo de ese modo.- Cubrió sus oídos, no soportaba que Minho se pusiera así. Él tampoco lo entendía, le molestaba, pero jamás le irritó tanto los actos de Minho como ahora.

 

-Cariño, tenemos que hablar.- Hizo una mueca. -Estoy enterado de tu desmayo.

 

Taemin parecía sorprendido, pero casi al momento cambió su expresión a una decidida. Tomó al mayor por el rostro, torciendo los labios.

 

-Sé cuánto me quieres hyung, pero ese desmayo fue porque no comí nada ese día. Estoy bien, y voy a salir esta tarde, contigo o sin ti.- Lo dijo totalmente serio, como pocas veces.

 

Se apartó del mayor, buscando una chaqueta en su armario, tomó su cartera y se decidió a salir. Llegó a la puerta, para alcanzar a ponerse los zapatos, y al querer levantarse todo dio vueltas.

 

-¡Taemin!- Minho le sostuvo. -¿Pastelito?- Le llamó, asustado. Tocó su mejilla varias veces para regresarlo en sí.

 

-¿M-minho?- Taemin abrió los ojos lentamente. Se veía tan perdido, que incluso le costó ubicarse. -Me duele la cabeza...

 

-Ven, vamos a la cocina.- Minho le sostuvo por la cintura.

 

Le sentó, como si fuera un muñequito de porcelana, y corrió a servirle un vaso de agua. Taemin lo tomó aun temblando, para llevarlo contra sus labios.

 

-Tae...- Minho le abrazó desesperadamente. -Sí a ti no te asusta, yo estoy muerto del miedo por los dos.

 

-No tengo miedo, hyung...- Lo dijo seguro. -Simplemente siento que no debo de estar asustado...Por favor, no te asustes. Ya verás que no tengo nada grabe.- Le acarició la mejilla.

 

-No quiero perderte...- Le besó la frente. -No me permitiría saber que te perdí por no preocuparme lo suficiente.

 

-Te preocupas lo suficiente, créeme.- Le sonrió. -Eres la persona que más se preocupa por mí.- Y se atrevió a besarle rápidamente en los labios. -Agh...Está bien...Ya no renegaré tanto de ti y tu misma cantaleta.

 

-Por eso te amo, pastelito.- Le volvió a besar. Taemin era dulce, pero casi siempre actuaba como un malcriado consigo. Adoraba lo loco que estaba ese chico.

 

♥♥♥♥♥~*~♥♥♥♥♥

 

Era demasiado temprano, Taemin iba a quejarse, pero Minho le había callado con un beso matutino. Ahora se dirigían al hospital. Los resultados de los exámenes de sangre ya habían llegado, después de un largo periodo que sonaba demasiado preocupante para Minho, y que a Taemin había tenido sin cuidado.

 

Una vez más en la sala de espera, Minho tomó las manos del menor, para calmar su propio temblor. En cambio el menor seguía tan tranquilo que parecía que el enfermo era Minho, y no Taemin. Entonces debieron entrar al consultorio. Taemin entonces sintió un nudo en su estómago, al fin sucumbiendo ante los nervios de Minho.

 

-Buenos días, seonsaengnim.- Taemin sonrió, poniendo en orden sus propios pensamientos.

 

-Minho ssi, Taemin ah, es bueno que hayan venido los dos.- Les invitó a que se sentaran.

 

Minho y Taemin intercambiaron miradas, desde que su relación se había formalizado ya hacía bastante tiempo, Minho solía acompañar siempre al menor en sus visitas médicas. Del mismo modo, Taemin acompañaba a Minho.

 

-Seonsaengnim...- Taemin mordió su labio inferior.

 

-¿Ya tiene los resultados?- Minho complemento aquella frase perdida en la garganta del menor.

 

-Sí. Es por eso que me alegra verlos juntos.- Empezó a explicar. -Los exámenes dieron resultados un cuanto tanto extraños, así que los envíe las pruebas a otro tipo de exámenes.

 

-Y ¿qué tengo, seonsaengnim?- Taemin le encaró.

 

-Taemin, en efecto tienes una ligera anemia.- Empezó. -Sin embargo no es el causante de los síntomas, sino otro síntoma.

 

-Disculpe, pero no estamos entendiendo.- Una vez más Taemin habló.

 

-Esto es simple, Tae, la anemia y el cansancio se deben a que estás comiendo y durmiendo por uno, cuando tú estás en cinta.

 

Entonces todo se quedó sordo. Taemin miraba con sus ojos bien abiertos a Siwon, sin habilidad de seguir escuchándole, y mucho menos de poder decir algo. En cinta...

 

Lo repitió una y otra vez dentro de su cabeza, procesando la noticia. No lo entendía, a pesar de sí entenderlo. Cuando regresó en sí, ya estaba sentado en el sofá de su casa. Minho le mimaba, a pesar de saber que no le estaba escuchando.

 

-Pastelito...- Minho le arrulló.

 

-Un bebé...- Alcanzó a susurrar. Sabía que podía dar a luz, era algo extraño, pero a la vez simple. Si había mujeres que no podían dar a luz a pesar de la naturaleza misma de una mujer, había una pequeña cantidad de hombres que podían, a pesar de ser hombres.

 

-Tae, mírame.- Le tomó por las manos. -Sé que es una noticia grande, pero...

 

Oh, no. Los ojos de Taemin se llenaron se lágrimas. Minho entró en pánico, no esperaba que el menor se pusiera a llorar, era tan sólo que no lograba comprender toda la bruma que había dentro de la mente del más joven. Taemin lloraba asustado, pensando en todas las cosas que podrían suceder ahora. ¡Ni siquiera habían discutido planes de boda en largo plazo! Mucho menos a corto...¿Cómo hablar entonces de tener hijos? Ya no podrían hacerlo, estaban esperando un bebé.

 

Un bebé...

 

Lloró, ahogando su voz en algo más que llanto. Iba a tener un hijo con Minho. Eso era algo hermoso, tener un hijo con la persona que más amaba. Acarició su vientre, pensando en todo el tiempo que había estado ahí, escondiéndose de ambos. Estaba seguro que iba a ser un bebé travieso.

 

-Pastelito...- Le llamó el mayor.

 

Minho se había ido corriendo, y ahora le llamaba con ese apodo tal dulce que le tenía. Taemin alzó la vista, encontrándose con una rebanada de pastel, adornada con alguna vela que debió sobrar de algún cumpleaños y un trozo de papel escrito con pulcra letra Felicidades.

 

Lloró de nuevo, ya ni siquiera sabía por qué lloraba, y antes de asustar al mayor, le abrazó fervientemente, hasta que ambos terminaron arrodillados en el suelo, sin soltarse. Le besó en las mejillas y por todos lados, terriblemente feliz por el detalle de Minho.

 

-Vamos a tener un bebé.- Susurró con el perfecto tono de voz para dar a entender que serían unos padres sumamente desastrosos. -Tú vas a cuidarlo y sobreprotegerlo, y yo voy a malcriarlo...- Habló con los ojos cerrados contra el cuello de Minho. -Pero, lo vamos a amar demasiado.

 

-Ese bebé va a ser igual a ti.- Minho se burló. -Pensé que te había caído fatal la noticia.- Limpió las mejillas del chico, liberándolas de las lágrimas.

 

-No.- Negó. -Es que fue muy rápido. Estoy feliz de tener un hijo, y algo asustado...

 

-No lo estés, tú lo dijiste, no debemos estar asustados.- Le besó.

 

-Minho, no...- Le detuvo. -Puedo pasarte el descontrol hormonal con los besos.- Algo que había aprendido cuando se puso a investigar su situación. Las hormonas se pasaban en la saliva, provocando que las parejas en un embarazo por ambas partes sientan náuseas, antojos, incluso cambios de humor. -Es suficiente con mis enojos repentinos...

 

-Vale la pena besarte.- Sonrió, pegando sus labios a los contrarios. -Supongo que ahora no podré negarte ninguna rebanada de pastel. Ni nada que se te antoje...

 

Aún no empezaba el trimestre de los antojos, pero Minho sabía que no le negaría nada. El menor sonrió, tomando al fin esa rebanada de pastel que le esperaba. Cortó un trozo y obligó al mayor a comerla. Ambos sabían que de ahora en adelante, y por un largo tiempo, estarían desayunando rebanadas de pastel.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado, realmente quisiera recibir sus opiniones. 

Espero también leerlos pronto en Ojos Bonitos, hasta entonces, ¡Besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).