Desde hace mucho tiempo, mi aldea ha vivido con miedo, miedo de una criatura que aparece cada luna llena, y que acecha a todos, causandoles temor de lo que les podría suceder a ellos, o -peor aún- a sus hijos.
Mis padres -Claudia y John Stilinski-, son muy estrictos con respecto a las reglas, tengo que seguirlas al pie de la letra cada una para que , según ellos, sobrevivir y no ser asesinado por el Lobo. Y yo, como buen hijo, les hacía caso siempre.... o bueno, casi siempre.
--Hey, Stiles. Ven, vamos a jugar.- Dijo mi mejor amigo Scott tendiendome su mano, es un buen chico, pero es un poco torpe.
Stiles Stilinski. Ese no es mi verdadero nombre, pero como nadie lo sabe pronunciar, todos me dicen Stiles.
Voltee a todos lados verificando que no hubiera nadie alrededor y, confirmando no había nadie, tome su mano y salimos corriendo.
Mi amigo Scott y yo, siempre jugábamos a escondidas de todos los demás de la aldea, Sabíamos que si nos descubrían, pudiera que pensaran que alguno de nosotros era el Lobo, aunque era imposible dado a que solo teníamos 8 años, así eran los aldeanos de absurdos y ridículos. En opinión personal, creo que el miedo que tiene toda esta gente, los mantiene cegados y quieren hacer y creer de todo para mantenerse seguros.
Cuando estábamos lo suficientemente alejados de la aldea, empezamos a armar una pequeña trampa simple para atrapar a un animal pequeño. Cuando estuvo lista, nos alejamos un poco, no tanto para saber en que momento jalar la cuerda y atrapar al animalito. La espera no fue mucha, ya que a los pocos minutos un pequeño conejo blanco se fue acercando donde la trampa y, cuando estuvo debajo de esta, jalé la cuerda atada al palo que sostenía la trampa y el conejo quedo atrapado.
Lo saqué cuidadosamente de la trampa, cuidando de que no se escapara y saliera corriendo. No había sido difícil.
--Hey, Scott- Estaba a punto de preguntarle a mi amigo qué haríamos con el conejo, pero él me interrumpió dándome un cuchillo que sacó de no se dónde--¿Qué? No lo haré. Hazlo tú.-Dije, empujando al conejo hacía él para que lo tomara.
--Stiles-Dijo.--Tienes que hacerlo tú.
--¿Porqué yo?- Pregunté, mirándolo a los ojos.--No lo haré.
Pero entonces, todo pasó muy rápido. El cuchillo, el conejo, la sangre.
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Desde hace mucho tiempo, mi aldea ha vivido con miedo, miedo de una criatura que aparece cada luna llena, y que acecha a todos, causandoles temor de lo que les podría suceder a ellos, o -peor aún- a sus hijos.
Mis padres -Claudia y John Stilinski-, son muy estrictos con respecto a las reglas, tengo que seguirlas al pie de la letra cada una para que , según ellos, sobrevivir y no ser asesinado por el Lobo. Y yo, como buen hijo, les hacía caso siempre.... o bueno, casi siempre.
--Hey, Stiles. Ven, vamos a jugar.- Dijo mi mejor amigo Scott tendiendome su mano, es un buen chico, pero es un poco torpe.
Stiles Stilinski. Ese no es mi verdadero nombre, pero como nadie lo sabe pronunciar, todos me dicen Stiles.
Voltee a todos lados verificando que no hubiera nadie alrededor y, confirmando no había nadie, tome su mano y salimos corriendo.
Mi amigo Scott y yo, siempre jugábamos a escondidas de todos los demás de la aldea, Sabíamos que si nos descubrían, pudiera que pensaran que alguno de nosotros era el Lobo, aunque era imposible dado a que solo teníamos 8 años, así eran los aldeanos de absurdos y ridículos. En opinión personal, creo que el miedo que tiene toda esta gente, los mantiene cegados y quieren hacer y creer de todo para mantenerse seguros.
Cuando estábamos lo suficientemente alejados de la aldea, empezamos a armar una pequeña trampa simple para atrapar a un animal pequeño. Cuando estuvo lista, nos alejamos un poco, no tanto para saber en que momento jalar la cuerda y atrapar al animalito. La espera no fue mucha, ya que a los pocos minutos un pequeño conejo blanco se fue acercando donde la trampa y, cuando estuvo debajo de esta, jalé la cuerda atada al palo que sostenía la trampa y el conejo quedo atrapado.
Lo saqué cuidadosamente de la trampa, cuidando de que no se escapara y saliera corriendo. No había sido difícil.
--Hey, Scott- Estaba a punto de preguntarle a mi amigo qué haríamos con el conejo, pero él me interrumpió dándome un cuchillo que sacó de no se dónde--¿Qué? No lo haré. Hazlo tú.-Dije, empujando al conejo hacía él para que lo tomara.
--Stiles-Dijo.--Tienes que hacerlo tú.
--¿Porqué yo?- Pregunté, mirándolo a los ojos.--No lo haré.
Pero entonces, todo pasó muy rápido. El cuchillo, el conejo, la sangre.