Nunca podré reunirte íntegramente,
juntar, pegar, articular como corresponde
Rebuznos de mula, gruñidos de cerdo, obscenos graznidos
provienen de tus grandes labios.
Peor que en un corral. (Coloso-by Sylvia Plath)
Mi sonrisa se perdió en la penumbra pero la desilusión no logró tumbarme totalmente.
Las manos me tiemblan, tengo los ojos hinchados, mi cabeza pende del sofá marfil, el cuello que la sostiene no parece carne, mas bien un delgado hilo rosáceo que se tambalea de un lado a otro.
Mis piernas abiertas, con el vestido negro entre ellas, como si aún fuera una niña, en una hazaña infantil, tacones altos.
La manicure francesa está totalmente arruinada, y podría jurar que tengo los restos de esmalte blanco entre los dientes aún. Es una pena, me costó demasiado.
No puedo dejar de moverme de un lado a otro, el teléfono me parece más distante de lo que es siempre…ya nisiquiera se porqué esperar tanto, siempre es lo mismo, no vendrás.
Nunca lo haces, y no necesito una bola de cristal, un libro de autoayuda o estúpidas sesiones en pareja para saberlo….¡Sé que estás con esa zorra!....¡siempre está con ella!...¿acaso yo no soy lo suficientemente buena?...
Parece que no.
¡estoy harta de que te meta esas absurdas ideas en la cabeza!...quiere alejarte de mí…¿acaso no puedes notarlo?...¡Solo quiere hacernos daño!...
¡Maldita sea!, no soy una jodida adicta a la heroína, sin un centavo y con los brazos destrozados por las agujas…entonces, ¿porqué te alejas de mí como si estuviera leprosa?
No vendrás. Como sea, será mejor que tire nuestra cena romántica a la basura, o se la dé a los perros. De todas formas, no soy buena cocinera. Las velas ya se consumieron y la música suave comienza a marearme.
A veces pienso que debí hacerte caso, que debí cortar de raíz esto cuando aún podía. No estaría aquí, arrodillada en la cocina, acurrucada como un vagabundo, el maquillaje corrido, el vestido en retazos producto de mi furia, las palmas maltratadas por mis uñas que ya no son hermosas. Los azulejos me devuelven una imagen que no quiero ver, una yo, derrotada, hundida, perdida, desengañada.
Pero no puedo, te quiero demasiado…tú hiciste que te quisiera demasiado. Debo parecer una completa idiota, llorando aquí como siempre, después de que prometí no volver a hacerlo, no dejar que la debilidad me venciera y que tu indiferencia me apuñalara.
¿Te gusta verme sufrir?...¿te agrada saber que me masturbo pensando en ti?...¿que lloro y me retuerzo de celos cuando te veo con ella?....¿que las e seguido sin descanso en cada una de sus citas, o más bien sus ‘’reuniones de trabajo’’?
Ella habla como si te conociera desde siempre…yo te conozco toda la vida…¡toda una vida!...
Se de memoria que hablas más de seis idiomas, que odias que te despierten antes o después de hora, que los gatos te asustan, que odias que llore (y no precisamente porque te importe, más bien porque no soportas mis incesantes chillidos)….y que te encanta su perfume…la forma en que camina…lo inteligente que luce cuando habla…y su tono de voz.
Y ¿sabes como se todo eso?....¡Porque no dejas de recalcármelo todo el día!...
La puerta se abre y me distrae, trato de arreglar con los dedos mi cabello revuelto, y de secarme con el vestido las lágrimas, notando así que la mayoría de mi maquillaje se ha corrido inevitablemente, debo verme horrible. Deshecha.
Ah….eres tú, y a juzgar por la mueca de molestia en tu rostro, y los lentes puestos, no estás de humor, olvidaste nuestra cena…me olvidaste….
-¿Sigues despierta?....
-No…soy solo una ilusión- te respondo con sarcasmo venenoso, clavando mis ojos en los tuyos, demostrándote que estoy molesta, que me decepciona que seas de esta forma conmigo….
No me miras, dejas tu portafolio a un lado….te ves tan hermosa con ese traje sastre escotado y oscuro que contrasta con tu piel, pálida a diferencia de la mía, pasas por mi lado, como si estuvieras sola en la sala y te quitas los anteojos.
-¿Por qué?....
El silencio me responde.
-¿Por qué…no…me hablas?...-volteo lentamente, y choco con tu espalda, con tu cabello rubio sujeto en una coleta alta.
-Eres una ilusión…-una risa burlona escapa de tus labios, que estoy segura, están curvados en una sonrisa irónica- parecería una loca si hablo con una ilusión…
Siempre contraatacas, siempre tienes algo hiriente que contestar, algo con que minimizarme, recordarme que no gozo de tu inteligencia, de tu ingenio agudo.
-Ah…- no responderé, si lo hago, tal vez iniciemos una discusión, como las que siempre tenemos, donde yo termino por irme a algún hotel, o si tengo suerte, tal vez tu lo hagas.
-¿Mamá llamó?...-retiras la liga que sostiene tu cabello rubio, dejándolo suelto, me permites aspirar tu aroma, y me sonrojo cuando me miras de reojo, advirtiéndome que deje de hacerlo.
-No
Ahora volteas y me dejas contemplar tu rostro fino, tus ojos castaños, la diferencia de altura se hace notoria, parezco una niña frente a ti…¿notaría alguien que solo me llevas tres años? -¿Y Sue?....
No puedo reprimir un bufido…¿acaso en verdad crees que soy tan estúpida?...¿que no sé que estuviste con ella?...me da miedo e impotencia descubrir que me mientes sin alterar un músculo de tu rostro, sin que se note que dices una mentira….cuando yo miento, me descubres, por la forma en que brillan mis ojos, en que mis labios tiemblan.
-No….
-¿Solo sabes decir no?...-preguntas con molestia, cerrando los ojos y apoyándote en la mesa.
-…- Me quedo callada, ¿Qué quieres que diga?...
-Mimi…
Alzo los ojos brillantes, adoro que me llames así…ese sobrenombre me lo pusiste tú, cuando aún no pronunciabas bien las palabras, y jugábamos a que me escondía y tu me encontrabas…¿lo recuerdas?...
-Tú….-se me quiebra la voz- lo olvidaste….
-¿Olvidar que?...-ladeas la cabeza con molestia.
-¡Olvidaste la cena, maldita estúpida!...-estallo, las lágrimas resbalan por mis mejillas, queman- me pasé todo el día cocinando tu estúpida y sofisticada comida francesa, me tiré la mañana entera buscando el vino que tanto te gusta, solo para satisfacer tu falsa y jodida vida de perra empresaria con gustos exquisitos….y lo olvidaste.
No puedo creer que lo haya dicho, no puedo creer que me haya liberado de esta forma, cierro los ojos con temor, lloriqueando, esperando a que me golpees o simplemente te vayas.
No dices nada, miras con indiferencia la pared, aún recargando las manos en la mesa, las manecillas del reloj parecen detenerse, la sala es aún más oscura…puedo escuchar los pasos de los demás inquilinos ahí afuera.
-Tienes que irte….no podemos seguir así.
Ya lo dijiste….no tienes idea de cuanto había esperado por eso….porque te deshicieras de mí.
-Ja…jajajajaja….¿fue ella verdad?....ella te a dicho que somos unas asquerosas rameras sacrílegas e inmundas….por el simple hecho de que nos acostemos…-me alejo de ti, me abrazo a mí misma y doy vueltas sobre mi eje, en medio de la sala, sintiendo tu mirada incrédula y asustada sobre mi cuerpo, piensas que soy una lunática.
-Sue….ella….eres una tonta…-me miras ahora directamente, aprovechando que e dejado de moverme- nosotras no podemos estar juntas…dañaríamos a todos los que nos quieren…
-Yo te quiero….¿a mí si puedes dañarme?...
-¿Por qué tienes que hacer esto tan difícil?...entiéndelo…¡no podemos!....
-¡Claro que podemos!...¡Siempre hemos podido!...¿que han sido estos 13 años sino?....-siento mi cuerpo frío, es como si me estuvieras apuñalando, y dejándome sangrar a mi suerte.
-Es mejor que me vaya…y no me busques…- te alejas de la mesa para acercarte a pasos rápidos a la puerta, lo que tanto esperé, lo que tanto temí, lo que soñé entre sollozos y sudor frío está pasando. Vas a abandonarme.
-No…-me arrastro por el piso y tomo la manga de tu elegante traje- no me dejes…no puedes…-miras mi rostro lloroso, compungido, transformado en un gesto de pura angustia…-yo…yo te amo…¡te amo!...-grito desesperada- te amo te amo!!!....
-Déjame Mimi…-sacudes tu brazo- ¡suéltame y deja de gritar!....
-¡Te amo!...-me pego a una de tus piernas, abrazándola como si se tratara de tu cuerpo- no te vayas con ella…¡ella no sabe, solo te quiere para sí!...
De un empujón te sueltas de mi agarre y me tumbas en la alfombra, para posicionarte sobre mis caderas y besar mis labios….tu contacto me derrite, me priva, hace que mis sentidos vuelen sin dirección alguna, sin razón….sin pensar.
Quiero ser tuya, quiero que me tomes sin más, sin preocuparte en lo que pensará la gente, como en los viejos tiempos, que tapes con una de tus manos mi boca, para que no nos escuchen, que hundas tu tacto en mi interior hasta hacerme desfallecer de placer, que logres hacerme sentir querida y protegida por ti.
Bajas mis pantaletas hasta mis tobillos, por eso te agrada que use faldas, aunque nunca lo admitas.
Me sonrojo al ver la sonrisa que te produce encontrarlas húmedas, me miras sin enfocar tus ojos en los míos e introduces un par de dedos en mi interior para recostarte en mí suavemente.
Nuestros labios se unen en un beso salvaje, mis piernas rodean tu cintura, toco con una mano uno de mis senos, buscando calmar el ardor que me quema, mientras te mueves bruscamente en mi interior, humedeciéndome aún más y a tu mano también.
Gimo y me retuerzo, escondiendo mi rostro en tu cabello rubio, abriendo las piernas aún más y empujando tu mano intrusa con mi mano desocupada, podría quedarme así para siempre.
-Yo la amo…-susurras roncamente.
Todo se detiene.
Escucho mi propia respiración pesada, la sangre no bombea en mi corazon…que cruje y se rompe como un débil cristal.
-Déjame…
-No…-sigues moviéndote en mi interior, aunque ya no me produces placer, solo un dolor insoportable.
-Detente…
-No…
-Déjame ¡no me toques!...-pataleo y forcejeo contigo, logrando que salgas de mí con violencia y caigas sentada sobre la alfombra, tienes esa mirada….esa mirada de determinación.
-Me voy….-hablas suavemente, mirando con disimulo entre mis piernas abiertas mi intimidad que ha quedado descubierta por debajo de la falda.
-No…-hablo ausente- no te irás…porque…seré yo la que te deje.
Alzas una ceja interrogante, preguntándote supongo, si he perdido la razón.
-No me dejarás tú…lo haré yo…tengo algo de dignidad- prosigo en mi monólogo, subo mi ropa interior y me pongo de pie, caminando hasta a puerta.
No debí entregarte todo…para esperar a que me dejaras sin nada, a que llegaras a creer, gracias a ella, que nuestro amor es sucio. Pero no soportaré que me trates de esta forma, no soportaré que me dejes por otra, no lo merezco, y juro que es la última vez que lloro por ti.
-Yo…te hubiera amado toda mi vida…-abro la puerta con lentitud- adiós…
Pero cuando me necesites, yo ya no estaré aquí, por mas que ruegues, porque se que lo harás, rogarás porque vuelva a tu lado, porque te permita recuperar mi amor.
No lo haré, y no me importa, que seas mi hermana.