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Fuego y Hielo (pausado) por sharedey

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Notas del fanfic:

Hoooola =D 

 

A que no esperaban ver una nueva historia mia ^^U y mas teniendo dos inconclusas :v bueno, yo tampoco lo esperaba, pero esta historia surgio de un sueño que tuve, me gusto la idea y ps aquí estoy n.n espero que lo disfruten :) 

 

 Los personajes son de las clamp, yo solo los tomo prestados para hacerlos sufrir :v 

 

 

 

 

Notas del capitulo:

Bien, aclarare algo que no pude poner en el resumen n,n en esta historía tanto Fye como Yukito son donceles, por lo que es probable que haya Mpreg, nunca he escrito un mpreg y me gustaría experimentar :) 

 

También en el primer capitulo hay lemon ://v y se muestra un Fye mas o menos muy sumiso, esto se arreglara más adelante n.n 

 

Bienbenidos sean a leer :D esta dedicado a ustedes por darle la oportunidad n.n y a ti luan porque se que leeras esto :) en la otra historia no puedo poner un Touya x Yukito con mucho protagonismo :( pero en esta historia son una de las parejas principales n.n 

 

Disfruten =D 

 

Nota: esta historia es mas Hard de lo que acostumbro n///n 

 La sombría noche ocultaba el escape de una cierva del palacio. En sus brazos llevaba a un recién nacido que, para su fortuna o desdicha, era el futuro rey de ese mundo.
 
    A paso apresurado, intentando no ser vista, se adentro en medio del bosque, se cubrió de lodo para ocultar su olor y se subió a un árbol alto para no ser descubierta. Desde ahí contemplaría el ataque a aquel reino vecino y el inicio de una guerra que duraría tres generaciones; como lo vio en su sueño. La guerra solo terminaría cuando encontraran al nieto del bebe que sostenía en brazos. 
 
 No pasó mucho tiempo antes de que todo comenzara. Vio soldados adentrarse al bosque; al parecer habían descubierto el hurto del heredero. Mas su búsqueda que apenas comenzaba se vio interrumpida por la llegada de muchos carruajes. Hombres del reino de fuego que comenzaban a atacar al reino de hielo.
 
En cuestión de segundos todo ardía en llamas. Se escuchaba el lamento y gritos de miles de personas, incluidas mujeres y niños, mientras las llamas rojas destruían sus hogares. Era el comienzo de la profecía, en ese momento iniciaba todo. Sostuvo al bebé en sus brazos firmemente y huyo del lugar adentrándose en el bosque sin rumbo conocido.
 
 
90 años después
 
 Practicaba con su arco y flecha, quería mostrar a su tío que podía ser un digno heredero, que no importaban las leyes de la sociedad, él podría comandar las tropas de sus tierras y ganar esta guerra con la ayuda de Touya, quería demostrar que no hacía falta ninguna alianza, que no era necesaria ninguna unión obligatoria. 
 
— ¡Yukito!...- escuchó de pronto la voz de una joven; se trataba de Sakura, la hija menor de su tío— hoy vendrá— continuó la menor con el rostro decaído. 
 
— ¿Quién?...- preguntó aún sin entender. 
 
— la futura prometida de mi hermano.
 
 Al escuchar eso, el peli plata dejo caer su arco y flecha ¿Touya se casaría hoy? No podía evitar que esa noticia le cayera como agua fría, y sin embargo tampoco podía hacer nada al respecto— ¿vas a permitir que se case?— preguntó la menor al ver que el más alto no le respondió
 
—No es decisión mía y no puedo hacer nada para impedirlo...— respondió al momento alzar su arco y preparar su tiro— si es una decisión tomada yo no la puedo cambiar— continuó al instante de lanzar su flecha y dar justo en el blanco. 
 
  La verdad lo que menos quería era que se efectuara esa unión. Había hecho tanto para impedirlo… pero todos sus esfuerzos fueron en vano. Vivían en tiempos de guerra, y en tiempos como este los sentimientos salían sobrando, eso lo entendía muy bien, pero su corazón aún se estaba negando.
 
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 La ceremonia pronto daría inició para el recibimiento del rey de Nihon. Las mucamas corrían de un lado a otro preparando todo lo necesario para que todo saliera perfecto.
 
 En una de las muchas habitaciones se encontraba el rey del país de Celes: Ashura, quien conversaba con la única persona que podría lograr la alianza con el hombre que hoy tendrían como invitado. 
 
— No lo haré...— afirmaba un joven rubio, de ojos azules y piel blanca, al otro de cabellera negra y ojos miel
 
— si él te pide, por supuesto que lo harás...— fue la firme respuesta del mayor, para luego levantarse y ponerse justo al frente del mas bajo— recuerda que tienes una deuda conmigo y con este reino, y llegó el momento de que la pagues— continuó al tiempo de quitarle la bata que llevaba puesto— eres perfecto, serás digno de él...- su voz sonaba calmada y segura de lo que decía, mientras con los dedos recorría gran parte de aquella piel desnuda. 
 
  El rubio por su lado, ante las últimas palabras de su rey, bajó la mirada entristecido, ¿digno de él? Acaso, ¿no lo consideraba más que una prenda? Sabía que tenía una deuda, pero jamás imaginó que tendría que pagarla de este modo— ¡¡Soe!!...— gritó de nueva cuenta el ojimiel llamando a una mujer albina.
 
— diga mi señor.
 
— Quiero que lo bañe y lo vista con las mejores prendas...— ordenó, por lo que la joven obedeció de inmediato, llevándose a un desconcertado ojiazul.
 
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  Cabalgaba en su caballo, acompañado de su hermana menor y toda su tropa. Si todo salía bien con el país de Clow y el país de Celes; hoy mismo tendría como aliados a los reinos más fuertes de ese mundo. Y si eso pasaba, estaría un paso más cerca de vencer a la nación del Hielo y al fin ganar esta guerra.
 
 
 Llegó a su primera parada: Celes. En ese reino se encontraba Ashura, el hombre con el que compartía los mismos intereses. Sabía que él deseaba ejecutar este pacto tanto como él, y la mejor opción para unir a ambos bandos, era esposándose con quien tuviera la posición para hacerlo.
 
 Se preguntaba cómo sería ella o él, si sería de su gusto o no. Incluso cuando eso no importaba ya que, cualquiera que fuera el panorama que viera aquel día, tendría que esposarse con dicha persona, no había opciones.
 
  Las grandes puertas se abrieron permitiendo su entrada, las decoraciones eran dignas para él señor de Nihon, considerado el hombre con más posibilidades de conseguir la proeza por la cual se llevaba a cabo esta guerra.
 
Pronto las mucamas extendieron largas alfombras para el paso del caballo del rey invitado, por lo que este camino por ellas con su porte gallardo.
 
....
 
— te vez perfecto...— hablaba el rey de Celes observando a la figura delante suyo. Ambos se encontraban en una de las habitaciones del palacio— si no tuviéramos la necesidad de esta unión, sin duda sería yo quien te esposará.
 
 Ante tales palabras el joven de ojos azules permaneció en silencio, mientras se observaba por el espejo. Aquella túnica larga de color azul claro con bordados de hilos de oro, sin duda resaltaban su imagen; sin embargo el verse vestido así no lo hacía feliz.
 
  Hoy sería forzado a entregarse a una persona que ni siquiera conocía, y lo peor aún, sería entregado por la persona que era dueña de sus sentimientos, ¿podría tener un peor destino? 
 
— Mi señor...— se escuchó la voz de una mucama entrando de improvisto a la habitación— el señor de Nihon a llegado— concluyó rápidamente logrando la plena atención del líder de Celes. 
 
— Enseguida bajamos...— respondió para dirigir su vista en dirección al rubio— llegó el momento— dijo simplemente para luego dar media vuelta y dirigirse a la salida, esperando que el más bajo lo siguiera.
 
 Fye contempló con nostalgia su imagen una vez más. No había salida, su sentencia estaba marcada.
 
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 Las trompetas anunciaban el encuentro de ambas figuras majestuosas. El líder de celes hizo la reverencia en señal de respeto, mientras el joven rubio de su lado lo hacía también; el invitado no pudo evitar dirigir la vista hacía esta segunda persona. Sin duda aceptaría la alianza de la mejor manera que pudo imaginar. 
 
— ¿Es él?...- preguntó para estar seguro, por lo que el ojimiel afirmó.
 
— a si es, su nombre es Fye...— lo presentó. 
 
  El rubio levantó la mirada luego de oír su nombre, quería saber el aspecto de la persona con la cual se vería obligada a permanecer el resto de sus días. Lo que vio fue a un hombre de un cuerpo bien formado, piel morena, cabellos negros y lo que más resaltaba en él, unos peculiares ojos rojos.
 
— Mi nombre es Kurogane...— lo escuchó presentarse. Por lo que hizo una reverencia en señal de respeto.
 
— El mío, como ya lo escuchó, es Fye...— se presentó nuevamente. 
 
  El hombre del caballo miró con deleite a su ahora pareja, ya que no hacía falta ninguna boda, con la posición que tenía, y por los tiempos en los que estaban, podía reclamarlo como suyo en ese mismo momento.
 
— El trato esta hecho, me lo llevare ahora mismo...— afirmó el de ojos rojos, antes de ordenar a uno de sus hombres ayudar a subir al chico ojiazul al caballo que él montaba.   
 
 El más bajo sintió temor por unos momentos, pero esta era la manera que él tenía que pagar por los cuidados brindados por el país de Celes hasta ahora, con esto su deuda estaba saldada.
 
— ¿se irá tan pronto?...— preguntó el líder de Celes, al ser consciente de lo corto de aquella visita.
 
— debo dirigirme a Clow para ampliar nuestras fuerzas, mientras más aliados tengamos, mayores serán las posibilidades de obtener la victoria— respondió calmadamente, mientras el rey anfitrión lo observaba con ciertas inquietudes— no crea que se me ha olvidado— continuó al percibir aquellas dudas. Sacó un pergamino del lugar de su pecho y se lo extendió— aquí está el acuerdo firmado, revíselo si tiene dudas, volveré para arreglar lo pendiente— y con lo último se marchó, llevándose con él al chico ojiazul y dejando a un ojimiel algo nostálgico
 
  La verdad hubiera preferido que las cosas salieran de un modo diferente. Cuando encontró a aquella criatura, jamás imaginó que llegaría el día en el que tendría que entregarlo de ese modo. Pero era él rey, y los intereses de su pueblo estaban por encima de sus propios intereses, incluso de sus propios sentimientos.
 
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— ¿te casarás?...- preguntaba un peli plata a un chico castaño de piel bronceada y ojos marrones. Ambos se encontraban en la parte trasera de un palacio.
 
— no tengo opción, lograr ese pacto es la mejor elección para el país de Clow. Nihon tiene aliados muy fuertes, y si yo me uno con la princesa estaremos más cerca de conseguir la victoria…— respondió calmadamente. Por lo que el más bajo entristeció.
 
— ¿y qué hay de nosotros?...— preguntó en tono inseguro.
 
— cuando esto termine yo buscare la manera de romper mi compromiso. Solo te pido que me esperes hasta entonces.
 
 Al escucharlo, el menor no supo definir lo que en ese momento sentía, algo parecido a la rabia y la impotencia, quería salir corriendo, pero su cuerpo no le respondía 
 
— ¿quieres acabar con una guerra que perdura ya casi un siglo? Y más aún ¿esperas que te espere?...— esa pregunta impresionó un poco al mayor. Sabía que para el otro sería difícil de comprender.
 
— por el momento no tengo no tengo otro plan...— dijo para luego tomarlo de los hombros— ten fe, esto terminará pronto— y con lo último acerco sus labios y lo besó. Al menos ese acto les demostraba a ambos que, aun en la distancia, seguirían juntos.
 
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 Habían parado su viaje en unas pequeñas montañas solitarias cerca del país de Clow. Los miembros de las tropas tomaban unos tragos mientras cuidaban a la princesa en ausencia del rey. Mientras tanto el rey de Nihon disfrutaba de su ahora compañero de vida.
 
 Besaba sus labios desenfrenadamente y subía la túnica a la cintura del menor, al tiempo que bajaba su ropa interior. El rubio se encontraba algo asustado ante tal acto, pero en estas circunstancias no tenía más opción que cooperar.
 
 El moreno recorría su cuerpo con fiereza inspeccionando cada rincón. De ningún modo podía esperar, no había la necesidad y ese chico lo había encendido desde el mismo instante en que lo vio. Lo puso en cuatro sobre las rocas y comenzó con la penetración casi al instante, mientras el rubio soltaba quejidos de dolor.
 
 Las embestidas eran fuertes, rudas, demasiado dolorosas, y más aún siendo esta su primera vez. El hombre que ahora lo estaba poseyendo ni siquiera lo había preparado y se movía de un modo muy salvaje.
 
 Ya había escuchado algunos rumores sobre los hombres de Nihon; decían que eran algo crueles en las peleas, que no tenían compasión por sus adversarios. Pero no imagino que lo  eran también a la hora del sexo; él nunca imagino tener su primera vez bajo la luz del sol, y menos sobre unas rocas con un completo desconocido.
 
 Las lágrimas amenazaban con salir, en verdad era doloroso, no lo disfrutaba y soltaba gritos de dolor más que de placer, sus piernas empezaban a temblar mientras las tenía apoyadas en el suelo, lo mismo pasaba con sus manos, y las embestidas no cesaban, al contrario, eran cada vez más rudas.
 
 El tiempo pareció detenerse en aquel momento, y su orgullo se vio arruinado de un modo que jamás imaginó. El mayor continuaba moviéndose, su cuerpo podía intuir que ya pronto terminaría, y no paso mucho antes de que eso sucediera. Salió de su interior y el cayo rendido ante aquel acto.
 
 El rey en seguida se puso a arreglar sus prendas, mientras él más bajo trataba de hacer lo mismo con su propia ropa. Sus manos, su cuerpo, todo estaba con un leve temblor, y lo peor aún, dolía pensar que esto a penas fuera el comienzo 
 
 
 
 

 

Notas finales:

Bien, hasta aquí por hoy; espero que esta historia este siendo de su agrado n.n cualquier duda no duden en preguntar :) 


Traere la continuacion lo antes posible n.n cuidence mucho por favor. Hasta pronto ^_^ 


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