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¿El amor no lastima? 1 por shi san

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Notas del fanfic:

     Este Fic en verdad me tomo tiempo realizarlo de lleno en el 2011, pero me siento orgullosa de haberlo escrito (aunque con errores ortográficos y de narrativa mas sin embargo lo estoy editando y re-biendolo), es demasiado lindo aunque bueno su final quedara en interrogantes para muchos. Me dedique a escribirlo de raíz cuando me apareció en la cabeza esa imagen donde Andy y Miserere estaban en el Boulevard, bajo a aquellas matas de Araguaney mientras sus flores amarillas caían dócilmente, fue algo que me pareció hermoso y yo misma fui amoldándolo, debo reconocer que me estanque en un capitulo donde Andy y Miserere se reconciliaban, como dijo mi profesor tan querido, que me dio un taller de escritura creativa deje que se cocinara bien mis ideas en mi cabeza. En cuanto a la historia de Amiel, Emiliano y Franchesco pues eso si resulto de algo que yo viví y me mantuve siempre en plano de tercera persona, es difícil de explicar pero la idea principal de ese “triangulo” si fue algo un poco venido de un realidad la cual transforme totalmente a la hora de captarlo en la escritura… 

 

 

 

      Algo curioso seria que el blackberry de Andy cambio a un Android, porque recuerden este dato... HAY SEGUNDA PARTE! YES!!!

Notas del capitulo:

Dale una oportunidad al fic, de verdad que te puede gustar!

     Estaba curándome la pequeña fisura que dolía en mi labio inferior...

 

     Sí le echas sal a la herida esta dolerá, dolerá como nunca y hasta lágrimas saladas te saldrán pero sí le sigues echando sal a la misma herida el dolor se irá aplacando ya no lo sentirás como antes. Después no te importara sentir ese insignificante “dolor” de la sal a la herida.

 

     ¿Ocurrirá lo mismo con el amor?

-Azul…

 

 

     Una vez estuve dentro de un cuarto blanco bordado con almohadones en las paredes, para que no “te dañes” según expertos mas solo soporte allí un par de meses que fueron tan desquiciantes, tan solitarios como deplorables. En ese entonces entre de lleno en la empresa de la familia. Mi abuela, es esa señora rubia prepotente, elegante que parece venida desde el mismísimo inframundo es quien quiere siempre mandarme. Pero no hace mucho decidí retirarme de la “familia” y hacer lo que en realidad se me venga en gana…

 

     Modelar.

    

     Soy Andy y tengo 28 años, justo ahora estoy frente a un bote de basura de madera oscura en un parque en sí es el principal parque de recreación de la ciudad.

 

     Mientras pasan los segundos los rubios y platinados mechones con puntas oscuras de Andy juegan con sus mejillas de tez perlada. Cierra sus ojos cenizas para rápidamente abrirlos, se voltea apresuradamente viendo en su muñeca derecha la hora en su reloj rojo cereza Italiano, ya son las ocho con treinta y cuatro de la mañana.

 

     Yo realmente estaba desesperado, pienso en que ya he estado trabajando de modelo para la “Corporación Klaus” durante casi dos años, gracias a eso pronto a pocos minutos veré a Miserere el vocalista de la banda de “Gama 1”.

 

     Los cabellos de Andy le llegaban casi al terminar su cuello, estaba un poco emocionado y no es que fuera fans de la banda pero el otro día había visto un video y le llamo la atención. Por fin en su vida se había encendió un foco de felicidad sin una pizca de hipocresía como ya estaba tan aburridamente acostumbrado.

 

     ¿Serian locuras de él mismo? 

 

Las nueve de la mañana—, Suspiro —Voy a conocer el vocalista de una de las bandas más famosa del país aunque debo comportarme y hacer que si me note, seré su modelo en su video—. Su vista se perdió en el frio suelo de cemento mientras descansaba en aquella banca de madera oscura un poco deteriorada quizás por los años.

 

     Mis pensamientos vagaron y salto Natasha, ella como mi abuela no es una abuela normal.

 

¡Andybel párate erguido! Tal y como el principesco porte de tu legado—…

 

Me enorgulleces tienes la capacidad suficiente de llevar el Vasíliev ya con 15 años tienes a tres importantes aliados—.

 

     La dueña mayor de esos ojos grises y su vestimenta blanca elegante de brazos cruzados me miraba con superioridad y orgullo, ni pensar que tiene un parentesco físico y biológico conmigo.

 

     Me repudia…

    

     Mí “querida” abuela, Natasha.

 

     Noto que en una banca de madera esta la vocalista, que en efecto es un chico de piel acanelada clara y cabello castaño oscuro con corte visual y ojos cafés. Posiblemente tenía unos 20 cm menos de altura que yo, mido 1 85 cm. El chico tiene una camisa manga corta blanca muy suelta con unos pantalones negros ajustados junto con unos Vans rojos. Sus cabellos estaban algo alborotados pero sus gafas oscuras redondas lo hacían ver como el ser más indefenso para proteger del mundo, respire muy profundo como si de ello dependiera mi vida decidiendo ir hacia él, no sin antes acomodar mi suéter gris cuello “V” que cuando me paraba correctamente hacía ver mi ombligo a pesar de ser tan holgada la prenda. Me ajuste los blue jeans oscuros y revolví mis cabellos.

 

     Me le acerque quedando frente a él, sorprendiéndome mucho ya que le veía en persona por primera vez. No pude evitar nerviosismo así que introduje mis manos en los bolsillos traseros para después sacar la mano derecha en modo de saludo dibujando una sonrisa, peculiarmente por parte del castaño se podía apreciar como si estuviera algo atónito con mi  presencia frente suyo.

 

     ¿Sería que no le agradaba?

 

     Pero en un momento el chico sorprendido se quito sus gafas, arrugando y moviendo de un lado al otro su rostro que se le se torno carmín ligero, no comprendía pero su mueca hacia resaltar su nariz en forma de tobogán, sin embargo como siempre, llego un estorbo…

   

     El bajista Saíto un chico alto, cabellos cortos alaciados negros cual alas de un cuervo y de tez blanca, se acerco hacia el otro lado de la banca con su camisa negra, black jeans y botas gruesas, eso no inspiraba la mejor de las apariencias.   

 

     Al mirar al pelinegro supe que no compaginaba conmigo, llegue a pensar que era genial como bajista de una banda, en fin yo estaba interesado en Miserere no en él.

 

     El aire del alrededor nos daba a todos hablamos mucho acerca de cómo quería Miserere el video, mientras yo le prestaba mucha atención ya que a mi lado estaba sentado el vocalista a pesar del cuervo a su lado.

 

 —Sí, eso es lo que quiero. Un ambiente lleno de esas flores amarillas cayendo yo con un suéter rosa con rayas verticales negras, lo importante es que se te vea una expresión melancólica y mucho delineador y lápiz de ojos… bueno creo que es todo así que

 

     Antes de terminar sus palabras lo ataje y le guiño el ojo, pude ver claramente como Saíto alzaba una ceja con expresión de fastidio, acción que no impidió para nada ejecutar mi intención.

 

Entendí todo pero ¿porqué no comemos un helado? ¡yo invito!— Miserere se asombro un poco. Ese gesto de conejo asustado le quedaba misteriosamente perfecto ante mis ojos.

 

Si está bien

 

      Tartamudeando un poco el vocalista se quedaba algo hipnotizado por los ojos cenizas del rubio mayor, no podía evitar ser víctima de su mismo rubor natural, lo cual era luz verde para Andy y eso hacía que él quisiera seguir jugando con ese chico.

 

Es mejor que comamos el helado aquí… de hecho allí está un carrito de helado — Saíto se levanto y con actitud molesta lo sugirió.

 

     Subió su dedo índice indicando el camino de césped y piedras lisas tras el árbol de cerezas al decir esto, Miserere se levanto cerro sus ojos trazando una sonrisa infantil en su boca dejándose brillar por los rayos del tropical sol de la mañana y comenzó a dar pequeños saltos de felicidad cantando.

 

 —Helado, helado, helado

 

     Mire con desafío al bajista, pero rápidamente cambie mi gesto de jactancia por una risa también infantil preguntándoles sobre el sabor de nieve que querían, Miserere salto y respondió ­con tono alto y feliz…

 

 ­­­—¡Chocolate!

 

     Mientras que Saíto señalo que quería lo mismo que el vocalista y sin más me contagie de los gestos del vocalista saltarín,  alce mi mano dejando mostrar mi ombligo gritando también…

 

 —¡ Y yo uno de fresa! —

 

     Al comprar los helados nos sentamos los tres en el banco anterior.

 

Cuéntame Miserere, qué te gusta hacer o no se algún hobby tuyo…

 

     Incline mi cabeza mirándolo fijamente, con una mirada un tanto indiferente creo que era como una táctica mía, lo cual al parecer funcionó porque su rubor se hizo presente, disimuladamente centro su mirada en su cono de helado que goteaba un poco, lo sostenía con algo de fuerza con ambas manos, tal parecía que tenía miedo de que se le caerá.

 

Yo, me gusta leer, dibujar y el chocolate— Lo dijo pausadamente trazando una risita nerviosa sin dejar de mirar el helado.

 

     Al percibir que ya eran muchas gotas que manchaban sus manos se apresuro a terminarlo lamiendo su dedo índice y pulgar para mí era un acto de invitación sexual.

 

Cuando llamaron de la compañía nos dijeron que el modelo era un fan de Gama 1, pensé que eras un poco más ¿Fan? ò espera ¿Mentiste para que te dieran el trabajo?— Su indiferencia y su chocancia me reventaban, que tipo más insolente, nadie en su sano juicio me hablaría así.

 

Me encanta Gama 1, de hecho mi amor platónico es su vocalista — Mi arrogancia creo que no cesaba, pensaba idealizar una personalidad un poco más llevadera pero no lo logre.

 

     Logré observar como Miserere me miraba extraño aunque con un ligero tono frambuesa en sus mejillas.

 

Que bien…un fan que no grita, que no pide autógrafos, ojalá todos fueran así ¿No lo crees también Miserere?— Miro al castaño y le dio una tranquila sonrisa, este solo lo miro algo confundido.

 

      No me gustaba esa manera suya de tratar a Miserere.

 

     Repentinamente Saíto curva una ceja, se levantó y arrojo casi todo el helado a la basura haciendo una mueca feroz con su boca para darle  un beso en la mejilla  al de cabellos castaño.

 

¡Odio los helados!— Lo cual dijo en un tono inerte, retirándose.

 

      Miserere bajo la mirada y se disculpo conmigo, la pregunta era ¿Por qué se disculpaba conmigo?

 

Disculpa, Saíto es un poco odioso a veces ¡Pero es una muy buena persona!— Se preocupó el muchacho.

 

     Me apresure a negociar sesgadamente con el muchacho avergonzado, algo me inquietaba y definitivamente para inquietarme algo tenía que ser algo importante.

 

Yo no te disculpo— Suspire cerrando mis ojos.

 

     El castaño me quedo mirando con un poco de temor como si el aceptar mi disculpa fuera muy significativo para él.

 

No me mires así. Solo te “disculpo” si me aceptas una salida al cine, eres mi vocalista favorito si me dices que no, seré un fan desilusionado—  Le sonreí cálidamente, justo en ese momento sentí un fuerte latido ¿mutuo? ¿Cómo podía sentir esas cosas? No es porque soy homofóbico, de hecho me da igual lo que la gente haga o deje de hacer con sus “gustos”.

 

¡No me espantes! Yo creo que está bien, acepto tu salida— Suspiro él.

 

     Besarlo…besarlo de una manera francesa, fue lo que se me ocurrió.

 

     ¡Esperen un momento!

 

     ¿Cómo que besarlo? ¿Beso francés? lleve mi mano derecha a mi cabeza apoyando el brazo en la banca mirándolo apático y guardando toda mi sorpresa o ¿emociones? Como lo sabía hacer. Eso de “amor platónico” solo era para ganarle al pesado del bajista en fin; mi pequeña obsesión ahora era conocer a la banda, sobre todo a Miserere. Conversamos, ni tanto ni poco pero definitivamente no me basto.

 

     A los instantes se despidió de mi con un “Me tengo que ir”… quise retenerle, pero yo no era de ese tipo de personas, creo que todo pasara pronto así como el viento hacia que varios de mis mechones de cabellos bailaran a su son, sin mi permiso.

.

.

.

 

     Corre por allí un niño gordito achinado, por allá había un hombre de suéter fucsia sin nada de cabello gritando: —¡Ya basta!— junto con una que otra persona más paseando tranquilamente. El boulevard principal de la ciudad en un día domingo por la mañana puede ser un tanto solitario pero no le quita lo enfático, con el césped y el pavimento que parecen alfombrado amarillo por miles y miles de flores del araguaney que caen, cuando entra abril en Anaco, la ciudad se viste de amarillo, todo parece un otoño súper colorido, siendo época de sequía con ráfagas de vientos fríos.

 

     Esperar a Miserere, eso le tiene algo ansioso al modelo, desde la última vez que se vieron de una película e intercambio de redes sociales no pasaron, en fin ¿A dónde pasarían? Eso quería descubrirlo Andy.

 

¡Andy que haces aquí!!!—  Se escucho un grito muy cerca de mi oído que no había sentido.

 

¡Rayos! me asustaste…

 

     Me dejo un tanto aturdido sin duda ahora Miserere con su camisa tres cuartas blanca me miraba algo avergonzado, tenía que cambiar mi expresión de molestia fría.

 

No te preocupes es que estaba pensando en mi trabajo jejeje-— Forcé mi sonrisa.

 

     Miserere inclino su cabeza a un lado como tratando de apaciguar su vergüenza haciendo que sus mechones castaños oscuros se movieran y cayeran sobre su cuello, sutilmente eso lo pude observar.

 

Si, como quedamos en desayunar hoy pues, ya estamos aquí vamos a “The Little cow”— Alzo su brazo izquierdo y dibujo una expresión algo decidida, como si el desayunar en este momento fuera algo muy importante.

 

     Me reí, él a veces puede hablar de una manera seria en sí siendo tan gracioso e inocente.

 

—¿Qué dije?— Me le acerque y pase mi mano por sus cabellos, los cuales revolví para amortiguar mis ganas.

 

     De besarlo…

 

Nada Miser, vamos a la cow— Si, ya le tenía sobrenombre o diminutivo, yo no soy hombre de andar “sobrenombreando” tan cálidamente a alguien más y menos a otro chico.

 

¡Hey! No es “cow” es “The Little cow”— Hizo un puchero y justo pase mi brazo por su cuello, notando que es mucho más bajo que yo y lo apegue un poco a mí.

 

Sí, sí como se llame

 

      Movió su cabeza de un lado a otro. Si, no tengo más remedio, ya creo que con solo hablarle me cautiva más.

 

 

     Sí, me divierto con él.

 

      Con Andy, a pesar que tiene ese semblante serio y a veces parece muy amigable, un tanto.

 

     Atractivo…

 

     Ahora cruzamos la calle de este Boulevard amarillo con toque de otoño a lo primavera. Resulta claro que su mano en mi hombro me pone muy nervioso, demasiado nervioso pero a la vez muy feliz. No quiero que me suelte, por otro lado, él es modelo y eso no quiere decir que sus inclinaciones hacia las chicas disminuyan y mucho menos por mí.

 

     “The Little cow”, siempre me ha parecido un lugar cálido, estilo finca o casa de campo. Está en una de las esquinas antes de terminar el largo boulevard.

 

     El lugar tiene dos enormes ventanales en las dos paredes de la esquina con sus toldos de rayas blancas y negras. Desde afuera se nota la gran barra de madera clara brillante con sus largas sillas con cojines blancos de manchas negras y las mesas redondas de madera con manteles a cuadros. Se siente y se huele la carne en las parrillas junto con las ricas empanadas y pastelitos en formas de medias lunas, yummi… decidimos sentarnos en la mesa que daba vista al frente del alfombrado amarillo junto con los araguaneyes salteados, aparte de nosotros, solo había una familia de cuatro comiendo muy alegres, eso sin duda me recordaba a mi mamá y mi papá.

 

Buenos días ¿Que pedirán?— Un chico de color muy apuesto, alto de camisa blanca con una Vaquita manchada, nos preguntaba nuestra orden.

 

Mmm… ¿Que vas a pedir Miserere?

 

Un pastelito de queso

 

Ok, entonces a mí lo mismo— Y allí estaba ese semblante en Andy, a pesar de que sus ojos cenizas son claros se vuelven un tanto fríos e indiferentes, jamás llegare a gustarle, él solo me invitara a salir debe ser solo por trabajo.

 

¿De beber?

 

 

    The little cow, así se llamaba este pequeño restaurante donde habíamos quedado para desayunar.

 

     Ese mesonero miraba de forma atrevida a Miserere y él ni parecía estar molesto.

 

Para mí, jugo de naranja ¿Y a ti Andy?

 

Un café negro

 

     El moreno asintió pero miraba a un distraído cantante que posaba su mirada en la camisa del mesonero, eso sacaba de quicio a Andy.

 

¿Por qué no se apresura con las ordenes?— La voz del rubio se pudo apreciar algo molesta como irónica.

 

Oh ¿Pasa algo malo? ¿Te sientes bien?— El vocalista lo miro como si no supiera porque estaba así el muy… mesonero.

 

Eres Miserere, es decir; Miserere ¡Me das tú autógrafo por favor!

 

      Cruce los brazos, ambos se miraron como sorprendidos, como cuando fui a una fiesta de un hijo de mi tío lejano, y los niños sonreían hipnóticamente para que le dieran pastel, por cierto fue la primera y última que fui a una fiesta de cumpleaños infantil.

 

Sí, claro toma— “Miserere” saco un bolígrafo con dibujos de varios cup-cake negros con verdes, firmo una servilleta y se la proveyó a un muy contento chico muy atontado debo añadir.

 

Vaya el servicio de aquí— Comente repelente.

 

Es un autógrafo es decir, yo me moriría si viera a Bill Kaulitz o a Miku y no le pidiera un autógrafo por “mi trabajo”…— Parecía una justificación del castaño.

 

¡Wow! eres genial, ya voy por los pasteles señor, disculpe— Los ojos oscuros y brillantes del chico con su torpe felicidad se notaban y mucho.

 

Andy… no seas tan duro, por mis fans estoy donde estoy no podría actuar mal, eso implicaría también ir contra de mi naturaleza— No le conteste, lo miraba con los brazos cruzados, esperando. Sí, no es como si la paciencia fuera mi fuerte o algo así.

         

     Luego de unos cinco, diez minutos sin dirigirnos la palabra, el de camisa de vaca, trajo los pastelitos junto con el café y el jugo de naranja, su aroma era muy delicioso como a queso derretido con esa masa de milhojas, pero no era esa clase de masa, era más simple pero muy rico a la vista.

 

Provecho— se oyó  del que nos servía, con sonrisa de oreja a oreja incluida.

 

Gracias…— Trazo una linda sonrisa en su rostro el famoso a su fan, me gustaba, pensé que debía de encontrarme con una chica obviamente para casarme algún día, pero no me molesta que viese sido Miserere, creo que él es clase aparte.

.

.

.

 

     No hablamos durante el desayuno.

 

     Salimos del lugar e íbamos una vez más hacia el boulevard, hacia unos bancos que eran protegidos por dos araguaneyes.

 

Yo me tengo que ir, no tienes algo qué decirme acerca del trabajo, quizás quieres saber algo porque…— Lo último lo musito bajo, estaba algo perturbado pero no entendía muy bien si el mismo había dicho que tenía el día completamente libre.

 

¿Por qué lo dices?

 

     No me daba la cara, solo la bajaba insistentemente, cosa que me sacaba de quicio así que le tome su barbilla y para alzarla, que me viera a los ojos.

 

Yo me tengo que ir— Se volteó bruscamente como cuando un pez sale de una pecera, algo parecido pero no dejaría que se me escurriera, él era algo especial, para mi aún más, era algo que realmente me intrigaba.

 

     El rubio era la clase de persona impulsiva y espontanea que no teme a cosas que quizás a la mayoría si le temería a hacer él lo tome del brazo y lo giro hacia sí, muy cerca se le incline para estar nariz a nariz, los ojos castaños algo oscuros, algo claros parpadearon muchas veces y ni hablar de sus mejillas casi carmín.

 

Explícamelo por favor— Al preguntarle, tragó saliva como si se tratase de algo grande para él.

 

Yo… no sé porque me invita, por eso pienso que quieres algo es decir; ni que— hizo pausas con tartamudeos en esa oración el vocalista.

 

     Curiosidad, de mis labios salió un onomatopeya “mmm”… 

 

Es que eres modelo, yo ni te debería de gustar— Lo último lo musito con pesar y muy bajo como dándole un pésame a un familiar suyo.

 

¿Qué?

 

     Andy lo acerco tanto que sus labios se juntaron como imán al hierro, aquel alto surcaba lo más dócil que podía aunque el menor no le correspondiera por completo al principio con todo después de un par de minutos Miserere se dejaba hacer lo que Andy quería. Fue un beso profundo y para ambos deleitante.

Notas finales:

Espero tu opiniòn, mañana actualizo ^w^


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