Estabas más que acostumbrado a los arranques infantiles de tu querido primo, donde éste hacia sus berrinches, siempre que algo no le gustaba; Generalmente te darías la vuelta , ignorándolo y esperando a que se calmara para poder hablar con él, aunque claro que esto casi nunca funcionaba, Jack era increíblemente testarudo, tanto, que la única forma de ‘convencerlo’ de hacer algo que no quería, era metiéndolo en un costal y llevarlo a arrastras, literalmente, ya lo habías comprobado varias veces, es por eso que jamás te preocupabas por hacerlo cambiar de opinión, después de todo, Jack era Jack , si quería hacer algo, lo haría con o sin consentimiento alguno y si algún intentaba lo contrario…pues seguramente quedaría con su retaguardia muy congelada.
Si, así era tu querido primo Jack Frost, y justo ahora te preguntabas porque demonios habías aceptado cuidarlo y convencerlo de que el compromiso al que se vería sometido, no era tan malo. Es decir, ¿qué Alfa no deseaba tener un omega?, tú tal vez, pero tú eras otra historia; Jack tenía la oportunidad que muy pocos alfas tenían, la oportunidad de unirse a un omega. Sí, eso que todo alfa deseaba, tener a un pequeño esclavo sexual sometido a sus órdenes y deseos, aunque para no hacer que se escuchara tan mal, aquel vínculo forzado solía tomar el nombre de matrimonio.
Hoy en día no era raro ver como padres de omegas, vendían a sus hijos desde pequeños al mejor postor, siempre era así, los pocos omegas que existían eran subastados por sus propios padres, para el servicio de algún alfa. Y si te lo preguntaban, si, era por eso que tú jamás buscaste enlazarte a un omega, recordabas como desde los ocho años, cada semana, tus padres traían al castillo aproximadamente a cinco niños, todos con un aroma dulce y un poco toxico, siempre con la esperanza de que por fin, su primogénito fuera atraído por el aroma de alguno de esos omegas; Y tal vez hubieras caído ante ese aroma un par de veces, pero siempre había algo que te detenía: esa mirada llena de miedo que solían dedicarte aquellos niños, sus ojitos llorosos lo decían todo, ellos no deseaban ser separados de sus padres, no querían ser el juguete sexual de ningún alfa, aun si ese alfa era el heredero al trono de Arendelle.
Siempre tuviste una mentalidad muy diferente a la de los demás, jamás viste a los omegas como fábricas de bebes andantes, jamás te creíste superior a ellos y siempre buscaste defenderlos, ¿Por qué? Un niño rico como tú, podía darse tanto lujo como quisiera ¿verdad?, incluso un par de omegas para tu deleite, pero no, y la razón era aquel jovencito de cabellos casi pelirrojos y ojos verdes claro, que justo ahora, trataba de convencer-de manera fallida hay que decir- a Jack, de que aquel matrimonio forzado no era tan malo.
Así es, Andy, tu hermano menor era la razón de que fueras incapaz de mirar a los omegas por encima del hombro, y es que, más que ser tu hermano, él era tu adoración, a tus ojos se veía tan frágil, tan lindo, tan…exquisito, y ahí ibas otra vez a golpearte mentalmente, pues lo sabias, el amor que le tenías a Andy, ya no era uno fraternal, odiaste el día en que un dulce y fuerte aroma entraba a tus fosas nasales, sabías de quien era ese dulce olor, creciste con ese perfume, pero esta vez tenía algo mucho más toxico y embriagante, tanto, que tu mente pareció quedar en blanco, con el único objetivo: sellar a Andy como tuyo.
Y tal vez lo hubieras marcado, de no ser a causa de la sonrisa que te dedico justo antes de que tus colmillos se encajaran en su cuello, sabías que él depositaba toda su confianza en ti, y también sabias que para él, solo eras su hermano, su héroe tal vez, pero no la persona a la que deseaba darle herederos, es por eso que comenzaste a alejarte de él cada vez más, durante dos años, apenas y tuviste contacto con él, incluso cuando tus padres murieron, te negaste a abrir la puerta a tu hermano. Andy jamás entendió ese cambio tan radical en ti, y tú jamás tuviste el valor de confesarle que lo amabas de una forma no muy correcta que digamos. Incluso un par de veces pensaste en tomarlo, así de simple, es decir, ¿por qué no deberías? La mayoría de alfas tomaban lo que querían cuando querían y si era un omega en celo, mucho mejor, no había ninguna ley que prohibiera que un alfa se apareara con un omega en estado de celo, si, lo habrías hecho de no ser por esa vocecita que te recordaba que tú no eras así, como odiabas esa maldita vocecita y al mismo tiempo la amabas por hacerte entrar en razón.
Pero dejando de lado todo ese lio que te comía la cabeza…Tu pequeño primo caprichoso por ahora era más importante.
__ ¡Ya lo dije!, ¡Me niego a unirme a ese mocos!__
__ En realidad, él es mayor que tú__ y ahí estabas poniendo más leña al fuego, después de todo, tenías que admitirlo, amabas ver a Jack frustrado y tener a Andy riñéndote con la mirada.
__ Vamos Jack, no puede ser tan malo, eh oído que es un buen mozo__ trato de animarlo tu pequeño pecoso.
__ Me da igual eso…Yo quiero mi libertad__ Entonces el albino agacho su mirada, y ahí fue que lo entendiste, después de todo, eso mismo era lo que tú más deseabas, aunque como rey, tu libertad se veía muy condicionada.
__ Un enlace no es una prisión__ volvió a hablar Andy, con una enorme y cálida sonrisa, que te perturbaba un poco, pues sabias a que se refería.
Jack miro por unos segundos al castaño, casi como buscando la falsedad en sus palabras, una falsedad inexistente, al menos para el alfa, pues para todo omega, la historia era completamente diferente.
__Una oportunidad__ Hablaste con esa autoridad que solía caracterizarte __Solo dale una oportunidad y luego ya veremos qué pasa ¿bien?__ Pero más que una pregunta fue una orden, y al parecer Jack lo entendió bien, pues lo viste temblar levemente, bajo esa mirada afilada que sabías tenías y a la que no dudabas en sacarle ventaja.
__Bien__ Fue lo único que dijo y salió del pabellón dando un portazo.
__ ¿Crees que estará bien?__ Volteas tu mirada a ese frágil chico de ojos acuosos, quien te devuelve la mirada con cierto toque de angustia.
__Tan solo es otra de sus rabietas__ Dices tratando de convencerte a ti mismo __Lo importante es, si tú estás bien__ Te acercas al castaño y lo tomas por los hombros, mirándole con una sonrisa, aun te sorprende lo mucho que ha crecido y de nuevo ese dulce aroma inunda tus fosas nasales, ya no importa si Andy está en celo o no, siempre logras deleitarte con ese bálsamo a chocolate que se desprende de su cuerpo, pero tu sonrisa se borra al ver aquella marca en su cuello, el sello que dejaron un par de colmillos cuando se encajaron en aquella piel salpicada en pecas.
Gruñes de la forma más discreta que puedes y te alejas de Andy, y él sabe que estas molesto, aun si no está al corriente de la razón.
__Elsio…__Te llama con esa dulce voz que posee, pero tú te das la vuelta, ¿por qué? Solo necesitas tres segundos para sentirte atraído por él, es por eso, que aun si Andy ya fue marcado por otro alfa, siempre te alejas, sabes que esa marca en su cuello y el olor de otro alfa impregnado en tu hermano, no son suficientes para alejarte __ Por favor…__ y en cuanto sientes su tacto sobre tu hombro, lo alejaste de manera brusca, para dedicarle una mirada de desprecio o al menos estas seguro de que es lo que él ve.
__Tengo cosas que hacer__ fueron tus últimas palabras, antes de salir justo por donde Jack lo había hecho, tratando de ignorar ese remordimiento que comenzaba a crecer dentro de ti.
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Una semana, ¡Una maldita semana! Y ya estabas seguro de que de no ser porque era ilegal, ya habrías asesinado a Jack, estabas consiente de que el chico era difícil de tratar, ¡Pero por Dios! Estabas a nada de tomarlo por el cuello y estamparlo contra la pared, si es que no dejaba de revolotear de aquí a allá. Bueno, aunque tal vez tú también eras un poco intolerante, o al menos eso era lo que había dicho Andy, claro, como él no tenía que lidiar con ese remolino andante.
Admitías que Jack le daba cierto toque de vitalidad al castillo, pero si seguía lanzándote bolas de nieve cuando le dabas la espalda, ibas a traer a Malvavisco para enseñarle lo que era una verdadera guerra de nieve.
__Solo un día más, solo un día, un mísero día más__ Esa se había vuelto tu mantra de esa mañana, después de ver como los pasillos del palacio estaban completamente congelados.
__ ¡Elsio! ¿Tú lo hiciste? ¡Es increíble!__ Tu mirada viajo hasta donde provenía aquella voz, topándote con nada más y nada menos que aquel rubio alfa que había tomado a Andy.
__En realidad lo hizo Jack__ Bufaste de tan solo mencionar al pequeño copito de nieve que gozaba de congelarlo todo.
__¡Oh por todos los Dioses!, ¿Jack Frost está aquí?, tengo que verlo__ Enarcaste las cejas al mirar esa infantil emoción en tu cuñado, ¿Qué tenía de interesante Jack?...oh cierto, tu querido cuñado era muy fanático del hielo y debido a un pequeño viaje que había hecho a las montañas, aun no tenía el honor de conocer al copito de nieve andante.
__Si, creo que justo ahora está con Andy__ no hubo necesidad de decir más pues Kristoff ya había salido corriendo a los aposentos de su esposo. Trataste de no reír cuando al llegar al final del pasillo, casi se estrella al tratar de girar. La verdad, no podías odiarlo, aun si él tenía lo que más deseabas, Andy era feliz a lado de Kristoff y éste, era una persona bastante agradable, un poco infantil en ocasiones, pero una buena persona al fin y al cabo.
Después de derretir la escarcha de Jack, te dirigiste directo a tus aposentos, dispuesto a prepárate, pues como ya lo habías dicho, ese era el último día; Hoy por fin llegarían los regentes de Berk, junto a su único hijo y heredero, un omega, del cual no habías escuchado cosas muy buenas; No es que te interesara saber sobre el que sería el próximo omega de Jack, no, solo que no tenías nada mejor que hacer que buscar información sobre el joven…si claro, era eso…pero regresando a lo importante, lo que encontraste siempre venía acompañado de la palabra ‘Caos’ o cualquiera de sus sinónimos,
Tal vez el muchacho era atractivo-y si alguien lo preguntaba, no, tú no habías buscado retratos del chico- Pero atractivo, no era suficiente, te preguntabas si ese muchacho que al parecer era tan rebelde lograría cumplir como todo buen omega, y no, no es que quisieras someter al chico –eso lo haría Jack- es solo que te preocupaba que Hi… ¿Hipo?, si se llamaba así ¿verdad?, que raro nombre…pero bueno, el tipo ese. Te preocupaba que al chico le costara adaptarse a lo que sería su matrimonio, pues ya conocías la razón de la urgencia por la que Jack se uniera a un omega, tu tío Norte te lo dijo. Al parecer aquel hombre de barba blanca y cuerpo robusto, quería un nuevo copito de nieve corriendo por todo el palacio del Norte, y sinceramente pensabas que estaba loco, ¿acaso no le bastaba lidiar con Jack?, estabas consciente de que tu tío a veces parecía un poco zafado, ¿pero en serio otro demonio que disfrutara de cuásar nevadas a todo lugar al que iba? Bueno, eso sí el primogénito de Jack resultaba ser un alfa, de lo contrario, habría que esperar que otro bebe con el apellido Frost, apareciera y orar porque éste fuera un alfa, así no se perdería esa magia de nieve que solo tu estirpe parecía tener.
Te miraste en el espejo de cuerpo completo que adornaba tu habitación; no te gustaba ser vanidoso, pero había que admitir que te veías muy bien, aunque eso era decir poco, pues claro, eras un alfa hecho y derecho, capaz de derretir a cualquier omega y beta a tus pies, ¿quién no querría ser tomado por ti?, es decir… ¡demonios!, odiabas ese ego que dominaba en todo alfa, ¿y en que estabas? Ah sí, arreglándote para recibir a los invitados de Berk. Diste un par de retoques a tu vestuario, claro, usando tu magia, solo tú podrías diseñar algo tan magnifico que hiciera honor a tu nombre…y ahí va el maldito ego de nuevo.
Peinaste ese hermoso cabello rubio que tenías- y no, no lo decías tú, lo decía Andy….y todo el que te mirara pasar- Te debatiste si en usar tu corana –la cual nunca usabas- o no, pero mejor no, de por si parecía que ese día tu modestia quería abandonarte, así que no necesitabas crecerte más.
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Ibas a golpearlo, definitivamente ibas a golpearlo y no solo a Jack también a Kristoff, se suponía que ya todo estaba listo, ¿Cómo demonios lograron arruinar en cinco minutos el trabajo de toda una mañana? Te llevaste una de tus manos hasta tu cara, donde empezaste a masajear el tabique de la nariz y contar hasta el diez, tenías que calmarte si no querías que el omega del nombre raro terminara viudo antes de conocer a su alfa y tu hermano también quedara viudo antes de darte un sobrino.
__ ¿Por qué cuentas?__ Y claro, el único valiente en acercarse a ti, fue Andy
__Porque los voy a matar __oh si, sabias que eso había sonado lo suficientemente macabro, pues ese par de alfas revoltosos de ojos azules, ya temblaban de miedo.
Y antes de que alguien pudiera hacer algo, alzaste tus manos, donde una ventisca giraba con insistencia hasta que se formó una enorme bola de nieve.
__A los dos les gusta la nieve ¿verdad? __lo único que recibiste como respuesta fue el sonido de sus gargantas tragando saliva __Bien, porque serán enterrados en ella__ Y si, la terraza quedo cubierta de un lindo decorado invernal, y nadie necesitaba saber lo que había debajo de esa bonita capa nevada.
Escuchaste la risa sonara de tu pequeño de ojos acuosos y no pudiste evitar sonreír también, mientras ambos miraban como un montículo de nieve comenzaba a moverse y del que pronto se asomó la mano de Jack, seguida por la de Kristoff y luego de unos segundos, ambos ya tenían mitad del cuerpo fuera de la nieve. Andy se acercó a ayudarles, aun sin parar de reír, y pronto un par de ojos azules te miraban con reproche, pero claro, no tenías porqué prestarles atención.
Jack y tú se aseguraron de dejar todo listo para la llegada de Estoico y Valka…en serio ¿que se traían con los nombres extraños?, Bueno, el punto es que las cosas habían cambiado radicalmente, lo que se suponía debía ser una merienda forma y elegante en la terraza, se convertiría en una linda merienda con paisaje nevado, incluso te tomaste la libertad de hacer las sillas y mesa de hielo, claro, eso no era trabajo después de haber creado todo un palacio congelado.
__¡Bien!, ahora que todo está arreglado, tenemos algo que decirte __Llamo tu atención el mayor de todos, pero en cuanto posaste tu mirada en él, Kristoff solo tomo a Andy por los hombros y lo acerco a ti, mientras él se escondía detrás.
__Me encantan que seas tan valiente__ escuchaste murmurar con sarcasmo a Andy, por lo que tuviste que reprimir una sonrisa. __Elsio, dame tu mano__ y sin rechistar accediste al mandato, desconcertándote un poco cuando Andy puso tu mano sobre su vientre y… ¡Ohhhh! …ibas a matar a Kristoff.__ ¿Qué piensas?__ pregunto cohibido tu dulce hermanito.
¿Qué podías pensar?, por tu mente pasaban miles de cosas, esto era bueno…no, era malo, ¿o bueno?, es decir tu hermano parecía feliz y tendrías un mini Andy para jugar, pero eso significaba que le iba a doler… y seguro le dolió cuando Kristoff metió su…que asco…
__Elsio… ¿estas…?__no lo pensaste mucho, cuando ya habías golpeado al rubio justo en el estómago, logrando que el mayor se retorciera en el suelo sin soltar su abdomen. Aunque eso no te importaba, solo te importaba abrazar a Andy
__M-mi…estomago…eso no lo e-esperaba__ se quejó el adolorido alfa
__Y agradece que no te diera más fuerte__ Se burló con saña el peliblanco, que ya habías olvidado que estaba ahí.
__Creo que no te gusto la sorpresa__ susurro Andy, con cierto deje de tristeza.
__ ¿qué?, ¡claro que no!, estoy tan feliz por ti….por otro lado__ volviste tu mirada al rubio __tú date por muerto__ y de nuevo, la dulce risa del único omega hizo eco en el lugar
__Bueno, será mejor que nos retiremos__ y dándote un beso en la mejilla se alejó de ti, para auxiliar a su adolorido marido y luego retirarse del lugar.
__ ¿Ahora entiendes porque esto era un desastre?__ Miraste a Jack, solo para indicarle que mejor se callara… ¡¿Y por qué demonios Andy le dijo primero a Jack antes que a ti?!
Pero mejor olvidar el drama, pues los guardias del castillo ya hacían sonar sus trompetas, anunciando la llegada de dos enorme figuras en el cielo… ¿eso eran… dragones?