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Uruha, príncipe de la luna. por ShiroBlasphemy

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Notas del capitulo:

— Bien, esto no es la gran cosa, sin embargo espero les agrade, tambien como a mi, al escribirlo.

Esta historia NO es mia, es una antigua leyenda llamada "Kaguya, doncella luna", yo solo la adapté de esa forma ^^

— ¡Otou-san! —Exclamaba un pequeño de rubios cabellos, quien era retenido por su padre — ¡Es hora del cuento para dormir!

— Ya, Takanori, deja de moverte—Se quejaba el de cabellos color chocolate.

— Pero quiero mi cuento —se quejó el niño inflando las mejillas, dejando de moverse.

— Ya está,  ya tendrás tu cuento —Respondió luego de terminar de colocarle el pijama a su pequeño hijo de seis años.

— ¡Siii! —Exclamó el pequeño rubio con Euforia, corriendo luego hacia su cama donde rápidamente se metió y ya recostado esperó a su padre, quien simplemente rió y entre aquellas risas, siguió al menor hasta la cama, donde se sentó al borde. — ¿Qué clase de cuento quieres para hoy?

— ¡De la luna! —Exclamó con inocencia al niño, señalando la mencionada Luna en el firmamento, la cual podía apreciarse a través de la ventana, Yutaka inmediatamente sonrió

— ¿te sabes el de él príncipe de la luna? —Vio al pequeño rubio de ojos celestes, negar— Bien, va así.


Cuentan, que había una vez una encantadora parejita de señores muy mayores que no tuvo nunca tuvieron descendencia, nunca tuvieron ni un niño, ni una niña. —Comenzó el Yutaka con su relato— Cierto dí­a, el anciano fue a cortar unas ramas de bambú para recolectar brotes, y se fijó en un árbol de bambú del cual surgía luz de su interior… una luz muy brillante, hacía lucir el bambú como lámparas naturales. Entonces decidió cortarlo para averiguar, ¡Vaya! Grande fue su sorpresa cuando encontró un bebé dentro.



— ¡¿Un bebé?! —Exclamó Takanori con sorpresa, interrumpiendo a su padre, el mayor asintió entre risas.

— Si un bebé —le afirmó y luego prosiguió contando—  Como no, no podía dejar a tan pequeña criatura en ese lugar, así que se lo llevó a casa.



— ¡Cielo! ¡Cariño! ¡Kami-sama nos ha bendecido! — Decía él.

¿Pero qué dices, mi señor? —Cuestionaba la mujer confundida, el anciano respondió.

— ¡Kami-sama nos ha enviado una descendencia! —Decía mostrando al bebé el cual traía envuelto en una tela que solía llevar.

— ¡Santo cielo! ¡Gracias Kami! —Exclamaba la mujer llena de gozo.

El anciano hablando con su mujer decidió quedárselo por entender que era un regalo de los Dioses, del mismísimo Kami-sama.


— ¡Los señores son muy buenos! —Exclamó el pequeño con felicidad.

— Lo son, mi cielo, pero no me interrumpas ¿sí? —Cuestionó a lo que el pequeño asintió, Yutaka Continuó.

El bebé resultó ser un niño, y decidieron llamarla Uruha Takashima. —Nuevamente el eufórico Takanori, esta vez interrumpió alzando su manita.

— ¿Si? —Cuestionó Yutaka con curiosidad.

— ¿Qué significa Uruha? —Cuestionó el menor a lo que el padre contestó.

—Uruha, viene de la palabra “Uruwashii” que significa “encantador”, “Ofuscante”, pero también “Resplandeciente” y “Deslumbrante”, así como la luz que desprendía en el bambú donde lo encontraron.

— Ohh —los pequeños y celestes ojitos de Takanori brillaron y asintió, en silencio.

Entonces Kai, continuó contando.


 A partir de aquel día, cada vez que el anciano cortaba un bambú, encontraba oro dentro de él… y como no, apenas tardaron en hacerse ricos unas semanas, pudiendo sustentar a su hijo.

-Yutaka rió al ver como los ojos de su pequeño se abrían grandes ante sus palabras, negó y continuó. -

Con el tiempo, Uruha, creció y se convirtió en un joven de finas facciones, casi tan delicadas y hermosas como las de la mujer que cualquiera haya podido presenciar. Su elegancia y hermosura fueron conocidas por todo el país, causaron revuelo y asombro, no importaba que tan tradicional fuera el país en aquel entonces, los pretendientes no podían contarse sin llegar a perder el conteo. Se dice que 5 príncipes le pidieron la mano.

— Mi joven señor, su hermosura es grande, sus modales tan finos, por favor, permítame  pedir su mano, cumpliremos con El Shudō si es necesario—Dijo uno de aquellos príncipes haciendo una más que respetuosa reverencia hacia Uruha. Sin embargo el heredero Takashima declinó la oferta.

— Lo siento, pero no me apetece casarme, por otro lado si cumple con una tarea en específica, aceptaré casarme con usted, Shinji-dono. —Respondió con amabilidad el de finas facciones.

— ¿De qué trata, joven señor? —Cuestionó aquel príncipe con interés.

— Quiero que traiga ante mí el cáliz sagrado de buda, que según cuentan, se encuentra en la india—encomendó Uruha.

— Pero mi señor, eso es…

— Si duda de poder dicho cáliz ante mi presencia, amablemente le pediré que se retire, shinji-dono.

— Lo traeré ante usted, mi príncipe —dijo decidido el príncipe pretendiente y con esas palabras y luego de una despedida, marchó en búsqueda de tan valioso objeto.


Pasó un tiempo y a las semanas, otro príncipe hizo acto de presencia en la vivienda de los Takashima, nuevamente con la misma propuesta. Pero una vez más Uruha con simpleza, declinó la oferta de nuevo.

Pero mi princesa, ¿puedo hacer algo para que acepte casarse conmigo? —Suplicaba aquel príncipe.

— Hay una forma, sí. Shiroyama-dono, si acepta traer ante mí la legendaria rama hecha de plata y oro, aceptaré ser su esposo.

— Si esa es la condición, moveré tierra y mar para encontrarla y venir nuevamente a desposarle—Y decidido, Shiroyama emprendió su viaje.


Así uno a uno de aquellos cinco príncipes, Uruha les encomendó una tarea, al primero, encontrar el cáliz sagrado de buda, al segundo aquella rama enjoyada. Al tercero, una legendaria túnica hecha con el pelo de la rata de fuego, que se dice, está en china. Al cuarto, una joya de colores que brillaba al cuello de un dragón y al último príncipe una concha preciosa que nace de las golondrinas.

Aquel príncipe Uruha encomendó a aquellos príncipes, buscar cosas que nadie sabía si existían y estos, aunque decididos, marcharon decepcionados.




— Papi, el príncipe Uruha era malo —Susurró Takanori por lo bajo.

— Quizá —Respondió Yutaka.



Luego de esto, los jóvenes dejaron de ir por algún tiempo a la casa del viejo ya que todos estaban buscando los deseos de la princesa.

Un día, llegó el primer hombre y trajo la taza de Buda que la princesa había pedido, pero él no fue a India como ella lo pidió, en su lugar trajo una taza sucia de un templo cerca de 
Kioto.

— Ho mi princesa, finalmente mi largo viaje ha acabado, acá traigo su deseo y estoy seguro de que podremos casarnos —Decía aquel hombre, dejando aquel cáliz, sin embargo Cuando Uruha lo vio, supo inmediatamente que esta no era la taza de Buda, porque aunque era muy vieja y estaba hecha de piedra, la taza que era de India siempre tenía un brillo sagrado, era especial.

— Mi señor, deberá entender… que antes que nada se necesita honestidad y sinceridad, son cualidades que cualquier hombre y príncipe debería tener y en su búsqueda, usted me ha fallado, pues sé que este no es el cáliz de buda—Decía este señalando dicho cuenco, negando a su vez con la cabeza— Retírese, por favor.

Resignado, Shinji-dono, se retiró en su búsqueda de la mano de aquel hermoso joven.


El segundo no tenía idea de donde podría encontrarse una rama de plata y oro, además no quería hacer un largo viaje y como él era muy rico, decidió ordenárselo a unos joyeros. Luego le llevó el regalo a la princesa.

— ¿Realmente la ha conseguido? ¿Dónde? —Cuestionaba Takashima observando tal objeto de valor en sus manos, Era tan maravillosa que pensó que realmente se trataba de lo que había pedido y pensó también, que no podría escapar del matrimonio con éste joven de no ser porque un suceso le salvó.

Los joyeros aparecieron para preguntar por su dinero a Shiroyama-dono. De esta manera el príncipe supo que la rama no era la verdadera, y por tanto, no era lo que ella había deseado.


— Shiroyama-san, usted me ha decepcionado, realmente creí que podría ser digna de usted, pero veo que me he equivocado, por favor, retírese —agregó el Takashima algo indignado.

— Comprendo mi princesa, lamento haberle fallado.

Y así, también Shiroyama partió.

El tercero, a quién se le había pedido la túnica de pelo de rata de fuego, les dio una gran cantidad de dinero a algunos comerciantes que iban a China. Ellos le trajeron una piel vistosa y le dijeron que pertenecía a la rata de fuego, aunque era mentira. Aunque aquel príncipe Se lo llevó a aquel deslumbrante joven y él dijo:

 Realmente es una piel muy fina. Pero el pelo de la rata de fuego no arde, aun cuando se tira al fuego. ProbémosloLevantándose y arrastrando un poco su Yutaka, se dirigió con su padre, a quien le pidió prender una pequeña llama en el patio de aquella casa, Uruha, quien aún algo dudoso, cuando la pequeña hoguera fue encendida, arrojó la túnica al fuego.

Los vasallos, los padres, hasta el mismo Uruha y príncipe esperaron minutos, expectante, pero finalmente la túnica en esos minutos, Ardió consumiéndose.
Lo siento Kazuo-dono, pero como verá, no es mi deseo.

El príncipe, frustrado, furioso y decepcionado, terminó por marcharse también.

El cuarto que era muy valiente e intentó encontrar el dragón por sí mismo. Navegó y vagó durante mucho tiempo, porque nadie supo donde vivía el dragón. Pero durante una jornada, fue asediado por una tormenta y casi muere. No podía buscar más al dragón y se fue a su casa. De vuelta en su hogar, se encontraba muy enfermo y no pudo volver con Uruha para siquiera dar su reporte y disculparse de forma adecuada.


El quinto y último de los hombres buscó en todos los nidos, y en uno de ellos pensó que la había encontrado; pero al bajar tan aprisa por la escalera se cayó y se lastimó. Ni siquiera lo que tenía en su mano era la concha que Takashima había solicitado, sino una golondrina vieja y dura.


De este modo todos habían fallado, y ninguno podría casarse con la princesa. La reputación de la princesa era tal, que un día el emperador quiso conocer su extraordinaria belleza.

Tanabe Yutaka quien era el emperador en aquellos tiempos, De este modo todos habían fallado, y ninguno podría casarse con aquel hermoso joven. La reputación de la princesa era tal, que un día el emperador quiso conocer su extraordinaria belleza. El emperador quedó prendado del joven y le pidió que se casara con él y fuera a vivir a su palacio. Pero Uruha rechazó también su propuesta, diciéndole que era imposible ya que él no había nacido en el planeta y no podía ir con él. No obstante, el emperador no pudo olvidarla y siguió insistiendo.
 




— Papi quiero lechita —susurró Takanori, Yutaka, asintiendo fue a la cocina y al volver, le tendió dicho vaso con leche al pequeño quien le miró con ojitos curiosos mientras tomaba su bebida. Así, prosiguió con la historia.




Ese verano, cada vez que Uruha miraba la Luna sus ojos se llenaban de lágrimas. Su anciano padre quiso saber qué le ocurría, así que una de tantas noches se acercó y decidió preguntar pero ella no respondió y evadió a su vez la pregunta.
 Cada día que pasaba el joven estaba más triste y siempre que miraba la luna no podía dejar de llorar. Los ancianos estaban muy preocupados, pero la princesa guardaba silencio. Un día antes de la Luna llena de mediados de agosto, Uruha explicó por qué estaba tan triste. Explicó que no había nacido en el planeta, sino que procedía de la luna, a dónde debía regresar en la próxima luna llena, y que vendrían personas a buscarlo.

Los ancianos trataron de convencerla de que no partiera, pero ella contestó que debía hacerlo. Así que el anciano corrió en busca del emperador, y le contó toda la historia, enviando éste último una gran cantidad de soldados a casa de Takashima, su amado Takashima. En la noche de la luna llena de mediados de agosto, los guerreros rodearon la casa en su intento de proteger a aquel que era considerado el príncipe Takashima, mientras éste se hallaba en el interior con sus padres esperando por la gente de la luna que vendrían a por el. Cuando la luna se puso llena, una inmensa luz los cegó a todos y la gente de la luna bajó a por la princesa, los soldados no pudieron combatir porque estaban cegados por aquella inmensa luz y porque extrañamente habían perdido las ganas de luchar.

La princesa se despidió de sus padres, y les dijo que no deseaba irse, El desolado Yutaka envió un ejército entero de soldados a la montaña más alta de Japón, el gran Monte fuji. La misión encargada era subir hasta la cima y quemar la carta que Uruha Kouyou había escrito, con la esperanza de que llegara a la ahora distante princesa.

Años después, de la luna cayó la capa que las personas de la luna le dieron al príncipe Uruha. Un monje, llamado Akira, Suzuki, que pasaba por ahí se enteró de la historia del príncipe Uruha y del emperador Yutaka. Le dijo que si alguna vez la luna llena aparecía más de lo debido, llevaran la capa al Monte Fuji y la quemaran. Cuando el emperador preguntó la razón, el monje le dijo que el príncipe Uruha había recibido la carta que él había quemado tanto tiempo atrás, y que se encontraba molesto por no haberse podido quedar en el planeta, por lo que había decidido convertir a la tierra en un lugar como la luna: sin espacio ni tiempo, sumida en la noche eterna, para poder regresar. El emperador le pidió al monje que sellará a Uruha en un lugar del cual jamás pudiera salir, por más que lo amara, sabía que las intenciones de su amado no eran buenas, al contrario, eran algo egoístas. El monje Akira lo hizo así, en un espejo del palacio que fue conocido como espejo de la vida o de la luna con los cinco objetos que la princesa había pedido a sus pretendientes, como llaves de apertura y cerradura del portal entre la luna y la tierra (el monje los tenía, debido a ello los pretendientes nunca los hallaron); de esta forma la humanidad estaría a salvo del poder de aquel hermoso joven que alguna vez encantó a los hombres de la tierra. La capa del príncipe Uruha, el manto celestial fue entregado a una familia reconocida y ancestral de la que se decía que sus miembros poseían poderes espirituales.

Yutaka tomó Aire antes de proseguir con aquella historia que tenía a su hijo completamente

Se enteró por medio de un susurro de un sirviente del palacio que estaba encargado de cuidar el espejo que la mantenía cautiva del hechizo y el engaño del emperador, así que le pidió a una de las personas de la luna que hiciera que del Monte Fuji cayera fuego, lava, cenizas y gases venenosos que causaran la muerte de la región entera. La persona así lo hizo, y tomando la furia de la princesa como componente principal, creó al volcán (antes era nada más una montaña), que no hizo erupción debido a que la rabia de la princesa no era suficiente, el amor hacia aquel emperador, llamado Tanabe Yutaka [Kai para sus vasallos más cercanos] lo contrarrestaban, así que tenían que esperar hasta que la rabia de aquel Takashima se acumulara y fuera la suficiente para hacer estallar al volcán.




— ¡Vaya! ¡Papi es una historia bonita! —Exclamó el pequeño sumamente contento, Yutaka rió— pero… ¿tú no te llamas “Uke Yutaka”? —Cuestionó con ilusión.

— Así es mi niño, pero yo no soy el emperador —respondió entre risas a la par que negaba.

— ¿Entonces? —cuestionó Takanori confundido y algo adormilado.

— Es un ancestro de mi padre, Kai Yutaka, tu abuelo —susurró y le despeinó, el pequeño sonrió encantado por la historia de aquella noche y enseguida el padre besó la frentecita de su hijo— que descanses mi niño.

— Gracias papi —susurró por lo bajo, luego se levantó y luego de arroparle y apagar la luz, salió.


Aquella era su historia favorita, de eso no cabía dudas.

 

Notas finales:

— ¡Hola, hola! 
lo se, es aburrido y no es la gran cosa, sin embargo a mi me divirtió escribirlo.
Por favor dejen un review  para saber si les gustó o si lo han odiado.
toda clase de comentarios será aceptado n.n

¡Nos leemos!


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