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Sick Love por Reilaa_

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Notas del capitulo:

Uff, hace mucho no subia un 2min. ¡Espero que lo disfruten!

 

- MinHo, por favor... sabes que siempre quise esto, es nuestra oportunidad. - El alto rodó los ojos, sin dejar de escribir aquel mensaje para uno de sus compañeros de universidad, ignorando al rubio. De todos modos, ¿Por qué demonios queria adoptar un chiquillo de 15 años? Ellos apenas y tenían un par de años más que ese niñato.

- KiBum, ya hablamos de esto, no quiero un adolescente revoltoso en la casa. - Envió el mensaje y cerró su computadora portatil, dejandola a un lado, ignorando -nuevamente- los pucheros de su novio.

- ¡MinHo! Sabes que no es un adolescente revoltoso. Tu conoces a TaeMin, es un angelito, no nos traerá ni un solo problema y además... ¿No te sentirías bien sabiendo que le estas dando una familia a un niño huerfano? - El rubio observó como su novio se masajeaba el puente de la nariz, seguramente ya harto de que le insistiera tanto con aquel tema.

- ¡YA! Esta bien, ve y firma los papeles para traer a ese niñato a casa. Pero ya sabes, un solo problema, y se va de nuevo a la calle. - El grito de felicidad del mayor no se hizo esperar, seguido de unos cuantos besos que MinHo no pudo rechazar.

KiBum inmediatamente fue a firmar todos los papeles correspondientes, mientras que MinHo simplemente se quedó sentado en el sofá, perdido en sus pensamientos.


''¿Que tan malo puede ser tener un niño en la casa?''

 


~*~

 

TaeMin observó su nueva habitación con curiosidad, mientras KiBum no paraba de hablar a su lado. Le resultaba un poco molesto, sin embargo no dijo nada puesto que el rubio por fin le estaba dando lo que él tanto quería: dos personas que le quisieran y cuidaran, una casa y mucho cariño.

Bueno, al menos KiBum le quería. Pero MinHo no, estaba seguro de eso. Solo le bastó con ver su cara cuando le vió entrar a su casa. TaeMin se imaginó lo que el alto estaba pensando, seguramente cosas como ''Oh, no, ahora debo cuidar de un pobretón'' o ''Genial, un huerfano''. De todos modos, a TaeMin poco le importaba lo que ese hombre de ojos gigantes pensara sobre él.

El chico de cabellos castaños se sentó en la que ahora sería su cama, mientras KiBum, mucho más emocionado que él, le mostraba un catalogo lleno de ropa, murmurando una y otra vez ''Puedes elegir todo lo que quieras, yo lo pagaré.'' Pero TaeMin no quería ropa, solo quería entender porqué MinHo le miraba de esa forma desde el marco de la puerta, como si quisiera que desapareciera de la faz de la tierra.

~*~


Ya era el segundo mes desde que TaeMin vivía con KiBum y MinHo, y las cosas marchaban muy bien. Claro, sin mencionar las miradas asesinas de MinHo a TaeMin, y las frecuentes peleas de los dos mayores por el rechazo de MinHo hacia el menor de los tres. KiBum no comprendía que era lo que le pasaba a MinHo. Cada vez que le preguntaba qué problema tenía con TaeMin, él solo ponía una excusa tras otra, cosa que terminaba confundiendo al rubio. Finalmente, lo dejó pasar y le dijo que si tenía algún problema, lo hablara con TaeMin.

Y eso mismo planeaba hacer MinHo esta tarde de invierno. En el exterior hacía un frío espantoso, KiBum había tenido que viajar a casa de sus padres y él había tenido que quedarse con el chiquillo ese, que se había encerrado en el baño hacía alrededor de dos horas. MinHo, quien no tenía mucha paciencia precisamente, decidió interrumpir lo que sea que estuviese haciendo el castaño, y entrar al baño a la fuerza.

Aquel fue su primer error.

Su mirada se clavó en aquellas piernas palidas y delgadas. TaeMin estaba parado frente al espejo, observando su cuerpo entero. Pasaba sus manos por su pecho, su abdomen, su vientre... MinHo realmente quería retirarse de aquella habitación, pero mierda, no podía. No podía dejar de observar las perfectas piernas del menor.

Y lo peor, lo peor de todo, fue cuando TaeMin notó que él estaba ahí, devorando su cuerpo con la mirada... y sin embargo no hizo nada. No le echó, no le gritó, nada de eso. Simplemente sonrió de lado y continuó acariciando su cuerpo.

Lo único que se escuchó en el departamento en los minutos siguientes fue el ruido de la puerta del baño al ser cerrada con brusquedad, la risa traviesa de TaeMin y la respiración agitada de MinHo, quien se había encerrado en la habitación que compartía con su novio, tratando de borrar inutilmente aquellas imagenes de su mente.

 

~*~

 

Alrededor de cinco meses después de que TaeMin había comenzado a vivir con MinHo y KiBum, la relación con el moreno había mejorado de forma sorprendente. Pero TaeMin desconocía las verdaderas intenciones de MinHo al acercarse tanto a él. Mientras el menor de los tres y KiBum creían que MinHo se acercaba a él para formar un vínculo más paternal, MinHo buscaba algo más que ''un vínculo de padre e hijo''.

Porque desde que había visto a TaeMin semidesnudo en el baño, no había podido quitarse esa imagen de la cabeza. A los pocos días, se dió cuenta de que sentía una atracción física impresionante hacia el castaño, por lo que trato de quitarselo de la cabeza y concentrarse en su novio. Pero no podía, cada vez que TaeMin se metía al baño para ducharse, MinHo tenía que controlarse para no irrumpir en la habitación y aprovecharse del menor.

Aquella tarde, KiBum había decidido salir de compras. Había intentando arrastrar a TaeMin con él, pero el menor estaba cautivado por el nuevo regalo que Minho le había hecho: una consola de videojuegos. KiBum simplemente se había dado por vencido y se había ido, teniendo en su mente la imagen de MinHo y TaeMin, jugando un juego de lucha como si sus vidas dependiecen de ello, empujandose a veces para distraer al otro, e incluso gritandose. Al cabo de unos minutos, MinHo había ganado por 5ta vez consecutiva una batalla, por lo que TaeMin lucía bastante molesto.

- Eres un tramposo. -Había gritado el menor, mientras se arrojaba encima de MinHo, tomandole por los hombros y tirandole bruscamente al suelo, soltando una suave risa.

MinHo no dijo nada, sin embargo, no tardó en rodar sobre el cuerpo del menor, dejandole debajo de su propio cuerpo, aún riendo un poco y respirando agitadamente. Pero cuando las risas disminuyeron y un silencio incomodo inundó el lugar, MinHo estuvo a punto de apartarse, sin embargo TaeMin no le dejó moverse ni un centimetro.

Las delgadas piernas se encontraban alrededor de las caderas de MinHo, manteniendole en su lugar, sus pequeñas manos en los hombros del mayor, quien estaba totalmente tenso, tratando de controlarse, tratando de no aprovecharse de la situación, tratando de no besar aquellos abultados labios por los cuales TaeMin dejaba escapar suaves jadeos.


Pero falló. Pronto, sus labios se habían estrellado contra los de TaeMin, quien gustoso correspondió el beso, sus pequeños dedos enredados en el cabello de MinHo, sus piernas aferrandose aún más a la cadera del alto, mientras las manos de este último recorrían su delgado cuerpo como si estuviese desesperado.

 

~*~

En aquellos tiempos, KiBum pasaba poco tiempo en el departamento, dandole más tiempo a solas a MinHo y TaeMin. Aquella vez, tuvo que viajar a Japón y quedarse allí una semana entera. Se había despedido de MinHo con un beso apasionado, sin notar la cara de enojo de TaeMin, ni su sonrisa falsa en cuanto fue a abrazarle.

Ya era la segunda noche que MinHo estaba solo con TaeMin, y el menor no se había acercado ni un poco. Es más, desde que KiBum se había ido, el castaño se la pasaba encerrado en su habitación, bailando o mirando peliculas. Esa noche había tormenta, el mayor no se preocupaba por eso, no le asustaban los truenos. Pero en una de las habitaciones del departamento, TaeMin temblaba de miedo mientras le enviaba mensajes a JinKi.

Claro, jamás iba a admitir que le tenía miedo a las tormentas. Y mucho menos delante de MinHo, quien estaba seguro, se iba a burlar de él hasta que se cansara. Por lo que, escondiendo su cabeza debajo de la almohada, cerró fuertemente los ojos y se dispuso a dormir.

Cuando por fin se había tranquilizado y estaba a nada de quedarse dormido, un par de brazos fuertes le rodearon por la cintura, apegandole a un cuerpo mucho más grande que el suyo. Una sonrisa se dibujó en los labios de TaeMin en cuanto sintió la respiración cálida de MinHo en su nuca, causandole leves cosquillas.

En cuanto TaeMin se durmió, MinHo se apegó mucho más al pequeño cuerpo, bajando la mano que estaba en la cintura del menor, acariciando uno de sus muslos, mordiendose el labio inferior al notar la suave piel bajo su palma. Los abultados labios se pegaron como un verdadero imán al cuello de TaeMin, dejando pequeños besos allí, conteniendose de morder y marcar la pálida piel.

MinHo pasó gran parte de la noche acariciando a TaeMin, pero no de la forma en que lo haría un hermano mayor o un padre, sino de la forma, en la que lo haría un amante.

 

~*~

 

Aquella mañana, despertó sintiendo el calor del cuerpo del menor junto al suyo, cosa que le hizo sonreir. Sin embargo, al moverse un poco, un ronco gemido escapó de sus labios, e inconscientemente buscó más fricción con aquel cuerpo tan pegado al suyo. Sintió como el pequeño cuerpo se removía un poco, sin embargo, sabía que el menor seguía dormido. O al menos, eso quería creer.

 

Las grandes manos de MinHo se aferraron a la delgada cintura de TaeMin, quien dormía placidamente sin enterarse de nada. Las caderas del mayor se movían suavemente contra el trasero del castaño, en un constante roce sumamente placentero para MinHo. Pero el sonido del telefono sonando en la sala le hizo reaccionar y salir de esa especie de trance en el que estaba sumergido, alejandose casi de inmediato del cuerpo del castaño, para luego huir de la habitación, dejando a un TaeMin medio dormido con ganas de más roces y más gemidos del mayor contra su oido.

 

~*~

 

Despertó bastante sobresaltado de aquel sueño que estaba teniendo. Observó a su alrededor, aún con todos sus músculos tensos, clavando su mirada sobre su novio. Lentamente y con cuidado se levantó de la cama, intentando que el rubio no se despertara, para luego salir de la habitación con agilidad y escabullirse hacia la habitación al final del pasillo, aquella que le pertenecía al protagonista de aquel sueño que le había causado una dolorosa erección.

Se adentró en la habitación de TaeMin sin hacer mucho ruido, cerrando la puerta con cuidado tras de su cuerpo y caminando en silencio hacia la cama donde descansaba el menor. Una vez allí, se recostó a su lado, abrazandole por la espalda y comenzado a dejar besos en su cuello, apegandose completamente al pequeño cuerpo adolescente.

- Hm... MinHo... - Aquel susurro le hizo sonreir, antes de que sus dientes mordieran la pálida piel de TaeMin, dejando aquellas marcas que al día siguiente le delatarían, pero poco le importaba ahora. Pronto, se encontró frente a frente con el menor, quien con solo decir una palabra, le sacó completamente de quicio.

''Follame.''

~*~

 

Los nudillos de TaeMin se encontraban blancos por la fuerza con la cual presionaba las sábanas entre sus manos. Las fuertes embestidas de MinHo apenas le daban tiempo de reaccionar y emitir algun sonido, aparte de que hacían temblar sus piernas como si fuesen de gelatina.

Sentir la respiración de MinHo contra su nuca le enviaba escalofríos por toda su columna, pero pronto aquellas sensaciones tan deliciosas que estaba sintiendo, se detuvieron de repente. Algo asustado por la posibilidad de que MinHo hubiese reaccionado y ahora le tuviera asco o algo asi, giro lentamente su cabeza para observarle.

Pero no alcanzó a realizar aquel movimiento, porque en pocos segundos se vió recostado en la cama con el mayor entre sus piernas, sujetandole fuertemente de la cintura mientras volvía a introducirse en su interior. Y esta vez, TaeMin no pudo contener el alto gemido que escapó de sus labios al sentirle. Sus manos se aferraron inmediatamente a la espalda de MinHo, aprovechando para arañar la morena piel, mientras sus caderas retomaban aquel ritmo frenético.


~*~

 

¿Cuanto tiempo llevaban encerrados en la habitación de TaeMin? ¿Tanto tardaba MinHo en ayudarle con la tarea de historia? KiBum soltó un suspiro mientras se recostaba en el sofá. ¿Desde cuando aquellos dos eran tan unidos? Hacía tan solo un par de meses se odiaban y ahora solo les faltaba dormir y bañarse juntos.

De hecho, KiBum recordaba aquella mañana en la cual despertó y MinHo no estaba a su lado. Restandole importancia, fue a despertar a TaeMin y allí encontró a su novio, en la misma cama que el menor, abrazandole posesivamente por la cintura. Ni siquiera con él dormía así. Pero el rubio no se preocupaba, sabía que solo se trataba de amor fraternal. O al menos eso quería creer.

KiBum no era tonto. Se daba cuenta de las miraditas y las provocaciones de TaeMin hacia su novio, pero le restaba importancia debido a que, sabiendo en la edad en la que se encontraba el castaño, era fácil adivinar que solo queria llamar la atención. Pero lo que si le molestaba a veces, era que MinHo le siguiera la corriente. ¿Hacian falta esos guiños de ojo, o quizás esas palmaditas ''amistosas'' en el trasero? Claro que no. No eran necesarias, pero KiBum prefería callar para no pelear con MinHo.

Y mientras el rubio se rebanaba los cesos intentando saber por qué de repente aquellos dos tenían tanta confianza, en la habitación de TaeMin, MinHo volvía a perderse en su interior, mientras el castaño solo acallaba sus gemidos y se dedicaba a disfrutar de las embestidas contra su punto dulce.


~*~



- ¡MinHo, TaeMin, ya llegué! - El rubio se adentró en su casa con una gran sonrisa en su rostro, arrastrando tras de su cuerpo aquella pesada maleta que le había acompañado toda la semana que había pasado en Alemania. Se quitó su abrigo lentamente, solo teniendo en mente recostarse y dormir, pero algo que escuchó cambió completamente sus planes, e hizo que el sueño se fuera inmediatamente de su cuerpo.

¿Acaso eso eran gemidos?

Soltó un suspiro y negó con la cabeza. De seguro TaeMin había traido alguna nueva conquista a su casa y, ¿Que podía hacer él? Solo dejarles estar, ¿No? Después de todo, él también había sido adolescente.

Asumiendo que MinHo no se encontraba en la casa y por esa misma razón TaeMin estaba con aquel muchacho en su habitación, se dirigió hacia el cuarto que compartía con el alto. Pero... ¿Por qué los gemidos se oían desde el interior de SU habitación? ¿Qué estaba pasando? Completamente confundido, se atrevió a abrir un poco la puerta, encontrandose con una escena que jamás en sus peores pesadillas se imaginó que llegaría a presenciar.

Las manos de MinHo recorrían con suavidad el cuerpo desnudo de TaeMin, quien se dejaba hacer gustoso mientras sus caderas se movían lentamente contra las del mayor, causando esto gemidos en ambos. Las pequeñas manos de TaeMin acariciaban a su vez la espalda del moreno, KiBum podía verlo perfectamente a través del espejo.

Con cuidado cerró la puerta, sus manos temblaban y su vista estaba borrosa debido a las lágrimas. ¿Tan ciego había sido? ¿Como no lo había notado antes? Por eso MinHo ya no le tocaba ni le miraba como antes. ¿Cuando había sido la última vez que le había besado? ¿Cuando había sido la última vez que le había hecho el amor? Hacía meses ya. Y todo se debía a esto. TaeMin era el amante de MinHo.

Se sentó en el sofá, aún sin procesar del todo la imagen que había visto hacía pocos minutos. Lentamente llevó sus manos a su rostro, dejando escapar algunas lágrimas, pero de forma inconsciente. Su cabeza se hallaba completamente en otro lado en ese momento. Pero el ruido de la puerta de la habitación abrirse le hizo reaccionar. Levantó su cabeza inmediatamente, solo para ver a TaeMin acercarse con una sonrisa a él, la cual desapareció al ver su rostro. De seguro se veía horrible.

- ¿Key Hyung? ¿Que te sucede? - Preguntó el menor, con aquel tono de voz que a KiBum le había parecido encantador pero ahora sentía que odiaba, sentía que le tenía asco.

- Tu, pequeña zorra... - Susurró el rubio antes de lanzarse contra TaeMin, tirandole al suelo y golpeandole en el rostro repetidas veces, mientras el atacado lo único que hacía era llamar a quien KiBum antes consideraba el amor de su vida.

Pronto, un par de manos grandes le empujaron fuertemente contra el suelo, haciendole reaccionar cuando su cabeza impactó contra las baldosas. ¿Que había pasado? ¿Por qué MinHo secaba las lágrimas de TaeMin y le abrazaba contra su cuerpo? ¿No debería estar consolandole a él?

En silencio, KiBum se levantó del suelo ante la atenta mirada de MinHo y la atemorizada de TaeMin, para dirigirse a la habitación de huéspedes en silencio.

 

 ~*~


En silencio se dirigió hacia la habitación de aquella criatura que le había quitado a su novio. Se adentró lentamente en el cuarto, cerrando la puerta con cuidado, para luego tomar una almohada que se hallaba cerca de donde él estaba. Manteniendo un rostro neutro se acercó hacia donde el menor descansaba plácidamente. Sin poder evitarlo, su mirada se perdió en el cuello marcado del menor, ya sabiendo de antemano quien le había realizado aquellas marcas en su pálida piel.

Aquello solo hizo que su odio creciera aún más.

Con mucho cuidado apoyó la almohada contra el rostro de TaeMin, para luego ejercer presión contra este, sintiendo como el menor se removía contra su cuerpo, golpeandole con sus puños e intentando apartarle en vano ; KiBum tenía mucha más fuerza que él.

- ¿¡Que demonios estas haciendo!? - KiBum reconoció al instante la voz de MinHo, sin embargo, continuó asfixiando a TaeMin, quien no dejaba de removerse de un lado para el otro. Algo duro impactó contra la cabeza del rubio de un momento a otro, haciendole soltar la almohada y caer al suelo, bastante mareado. Pero aquello no impidió que observaba como MinHo nuevamente atendía a TaeMin antes que a él. ¿Antes? No, no. A él nunca volvería a mirarle con tanto amor, ni con tanta preocupación.

Mientras observaba como quien había sido la persona más importante de su vida parecía desvivirse por el bienestar del menor, se levantó con cuidado del suelo y se dirigió hacia la salida del departamento, sin importarle que su cabeza sangrara por el golpe que MinHo le había dado.

Después de todo, lo comprendió. Él sobraba allí, él no hacía falta allí.

Notas finales:

Un like en mis páginas me haría muy feliz <3

Reila εïk9;

Little Coffee


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