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Pink Cocktail por LovingTales

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Notas del capitulo:

Hola hola mis adoradas! 


He regresado despues de harto tiempo, y sí digo harto tiempo porque ya va casi 1 mes desde la última actualización y lo único que puedo hacer es pedirles perdón :( 


!De verdad siento haber tardado tanto!!!, aunque tengo una razón y esa es que he estado trabajando y bueno les comento que mi rubro tiene que ver con la educación xD (nada que ver con lo que escribo) así que como supondrán eso me absorve todo el tiempo que tengo y ya lo único que deseaba era actualizar así que me dedique a avanzar lo que tenía. Nuevamente mil disculpas :(


Les comento que estoy trabajando en la construcción de una página de fb (sí, y no es de copiona sé que varias tienen y yo también quería tener xDDD así podrán contactarme las que quieran conversar o reirse un ratico :3). En esta página pretendo subir fics, dibujos, etc. así que apenas ya la tenga media avanzada les comparto link (espero se animen a seguirme por esa vía). 


Que más... que más... de nuevo perdonenme :( y espero disfruten este capi. 


!Un besote y espero podamos leernos pronto! 


Cuidense mucho y que tengan linda semana!! un besote a todas!!


PD: casi exploto hoy con algunas escenas del episodio 745... ese Doffy sacando su lengua me dejó loca xD y Zorito... ¿Qué hacías acosando a Law?!!! ¿Acaso ya te sientes solo sin Sanji?!!! 

En el capítulo anterior...

-¿Qué hay de ti marimo?-

-¿Respecto a qué?- aunque estaba bastante nervioso al menos su voz no lo delataba-

-Tus padres…- por alguna razón aquella duda se había implantado en su mente y sintió que al menos era la ocasión para conocer un poco más a su asistente-

-Mis padres murieron cuando tenía tres años… me crie en un orfanato-

Una fibra sensible del rubio hizo cortocircuito al escucharlo. De pronto una inmensa tristeza se apoderó de él y sin poder comprenderlo sintió deseos de abrazarlo. 

 

 

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Capítulo 20 

 

 

La tensión en el ambiente se hizo cada vez más insoportable, tanto así que durante unos cuantos segundos ninguno de los dos fue capaz de sostener la mirada del otro, permaneciendo impávidos, observando como la lluvia golpeaba con fuerza el parabrisas. Sanji tragó saliva, le estaba costando un mundo poder hablar y el silencio de su asistente no hacía más que presionarlo a que rápidamente diera una respuesta.

-Yo… yo siento escuchar eso- terminó por exclamar-

Zoro se volteó a observarlo con un leve gesto de extrañeza en su rostro.

-Está bien, de todas formas es un tema que ya está superado para mí-

Sintió como si le quitaran un gran peso de encima y pudo suspirar.

Fueron alrededor de 40 minutos más que ambos se quedaron ahí ya sin emitir palabra alguna y revisando su móvil de vez en cuando para matar el tiempo, o más bien dicho disimular la tensión. El rubio no hacía más que dirigir miradas de soslayo de vez en cuando a su asistente para asegurarse que no estuviera dormido y tener que despertarlo. ¿Por qué mierda se sentía tan mal? ¿Acaso había preguntado algo malo? Fue el mismo marimo quien le dijo que era un tema ya superado aun así no podía dejar de sentir esa desazón carcomiéndole el pecho. Cerró sus ojos en un intento por calmarse y para su fortuna justo en esos instantes llegó la condenada grúa.

-Bien ha llegado el remolque… gracias por traerme, nos vemos- dijo Zoro al tiempo que se bajaba del coche a prisa, sin darle tiempo si quiera para despedirse-

-Adiós...- su voz se ahogó con el sonido de la puerta al cerrarse-

Gracias al cielo los operarios de aquella maquina hicieron su trabajo rápidamente y despacharon al supermodelo en un taxi hasta su departamento. Durante el camino no dejaba de pensar en lo que pasó e intentaba buscar el porqué de su insistencia con aquel tema.

-Supongo que me ha dado un poco de lástima- se convenció a sí mismo a la vez que apretaba la gruesa bolsa de lino que envolvía su Wine Concasse Tuxedo de 20 millones de berries-

 

 

El peso del pelirrojo sobre él no hacía más que enloquecerlo. Completamente extasiado enterraba sus uñas en la trabajada espalda de Kid, mientras éste jadeaba y gemía excitado. El sudor resbalaba por sus cabellos de fuego y de vez en cuando iba a parar a la frente del moreno quien no hacía más que volver a descontrolarse.

-Kid… más, más, más… hazlo más… hazlo más fuerte- pedía de forma desvariada-

-¡Aghhh…!- ni siquiera era capaz de articular palabra, seguía caliente aun después de haber estado toda la tarde haciéndolo-

-Ya no aguanto…. Me vengo… hazlo más profundo-

Pareció enloquecer ante aquellas palabras, de un momento a otro se volvió más rápido y aumentó el ritmo de sus estocadas a una velocidad frenética.

-Law… Law voy a… voy a acabar…- gimió extenuado-

-Hazlo de una vez…- murmuró, no pudiendo evitar que sus últimas palabras se ahogaran en un gemido de placer al sentir la esencia caliente del pelirrojo llenándole por completo- ahora es mi turno- exclamó y comenzó a masturbarse, mientras Kid aún se encontraba en pleno éxtasis-

-Law… Law… Law… estás… estás jodidamente delicioso- gimió desesperado, como si realmente hubiera estado deseando aquello más que cualquier otra cosa en el mundo-

-Me vengo Kid… me vengo… ¡Aghhhh!- sucumbió al orgasmo y su mente por unos segundos no hizo más que ver electrizantes formas y colores de fuego mientras el placer le derretía hasta las entrañas, su semen escurrió salpicando el abdomen del pelirrojo y el propio causándole un nuevo estremecimiento producto de la lubrica sensación que lo ahogaba-

Se rindió y dejó caer su cuerpo sobre el moreno, aplastándolo por unos cuantos segundos mientras recuperaba el aliento. Por alguna razón se encontraba nervioso, hundió el rostro en su cuello, esmerándose por impregnar su olfato del exquisito aroma que desprendía aquel chico. No quería hablar, no, es más, realmente no podía hacerlo se encontraba completamente extasiado y las palabras parecían no aflorar de su garganta. ¿Qué le diría? ¿Qué follaba como los dioses? ¿Qué nunca lo había sentido tan bien?... vamos, el moreno no le creería una pizca de aquello, realmente no quería sonar como un idiota y verdaderamente lo único que deseaba decirle en esos momentos no venía al caso, por lo menos no todavía. Trató de tranquilizarse y enfriar su cabeza. Sí, debía esperar si quería hacer bien las cosas, no sería el imbécil acosador, dejaría que Trafalgar expresara algo… una pista… algo que le hiciera convencerse de que su más profundo anhelo podría hacerse realidad. Una caricia sobre sus finos cabellos le distrajo de aquellos pensamientos.

-No quisiera levantarme…- terminó por decir Law a la vez que continuaba jugueteando, enredando sus dedos en la cabellera de fuego-

-No lo hagas… quédate conmigo-

-Pero tú no quieres que me quede…-

-¿Ah? ¿Cuándo he dicho eso?- preguntó asustado-

-Nunca… es solo que quería oír que me pidieras quedarme- sonrió-

Ya había anochecido por completo, las cortinas del enorme ventanal aún se encontraban abiertas dejando que las luces de la bulliciosa y bohemia ciudad pasaran a través del vidrio cubierto por la lluvia. Ambos recostados sobre la cama se perdieron en aquella vista por unos minutos mientras la oscuridad descendía sobre la habitación, dejándolos ver a los pocos minutos apenas sus rostros agrisados.

-No te lo pediré… te vas a quedar conmigo esta noche…- lo atrajo hacia su pecho, envolviéndolo con sus fuertes brazos, acariciando lentamente su cabello-

Law sonrió y lo abrazó. No pudo negar que le gustó como se sintió aquel íntimo amarre, era como si no existiera la incomodidad entre ambos, aunque de vez en cuando aquellos malditos nervios volvían a invadirlo provocando que su corazón se acelerara especialmente cuando sentía una caricia del pelirrojo sobre su cuerpo. A completa oscuridad sintió un poco más de confianza y se aventuró a recorrer con suavidad aquella pálida piel oculta en ese instante por la penumbra. Era suave y firme, y desprendía un aroma a desodorante y sudor, le agradaba, a decir verdad le cautivaba quería acercarse más y embriagarse en él. No pudo evitar comenzar a besar su cuello, tan jodidamente delicioso y tanto más ancho que el suyo.

-si sigues así tendré que atacarte…- susurró despacio el pelirrojo-

-Pensé que te habías dormido-

-¿Crees que bajaré la guardia cuando estás desnudo en mi cama? No me jodas ¡eres mi presa y no te dejaré escapar!- lo tomó de la cadera con fuerza, sentándolo en las suyas para adivinar su rostro en las sombras-

-¡¿Tu presa?! ¡¿A qué te refieres con eso?!- preguntó un tanto burlón-

-No te rías de mi Trafalgar… fuiste tú quien vino a discutir y terminaste en mi cama-

-¡cómo dices! ¡Eres tú quien estaba discutiendo… yo solo vine a hacer las paces…-

-¿Sueles hacer las paces de esta forma con todo el mundo?-

-¿Acaso estás celoso?... ¿Qué hay si digo que sí?-

-Harás que me entren deseos de golpearte…-

-¿Y si digo que no?-

-Entonces harás que me entren deseos de discutir todos los días para que vengas a hacer las paces conmigo…- se acercó y besó su pecho-

-De cualquier forma salgo perdiendo- rio despacio- Kid…-

-¿Qué ocurre?-

-De verdad que me gustas mucho y siento lo que ocurrió-

El pelirrojo tragó saliva, aunque no podía ver su rostro, podía imaginar la expresión de seriedad en su semblante.

-Law… está bien, no lo menciones dejemos aquello en el pasado… además ahora te tengo solo para mí- lo empujó a las sábanas y cuando tuvo la intención de abalanzarse sobre él  la palma del moreno en su pecho lo detuvo-

-¡Espera un momento! Hay algo que me está dando vueltas en la cabeza…-

-¿Qué cosa?-

-La recepcionista me anunció como Cavendish y tú me dejaste pasar… ¿esperabas a ese idiota de visita por casualidad?- su tono no hacía más que develar sus celos-

-¿Estás celoso?- preguntó socarronamente mientras ejercía presión para lanzarse sobre él-

-¿yo? ¿celoso? No jodas, solo quería saber por qué lo habrías dejado subir en caso de ser él…-

-Siempre supe que eras tú… por eso…- quitó con fuerza aquella molesta mano- por eso te dejé subir…-

Trafalgar seguía empujándolo.

-Pensé que no querías hablar conmigo-

-Me moría de ganas de hablar contigo…- terminó por admitir-

-Jajajajaja me encantas Eustass Kid… ¿puedo besarte?-

-No… ya te dije que eres mi presa… las presas no piden nada a sus captores, sólo…-

-¿Sólo qué?-

-¡Sólo se dejan devorar!- al fin pudo apoderarse nuevamente de Law, haciéndole cosquillas en todo el cuerpo a la vez que lo besaba y mordía despacio-

 

 

Abrió los ojos y miró a su alrededor, se detuvo en la ventana, al parecer seguía lloviendo pues estaba empañada y con el rocío aún intacto filtrando la tenue y blanca luz de la mañana. Bostezó y con pereza se revolvió en el sillón, seguía bastante agotado y sin ánimos de levantarse, se mantuvo contemplando el techo durante unos segundos hasta que los ronquidos del pelinegro le alertaron que mejor ya era hora de ponerse de pie y en marcha. Según recordaba no le correspondía trabajo comunitario pero Nami lo había requerido con suma urgencia durante la mañana así que ya no tenía razones para seguir durmiendo. Luego de darse una fría ducha preparó su café matutino y caminó hasta el viejo colchón donde se encontraba durmiendo Luffy.

-Oi… oi… Luffy…- susurró mientras lo zarandeaba despacio-

-gnñeee ahññsñaaaaa- balbuceó entre sueños-

Le costó aguantar la risa y tragándose una carcajada prefirió salir y encontrarse con su amigo en la agencia. Después de todo que más daba, prácticamente el menor se había hecho con las llaves del lugar y podía ir y venir cuando quisiera.

 

-¡Zoro! Al fin has llegado- fue recibido por Nami con una radiante sonrisa-

-Hola Nami, perdón por el atraso-

-Tranquilo, tranquilo… no te estreses-

Arqueó una ceja, realmente era extraño ver a aquella mujer sonriendo tan amablemente…

-¿Qué era eso tan urgente que me debías decir?- preguntó yendo al grano, si había algo oscuro detrás de todo eso prefería saberlo de una vez-

-Calma, no te apresures. En primer lugar son dos excelentes noticias que tengo para ti-

Nuevamente arqueó una ceja.

-Como sabrás mañana es el cocktail del cual todos han estado hablando y como sé que vives en las nubes y probablemente hayas olvidado conseguir un traje, Doffy me ha encomendado conseguirte uno ¡Así que iremos a buscarlo!- emocionada lo tomó del brazo y arrastró en dirección a la sección de moda donde se encontraban los enormes armarios de todas las marcas y auspiciadores de la agencia-

-Oi pero… pero… esto yo no sé si ir o no a ese tal cocktail-

La pelinaranja se detuvo en seco.

-¿AH? ¿CÓMO DICES?- frunció el ceño y entonces Zoro supo que la había liado-

-Ehhh esto no se si ir o no…-

-JA! Ni lo sueñes… para ti como modelo de nuestra amada agencia es obligación, así como lo es caminar por la alfombra roja-

-¿Alfombra roja?-

-¡Pues sí! ¿Acaso crees que se trata de una cena simplona? ¡Para nada! Es el evento más esperado del mundo de la moda y ustedes como supermodelos siempre son el centro de atención-

Hizo una mueca de disgusto.

-Tsk! No me interesa… yo no caminaré por ninguna de esas alfombras… ¿acaso no es suficiente con que asista?-

-¡Por supuesto que no! Debes lucirte…. Está en tu contrato, además debes aprovechar… El cocktail se realiza en las salas de evento del casino de la ciudad, es el más lujoso de todo el país, habrá comida a destajo, bar libre, luego está la fiesta electrónica y lo más importante son los representantes de los grandes diseñadores de moda, así que debes recibir todas las tarjetas que te ofrezcan-

Tanta información pareció cabrearle.

-Vale, vale… si me dices que hay bar libre puedo soportar cualquier cosa-

-Eso espero… eres nuestra nueva carta de presentación y debes sobresalir, aunque no creo que eso vaya a ser un problema… bien démonos prisa, de seguro Robin nos espera-

Reanudaron su camino y esta vez llegaron sin ningún imprevisto. Efectivamente aquella alta y esbelta mujer les esperaba con alrededor de cinco distintos trajes para que Zoro se probara. Comenzaron la ardua labor de buscar el mejor, y vaya que resultó complicado pues técnicamente el peliverde lucía bien en todos.

-¿Qué opinas de este modelo? Es un ambo Diable Jamble de terciopelo negro… podríamos combinarlo con estos pantalones- señaló la manager mientras exhibía las piezas-

-Dejémoslo como opción, a todo esto ¿qué opinas? ¿Hay algún color o diseño que te parezca mejor?- preguntó al modelo quien se desabotonaba una sentadora camisa blanca-

-Uhmmmm…. Creo que preferiría algo negro, no quiero nada vistoso ni escandaloso-

Ambas chicas se dirigieron una mirada de cómplices.

-¿Nada escandaloso?… bueno comprendo, aun así déjame recordarte que después del cocktail hay una fiesta y debes llevar un cambio de ropa si es que te apetece, para eso el casino nos facilita otras salas y ustedes tienen la suya privada así que puedes cambiarte sin problemas. A lo que voy es que no usarás la misma ropa toda la noche, por lo que si sientes el ambo o lo que sea que vayas a usar un poco incómodo para el baile no debes apremiarte… la cena es la instancia formal-

Nami asintió.

-Así es querido, no te compliques la vida y escoge el que más te guste y sientas que luces fantástico-

-Si ustedes lo dicen… aunque a decir verdad nada me convence del todo-

-¡Pues entonces pruébate más!...- la pelinaranja estaba bastante complicada. Necesitaba que aquel terco modelo se viera de maravilla, ese había sido el encargo de Doffy y para ella lo que el rubio proclamaba era ley absoluta-

Resultaba ser que el día anterior durante la mañana, Doffy la mandó a llamar. Corrió hasta su oficina y apenas entró se encontró con el jefe siendo maquillado por Caesar.

-Nami, buenos días- le sonrió-

-Hola Nami, buenos días-

-Doffy… Caesar… ¿Qué ha ocurrido?-

-Pues nada dulce mandarina, solo necesitaba asegurarme de que el maquillaje cubriera estos golpes… ya sabes que nada puede lucir mal-

-Ni que lo digas…- suspiró-

-¿Tienes tu traje?-

-¡Sí! es más, lo tengo desde hace unos cuantos meses… ya sabes que adoro este evento- dijo al tiempo que se sentaba frente al rubio-

-Lo sé, lo sé… necesito pedirte un favor- el maquillador le extendió un espejo para que se observara- Creo que pasa desapercibido… ¿qué opinas?-

-Ni siquiera se ve un rastro, es una base maravillosa... ¿Qué debo hacer?- preguntó inquieta-

-Necesito que vistas a Zoro, según Cavendish me contó, aun no tiene visto su traje y sabes que nuestros supermodelos deben ser las estrellas de la noche…. Más aun el chico nuevo del que todos hablarán… y créeme que él no ha salido en la prensa porque los catálogos no han  sido lanzados oficialmente… así que cuando los paparazis vean un rostro nuevo se abalanzarán como buitres, necesitamos estar preparados y evitar escándalos. Además debes comentarle de los busca talentos y los representantes para que esté atento-

-Comprendo, en ese caso ¿podemos recurrir a los diseños que hay guardados?-

-Sí, sí… saca cualquiera que quiera usar yo lo pagaré, realmente no puedo arriesgarme a que cause un alboroto… ese chico tiene potencial y no podemos permitirnos que su incipiente carrera se vea afectada por malas decisiones-

-Puedes estar tranquilo, le pediré ayuda a Robin y Caesar tú también deberías ayudarnos con el maquillaje-

-¡Por supuesto! Solo búsquenme por la mañana, estaré aquí en la agencia hasta las 18:00 luego me iré a preparar a casa-

-Perfecto entonces tú lo maquillas, Robin y yo lo vestimos-

 

Luego de sacar y sacar trajes completos, pasando por todos los estilos, finalmente se decidió por un ambo negro y pantalones del mismo color.

-¡Gracias al cielo ya te decidiste! Ahora solo debemos buscar una camisa, zapatos y accesorios- añadió Nami a la vez que comenzaba a guardar los trajes en sus armarios correspondientes-

-¿AH? ¿AUN NO TERMINAMOS?- estaba cabreado de tanto probar y desvestirse, más aun ante la atenta mirada de esas dos mujeres que ni se avergonzaban en detenerse a observarlo mientras se quitaba la ropa-

-Claro que no, no puedes vestir eso sin zapatos ni una camisa… pero creo que ya sé que puedes usar-

-Sí, sí lo que ustedes digan… solo díganme que ponerme y  ya está- gruñó rindiéndose ante ellas-

-Eso suena mucho mejor…- Robin tomó una camisa negra en transparencia mientras Nami cogía unos lustrosos zapatos en punta de color borgoña- Estos están de maravilla… ahora debes probarte todo, realmente es importante que sepamos como lucirás mañana-

-Está bien… mientras más pronto mejor- pensó cabreado a la vez que se desvestía quedando tan sólo en ropa interior-

Robin le ayudó a acomodar la fina y negra camisa transparente abotonándola con sumo cuidado, pues se trataba de una tela realmente delicada. Mientras tanto el peliverde se ponía los zapatos.

-Veamos Zoro, ponte de pie…-

Ambas mujeres se le quedaron observando impresionadas.

-¿Qué ocurre? ¿Acaso luzco muy mal?- preguntó inseguro al ver sus rostros, mientras se observaba a sí mismo con preocupación-

Ambas sonrieron.

-¡Para nada Zoro! Luces… luces… ¡luces increíble!- exclamó Nami completamente sonriente- ¡ay Dios mío! Es que realmente pareces una estrella de cine…-

-Es cierto Zoro, luces de mil maravillas-

No pudo evitar que un sonrojo invadiera sus mejillas.

-Si ustedes lo dicen….-

-Ahora solo queda pendiente el tema de tu maquillaje… mañana a las 16:00 en punto debes estar acá para que Caesar se encargue de ti-

-¿Maquillaje?-

-Así es… es el último detalle que hará que te diferencies del resto de los mortales… con el maquillaje de Caesar prácticamente no habrá fotografía en la que luzcas mal, deberías estar agradecido-

-¿ah sí?- indiferente se desvistió mientras la manager no hacía más que hablar y hablar-

-¡Por supuesto que sí! el resto de los chicos tendrán que pagar a los asistentes de Caesar para que los maquillen y tú lo tendrás todo gratis, inclusive a él ¡No seas ingrato!-

-Está bien… está bien… muchas gracias por ayudarme- terminó por admitir-

-Eso está mucho mejor-

 

 

-¡Por dios! ¿Acaso alguien podría decir que no luzco divino?- decía para sí mismo Sanji- Definitivamente nadie podrá superar este esplendido diseño… ¡estoy tan emocionado!-

El rubio se encontraba frente a un enorme espejo de 360 grados, observando como lucía aquel hermoso traje en su esbelto cuerpo, se detenía en cada detalle, cada costura y no podía hacer más que sonreír, aquel traje era una pieza de la más alta categoría, un trabajo que tan solo las más habilidosas manos pudieron concebir. Aquel traje era digno de un rey, solo que en este caso él era una estrella… el supermodelo más codiciado en el mundo de la moda ¿a quién mierda le importaba como vestían los políticos después de todo?

-Gracias al cielo tenía estos zapatos nuevos guardados… al parecer estábamos completamente destinados- con suavidad recorrió la fina tela- Y esta camisa… vaya esta camisa sí que no recordaba haberla comprado…- se quitó la americana y luego la camisa para comprobar de qué marca era- Uhmmm… ¡¿SAD?! No puede ser… ¡no puedo ir con esto!- gruñó molesto arrojándola al piso en un gesto de frustración-

Resultaba ser que para Sanji Vinsmoke su atuendo completo debía estar al mismo nivel calidad /precio, y por desgracia suya la marca SAD de la agencia era la más barata (de las prestigiosas en el mercado) y eso… eso no podía ser. Completamente ofuscado se cambió de ropa y bajó al estacionamiento, debía ir y buscar una camisa de al menos 500.000 berries el problema era que no le quedaba dinero y su tarjeta de crédito de seguro estaría a punto de estallar.

-Demonios que hago… quizás si le pido a Doffy… no, no, no puedo rebajarme a eso…- con las manos puestas en el volante trataba de idear la forma de conseguir una camisa- ¡Rayos! ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?!-

Finalmente decidió ir al centro comercial y utilizar el último haz bajo su billetera, una “tarjeta dorada prohibida” a la cual el mismo había apodado así, pues era aquella que no tenía límite de compra por lo que si se entusiasmaba comprando prácticamente podía quedarse sin un solo berrie el mes siguiente. Suspiró y  caminó hasta la entrada, por suerte era temprano  y no transitaba  mucha gente a esas horas, tomó el elevador hasta el último piso donde se encontraban las tiendas más caras de todo el edificio.

-Veamos…. Me pregunto si habrá algo exclusivo, no puedo permitir que alguien tenga la misma camisa…- caminaba a paso rápido mientras miraba a su alrededor, de pronto una voz tras de sí lo hizo sobresaltarse-

-¡Hola Sanji!-

Volteándose rápidamente al escuchar su nombre, se percató que se trataba de Luffy, quien lo miraba sonriente mientras comía un enorme cono de helado.

-Ah, eres tú… ¿Qué  tal?- contestó sin darle mayor importancia-

-¡Estoy muy bien! He venido a comprarme una camisa para el cocktail de mañana- sonrió dejando ver toda su blanca dentadura manchada con chocolate-

Arqueó una ceja al ver la bolsa que el pelinegro cargaba

-Concasse… me pregunto qué camisa habrá comprado este sucio mocoso- pensó mirándolo de pies a cabeza-  Ahhhh ya veo… ¿puedo verla?- preguntó intrigado, después de todo no podía arriesgarse a comprar la misma-

-Sí ¡mira! ¿Te gusta?- señaló al tiempo que sacaba una preciosa camisa color damasco en transparencia-

 

El rubio la tomó con delicadeza y la extendió para observarla mejor. Estaba más que sorprendido, nunca pensó que aquel insoportable crío tuviera tan buen gusto, no obstante permaneció inexpresivo.

-Está bien… es un lindo color-

-¡Es genial! ¿y tú que andas haciendo? ¿También buscas una camisa?- preguntó con curiosidad-

-Sí- respondió a secas-

-¡Entonces ven! Te ayudaré a encontrar una, sé que habrá muchos diseños que te gustarán y me dijeron que hay unas exclusivas como a ti te gustan- lo tomó de la muñeca y comenzó a correr en dirección a la tienda-

-¡Oye espera!! ¿Qué mierda crees que haces?!-

                                          

Completamente derrotado terminaron entrando a la lujosa tienda, apenas pusieron un pie dentro una elegante vendedora se les acercó.

-Veo que ha regresado señor-

-¡Sí! mi amigo busca una camisa- señaló al rubio-

La chica observó a Sanji y un gesto de sorpresa invadió su rostro.

-Se... Se… ¡Señor Vinsmoke! Porfavor dígame ¿en qué puedo ayudarlo?-

-Necesito una camisa, no más antigua que la colección pasada, que sea diseño único-

-Muy bien, pase por acá… -

 

La joven los guio hasta una sección de la tienda aún más lujosamente decorada que la principal, en ella lucían colgadores dorados de los cuales colgaban ordenadamente y por color finas camisas y chaquetas de las telas más codiciadas. Mientras Luffy se sentaba en un sofá y observaba cada movimiento del rubio, éste no hacía más que mirar y mirar la cantidad de diseños exclusivos de Concasse (N/A: su marca preferida xD)

Luego de estar paseándose por un buen rato y probándose unas cuantas prendas se decidió por una hermosa camisa de seda blanca  de 2 millones de berries, la cual combinaba a la perfección con su Wine Concasse Tuxedo.

 

-¿Qué harás ahora cejillas?- preguntó al salir de la tienda-

-¡NO ME LLAMES ASÍ!... Debo regresar a casa…  tengo una cita a las 16.00-  mintió y dirigió su mirada al reloj. Prefería tener una cita con su sofá a salir con aquel insoportable crío-

-Ahhh pero aún es temprano ¿Qué te parece si te invito a almorzar?-

-¡Oi Luffy!- la voz de Zoro interrumpió la conversación-

-¡Zoro!- contestó al ver al peliverde acercarse hasta ellos-

-Cejillas… ¿Qué estás haciendo aquí?-

-Marimo… pues nada que te incumba… bueno nos vemos mañana en el cocktail, adiós- exclamó y se alejó rápidamente dejando a ambos chicos perplejos-

 

¿Qué demonios le ocurría? ¿Por qué de pronto comenzó a sentirse tan estúpidamente nervioso?, hasta sus mejillas se habían comenzado a acalorar un poco y una extraña sensación de angustia le carcomía el estómago. Tragó saliva y por poco casi regresa corriendo al estacionamiento.

-Rayos qué demonios me pasa- pensaba al tiempo que trataba de tomar el volante y sus manos temblaban sin razón aparente- Debe ser el estrés por el evento… sí, debe ser eso y además que no he comido mucho últimamente, es lógico que me sienta débil- trataba de convencerse a sí mismo al tiempo que aceleraba en dirección a su edificio- Mañana será un gran día y ¡NO DEJARÉ QUE NADA NI NADIE LO ARRUINE!-

 

La tarde de Sanji transcurrió lenta y aburrida, realmente se sentía como un idiota. Estaba recostado en su cama mirando por la enorme ventana como la lluvia no cesaba de caer, se preguntaba si al día siguiente continuaría lloviendo pues de ser así necesitaría un nuevo abrigo que hiciera juego con su traje. Se volteó y observó la gran cantidad de bolsas que había traído del centro comercial, tres nuevos pares de jeans, dos camisas, un par de zapatos nuevos y alrededor de cinco camisetas, de tan solo recordar cuantos berries había gastado un dolor de cabeza le invadía. ¿Por qué mierda no se podía controlar?, aunque le costara admitirlo era un comprador compulsivo y lo peor de todo era la pasajera sensación de felicidad que lo invadía mientras compraba, y digo pasajera pues cuando llegaba a casa se sentía abrumado y aburrido hasta tal punto que muchas veces nunca más volvía a usar la ropa que acababa de comprar.

Trató de desviar sus pensamientos y entonces la conversación de la noche anterior llegó a su cabeza, haciendo eco las palabras de su asistente. Apretó los ojos con fuerza y entonces recordó que el marimo no estaba cumpliendo con su horario de trabajo, aunque a decir verdad él tampoco estaba haciendo nada que requiriera de su ayuda. Tomó su móvil y le envió un mensaje para avisarle que no olvidara pasar a recogerlo al día siguiente, esperó que aquel asistente cabeza hueca se dignara a responderle, sin embargo pasaron los minutos y el rubio terminó por dormirse con el celular en la mano.

 

 

-¿De verdad te pondrás eso mañana?- preguntó en tono de burla-

-Sí, ¿Cuál es el problema?-

-El rosa no te queda bien, lucirás ridículo-

-¿De qué hablas? Siempre has dicho que me queda bien-

-Pues ahora pienso que te queda mal, deberías cambiarlo- dijo al tiempo que exhalaba el humo de su habano-

-¿Pero qué dices? tú mismo me convenciste de que lo comprara-

-Pues me equivoqué- sin siquiera detenerse a mirarlo salió de la habitación-

 

Doffy suspiró, estaba cabreadísimo, parecía como si estuviera destinado a tener una semana de mierda, por lo menos en lo que respectaba a su matrimonio. A decir verdad Crocodile cada día estaba más insoportable, tanto más que ya ni siquiera se tomaba la molestia de escucharlo y evitaba encontrarse con él. Para su intriga hacía dos noches que no llegaba a dormir a la mansión y aunque en cierta forma le preocupara que era lo que hacía y donde dormía, su actitud lo tenía tan fastidiado que esas alturas lo que el pelinegro hiciera le iba y le venía.

Lamentaba no haberse percatado antes  del rencor que su esposo le guardaba, en cierta forma era obvio pero al mismo tiempo no tenía como darse cuenta si apenas se veían una vez al año. Y entonces comenzó a preguntarse ¿En qué mierda pensaba al seguir con esa farsa?, aquel matrimonio hacía ya muchos años que había dejado de serlo, inclusive de antes que él lo engañara con aquel afamado actor. Ese suceso solo había servido para acercarlo un tiempo más y luego habían regresado a lo mismo.

Frunció el ceño, estaba cabreadísimo con todo el mundo, especialmente con Crocodile por joderle tanto, sin embargo con quien más estaba molesto era con él mismo por no haber hecho las cosas bien.

-He sido el idiota más grande del mundo… te extraño Law, haré lo que sea para recuperarte aunque eso signifique terminar con esta farsa- pensó mientras salía de su enorme habitación-

 

 

Un rayo cálido se filtró por entre las pesadas cortinas, iluminando su cabellera rubia. Abrió los ojos y esbozó una sonrisa, rápidamente se puso de pie y caminó hasta la ventana la cual abrió para notar el hermoso y radiante sol que despuntaba en el cielo.

-¡SÍ! ¡Es un hermoso día!- gritó emocionado al observar el cielo completamente despejado y sentir  una  agradable temperatura ambiente-

Caminó hasta la cocina para preparar un batido de  frutas, no podía darse el lujo de comer nada muy pesado o su estómago podría jugarle una mala pasada. Mientras bebía tranquilamente cayó en la cuenta que ya era pasado mediodía, en unas pocas horas debía ir a la agencia para que lo maquillaran y  peinaran. El evento comenzaba a eso de las 20.30 pero ellos debían estar ya a las 19:00 en el casino, así que en realidad lo mejor que podía hacer era irse temprano a la agencia y esperar allá. Estaba tan emocionado que apenas podía contener su sonrisa, realmente nada podría salir mal aquel día, su traje estaba nuevo e impecable, su camisa de seguro sería mucho más fina que la de Crocodile y Doffy juntos…. Realmente sería su noche, brillaría como nunca antes y quizás si la fortuna le sonreía podría cambiarse de una vez por todas a una agencia mejor. El sonido del timbre casi le causa un infarto, tanta soledad y silencio le habían vuelto asustadizo. Caminó a la entrada y observó por el pequeño monitor de la alarma que se trataba de Zoro.

-Marimo… ¿qué haces aquí?- preguntó un tanto sorprendido de verlo-

-¿No querías acaso que te viniera a buscar?-

-Sí pero aún es temprano…-

El peliverde empujó la puerta y entró. Un tanto nervioso retrocedió y le abrió el camino cerrando la puerta a los segundos, observó cómo se sentaba en el sofá y ponía sus manos tras su cuello.

-¡¿Qué crees que haces?! Nadie ha dicho que puedas sentarte- gruñó al verlo con aquella actitud tan confiada-

-Ya date prisa  de una vez cejillas… debo regresar a la agencia-

-¡¿QUÉ DICES?! ¿Hasta cuándo piensas que TÚ puedes darme ordenes?- le encaró con la mirada no obstante solo recibió un bostezo como respuesta- ¡Tskkk! Aprende tu lugar marimo inepto-

-Deja de parlotear y vámonos de una vez… ¿Dónde está tu ropa?-

-Si te refieres a mi traje está justo aquí- se acercó al otro sofá e indicó la gruesa bolsa de lino-

-En ese caso vámonos de una vez-

-¡Estás loco! No me iré sin ducharme-

-Puedes hacerlo en la agencia-

-¡Que cosas más asquerosas dices! ¿Cómo mierda pretendes que me bañe en ese lugar?- se alejó por el pasillo mientras continuaba reclamando-

 

Los minutos transcurrían y el rubio no daba señales de salir por lo que sin pensárselo dos veces se aventuró a la cocina en busca de algo para comer.

-Me pregunto que habrá cocinado últimamente este cejillas- pensó al tiempo que hurgueteaba ávidamente la nevera- ¡Aha! Esto huele delicioso….- sacó un bowl rebosante de verduras fritas y arroz, lo metió al microondas mientras buscaba cubiertos y abría confianzudamente una botella de jugo- Mientras ese idiota se baña aprovecharé de comer- sonrió triunfante-

Sin importarle mucho la reacción que pudiera tener su jefe al encontrárselo comiendo de esa forma tan despreocupada en su cocina, se sentó en el mesón y con una sonrisa en su rostro comenzó a comer. Apenas sintió el sabor una sensación deliciosa se apoderó de su paladar y terminó por engullir el plato en apenas unos minutos.

-Ahhh vaya que comida tan deliciosa… me pregunto cómo mierda lo hace este cejillas… Uhmmm- observó el reloj en la pared- ya casi van 45 minutos desde que entró al baño, me pregunto si ya habrá salido- caminó de regreso al sofá y asomando la cabeza al pasillo trató de distinguir al rubio en su habitación, no obstante la puerta estaba abierta de par en par. Avanzó con algo de timidez hasta encontrarse en el marco, asomó su cabeza y entonces comenzó a preocuparse pues el rubio no se veía por ningún rincón de aquella amplia habitación. 

Una extraña sensación comenzó a invadirlo y presuroso avanzó hasta la puerta del baño, pegando su oído a la fría madera para escuchar si el agua aún corría.

-Cejillas… ¿te falta mucho?- se atrevió a golpear suavemente mientras elevaba su voz-

Al no obtener respuesta tocó un poco más fuerte.

-Cejillas estamos atrasados ¿Cuánto tiempo más te vas a tomar?-

Nuevamente no obtuvo más que silencio. Pegó su oído y entonces pudo distinguir el sonido del agua corriendo al tiempo que  su pecho se agitaba y un desagradable sentir le carcomía el estómago. Golpeó mucho más fuerte esta vez y al no escuchar respuesta se abalanzó sobre la puerta, forzándola en apenas un santiamén. El vapor de la habitación le cegó por unos instantes hasta que pudo distinguir el rostro del rubio completamente estupefacto.

Ambos se quedaron mirando por unos segundos hasta que Zoro cayó en la cuenta que su jefe se encontraba tomando un baño de burbujas y en sus oídos se asomaban unos audífonos blancos.

-Cejillas… estás bien, pensé que te… que te…- exclamó mientras un gesto de alivio cruzaba su rostro-

Completamente nervioso producto de lo que acababa de pasar y con su barbilla temblando se atrevió a responder:

-Ma…ma…marimo… ¿qué… qué crees que haces?-

Apenas en ese instante se dio cuenta de lo que había hecho. El sonrojo en sus mejillas no se hizo esperar y las palabras comenzaron a perderse en su garganta, de pronto sintió un enorme peso sobre su cuerpo y sin saber que contestar retrocedió hasta la puerta.

-¡Espera! ¡Me dirás que rayos pretendías hacer destruyendo mi puerta!- gritó cuando lo vio alejarse-

-Sólo date prisa, ya se nos ha hecho muy tarde- su voz se perdió en el pasillo-

 

Sanji un tanto perplejo con lo que acababa de pasar se puso de pie y buscó una toalla para secarse. Estaba molesto, a decir verdad nervioso y eso le cabreaba pues no había ninguna razón por la cual alguien como  él debiera estarlo. Suspiró y entonces trató de aclarar su mente, llegando a la conclusión que todo aquello se debía al estrés del cual estaba siendo víctima producto, entre otras cosas, del comportamiento idiota de su asistente.

-Ese cabeza hueca… maldito marimo por su culpa me encuentro estresado- frunció el ceño y una vez se hubo vestido caminó a la sala donde se encontraba Zoro, dispuesto a encararlo-

Apenas se puso en frente suyo nuevamente esa sensación en su estómago le invadió, sin embargo pareció ignorarla pues fue directo al grano:

-¡¿Qué mierda te crees para venir a apurarme?!-

Zoro evitó el contacto visual y se limitó a responder:

-Tsk!... vámonos de una vez-

-¿Hasta cuándo tengo que decirte que TÚ NO ME DAS ORDENES? ¡Idiota cabeza de alga!... ¿Qué crees que hacías irrumpiendo en mi baño de esa manera? ¿Acaso querías matarme de un infarto?- se atrevió a interrogar al tiempo que se acercaba un tanto más, de forma desafiante-

Por su parte Zoro no hacía más que fruncir el ceño. ¿De veras que el cejillas se atrevía a reprenderlo después de que él solo estaba preocupado?... se detuvo en este detalle ¿acaso había dicho preocupado? ¿Realmente se había preocupado por ese imbécil? Mientras escuchaba al rubio parlotear y echarle mil cosas en cara se dio cuenta de que en verdad se había asustado al no escuchar una respuesta cuando tocó la puerta del baño.

-¡Ni siquiera eres capaz de responder! ¡Por tu culpa me estoy enfermando de los nervios! No dejaré que arruines este día, así que mantente alejado de mí en todo momento-

-Como quieras…- se limitó a responder al tiempo que se ponía de pie y caminaba hasta la puerta- ¿Ya nos vamos?-

El gesto de indiferencia que cruzó su rostro no hizo más que enfurecer a Sanji quien apretó los puños y presuroso le siguió hasta encontrarse otra vez frente a él.

-¡TÚ NO ME DAS ORDENES! Y NO HE TERMINADO CONTIGO YO…-

-¿Y qué más se supone que me dirás? Ya no tengo porque estar escuchando como me culpas por tus problemas… Todo lo que te ha ocurrido ha sido a causa tuya-

-¿Cómo mierda puedes ser tan descarado? ¿Acaso olvidas todos los problemas que he tenido porque no me escuchas?-

-¿AH?- preguntó confundido, no podía dar crédito a lo que escuchaba- No pensé que fueras tan mentiroso-

-El único mentiroso y que se empeña en joderme la vida eres tú ¡No quiero que te acerques a mi esta noche!- le repitió alzando la voz-

-Está bien, no pensaba hacerlo de todas maneras-

 Esta respuesta pareció irritarlo aún más.

-¿y bien?-

-¿y bien qué?- Zoro ya estaba comenzando a fastidiarse enserio con toda aquella discusión que el rubio sostenía-

-Dime porque mierda entraste al baño de esa manera-

Todo su cuerpo se tensó y entonces como un reflejo se volteó, dispuesto a abrir la puerta y salir, ya poco y nada le importaba llevar a aquel insoportable sujeto a la agencia.

-¡NADIE TE HA DICHO QUE PUEDAS IRTE MARIMO!- vociferó al descubrir la intención del peliverde- RESPONDEME-

-Ya detente con todo esto… me estás fastidiando, tan sólo apresúrate y vámonos de una vez- articuló con dificultad-

-No iré a ninguna parte hasta que me lo digas-

-¡Cállate y vámonos! Si te importa tanto ese maldito evento no querrás llegar tarde-

-Ni te atrevas a decirme eso, por tu culpa nos estamos retrasando-

-¿Qué dices? ¿Por mi culpa?... vete a la mierda, no me quedaré esperándote ni un segundo más-

Una vez dijo esto se atrevió a abrir la puerta, no obstante cuando estaba dispuesto a salir sintió que el rubio lo tironeaba de la camisa. Esto pareció alterarle enormemente pues reaccionó de forma brusca, empujándolo unos cuantos metros atrás.

-¡¿QUÉ CREES QUE HACES MALDITO?! ¿POR QUÉ MIERDA CREES QUE PUEDES EMPUJARME?- nuevamente avanzó hasta su asistente y le devolvió el empujón-

-Porque eres un idiota, ¡no me interesa ser tu asistente! ¡Nunca he querido serlo! Solo hago esto porque Luffy y Nami me lo pidieron, así que no creas que si quiero golpearte no lo haré- en un tono amenazante le tomó con fuerza de la muñeca-

-¡NO SABES CUANTO TE ODIO! ¡ERES…. ERES… ERES INSOPORTABLE!-

-El único insoportable aquí eres tú-

-Yo solo te estoy haciendo una pregunta y tú no la respondes… está claro quién es el estúpido aquí- sonrió burlón mientras se deshacía de la mano en su brazo de un solo tirón- Dime ¿por qué mierda entraste al baño de esa forma?-

Nuevamente desvió su vista y fingió ignorar aquella maldita interrogación.

-¡DIMELO!- le gritó-

-¡ESTABA PREOCUPADO POR TI!- completamente ofuscado por toda aquella estresante situación terminó por gritarle lo que menos desearía haberle gritado-

Sanji abrió los ojos como platos y el rubor en sus mejillas no se hizo esperar.

-Quiero decir… yo… yo… pensé que podía haberte sucedido algo porque tardabas demasiado…- trataba de explicarse no obstante los nervios detenían las palabras en su garganta, haciéndole tartamudear como un idiota-

Se encontraba cabizbajo y con un insoportable calor en el rostro, ni siquiera se atrevía a mirar a los ojos a aquel estúpido cejillas, por lo que sin esperar una respuesta se volteó y regresó a la puerta.

-Te espero abajo- señaló dándole la espalda, al tiempo que caminaba en dirección al ascensor-

Permaneció de pie en el mismo lugar por unos segundos, estaba boquiabierto y el gesto de sorpresa aun no desaparecía de su rostro. Cuando logró reaccionar se dio cuenta de que realmente era tarde así que tratando de olvidar lo que acababa de escuchar tomó su bolsa de lino junto con las demás cosas y las llaves de su coche y se dirigió hasta los ascensores. Tratando de desviar sus apremiantes pensamientos, recordaba lo maravilloso que sería aquel día y todos los invitados que asistirían al evento, no obstante se le estaba haciendo imposible, no sólo porque ahora sí que estaba hecho un manojo de nervios sino además porque ese maldito calor no desaparecía de su rostro.

-Vamos… porque mi cara está tan caliente… luciré como un idiota… estúpido, estúpido marimo porque me haces ponerme de esta manera-. Más vale me hubiera quedado callado, ¡pero es que es imposible!... por qué ese idiota hace esas cosas… solo quiere… pareciera que tan solo quiere fastidiarme- se decía a sí mismo-  

Una parte suya deseaba regresar rápidamente a su piso y esconderse en el armario, sentía esa maldita sensación en todo su cuerpo y cada cierto rato su barbilla comenzaba a temblar, por lo que permanecía cabizbajo.

-Maldito idiota, hasta dijo que estaba preocupado por mí…- una sonrisa cruzó sus labios y por un instante se sintió feliz- ¿Quiere decir entonces que le importo? Apenas esa pregunta vino a su mente se percató que estaba sonriendo como un imbécil. Rápidamente negó con la cabeza y frunció el ceño- Ese maldito me las pagará, lo único que hace es humillarme-

Cuando el ascensor se detuvo en el estacionamiento su garganta comenzó a secarse y su rostro se acaloró aún más. Vio cómo se abrían las puertas y su único deseo fue quedarse dentro, no obstante sabía que eso no era posible por lo que armándose de valor caminó hasta que se hubo encontrado a pocos metros de su coche, y entonces lo vio. Ahí de pie, apoyado en la puerta se encontraba su asistente, con la mirada ladeada y bastante estoico. Avanzó lentamente hasta él, tratando de disimular los ya incontrolables nervios que se habían apoderado de su cuerpo. Mantuvo la compostura hasta que se acercó y le cedió las llaves sin decir una palabra, notó como la mirada del peliverde bajaba al piso.

-¿Acaso irás así a la agencia?- le preguntó señalando sus pies-

Sanji bajó la mirada y entonces se dio cuenta que había salido completamente descalzo. Esta vez su rostro se volvió rojo y obligando a su asistente a tomar las cosas que cargaba corrió sin mirar atrás de regreso al ascensor.  

Notas finales:

Me pregunto por qué Sanji olvidó ponerse zapatos xDD!

Las amo :)


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