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Pink Cocktail por LovingTales

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Notas del capitulo:

Hola hola mis soles!

¿Cómo están? 

Espero que todxs estén de maravilla y con todo fluyendo en sus vidas como debiera ser 

Bueno les cuento que yo al menos estoy resfriadita y en cama :( así que ya se imaginan x.x, al menos aquí en Chile la primavera ha sido una estafa y parece más invierno, con un sol que apenas se deja ver y un frío que ya me tiene harta -.-

Y en fin vengo a actualizar como siempre mil años después y ya ni explicacines tengo, me da pena siempre dar vueltas en lo mismo xDD así que tan solo las invito a leer. 

Antes que nada les comento que he decidido subir una primera parte porque ya me estaba yendo por las 60 páginas en word y creo que eso en una plataforma como esta cansa los ojos (hasta de las más valientes) además de que ya quería darles aunque sea un adelanto. Sé que quizás muchas se sientan estafadas porque la historia no avanza !pero es que de verdad se me van las páginas escribiendo y me cuesta ir al grano!!! lo siento mucho T.T son mis defectos de escritora pero al menos las hago reír )? 

Bueno y ya sin más preámbulos les dejo el cap que espero disfruten este finde !disfrutenlo! las amo y nuevamente mil gracias por seguir esta historia tan demorona xDDD, enserio son las mejores

 

un besito y se me cuidan !prometo actualizar apenas pueda!

bye bye 

En el capítulo anterior...

 

Tragó saliva. Sentía que no era capaz de emitir palabra alguna. Deseaba demostrarle lo equivocado que estaba

 

Sin medirse en lo absoluto acercó su mano hasta el cabello del rubio y comenzó a acariciarle despreocupadamente, ordenándole los mechones que caían sobre su rostro y volviéndolos a su lugar.

Estaba tan jodidamente cerca que el aroma de su perfume comenzaba a impregnarse en su nariz. Respiró agitado y sin pensarlo se acercó a sus labios y lentamente los besó.

 

 

Capítulo 30: Zoro (parte I)

 

 

A pesar de que apenas hacía unos pocos minutos había amanecido lo cierto era que el aeropuerto se encontraba atestado. Tal parecía ser que aquella ciudad nunca cambiaría y es que aunque había viajado en clase alta con todas las comodidades posibles que se podía encontrar en un avión al aterrizar debía tomar el mismo recorrido que todos los demás pasajeros.

-Debí pensar mejor a qué aeropuerto llegar- se lamentó tras tener que hacer una enorme fila para caminar rumbo a la salida de aquel lugar-  Gracias al cielo me ahorré la fila de las maletas- pensó al recibir en una sala aparte su equipaje-

 

Por suerte nadie pareció reconocerla y vaya qué suerte pues apenas vestía unos jeans holgados y una camiseta de algodón negro que de alguna manera lograba disimular su enorme busto, sin olvidar la clásica gorra del equipo de baloncesto favorito de la ciudad y que milagrosamente cubría con una sombra sutil sus bellos ojos.

 

-¡Con que aquí estás! ¿Llevas mucho tiempo esperándome?- dijo una voz al tiempo que ella se volteaba sobresaltada-

-¡Santo Dios Shanks! Casi me matas del susto-

-JAJAJAJAJAJA lo siento, discúlpame Boa, no lo pude evitar-

-Acabo de salir… vámonos de una buena vez por favor-

-A sus órdenes- bromeó el pelirrojo al tiempo que tomaba la maleta y la arrastraba en dirección hasta donde se encontraba su coche-

 

Apenas subieron Boa Hancock tomó su enorme cartera y sacando de ella un espejo procedió a observarse.

-Vaya ojeras-

-Pensé que habías viajado en primera clase ¿Cómo es eso de las ojeras?- exclamó Shanks mientras se esforzaba por mover su enorme coche del pequeño aparcamiento donde de alguna manera había logrado estacionar-

-Primera clase o no querido son las consecuencias de madrugar… y lo  peor fue esa enorme fila al salir-

El pelirrojo arqueó una ceja para posteriormente esbozar una sonrisa.

-Bueno pues es lo normal ¿no?-

-Sí, supongo que tienes razón. A todo esto ¿Por qué demonios me hiciste llegar a este maldito aeropuerto?-

-Pues porque es precisamente a este donde nunca llegan paparazis o esos sujetos tan desagradables que tanto odias-

 

La mujer pareció reflexionar por un segundo.

-Es cierto, al menos nadie me molestó-

 

Finalmente y tras esforzarse por unos minutos logró dar la vuelta y aceleró en dirección a la autopista que conducía a la enorme ciudad.

 

-Mirándote detenidamente me di cuenta que hace años no te veía vestir de jeans y camiseta ¿Acaso te robaron los tacones?- bromeó-

-No me jodas… créeme que no es muy agradable viajar en avión con ropa formal… no sé cómo lo hacen esos ejecutivos y banqueros-

-Esos sujetos están dementes… y bueno ahora la pregunta del millón ¿Cómo estuvo la boda?-

-¡Estuvo realmente genial! Todo muy elegante y bien dispuesto y no te puedes imaginar la comida ¡Realmente Ace y Marco se ganaron la admiración de todos!-

-¿Enserio? Vaya que alegría. Lamento mucho no haber podido asistir- exclamó con un aire de tristeza- Pero en fin, al menos fueron mis leales embajadores-

-Así es… así es, vi a Sabo pasándosela muy bien-

-¿Cuándo no?- rio- ¿Y cómo se portó Luffy? Espero no haya causado ningún desastre, ya sabes lo irritable que suele ser Marco a veces-

 

En ese instante se encontraban cruzando un enorme puente. El sol ya se alzaba resplandeciente en el cielo y una agradable brisa corría traviesa entre los arboles de un parque cercano. Al parecer aún quedaba buen clima para esa semana.

 

-¿Luffy? ¿Asistió a la boda?- inquirió extrañada-

-¡Por supuesto!-

-Uhmmm no recuerdo haberlo visto aunque bueno quizás pudo haber estado en otra mesa ¿Te mencioné que me senté junto a Doffy?-

-Qué extraño… no me lo mencionaste y ahora que lo acabas de hacer y veo tus ojos de enamorada puedo entender por qué razón no viste a mi pequeño revolotear por ahí-

-¿Enamorada?- rio- Puede ser, aunque creo que de todas formas alguien como Luffy definitivamente no pasa desapercibido-

-En eso tienes razón… ¡Santo dios apenas son las nueve y ya empezó el maldito tráfico!-

-Pero Shanks el tráfico comienza a las siete de la mañana-

-¡Lo sé pero pensé que esta avenida se encontraría más despejada! Ni modo, llamaré a Makino para avisarle que vamos atrasados-

-Muy bien, por mi parte no tengo apuro, mi trabajo comienza mañana-

 

En ese instante un móvil comenzó a sonar estrepitosamente.

 

-¡Dios mío bájale el volumen a esa cosa!-

-¿Y entonces cómo quieres que lo escuche? ¡Mira es un mensaje de Luffy!-

-¿Él también llegaba hoy?-

-No lo sé, según me avisó pidió vacaciones…  Dice:

 “Hola llege bn a la ciudad. Em boy a kdar en el hotel y en la tard a la boda. Parc k es a las 5. Te aviso”

Bueno al menos algo entendí… quizás debí pagarle clases de literatura cuando era pequeño-

-Creo que ya es tarde para arrepentirse Shanks, pero no entiendo ¿Ese mensaje cuando lo envió?-

-Pues hoy… dice enviado Lunes a las 09:07-

-¿Hoy? ¿Pero cómo es posible? Si la boda fue el sábado… ¿Cuándo tomó Luffy el vuelo?-

-Pues ayer en la mañana-

-¡Eso es imposible Shanks!-

-¿Cómo que imposible? ¡Yo mismo lo fui a dejar!-

-¿Y dices que iba rumbo a la boda?-

-Pues claro-

-¿De Marco y Ace?-

-¡Así es!-

-¡Pero te estoy diciendo que la boda se celebró el Sábado! ¡Lo sé porque yo estuve ahí!-

-¿Entonces no era hoy?-

-¡Por supuesto que no! ¡Por algo estoy de regreso! Shanks por todos los cielos ya deja de consumir esas malditas pastillas-

-Jajajajajaja ay que divertido… bueno ¿Qué tiene de malo que haya pensado que es hoy?- comenzó a reír muy fuerte -

-Pues que es un jodido lunes, dime ¿Quién demonios se casa un día lunes?-

-Yo y Makino-

-¡Pero era un día nacional festivo! Hoy es hábil-

-JAJAJAJAJA- el pelirrojo esta vez estalló en carcajadas- Entonces Luffy… ¡Dios ayúdame con ese crío! ¡Vive en la luna! JAJAJAJAJAJJA…. Espera debo contarle esto a Makino-

 

Sin poder evitar contagiarse la reina de Redhawk rio divertida.

 

 

Finalmente y luego de al menos dos horas de tráfico ambos llegaron al edificio de Redhawk, el cual siendo sinceros era a lo menos gigante. Todo un rascacielos dedicado completamente al servicio del pelirrojo y sus colaboradores, quienes se habían encargado de convertir aquel lugar en la más prestigiosa agencia de moda del mundo. Y esto realmente no era ninguna exageración pues  prácticamente no había celebridad de aquel ámbito que  no hubiese trabajado al menos una vez para Redhawk.

 

Dentro el ir y venir de los empleados era caótico en los doce pisos con los que aquel edificio contaba.

 

-Señorita Boa ¿Cómo estuvo su viaje?- exclamó su asistente apenas la vio entrar-

-Marguerite querida, realmente estuvo agotador… pero creo que la boda compensa todas las consecuencias-

-¿Enserio? ¡Me alegro mucho por usted! En su ausencia agendé todo lo que me pidió pero me imagino que debe venir agotada y no quiere saber hasta más tarde del trabajo de esta semana…-

-Me leíste la mente… ¿Algún mensaje importante?-

-Muchos mensajes pero importantes no lo sé… quizás uno, ya sabe de Mi… Mi…Miha…-

-¡Basta no digas su nombre! ¿Qué quiere el ojos de halcón?-

-Dijo que apenas estuviera de regreso organizaría la reunión con el abogado para poder comenzar a trabajar en los papeles de divorcio-

-¡Al fin tiene una idea decente! Muy bien, ¿Algo más?-

-Solo ofertas laborales y algo relacionado a un perfume-

-¿Perfume? Eso suena tentador, lo revisaré más tarde-

-Muy bien. ¿Algo más que pueda hacer por usted?-

-No querida muchas gracias… iré a descansar unos minutos, luego me iré a casa y mañana nos ponemos en marcha. Atenta a tu móvil, te llamaré en la noche-

-Entendido. Descanse por favor-

-Eso espero- sonrió al tiempo que tomaba un ascensor- ¡Nos vemos!-

-¡Hasta pronto!-

 

Y así era todos los días, al menos de lunes a viernes y alguno que otro sábado durante el mes. Pero era la vida que había elegido y aunque a veces se cansara de la rutina lo cierto era que adoraba su trabajo.

Sin querer esforzarse mucho más en organizarse para el día siguiente entró en la sala de descanso común del octavo piso y aunque como era de esperarse tenía su propio camarín, lo cierto era que no había como aquellos sofás. Rezando para que no hubiera nadie abrió la puerta y qué decepción se llevó al ver a los muchachos de Repel tumbados en el sofá sin mucho por hacer.

-Críos vagos- pensó molesta al entrar y darse por enterada que apenas quedaba un hueco en uno de los sofás, justo al lado de Eustass Kidd-

-Vaya, vaya miren a quien tenemos aquí-

-Hola muchachos ¿Cómo les va?-

-Nunca se puede estar mal cuando la reina de Redhawk entra en acción- dijo uno de los chicos recibiendo a los segundos un cojín justo en su rostro-

-Que amable… ¿Por qué no me das un espacio Kiddy? Apenas vengo llegando a la ciudad-

-¿Ah sí? ¿Por qué debería?-

-Pues porque tú querida Tía Boa Hancock sabe algunas cosas de cierto personaje cuyo nombre empieza con L y termina con W, que quizás puedan interesarte-

 

Las mejillas del pelirrojo enrojecieron.

 

-¡¿Qué sabes tú que me podría interesar?! ¿Acaso crees que me importa ese imbécil? Odio esa agencia de putas, por mí se pueden ir al mismísimo demonio- bufó molesto cual niño pequeño taimado-

-¿No es adorable? ¡El pequeño Kiddy está enfadado!-

-GRRRR!!! no me provoques mujer-

 

Rápidamente Boa se puso de pie, caminando por detrás del sofá y quedando justo a espaldas de Kidd. Sin previo aviso le tomó el cabello y comenzó a peinarlo, dejándole ordenadísimo.

-¡¿Oye qué crees que haces?!-

-Pues te peino ¿Acaso no te viste en el espejo? Ese cabello parecía un verdadero remolino-

-¿Me peinas a mí también?- preguntó Heat-

-Quizás lo haga el día que decidas darte un baño-

-Ohh cielos…-

-¡Mira como me dejaste! Parezco un imbécil- protestó al tiempo que se observaba en un enorme espejo e intentaba quitarse una especie de traba del cabello- Te ordeno que me quites esta cosa-

-Lo siento ahora estoy descansando-

-¡Oye! ¡Ahora me robaste el sofá!-

-Jajajajaja ya lárguense a ensayar de una buena vez… Los esperan en la sala de grabación-

-No nos han dicho nada-

-Pues a mí me pidieron que les avise… ¿Por qué otra razón quisiera venir a esta espantosa sala?-

-Tsk… muy bien, vamos muchachos… no quieren ganarse un reto de parte de Shanks… ¡Me las pagarás bruja Redhawk!-

-Sí… por supuesto que si- pensó Boa al tiempo que se estiraba cómodamente en el sofá y cerraba sus ojos durmiéndose a los pocos segundos-

 

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La delgadísima cortina se agitaba con violencia dejando colarse por entre la ventana un viento de los mismísimos mil demonios. Tal parecía ser que definitivamente el verano se había marchado a otro lugar, siendo el día de la boda el último recuerdo de aquella suave y cálida brisa de las bien disfrutadas vacaciones estivales. Al menos para todos menos para Sanji, quien miraba aletargado como se estremecían con fuerza los arboles del patio.

Sin muchas ganas se levantó y asomando la cabeza sintió como su cabello revoloteaba salvaje, tironeado por los vientos del norte que ahora amenazaban con una lluvia inminente. Sin querer mojarse cerró la ventana de un fuerte golpe al tiempo que deslizaba lentamente sus dedos por el vidrio, ansioso de contar las poquitas gotas de agua que ya habían comenzado a caer. Y es que si fuera el temporal parecía amenazar con llevarse a volar las tan bien tendidas sábanas de la vecina, dentro de su cabeza la tormenta de ideas y pensamientos ya había acabado con varias neuronas, o al menos eso pensaba él.

Resulta ser que luego de aquella bochornosa situación en la cual se había visto involucrado ya ni sabía qué demonios pensar, ¡y lo peor de todo era ese estúpido marimo que parecía no darse por enterado de absolutamente nada!

Suspiró molesto e intentando llevar su atención a otra cosa se dio una bofetada mental al recordar la sensación de calidez de los labios de aquel idiota.  Siendo sincero realmente no había dejado de recordarla, era como si aquel momento se estuviera repitiendo durante todo el día y él no hacía más que resignarse. Bueno al menos era lunes y se encontraba un tanto más tranquilo pues simplemente el día anterior se había portado como un verdadero imbécil.

Resulta ser que en la madrugada (tras llegar a duras penas de la boda) en cuanto se hubo dormido el marimo y luego de aquella vergonzosa  “escena”, sin saber muy bien cómo reaccionar tan sólo atinó a huir al sofá, dejando a Zoro durmiendo plácidamente y con una expresión en su rostro que no hizo más que torturarle. Sin poder conciliar el sueño se mantuvo observándole durante horas y horas completamente inmóvil e incapaz de moverse pues en esos instantes había quedado totalmente paralizado y con el corazón a punto de escapársele del pecho. Se esmeró en respirar y tranquilizarse y de verás que lo hizo pero entonces su mente comenzó con aquellos juegos que tanto parecía disfrutar, recordándole una y otra vez esa mirada y la deliciosa sensación de esos labios sobre los suyos. Pasado un rato y sin darse cuenta se durmió despertando a eso de las cinco de la tarde y sin señales del marimo cerca.

Se levantó con la esperanza de que todo se hubiera tratado de un sueño pero que sorpresa se llevó al quitarse la camisa y sentir más fuerte que nunca el aroma de Zoro. Casi cayó de espaldas. Presuroso se metió al baño y echando a correr un chorro de agua fría sobre su espalda intentó aclarar la situación. Quizás Zoro nunca había llegado a casa con él y todo realmente había sido una fantasía suya y lo del aroma podía explicarse porque aquella madrugada durmió en el sofá… sí, eso debía ser aunque lo de aquella fantasía estaba mal y merecía un castigo por haber caído tan bajo.

Se vistió rápidamente y quiso regresar a la cocina por un vaso de agua, pero justo cuando abrió la puerta del baño se encontró frente a frente con el marimo, quien parecía venir llegando.

-¿Cejillas? Con que ya despertaste…- exclamó tranquilamente al verle-

-Ma…ma…marimo… sí, digo acabo de despertar… ¿Tu vienes llegando de la boda? ¿Así que seguiste celebrando?- inquirió nervioso-

Zoro arqueó una ceja.

-¿De qué demonios hablas? ¿Acaso olvidaste que llegamos juntos anoche? ¿Qué por tu culpa tuvimos que caminar veinte kilómetros?

Sanji  al comienzo palideció para posteriormente enrojecer como nunca antes.

-Ehh… no, no recuerdo nada- mintió cuando su mente entonces le dio a entender que definitivamente todo había sido real-

-Vaya y yo que pensé que era el más ebrio- rio divertido- Bueno comamos algo, tengo tanta hambre que hasta una de esas hamburguesas grasosas sería una buena opción-

 

Quedando paralizado por unos segundos asintió y rápidamente caminó de regreso al baño.

-¡Sí, seguro!- respondió dando un portazo de aquellos que tanto le caracterizaban-

 

Zoro por su parte le miró extrañado pero sin querer ahondar más en el asunto supuso que de seguro estaba con resaca, después de todo el rubio también se había pasado de copas en la fiesta.

 

Por su parte Sanji daba vueltas en el baño, sin saber muy bien qué pensar de todo aquello y forzándose a mantener la calma y aclarar su tan alterada psique. Tal parecía ser que aquel idiota estaba tan ebrio que ni siquiera ahora lograba recordar lo que había sucedido, aunque sí recordaba que habían caminado. ¿Entonces qué demonios se traía entre manos?

-Que se joda ese imbécil- pensó queriendo quitarle importancia a lo sucedido- Si él no recuerda las cosas que hace cuando está ebrio no es mi problema… aunque tampoco se lo voy a recordar o pensará que me gustó o quizás que otra mierda se le pueda pasar por la cabeza- decía mientras acababa de convencerse a sí mismo que lo mejor era olvidarse de todo aquello y fingir que nada había sucedido. Al menos eso le dejaba tranquilo o eso había pensado en aquel momento-

Respiró hondo y decidió salir a la cocina, listo y dispuesto a enfrentar cualquier situación aunque no podía negar que un nudo en el estómago amenazaba con joderle su plan de “No me importa nada”.

Apenas vio al peliverde regresar con una bolsa de compras se precipitó al lavaplatos y tomando un vaso lo llenó de agua para posteriormente beberlo en un santiamén.

-¿Oye te encuentras bien? Estás muy rojo…- le preguntó Zoro al tiempo que se acercaba, quedando apenas a unos centímetros suyo-

-Ehh… sí… sí… ¿Por… por qué lo preguntas?- torpemente retrocedió, chocando con un mueble y golpeándose la cadera-

-No lo sé, solo pregunto. Quizás tienes fiebre-

Una vez dijo esto, y sin previo aviso, Zoro llevó una de sus manos a la frente del rubio, quien casi sufre un infarto.

-Uhmmm estás ardiendo en fiebre… quizás tomar ese aire costero te hizo mal-

-Qué… que dices, yo estoy bien, solo tengo calor- mintió y deslizándose rápidamente se alejó de Zoro quien le miró extrañado-

-Si tú lo dices…-

-Sí, sí… vamos a comer de una vez. Tengo mucha hambre-

Aún más confundido el peliverde se encogió de hombros y resignándose a entender qué le sucedía al idiota prefirió sacar las hamburguesas de su envoltorio y ponerlas en la mesa, sin dejar de observar cómo Sanji tomaba una y sin siquiera pensarlo le daba un mordisco, fijando su mirada en una botella de cola que tenía justo en frente.

-Ehhhh al fin algo de comer- exclamó intentando romper el silencio- Ya  estaba desmayándome del hambre-

No obstante el rubio no emitió palabra.

-Oye… y ¿enserio te encuentras bien?- preguntó nuevamente y sin poder ocultar la preocupación en su mirada-

-¿Por qué me mira así?- pensó Sanji y esta vez le observó, esforzándose por no lucir como un idiota- Ehh… sí, aunque quizás me duele un poco la cabeza- mintió, al menos si se hacía el enfermo aquel tonto no le seguiría haciendo preguntas-

-Se llama resaca-

-Tsk… no me tomes por imbécil-

-Quizás lo mejor sea que descanses, iré a arreglar tu cama- dijo mientras se ponía de pie y caminaba hasta el colchón, ordenando las mantas lo mejor que podía-

En ese instante Sanji pareció enloquecer. ¿Qué mierda estaba haciendo ese imbécil? ¿Por qué se preocupaba tanto en si le dolía o no la puta cabeza? ¿Acaso le daba igual haberlo besado y luego fingir que nada había pasado?

Suspiró y tratando de enfocarse en otras cosas continuó comiendo. Pero luego de unos cuantos bocados le fue prácticamente imposible. El hecho de que Zoro no pareciese recordar nada le estaba consumiendo la mente. No era como si le importara demasiado pero vamos, ¿Cómo mierda alguien que hacía eso no lo recordaba? ¿O cómo lo hacía para disimular tan bien? O ¿de veras que todo había sido un sueño?

 

-¿Y no has recibido ninguna llamada de parte de tu amiga?- preguntó Zoro al tiempo que daba un sorbo a una enorme botella de cola-

-¿Amiga? ¿De quién demonios hablas?-

-Viola… Violet… la bailarina…-

-Seguirás con eso…-

-Es que estoy celoso - respondió a secas  dando un enorme mordisco a la hamburguesa-

 

Sanji casi sintió su corazón estallar.

 

-Jajajaja eres un imbécil- dijo sin siquiera atreverse a mirarle a los ojos, aunque una parte suya parecía obsesionada con preguntar el por qué supuestamente estaba celoso-

-Ya veo… pensé que le seguirías hablando-

-No me interesa esa mujer, creo habértelo mencionado ayer-

-Sí, no lo sé, no lo recuerdo-

 

Ya estaba, así que el idiota ese no se acordaba de nada o si lo hacía de seguro se trataba de esos típicos recuerdos borrosos. Sin querer continuar con aquel tema frunció el ceño y fingiendo que su cabeza estaba a punto de explotar  se levantó de la mesa.

 

-Voy a la cama, creo que lo mejor será que descanse un poco-

-Está bien… ¿necesitas algo?- inquirió poniéndose de pie y siguiéndole hasta el mismísimo colchón-

-No, no, gracias. Cerraré los ojos- mintió, pues en realidad solo estaba buscando evitar a toda costa llegar a ese tema -

-Bueno… descansa entonces-

Por alguna extraña razón Zoro se sintió un tanto confundido, era como si toda aquella situación le estuviera haciendo sentir fuera de lugar o un tanto perdido.

-Qué mierda…- pensó y sin querer darle más vueltas al asunto regresó a terminar la monstruosa hamburguesa-

 

Toda aquella situación había sucedido el día anterior y ahora Sanji se encontraba ahí, sentado en la cama un día lunes, con un terrible temporal azotando la ciudad y sin nada que hacer más que pensar y dar vueltas y vueltas en ese maldito beso.

Suspiró. Al menos el marimo inepto no estaba, pues como todo día lunes y como todo el mundo debía ir a trabajar, todos a excepción de él. Ni siquiera recordaba hacía cuanto tiempo había sido su última sesión de fotos y mucho menos se acordaba de cuando había ocurrido todo aquel lío con el fisco. Quizás  iba poco más de un mes y en realidad ya ni estaba prestándole tanta atención al asunto, era como si todo se tratara de un enredo tan lejano que poco importaba en esos momentos. Lo que más le extrañó fue verse a sí mismo viviendo prácticamente sin un berrie, algo así como siendo mantenido por caridad y para empeorarlo todo caridad del estúpido marimo. Frunció el ceño y sin poder evitarlo sintió que necesitaba verlo.

Esforzándose por no caer nuevamente en las trampas de su mente quiso pensar en Violet y su ceñido vestido para distraerse un rato pero apenas lo intentaba regresaba a él la imagen de su asistente observándole con esa mirada grisácea, tan brillante, tan expectante y luego sus labios presionando los suyos.

-¡Maldita sea ya deja de aparecerte en mis pensamientos estúpido marimo!- se dijo a sí mismo-

Bastante cansado ya de todo aquel tema decidió que era tiempo de tomar cartas en el asunto. Si seguía así terminaría colapsando en cualquier momento por lo que tajantemente se prometió no volver a pensar en lo ocurrido.

-Vamos, no seas idiota y contrólate- exclamó en voz baja y tomando una revista se dispuso a hojearla-

 

 

Si para Sanji la mañana comenzó un tanto más tarde para Nami las cosas eran completamente diferentes. Como cada día lunes se levantó a eso de las 06.30, bastante adormilada aún y vistiendo una gruesa bata de algodón se precipitó al baño para darse su ducha matutina. Se desvistió presurosa pues aquella mañana estaba particularmente fría por lo que sin esperar un segundo más echó a correr el agua para finalmente sentir ese delicioso alivio que solo el agua caliente parece dar. Sin embargo apenas tomó la botella de shampoo se percató que estaba vacía por lo que intentando encontrar otra entre aquella repisa repleta de jabones y cremas comenzó a revisar con desesperación.

-Maldita sea no puede ser…- pensó al no encontrar absolutamente nada- Ni modo, tendré que usar esto- murmuró y tomando un recipiente con jabón se dispuso a lavar su cabello-

 

Ni bien salió del baño e intentó peinarse se dio cuenta que este era una verdadera enredadera.

 

-Dios por qué me castigas de esta forma- refunfuñó mientras trataba de todas las formas hacer de esa masa apelmazada un cabello decente-

 

Luego de aquel suplicio y con un peinado que al menos disimulaba aquel desastre se apresuró a la cocina para tomar su desayuno, el cual consistía en un bowl de frutas con granola  y gran vaso de jugo de mandarina.

-¿Y la granola? ¿Y las frutas?- exclamó al tiempo que abría la nevera y no encontraba absolutamente nada qué comer-

-¿Nami? ¿Qué haces vestida tan temprano?-

-¿Acaso olvidas que es lunes? Hay que ir al trabajo, amiga por todos los cielos parece que sigues ebria-

-¿Ah? Jajajaja estás loca… me iré a duchar…-

-No queda shampoo y al parecer tampoco tenemos nada para comer, supongo que tendremos que ir de compras-

-Ay lo siento… ayer debía ir al supermercado pero ya sabes que apenas desperté volví a dormirme, soy una tonta-

-Está bien, esta tarde pasamos de compras, mientras ve rápido y desayunamos en la agencia-

-Entonces ¿tengo que ir a la agencia con el cabello sucio? ¡Qué pensarán de mí!-

-Hazte una cola y ya ¡Yo me tuve que lavar con jabón! Ni te imaginas el desastre que tengo en el cabello-

 

Tras haber transcurrido una media hora ambas chicas se encontraron listas para partir.

-¡Perona son 7 y 30 apresúrate!-

-¡Ya voy!-

 

Sin mucho ánimo subieron al ascensor y una vez llegaron al estacionamiento  corrieron hasta  el coche.

-¡Nami no!-

-¿Qué ocurre?-

-¡Se nos olvidó poner combustible!-

 

Rápidamente abrió la puerta y tras haberse sentado y encendido el motor se percató que apenas tenían una reserva para moverse.

 

-Pero qué… ¿Es una broma? ¿Acaso el día nos quiere joder? – Molesta apretó el volante-

-Lo siento también es mi culpa, debí haber ido ayer a ponerle petróleo… pero olvidé que dimos tantas vueltas el sábado, ya sabes fuimos a buscar a los chicos luego a dejarlos luego me devolví a buscarte y pasamos a dejar a Cavendish…-

-Está bien, ni modo, ya no tenemos tiempo. En la tarde lo solucionamos-

-Tendremos que coger un autobús-

-Bueno entonces apresurémonos-

 

Sin querer dar más vueltas en la mala fortuna que aquel día parecía augurar, rápidamente se bajaron del coche y corrieron a la parada de autobús. Para su suerte no tuvieron que esperar mucho tiempo así que en apenas 10 minutos ya se encontraban a pocos metros de la agencia.

-Siento como si ya fuera invierno- se quejó Perona mientras metía sus manos en los bolsillos de un grueso abrigo color rosa-

-Sí… no entiendo como de un día para otro el clima puede cambiar tanto-

-¡Es cierto! El sábado apenas vestíamos trajes y ahora tuvimos que desempolvar los abrigos-

-Bueno al menos todavía no llueve-

-Mira ¡Las luces de la agencia siguen apagadas!-

-Qué extraño… quizás aún no llega nadie pero ya casi son las 8-

 

Un tanto más calmadas avanzaron justo a la entrada del edificio, siendo escoltadas por uno de los tantos guardias que cuidaban del recinto.

 

-Amiga tengo hambre iré por algo a la cafetería, ¿quieres un café?-

-No creo que esté abierto… pero de todas formas muchas gracias  creo que más tarde iré por un té. Por ahora me espera una ruma enorme de trabajo… debo avanzar los horarios de los chicos así que nos vemos más tarde-

-¡Mucho ánimo con eso, nos vemos!-

 

Ya bastante aliviada  caminó lentamente hasta su oficina, lo único que faltaba era que se tropezara y no iba a permitir que eso sucediera.

-Odio los imprevistos-refunfuñó y abrió la puerta, la cual por cierto se encontraba sin llave- Que extraño…-

 

Apenas entró casi cae de espaldas.

-¡Hola mandarina! Tanto tiempo ¿Cómo estás?-

-¿Lu… Luffy? ¿Qué estás haciendo aquí?-

-¡Pues he venido a visitarte! Ven y dame un abrazo- exclamó el pelinegro poniéndose de pie y abalanzándose sobre ella-

-Hola… hola…- dijo respondiendo al abrazo mientras sentía que aquel chiquillo parecía estarle asfixiando- Oye… me aprietas…- murmuró a duras penas-

-Oh lo siento lo siento- sonrió-

-Si… ¿Cómo demonios entraste aquí?- inquirió fastidiada-

 

Luffy la observó con curiosidad.

 

-Bueno la verdad es que apenas llegué ayer y luego de enterarme que la boda ya había sido el sábado me aburrí mucho tooooodo el día, así que decidí venir hoy a la agencia de mingo para ayudarles si necesitan algo y tuve mucha suerte porque apenas llegué a la puerta el mismísimo mingo acababa de llegar también ¡él me dijo que podía estar acá!-

Bastante mareada con tanta información, supuso que Doffy de alguna manera quiso deshacerse de aquel mocoso tan revoltoso y no se le ocurrió mejor manera que dejándoselo a ella.

-Ni modo, ya está acá y probablemente lo esté todo el día… supongo que debo armarme de paciencia- pensó y forzando una sonrisa avanzó hasta su escritorio- Bueno ya que estás acá quizás si podrías ayudarme… -

Ya estaba, si iba a tener que estar con aquel crío durante todo el santo día inventaría alguna actividad para mantenerlo ocupado y poder trabajar en sus asuntos.

-¡Por supuesto! Dime en qué te puedo servir-

-Necesito que… que… esto… tengo que… ¡Ordenar un montón de folios en estas carpetas! Por orden alfabético. ¡Y deben quedar listos hoy!-

-Muy bien ¡yo lo hago!-

-Je…. Muchas gracias, eres muy gentil… ten aquí está el trabajo- dijo mientras acercaba una enorme caja llena de papeles y carpetas-

-¡Manos a la obra entonces!-

-¡Sí!- dijo intentando sonar emocionada aunque a decir verdad realmente aún no entendía por qué demonios ese chiquillo estaba ahí-

 

Justo en esos instantes Zoro caminaba en dirección a la oficina de Doflamingo. Le extrañó no ver a nadie en todo el edificio a excepción de los guardias y Perona quien le había confirmado que el jefe ya le estaba esperando.

-Supongo que todos se han quedado dormidos- pensó y tras haber bebido un café golpeó la puerta de la enorme y lujosa oficina del rubio-

Si lo pensaba bien pocas veces había entrado a ese lugar, la verdad es que tanto espacio y objetos tan costosos le hacían sentir incómodo pero bueno finalmente era un trabajo y en cierta forma caído prácticamente del cielo por lo que no podía quejarse y menos por detalles tan superficiales.

-Adelante- se escuchó una voz al otro lado-

Con un poco de timidez abrió la puerta, cerrándola tras de sí con suavidad.

-Buenos días Zoro como te encuentras- le sonrió un ojeroso pero amable Doflamingo-

-Buenos días… ¿bien y usted?-

-No puedo quejarme, solo digamos que dormí demasiado-

-Como todos supongo-

-Así es… ven, acércate, toma asiento-

 

Lentamente avanzó hasta sentarse justo frente a él. El imponente hombre lucía un semblante cansado y Zoro pudo notar la cantidad de estrés que seguramente pesaba sobre su espalda.

 

-Hoy tenemos mucho trabajo por hacer. A las 10 hay que asistir a la reunión con el cliente interesado en ti, se trata de una casa de fragancias bastante conocida. Generalmente Sanji suele trabajar con ellos en una línea de perfumes de alto valor pero han querido ir más lejos y para esta temporada quieren lanzar otra línea más juvenil en la cual me han pedido que tú seas el rostro-

-Comprendo, ¿entonces la reunión será aquí?-

-Así es, en esta misma oficina, por lo que te necesito atento y dispuesto-

-¿Dispuesto a…?-

-¡A negociar pues hombre!- hay que estrujarles los bolsillos a esos vejetes- bromeó al tiempo que sacaba una cajetilla de cigarrillos- ¿Te molesta si fumo? Iré cerca de la ventana-

-No, no… adelante-

-Muy bien… intentaremos obtener el mejor porcentaje de ganancias para que ambos ganemos. Lo bueno de estos trabajos es que pagan inmediatamente luego de haberlo realizado-

-Eso suena alentador-

-Sí, especialmente porque no te imaginas la cantidad de millones que debo- rio y encendiendo un cigarrillo abrió el enorme ventanal que se hallaba justo detrás de su escritorio- Especialmente a Vinsmoke-

Apenas escuchó aquel nombre sintió su estómago apretarse.

Aunque antes de entrar a la oficina Zoro tenía ciertas aprehensiones sobre todo aquel asunto del perfume, luego de pasar un buen rato charlando con el rubio logró sentirse mucho más seguro  y tranquilo. Ahora solo debía firmar y hacer unas fotos, asistir al lanzamiento, una cena y ya estaba, trabajo terminado.

 

-¿Cómo está ese tonto? ¿Sigue de vacaciones?-

-Sí… ¿no lo vio en la boda?-

-De lejos pero cuando quise ir a saludarle vi que estaba con Violet y mejor preferí no acercarme… realmente esa mujer es una molestia, aunque suene un poco cruel de mi parte decirlo. Sin embargo me alegra que haya asistido a la fiesta, pensé que no querría ir, ya sabes por taimado- esta vez exhaló el humo mentolado afuera- Qué día… en cualquier momento se pondrá a llover-

-Ehhh… bueno finalmente decidió ir, aunque en realidad ni pude disfrutar la barra libre… me imagino que usted lo conoce de sobra-

-No te creo, no me digas que no te dejo beber-

-No me dejó hacer nada, y para empeorarlo tuvimos que caminar de regreso a casa-

Doffy le miró extrañado.

-¿Cómo caminar?-

-Sucedió que Perona nos iría a dejar pero justo cuando íbamos entrando a la ciudad Nami la llamó para que regresara a buscarla. Al parecer Cavendish se estaba intentando propasar con ella o eso entendí-

-No me extraña de parte de Cavendish… siempre poniéndose en vergüenza-

-Así que él no quiso devolverse y nos bajamos en medio de la carretera y caminamos a la ciudad-

La expresión que puso el rubio hizo reír a Zoro.

-¿Me estás jodiendo? Jajajajaja ese Sanji, me imagino que no te aburres con él- bromeó-

 

Justo en ese instante en que ambos reían una imagen llegó a la mente de Zoro y entonces recordó todo lo sucedido después de la boda, cuando ambos llegaron a casa y aquel extraño sentimiento en su pecho tras observar al rubio tumbado en la cama.

Intentó aclarar su mente y sintiendo su garganta secarse puso todo su esfuerzo en concentrarse en el tema que hablaban.

-Sí… es divertido- respondió- Pero está bien. Me imagino que cuando Marco regrese de su luna de miel terminará todo este asunto- dijo tratando de dar por terminado aquel tema-

-Eso espero porque estoy perdiendo muchos berries sin ese idiota trabajando-

-Tranquilo, lo podrá recuperar-

-Más le vale- exclamó y rápidamente cerró la ventana- Bien entonces organicemos el trabajo-

-Muy bien- respondió, aunque dentro su cabeza estaba hecha un caos-

Mientras Doffy disponía un montón de folios sobre la mesa Zoro se encargaba de leerlos, intentando concentrarse en lo que éstos decían. No obstante y transcurridos algunos minutos comenzó a sentirse muy confundido y una extraña sensación se apoderó de él.

 

-Muy bien Zoro necesito que firmes estos- le indicó el rubio acercándole una carpeta repleta de papeles- Aquí tienes un bolígrafo… ¿oye todo bien? Estás pálido- inquirió preocupado al verle con la vista fija en el suelo-

-¿Ah?-

-Que si te encuentras bien…- repitió y esta vez se detuvo a observarle con atención-

-Sí… sí, esto todo muy bien… ¿qué me decía que debo firmar?-

-Estos de aquí… Si te sientes enfermo podemos aplazar la reunión-

-No, para nada, solo me… me perdí en mis pensamientos- exclamó y tomando el bolígrafo procedió a firmar-

-Uhmmm suele pasar- le respondió el rubio sin dejar de observarle extrañado-

 

Para fortuna de Zoro justo dieron las 10 y comenzó aquella importante reunión, ahuyentando así a Sanji de su cabeza al menos por unas cuantas horas. No obstante cuando salió y todo hubo terminado se dirigió presuroso al baño. Necesitaba mojarse el rostro, sentía que sudaba frío y la cabeza había comenzado a darle vueltas y vueltas.

-¿Qué demonios me está ocurriendo?- se reprochó- ¿Por qué tengo esta sensación tan rara?...-

Presuroso abrió la llave y se observó en el espejo y entonces una imagen apareció y se clavó en su mente cual daga envenenada. Se vio a si mismo besando al rubio y abrazándole como si no hubiera un mañana y si sus recuerdos no le engañaban  ¡hasta le había besado el cuello!

Quedó paralizado por un instante. Eso no podía ser, él no podía haber besado al cejillas, definitivamente no era posible… aunque estaba ebrio y los ebrios en ocasiones hacen cosas inapropiadas.

-Mierda… mierda… mierda ¿qué demonios hice?- se cuestionó con el corazón latiendo a mil y una extraña ansiedad invadiéndole por completo- No puede ser, esto debe ser una puta broma…-

Bastante agitado salió de los baños y se encerró en la sala común. Por suerte no había nadie así que sentándose en uno de los sofás se dispuso a ordenar todo aquel asunto.

Quizás había sido un sueño, una fantasía sin sentido, pensó insistiendo en convencerse de que todo aquello era falso, aunque dentro suyo sabía que esto no era cierto, pues no podía continuar engañándose más tiempo a sí mismo. Suspiró. Le gustaba, le gustaba el estúpido cejillas y no podía negarlo ¡y para empeorarlo todo lo había besado estando ebrio!

-Por todos los cielos- suspiró de forma pesada- ¿qué demonios haré ahora?-

Dio vueltas un rato pensando en lo mismo hasta que finalmente llegó a la conclusión de que lo hecho, hecho estaba y no había como remediarlo, pero entonces su mente comenzó a torturarle con otra interrogante: ¿Recordaría lo sucedido el estúpido cejillas? Según él ambos estaban muy ebrios y cuando despertó la mañana del domingo el rubio se encontraba durmiendo en el sofá, ¿Acaso había huido de él? O ¿Acaso él le había intentado hacer algo más?

Descartando por completo esta última posibilidad se mantuvo tranquilo con la idea de que jamás, ni siquiera estando ebrio, se atrevería a hacer algo así y entonces se dio cuenta de que probablemente Sanji se hubiera escapado luego del beso por lo que efectivamente debía acordarse. Eso explicaba también su extraño comportamiento.

-Soy un imbécil… no puedo creer que lo haya hecho-

Cerró sus ojos por un instante y pudo recordar con total claridad aquella escena e incluso la sensación que sintió al acercarse hasta él. Sus ojos le seguían atentamente, tan brillantes, tan celestes que sentía que ya no podía ni siquiera volver a mirarlos otra vez. Y sus labios… joder, eso le hizo perder la razón y abalanzarse sobre él y ahora de seguro el  estúpido cejillas pensaba que era un imbécil, y tenía razón, lo era.

Ya sin ánimos siquiera de moverse de la sala pensó que lo mejor que podía hacer en esos momentos era evitarle. No se sentía capaz siquiera de mirarlo a los ojos, estaba tan avergonzado de sí mismo que en esos momentos daba lo que fuera por desaparecer de la faz de la tierra. Al menos agradecía haber guardado la compostura en la reunión.

Suspiró de forma pesada y sin saber muy bien qué hacer se desplomó sobre el sofá. Al menos de una cosa estaba seguro y esa era que el rubio sabía fingir muy bien.

 

Mientras tanto Nami parecía que iba a sufrir un colapso nervioso en cualquier momento. Resultaba ser que apenas hacía unos minutos Luffy había logrado ordenar todo de una forma perfecta, sorprendiéndola gratamente al ver todos los folios impecables y en perfecto estado. No obstante solo faltó que aquel revoltoso apareciera con un café y una caja gigante de donas para que el caos se esparciera en su oficina. Primero se sentó en un sofá y no se le ocurrió mejor idea que apoyar el café sobre la ruma de documentos que acababa de ordenar, y en cuestión de segundos éste se volteó, mojando los papeles y de paso la blanquecina alfombra que hacía menos de un mes acababa de comprar.

-¡Ups! Creo que hubo un problema por aquí- rio divertido al tiempo que recogía el vaso y bebía el poco contenido que le quedaba-

-¿Pero qué…. Volteaste tu café…. En… mis…. Papeles…?-

-Sí, pero no te preocupes iré por otro ¿encargas algo?-

La pelinaranja observaba muda la escena.

-Bueno a ti te traeré un macchiato, necesitas energía y algo dulce para trabajar ¡Ya vengo!- dijo y salió rápidamente-

 -Por todos los cielos… necesito deshacerme de este crío lo antes posible-

 

Resignándose a no decirle nada tomó un poco de papel higiénico e intento secar y limpiar lo mejor que pudo. Gracias a dios todos esos archivos estaban respaldados pero aun así era un desperdicio de papel y tinta.

-Me van a matar de la oficina central- se lamentó tirando todos los folios a la basura-

Pasados unos minutos Luffy regresó y sin ningún cuidado apoyo la taza de café sobre el escritorio, salpicando la preciosa blusa que Nami vestía.

-Oh ¡lo siento! Jajajaja he manchado tu blusa… si quieres te paso la mía, vamos quítatela-exclamó mientras comenzaba a desvestirse-

-¡Estás loco o qué! No pienso quitarme la ropa frente a ti. Iré al tocador… y vístete por todos los cielos- replicó y molesta salió de la oficina-

 

Caminó rápidamente en dirección a los guardarropas de Robin, seguro que si le explicaba después la diseñadora no se enojaría por sacarle una remera.

-Dame paciencia señor… me volveré loca con este niñato- suspiró y luego de encontrar una sudadera que ni de joda le venía a su outfit salió rápidamente de regreso a su oficina-

 

Y así la tarde transcurrió lenta y especialmente lenta para Nami, quien a cada instante se fijaba en lo que el moreno hacía para evitar un posible desastre.

-Oye Luffy y ¿por qué razón no fuiste a la boda?- le interrogó, intentando sacar información para luego poder hacer un plan que mantuviera al mocoso lejos de la agencia-

-La verdad es que me equivoqué de fecha, pensé que era el domingo pero fue el sábado jajajaja y lo peor es que ni he podido ver a Ace y eso que le tengo un regalo-

-¿Un regalo dices?- arqueó una ceja. Eso le daba una idea, nada ética por cierto pero era una idea- ¿Y no se lo has entregado?-

-No he podido, hoy fui a su casa pero no había nadie…-

-Ah es que resulta ser que están en su casa de la playa, quizás si vas ahí le puedas entregar tu regalo-

-¿Tú crees?- preguntó emocionado y poniéndose de pie se abalanzó al escritorio-

-Pues sí, aunque deberías llamar antes a Ace-

-No, prefiero que sea una sorpresa… muy bien ¿sabes la dirección?-

-Ehmmm no pero tú debes conocer la casa, es en south blue, apenas a dos horas de aquí-

-¿La casa en la playa, una que es blanca?-

-Sí… creo…-

-¡Si la conozco! ¡Ya sé cómo llegar! Bueno iré ahora mismo, alquilaré un coche y esta misma noche estaré allá. ¡Adiós Nami! Nos vemos pronto-

En apenas un santiamén Luffy desapareció de la oficina. Dejando a la manager más que sorprendida.

-Uhmmm supongo que no estuvo bien enviarlo sabiendo que es su luna de miel… pero vamos, no creo que Ace se enoje. Tan solo lo lamento por Marco- rio y ya completamente en paz se dedicó a avanzar esos malditos horarios de una vez por todas-

 

A eso de las diez de la noche se quitó los anteojos y bastante cansada se dispuso a regresar a casa. Esta vez tendría que coger un taxi  pero al menos Perona ya había hecho las compras que faltaban. Tomó su cartera y cuando se dispuso a salir repentinamente Doffy abrió la puerta de su oficina.

-¡Dulce mandarina! ¿Sigues aquí? Ya es tarde, vamos a casa-

-Hola Doffy, me quedé terminando los horarios-

-Esta agencia sería un caos sin ti...- sonrió y tomándole su cartera se devolvió a la puerta- ¡Vamos! Te llevaré a casa-

-¿Cómo sabes que estoy sin coche?-

-Perona me lo dijo-

-Bueno si no es molestia-

-¡Nunca!  ¡Vamos! ¡Además estoy de buen humor!-

 

Un tanto intrigada le siguió hasta su coche el cual como siempre era el único en todo el estacionamiento.

 

-¿Puedo preguntar cuál es la buena noticia?-

-Pues hace un rato firmamos el contrato de Zoro ¡Ese muchacho nos hará ricos!-

-¿Zoro? ¿Enserio?- preguntó, más que sorprendida-

-Así es, tengo todo planeado. Haremos  que llegue al estrellato a como dé lugar-

 

Nami bastante asombrada sonrió. Hacía mucho tiempo que no veía a Doffy tan entusiasmado por lo que ahorrándose preguntas demasiado objetivas se limitó a escucharle.

-Primero debemos sacar adelante esta campaña y luego veremos la posibilidad de hacer una cooperación con “Marine”-

-¿Marine dices? … pero eso significaría trasladarlo a Redhawk… ¿o me equivoco?-

-Sí, lo del traslado es inminente… ya sabía que tendría que mover a algunos de los chicos por aquel trato con Shanks-

-¿Entonces pretendes potenciar la carrera de Zoro en Redhawk para luego traerlo de regreso? ¿No crees que es arriesgado? Ya sabes… ellos pagan muchísimo más-

 

Doffy pareció reflexionar por unos momentos, hasta que finalmente exclamó:

-Sí, es un riesgo pero te puedo apostar que si  regresará-

-¿Ah si? ¿Por qué estás tan seguro?-

-Vinsmoke…- sonrió mientras viraba para acelerar rumbo a la casa de la pelinaranja quien le observó extrañada-

 

Por su parte Zoro luego de dar vueltas y vueltas a todo aquel asunto decidió que ya era momento de marcharse. No sabía como pero había pasado todo el día encerrado en aquella sala y lo más extraño de todo era que nadie había entrado. Tal parecía ser que a los chicos les iba y venía el horario que Nami les entregaba. Bastante ansioso se dirigió a la salida de la agencia, sobresaltando al guardia quien sorprendido le observó venir desde un oscuro pasillo directo hacia él.

-Joven Zoro ¡que susto me ha dado! Pensé que ya no quedaba nadie en el edificio-

-Lo siento, estaba en los camarines… lamento mucho haberle asustado-

-No hay problema, es parte de nuestro trabajo… junto con los colegas del segundo piso y el estacionamiento trasero estamos acostumbrados a los ruidos raros y de vez en cuando una que otra sombra jajaja pero nunca deja de asustar, más aun viendo a alguien de carne y hueso- rio y abriéndole la puerta amablemente le sonrió-

-Sí, de verdad lo siento, debí molestarme en encender las luces-

-No hay problema, que tenga buena noche-

-Buenas noches, ¡nos vemos mañana!- se despidió Zoro quien inmediatamente al Salir sintió un viento de los mismísimos mil demonios azotarle el cabello con fuerza- Qué mierda… cómo puede cambiar el clima tan rápido-

Con fuerza se cubrió los brazos intentando darse calor al tiempo que corría hasta la parada de autobús.

-Y yo que pensaba caminar por la bahía un rato antes de llegar a casa, supongo que no tengo más alternativa-

Justo en ese instante una fuerte lluvia comenzó a caer, precipitándose al suelo como si no hubiese un mañana. Como es de suponer en apenas unos segundos Zoro quedó completamente empapado.

-Joder… esto no me hace ni puta gracia-

 

Para empeorarlo todo el maldito autobús no daba ni señas de pasar. Según sus cálculos llevaba ahí a lo menos unos 15 minutos  y apenas había pasado un coche en todo ese rato.

-Ni modo… son casi las 11… tendré que correr por un taxi-

Esperando que la lluvia cesase un poco a toda velocidad se dirigió hasta una estación de combustible cercana a la agencia donde gracias al cielo logró conseguir un taxi.

 

-Buenas noches… vaya lluvia que ha caído ¿dónde va?-

-Hola… esto sí, a la terminal gray por favor-

-Como usted diga…-

 

Lentamente el auto se desplazó en dirección a una avenida cercana, lugar donde solían pasar los autobuses que iban a la terminal gray. Era el trayecto más largo y sin duda alguna el más costoso pues el taxista ni tonto ni perezoso se tomó todo el tiempo del mundo para llevarle a casa. Pero qué más daba, realmente no quería llegar y mucho menos tener que darle explicaciones al cejillas de porqué venía llegando tan tarde y además completamente empapado… en verdad lo único que deseaba era llegar y que Sanji se encontrase durmiendo.

Apoyando su cabeza un momento en el asiento intentó relajarse. Estaba cansado pero sobretodo nervioso, con esa estúpida sensación de vacío en su estómago y el pulso acelerado. Fijó su vista un instante en las calles. Estaban desiertas a excepción de las muchas pandillas que se apelotonaban en las esquinas lloviese o no, y aquella vez no era una excepción pues hasta un improvisado fogón les servía de abrigo mientras se drogaban o delinquían. Suspiró y entonces se hubo encontrado justo afuera de casa.

Sin querer entrar se tomó su tiempo en pagarle al taxista… la cuantiosa suma de 15.000 berries  pero sin darle más vueltas al asunto del dinero y agradeciendo haberse demorado veinte minutos en llegar se bajó y ya sin poder hacer más tiempo se dirigió a la puerta, no sin antes apretar los puños y prepararse psicológicamente para abrirla.

 

-Haz como que nada ha ocurrido- se dijo y finalmente entró-

 

Para su sorpresa todas las luces se encontraban apagadas, excepto una lámpara justo al lado de la cocina. Sin querer hacer mucho ruido cerró despacio y sacándose los zapatos avanzó silencioso hasta encontrarse justo frente al rubio, quien dormía plácidamente. Le observó por unos instantes hasta que recordó que se encontraba con la ropa prácticamente estilando.

Buscando una muda de pijama  caminó al baño donde se cambió y tras haberse cepillado los dientes se precipitó al sofá, no sin antes apagar la luz.

La noche estaba oscura dejando entrever de vez en cuando unos suaves rayos de luna a través de las espesas y negras nubes, y ahí se encontraba él, como un idiota observando dormir a otro idiota. Ni siquiera era capaz de quitarle la vista de encima y por más que se esforzaba en sacarlo de su mente le estaba siendo imposible y mucho más imposible por el hecho de que se encontraba durmiendo justo frente a él, pero entonces quiso controlarse. No podía dejarse llevar por ese mar de emociones o quizás hasta sería capaz de besarle otra vez y vamos, por más que le gustara el rubio sabía que eso no volvería a suceder pues él no era nada más que un asistente.

Suspiró y un sentimiento amargo se apoderó de su corazón. Sabía que Sanji recordaba todo lo sucedido, estaba seguro, algo dentro suyo así lo indicaba y aquellos presentimientos nunca fallaban, sin embargo también pensaba que si el rubio había preferido omitir aquella situación era porque realmente no estaba interesado en él y tan solo le veía como un trabajador más, uno de los cuantos que había tenido antes. Así debía ser, él no era nadie y el estúpido cejillas era todo, era una celebridad, un supermodelo, alguien realmente encantador y sobretodo alguien de clase social alta y como tal merecía un igual. Esta vez logró cerrar sus ojos y voltearse, sentía que mientras más le observaba más dolía su pecho y ya no quería sentir esa mierda nunca más, pues algo debía quedarle muy claro y eso era que su relación se trataba simplemente de  jefe y asistente y eso no cambiaría jamás.

 

 

 

 

En ese mismo instante Luffy acababa de estacionar el enorme coche alquilado justo en la entrada de la casona de playa en la cual se encontraban Marco y Ace. Sin siquiera darse por enterado de la hora comenzó a hacer sonar la bocina anunciando su llegada.

 

-Pero qué demonios es eso…- pensó Marco sobresaltado al escuchar aquel escándalo fuera y preocupado al mismo tiempo de que el pecoso se fuera a despertar asustado-

Se levantó de su silla y sin siquiera haber alcanzado a llegar  a la puerta el timbre comenzó a sonar estrepitosamente.

-¡Ya voy! ¡ya voy! ¡¿Quién viene a estas horas?!- protestó apresurando el paso-

 

Apenas abrió la puerta el pelinegro se le abalanzó encima.

-¡Felicidades a los novios!-

-¿Luffy? ¿Pero qué…? ¿Qué haces aquí? – Inquirió más que sorprendido al ver a aquel chiquillo llegar a esas horas de la noche-

-Pues los vine a ver ¿qué más podría estar haciendo aquí?... había venido a la boda pero ayer me enteré que había sido el sábado-

 Marco arqueó una ceja.

-Sí, fue el sábado… pero que extraño pensé que habías recibido la…-

-¡¿Luffy?!- interrumpió la voz de Ace-

-¡Ace!- exclamó y esta vez se precipitó con aún más fuerza a abrazarlo-

-¡Mi pequeño revoltoso! ¿Cómo es que estás aquí y no en casa?-

-Es que me equivoqué al viajar, pensé que la boda de ustedes era ayer y resultó ser el sábado-

-Eso explica porque no te vi por ninguna parte ese día… y bueno al parecer al abuelo Garp se le olvidó que tenía más nietos aparte de mí-

-Ese viejo tonto, se supone que teníamos que viajar juntos pero olvidó comprar mi boleto y ahí fue donde me confundí porque según Shanks lo fue a dejar al aeropuerto el sábado en la noche y parece que fue el viernes en la noche entonces ahí yo me confundí también-

Marco bastante mareado con la conversación de ambos observaba medio sonriente y medio preocupado a la vez. Asomó la cabeza por la puerta y se percató que aquel muchacho había estropeado una parte del jardín al estacionarse. Sin siquiera querer estresarse respiró hondo y cerró la puerta. Al parecer ese era el fin de su luna de miel y el comienzo de una semana terriblemente desordenada pues sabía que cuando Luffy estaba cerca Ace se comportaba como un verdadero niño pequeño.

-¡Marco ábrenos la puerta! Iremos a jugar fútbol un rato en la playa-

-Pero ya es pasado medianoche y hay temporal- respondió intentando convencerles-

-Sí pero alcanzamos a jugar antes de que siga lloviendo ¡vamos!-

Sin siquiera detenerse a escucharlo ambos chicos salieron corriendo a toda prisa en dirección a la playa, completamente descalzos, vistiendo apenas remeras y pantaloncillos cortos.

-Ni modo…. Supongo que mejor vuelvo al trabajo- pensó y regresó a su pequeño despacho- Veamos en qué demonios iba… ese niñato arruinó por completo mi concentración- se dijo mientras hojeaba unos papeles- Intentaré controlarme o quizás Ace me quiera golpear si llego a ser muy antipático con Luffy… pero demonios me pregunto cómo supo que estábamos aquí, ahora no se querrá ir- continuaba pensando sin dejar de escuchar los gritos de ambos afuera- Ese tonto Ace cogerá un resfriado…. ¡Acá está! La escritura de la antigua casona de Vinsmoke… otro idiota más, supongo que si no me apresuró en terminar este caso Ace se molestará conmigo-

 

Con su cabeza llena de ideas Marco decidió enviar un mensaje a Sanji. Le importaba una mierda la hora pues en realidad solo quería irse a la cama de una vez por todas

-Estimado señor Vinsmoke… estimado idiota debiese escribir- rio para sí mismo pues honestamente el rubio no le agradaba en lo absoluto-

“Estimado señor Vinsmoke

Le comunico que en definitiva he llegado al final de la investigación de su caso, hallando antecedentes verídicos sobre la estafa que usted ha sufrido de parte de una de las empresas del señor Vergo Haki. Mañana tengo programado un viaje a la ciudad, pues como usted sabrá me encuentro de vacaciones, pero de todas formas y con el propósito de agilizar cuanto antes su situación judicial haré llegar personalmente el informe y las pruebas al juez local, quien con seguridad nos citará dentro de la semana. Le estaré comunicando dicha reunión. Espero se encuentre bien

Saludos cordiales

Marco Phoenix”

 

-Ya está ahora todos se pueden ir al carajo- dijo mientras caminaba hacia su habitación-

 

Si bien aquella casa solo la utilizaban para ir a la playa de vez en cuando lo cierto es que era realmente enorme. Contaba con al menos 5 habitaciones y tres baños, una cocina muy amplia y un comedor bastante acogedor. Todo era muy rústico y sencillo pues al menos para Ace no era necesario gastar mucho dinero en muebles o decoración pues apenas la visitaban y no le gustaba alquilarla los veranos. Por el contrario Marco pensaba que aquel lugar se encontraba en un estado realmente deplorable. En infinidad de ocasiones había intentado convencer al pecoso de remodelarla pero este se había negado rotundamente. Lo que más odiaba era aquel piso de madera que rechinaba a cada maldito paso que daba, y bueno la cocina tampoco era muy de su agrado. El lavabo estaba viejo y con sarro y aquellas cortinas llenas de polvo le ponían de mal humor. Sin embargo se esforzaba en pasar por alto todos aquellos detalles pues por alguna extraña razón Ace adoraba aquella casa.

Sin siquiera molestarse en encender las luces entró en la habitación y se metió a la cama. A lo lejos escuchó las carcajadas de ese mocoso junto con Ace y el viento amenazando con llevarse el techo de la vieja casona, pero que más daba no era su problema lo que esos tontos hicieran.

-Si esos dos se enferman no será mi culpa- pensó, durmiéndose al instante-

 

Al día siguiente un fuerte golpe lo despertó. Se trataba del viento que al parecer había logrado derribar unas cuantas tablas de surf que el pecoso apoyaba justo fuera de esa habitación. Bastante sobresaltado quiso ponerse de pie y justo en ese instante sintió un  malestar en todo su cuerpo seguido de una serie de estornudos.

-Ay dios… no puedo creerlo, cómo es posible que me haya enfermado- pensó y lentamente regresó a la cama para en ese instante darse por enterado que a sus pies, sobre las mantas había una toalla- Pero qué demonios… está húmeda… no puede ser- rápidamente se giró y sin saber si debía sorprenderse o no vio a Ace y a Luffy durmiendo despreocupadamente a su lado- Debí imaginarlo-

Molesto se puso de pie y tomó su bata. Definitivamente no podía resfriarse, tenía mucho trabajo por hacer y clientes a los cuales llamar por lo que caminó a la cocina en búsqueda de alguna hierba o una limonada que le refrescase y ayudase con el malestar, pero para su mala fortuna la nevera se encontraba vacía.

-¿Y los limones?… recuerdo haber traído al menos unos dos kilos-

-¿Marco? ¿Qué buscas ahí tan temprano?-

-Son las 10 querido y busco limones para una limonada-

-¿Estás resfriado?-

-Dale las gracias a Luffy que dejó su toalla mojada justo en mi lado de la cama-

-Ay no querido… lo siento mucho, iré a la ciudad por unos limones y algo para que te recuperes-

-¿Pero no entiendo qué ocurrió con los limones que compramos?-

-Bueno es que… resulta que anoche cuando nos entramos Luffy tenía mucha hambre así que le preparé una ensalada de atún y él se quedó comiendo y yo me fui a la cama-

-¿Me estás diciendo que se comió los dos kilos de limones?-

-Es que se comió 5 latas de atún, dos lomos de salmón y el pan que quedaba- explicó el pecoso mientras comenzaba a lavar la ruma de loza que Luffy había dejado-

-¿Es joda o qué?- preguntó Marco atónito- Esa era la comida para toda una semana ¿y me dices que ese niño se lo comió todo en una merienda? –

-Tshhh baja la voz o lo vas a despertar… si sabes que Luffy adora comer, no te enfades con él, si quieres podemos ir de compras y traigo más salmón para todos- dijo Ace mientras sonreía-

-Tsk, no me mires así, sabes que no puedo con esa sonrisa-

-Es mi habilidad para convencerte- lentamente le besó en los labios-

-No es justo… ¿tú sabías que él vendría?-

-No, enserio no me imaginaba que podría llegar… lo lamento, sé que piensas que se arruinaron nuestras pequeñas vacaciones y supongo que tienes razón, pero no podemos echarlo, es mi familia-

Marco suspiró.

-Está bien, te entiendo, pero quizás sea buena idea regresar a casa-

-No, no, no por favor quedémonos unos días más. Yo iré por comida, me lo llevo un rato y cuando regresemos nos vamos a surfear. Además yo cocinaré tú no tienes que preocuparte de nada  más que descansar-

-¿Cómo es eso de que irán a surfear? ¿Acaso no ves la tormenta que se avecina?-

-Sí pero tranquilo solo será un ratito-

-Bueno eso ya lo decides tú, pero asegúrate de traer comida para 20 personas por favor-

-Sí, ¡no te preocupes!-

-Vaya suerte la mía- pensó al observar el viento rugir furioso, golpeando sin piedad los arboles cercanos a la bahía-

Notas finales:

Creen que deba comenzar capítulos más cortos y por ende más seguidos? 

si les gustaría hagánmelo saber 

!Las amo! mil gracias por leer <3 


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