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Haru no Aki no Ai por Sakura chi

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Notas del capitulo:

Hola~

Bien primero que nada gracias por echarle un ojo a esto, es algo nacido para la conmemoración del cumpleaños de Ren aunque no tenga nada que ver la historia con su cumpleaños, no soy mucha de escribir one shot aunque ya una vez lo hice, es solo que creo que la idea no la logro desarrollar en unas cuantas palabras y bueno esto llevara 3 capítulos así que si imaginaran que no me salió corto esto.

Quiero aclarar antes que todo la época en la que esto gira, es allá por el periodo Edo es por ahí donde le doy más o menos a la idea que desde hace tiempo estaba en mi cabeza pero no lograba darle sentido hasta hace poco y al leerlo se darán cuenta de ello, ahora bien esto lleva algo de fantasía y es la primera vez que exploto al máximo esa parte de mí en detalles así que en verdad espero que les agrade ese mundo al que espero llevarles, algunos hechos, escenarios y acciones si han sido creados por mi persona por si sienten que no cuadra con lo que realmente ocurrió en esa época.

Dos en lo que leen llegara un momento en el cual necesitaran escuchar una canción llamada 永遠に盈つり虧く月 en romaji Eien ni mitsuru tsuri de Touken Ranbu sí, es un juego aunque la letra de la canción no tenga nada que ver con los hechos quiero que se enfoquen en la melodía se llevaran un sorpresa muy grata a mí en lo personal me encanto. Y por último una serie de palabras que encontraran en el escrito.

Hakama: Es un pantalón largo con pliegues adelante, cuya función principal es proteger las piernas. La cual es un símbolo de status o posición, además de ser algo que identificaban a un samurái aunque en el periodo Edo lo utilizaban tanto hombre como mujeres

Shōgun: Rango militar y título histórico de Japón concedido por el Emperador.

Y si aún siguen aquí después de esa letanía, los personajes no me pertenecen y disfruten la lectura, disculpen los posibles fallos.

Haru no Aki no Ai

 

La vida misma es un misterio, un misterio que día a día se presenta en nuestras vidas, que se presenta justo en el momento que abres tus ojos después de un profundo sueño, en ocasiones prefieres seguir en ese sueño, perezosamente decides levantarte, sabes que aunque tu cuerpo y tu alma no estén de humor debes de comenzar con tus actividades, y es en ese momento en que te regañas internamente al recordar que hace tiempo atrás amabas lo que hacías ¿en qué momento se cruzó la delicada línea de amor a odio? ¿En qué momento se dejó de hacer por amor y se volvió obligación?

Las personas que te rodean no te comprenden, te exigen, te retienen, cortaron tus alas y con eso tus ganas de seguir amando profundamente lo que haces, permitiste que se adentraran en tu mundo y lo modificaran, abandonaste a ser quien eres y te amoldaste a los que ellos querían de ti, para ellos renunciaste a ser un humano y te volviste un objeto que les genera su satisfacción, te riñes porque sabes que es la satisfacción de ellos y no la tuya, porque en ningún instante aspiraste ser lo que eres en estos momentos para el mundo.

Es aquí mismo con estos pensamientos pesimistas de tu propia vida donde te percatas como el viento golpea violentamente tu ventana haciendo que esta se abriera bruscamente es cierto es primavera pero el viento no sabe eso quizás, ves el cielo, miras las nubes, observas los arboles agitarse, escuchas las aves cantar, sientas la dulce fragancia de las flores y sabes que a pesar de todo sigues viviendo y estas agradecido por eso, te aferras a esa sensación que nace en tu pecho, ese amor que se niega a morir, sabes que solo necesitas que alguien llegue e intensifique ese fuego para volver a ser quien eras.

No es el único que pasa por esa situación, muchas almas sufren por dejar de amar, por dejar de sentir esa pasión que era su fuente para ser felices, él no era el único que tenía esa rutina de todos los días, por su cabeza no cruzo que un día sin más conociera a alguien igual que él y a la vez muy diferente, que compartieran la misma sensación de desamor, esa sensación de dejar de sentir pasión por lo que hacían, ambos conocerían esos sentimientos de abandonar, dejar de creer en que pueden ser mejores, sentirán la agonía de renunciar a lo más amado, sentirán el dolor de ver como por todo lo que trabajaron fue dejado de lado, sentirán como se negaron a seguir luchando, conocerán que hay más misterios en la vida de los cuales ellos jamás llegarían a imaginar que podrían existir.

 

~++H—A++~

 

Cuidad de Takayama periodo Edo…

La suave brisa se sentía proveniente de las arboles que rodeaban aquel pequeño pueblo, situados entre las montañas y rodeadas de ríos, era de las zonas más fresca y acogedora de toda la región y aunque a pesar de su clima y tal vez la decadencia que esta les traía eran agradecidos por seguir con vida… y una gran celebración se acercaba "El Desfile Tokeiraku" y con eso todas las preparaciones que llevaba que todo saliera a la perfección…

— ¡¿Cuántas veces te debo de repetir que no debes de hacer esos gestos y movimientos?!— se escuchaba el regaño de una de las mujeres de mayor edad en el patio de una vieja casucha que amenazaba con caer de un momento a otro.

Lo siento mi señora…— realizaba una pequeña reverencia ante lo dicho, estaba comenzando a aburrirse de todo lo que saliera de aquella boca pero le agradara o no, no tenía más opción que seguir con la tortura… —Me repite nuevamente la mejor manera de realizarlo— dijo para colocarse de rodillas, tenía que aparentar que todo aquello lo hacía con gusto.

No lo entiendo, eras tan bueno cuando te encontré… y mírate actualmente… si sigues siendo popular es porque ¡yo te he ayudado!… ¡se más agradecido!— volvía a recriminarle para comenzar nuevamente sus movimientos ante los ojos más que fastidiados del otro.

Veía como aquellos movimientos se daban en la mayor, tan torpes y descoordinados, tan faltos de gracia y belleza, tan fuera del compás de la melodía, sin duda esa mujer no tenía la más mínima pizca de talento en su cuerpo mal obrado como la que poseía él en un dedo y aun así ella tenía el valor de regañarle por hacerlo mal como lo decía, pero aunque eso era sinónimo de burla para él debía de hacerle caso a todo lo que ella le mandare ¿en qué momento todo cambio? Ahí arrodillado ante la vieja silueta moviéndose tan repugnantemente sobre él comenzó a recordar, añorar, sentir como todo fue dejado de un lado, como de una manera tan infantil e inmadura había caído tan bajo ¿Por qué lo hizo? Quizás en sus torpes deseos tan faltos de madurez había cometido la mayor estupidez del mundo, haber cambiado todo lo que tenía por seguir su sueño no era algo por lo que se arrepintiese, se odiaba a si mismo por haber permitido que pisotearan lo que tanto amaba, por lo que tanto había luchado. Recordaba cómo siendo pequeño daba saltos de alegría cada vez que hacia aquello, recordaba como la emoción le invadía el alma, como ese calor crecía dentro de él y lo embriagaba de pasión, adrenalina, agitación, conmoción, lo feliz que era con cada paso dado, con cada movimiento perfectamente ejecutado, todos le desconocían cuando lo hacía, su postura su amor por todo aquello había sido olvidado y encerrado en lo más profundo de su corazón, se odiaba por haber permitido aquello pero no podía cambiarlo, su fama se extendió y los malos rumores se dieron, toda la belleza que él ofrecía, aquella excitación que él provocaba con sus movimientos fueron dejados de un lado para hacer lugar a movimientos toscos y libidinosos, dejaron de un lado la beldad y estética que su hermoso baile demostraba y lo volvieron en un vulgar danzarín repugnante que solo se sacudía por dinero.

Volvía de sus pensamientos a notar como la anciana estaba a punto de terminar la canción, él sabía perfectamente como ejecutar ese baile tanto para las mujeres como para hombres, pero ante la insistencia de ella tenía que ejecutarlo como mujer aunque eso solo hacía que las especulaciones y rumores fueran más grandes y es que estaba consiente que su forma melosa de ser con las mujeres daba a entender muchas cosas pero en ningún momento cruzo por su propia cabeza en caer tan bajo y vender su cuerpo como todos lo que le conocía afirmaban y es más aquella vieja mujer lo intento hacer en una ocasión ganándose un par de golpes de parte de ella al noquear a ese sujeto que trato de tomarlo a la fuerza, pero solo de esa manera había logrado mantener su poca dignidad intacta porque no iba a permitir que sin más alguien llegara, pagara y profanara lo poco que le quedaba para ofrecer al amor aunque este estuviera muy lejos de darse aunque la probabilidad que ocurriera fuera completamente nula.

— ¡¿Bien entendiste cómo es?! No quiero que me hagas perder dinero Ren… que si eso ocurre juro que la vida no te alcanzara para que me lo pagues— sentencio para sentarse ordinariamente en una silla que una de las chicas que estaban presente en el lugar le acerco rápidamente y que a todo esto solo eran observadoras de todo aquello.

Llevaba su frente al suelo donde la posaba sobre sus manos—Si mi señora, perdone la torpeza e ineptitud de mi cuerpo…— y con aquello, elegantemente se levantaba.

Se acomodaba el kimono que se había colocado mientras una de las chicas comenzaba a tocar un tambor constantemente para darle el ritmo, sacaba de entre el obi un abanico el cual tomo con su mano derecha y comenzaba con sus movimientos, todas las mujeres del lugar observan con entero encanto como aquellos movimientos les impregnaban de belleza todo era hermoso hasta que en la mitad de la coreografía comenzaban sus movimientos a contrastar con lo anterior, sus movimientos llamaban a la concupiscencia, tan libidinosos, tan ajenos a lo que con anterioridad el exponía en cada baile, terminado de ejecutar la mayor aplaudía y reía como loca exclamando cosas sin sentido dejando a todos consternados.

Yo lo sabía chico… ¡tú harás que gane mucho dinero!— y con eso se dirigía al interior de la casa… las chicas observan con lastima al joven mientras este se dejaba caer al suelo después de ver como la anciana desaparecía de su vista…

Ren… no lo hagas… sabes que lo rumores serán aún más grandes… ¿enserio crees que eso vale la pena?— se acercaba una de ellas para ayudarle a levantar pero este le detenía antes de que llegara a él.

Mis queridas chicas no se preocupen por mi… no quiero que a ustedes les haga pasar por todo esto… estaré bien…— se levantaba y se sacudía el polvo que se había adherido a sus ropas, para adentrarse a la casa — ¿chicas me cubren?— y con aquello se encaminaba a su habitación se despojaba de esos atavíos, se colocaba ropa más cómoda, soltaba sus cabellos naranjas y se escabullía para ir a visitar el pueblo.

Caminaba entre las calles admirando como todos los preparativos se daban para el festival trataba por todos los medios ignorar que las miradas de todos posaban sobre él, murmullos se podían escuchar, estaba más que acostumbrado a todo ese ajetreo que ya no le quedaba más que resignarse ante esas acciones, sus ojos eran testigos de la belleza con la que decoraban las carrozas que se utilizarían en el festival así como terminaban de darles los retoques a las marionetas que bailarían sobre ellas, reía internamente al recordar cómo siendo un niño soñaba algún día ir en lo alto de la carroza mostrando su baile, sí, todo fue un sueño, un sueño que estaría muy lejos de cumplir en su vida o quizás no, pero él era ignorante de eso en ese instante.

Ahora los murmullos eran más fuertes y una vena en su frente se estaba comenzando a formar, estaba a punto de explotar cuando pudo notar como niños y mujeres corrían y sin disimular un poco se quedaban parados aun lado del camino y observar como una caravana se hacía presente, quiso estar lo más lejos de toda aquella conmoción más se le fue inevitable al ver como de entre el grupo de personas salía corriendo un hombre apartando y empujando a quien se encontrara en el camino "acaso está loco" pensó al ver eso pero su mirada se agradaba al notar como ese hombre misterioso se tiraba rápidamente desde el puente al rio, corrió a ver la locura que este había hecho mientras el resto de personas solo vociferaban en sorpresa, trataba de encontrar al hombre en el rio que de mala suerte su caudal era demasiado fuerte y en esta parte del tiempo era profundo, al paso de unos minutos notaba a este luchando por mantenerse al frote hasta que por fin sus ojos observaron todo aquello, sin pensar dos veces se dejaba caer al rio también e ir en su ayuda, los gritos no se hicieron esperar otra vez, aquellos los habían conmocionado y no hicieron nada al respecto para ayudar, un grupo se acercaba a la orilla del puente en el cual aquellos dos se habían caído y comenzaron a hablar mientras se quitaban los sombreros que llevaban sobre sus cabezas.

— ¡Ha puesto una botella de sake a que él señor saca al que se tiro también!— murmuro uno

— ¡Yo apuesto a que cuando salgan del agua le dará un par de azotes!— contesto otro mientras no paraban de reír, al poco tiempo otro expuso.

No creen que ya se tardaron en salir, no creo que el río sea tan profundo o ¿sí?— y fue hasta entonces en que los rostros pálidos se presentaron en ellos, rápidamente uno de ellos comenzaba a darles órdenes.

Rápido, ustedes dos bajen y observen si no han salido río abajo… tu y yo vamos observando desde la orilla por alguna señal de ellos… ¡si algo le pasa a nuestro señor, su alma no dejara nunca de torturarnos el resto de nuestras vidas por no hacer nada!— mandaba velozmente mientras miraba con incertidumbre al río y como este no daba señales de los dos hombres.

Mientras abajo en lo profundo del río, aun manteniendo la respiración dos hombres luchaban por desatar una liana que había capturado a un niño no permitiéndole salir a frote, el primer hombre en tirarse había sacado un cuchillo para contar la liana pero entre los movimientos desesperados del menor este se le había caído de las manos y desconocía donde se encontraba, mientras el segundo buscaba desesperadamente como soltar al menor el cual amenazaba con perder la conciencia de un momento a otro y sin más despegaba de sus ropas un broche que había guardado toda su vida, un recuerdo preciado de su infancia, un sueño fracasado es lo que representaba ahora, por lo que sin dudarlo dos veces y con la fe firme en salvar al menor lo partía en dos y con ese filo que se había formado cortaba la liana dejando libre al niño mientras este era llevado por el primero a la superficie.

Al salir un par de hombres les ayudaban en la orilla del río, el menor era tomado por uno de ellos y comenzaba a revisarle para buscar alguna señal de herida, suspiraba aliviado que no fuera así, el menor comenzaba a temblar y llorar por el sobresalto que se había llevado mientras le cubrían con una manta que los mismo habitantes les habían proporcionado mientras otro hombre se acercaba para decirle.

Ya paso, todo está bien… ¿quieres un dulce? Mira tu madre está ahí y está muy contenta de que encuentres bien— y con eso cargaba al menor hacia donde se encontraba su angustiosa madre.

Los dos hombres que habían salido del rio habían quedado sentados en la orilla dando bocanadas de aire para que sus cuerpos trataran de tranquilizarse, poco a poco el frio del agua comenzaba a afectarles, uno de los hombres se acercaba rápidamente donde ellos con unas mantas para que se cubriesen y no atrapar un resfriado algo dudoso de que hacer el chico de cabellos naranjas se colocaba de pie para retirarse del lugar pero fue en vano cuando…

Te vas así… — le retuvo mientras también se levantaba y colocaba su mejor postura.

Le observo algo atónito ante las palabras y más al observarle mejor, sus cabellos tan azules como el agua en la cual habían estado, su piel tan blanca y tersa como las nubes del cielo, su semblante tan elegante, templado y justo, un lunar en aquel rostro que solo hacía que el hermoso color azul de sus ojos fuera más llamativo e incitaba a perderse en ese mirar, llevaba un kimono con una hakama* lo cual le llamo mucho la atención ya que en ese lugar eran pocos los que usaban ese tipo de prenda, quizás torpemente su cerebro se había olvidado de razonar y hasta que le tuvo cerca revisándole su rostro se sonrojo de sobre manera haciendo que perdiera el equilibrio y provocando que casi cayera al suelo pero, era inmediatamente sostenido por uno de sus brazos, observaba como el suelo se alejaba de sus ojos y al elevar su rostro quedo tan cerca de quien le había evitado la caída.

Ten más cuidado… no te heriste ¿verdad? deja que te revisen…— expuso ayudándolo a recobrar el equilibrio.

El solo le observaba no sabía ni que decir y mucho menos que hacer, torpemente salió un "gracias" de su boca poco audible y entendible, realizo un reverencia y salió lo más rápido que logró de ahí, sentía como todo a su alrededor giraba y un calor extraño se formaba en su interior, todo aquello había sido extraño, giraba para verle y ahí había quedado estático observando como él se alejaba, una de las chicas con las que compartían techo le observaba y le llamaba preocupada.

Ren ¿estás bien? Estas empapado, vamos rápido tienes que cambiarte… tienes que presentarte por la noche— y con eso le tomaba del brazo y se alejaban aún más del lugar.

Había observado todo aquello, no lograba entender como sin vacilaciones se había tirado junto a él al rio pero ahora al salir este trataba por todos los medios alejarse, no había tenido ni la oportunidad de saber su nombre y mucho menos de presentarse como era debido, comenzó a prestar atención a los murmullos y cuchicheos de la gente a su espalda, curioso se giraba cuando uno de sus hombres se le acercaba y lo giraba de nueva a cuenta.

Señor… parece que él joven no es muy bien visto por estas personas, tal vez ¿debería ser más precavido?— dijo quedamente al oído.

Eso que tiene que ver… sin su ayuda ese niño no hubiera salido vivo— grito girándose a todos aquellos que no paraban de hablar al escucharlo un silencio se formó y se apreció los rostros pálidos de todos ellos —Si alguien simplemente no es como ustedes no tienen por qué murmurar de ellos — termino de decir para quitarse aquella manta que tenía sobre sus hombros y comenzar a caminar.

Bien, vamos… el espectáculo termino, Señor Hijirikawa el dueño de estas tierras le espera en su hogar por lo que sugiero que primero cambie sus ropas— dijo el mismo hombre que se le había acercado anteriormente y comenzó a seguirle el paso, el general solo se quejó por lo dicho y siguió su marcha sin girarse.

A penas la caravana era de escasos cuatro hombres quienes eran los encargados de hacerle custodia al general que iba con ellos, todos iban caminando tras aquel general a quien después de tanto habían logrado cambiarles por otros atavíos más elegantes, los soldados uno de cabellos rubios y alto el más alegre de ellos, otro de cabellos aqua inexpresivo, el tercero de cabellos castaños bastante animado y el último de ellos plateados con un mirar algo molesto pero esos cuatro eran los encargados de la protección de nada más ni nada menos que Hijirikawa Masato el único hombre al que Shōgun* le había confiado su vida enteramente y solo con eso se debía el respeto de todo habitante que se le cruzara en su camino.

 

~++H—A++~

 

Llegaban después de tanto a la majestuosidad de aquella casa, sin duda el dueño de esas tierras era una persona bastante acaudalada, desde el momento en que atravesaron el portón principal se abrió ante ellos la mejor de las vistas, el amplio patio lleno de flores que rodeaban y decoraban el lugar, aquellas desprendían un mar de fragancias tan agradables a su olfato que trataban de opacar la belleza de las mismas, flores de todo tipo se desplazaban por los pasillos de la casa decorando todo ese camino, las puertas corredizas decoradas con papel de arroz y con diseños de árboles se podían ver en cada una de las habitaciones, en el centro del patio se encontraba una modesta fuente la cual se podía ver como de entre las rocas que se elevaban por encima de ella, caía un caudal fresco y resplandeciente de agua cristalina, la noche se hacía presente y se podía observar como la luna se colaba en el reflejo del agua, atravesaban la mitad de ese lugar para al fin entrar a un salón completamente austero con muy poca decoración, en el interior un pequeño grupo de mujeres acomodadas en una esquina con instrumentos, frente a la entrada se encontraba una extensa mesa donde el dueño del lugar se había acomodado justo en medio, al verles les sonrió e indico que se sentaran a sus lados.

Unas cuantas palabras cruzaron con referencia a seguridad y recaudación de impuestos ya que el dueño del lugar no le daba la más mínima importancia a esos temas…

Vamos, están de visita dejen esas caras largas y relajen su cuerpo…—corto de golpe la poco conversación seria que estaban teniendo.

No lo entiendo ¿Por qué razón nos llamó entonces?— murmuro el chico de cabellos azules ante las palabras de su anfitrión.

Para que vean la belleza del festival, las esplendidas carrozas y los hermosos bailes… para que más les llamaría… esta área se encuentra en paz… —dijo sin vacilación en sus palabras — por esa razón hice traer al mejor bailarín del área para que deleite sus ojos…— y con eso dicho les hacia una señal a sus sirvientes para que el bailarín entrara.

Sentía como su corazón no dejaba de palpitar, como un cosquilleo lo estremecía por completo, ahí estaba otra vez, a un paso de realizar aquello, a un solo paso de volver a darle razones al mundo de que él era solo un ser libidinoso, no negaba que eso lo aterraba, sabía perfectamente que al momento de entrar a ese salón su imagen cada vez se manchaba más ¿Qué dignidad tendría ya? Ninguna, todos lo verían y esperarían a poder obtener más de él pero ¿Qué más puede esperar cuando sabe que vendió su ser?

Esa sería otra noche más, otro día más en que sus sueños de ser respetados se iban volando lejos de él, sus sueños solo serían eso... Solo sueños infantiles y vagos, deseos que jamás lograrían ser realidad, lo único que era real era nada más y nada menos que los pesadillas a las cuales siempre huyo, se había convertido en un despojo, se había convertido en nada.

Una de las chicas se acercaba a él por la espalda, le daba un pequeño toque con su mano, sacándolo de su trance y haciéndole ver que ya era el momento de entrar y seguir arruinando su vida, respiraba profundamente, no debía ser cobarde "Ren eres y serás siempre fuerte" y con aquel pensamiento daba un paso al gran salón donde lo esperaban.

Entraba con sus rostro gacho, mirando el suelo y cubriendo su rostro, el grupo de chicas que le acompañaban se encontraban perfectamente acomodadas aun lado de la habitación con sus respectivos instrumentos los cuales eran los encargados de hacer sonar aquella melodía que él bailaría, unos segundos después de posicionarse en medio del lugar, estiraba su mano en la cual llevaba un abanico que había servido para cubrir su rostro, al hacerlo la música se comenzó a escuchar suavemente para poco incrementar el volumen de la misma, comenzaba entonces a realizar sus movimientos finos y elegantes frente al grupo de hombres que le observaban, habían quedado maravillados por la belleza que ese hombre emanaba de sus movimientos tan simples pero hermosos, el señor de la casa se sentía de lo más satisfecho por aquel espectáculo ni que se diga de sus invitados, el cual el más importante de ellos había quedado estático observando cada gesto y paso del bailarín, todo iba muy bien y el chico de cabellos naranjas sabía que el momento se acercaba, que en el instante en que su coreografía le ameritaba se tendría que colocar de rodillas para luego otra vez elevarse y al hacerlo la parte superior de su kimono pasaría a ser parte del piso y así fue, al hacerlo los rostros sorprendidos, exclamaciones y palabras de sorpresa se hicieron presente, en esos momentos deseaba con todas sus fuerzas salir corriendo y perderse entre el bosque, esa era la faceta que no quería que nadie más viera en él, sus piernas habían quedado al desnudo pero a pesar de eso no paraba su baile, sabía que si lo hacia la anciana lo castigaría cruelmente y aunque se sintiera el peor de lo cobardes debía de ceder ante las presiones de la mayor.

De la nada el murmullo se hizo más audible levantaba de una vez por todas su rostro y alcanzó distinguir como la silueta de alguien se le acerco con una enorme tela y le cubría por completo, lo tomaba de los brazos y lo sacaba de ahí dando las respectivas disculpas por el acto.

El dueño de la casa solo a sentía a las acciones y pedía nuevamente que se concentraran ahora solo en la música que las chicas seguían tocando, mientras que aquella inusual pareja caminaba entre la oscuridad de los pasillos y se adentraban a una habitación totalmente vacía.

El silencio era sepulcral ninguno de ellos tenía el valor de cortarlo ni mucho menos de moverse de cómo habían entrado, el tiempo pasaba y ninguno de ellos hacia nada, la suave y fresca brisa de la noche se colaba por las grietas de la habitación haciendo que los cabellos de ambos bailaran al copas de la brisa, el frío comenzó a colarse en los huesos de uno de ellos por lo que se dejaba caer al piso y se aferraba más a ese tela bastante acogedora que lo cubría, no se había percatado hasta el momento de que se trataba hasta que al prestar atención notaba que aquello era la parte superior de un kimono, descubría su cabeza por completo y se giraba a ver a la persona que lo había llevado ahí, sus ojos se abrieron en entera sorpresa al ver aquella silueta de perfil erguido junto a la pared observando la luna que se asomaba por una muy pequeña ventilación, este al sentir aquella mirada sobre él solo le veía de reojo sin expresar nada.

Gracias— dijo poco audible en la habitación mientras se quitaba aquella prenda para extenderla al extraño.

Este ahora se giraba para observarle, se encaminaba hacia él y negó con su cabeza... —cubre todo de ti— dijo para agacharse frente al chico y sentarse junto a él… —Te pedí que ellos te revisaran y saliste corriendo, tienes una herida en tu pierna la cual debe de ser tratada— concluyo levantado un poco aquella prenda dejando ver la esbelta pierna del peli naranja… este se espantaba, un sonrojo se formó en su rostro y rápido cubrió su piel que había sido expuesta —Lo siento— murmuro un poco avergonzado por el acto realizado.

Me… me tomo por sorpresa perdone el arrebato mi señor…— dijo apenado.

Le veía serio ante las palabras suspiro profundamente —Mi nombre es Hijirikawa Masato… no seas tan formal, no cuando me ayudaste esta tarde en el rio…— expuso estirando sus brazos hacia atrás mientras elevaba su vista al techo de la habitación.

Había quedado sin habla, era la primera vez en que alguien le trataba sin ofenderle o sobrepasarse con él, al contrario le estaba tratando amablemente y eso lo había puesto demasiado nervioso tanto que no sabía cómo responderle.

Estaba observando el techo esperando algunas palabras del chico a su lado pero tal parecía no sería de esa manera, quizás su manera impulsiva de actuar le había incomodado de sobre manera esperaba en silencio al que le permitiese entablar alguna conversación pero era vano, no, hasta que un chispazo de luz llego a su mente, entre sus ropas comenzó a buscar algo al encontrarlo envuelto en un pequeño pañuelo se le extendía al joven a su lado.

Trataron de arreglarlo pero fue infructuoso, por lo menos te lo regreso, es muy lindo así que me imagino que es importante para ti…— en su mano estaba aquel broche que había servido para rescatar al menor horas antes en el rio.

Le observo admirado por ese gesto lo tomo entre sus manos y embozo una enorme sonrisa repleta de felicidad — ¡Muchas gracias! Es muy importante…— dijo acercándolo más a su pecho.

Observo esa sonrisa y un calor se comenzó a formar en su pecho llevaba una de sus manos a su nuca para flotársela para luego murmurar—Es la primera vez que te veo sonreír… eso no muy es bueno—

Lo siento, mi nombre es Jinguji Ren… puede llamarme Ren— expuso sin haber escuchado las palabras del anterior —Hace tiempo no conversaba con otros que no fueran las chicas con las que vivo… vi-vo, vi-vo ¡vivo! No… n-no quise decir eso… es, con las chicas con las que compartimos casa… co-co-compartir… oh rayos… me refiero… demonios ya no tengo idea de que digo— estaba realmente nervioso ante sus propias palabras que se cubría el rostro con sus manos…

Jajajaja, tranquilo… ya entiendo viven en el mismo lugar con las chicas que se encuentran tocando ¿verdad?— rio divertido ante aquello

Apartaba su mano de su rosto y quedo maravillado de aquella sonrisa que se veía por la luz de la luna—Las personas de aquí no suelen ser amables con ninguno de nosotros, es raro que alguien nos hable o nos mire es más nadie lo hace a menos que quieran insultarnos o faltarnos el respeto, es por eso que estoy algo nervioso por esto, ya que se perfectamente que al momento de oír de mi por los demás, harás lo mismo que ellos… ignorarme—dijo resignado —Pero fue lindo que alguien se preocupara por mí al momento de perder la parte inferior de mi kimono… gracias Hijirikawa—con aquellas palabras se levantaba del lugar y le entregaba la prenda mientras se acomodaba la parte superior de su kimono para que sus piernas no resaltaran mucho luego de eso se iba de la habitación dejando estático al de cabellos azules.

No perdió de vista como otra vez aquel chico huía de él, quizás fue demasiado de su parte y no debió de ser imprudente pero desde lo que paso en el río no podía dejar de pensar en él y en el acto honorable que realizo, a estas alturas a sus oídos había llegado toda la historia del chico, cosas muy malas manchando su imagen, repudio total para el de cabellos naranjas ¿quizás y sea cierto? Pensó para sí mismo pero, mientras él no vea con sus propios ojos no iba a dejarse llevar por mentiras.

Ya había pasado mucho tiempo desde que dejo atrás la estricta infancia que tuvo —Si mi yo del pasado te hubiera visto… te hubiera lastimado tal como lo hacen actualmente— se dejaba caer en el piso de la habitación mientras llevaba a su rostro la prenda que le había prestado —Se veía bien con esto— murmuro para sí mismo para improvisar con aquella una almohada y acomodársela detrás de la cabeza.

Muchas cosas le habían pasado en esos últimos años, se había convertido en algo que no deseaba o quizá sí lo hizo en su momento pero, su familia lo empujo a ello demasiado y termino detestando lo que era, la forma en la que se educo había sido la causante que fuera a parar a lo que es ahora, no se regañaba ni se reprendía por lo que ahora es, había tomado la decisión de no ceder más, amaba la tranquilidad, la paz, el silencio pero, por su descendencia lo llevaron a la actualidad, no era un samurái, no deseaba serlo, tenía el porte y la actitud de uno pero, no pasaría el resto de su vida al mando de alguien por muy importante que este fuera cuidado de él y privándose de muchas cosas que algún día desearía realizar, era por esa razón que la mitad de los que le conocían le odiaban, ya que no podía ser posible que alguien que no planea en su vida convertirse en samurái se había convertido en el hombre de confianza del shōgun más reconocido y poderoso del territorio.

Se convirtió en un errante, se convirtió en alguien que iba de pueblo en pueblo ayudando a todos, no quería ser reconocido solo por el no samurái que tiene los privilegios de uno, habían llegado a ese lugar por petición del dueño de esas tierras, no negó la invitación y ahora helo ahí admirando las estrellas mientras trataba de buscar la mejor manera de acercarse a ese chico que lo había dejado ahí, quizás iba a parecer insistente por ello pero algo en Ren le llamaba demasiado la atención, posiblemente se veía en él, tal vez no, quien sabe si fue por el acto de valentía, quizá fueron aquellos movimientos pero, que iba a acercarse lo haría.

~++H—A++~

Se revolvía entre las sabanas que lo abrigaron, se encontraba renuente de levantarse pero los rayos del sol no le permitían seguir durmiendo ya que se colaban por ventana y se detenían directamente en su rostro, molesto por esa intromisión se levantaba de una buena vez, al hacerlo en su pierna sintió una punzada de dolor ,dirigía su vista a ella y prestó atención como un corte se hallaba en el lugar, en su momento no fue capaz de sentirla pero, ahora sentía ese dolor sutil en él.

Fue una noche extraña— dijo para sí mismo preparándose para irse del lugar, ya que después de aquel insólito suceso la anciana lo regaño excesivamente y lo que menos deseaba era verle el rostro lleno de arrugas malhumorado, por lo que un escape para presenciar cómo se daban los últimos toques para el festival que se llevaría en dos días serviría para alejarse de su atroz situación.

Esta vez opto por recoger su cabello y se dio paso para alejarse de esa casa. Caminaba entre la multitud que gracias al cielo no le prestaban la más mínima atención ya que estaban tan enfocados en los preparativos que no perderían su tiempo por criticarlo, razón por la cual se sentía conforme en esta ocasión, entre sus ropas sacaba el pequeño broche que le regreso ese desconocido, admiraba como en este se intentó en vano repararlo, sonrió para sí mismo, ese broche era lo único que le daba esperanza fue un preciado regalo de su fallecida madre y aunque le dolió en el alma lo que hizo eso había permitido salvar al menor.

Se encontraba tan concentrado en como decoraban todo que sintió como alguien comenzó a seguirle el paso, este iba cauteloso tras él tratando de sorprenderlo y aunque se venía demasiado sospechoso por el acto no detuvo su andar.

Es un broche muy lindo… ¿de alguna novia?— pregunto sin más al percatarse que a quien seguía no apartaba la vista de ese artefacto.

Sorprendido se giraba al escuchar aquello y sus ojos se abrieron de par en par al ver el rostro curioso de quien había hablado— ¡Es usted! no le han dicho que es molesto— dijo en tono fastidioso tratando de que este se alejara aunque la verdad estaba muy lejos de ese fingido fastidio.

No… es la primera vez… pero aun no me has contestado Ren— refuto sin ningún cambio en su expresión.

— ¡Ja!… es raro porque lo es… fue de un regalo de la mujer que más he amado en el mundo—

— ¡Afortunada esa mujer entonces!… ya que a pesar de que eso quedó inservible produce en ti esa dicha…— dijo en respuesta colocándose a la par del otro.

Caminaban callados los dos por todo el lugar, el ajetreo, el ir y venir de todos los habitantes los estaba mareando a ambos…

Me sorprende lo que dice… y más que aun hable conmigo… afortunada no lo creo, murió joven…— expuso al tiempo.

Ambos se alejaban de todo aquello y sentaba cerca de unos árboles para observar mejor toda aquella actividad.

Fue afortunada… a pesar que diga lo contrario… solo mírate… tu madre debe estar orgullosa de ti—

— ¿Cómo? ¿¡Cómo?!— fue lo poco que salió de su boca en sorpresa.

Entonces no me equivoque…— embozo una pequeña sonrisa ante su triunfo—Ya se lo que hablan de ti…— murmuro

Entonces ¿qué hará?... piensa que solo porque me ayudo voy a ser agradecido con usted… cree que solo porque es amable conmigo yo debo de darle algo a cambio…. Saque de su cabeza que su amabilidad merece algo de mi parte ¡porque no será así! Ya me fastidie de esto… No soy nada de lo que hablan… ¡Nadie aquí me conoce!— comenzó a gritar y reprochar todo aquello amenazando en golpear a quien estaba a su lado.

Hijirikawa solo prestaba entera atención ante los reclamos dados, se acercaba a él y lo tomaba por sus manos lo jalaba cerca de su rostro y juntando con bastante dificultad su frente con la de él dijo en un murmuro… —Yo quiero ser el primero en conocerte...— soltaba su agarre y esperaba expectante la reacción que tendría el otro.

Ren llevaba su mano a su frente y con un rojo que se dio en todo su rostro agachaba su mirada y comenzó a reírse nervioso por aquello.

Quizá fue muy brusco de mi parte…— dijo el de cabellos azules ante las acciones llevando una de sus manos a su barbilla… —Pero, fui testigo de algo que no creí que existiera, además… no sabía que tenía un lado tan débil y de cierta manera tierno—

Esta bromeado ¿verdad?—contesto dudoso

No…si quieres tacharme de loco cúlpate a ti mismo… no sé si fue tu valentía, tus movimientos al bailar o tus sonrojos o tengo idea… pero algo de eso hace que preste entera atención en ti y aunque es raro… quiero conocer todo de ti…—

Jajajaja creo que se dio un fuerte golpe en la cabeza… nadie se ha molestado nunca en eso… y no es una bella damisela para ceder y ser cariñoso— respondió con desaire

Oh entonces si es cierto que eres cariñoso con las chicas… si eso es necesario para ver ese lado tuyo puedo vestirme como una ¿te parece?— expuso sin pisca de vacilación en sus palabras

Habría sus ojos en asombro ante aquellas palabras, enserio ese tipo ¿estaba loco o qué?— Me gusta la idea Ma-sa-to~ — contesto en tono coqueto siguiéndole el juego

Me parece Ren… pero, no quiero verte con nadie más, serás solo para mí por estos cuatro días— dijo con decisión mientras se levantaba del lugar y se encaminaba al murmullo de personas que no paraban sus actividades —Lamento dejarte de esta manera pero esos tipos ya me buscan, te veré al atardecer en este lugar, no me hagas esperar…— y con eso se alejaba de él.

Esta… Esta ¡loco!— expuso en un suspiro de resignación.

¿Molesto o no? Algo dentro de él se formaba, se preguntaba si todo aquello era cierto o era una vil broma o juego, no perdía nada con seguirle en la locura, quizá en esos cuatro días no la pasaría tan mal después de todo y es más conseguiría un respiro para su tormentoso día a día.

Notas finales:

Se los dije arriba se los repito aquí seran tres capitulos entre 13, 14 y 15 serán publicados.

Dedicado para Aurora quien sutilmente nos hizo a WajiWaji y a su servidora crear esto~

Un saludo a usted si usted por tomarse en tiempo y leer esto~

Nos veremos mañana con la continuación.

 


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