Un día de San Valentín
Ed, Edd n Eddy
¿Crees que sea buena idea que nos quedemos aquí encerrados todo el fin de semana?- Nathan Goldberg de 17 años, el señor ‘me gano a todos con mi sonrisa’ estaba algo nervioso, sentimiento raro en él ya que siempre parecía estar seguro de todo lo que hacía o a quien hacía, por pasar todo el fin de semana en casa de su novio, Edward ‘Eddy’ Skipper, quien había tenido la maravillosa idea de quedarse haciendo otras cosas en vez de ir al cine o salir por ahí a restregarle por la cara su amor a los demás como era normal-
Por milésima vez, sí. Mis padres no vendrán hasta quién sabe cuándo, si están en casa más de cinco veces al año me asusto, es lo típico aquí en Cul-de-sac. El adulto más consciente o como quieras decirle es la madre de Ed que se asegura de venir a ver a sus hijos por lo menos dos veces al mes, así que no te preocupes por nada y empieza a desnudarte- Tenían algo así como seis meses juntos, y vaya que le había costado convencer a Eddy de salir con él. Su ahora preciado novio al principio pareció odiarlo tanto o más que al mismísimo Kevin (su mejor amigo), quien al parecer venía en una contienda de odio mutuo con el menor de los Ed’s desde que eran niños, aún no sabía muy bien porqué. Sólo sabía que no soportaban estar en la misma habitación si no era de vida o muerte, nótese que esas situaciones eran las clases que compartían porque tenían que aguantarse-
¿Sabes que me encanta que me des órdenes? Me calienta- La sonrisa curvada en los labios de su novio le hizo entender que ya sabía eso, así que sin perder más tiempo empezó a quitarse la ropa lentamente viéndolo apenas cubierto por las suaves sábanas de seda que tenía en la cama. A veces podía llegar a ser un hombre bastante fetichista y la seda era un gusto que apreciaba mucho, y si le sumaba a eso el hecho de tener a su chico esperándolo sonriente entre un mar de suave lila ya era suficiente para una erección. Esa noche ninguno pudo dormir y no por alguna molestia, si no cuentas la penetración-
[Entregándose el uno al otro en un despliegue de lujuria adolescente. Eddy estaba seguro que habían roto más de una cosa en su habitación mientras estaban ocupados explorando el cuerpo ajeno y lo comprobó al día siguiente al despertar y encontrar una selección de sus objetos personales en su alfombra. Estaba seguro que de no ser porque su habitación estaba en el sótano, los demás habitantes del Cul-de-Sac se habrían enterado de más de la mitad de las cosas que habían hecho esa noche y prefería que se quedara así, lo último que quería era que su vida sexual fuera desplegada a todos sus vecinos, mucho menos a personas que veía a diario en la escuela y en los alrededores. Quejándose un poco por su dolorido cuerpo se levantó y recogió cuanto vidrio roto encontró, pensando que eran parte de lo que solía ser su lámpara de mesa. Sin querer despertar a su novio se fue a la cocina a preparar un muy sencillo desayuno (gracias a Doble D que había gastado un poco de su tiempo y mucha de su paciencia en enseñarle a hacer gofres). Mientras veía la masa cocinarse lentamente, se quedó pensando en su noviazgo con Nat y en cómo le dolía en el alma tener que agradecerle al imbécil de Kevin por traerle inconscientemente a Nat a su vida]
[La situación entre ambos había empezado desde que Nathan 'Nat' Goldberg alias 'El cabeza de cepillo' había sido transferido de su escuela para niños ricos a la increíblemente aburrida Peach creek High y todo porque había conocido a un muchacho pelirrojo, despreocupado y con aires de bravucón en Venice beach, el chico era muy buena persona, al contrario de como su fachada lo presentaba y en un instante de descuido ya se encontraban charlando. Kevin Barr, era su nombre. Al chico no le importó en lo más mínimo cuando le mencionó que sus padres tenían dinero y que por eso no tenía muchos amigos (ya que obviamente todos lo adulaban por eso). Entonces fue cuando le mencionó el nombre de un barrio de los suburbios del pueblo de Peach Creek donde vivía, también mencionó el nombre de su escuela, un lugar donde si sabes escoger bien a tus amigos, te eran leales para siempre. Estuvieron hablando toda la estadía del pelirrojo y cuando éste tuvo que irse, le dijo que era un chico genial y que si quería, podían ser amigos a larga distancia... Dos meses después ya se había mudado al Cul-de-sac]
Te vas a quemar si te distraes al cocinar…- Le susurró al oído la tan molesta voz de su novio a la cual le tenía ya mucho aprecio. Se recostó en el pecho del mayor, sintiendo al instante que aún estaba desnudo, pero le quedó más que claro cuando sintió en su parte baja el prominente miembro más que despierto, esperando su saludo mañanero- Más si lo estás haciendo desnudo- Una suave sensación le recorrió completamente al sentir como el miembro ajeno hacia una ligera presión para introducirse en su interior, apenas moviéndose una vez dentro. Apagó la estufa antes de sumirse en el placer que estaba sintiendo-
[La fría encimera en la que fue recostado boca abajo le hizo temblar ligeramente. Sus manos se aferraron al borde de la lisa superficie, sus pies en puntillas para no dejar de tocar el suelo, suaves jadeos se escuchaban en toda la cocina de parte de ambos, no querían ponerse a gemir fuerte a esa hora de la mañana y en plena cocina, no fuera a ser que alguien afuera los escuchara. El lento y pausado vaivén le hacía delirar, era una sensación de amor-odio, la mayoría del tiempo se desesperaba por la lentitud con la que le embestía, pero lo enloquecía al mismo tiempo. Cuando la posición empezó a hacerse dolorosa en sus costillas por la fricción (más aún cuando la velocidad de las embestidas subió de categoría), tuvieron que moverse, aumentando la profundidad. Ambos estaban sumidos en el éxtasis de su próximo orgasmo que no escucharon la puerta abriéndose, el grito de una mujer los sacó de su estupor. El susto hizo que Nat (quien mantenía el equilibrio de ambos, ya que sostenía una de las piernas de Eddy) se resbalara hacia atrás, golpeándose la cabeza con la encimera en el proceso. Eddy se sintió dolorido cuando su cuerpo chocó con el suelo, pero más aún cuando vio la sangre brotar de la parte trasera de la cabeza de su novio, ese día no podía empeorar, el dolor en su brazo sumado al susto de ver a su novio desangrarse, le hicieron perder el conocimiento]
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Me duele todo mi hermoso cuerpecito…- Dijo con voz cansada y adolorida Nat. Abrió los ojos para encontrarse con las preocupadas miradas de Kevin, Eddy y de sus padres, no puedo evitar fijarse en la escayola alrededor de brazo izquierdo de su novio y mucho menos el dolor intenso en su cabeza, sintió un mareo al intentar levantarse de la cama- ¿Qué me pasó? Y ¿Qué te pasó amor?- Preguntó directamente a su novio, ya que su cerebro estaba algo borroso-
Te resbalaste mientras tenían sexo, le rompiste el brazo y te abriste la cabeza- Respondió Kevin al notar el mutismo del menor de los Ed’s, quien ya estaba más que avergonzado por haber tenido que decirle al doctor lo que había pasado al despertar, más al tener que hacerlo enfrente de su madre, quien había planeado ir ese día para pasarlo con su hijo, sintiéndose terrible al haber ocasionado tanto desastre- Por cierto, feliz San Valentín, mejorate y dejen de tener sexo en la cocina- Y sin decir más se fue de la habitación, segundos después salieron los padres de Nat, quienes después de preguntarle si estaba bien y cómodo, decidieron que les iban a dar un momento a solas-
Perdona el golpe amor- Le dijo suavemente, sintiéndose estúpido por ser tan torpe. Esa no era una de sus cualidades, pero al parecer siempre hay ocasiones para hacer burradas- Feliz San Valentín, te amo- Aún sintiendo ese entumecimiento atroz en su cuerpo, rodeó a su pequeño novio con su brazo, asegurándose de no lastimar todavía más su herido cuerpo-
Ni lo menciones, no fue apropósito- Besó suavemente sus labios en un roce agradable, ese día sí que había sido un asco total, pero no tanto si lo comparaba con algún otro día de su vida- Feliz san Valentín para ti y yo también te amo- Volvieron a unir sus labios en un beso lleno de sentimientos, aún estaban seguros de que habían tenido días peores, pero también de que no podían haber sido los únicos en arruinar su San Valentín, ¿No?-