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Escala de Tres por Marcianita

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Notas del fanfic:

Fandom: D. gray-man.

Nombre del autor: Marcia Andrea

Personajes: Kanda Yuu/Lavi

Clasificación: ¿M?

Género: Romance.

Disclamer: Ninguno de los personajes mencionados me pertenece, todos son de Katsura Hoshino.

Tiempo: AU.

Summary: A diferencia del resto, ellos pensaban que podía funcionar.

Advertencia: Lime.

Nombre de la tabla: Flores. Número: 003. Tulipanes.

Comunidad: Resurgiendo entre las cenizas.

Escala de Tres

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1.           

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La primera vez que despertaron juntos – y desnudos-, ambos tuvieron que comerse las disculpas, explicaciones y hasta la misma pregunta de: “¿Cómo sucedió esto?”. Debido a la vergüenza fluyente. Solo despertaron, intentaron fingir que nada había pasado e hicieron lo posible para no truncar su actuación.  

En su fuero interno ambos reconocían que ninguno tuvo la culpa y al mismo tiempo creían que sin lugar a dudas todo fue cosa de dos –y de esa forma, compartiendo la culpabilidad, se olvidaron de la pena-. Habían estado frustrados sexualmente con antelación y asimismo sabían que lo efectuado se dio para cuando tenían unas cuantas copas de más.

Lavi admitía que no recordaba cómo comenzó todo, pero sí tenía entre sus recuerdos una escena demasiado explícita de cuando se vio montado por Kanda. En cambio el japonés, solo tenía vagos esbozos de un comienzo y un final. No demasiado para ambos. Y entonces, cuando Lavi salió de la cama, con una sola mirada llegaron a un acuerdo: Esto nunca más se repetiría.

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2. 

 

 

Por su mismo amor propio, tras su primer encuentro furtivo, los dos intentaron volver a su antigua rutina. Y como ésta misma venía ligada a cierta cercanía de ambos, tuvieron que luchar contra la incomodidad y una recién descubierta tensión sexual.

Fue difícil. Lavi debía hacer lo posible para no acercarse mucho, Kanda esforzarse otro tanto para no dejarse tocar. Sus miradas se esquivaban, sus conversaciones disminuían en amplitud, las bromas casi cesaron y los insultos ya no eran un evento habitual.

Lenalee lo llamó una pelea. Allen acotó a favor de ella. Y de esa forma les tendieron una trampa, al dejarlos en medio de una tarde donde verían películas –y hasta obligaron a Kanda a ir-, solos.

El pelirrojo vio un momento a Kanda antes de decir:

—     Nos jodieron, ¿eh? — y tras acabar la frase se sintió realmente estúpido. Porque eso estaba fuera de los límites de lo que podía decir justamente en el momento de ahora. Pero a su respuesta solo escuchó un gruñido.

Ambos tomaron ese pequeño intercambio como una reconciliación, como un paso hacia la redención de su relación que pasó de desastrosa a ambigua. O eso creyeron hasta que Lavi decidió volver a la rutina, y hacer sus bromas habituales, tirando cual proyectil las palomitas a Kanda y cuando el japonés atacó en su típica forma brusca, ninguno pudo censurar su nueva realidad.   

No podían porque se encontraron enredados en el sofá –Kanda estaba arriba-, con las respiraciones descompasadas y sin poder dejar de ver al otro.

Kanda no recordaba el tacto de la piel de Lavi. Lavi tenía ningún recuerdo del sabor de los labios de Kanda. Así que ambos fácilmente cedieron.

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3. 

 

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Empezaron a guardar distancia. Lavi intentó simular imprevistos para evitar reuniones con los tres, y Kanda dio varios discursos de odio antes de negarse. Y con esa rutina pudieron estar todo un mes sin molestia alguna, pero sus caminos tenían que volver a cruzarse, o eso supo Lavi cuando Bookman le ordenó recuperar un libro que dejó en la casa del japonés.

Fue camino a la vivienda de Kanda en la tarde, esperando una visita corta, donde el pelinegro apenas le dirigiera la palabra, y un Froi Tiedoll metido en medio, hablando de lo feliz que estaba porque Lavi sea amigo del chico que se negaba a denominarlo padre. Y cuando tocó la puerta y se encontró con un seño fuertemente fruncido –y la incertidumbre ligeramente reflejada en esos orbes-, llegó a la conclusión de que acertó en lo del trato frío.

—     ¿A qué has venido?

—     Dejé un libro aquí, ¿lo recuerdas?

Kanda desvió la mirada y pareció pensar por un momento acerca de la locación de su libro, pero tras pasar menos de diez segundos se encogió de hombros y chistó en negación. También dijo:

—     Ya no vuelvas por aquí. Acepta que perdiste esa macana y se acabó.

Él en otro momento habría asentido y tomado a buena gana lo dicho por el japonés, ya que seguía temiendo por su salud mental y el error cometido en la segunda ocasión, en perfecto estado de sobriedad; pero su mismo sentido común temía más a Panda que a su propia estupidez.

—     No puedo irme, el viejo me lo está pidiendo, sé que no podré conseguir otro de esa misma edición, y también estoy seguro de que está aquí.

—     Te lo mandaré con Lenalee.

—     Lo necesito para hoy. Lo más antes posible.

Yuu maldijo por lo bajo en ese preciso instante –y de momento no se atrevía a verle a los ojos-, repasando –otra vez-, en  su memoria si había visto algún libro de ese idiota en su casa, y también viendo la posibilidad de si llegado el momento de verlo, sería capaz de reconocerlo. Era imposible. Y él no quería que Lavi entre, porque algo que se dio dos veces, con facilidad podría llegar a tener una tercera oportunidad. Sobre todo ahora que…

—     ¿Podrías ir a buscarlo?

—     No tengo ni puta idea de cómo es.

—     Te puedo dar una descripción, es…

—     No pienso buscar ni una mierda por ti.

Pensó que en ese momento se iría, pero Lavi tras comprimir los labios, acabó por decir:

—     Entonces yo lo buscaré, supongo que lo encontraré rápido — hizo contacto con sus ojos —. ¿Hay alguien más en tu casa?

—     No.

—     Oh — susurró y se quedaron ambos parados en la puerta, sin saber si el próximo acto era la retirada o el acabar con el meollo (aunque el problema principal no residía en el objeto perdido por Lavi)  —. Será solo un momento, supongo…

Aun con el mal presentimiento lo dejó entrar, y Lavi fue a lentos y nerviosos pasos a la morada de Kanda. Con anterioridad esto nunca hubiera pasado, el pelirrojo siempre entraba de forma tranquila a donde sea, y nunca se vio tan inseguro en un lugar que claramente conocía. Y cuando estuvieron en la sala Lavi preguntó:

—     ¿Dónde crees que está?

Tiedoll limpiaba la casa –excepto el cuarto de Kanda-, en general y de esa forma el japonés se encontraba ciertamente perdido con la respuesta a dar.

—     No sé — hubo un momentáneo silencio —. Supongo que en la estantería.

Lavi botó un suspiro en ese preciso instante y tras asentir fue en busca de lo requerido por su tutor. Mas no pudo encontrarlo con rapidez, y se quedó viendo el repertorio de libros que tenía ante sus ojos, intentando no entrar en desesperación, porque la presencia de Kanda lo estaba tensando en más de una forma.

La segunda vez que se acostaron, todo fue muy vívido ante sus ojos, de momento aun recordaba sonidos que nunca pensó escuchar de los labios de Kanda, y al igual sus manos aun recordaban el tacto, sus labios el sabor y su ego aun pensaba en lo humillante que fue el que todo se dé, sin haber sido una orden expresa de su mente, sino algo tan animal e inevitable como el mismo hecho de respirar.

El libro no estaba. Lavi empezó a buscar de a uno en el estante. Su vista le estaba fallando y su concentración era tan mala que apenas podía leer correctamente.

—     ¿No está?

—     No sé. Estoy buscando Yuu.

Kanda bufó en ese momento e hizo que se sienta un poco irritado. Porque bien sabía, esta atmósfera tensa no era porque le apetecía. Tuvieron sexo más de una vez por una razón que seguía censurada hasta para él y si Kanda creía…

—     ¿De qué maldito color era la tapa?

Volteó ante la voz que lo llamaba, y se encontró a Kanda a pocos centímetros de él, viendo un libro de arte. La respiración se quedó instaurada en sus pulmones, no quería salir, y se dio cuenta que su sangre estaba corriendo rápido por todo su organismo y… fue consciente de lo benigno que era su total alejamiento porque…

—     Yuu, puedo hacerlo solo.

—     Pero yo no quiero que te quedes más tiempo aquí.

Hizo una mueca e intentó comerse palabras que morían por salir de su boca. Pero tras volver a ver todo el estante repleto y no reconocer por lado alguno su libro; la irritación le obligó decir:

—     ¿Tan malo fue acostarte conmigo?

—     ¡Vete a la mierda!

La patada que Kanda dio, hizo que caiga en picada todo lo que tenía el mueble. Y Lavi provisto de un equilibrio pésimo, se cayó como un imbécil al suelo. Y ahí enrojecido por el susto lo vio, encima del desastre con sus ojos también fijos en él.  

—     Yo tampoco quiero volver a hacerlo — susurró, pero ya era muy tarde porque algo similar a una fuerza magnética hizo que se acerque a Kanda y beba de su boca.

El japonés tras acabar el contacto le pidió que se vaya, pero contradiciendo sus palabras a propia iniciativa inició el segundo beso.

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 4.           

 

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Ambos textualmente quedaron en el: “Nunca más”. No hablaron muy ampliamente del tema, pero al encontrarse recostados en la cama de Chaozzi –al ser el cuarto más próximo que tuvieron en ese instante-, tuvieron que enfrentar un poco su realidad. Kanda habló de lo estúpido que Lavi le parecía y lo frustrante que le resultaba el haberse metido en la cama con semejante tipo de persona; Lavi por su parte le habló del no me gusta comportarme como un animal en celo y el… eres muy amargado para mí. Y de alguna forma así llegaron a buenos términos.

Su relación se estabilizó un poco, pudieron volver a reunirse con los otros y de vez en cuando podían tener una conversación como en antaño. Pero a los ojos de todos nada era lo mismo. A la vista de ambos, nada podría volver a ser lo mismo.

Intentaron que funcionara, hicieron su mayor esfuerzo y de alguna forma aun con la estabilidad y el retroceso y que ambos supieran que el otro en realidad no estaba interesado; algo hormonal y más fuerte que ambos los engulló por una cuarta ocasión. En el cuarto de Lenalee.

Y  esta vez no fue solo un acto de dos, en el que se podían callar y dejar la vida pasar, porque… les pillaron.  

Notas finales:

 

No sé si vale la pena o no, pero… ya está.

Bueno… esta historia quiero terminarla este mes –sí, éste-, porque es corto y sé que si no lo hago la idea se complicará en mi cabeza de m… Se supone que este fic es fluffy, así que aunque ahora todo sea más carnal que lo que sea, esto es romance. Hasta tal vez uno de los romances más pasivos que hice para este par –sí, bonito y con un final feliz y toda la cosa-, este es un Two-shot, pero puede que llegue hasta un Tree-shot –quien sabe-, y… bueno como es San Valentín supongamos que es para este día.

Otro punto a explicar –y esto lo dice alguien que se creía asexuada-, el comportamiento de ambos, para mí es algo que existe, o sea hay veces donde la atracción sobrepasa la lógica y se cae de forma jodida a una simple provocación, las hormonas son el mal y yo por eso no quiero saber lo que es amor –ejem, me estoy desviando-, pero… supongo que personas que han tenido al menos un encuentro con alguien que de verdad les atrae –eso es química de la buena-, han de entender un poco su pensar y actuar, o al menos yo les entiendo un poco, jajaja.

Un punto que nada que ver, es que esta historia está un poco inspirada en el fic de mi hermana menor: “Matrimonio” –también Laviyuu-, por… algo que plantearé más adelante. En fin…

¿A alguien le gustó este primer episodio?

PD: Las flores elegidas son los tulipanes, pero si soy más exacta son los tulipanes dobles, porque estos significan: “Tendremos éxito como pareja”.

   


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