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No hace falta palabras bonitas para expresarte mi amor por 1827kratSN

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Notas del fanfic:

Holi~ soy una loca fanficker y publico shorts variados, raros, extrararos, OTP, no me complico, solo espero que a alguien le guste mis locuras

Notas del capitulo:

Holi~

*rueda por el piso*

este short a estado en stop durante meses y al ver que era San valentín me decidí a publicarlo, en mi país todavía es 14 de febrero así que sigue siendo legal jajajajja

No es un romance por el contrario es una idea simple, además que es la pareja secundaria de otro de mis fics que todavía está en publicación y quise darles un pequeño regalo, espero que lo disfruten porque a mi me gustó escribirlo

 

 

 

-Los kohais llegarán pronto, estos chicos siempre tienen tanta energía y están llenos de vida, hm – se burlaba cierto rubio de cabello largo con ojos muy azules mientras moldeaba la arcilla entre sus manos

-deja de menospreciarlos Deidara, a veces los más jóvenes son quienes tienen ideas frescas – un joven de cabello rojizo con hermosos ojos marrones se encontraba pintando una pequeña marioneta de madera, exclusiva fabricación casera – además sabes que sin nuevos miembros para el club, no tendremos la cuota necesaria para mantenernos oficialmente 

-ya sé, ya sé – hablaba el rubio con fastidio – es solo que… no me gustan los mocosos que creen que esto es un juego... Esto es arte y del más bello, hm

-acostúmbrate... Ya sabes que tenemos que ayudar a los más jóvenes – se mantenía calmado, era el más maduro del equipo y como tal ignoraba las muecas de Deidara

-eso es un completo fastidio Sasori – se quejó apretando una bolita de macilla que moldeaba

-cállate Deidara y sigue haciendo tu escultura – protestó el pelirrojo mientras se enfocaba en su actividad sin prestar atención a su fastidioso compañero

 

 

Era una rutina repetitiva, cada inicio de año escolar recibían las solicitudes para nuevos miembros del club de arte, ellos ya cursaban el último año de estudios antes de la universidad, tenían su vida planeada y solo les quedaba disfrutar de esa compañía mientras duraba su sencilla vida adolescente, pronto tenían en sus manos alrededor de cinco solicitudes, sus amigos también las revisaban sorprendiéndose de la variedad de aspirantes y de las escuelas de procedencia, algunos chicos detallaban talentos o especificaban los premios ganados anteriormente, otros sin experiencia y con afán de aprender, era lo normal así que después de analizarlos con cuidado, los mayores acordaron darles la bienvenida grupal

 

 

Con un mes entre un fastidiado Deidara que soltaba “hum, hm, arte definitivo, mocosos” por aquí y allá, un desinteresado Sasori que no ponía atención a nada que no fuese de su incumbencia, los novatos se adaptaban con ayuda de los otros miembros que con paciencia los guiaban, trabajos sencillos, asignación de lugares de trabajo, información de concursos y otras cosas

 

Había cierto chico que destacaba en habilidades interesantes y extrañas a la vez, después de todo no era normal encontrar a un excelente marionetista, sin ninguna experiencia previa o sin detalles de haber ganado algún concurso y eso llamó la atención de Sasori, el chico parecía bastante normal, cabello castaño, ojos negros, un par de veces el pelirrojo se quedó admirando disimuladamente como el tal Kankuro tallaba la madera con delicadeza, era bastante bueno y no era el único, al parecer otro jovencito, un azabache de piel muy clara pintaba como profesional aunque rumoraban que era muy extraño, con difícil personalidad para tratar, pero los artistas eran así… diferentes. Kankuro era más accesible pero cuando se enfadaba podía ser muy altanero, cierto día, al parecer después de meditarlo mucho se acercó a su senpai para pedirle ayuda en un detalle que no podía arreglar, Sasori simplemente le dio las indicaciones, el novato se puso en marcha ante la vista del mayor que lo observaba con detenimiento, en las manos del chico no había duda, su rostro era bastante expresivo, un libro abierto en ciertas ocasiones y en otras era una bomba a punto de estallar que no daba avisos de emergencia, el chico de primer año era bastante interesante "todo esto me lo enseñó mi abuela" había mencionado en cierta ocasión mientras charlaba con el tal Sai 

Sasori estaba un poco impresionado pero jamás lo admitiría limitándose a seguir con su desempeño normal y sin tomar importancia a los demás, nadie tenía la suficientemente capacidad para llamar su atención por mucho tiempo

 

 

 

 

 

-oye Deidara… ¿no has visto mi marioneta? – era un día más de actividades escolares, Sasori se hallaba en el club pero esta vez a diferencia de las demás, estaba desesperado  buscando algo – la dejé aquí  hace un momento 

-¿la que estaba rota, hm? – el rubio apenas se giró para ver a su compañero mientras soltaba la información que tenía

-¿rota?... Bueno, no tenía bien colocado el brazo – el pelirrojo parecía bastante alterado perdiendo toda esa aura de calma que solía invadirlo

-creo que la tiene Konan – todos en la habitación vieron salir a Sasori en busca de la chica y en seguida escucharon  la pequeña  discusión afuera 

-¿cómo que la tiraste? ¡¿Acaso  no respetas las cosas ajenas?! – escucharon los fuertes pasos en el pasillo y después solo silencio

-¿qué paso Konan? – se atrevió a preguntar el rubio al ver a la chica entrar

-parece que era una marioneta en reparación – habló con naturalidad, mostrando apenas un pequeño rastro de arrepentimiento 

 

 

El pelirrojo discutió mucho con la chica después de pasarse buscando por horas sin ningún resultado positivo,  al parecer esa pequeña figurita era la favorita de Sasori y solo la quería reparar. Konan había asumido que era basura y la había desechado, por más que el pelirrojo la buscó  jamás logró hallarla y a final solo se resignó a perderla, aunque claro todos tuvieron que aguantar el mal humor de su senpai a causa de ese accidente 

 

 

-¿tan importante  era esa cosa? – se quejaba Deidara ya harto de las constantes escenas de mal humor del pelirrojo  

-era un regalo de mi madre – comentaba mientras apretaba entre sus dedos algo de arcilla que le quitó al rubio, gruñó con furia antes de tirar el pedacito por la ventana – es importante para mi

-creo que mejor me callo, esto debe ser doloroso – el rubio recibió una mirada asesina por parte de su amigo, se alejó de él percibiendo el instinto macabro creciendo a su alrededor

 

 

 

Debía aliviar su pesadez, para eso solo servía salir a caminar un poco, Sasori se alejó de todos, quería que el mundo se fuese a la mierda, ¿cómo un ser humano podía desechar un objeto que ni siquiera era suyo? estaba molesto, demasiado como para soportar a los seres inferiores… su regalo, el único que su madre le dio fabricado por sus propias manos, todo antes de que se volviera un ángel, tal vez por eso adoraba las marionetas porque ellas jamás tendrían riesgo de sufrir el deterioro de su cuerpo y su alma, dejó que sus pies lo llevaran, sus cabellos rojizos ondeaban con la brisa del ambiente, suspiró muchas veces antes de volver a casa, una casa que constantemente estaba vacía, su padre trabajaba  sumido en sus actividades, lo  odiaba, después de todo el anciano, cómo Sasori lo llamaba, le confesó que se volvió adicto al trabajo para no sufrir el dolor de la ausencia de la mujer que amó, compañera desde su juventud … el marionetista no quería pasar por ese sufrimiento, por eso ninguna mujer se acercaría a su hogar, nadie sería capaz de pasar su coraza, le bastaba tener el recuerdo de su madre intacto

 

 

Con fastidio el pelirrojo se dirigió a su institución, en las horas de descanso escuchaba los planes a futuro que muchos querían seguir, viajes, trabajos, estudios, sonrió al pensar que no sabía que hacer de su vida, lo único que le importaba era su arte, al que debía dedicarle toda su atención, no le importaba lo que dijeran los demás, era su pasión y con ella seguiría, no se resignaría a convertirse en un empleado promedio, salario, rutina… ¡qué horror! Prefería ser pobre pero medianamente feliz. Cuando el final de la jornada llegó, suspiró cansado, iría como siempre al club… vería a Konan y sentiría rabia,  mucha, se desquitaría con Deidara o alguno de los novatos, al menos esa fue su rutina durante una semana entera, sin darse cuenta llegó a su lugar, tomó asiento en la misma mesa de siempre, tomó sus instrumentos, levantó la vista y… gritó…   gritó con ganas y a la vez con terror, los miembros restantes corrieron a su auxilio, ¡como si lo necesitara!

 

-¡¿qué demonios tienes Sasori?! – Deidara cortó el silencio instaurado, al no recibir respuesta, dirigió su vista a donde el pelirrojo la mantenía y gritó también… ¿era una broma o qué?

-está… reparada – el pelirrojo apenas susurró, se acercó con rapidez cuando al fin la impresión se pasó – y está igual a como la recuerdo –sonrió levemente mientras tomaba la marioneta entre sus dedos

-¡con un demonio!… acaso un fantasma te la devolvió y peor aún… ¡entiende tus extraños gustos en marionetas! – se quejó el rubio mientras los demás después de curiosear un poco se alejaban al no entender la causa de tanto desconcierto

-¿quién lo hizo? – exigió saber Sasori pero nadie le respondió, nadie sabía nada, pero… esa perfección en los detalles, como si un profesional lo hubiese hecho, revisó todo pero no había pistas, nada, nadie había entrado antes al lugar, solo los mayores habían llegado ese día, los novatos estaban en una reunión con el director… no podían ser ellos, además no tenían el talento suficiente a su parecer, después de un día largo de preguntas y respuestas negativas, se resignó a volver a casa sin saber NADA… al menos tenía su preciada marioneta consigo, pero claro que la curiosidad lo dominó… necesitaba saber la verdad

 

 

Se convirtió en un investigador, silencioso, inteligente, osado, pensó en cada detalle de ese día, estudio su marioneta… al tercer día se dio cuenta de algo, tenía un toque diferente, un brillo especial, algo que él mismo no pudo recomponer, simplemente… el amor que nunca pudo igualar, el amor materno que en él se había perdido, la marioneta retornó a su calor inicial, a su vida original, la misma esencia que le dio su madre… el regalo despedía cariño, amor, dulzura, algo que una persona común no podía percibir, pero Sasori lo hacía, no entendía por qué no lo sintió antes. Ahora tenía aún más curiosidad  y sea como sea llegaría hasta esa persona en anonimato

 

 

 

Cierto día se quedó en el club, pensando, perdido en sus memorias, tanto que no se fijó que alguien había entrado, los demás ya estaban en sus hogares a esas horas entonces quien… vio al novato, Kankuro… lo ignoró “solo vine por algo que olvidé… no lo molestaré” no lo miró pero al parecer el chico se quedó un rato, sintió aquella mirad oscura sobre sí, volteó solo para observar que el muchacho se tensaba levemente “¿acaso tú sabes quién me devolvió mi marioneta?” soltó sus palabras sin pensarlo, pero como siempre un simple “no” fue lo que escuchó, Sasori suspiró frustrado mientras volvía a su rutinaria vida, escuchó la puerta cerrarse y se dispuso a caminar entre las mesas, cada uno tenía un pequeño espacio en el salón, un pequeño trozo personal en donde estaban pinturas, esculturas, lo que fuera que fabricaran, el toque personal se notaba a simple vista, Deidara tenía una escultura a medio terminar, su pequeño espacio contenía macilla en el centro, rodeado por diferentes materiales, además de una pequeña figura de un ave con grandes alas, siempre le había gustado exhibirse un poco, así que todos se daban cuenta de que el autor de esa obra era el rubio, el novato, Sai, solía tener un frasco de tinta negra debido a le gustaba realizar pinturas en tonos oscuros, Konan tenía todo completamente ordenado, papel de colores para su origami, y siempre dejaba una pequeña flor de papel blanco en el centro de su puesto, según ella era un amuleto, así permaneció un rato identificando cada rincón, cuando llegó al puesto de aquel castaño que apenas hace un rato había estado allí se fijó en el orden de cada instrumento para tallar la madera, un pequeño frasco de pintura para los detalles, una pequeña pieza de madera que estaba siendo tallada, la tomó en sus manos, era un trabajo lleno de dedicación, cuando quiso volver a dejarla en su lugar se concentró en la pieza, la rozó con sus dedos… ¡no podía ser cierto! La sensación era la misma que cuando acariciaba su preciada marioneta, no sabría explicarlo con facilidad pero… era la misma esencia, trató de observarla mejor pero estaba apenas siendo tallada, si quería comprobar algo necesitaba un poco más de tiempo… hasta que el dueño se dignara a terminar con el trabajo, desde el principio sospechó de Kankuro, eso era demasiado obvio, después de todo eran los únicos dedicados a las marionetas, pero desechó sus sospecha ya que el castaño no se mostraba interesado en el asunto, cuando lo interrogó no mostró ni una pisca de duda, de nerviosismo, su mirada fuerte, el carácter sereno, dejó esa idea ya que aunque sonara mal ¡era un chico! … un muchacho no tenía la suficiente delicadeza que él percibió en la marioneta devuelta, nunca le interesó observar el trabajo del novato así que era su otro error, no podía asegurar que el artista fuera el mismo y en ese mismo instante la única pieza que podía revisar era la que sostenía en sus manos, estaba claro lo que tenía que hacer, esperar a que terminara… solo así verificaría su hipótesis

 

 

 

Los días pasaron, mantuvo su conducta habitual, el cambio era que ya no estaba enfadado ni frustrado, ahora tenía una pista, solo era cuestión de paciencia, vio al novato con disimulo, apreció en detalle lo concentrado que se mantenía mientras tallaba la madera, se fijó que cuando se tomaba un descanso el castaño solía conversar con Sai y Gaara, incluso con Konan… jamás se imaginó que aquel chiquillo fuera tan sociable en el club, sonreía a menudo e incluso ayudaba en lo que necesitaran los demás, era interesante… pero volviendo a lo que le interesaba al pelirrojo, simplemente no notaba nada especial en aquel trabajo, al menos no a simple vista, así que se quedaba en las tardes, cada vez estaba más convencido de que las piezas tenían el mismo toque que su marioneta, al cuarto día por fin pudo apreciar la mitad del trabajo terminado, una muñequita muy fina tomaba forma, delicada en todo sentido

 

-¿qué hace con mi marioneta? – la voz del castaño lo asustó un poco pero no dio muestras de eso, Sasori se mantuvo serio

-me dio curiosidad ya que estabas trabajando en algo extraño – sonrió levemente mientras observaba la figura – esto es demasiado delicado

-es un regalo – se acercó quitándome la figurita y poniéndola en su lugar

-¿para tu novia?

-para mi hermana… senpai, no debería tomar el trabajo de los demás sin permiso –

-y un novato no debería estar por aquí tan tarde

-ya entendí… es un juego para saber quién es el que está haciendo las cosas erradas ¿verdad?

-más o menos – el pelirrojo sonreía de forma burlona y el castaño solo chasqueó la lengua – eres demasiado… serio a veces

-es porque no entiendo que trata de hacer – su mirada oscura se paseó por el lugar – se me olvidó un libro ¿no lo ha visto?

-se te ha vuelto costumbre olvidarte cosas – también buscó con la mirada por el lugar pero no había rastro – ¿o solo es una excusa?

-¿por qué buscaría excusas? – gruñó sintiendo como era observado con detenimiento

-para quedarte  en el salón y averiguar qué hago tan tarde aquí – sonrió al percibir cierta incomodidad en el más joven, ahora ya sus dudas disminuían, ese chico era el que reparó su preciada marioneta

-nada de eso… solo que me concentro tanto que olvido lo que llevo conmigo, es fastidioso tener que volver para encontrar mis cosas

-me parece que amas demasiado a tu hermana, por eso te concentras tanto

-es mi familia… además si hago algo que me gusta le pongo toda mi atención – Kankuro vio sonreír a su senpai, desviando la vista se fijó que el libro que buscaba estaba bajo algunas herramientas que tenía – y si es para alguien especial creo que es el resultado es mejor aún –

-¿qué te parece si te ayudo? – Sasori sonrió con sinceridad por la reacción del novato, quien solo se quedó mirándolo como si fuese broma – seguramente tienes un plazo límite así que si te ayudo podrás terminar pronto

-creo que rechazaré su oferta – el mayor se quedó observando un poco de duda en esa mirada oscura, le encantaba lo que estaba descubriendo – es algo personal, quiero hacerlo yo mismo

-bien… pero si necesitas ayuda solo pídela – por ese día estaba bien dejarlo todo así, se retiró sin decir nada, incluso sin despedirme, prefirió dejarlo meditando solo, ahora empezaba a entender un poco de esa actitud arisca, una diferente a la que tenía con los demás

 

 

Sasori se mantuvo concentrado en sus trabajos a medio terminar, con la única diferencia que su mirada se posaba insistentemente en aquel castaño que no prestaba atención, se dio cuenta de varias cosas, cuando el muchacho se frustraba gruñía bajito, cuando se equivocaba, saltaba un poco entrando en pánico por dos minutos antes de encontrar la solución al problema, era divertido verlo “el novato te interesa demasiado” le había dicho Deidara y se dio cuenta que era verdad, simplemente tenía curiosidad pero… ¿qué era ese toque especial que tenía su recompuesta marioneta? no era nada común, era un poco diferente a lo que tenía la muñeca que estaba en fabricación, un par de veces le pidió al castaño que le permitiese ver el trabajo en proceso, se sorprendía por la calidad y a la vez por el cariño en la figurita, la muñeca tomaba forma con los días, al final era una hermosa fémina de pálida piel, con finos detalles, Kankuro incluso la había vestido con un largo traje tradicional, con ayuda de Konan habían terminado la confección de ese atuendo, era un presente demasiado especial a su parecer, uno que reflejaba un sentimiento fuerte por su familia, ese día el castaño se quedó hasta muy tarde terminando el trabajo, el día siguiente sería la celebración, según le dijo, la muñeca se quedaría allí hasta la hora indicada, ya que Temari, su hermana, tendría una fiesta en casa de su amiga, no quería arriesgarse a que alguien lo viera antes de esa fecha, sin darme cuenta ya estaba involucrándome con aquel asunto, lo acompañó detallando algunos adornos en la tela, solo faltaba un pequeño toque y terminarían, para Sasori ver la satisfacción en el castaño valió la pena, esa sonrisa sincera, el brillo al ver su trabajo terminado, incluso ese “genial” que decía bajito mientras apretaba sus puños… por un momento pensó que era un niño

 

 

-¿puedo ver los detalles? – Sasori no soportó más, necesitaba confirmarlo, ver aquellos detalles, aquel aire de ternura que desprendía la muñeca, algo que el castaño había fabricado con sus propias manos… no tenía dudas, la persona que le devolvió la vida a su preciada marioneta fue… Kankuro – se parecen

-no sé a qué se refiere – el castaño mostraba confusión ante aquellas palabras

-el amor que sientes por tu hermana se refleja en ésta marioneta – mencionó mientras deslizaba sus dedos por aquella figura de madera

-pongo todo mi corazón en cada proyecto, se podría decir que se llevan un poco de mi alma con ellos –sonrió levemente mientras se acomodaba en la silla que ocupaba

-sabes… cuando era pequeño mi madre me fabricó una marioneta – sonrió al recordar a su madre, de sonrisa amable, siempre alegre – tenía un aura especial, la figurita de madera tenía la calidez que ella despedía

-se refiere a la que Konan…

-la misma – lo interrumpió – traté muchas veces de repararla ya que la pintura se deterioraba o alguna pieza se salía, después de todo es importante para mí – el pelirrojo se puso serio para poder seguir – pero jamás pude volver a darle ese toque especial… poco a poco el amor que mi madre dejó en la marioneta se desvaneció

-eso suena demasiado triste, mi abuela solía decirme que un amor verdadero jamás puede ser imitado, porque simplemente ese amor es irrepetible

-tu abuela era sabia

-pero… ¿por qué me cuenta esto, senpai? – sus palabras salieron con una ligera pausa, un pequeño dije de duda que terminó convenciendo a Sasori de que no se equivocaba de persona

-porque recuperé mi objeto preciado y aun mejor que eso… le devolvieron su  toque especial – Sasori miró al más joven quien solo se tensó levemente disimulando su inquietud – solo alguien con un fuerte sentimiento podía devolverle algo así

-por eso buscaba a esa persona

-lo hacía… pero acabo de encontrarla – se levantó de su asiento inmediatamente de su silla tomando la muñeca del castaño obligándose a ponerse de pie –  ¿por qué no me dijiste que fuiste tú?

-¿por qué piensa eso? – se zafó rápidamente del agarre enfrentando al mayor – y tampoco tiene porque tratarme así

-eres un mentiroso

-jamás le he dicho una mentira, senpai

-pero ocultaste algo que me interesaba saber

-no lo dije porque no era necesario

-me viste desesperado por encontrar a esa persona  y jamás dijiste nada

-fue un simple acto de buena voluntad, encontré la marioneta en la basura, la tomé porque me parecía un desperdicio dejarla ahí, la reparé porque adoro hacerlo – el castaño se puso muy serio enfrentando al mayor – cuando me enteré que era suya simplemente terminé el arreglo y la dejé en su mesa cuando tuve la oportunidad sin que nadie me viera, no quería agradecimiento alguno, no lo necesito

-hiciste un buen trabajo – Sasori sonrió feliz de haberle sacado la verdad al castaño – pero tengo una duda

-ya no debo evitar contestarle nada… puede decirme que quiere saber

-¿me amas? – Sasori se cruzó de brazos observando la expresión confundida del castaño

-¿eh? – Kankuro ni siquiera sabía que creer, ni que decir, simplemente no creyó que esas palabras fueran pronunciadas – qué es lo que…

-responde sinceramente… ¿me amas? ¿Te gusto? ¿Qué sientes por mí? – insistió mientras se acercaba al castaño, adivinaba que este intentaría reclamarle y escapar… no lo dejará hacerlo tan fácilmente

-¿acaso cree que es correcto preguntarle eso a otro chico?

-no tengo problemas con eso

-pues es extraño… pero creo que eso es más común hoy en día – el castaño no mostró signos de querer escapar, por el contario miró directamente a su senpai para responderle – se equivoca

-no lo hago

-está imaginándose cosas

-no lo hago… la marioneta tiene un toque diferente, no es amor de madre, es amor… pero me pregunto de qué clase, al verte hacer el regalo para tu hermana lo entendí

-no sé qué entendió pero eso me está empezando a molestar… usted está asumiendo cosas que no son – lo sentía ya cerca, su espacio personal invadido pero ni loco daba un paso atrás, eso sería debilidad

-te gusto y por lo que pude percibir últimamente, te gusto de forma romántica – su sonrisa de superioridad se mostró al ver una pequeña duda en el menor

-senpai eso no es razonable, juzgar mis sentimientos solo porque reparé su marioneta

-no es eso lo que juzgo… es e l sentimiento transmitido, las acciones pequeñas que he notado cuando estás junto a mí

-no me venga con que puede saber qué es lo que siento solo con eso – se peinó los cabellos mientras trataba de mantener la calma, su senpai estaba loco

-estoy seguro de lo que digo, yo te gusto aunque no quieras aceptarlo

-¿es broma?

-no lo es – se acercó un poco – y para demostrarlo – sin avisar acortó la distancia hasta rozar apenas los labios ajenos, depositó un suave roce que no fue rechazado y al alejarse solo vio al castaño en estado de shock, levemente sonrojado y sin saber que hacer o decir – que falta de reacción – se rio bajito mientras el más joven solo lo miraba

-senpai… ¡qué cree que está haciendo! – cuando al fin pudo hablar se alejó temeroso de lo que le pudiese hacer su senpai – está completamente confundido

-entonces ¿qué es lo que sientes Kankuro? – a cada paso que Kankuro daba para alejarse él lo daba pasa acercarse

-lo respeto – soltó de pronto mientras cambiaba su expresión de impresión por una de ira – eso es todo, ¡no confunda las cosas!

-eso no es respeto – reclamó un poco enfadado – te puedo demostrar que el equivocado eres tú

-no sabía que le atraían los hombres

-no lo hacen… pero contigo creo que lo intentaré

-¿pero qué dice?... no siento nada diferente al respeto Sasori-senpai

-¿y si te demuestro lo contario?

-¡aléjese! – retrocedió un par de pasos – no quiero que juegue con algo así

-puedes creer lo que quieras pero… te lo demostraré, haré que aceptes tus sentimientos

-¡no me joda! – alzó un poco la voz mientras enfrentaba al mayor – los sentimientos no son un juego, no creí que usted fuese de esa clase de personas ¡es un idiota!

-que duro – se burló al verlo furioso – pero estoy siendo serio

-¡no lo parece! – respiró profundamente controlando sus ganas de pelear con su superior ¿Quién se creía que era?

-entonces te molesta que no te tome en serio… creo que esos sentimientos son más profundos de lo que creí

-deje de poner palabras en mis labios senpai… es un imbécil o qué… entienda que usted no me gusta

-lo que quiero hacer es morder tus labios por irrespetuoso – se quejó el pelirrojo, además la idea no era del todo mala

-¡no se atreva! – Kankuro se sentía ofendido, disgustado, avergonzado, impresionado, pero sobre todo… confundido, ¿cómo alguien puede aceptar abiertamente su homosexualidad de un momento para otro? – me cansé de esto… me largo

-¿te  acompaño?

-¡jódase!

-así que quieres un amor sin palabras dulces – soltó una risa bajita, le gustaban los retos, si era un chico no tenía que tratarlo con delicadeza así que…

-ya ni siquiera quiero seguir escuchando eso – se quejó mientras se dirigía a la salida del salón

-solo recuerda que me interesas… solo falta que aceptes que te gusto también – escuchó una maldición pero ignoró ese hecho, el menor era interesante después de todo. Se escuchó el portazo, pero Sasori sonrió, eso iba a ser un reto, el chiquillo tenía mal carácter pero le demostraría que podía hacer que se enamorara de él, después de todo quería tener todo ese cariño que el castaño escondía, un amor tan profundo y sincero que incluso podía notarse en los trabajos manuales, quería ser egoísta por una sola vez, quería tener el amor de alguien solo para él, quería sentir en carne propia lo que su padre sintió por su madre, aunque en este caso la persona fuera de su mismo género

 

 

 

Lo que hizo a partir de ese día fue simple, insistir con el castaño, el menor parecía furioso pero no le importó y empezó a molestarlo, conversar con él, ayudarlo en cualquier cosa a pesar de que el otro se negaba, comentarios con doble sentido cuando se lo encontraba en el pasillo, adoraba verlo molesto o en raras ocasiones avergonzado, el chiquillo era un libro abierto cuando quería, simplemente se le hacía muy divertido acosarlo un poco, con el pasar de los días se empezaba a dar cuenta de que le fascinaba el carácter del más joven, era serio cuando debía, reía con amabilidad, tenía pocos amigos pero parecían quererlo sinceramente, las chicas solían pedirle ayuda, Kankuro con una sonrisa hacía lo posible por complacerlas, cierto día se dio cuenta que eso no le gustaba, se sentía molesto al ver la proximidad de aquellas jovencitas… sintió celos, eso era nuevo

 

 

-senpai podría dejar de acosarme, llevamos un par de semanas jugando eso y ya estoy harto

-no es un juego – se quejó el pelirrojo – por lo menos no lo es para mi

-¿por qué sigue insistiendo en esas cosas?

-porque de verdad me interesas – lo vio a los ojos con seriedad, el castaño estaba allí tenso

-pero usted no me gusta – habló suspirando al sentir que el otro lo ignoraba

-¿seguro que eres sincero?

-claro… que si - ¿por qué demonios se le cortó al voz?

-estas dudando – sonrió satisfecho

-usted me confunde, hay veces que lo miro y parece ser sincero pero después empieza a jugarme bromas, y me molesta mucho – claro que le molestaba, si su senpai era como un acosador, era horrendo sentir esa mirada posarse en su persona mientras caminaba por los pasillos

-te gusto… solo tengo que ver tus ojos para saberlo, además la prueba más grande es tu dedicación en la reparación de MI marioneta – ahí estaba, sacando ese tema de nuevo, pero era su mayor tesoro

-¿por qué sigue insistiendo con eso?

-porque es verdad… respóndeme una cosa bastante sencilla, ¿sabías que esa marioneta era mía mientras la reparabas? – era hora de atacar con todo, basta de juegos

-si… lo sabía – se enteró apenas al día siguiente, era normal después de todo el senpai estaba furioso y su mal humor se percibía a kilómetros

-¿por qué lo hiciste con tanto cariño?

-porque era para el senpai que respeto – en eso pensaba mientras pintaba la marioneta, pues aunque fuera un solitario era un artista respetable, el talento era evidente y quería llegar a ese nivel

-¿por qué piensas que es solo respeto? – podía verlo en aquellos ojos negros, estaba cuestionándose un poco

-porque… no lo sé – suspiró derrotado, lo pensó unos minutos, sinceramente ya se lo había planteado pero la respuesta no llegaba – solo lo admiro, usted es un marionetista sin igual, quiero aprender de usted, mejorar… eso es admiración ¿o no?

-¿has considerado que puede ser algo más? – era divertido ver al menor ladear la cabeza mientras pensaba

-no – pues en qué más podía pensar

-¿por qué?

-esas son muchas preguntas – gruñó fastidiado

-responde

-porque… no lo sé, es un poco extraño supongo – levantó sus hombros restándole importancia al asunto

-yo no tengo problema alguno – faltaba un poco más, lo haría caer

-ya me di cuenta, incluso lo dijo en frente de todos, sabe lo vergonzosos que fue escuchar “Kankuro me interesa, planeo conquistarlo” – cómo olvidarlo, fue el momento más vergonzoso de su vida, jamás creyó que su senpai soltara tamaña bomba en medio del club

-no quiero que se te acerque nadie – lo hizo porque Konan estaba muy cerca del castaño, ahora sabía lo que significaba tener celos, era desagradable

-creo que jamás entenderé sus motivos – se quejó suspirando, ya no sentía ni ganas de seguir con el interrogatorio

-acepta y todo el acoso acabará

-pero una relación sentimental no está en mis planes  se tensó ante la mirada enfadada del mayor

-lo único que quiero es que aceptes que yo te gusto – quería apretarle las mejillas y obligarlo a decir un simple “me gusta” a eso se le llamaba frustración ¿no?

-jamás diré algo así

-pues seguiré acosándote – frunció el ceño cruzándose de brazos

-esto no tiene caso – se quejó mientras se dirigía a la puerta del club pero antes de que lograra salir alguien lo acorraló, percibió la mano impidiendo que pudiese abrir la puerta, odiaba la insistencia de su senpai

-Kankuro – vio como el castaño se giraba hacia él con el ceño fruncido, era divertido sacarlo de quicio, le iba a decir algo pero mejor optó por expresarse físicamente, se acercó con rapidez y habilidad, depositando un suave beso en aquellos labios que solo una vez probó, no sintió algún rechazo, simplemente continuó, acorraló al menor contra la puerta, movió sus labios con lentitud, fue correspondido con torpeza – no me digas que soy tu primer beso

-usted es un… - no pudo decir nada mas porque el pelirrojo aprovechó la oportunidad para profundizar el contacto, sintió la calidez de la lengua contraria deslizarse por sus labios, se pegó contra la puerta lo más que pudo mientras sentía la mordida leve, suspiró  debido a la impresión y sintió la extraña intromisión, no pudo evitar cerrar los ojos con fuerza y tratar de separar al mayor pero un escalofrió lo recorrió al sentir la mano de Sasori acariciarle la espalda apegándolo a su cuerpo, aquella lengua jugaba con la suya, se sentía demasiado extraño pero sin llegar a ser insoportable

-demasiado inocente – susurró Sasori mientras le daba a su kohai la oportunidad de respirar, el menor estaba sonrojado, sin creer que eso hubiese pasado – pero me correspondiste

-eso fue porque… porque – ¡que se lo trague la tierra! Ni siquiera supo por qué no se quejó

-yo te gusto – el pelirrojo se acercó de nuevo susurrando aquellas palabras por encima de los labios del castaño – acéptalo

-¿qué… gana con eso? – se sintió indefenso ante la cercanía del pelirrojo, incluso  su corazón se aceleró… ¿Qué demonios le pasaba?

-un cariño sincero… algo que con el tiempo se puede transformar en algo muy especial

-no juegue conmigo – podía sentir la respiración del mayor… ¡sus piernas le estaban temblando!

-no lo hago… en verdad me interesas – se alejó un poco – soy sincero – vio al menor parado allí sin saber qué hacer, se alejó satisfecho de al menos lograr que el castaño le correspondiera un beso, por ahora eso le bastaba, hasta que escuchó algo

-yo… yo no – las cosas en su mente eran un torbellino pero aquel contacto le aclaró algo, no le disgustaba el hecho de que su senpai lo besara – no sé lo que siento por usted

-así que… tengo una oportunidad – le brindó una sonrisa sincera, estaba feliz

-si – ¡ya ni siquiera controlaba su lengua!... rogaba que alguien lo interrumpiera

-me alegra escuchar eso – sonrió triunfal mientras el otro evitaba mirarlo directamente – te ves lindo con aquel sonrojo inocente

-¡cállese!… ¡acaba de arruinar el momento! – y se sentía furioso, no solo porque acabo aceptando que le gustaba su senpai sino porque el mayor tenía el ego hasta el cielo

-¿en serio?

-sabe qué… me retracto, no tiene oportunidad alguna – se molestó mientras abría la puerta del salón – adiós senpai… y ¡deje de acosarme!

-jamás – sonrió al escuchar el portazo del salón, simplemente no quería dejar de insistir porque aquel castaño… había robado su atención, se había vuelto alguien especial y simplemente no quería dejarlo ir, ya pensaría en como tenerlo solo para él, pero por el momento se estaba planteando besarlo en medio de todo el salón del club cuando esté completamente lleno, sería divertido ver la expresión que Kankuro pondría – definitivamente te quiero para mí – y lo primero que haría al día siguiente sería alejar a las mocosas del salón en que Kankuro estudiaba, nadie le iba a quitar la atención de aquel artista en evolución

 

 

 

Notas finales:

A que no se lo esperaron, pero shiiiiiii me gusta esta parejita~

Sasori es un seme espectacular, lo adoro, y Kankuro se me hace divertido así que me gusta hacerlos interactuar, pues me he alejado un poco del fandom pero regresaré jajajaj

¿Me reclaman un lemon? pues a mi me gustó como quedó, algo inocente para variar

Cualquier duda, reclamo, crítica, regaño, comentario pueden dejarme un review y con gusto les contesto

Me despido

Besos!!!


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