DRABBEL
Ambos entendía esas palabras, para esos dos hombre, el amor no significaba nada, se conocieron años atrás, quizá afuera del restaurant “Roger” en Loguetown, no lo recordaban.
-¿entonces?- cuestionó el hombre moreno con una cicatriz que surcaba la mitad su rostro.
Cuantas veces se habían entregados a sus deseos carnales desde aquella primera y las primeras palabras entrelazadas dicha de una conversación, no lo recordaban, se llevaban por un par de año, pero eso nunca les importo lo mas mínimo.
-¿Croco-chan… sientes algo por mí?-
No sabía responder, nunca le responderá con la verdad.
-te…amo Croco-
Solo guardo silencio momentáneo
ONE SHOT...~
La tarde era intercalada por los rayos de la luna, sus cuerpos se abaneaban uno al otro, los jadeos se hacía extendidos transformándose en unos excitantes suspiros, los vaivenes de ambas lenguas conquistando cavidades ajenas, territorios nuevos, el sexo se olía en el ambiente.
¿Cómo habían terminado nuevamente así?
Las manos se extendían por la gruesa espalda llena de marcas de un pasado, ambos cuerpos estaban adornados de cicatrices hechas por los años, experiencias y cosas por el estilo.
El sonido hipnotízate de las caderas chocando unas a otras, el abaneó del miembro adentro del cuerpo de aquel amante que jadeaba y marcaba la piel ajena, la piel nívea, los rubios cabellos alborotados de sudor, cada estocada se hacía cada vez más intensa, el éxtasis estaba a punto de llegar a su final.
-aah, aah…-
Los gritos de excitación del moreno que se encontraba debajo del cuerpo del rubio, se retorcía de ansia en cada penetración en contra de su ser, no resistiría un momento más, llegaría a su límite, pero antes de eso, junto su boca con la otras, haciendo un sofocante ósculo con el hombre que aún se continuaba moviéndose dentro de él.
El rubio continuaba con los movimientos, pronto se correría dentro del moreno, sentía la mano recorren su espalda, mientras que su rostro se encontraba sujeto por un gran garfio, miro al moreno sonrojado que se encontraba debajo de él, no pudo resistir, mirar aquel cuerpo que pedía más, aunque su dueño no lo admitiera, sus miembro lo delataba, una gran erección era la respuesta, acerco una de sus mano hacia esta para empezar a hacer presión sobre esta, quería jugar un poco más con aquel hombre y el no sería el primero que sacara sus fluidos, Doflamingo podría estar haciendo eso un par de horas más sin correrse, pero estaba seguro que su amante no resistiría mucho.
-aah… Do… aah…- se escuchó la voz ronca del moreno al sentir las manos del menos sobre su miembro que se encontraba desatendido entre ambos cuerpos.
El moreno se corrió en la mano del rubio, sus fluido se escurrían entre la mano ajena, mientras él seguía siendo penetrado, el choque de los cuerpos retumbaba en aquella espaciosa habitación, creando en sensual e hipnotizanté eco, los jadeos, suspiros los rodeaba.
Crocodile pensó que desfallecería ahí mismo, entre el cuerpo del rubio, solo quería sentir aquella sensación una vez más, poniendo aquella ilusión del hombre que le entrego su cuerpo y parte de su alma.
Era de madrugada, hacia un par de horas de que sus actos carnales habían terminado, se respiraba el dulce aroma del mar, se encontraban a la orilla del mar, el sonido de las olas chocando contra la arena, caminaba descalzo sobre esta, pisando cada grano, se sentó a la orilla, la luna seguía en el cielo, encendió su puro y continuo escuchando aquel nítido sonido del mar.
-¿Te… amo?-ronroneo expulsando el humo de sus pulmones
Las palabras se las llevaría el viento.