Con la punta de sus dedos rozo el pedacito de piel donde segundos antes los suaves labios de Damian estuvieron, el menor de los Wayne se había despedido con un corto beso (habito recién adquirido gracias a sus hermanas) sobre su mejilla tan dulce y tierno que las mariposas en el estómago del pelirrojo revolotearon frenéticamente. Un suspiro de felicidad broto de sus labios, quería tanto a Damian.
"Pero… a la vez…"
Su sonrisa se desvaneció lentamente mientras comenzaba su camino hacia el orfanato. Juraba y perjuraba que su cariño por el otro iba más allá del de un simple amigo o el filial y es que el Wayne Al Ghul había hecho mucho por él, más que ninguna otra persona.
No solo le ayudo a volverse un superhéroe después de esa ocasión que lucharon codo a codo contra Zsasz, le había defendido cuando el no pudo, era su amigo, era en quien podía confiar ciegamente. Sin dudarlo dejaría su vida en aquellas manos capaces de matar y a la vez crear bellas pinturas.
Sin embargo había un pero y por más que quisiera no podía cambiarlo.
A su paso fue viendo el contraste característico de Gotham, los altos edificios hablaban de una ciudad prospera, rica, pero había sectores en que demostraban lo contrario; lugares donde para conseguir un poco de comida tenías que dejar la senda del bien o rebajarte a buscar entre la basura cual animal. Colin conocía esa parte de Gotham, ahí se había criado sus primeros años con una madre que si bien se esforzaba por darle lo más que pudiera sus esfuerzos eran en vano teniendo al lado a un esposo borracho y pendenciero que no reparaba en desquitar su ira con ella y con el pequeño.
Claro, hasta que uno de sus arranques acabo con su pobre existencia.
Aún recuerda como con sus escasos seis años intento mover el cuerpo de su querida madre para llevarla al médico o con alguien que pudiera ayudarla pero no pudo, su padre había huido al analizar lo que había hecho cerrando con llave la puerta del precario cuartucho donde vivían, dejando al niño con el cadáver en descomposición hasta que los vecinos, hartos por el olor (era verano, uno de los más calurosos que Colin podía recordar, ergo, el cuerpo se pudrió más rápido) derribaron la puerta encontrando la macabra escena.
No queriendo ni pudiendo hacerse cargo de él, llamaron a servicios infantiles quienes lo enviaron al orfanato donde hasta ahora residía.
"Pero el tiempo corre… aún faltan varios años pero no puedo estar ahí por siempre. Si alguien me adoptara las cosas serían diferentes, sin embargo todos prefieren bebés o niños pequeños… además… nadie quiere a un niño de doce con problemas psicológicos, eso sin contar lo de venom"
Pateo una piedrecilla del camino, la verdad si había estado en varios hogares adoptivos pero nunca estuvo mucho tiempo en ninguno, en algunos lo único que les interesaba era la ayuda del gobierno por tener un niño de acogida, en otros duro poco las pesadillas y miedos que tenía les hacía perder la paciencia por mucha que tuvieran.
Solo en uno sintió que podía ser feliz, solo una familia fue tan bondadosa que le ofrecieron su apoyo incondicional… sin embargo la buena mujer que sería su madre fue diagnosticada con cáncer y sus ilusiones nuevamente se rompieron, lo más importante era que ella sanara así que todo tramite se detuvo. Nunca volvió a saber de ellos.
La dualidad de Gotham claramente se podía notar en él y su mejor amigo: por un lado el Principito Mimado, y por el otro el Paria.
Colin no quería seguir siendo un paria, él quería una familia, ilusiones, la posibilidad de un futuro mejor… quería ser feliz.
Y ya sabía cómo lógralo.