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La siguiente parada es la nuestra por Elhy

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Esto era altamente irreal, no era posible que esto estuviera pasando en este momento, él debía mantener el control de todas sus reacciones, pero estas se estaban desbordando a un nivel que ya no podía reprimirlas. Pero si no lo hacia todo el maldito vagón se daría cuenta que estaba más duro que una piedra y todo por su sensual pareja, que parecía que solo le restregaba sus nalgas contra su pobre pelvis.

 

_ “Maldita sea Ahomine, ¡no vez donde estamos!” _ susurro el jugador del Seirin mientras sus mejillas se tornaban tan rojas como su cabello y trataba de acomodarse mejor en el lugar donde estaba, pero cada vez más gente entraba al vagón y terminaba apresado entre el ventanal y su cuerpo, pero claro que para él no era ningún problema, tener a Kagami sonrojado, agitado y mostrando una faceta vergonzosa era lo mejor que pudiera pasar.

 

 ¿Pero cómo empezó todo?

 

Se acercaba el día de los enamorados y la pareja del pelirrojo, el As de Tou había tenido la sensacional ideal que sería romántico ir a un hotel un poco alejado para evitar preguntas sobre su procedencia o edad, de esta manera poder pasar una velada romántica.

 

Pero claro como todavía eran un poco jóvenes para tener su propio medio de transporte por lo cual tuvieron que irse en tren, lo que no contaban es que había elegido una hora muy concurrida para irse por lo cual en este momento iban increíblemente incomodos, aun así, el moreno no perdía el tiempo para meterle mano al pelirrojo.

 

_ “No podemos hacer nada aquí” _ le dijo nuevamente Kagami mientras empezaba a respirar un poco agitado, el moreno sabiendo que este no podía ocultar sus reacciones se apretó más a este para poder susurrarle al oído, era increíblemente tentador estar así con él, para el pelirrojo sentía como la sangre se le subía al rostro y más al sentir la dureza de su estúpido novio entre sus piernas.

 

En este momento Aomine atrajo ese seductor cuerpo hacia él, de manera disimulada como si evitara que se golpeara mientras que por dentro le comían las ganas de besarlo, buscaba memorizarse cada parte de este cuerpo mientras sus manos lo atraían más a contra él, en la cabeza del moreno solo estaba recordando en cada momento el sabor de los labios del otro que era adictivo y que le trastornaba, a la vez que el otro se movía inquieto a su lado, hasta que pego un brinco al sentir los dedos del moreno tocando su rostro como si estuviera quitando alguna basura,  pero la verdad era para repartir pequeñas caricias mientras que no podía impedir que pequeños gemidos salieran de la boca del pelirrojo y  este último con sus ojos hacia una súplica silenciosa para que parece que no lo  hiciera aquí.

 

Pero claro en la mente de Aomine Daiki no podía esperar más, debía reclamar este cuerpo como suyo…. Marcarlo…Poseerlo y demostrarle al mundo… ¡No! al universo entero que a él le pertenecía el alma de esta persona y que dedicaría su vida por él. Por fin vería por alguien aparte de él.

 

El moreno sabía que pronto llegarían a su destino, la parada se acercaba y quería tentar más a su pareja, así que le susurró al oído: _” ¿Sabes Kagami?, cuando lleguemos al Hotel, te sentare en mi regazo, me asegurare que tus piernas estén bien separadas y ¿sabes para qué? _ mientras que el pelirrojo se movía nerviosamente.

 

 “Para poder apreciarte más, solo busco tocarte, someterte a mi voluntad y explorarte saber qué es lo que te hace llorar de placer, que te hace ruborizarse, que te hace correrse” _ finalizo el moreno mientras se separaba y sonreía ladinamente mientras que Kagami se volteaba y lo veía con frustración.

 

El sonido del silbato diciendo que habían llegado a la parada esperada, no habían pasado minutos cuando ya salían de la estación y entraban al primer Hotel que encontraban

 

Si hubo un autocontrol…la verdad es que se fue al carajo, como la ropa de los dos y el mundo entero., de ahí en adelante solo fue pasión.

 

Su boca exploro la cavidad bucal del otro mientras las manos de Kagami tocaban su espalda sin reparo, poco a poco fue bajando sus labios hasta llegar a su cuello y empezar a lamerlo como si de dulce se tratara, siguió lamiendo para después morderlo suavemente y así dejar pequeñas marcas que le recordarían aquel esta pasión desenfrenada en que estaban, demostrarían que ya tenía dueño a todos esas indeseables personas que andaban detrás de la persona que estaba a la altura Generación Milagrosa

 

Mientras tanto los gemidos del  otro eran música para sus oídos.  Con rapidez y cuidado acostó ese tentador cuerpo en aquella cama mientras que sus labios bajaban de su cuello hasta su pecho y llevo su lengua a los pezones del otro, el cual suavemente delineo ese tentador botón, para luego empezar a lamerlo desesperadamente mientras a la vez que  su mano subía por las piernas de este.

 

Era exquisito, sentir como ese cuerpo temblaba a su toque, deslizar su mano por esa deseada piel solo hacía que se pusiera más duro en cada momento. Sus encuentros habían sido casuales, no había llegado muy lejos, por eso querían hacer todo el camino el día de los enamorados, hasta ellos tenían su lado cursi, cursi.

 

Jamás había necesitado estar en contacto con la gente a nivel físico, pero desde que conoció a este insensato engreído esos pensamientos lo había perturbado y ni siquiera pensar en básquet pudo hacer algo al respecto.

 

 Podía escuchar los gemidos del otro y a la vez sentir como aquel preciado músculo entre aquellas  piernas pedía atención. Aun así, siguió lamiendo para luego poco a poco bajar besando aquel torso y cintura, a pesar de su complexión su torso denotaba que estaba bien laborado y eso hacía que fuera demasiado cautivador. Sus manos tomaron las caderas del otro y acariciaron sus muslos sin pudor.

 

 

Lo acaricio hasta llegar a su intimidad, donde el miembro de este se levantaba buscando un poco de atención.  Con una mirada llena de deseo levanto mi rostro para ver las expresiones de la cara del que estaba bajo suyo y jadeo de excitación al ver el tenue rojo que se posesionaba en aquel rostro haciendo juego con su cabello, sonrío cuando veo como aquel agarraba con fuerza la sabana y gemía mi nombre y pidiendo más caricias.

 

-“Mas…mas…”- pedía mientras movía sus piernas en una súplica y de sus ojos salían pequeñas lagrimas por la lujuria que sentía.

 

- “Dame mas”- seguía diciendo entre gemidos Kagami, mientras que seguía lamiendo su intimidad y sentía como aquel cuerpo temblaba y buscaba más y más, moviendo sus caderas, embistiendo su boca, se dio cuenta que en cualquier momento llegaría a su límite así que dando un último lametazo dejo aquella labor a pesar de las protestas del otro.

 

Le sonrío como pocas veces lo hacía sin llegar a ser presuntuoso y con el propio liquido que había segregado de su miembro lo junto en mis dedos y preparo aquella tentadora entrada para poseerlo, mientras que este gemía sin control abriendo sus piernas y dándole libre acceso a sus deseos.

 

Metió un dedo primero y empiezo a moverlo mientras que llegaba a sus oídos los gemidos del otro que se intensificaron cuando un segundo dedo lo acompaño y empezó a moverlo en círculos. Su otra mano tocaba aquellas caderas recibiendo como respuesta verlo arquear la espalda.

 

El tercer dedo llego y un gemido alto fue emitido que puso a él a casi el límite de su clímax, sentía como su propio miembro empezaba a lubricar por la excitación que sentía   y las ganas de entrar en aquel cuerpo.

 

Su mente se nublada más y no podía pensar y lo único que quería era tomarlo, poseerlo y marcarlo con su esencia, quería hacerlo gritar su nombre y que olvidara al mundo, ya que él ahora era su nuevo mundo, deseaba empujar su cuerpo contra él y llegar hasta lo más profundo mientras veía su rostro pidiendo más.

 

Pronto los dedos ya habían sido retirados cuando llevo su miembro a la entrada del pelirrojo siento aquel cuerpo moviéndose buscando mas placer, así que empezó a entrar lentamente, de manera tortuosa para él, aunque este se movía intentado acelerar la penetración.

 

Pero peli azul le mantenía sus caderas fijas entrando lentamente mientras sonreía y trataba de tener autocontrol para no acabar pronto.

 

- “No seas cruel”- dijo mientras que lleva sus manos a su espalda rasguñándola a la vez que se dejaba llevar por sus emociones y entraba de golpe lo que faltaba, sintiendo como rompía todas las barreras del otro respondiéndome este con un grito largo y lleno de placer.

 

 Espero a que se acostumbrara y empiezo a moverse suavemente para luego subir la velocidad mientras los gemidos se confundían

 

Tomo aquellas caderas y lo levanto para sentarlo completamente en mi miembro y así empezar a moverme más rápidamente a la vez que tomo su hombría empiezo a moverlo junto a cada embestida mientras sentía como sus muslos empezaban a mojarse por la pasión.

 

Veía como el otro perdía su mirada en la habitación dejándose llevar por el placer, el mismo que sentía, en cualquier momento se vendría y quería que este nunca lo olvidara en su vida.

 

Salió de él rápidamente para acostarlo de costado y de esa manera volver a entrar a él mientras colocaba una de sus piernas en su hombro y empezaban las embestidas nuevamente, con dificultad busco sus labios que encuentro gustosos y apetecibles mientras seguía moviéndose. Tomo su mano y la llevo a su miembro y lo obligó a masturbarse sin mostrar pudor.

 

Unas embestidas más y sintió como mi cuerpo empezaba a sacudirse a la vez que su entrepierna era atrapada en el cuerpo de este, un gemido salió de sus labios mientras se venía dentro de él, y el otro se venía en las manos de él y en las suyas gimiendo sonoramente al inicio, pero acallado por un demandante beso departe de mi persona.

 

 

“Feliz San Valentine mi Bakagami” – mientras lo estrechaba en mis brazos, a pesar de las diferencias y pelas que tuvieran, este pelirrojo vino a trastornar su vida.

 

“Feliz día de los enamorados mi Ahomine” _ le respondió mientras se abrazaba a él, nunca pensó que llegara a pegarse tanto a alguien y pensaría en algo más que básquet, pero desde que había conocido al moreno su mundo cambio y a pesar que este fuera un pervertido y lo hiciera sufrir, sin duda lo amaba.

 


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