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La primera de las ultimas noches por kitsune_archangel

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Notas del fanfic:

Se sentía extraña la atmósfera, era un ensayo más. Sólo puedo apreciar las siluetas sobre el escenario. Yo escribí esto hace tanto tiempo, pero aún recuerdo la fuerza de voz que usamos para decirnos tantas palabras. En estos momentos, pocas personas las que se percatan de mi presencia. Me hacen reverencia como si fuera alguien importante.

No saben el horror que me cause ese reconocimiento, el desagrado que me auto inflijo. Por mi culpa ella no esta conmigo. Hace muchísimo tiempo me di cuenta, de que si algo malo pasaba, eran cosas que sin querer o queriendo, uno buscaba. Con acciones o pensamientos, pero nosotros invocábamos todos aquellos males. El silencio se hace presente. El ensayo está por comenzar. Yo misma elegí a las actrices. Una de pelo rizado y largo, delgada aunque de rasgos faciales un tanto toscos, pero el conjunto es una belleza aguerrida. La otra de pelo lacio y corto, llegándole a los hombros. Hermosa, terriblemente hermosa. De extremidades firmes y muy trabajadas por la danza y el deporte. Así éramos nosotras a esa edad.

Pero aquí me encuentro yo, torturándome día a día. Escribiendo y recitando las bellas palabras que en nuestro oficio de amantes alguna vez nos dijimos. Las luces del escenario se concentran en ellas. “Te Amo” Aparece la pelo-rizado. Con un vaporoso vestido blanco.

 “Yo también te amo ¡Te deseo, te extraño! ¿Cómo resistirme a no tenerte? ¿Cómo resistirme a ese cielo que tu llamas besos?” Responde la otra, al tiempo que tomaba en sus manos el rostro de la primera, como queriendo memorizar cada rasgo de su ser.

 

 

 

Sin pensarlo siquiera dejan de ser esas actrices. Ahora somos nosotras, pero yo no llevo ninguna túnica, ambas estábamos sólo en ropa interior tratando de conciliar el sueño.

Más en ese entonces ambas nos mentíamos así como lo hace todo el mundo consigo mismo. Yo odiaba eso. La besaba con pasión, pasaba mis manos por encima de su poca ropa. Apreciaba la desnudez que transparentaba por encima de aquellas prendas tan delicadas. Me fui escurriendo por su cuello, lamiendo y tratando de impregnarme de su sabor. Era pura droga para mí esa sensación de excitación que sólo ella había logrado provocarme.

Era tan ágil en esas situaciones. Sin pensarlo mucho ya se encontraba acariciando mis senos por encima del encaje de mi baby doll. Sus dedos tenían tanta maestría que el hecho de que me tocara bastaba para que yo empezara a gemir con descontrol.

“Como no darte a probar labios que imploran tu nombre pero solo son capaces de llamarte a tiernos susurros” Le dije mientras comenzaba a bajar mis manos hasta su más tierno rincón. Ese que le arranca los más dulces gemidos y muestras del más puro amor.

Comencé por solo masajear su punto de placer lentamente, torturándola. Me encantaba cuando me pedía más. Que mi nombre fuera sinónimo de placer para ella.

 “Esos susurros que hipnotizan y que me… invitan a besarte… sin saber… aaahhh… que cada beso… me… vuelve tuya, parte… por… mmfmm… parte… solo ne-ce-cesitas…juntar… mis… piezas”  Las palabras se le ahogaron en la garganta entre tanto dulce gemido, pues mis dedos hicieron intromisión en ella, de manera cautelosa, para que disfrutara cada momento. Me bajé hasta quedar a la altura de su sexo y le separé las piernas, hice a un lado las bragas para comenzar con mi lengua a darle ligeros toques.

Levanté un poco mi rostro y pude observarla, sonrojada y arqueando la espalda. Jadeé frente a tan deliciosa entrada y con su mirada me suplicó que continuara con mi tarea.  “Juntaré cada pieza y ninguna escapara de mis manos y labios… es por eso que ya no le temo a la oscuridad, porque se que puedo encontrarte en ella en un dulce recuerdo de mi mente” dije arrastrando cada palabra junto a tan deliciosa piel, pues su sabor no tiene igual. Deliciosa, terriblemente adictiva. La sentía como acaricia mi cabello, procurando que yo no me detuviera, podía sentir como por sus gemidos, estaba a punto de llegar al clímax.

Yo no dejaba de satisfacerme con la otra mano.  Y lo logró, tuvo un orgasmo tan tremendo, que juro casi pudo arrancarme la lengua. Me devolví a su altura y la besé de nuevo. Compartiendo su sabor.

 “¿Para que ser solo recuerdo que vive dentro de tu mente, si puedo ser para ti en todo momento?” Me dijo con la voz mas queda y tranquila, mientras me miraba a los ojos. “Porque hay momentos en que no puedo evitar que este cuerpo siga siendo tuyo y que tus frágiles manos de él” Bajé la mirada, y me percaté que ella se había sentado en la cama.  Siempre las apariencias. Decías que de eso se trataba todo, de cuidar todo aquello que ellos no podían entender.

“Aush... Aún tan frágiles y ajenas manos no se comparan a la obscura y negra mirada de aquel a quien llamas compañero” Daba donde dolía. Todo lo que había hecho hasta el final de mis días, lo había y habría hecho por ella. Le di la espalda, recordé el dolor que me hacia pasar. El engañar aquel muchacho diciéndole que le amaba, para nunca poder pasar de un beso con él. No soportaba la idea de tocar un hombre, pero si estaba con él era para que ella estuviera tranquila de que nadie sospecharía nada. Sentí sus manos bajando por mi estómago, y recorriendo todo mi torso. Estaba justo detrás de mí, devorando mi cuello. Haciéndome devolverle todos los gemidos que yo le robé antes.

Comenzó a bajarlas haciendo mi respiración tan inestable como mis ideas, llegó a mi centro de placer. Me retorcí de placer contra su cuerpo, en tanto ella no dejaba de con la otra mano seguir acariciando todo lo que  encontraba.  Estiré  una de mis manos y de un cajón cerca de la cama, saqué un dildo de plástico. Y se lo di. Ella me hizo chuparlo, hasta dejarlo bien lubricado. Entonces se puso frente a mí y me tumbó en cama. Lo encendió y con una cruel lentitud lo pasó desde la curva de mi trasero hasta ese punto que me hizo dar un sonoro gemido. Se abrió paso en mi interior primero con un dedo, luego con dos. Siempre había desbordado esa ternura a la hora de hacer el amor. Pero mi interior clamaba por más que sus dedos. Comenzó a meterlo mientras yo me aferraba a las sabanas, cuando estuvo listo empezó sus embestidas suavemente.

 Mis gemidos ahogaron todo el silencio que había en la habitación. Acerque más mis caderas buscando el mayor contacto posible, tanto que duela. Al ritmo que me estaba follando me vendría la semana entrante.

 El calor iba subiéndome por toda la piel, quemándome y había como un tirón detrás de los muslos que me hacía abrirle las piernas aún más. De alguna manera sentía como si mi sexo se derritiera y esa sensación de hervor me transformara en verdad todos mis malos pensamientos. 

Cuando por fin alcancé el orgasmo, por un momento todo se volvió blanco y cuando recuperé la cordura, su nombre, sus labios, sus ojos eran lo más cercano a otro clímax. La observé y le dije:

“Quisiera yo poder cambiar aquella mirada para que reflejara aprobación por aquello que considero sin duda alguna como uno de los pocos placeres que no me son privados en vida” La besé, como si fuera la última vez. Escucho como las voces dejan de ser las de nosotras y vuelvo a mi butaca en el teatro. Encuentro a la imagen del director regañando a quien me personifica, diciéndole que su fluidez debía mejorar. Y que no tuviera miedo de besar a la co-protagonista.

Sonrío tristemente, me doy cuenta de que por más que trate de recordarla, jamás la tendré de vuelta. Me levanto y tomo mi bastón. Ella falleció en el accidente, por el que a mí me cuesta caminar ahora. La recordaré hasta el último de mis días.

 

Esa noche, fue la última que supe lo que era hacer el amor, ya que a la mañana siguiente salió disgustada conmigo. Tenía que ir a ver a su novio para decirle donde había pasado la noche. Yo iba manejando el carro, pensando en cuando llegaría el día en que diéramos la cara al mundo y poder decir que nos amábamos. Sin importar los cuerpos, sin importar los sexos. Las emociones y el cariño contenido eran mucho más importantes que eso.
No me percaté cuando ese trailer se cambió de carril… Todo fue una milésima de segundo, la vuelta del carro, el árbol, la roca. Todo negro.

 

 

 

Me di cuenta, cuando un sentí el volante clavado en mis piernas, incrustado en mi carne.  Para después verla a ella. Destrozada. Sin característica humana, una masa de carne.  Creí que estaba muerta, hasta que vi como algo rojizo burbujeaba sobre lo supongo era su nariz. Su rostro amoratado y como si el vidrio le hubiera arrancado pedazos enteros de piel. ¿Cómo era posible que siguiera sufriendo? La bese llenándome el rostro de sangre y deseando desangrarme también. Atrape su último aliento entre mis labios. Y rompí a llorar.

Por mi llanto se dieron cuenta de que una de nosotras había sobrevivido. Fue la última de las primeras noches, que la amé.

Porque no importa que tan alto o que tan bajo esté. Su alma, reposa tranquilamente en un lugar donde la apariencia ya no es nada. En cambio yo, no dejo de escribir nuestras memorias. Para acuchillarme una y otra vez con ellas. Cuando son éxitos de taquilla.
Para amarla infinitamente y que nuestro recuerdo no se pierda. Así como nosotras nos perdimos en el tiempo.

El ensayo terminó. Tal como yo terminé conmigo, esa misma noche. Después de escribir la última memoria que pasé junto con ella. La quiero ver, deseo verla. Porque no pude continuar sin ella. La amo, con adiós, con jamás. Hasta el fin de los tiempos. Pero que sin duda. Ésta será la primera de las últimas noches.

 

FIN.

Notas del capitulo:

Los versos que aparecen en esta historia, ya son algo viejos. Tienen mas 2 años que nadie los lee, aparte de ella y yo. Agradesco a mi Espina de Rosa por haberme dedicado esas palabras y yo le agradesco a Megami-sama por haberme hecho tan degenerada.. jajajajaja!!

Sin más, Enjoy.

 

 

Se sentía extraña la atmósfera, era un ensayo más. Sólo se apreciaban las sombras sobre el escenario. Yo escribí ésto hace tanto tiempo. Pero aún recuerdo la fuerza de voz que usamos para decirnos tantas palabras.

 

 

En estos momentos, son muy pocas personas las que se percatan de mi presencia. Me hacen reverencia como si se tratara de alguien importante.

 

 

 

No saben que me detesto infinitamente. Por mi culpa ella no esta conmigo. Hace muchísimo tiempo me di cuenta, de que si algo malo pasaba, eran cosas que sin querer o queriendo, uno buscaba. Con sus acciones, con sus pensamientos. Pero nosotros invocábamos todos aquellos males.

 

 

 

 

El silencio se hace presente. El ensayo está por comenzar.

 

 

 

Yo misma elegí a las actrices.

 

 

 

 

Una de pelo rizado y largo, delgada aunque de rasgos faciales firmes y un tanto toscos, sin embargo no podía ocultar su naturaleza de ser mujer.

 

 

 

La otra de pelo lacio y corto, llegándole a los hombros. Hermosa, terriblemente hermosa. Con una belleza enigmática. De extremidades firmes y muy trabajadas por la danza y el deporte.

 

 

 

Así éramos nosotras a esa edad.


Pero aquí me encuentro yo, torturándome día a día. Escribiendo y recitando las bellas palabras que en nuestro oficio de amantes alguna vez nos dijimos.

 

 

 

 

 

 

Las luces del escenario se concentran en ellas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-Te Amo- Sale la pelo-rizado. Con una bata blanca al estilo griego. Si nosotras éramos muy exageradas en esa forma de vestirnos y decirnos cuanto nos amábamos.

 

 

 

 

 

 

 

 

-Yo también te amo… ¡te deseo!.. ¡Te extraño!, ¿Cómo resistirme a no tenerte? ¿Cómo resistirme a ese cielo que tu llamas besos? – Respondía la otra, al tiempo que tomaba en sus manos el rostro de la primera, como queriendo memorizar cada rasgo de su ser.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin pensarlo siquiera dejan de ser esas actrices. Ahora somos nosotras, pero yo no llevo ninguna túnica, ambas estábamos sólo en ropa interior tratando de conciliar el sueño.

 

Más en ese entonces ambas nos mentíamos así como lo hace todo el mundo con sí mismo.

 

Yo odiaba eso. La besaba con pasión, pasaba mis manos por encima de su poca ropa. Apreciaba la desnudez que transparentaba por encima de aquellas prendas tan delicadas.

 

 

 

 

 

Me fui escurriendo por su cuello, lamiendo y tratando de impregnarme de su sabor.
Era pura droga para mí esa sensación de excitación que sólo ella había logrado provocarme.

 

 

 

 

 

Era tan ágil en esas situaciones. Sin pensarlo mucho ya se encontraba acariciando mis senos por encima del encaje de mi babydoll. Sus dedos tenían tanta maestría que el hecho de que me tocara bastaba para que yo empezara a gemir con descontrol.

 

 

 

 

 

 

 

- Como no darte a probar labios que imploran tu nombre pero solo son capaces de llamarte a tiernos susurros- Le dije mientras comenzaba a bajar mis manos hasta su más tierno rincón. Ese que le arranca los más dulces gemidos y muestras de mi más puro amor.

 

 

 

 

Comencé por solo masajear su punto de placer lentamente, torturándola. Me encantaba cuando me pedía más. Que mi nombre fuera sinónimo de placer para ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

- Esos… susurros… que hipnotizan… y que me… invitan a besarte… sin saber… aaahhh… que cada beso… me… vuelve tuya, parte… por… mmfmm… parte… solo ne-ce-cesitas…juntar… mis… piezas – Las palabras se le ahogaron en la garganta entre tanto dulce gemido, pues mis dedos hicieron intromisión en ella, de manera cautelosa, para que disfrutara cada momento.

 

 

Me bajé hasta quedar a la altura de su sexo y le separé las piernas, hice a un lado las bragas para comenzar con mi lengua a darle ligeros toques.

 

Levanté un poco mi rostro y pude observarla, sonrojada y arqueando la espalda. Jadeé frente a tan deliciosa entrada y con su mirada me suplicó que continuara con mi tarea.

 

- Juntare cada pieza y ninguna escapara de mis manos y labios… es por eso que ya no le temo a la oscuridad, porque se que puedo encontrarte en ella en un dulce recuerdo de mi mente – dije arrastrando cada palabra junto a tan deliciosa piel, pues su sabor no tiene igual. Deliciosa, terriblemente adictiva.

 

 

La sentía como acaricia mi cabello, procurando que yo no me detuviera, podía sentir como por sus gemidos, estaba a punto de llegar al clímax.

 

Yo no dejaba de satisfacerme con la otra mano.

 

Y lo logró, tuvo un orgasmo tan tremendo, que juro casi pudo arrancarme la lengua.
Me devolví a su altura y la besé de nuevo. Compartiendo su sabor.

 

 

 

 

 

 

 

 

-¿Para que ser solo recuerdo que vive dentro de tu mente, si puedo ser para ti en todo momento? – Me dijo con la voz mas queda y tranquila, mientras me miraba a los ojos.

 

 

 

 

 

 

 

 

- Porque hay momentos en que no puedo evitar que este cuerpo siga siendo tuyo y que tus frágiles manos de él- Bajé la mirada, y me percaté que ella se había sentado en la cama.

 

 

Siempre las apariencias. Decías que de eso se trataba todo, de cuidar todo aquello que ellos no podían entender.

 

 

 

 

 

 

 

- Aush... Aun tan frágiles y ajenas manos no se comparan a la obscura y negra mirada de aquel a quien llamas compañero – Daba donde dolía. Todo lo que había hecho hasta el final de mis días, lo había y habría hecho por ella.

 

 

 

 

 

 

 

 

Le di la espalda, recordé el dolor que me hacia pasar. El engañar aquel muchacho diciéndole que le amaba, para nunca poder pasar de un beso con él. No soportaba la idea de tocar un hombre, pero si estaba con él era para que ella estuviera tranquila de que nadie sospecharía nada.

 

 

 

Sentí sus manos bajando por mi estomago, y recorriendo todo mi torso. Estaba justo detrás de mí, devorando mi cuello. Haciéndome devolverle todos los gemidos que yo le robe antes.

 

Comenzó a bajarlas haciendo mi respiración tan inestable como mis ideas, llegó a mi centro de placer.
Me retorcí de placer contra su cuerpo, en tanto ella no dejaba de con la otra mano seguir acariciando todo lo que  encontraba.

 

 

Estiré  una de mis manos y de un cajón cerca de la cama, saqué un dildo de plástico. Y se lo di.

 

 

Ella me hizo chuparlo, hasta dejarlo bien ensalivado. Entonces se puso frente a mí y me tumbó en cama. Lo encendió y con una cruel lentitud lo pasó desde la curva de mi trasero hasta ese punto que me hizo dar un sonoro gemido.

Se abrió paso en mi interior primero con un dedo, luego con dos. Siempre había desbordado esa ternura a la hora de hacer el amor. Pero mi interior clamaba por más que sus dedos.

 

 

Comenzó a meterlo mientras yo me aferraba a las sabanas, cuando estuvo listo empezó sus embestidas suavemente.

 

Mis alaridos ahogaron todo el silencio que había en la habitación. Acerque más mis caderas buscando el mayor contacto posible, tanto que duela. Al ritmo que me estaba follando me vendría la semana entrante. Si soy un tanto masoquista, desde mi cuerpo hasta mis emociones.

 El calor iba subiéndome por toda la piel, quemándome y había como un tirón detrás de los muslos que me hacía abrirle las piernas aún más. De alguna manera sentía como si mi sexo se derritiera y esa sensación de hervor me transformara en verdad todos mis malos pensamientos. 

Cuando por fin alcancé el orgasmo, por un momento todo se volvió blanco y cuando recuperé la cordura, su nombre, sus labios, sus ojos eran lo más cercano a otro clímax. La observé y le dije:

 

 

 

 

 

 

 

-Quisiera yo poder cambiar aquella mirada para que reflejara aprobación por aquello que considero sin duda alguna como uno de los pocos placeres que no me son privados en vida- La besé, como si fuera la última vez.

 

 

 

 

Escucho como las voces dejan de ser las de nosotras y vuelvo a mi butaca en el teatro.

 

Encuentro a la imagen del director regañando a quien me personifica, diciéndole que su frialdad debía ser más. Y que no tuviera miedo de besar a la co-protagonista.

 

Sonrío tristemente, me doy cuenta de que por más que trate de recordarla, jamás la tendré de vuelta.

 

Me levanto y tomo mi bastón. Ella falleció en el accidente, por el que a mí me cuesta caminar ahora.
La recordaré hasta el último de mis días.

 

Pues esa noche, fue la última que supe lo que era hacer el amor, ya que a la mañana siguiente salió disgustada conmigo. Tenía que ir a ver a su novio para decirle donde había pasado la noche.

 

Yo iba manejando el carro, pensando en cuando llegaría el día en que diéramos la cara al mundo y poder decir que nos amábamos.
Sin importar los cuerpos, sin importar los sexos. Las emociones y el cariño contenido eran mucho más importantes que eso.
No me percaté cuando ese trailer se cambió de carril.

 

Todo fue una milésima de segundo, la vuelta del carro, el árbol, la roca. Todo negro.

Me di cuenta, cuando un sentí el volante clavado en mis piernas, incrustado en mi carne.

 

Para después verla a ella.

 

 

Destrozada.

 

 

Sin característica humana, una plasta de sangre.

 Creí que estaba muerta, hasta que vi como algo rojizo burbujeaba sobre lo supongo era su nariz. Su rostro amoratado y como si el vidrio le hubiera arrancado pedazos enteros de piel.

 

 

 

 

- Nun-ca… N-n-o… Aho-o-o-ra… Te…A-a-a-mo, mo-s-si-ta.

 

 

 

 

 

¿Cómo era posible que siguiera sufriendo?

 

 

 

 

La bese llenándome el rostro de sangre y deseando desangrarme también. Atrape su último aliento entre mis labios.

 

Y rompí a llorar.

 

 

 

Por mi llanto se dieron cuenta de que una de nosotras había sobrevivido.

 

Fue la última de las primeras noches, que la amé.

 

Porque no importa que tan alto o que tan bajo esté. Su alma, reposa tranquilamente en un lugar donde la apariencia ya no es nada.

 

En cambio yo, no dejo de escribir nuestras memorias. Para acuchillarme una y otra vez con ellas. Cuando son éxitos de taquilla.
Para amarla infinitamente y que nuestro recuerdo no se pierda. Así como nosotras nos perdimos en el tiempo.

 

 

El ensayo termino. Tal como yo terminé conmigo, esa misma noche. Después de escribir la última memoria que pasé junto con ella. La quiero ver, deseo verla. Porque no pude continuar sin ella. La amo, con adiós, con jamás. Hasta el fin de los tiempos. Pero que sin duda. Ésta será la primera de las últimas noches.

 

 

 

FIN.

 


 

Notas finales:

___________________________________________________

Notas de autora:

Pues esta es la reedición de esta historia tan bella :3

Que  mi me gusta mucho. A lo mejor dicen que me salí de dramática, pero algunas veces se nos muere algo… y lo triste es que ese algo sigue con vida.

Peeeero igual, espero que haya sido de su agrado la nueva edición y espero volver a escribir algo pronto en lugar de estar mirando de nuevo sobre mis pasos xD.

No se me olviden que con estos climas tan raros, es bueno consumir mucho lemon pues es rico en vitamina C ;3

Muchísimos beijos y todas esas cursilerías y majaderías,

De su servilletón,

 

Kitsune Archangel 

 

 


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