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Paraíso por MonnAmouur

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PARAÍSO

En una noche de tormenta

 

 

Kakashi se apoyó en el hombro de Minato mientras sus ojos se iban cerrando lentamente, el rubio le recibió gustoso y esbozó una sonrisa triste. Se quedaron en silencio, el peli-gris reteniendo una lágrima mientras el Hokage acariciaba su aún plano vientre.

—Encontraremos una solución, Kakashi—murmura el rubio, depositando un beso en la frente del menor— Mientras esté aquí, nada malo podrá pasarles…

—No podrás estar aquí todo el tiempo—le recordó Kakashi, tomando la mano que cubría su vientre, entrelazando los dedos con los ajenos— Sé que ha sido un arreglo pero… Kushina y tú están casados.

—Sabes mejor que nadie que nunca la he amado, nunca amaré a nadie como te amo a ti… Mi deber como Hokage me ha obligado a esto, pero si fuera por ti yo…

—Minato… —le corta el peli-gris, con voz triste, se gira hasta quedar cara a cara, con sus manos temblorosas acaricia el rostro de su amante— Este ha sido tu sueño… Eres lo mejor que le ha ocurrido a Konoha en mucho tiempo… ¿Quién soy yo para arrebatarte eso?

—Eres el padre de mi primogénito… El amor de mi vida. Si tú me lo pides, lo dejaré todo.

Kakashi sonríe apenas.

—Mi deber como tu guardaespaldas es encargarme de que cumplas con tus funciones… Mi entrenamiento me lo prohíbe, y aun cuando sabía lo que hacía… Te amo, Minato… Pero no seré yo quien te sugiera abandonar tu puesto—declara, y luego mira su propio cuerpo, cubre su vientre con cariño— Nosotros lo entendemos. Todo estará bien, ¿cierto?

Minato besa la coronilla del otro.

—Mientras yo viva, todo estará bien.

 

 

Kakashi observa sorprendido el suelo temblar bajo sus pies, se apresura a salir del departamento en el que vive, pronto se encuentra con media villa siguiendo sus pasos, buscando las explicaciones que necesita. Los sonidos, chirridos, temblores… Un miedo irracional nace en su mente, una mala sensación se extiende en su pecho. Protegerá a cualquier costo su abultado vientre, donde su retoño continúa descansando.

Es en ese momento que lo ve. Imponente, poderoso, invencible. Algo debió salir terriblemente mal con Kushina, porque eso que tiene frente a él, es el Kyuubi.

 

 

El Tercer Hokage observa al ANBU con cierta pena, pero no por ello le deja moverse. Kakashi continúa luchando desde la camilla del hospital central, las lágrimas luchando por salir de sus ojos. El llanto de un niño es lo único que se escucha.

—Llévatelo—ordena con voz firme el Hokage.

— ¡NO LO HAGAS! ¡POR FAVOR!

—Señor… —trata de excusarse

—MALDITA SEA, SI LO LLEVAS YO MISMO TE MATARÉ.

— ¡DATE PRISA! ¡LLÉVALO AHORA!

Con la vacilación brillando aún en sus ojos Gai abandona la habitación, cesando así los llantos del recién nacido. No hay centímetro del cuerpo que no duela en ese instante, la reciente apertura en su cuerpo comienza a sangrar de nuevo y, con todo y esto, el peli-gris continúa moviéndose mientras lanza maldiciones.

— ¡Devuélvemelo! ¡GAI!

—Lo lamento, Kakashi—exclama el Hokage cuando, con un solo movimiento, deja al  menor inconsciente.

 

 

Minato observa al bebé entre sus brazos, y no vacila más de lo necesario. La decisión es tomada incluso antes de lo que él hubiese deseado. El cuerpo inerte de su esposa, el recuerdo de un nacimiento que fue tremendamente mal.

—Perdóname, hijo…—murmura al bebé, besando su frente.

Si las cosas hubiesen salido como él lo había planeado, si su hija hubiese sobrevivido. Quizá ese fuese su propio castigo, por no amar como correspondía a esa mujer. Se encarga personalmente de prepararlo todo, el sello en el vientre del pequeño.

Las lágrimas han nublado su vista, pero su determinación logra atravesar el dolor.

¿Cómo, siendo él Hokage, podría negarse a salvar Konoha de semejante bestia?

El dolor comienza a atravesarle en cuanto comienza el ritual. Un grito desgarrador escapa de sus labios mientras intenta soportar semejante poder.

Los pasos apresurados le hacen mirar apenas de reojo al recién llegado, un dolor aun mayor se instala en su pecho al ver a Kakashi ahí, mirándolo asombrado, notando que, seguramente, no le ha interesado venir arrastrándose para evitar todo aquello.

“Es tarde” piensan ambos entonces.

Kakashi cae de rodillas, con la cabeza dándole vueltas, Minato le muestra una sonrisa lamentable, estando apenas a pasos de distancia, Kakashi sabe que esa distancia no hará más que crecer. Se levanta apenas lo suficiente para alcanzarlos, el llanto de su hijo, las lágrimas de su amante, y su propia alma volviéndose pedazos.

Apenas es capaz de soportar el peso de Minato, que ha caído en sus brazos. Besa su frente, acaricia sus cabellos, es la última vez que podrá hacerlo.

—Lo lamento tanto—murmura entonces el rubio

—Te amo—dice Kakashi, con voz estrangulada— Te amo, te amo…

—Siempre cuidaré de ti, Kakashi.

—Te amo—repite éste, llorando

—También… te amo. Yo… Los amo.

Ningún otro sonido consigue escapar de esos labios, que se cierran para no volver a hablar nunca. Kakashi grita mientras abraza el cuerpo sin vida del otro, el bebé llora, como sintiendo la misma tristeza del fatal momento.

No existe palabra alguna que logre describir aquel momento.

No existe palabra alguna que de consuelo ante semejante evento.

Minato falleció aquel día, la noche del 10 de Octubre.

Esa misma noche en que Naruto Hatake Namikaze nació.


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