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Bajo la luz de la luna. (EDITANDO) por Makaxd-

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Notas del capitulo:

Les traigo un nuevo capítulo y prepárense para el ¡lemon! *u* Espero que les guste y nos vemos en las notas finales.

Las diferentes luces se movían al ritmo de la música en alto volumen al igual que los cuerpos sudorosos que se hallaban en la pista de baile. El olor alcohol y a tabaco se mezclaban en el aire. Ese era el panorama que se presenciaba en la discoteca.


No muy lejos de allí, se encontraba a un desesperado Noah que intentaba por todos los medios huir su perseguidor. Con la astucia que lo caracterizaba, se escabulle por entremedio del grupo de personas que danzaban en la pista de baile, perdiendo así de vista al rubio.


Al llegar a la salida, corrió con todas sus fuerzas a donde se localizaba su vehículo. Tan solo le faltaba un par de pasos para alcanzarlo, pero desgraciadamente su andar fue detenido por unos fuertes brazos que rodearon su cintura, inmovilizándolo contra el fornido pecho.


Con tranquilidad, el rubio dirige su rostro al cuello del menor olfateándole pausadamente, deleitándose con el aroma natural que desprendía el cuerpo que yacía entre sus brazos.


- ¿A dónde crees que vas pequeño escurridizo? -le pregunta una vez que halló suficiente en grabarse en su memoria su esencia.


- S-suéltame -le exige con nerviosismo, evadiendo a su cuestionamiento.


Tenerlo tan cerca de él y oler inconscientemente su aroma masculino, le estaba afectando seriamente a los sentidos del chiquillo de ojos azules; que, de forma involuntaria, se apega más al contrario.


- Al parecer tu cuerpo no quiere alejarse del mío, como yo no quiero estar lejos del tuyo cachorro -pasa delicadamente su lengua por el contorno del hombro hasta a su cuello, provocando que el de ojos zafiros jadeara y se estremeciera involuntariamente- No niegues la atracción mutua que sentimos Noah…


No sabía lo que le estaba ocurriendo. Él solo quería huir de allí y alejarse lo más posible rubio, pero su cuerpo no respondía sus órdenes; de hecho, sentía la necesidad de restregarse contra Jonathan, como si fuera un animal en celo. Esto nunca le había sucedido con ningunas de sus parejas, era la primera vez que abrigaba tal necesidad, y eso lo empezaba asustar.


Reuniendo la poca voluntad que le quedaba, se da la vuelta, para mirarle directamente a los ojos verdosos.


- ¿Qué es lo que quieres de mi Jonathan?


- Lo que quiero… - le sujeta de las mejillas con sus ambas manos- Es poseerte ahora mismo -lo besa con una ardiente pasión y fiereza, que fue imposible para el peliblanco no responder con el mismo sentimiento.


Toda cordura y razonamiento que le quedaba se fueron al mismísimo infiero. Se dejó llevar por el instinto y la pasión que crecían en su interior como una llama ardiente que recorría todo su ser. Ni siquiera tomo la mínima importancia del cómo había llegado a un hotel. Al momento de darse cuenta de ese detalle, fue cuando sintió su cuerpo hundiese en una suave cama; siendo seguido por el rubio que se sitúa arriba suyo, apresándolo de tal forma que lo imposibilitaba en escapar.


Los dos se observaban con anhelante apasionamiento, acercando lentamente sus rostros como si fuesen unos imanes, hasta unirse en un delicado beso, que fue intensificado al pasar los segundos. Sus lenguas se entrelazaban entre sí, en un baile erótico y esquicito. Las manos de cada uno recorrían cada centímetro del cuerpo contrario, deleitándose con sus calores corporales que sobrepasaban sus prendas de vestir.


Jonathan, al no poder aguantar más las ansias de ver con sus propios ojos la figura desnuda del menor, le retira lentamente su camiseta color verde, dejándolo desnudo por la parte superior de su cuerpo. Contemplar con lujuria la hermosa vista que presenciaba.  El rostro sonrojado y con la respiración errática de Noah, además de su delgada cintura, los botones rosas que estaban ya duros por la excitación y el vientre plano que en él yacía un extraño tatuaje con forma de un sol que en su interior se encontraba una estrella como el pentagrama, hizo que su miembro se endureciera de inmediato.


La bestia de su interior se encontraba ansiosa por marcar como suyo a ese cuerpecito que te incitaba a pecar. Gritar a todo el mundo que al fin había encontrado a su alma gemela, y aunque su pareja sea un humano le importaba una mierda. Ya tendría tiempo para enseñarle a su pequeño sobre el mundo sobrenatural, por ahora se dedicaría a degustar cada centímetro de la blanca piel del menor


Y sin perder más el tiempo, dirige su boca hacia uno de los pezones, pasando su lengua alrededor de la aureola rosada, hasta capturarlo con su boca y succionarlo como si se tratase de un dulce manjar.


Decir, que no sintió ningún placer al apreciar esa lengua tan astuta en su pezón, estaría diciendo una gran mentira. Noah, ya no podía resistir aquellas sensaciones nuevas que experimentaba su cuerpo, bajo las atenciones que el rubio le brindaba, despertando completamente su miembro que ansiaba por ser atendido.


Una vocecita proveniente de su interior le rogaba repetidamente que se entregara de una vez a ese macho dominante, que lo sometiera bajo su dominio. Y es por esa razón que decidió; aunque sea una vez en su vida; escuchar obedientemente aquella vocecita. Después tendría tiempo para arrepentirse.


Con movimiento rápido y atrevido, Noah cambia de posición, quedando él arriba sentado en el bulto que se escondía a través de la tela de los pantalones del rubio.


- Te demoraste demasiado -se muerde provocativamente el labio inferior- Ahora me toca a mí tomar cartas en este asunto -ni tiempo le dio para que el otro le respondiera, cuando ya lo estaba besando y a su vez retirando apresuradamente la camiseta del mayor.


Las prendas de vestir poco a poco se fueron desapareciendo, quedando los dos desnudos y demasiados excitados, a tal punto que Noah descaradamente restregaba con su trasero el duro falo que se encontraba bajo suyo. Jonathan, por su parte, apretaba y masajeaba con sus grandes manos las nalgas, mientras gruñía por la fricción que sentía en su miembro.


No queriendo esperar más, recuesta al peliblanco nuevamente en la cama, posicionándose entre sus firmes piernas. Su mano, que se encontraba en la cadera, desciende lentamente pasando por un pequeño miembro que escurría pre-semen, hasta llegar a una suave abertura que ya se hallaba mojada con el lubricante natural del menor. Supuso que por ser un humano que podía albergar vida en su vientre, era normal que esa abertura que estuviera allí, en medio de su miembro y la entrada de su recto.


Con delicadeza tantea con sus dedos aquel canal del doncel, masajeándolo suavemente, sin profundizar, para así no alarmar al menor. Cuando creyó oportuno adentrarse a ese lugar, introdujo uno de sus dedos, percibiendo inmediatamente su estreches. Solo al hacer esa labor, supo que su pareja conservaba su pureza. Su pecho se llenó con un aire de gozo de solo pensar que sería el primero y único en profanar su cuerpo.


Por otra parte, el de cabellera blanca solo sentía placer y un poco de incomodidad; y eso lo desconcertó, ya que pensaba que le dolería. Según los comentarios de sus amigos, tener por primera vez relaciones sexuales dolía como un infierno, y es por esa razón que nunca las tuvo con algunas de sus parejas. Odiaba sentir dolor, pero ahora, en esa misma noche, bajo la luz de la luna, entregaría su cuerpo a un hombre que hace tan solo unas horas conocía. No pensaría en las consecuencias, eso lo dejaría para mañana, cuando toda esa magia se esfumará como un abrir y cerrar de ojos.


Cuando sintió una dureza presionar en su entrada, intento relajarse y preparase para recibir el miembro adentrarse en su interior. Alzó sus brazos a la altura del rubio para abrazarle y ocultar su rostro en su hombro.


- Tranquilo- besa su frente- No te hare daño, te lo prometo -le susurra con una voz tranquilizadora.


- Hazlo- musita entre jadeos.


Sin hacerse esperar, desliza su glande penetrando de una sola embestida la cavidad del menor, llegando a lo más profundo de su interior. Sentir la estreches y calidez de las paredes virginales que rodeaban su miembro, le estaban volviendo loco; su bestia pedía a gritos ser liberada para tomar como pareja a ese pequeño cachorro que se aferraba a su espalda como si su vida dependiese de ello.


Un movimiento de cadera fue necesario para que Jonathan perdiese su control y diera su primera estocada seguida por una y otras más, convirtiéndose en una danza frenética, donde solo importaba sentirse el uno con el otro.


El placer era demasiado, su cuerpo se movía al compás de las penetraciones. De su boca solo emergían sus gemidos y sus suplicas que pedía cada vez más profundo y más fuerte.


- Cachorro travieso, te daré todo lo que me estas pidiendo… así que prepárate -susurra cerca de su oído, y de un ágil movimiento cambia de posición, dejando de nueva cuenta al peliblanco arriba suyo.


La vista era erótica, ver a Noah que saltaba frenéticamente en su glande que se enterraba profundamente en su interior lo excitaba cada vez más. Unas de sus manos, masturbaba su miembro carente de vello púbico al mismo ritmo de sus penetraciones, mientras que, con la otra apretaba deliciosamente unos de sus botones. 


La liberación estaba pronta a llegar, y es por eso, que Jonathan abraza por la cintura al ojiazul, acercando su rostro a la unión del cuello y hombro de este, esperando el momento oportuno de marcar a Noah.


Tan solo bastaron unas cuantas estocadas para que alcanzaran el clímax, liberando sus esencias, uno manchando su vientre, y el contrario llenando el interior de aquella cavidad.


Noah se encontraba exhausto producto de tal acto de pasión. Sus ojos le empezaban a pesar, queriendo sumergirse al mundo de los sueños. Pero, cuando sintió un repentino dolor en la parte de su hombro, gritó, tornando repentinamente su vista nublada.


- Pero ¿qué…?  - pregunta desorbitado, sin poder terminar la oración cuando se desmaya en los brazos del rubio. Lo último que creyó escuchar fue un… Eres mío.


***


Al día siguiente, los rayos del sol pasaban por la ventana, llegando directamente a la cara del peliblanco, despertándolo poco a poco hasta abrir completamente sus ojos. Lo primero que le perturbó fue el encontrándose solo en una cama que no era la de él, en una habitación desconocida y además de estar desnudo.


Recorre con su mirada el lugar en donde se situaba, hasta detenerse en una puerta; que de ella se escuchaba ruidos como si alguien estuviese duchándose allí. Con un movimiento rápido se levanta, quejándose enseguida por un repentino dolor proveniente de su cadera. Así como el dolor que le invadió repentinamente, fueron seguidos los recuerdos que llegaron como un balde de agua fría, mojándole de cabeza a los pies y atrayéndole a su realidad. Y, por si fuera poco, un líquido blanquecino empezó a bajar por sus muslos.


Los colores de su rostro se hicieron notar, pero de inmediato recupero su compostura y aparto cualquier pensamiento innecesario de su mente. Lo importante en esos momentos era salir de ese lugar cueste lo que cueste.


Recogió todas sus pertenencias que se encontraban esparcidas por el piso, vistiéndose ágilmente. Cuando ya estuvo arreglado, se para al frente de la puerta del baño y que sin pensarlo dos veces lanza un hechizo hacia ella, encerrando por unas horas a la persona que yacía allí adentro, darle tiempo para huir.


“Adiós Jonathan… espero nunca volver a cruzar mi camino con el tuyo”


***


Había transcurrido solo una hora de haberse ido del departamento, y ya se encontraba un manojo de nervios. Ni siquiera sabía cómo le explicaría a su Abuela su ausencia toda la noche, además de cómo podría ocultar la mordida que yacía en su hombro. Se acababa de acostar con un hombre que en tan poco tiempo se le entregó como si fuese lo más normal del mundo.


Con temor ingresa a la residencia, encontrándola en un silencio perturbador. De repente, siente una suave y helada brisa pasar por al lado suyo, cerrando consigo la puerta.


- ¿Se puede saber en dónde estabas en toda la noche, mocoso? -le pregunta una voz femenina detrás de él.


De inmediato, se da la vuelta, quedando de frente a una mujer de cabello blanco como el suyo, de ojos color marrón y apariencia de una joven de treinta años, aunque en realidad, la femenina tenía unos sesenta años. Aquella mujer era nada más y nada menos que su Abuela llamada Miriam Stone.


-Estuve con-


- ¿Con James?


- Si con él -le responde sin atreverse a mirarle directamente a sus ojos.


- No mientas, porque le llame y me dijo que no estabas con él y que además ustedes habían terminado; así que ahora me dirás en donde estuviste.


-Bueno… estuve manejando por toda la ciudad hasta llegar a un hotel y dormir en él.


- Sabes Noah, siempre te has caracterizado por ser malo al mentir, y esta vez no será la excepción; pero si no quieres decirme, te comprendo y no te obligare. Tengo otros métodos de averiguar que estuviste haciendo toda la noche -sonríe arrogante.


 -Si te digo, sé que te enojaras y me dirás que soy un irresponsable, además de… - dejo de hablar cuando se dio cuenta que su abuela no le miraba precisamente a él, sino a la mordida que estaba en su hombro y parte del cuello.


- No puede ser… Mocoso ¡¿En qué problema te metiste?!


Noah la mira extrañado y asustado.


- ¡Esa marca pertenece a la de un cambia forma! ¡Aquella mordida representa que fuiste marcado como su pareja!

Notas finales:

¿Les gusto el capítulo? En el próximo tendrán explicaciones como por ejemplo el tatuaje que tiene Noah en su vientre y otras cosas. ¿Cual creen que fue la actitud de Jonathan al saber que su cachorro huyo? Nos vemos en el siguiente capítulo y espero que les haya gustado. Como siempre déjenme sus comentarios, se lo agradecería con todo mi corazón bye. 


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