Heart Abduction
La habitación húmeda y en penumbras contenía únicamente dos figuras, el silencio quebrado por sus respiraciones se había mantenido desde que el pecoso ganase conciencia nuevamente, de pie frente a él la figura de aquel alto chico vestido completamente de negro con gabardina y un sombrero de copa le miraba a través de unos googles de aviador que por la posición no permitían ver sus ojos siquiera pero la sonrisa torcida se adivinaba de alguna forma.
-Siempre te observaba…- Comenzó a hablar aquella figura con una voz extrañamente familiar.- desde pequeños siempre has sido el centro de mi mundo, quizá nunca lo notaste pero desde siempre fuiste lo más importante para mí. Todo mi universo daba vueltas en torno tuyo, desde el primer día en que te vi entre los callejones de nuestra infancia pude sonreír por primera vez de manera sincera al ver tu ceño fruncido y aquella posición agresiva dirigida a mí al tiempo que tus manos temblaban notablemente. Estabas herido pero aun así parecías dispuesto a luchar por tu vida hasta el final, eso me había hecho sonreír.
Bajo la mugre de tu cabello y las pecas de tu piel pude ver algo que hizo resonancia en lo más profundo de mí ser, alguien como yo, alguien roto.- el cariño con el que se relataba todo aquello resultaba inverosímil y la suave caricia a los sucios cabellos obscuros habían hecho al chico que apenas salía de su trance levantar la cabeza levemente.
-Claro que la forma en la que tú estabas roto y la mía eran completamente diferentes, aun así me aferre a la esperanza de que nuestros pedazos hechos trizas de alguna manera embonaran y aunque no podías siquiera ponerte en pie en aquel momento ese fuego en tu mirada me hizo detenerme en mi sitio por unos cuantos segundos antes de ignorar tus amenazas y cargarte en mi espalda como podía hasta mi escondite en aquel edificio en ruinas.
Después de curar tus heridas de manera precaria y de que descansaras un poco me dijiste que era un idiota por ayudar a alguien como tú, ahí sonreí por segunda ocasión y te burlaste de mi diciendo que era demasiado amable, no lo era, de haber sido alguien más jamás le hubiera ayudado, tu eres único, lograste despertar en mi ese sentimiento de querer cuidar de algo… de querer poseer algo como mío.- Aun en el estado abusado y semi inconciente del moreno aquella historia era terriblemente familiar, solo había una persona en el mundo que podía saber todo aquello. -Quería que lo fueras por tu voluntad pero no pudo ser así.
Cuando él apareció en tu vida intente no prestarle demasiada importancia.- La voz hasta el momento tranquila tembló ligeramente con el fervor del resentimiento y los celos.- solo otro niño más en el albergue donde vivías, otra rata a la cual la vieja inútil que te “cuidaba” podía sacar algo de dinero, cuando empezó a seguirte sin embargo no dude en invitarte a huir de aquel lugar de nuevo, sabía que mi refugio no era tan cómodo pero quizá era hora de usar algunos de nuestros fondos para un fin más personal y cercano, aquel sueño de huir del país después seguía en mi mente tanto como en la tuya pero el alejarte de ese mocoso me parecía más urgente eh importante, aun hoy me arrepiento de no haberte insistido más, quizá de haberte convencido a tiempo en este momento no tendríamos que pasar por esto Ace.
Él lo arruino todo, se fue colando cada vez más cerca de ti, más cerca de lo que yo alguna vez pude, gracias a su idiotez perdimos todos nuestros ahorros pero aun así lo seguiste prefiriendo a él, incluso el día del accidente estabas a su lado y no al mío, ya no podía seguir así, tome mi oportunidad y me marche pero no podía olvidarte. ¿Cómo podría haberte olvidado?
Te amo ¿Sabes? Es por eso que hago todo esto.-
Atado en aquella silla y con la mordaza puesta era imposible para el moreno responder a todo aquello que se le relataba se suponía que la única persona en el mundo que sabía todo aquello estaba muerta, los guantes que tocaron su rostro le habían hecho estremecer y a través del pasamontañas el pecoso había podido sentir el aliento caliente de su captor contra sus labios.- Nunca deje de amarte Ace, aun cuando tú me cambiaste por Luffy, pero está bien, sé que esta vez elegirás correctamente-
Aquel sujeto que tras el cristal de aquellos espejuelos le miraba desde hacía un buen rato no podía ser su hermano, jamás, Sabo jamás le haría aquello, los hematomas por todo su cuerpo y la sangre seca en el costado de su cabeza hablaban de todo el abuso que había tenido que sufrir en esos días tras el inesperado secuestro pero cuando aquel sujeto retirase la máscara y los googles de su rostro y le mostrase el rubio cabello y la blanca piel surcadas por quemaduras una chispa de reconocimiento se había colado en las facciones de su rostro, su mente aún se negaba pero en su pecho un candor que no sentía desde la infancia había comenzado a incendiarle, con el sombrero ajeno sobre su propia cabeza y la amable sonrisa prendida bajo esos fríos ojos su corazón había perdido el ritmo por un segundo.
-¿S-Sabo?- Cuando la mordaza le fuera arrancada de la boca bruscamente el moreno no había tenido tiempo a decir nada más que aquel nombre antes de ser atacado con un agresivo beso, la lengua del rubio se había colado de forma intrusiva entre mordiscos y succiones desesperadas y hambrientas, la saliva caliente era forzada en la boca del pelinegro casi ahogándole, un hilo de aquella escurriendo por la comisura de sus labios mientras las manos enguantadas le recorrían el cuello y el torso desnudo salvo por las cuerdas que lo mantenían atado en su lugar sin poder responder o defenderse así lo hubiera querido.
- Me alegra ver que aún me recuerdas, ¿Creías que te habías librado de mí en aquel incendio cariño?- Las palabras iban cargadas de resentimiento a pesar de la sonrisa que ahora podía ver perfectamente dibujada en aquel rostro atrozmente familiar del rubio.- Te extrañe bastante ¿Siquiera me extrañaste?-Aun sin la mordaza para el pecoso era imposible articular palabra, estaba demasiado abatido por el shock.- Siempre fuiste mío, deberías haberlo sabido y escogerme a mí, pero no te preocupes Ace, te perdono, sé que no fue culpa tuya el confundir el cariño que sentías por nuestro “hermanito”, si yo hubiera sido más claro contigo... -esa amable sonrisa se había torcido de manera siniestra, haciendo que un escalofrió recorriera por completo al pecoso.- Tampoco volveré a cometer el mismo error vida mía-
Colocando un suave beso en los labios de su hermano Sabo podía sentir como el cuerpo de aquel se tensaba y temblaba ligeramente por la emoción, la humedad de las lágrimas en su rostro no podían ser de otra cosa que no fuera alegría, era más que obvio que el moreno se alegraba de verlo a pesar de que por su estupidez eh imprudencia hubiera tenido que ser castigado un poco antes de que pudiera decirle todo aquello que ya le había dicho, Ace siempre había sido suyo y no habría tenido por que comenzar a salir con Luffy, sin importar que aquellos dos le creyesen muerto, aun en la muerte Ace le habría pertenecido y el rubio se aseguraría de dejárselo bien en claro en aquella ocasión.- Eres mío Ace, esta vez haré que lo entiendas.-
-Sabo… -el débil susurro provoco un agradable hormigueo en las manos del nombrado, normalmente no solía ensuciarse las manos pero por su adorado hermano bien podía hacer una pequeña excepción.
-¿Si mi vida? ¿Estás listo para hacer esa llamada?- Retiro aquellos guantes de piel antes de rosar nuevamente la piel del moreno con sus manos directamente, acariciando de forma embelesada la moldura de aquel delicioso cuerpo.
- Sabo por favor…- Una fuerte bofetada le había cortado en seco antes de que el otro le volviera a acariciar el rostro, cada parte del adolorido cuerpo del pecoso se sentía arder ante los roces de su hermano ¿Por qué era que Sabo le hacía aquello? ¿Cómo es que estaba ahí? ¿Por qué no les había buscado antes? Luffy y él habían estado tan tristes tras su desaparición, nunca se había encontrado el cuerpo pero las autoridades les habían hecho pensar lo peor y ahora ahí estaban, en esa situación, de alguna manera no podía culpar a su hermano, ellos se habían rendido y aceptado su muerte en lugar de buscarlo pero no entendía por qué el rubio se había ensañado con él de la manera como lo había hecho esos días y aun ahora parecía querer una cosa y solamente una, cualquier otra respuesta le ganaría un buen castigo ¿Qué había sucedido con el chico amable y educado que Ace había conocido antes?
-¿Estás listo para hacer esa llamada Ace?- La molestia en la voz del rubio era más que palpable y la seriedad en el antes sonriente rostro había hecho que el mayor solamente pudiera desviar la mirada antes de asentir suavemente, el cambio había sido terriblemente inmediato.- ¡Sabia que entenderías! Realmente todo será mejor así A.-
El rubio saco un pequeño aparato celular de su bolsillo y marco un número que había estado impaciente por llamar ya hacía varios días, colocando el auricular en la oreja del moreno y dejando que este escuchara el tono de llamada por un par de veces, debido al silencio de la habitación ambos podían escuchar aquel tono a la perfección.
-¿Aló?- La voz al otro lado del auricular sonaba joven y cansada, seguramente el pequeño la había pasado bastante mal en aquellos días.
-Luffy…- La voz del pecoso se quebró ligeramente.
-¡ACE!- La emoción y la preocupación en aquella joven voz le habían partido el corazón pero la mirada que le dedicase su hermano le había impedido de hacer cualquier estupidez, además de que ahora que sabía quién era el responsable de todo aquello de alguna manera guardaba la esperanza de poder salir de ese embrollo sin involucrar al otro moreno.
-Lamento haberte preocupado monito, estoy bien, pero demorare unos cuantos días más en volver a casa…- sostuvo la mirada del ojiazul por unos instantes mientras meditaba sus siguientes palabras.- Tengo una sorpresa para ti, pero no puedo decirte lo que es.- Sabo frunció los labios mientras escuchaba al pecoso hablar, aquello no era lo que le había pedido que dijera…- Te quiero hermanito.- Murmuro Ace, completamente consiente de las consecuencias que tendrían sus palabras en cuanto terminase esa llamada, el brillo asesino en la mirada de su hermano no iba disimulado por ninguna barrera o aditamento en aquella ocasión.
.
.
.
.
.
.
Continuara